Las vacaciones de verano habian terminado, pero 8 jovenes desafortunados no se veian tan felices por ello. Pues habian sido obligados a asistir a un campamento en medio de la nada. Todos por sus bajas calificaciones, en un intento de regularizar sus estudios.
Eran las 7:00 am del primer dia de las vacaciones y los chicos habian sido citados frente la escuela. El primero en llegar fue un timido japones. De piel palida y grandes ojos color chocolate. Su aspecto era pequeño y fragil, como si estuviera hecho de porcelana y con cualquier ligero toque fuera a romperse. Se asusto al ver que nadie se encontraba ahi, lo primero que se le ocurrio fue que quizas se habian ido sin el. Pero sus miedos se disiparon cuando un rubio de ojos esmeralda llego hasta donde se encontraba.
-Vaya, crei que seria el primero en llegar- el rubio le dijo al japones con un claro acento britanico, a lo que el pelinegro no supo como responder.
-Ahh...si- susurro algo timido, mientras el otro colocaba sus maletas en el piso y se sentaba en los escalones que daban a la entrada de la escuela.
-Asi que a ti tambien te arrastraron a esto- suspiro fastidiado mientras sacudia un poco su cabello dorado.
-Emmm.. si, asi es-
-¿Eres de primer año? No recuerdo averte visto antes- el ingles se mostro curioso, por las respuestas cortantes del japones.
-Si... solo que... he faltado mucho... quizas por eso nunca coincidimos- respondio rapidamente el pelinegro, con un poco de incomodidad por la mirada del ojiesmeralda.
-En ese caso, creo que lo conveniente seria presentarme. Mi nombre es Arthur Kirkland, de segundo año, pero puedes llamarme solamente Arthur ¿y tu eres?-
-Ki-kiku, Kiku Honda- el japones hizo una ligera reverencia.
-Un gusto en conocerte, Kiku- el rubio le sonrio amablemente mientras que Kiku se sonrojaba, algo torpe en entablar conversaciones -¿No estas cansado? Llevas todo el rato de pie-
-N-no, estoy bien-
-Vamos sientate, que no muerdo- el japones dudo unos momentos, pero al final accedio y se sento junto al britanico con timidez.
-No ha llegado nadie...-
-Si, la mayoria son unos desobligados- Kiku iba a responder pero en ese momento comenzo a toser.
-¿Estas bien?- el pelinegro asintio levemente pero el ataque de tos no ceso. Arthur lo miro preocupado, se quito su bufanda colocandola alrededor del cuello del japones, cubriendo su nariz y boca del aire frio de la mañana.
-Gra-gracias- susurro Kiku recuperando el aire.
-Es gracioso que en pleno verano haga tanto frio por las mañanas- el pelinegro asintio, mirando fijamente la bufanda azul con franjas rojas.
-Es calida- susurro para si
-¿Dijiste algo?-
-Ahh...ehhh...nada- respondio nervioso el japones y en ese momento un joven extraño de cabellos plateados camino hacia ellos. Tenia unos impresionantes ojos color purpura y una sonrisa amable en el rostro.
-Buenos dias- dijo con una voz dulce.
-Bu-buenos dias- respondio el timido japones, mientras que el ingles se quedaba en silencio. El joven misterioso se sento en los escalones, alejado de ellos, sin dejar de sonreir.
-Asi que ese ruso tambien estara aqui- le susurro el rubio a Kiku.
-¿Arthur-san, le conoce?- el ojiesmeralda asintio.
-Tu no has oido hablar de el porque faltaste mucho tiempo a la escuela, le llaman el demonio Ivan, su pasatiempo es atormentar a estudiantes de primer año, dicen que tiene amenazado al director para dejarlo llevar vodka a clases-
-No se ve que sea una mala persona-
-Todos piensan eso al principio, pero al conocerlo se entiende el refran "Nunca juzgues un libro por su portada"- el japones se quedo callado, al igual que el ingles. Se hizo un silencio un tanto incomodo y algo inquietante por la presencia de aquel ruso.
Despues de unos minutos de tranquilidad, en el que ninguno de los otros estudiantes que faltaba habia llegado, el britanico decidio romper el silencio, pero al voltear a ver al japones, este se encontraba con la cabeza baja, sumido en un profundo sueño. Arthur penso en despertarlo, pero lo mas seguro era que el chico hubiera pasado una mala noche. Tomo con cuidado su cabeza, haciendo que el pelinegro se recargara en su hombro. Imagino que de esa manera seria mas comodo para el japones y asi no despertaria con dolor de cuello. Kiku nisiquiera se dio cuenta de la accion, pues estaba profundamente dormido. Pero en ese momento un chico de origen asiatico llego gritando al contemplar la escena.
-¿Que rayos le estas haciendo a mi hermano menor? Arthur pervertido- al escuchar el grito Kiku desperto asustado y al darse cuenta en la situacion en la que se encontraba se separo sonrojado del ingles.
-L-lo siento Arthur-san- el britanico tambien estaba sonrojado, a causa de la acusacion del chino.
-Oye Yao, no malinterpretes las cosas- dijo desganado -Espera ¿eres hermano de Kiku? Crei que eras hijo unico-
-Si, es mi adorado hermanito menor, mi orgullo, y no permitire que un loco esquizofrenico como tu se le acerque- Yao abrazo posesivamente al japones, con mirada asesina al britanico.
-Yao-niichan, no digas esas cosas de Arthur-san, aparte en realidad somos primos- lo reprendio Kiku.
-Que cruel eres conmigo Kiku, aparte lo que digo es cierto, el loco se la pasa hablando solo en clases- el britanico desvio la mirada sonrojado y molesto.
-Aunque asi fuera no tienes que hablar mal de el Yao-niichan- Arthur miro sorprendido a Kiku, pero cuando le iba a agradecer cierto grito les distrajo.
-KIKUUUUUUUU~~ grito un chico de acento italiano, corriendo hacia el pelinegro. Pero a medio camino tropezo, cayendo de frente al piso. Todos se levantaron preocupados por el extraño chico, excepto el ruso, que reia malicioso al ver el hilo de sangre que salia de la nariz del italiano. Las lagrimas se apoderaron rapidamente del rostro del chico, mientra que los otros se quedaban inmoviles, sin saber que hacer ni como consolarlo, pues despues de todo, ninguno de ellos lo conocia.
El primero en reaccionar fue el japones, que saco rapidamente un pañuelo de su sueter y lo coloco en la nariz del recien llegado.
-¿Se encuentra bien?- pregunto preocupado, mientras el chico dejaba de llorar.
-Si, gracias Kiku ¿me recuerdas?- el japones lo miro algo preocupado, no tenia idea de quien fuera ese chico.
-Esto...-
-Wuaaaa!!! ¿en serio no me recuerdas?- nuevas lagrimas inundaron los ojos del italiano, mientras que el japones fruncia el seño intentando recordar.
-Eres... el chico al que se le desataron las agujetas- el italiano dejo de llorar y sonrio.
-Si, soy Feliciano Vargas, tu compañero de clases, al que ayudaste a abrochar las agujetas-
-Ya te recuerdo, lo lamento, pero con los dias que falte no te recordaba-
-Solo fuiste los primeros dias de clase, y ya no te volvi a ver- los ojos de Feliciano se pusieron llorosos.
-Lo siento pero eso fue por...- el japones se vio interrumpido por una risa escandalosa. Un chico de cabellos dorados y ojos azules llegaba ruidosamente.
-Ha llegado el heroe- grito emocionado mientras acomodaba sus anteojos. Todos levantaron la mirada sorprendidos, pero en cuanto lo vieron Arthur y Yao intercambiaron miradas de aburrimiento.
-Asi que tu tambien estaras aqui, Alfred- repuso desganado Arthur.
-Claro que si, mis notas fueron desastrosas- dijo con una sonrisa como si se tratara de algo realmente bueno.
-Tu nunca cambiaras- susurro el chino.
-Heee!! ¿que estas intentando insinuar?- Yao se preparo para enlistar los defectos del norteamericano, pero en ese momento llego un rubio con barba mal cortada.
-Alooooh mis amores, lamento la tardanza- iba vestido llamativamente, mientras sacudia sus cabellos engreidamente -lo siento, pero tarde en arreglar mi cabello, el cual necesita de un delicado tratamiento-
-Metrosexual- susurraron al unisono todos los presentes.
-Gaaaay~ canturrio con dulzura Ivan.
-¿Quien te crees para llamarme asi?- grito enojado el frances. Ivan abrio los ojos sorprendido, pero cuando Francis se dio cuenta de la persona que lo habia dicho se quedo inmovil, congelado. -el demonio Ivan- susurro con temor.
-¿demonio Ivan?- pregunto el ruso con una sonrisa tierna.
-Lo lamento, enserio lo lamento- el frances se escondio tras Alfred. El ruso se puso de pie, acercadose a Francis, curioso por el apodo que le habia dado.
-¿porque me llamas demonio Ivan?- preguntaba amablemente sin dejar de sonreir. Pero antes de que Ivan llegara a su objetivo un hombre ruidoso llego.
-Lo vez, el camion no se iria sin el grandioso Gilbert- gritaba a su acompañante, con una sonrisa triunfal.
-Hermano, son las 9:30, es demasiado tarde- susurraba un aleman desganado.
-¿Pero que dices? ¿que no la cita era a las 10?- todos se quedaron en silencio, al escuchar el comentario de aquel hombre de cabellos plateados y ojos rojos.
-el director nos cito a aqui a las 7 de la mañana, desde las 5 estuve intentando levantarte-
-Pero las 5 es demasiado temprano, como tutor del campamento necesito dormir los suficiente-
-Te levantaste hace 30 minutos- el aleman suspiro, sabia que a su hermano no podria ganarle.
-Calla Ludwing, tu hermano mayor siempre tiene la razon- decia mientras reia con soberbia, en eso contemplo a todos los presentes. -¿Ellos son los que estaran en el campamento?-
-Lo mas probable, sino ¿porque estarian en este lugar tan temprano?- pregunto ironicamente Ludwing.
-Escuchen mocosos, mi nombre es Gilbert y yo sere su tutor en el campamento, junto con el begete ese, pero no importa, deben obedecerme en todo lo que diga- el peliplata sonrio engreidamente, mientras todos lo miraban sorprendidos.
-Ludwing!!!- grito un italiano rompiendo el silencio, corriendo a abrazar al aleman.
-Ahh... hola Feliciano- dijo un poco apenado el rubio, revolviendo los cabellos del italiano.
En ese momento un viejo camion se acerco peligrosamente a la escuela por la calle, iba a mas de 90 para una calle en la que estaba marco 60 km/h, todos se quedaron inmoviles, al ver el camion acercandose hacia ellos, pero el viejo cacharro amarillo se detuvo justo enfrente, con una de las llantas delanteras sobre la banqueta. La puerta del autobus se abrio y lo primero que vieron fue a un hombre en pijama, de cabellos castaños, dormido sobre el volante. Despues de eso un hombre como de unos 35 años bajo tambaleandose del autobus, para despues vomitar junto la llanta. Ninguno de los estudiantes sabia como reaccionar. Hasta que el italiano grito alegre.
-ABUELO!!!!- Feliciano corrio a abrazar al hombre. Este levanto la mirada y corrio hacia el chico.
-Mi lindo Feliciano- grito mientras lo abrazaba.
-¿Abuelo porque vomitabas?-
-Bueno quizas fue por la borrachera de anoche- susurro -o por lo salvaje que maneja Heracles, o ambas- el hombre rio energeticamente.
-Ya era hora que llegaras begete- grito enojado el peliplateado de ojos rojizos.
-No me llames asi, Heracles no se levantaba, lo tuve que subir al camion a la fuerza- dijo señalando al hombre del volante -maldito griego-
-Da igual, ustedes mocosos, suban sus cosas al maletero, y metan su trasero al autobus, nos vamos al campamento- grito el prusiano energetico, mientras subia al camion sin mirar a los de atras.