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Riesgo por danyleo

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Notas del fanfic:

 

¡¡¡DEDICADO A MI LINDA MAMI!!!

Incluidas: Kimee, Karin y todos aquellos que disfruten de esta pareja.

 

Mami, eres un chico muy dulce, para mí eres perfecto porque te gusta el yaoi y te gusta Saint Seiya. Estoy tan feliz de ser tu hija. Espero que te guste este fic que me exprimió las ideas ¡Jajaja!

 

Iba muy cansado del trabajo. Ese enorme edificio en construcción le estaba absorbiendo la energía vital en cada ladrillo que ponían… Pero no podía quejarse demasiado porque gracias a que lo contrataron, recibía el suficiente dinero cada semana para pagar el hospital donde le daban el tratamiento a Alessandro, su único hermano menor.

 

El frío comenzaba a hacerse presente, y no podía tomar un taxi porque eso significaba un desperdicio de dinero, así que soportaría la media hora de camino por las calles frías y solitarias de la ciudad.

 

Si, su vida no era la mejor. Deseaba poder estar en un bar, con un trío de niñas lindas divirtiéndose, gastando en sí mismo ese dinero que ganaba trabajando como pretoriano… Pero la familia es primero.

 

Dobló en la esquina Ferrand, como siempre, y avanzó unos pasos, pero cuanto más se acercaba, logró ver una escena inusual. Era habitual ver por esa zona a prostitutas con clientes o pandillas fumando y bebiendo, pero aquello no entraba en ninguna de las categorías. Una linda chica era amenazada por unos vándalos.

 

No era su problema. Pero conforme iba distinguiendo las siluetas, se dio cuenta de que no podía ignorarlo simplemente. La chica se veía elegante aunque usara ropa para chico y en un segundo, sus miradas se cruzaron.

 

--¡No! ¡Suéltenme! ¡Si quieren dinero, se los daré pero no me toquen!

 

--Tienes una cara muy linda… No me hagas arruinarla con una fea cicatriz—El más alto de ellos le colocó una enorme navaja en la mejilla derecha—Mejor coopera… Queremos divertirnos…

 

--Ya les dije que no…

 

Por más que forcejeaba, eran demasiados.

 

--¡Suéltenla!—Se acercó y arrebató de un manotazo la navaja, para arrojarla detrás de una barda.

 

--¡No te metas!

 

Uno de ellos se acercó y quiso golpearlo, pero fue más listo y le ganó. Sin embargo, eran tres más y se le fueron encima… Aunque ninguno fue rival. ¡Bendita fuera la construcción que le dio habilidad y fuerza!

 

Lamentablemente el más alto, aprovechó todo el alboroto y le robó el sobre con el dinero, después huyó cobardemente. Manigoldo no se dio cuenta, ya que le preocupaba la cara asustada de la chica que no pudo ni moverse.

 

Unos cuantos moretones fue el resultado para el peliazul. Se acercó a la chica y le habló.

 

--¿Estás bien? ¿Te hicieron algo?

 

--N-no… Estoy bien--Llevaba un suéter en color café, de cuello alto y jeans azules, más una coleta alta—Gracias por haberme ayudado… Yo no sé cómo agradecerlo…

 

--Estarás bien si te vas a tu casa, yo te acompañaré a que tomes un taxi…

 

Lo ayudó a limpiarse y justo cuando lo vio de cerca, supo que era un chico.

 

--¿Eres un chico?—Su voz detonó el asombro.

 

--Eh… Creo que sí—Sonrió tímido--¿Por qué lo preguntas?—Al ver el rostro tan confundido lo supo—Ah… Ya veo, creíste que era una chica por mi rostro… Siempre me pasa. Me llamo Shion Sonozaki, mucho gusto ¿Cómo te llamas tú?

 

--¡¿Sonozaki?! ¡¿Como Grupo empresarial Sonozaki?!

 

--Si, mi padre es el presidente pero se va a retirar, así que yo comencé un entrenamiento para ser el sucesor—Hablaba con una sonrisa--¿Me conoces?

 

--¿Cómo no conocerte? La mitad de la ciudad es propiedad de GES… Además, salen en todos los noticieros, periódicos y son conocidos a nivel nacional.

 

--Vaya, ¿Eres algún socio de la familia?

 

--No, estoy trabajando en el nuevo edificio al sur de la ciudad, en la construcción.

 

--¿Construcción? ¿Cómo arquitecto o ingeniero? ¿Acaso salen tan tarde del trabajo?

 

--No, soy un obrero y es que pasé a cambiar mi cheque para ir al hospital y… No puede ser—Se registró la bolsa y no encontró el sobre--¡Ay no!—Comenzó a buscar en los alrededores y se fue caminando seguido del peliverde—Yo estaba seguro que traía… ¡Esos malditos bastardos!—Recordó el incidente--¡Maldición!—Soltó un puñetazo a la pared. La ira comenzaba a apoderarse de su cuerpo.

 

--¿Qué pasa? ¿Estás bien?

 

--Mi sobre no está.

 

--¿Cuál sobre? ¿Tu paga?

 

--Si, seguramente ese desgraciado aprovechó cuando golpeaba a los otros para robarme… ¡Demonios! ¡¿Qué voy a hacer ahora?!—Se recargó frustrado sobre la pared.

 

--Yo puedo ayudarte…--Le puso una mano en el hombro—Si necesitas dinero, ven conmigo… Te daré lo que necesites.

 

--No, eso no es necesario… Ya veré cómo lo consigo… Sólo debo ir y hablar en el hospital…--Su cabeza era un caos.

 

--Escucha, sería como un pago por ayudarme… O podría ofrecerte un trabajo de guardaespaldas. Incluso si quieres que sea como un préstamo, te haré cotización de pagarés… Pero por favor, déjame ayudarte.

 

La opción, en sí, no era mala. Pero, ese chico multi-extra-mega rico podría tener una segunda intención. Aunque arriesgaría todo, ya que el dinero era urgente para pagar el cuidado su hermano. Después de unos 3 pros y unos 22 contras, decidió aceptar la oferta.

 

--Lo haré porque lo necesito, pero te pagaré hasta el último centavo.

 

--Acompáñame a buscar un taxi para irnos.

 

Caminaron un par de calles para tomar un taxi que los llevara hasta la casa del pelilargo. Durante el trayecto, el pelicorto veía por la ventana hacia el exterior, hasta que se dio cuenta que el joven amo no le quitaba la vista de encima.

 

--¿Pasa algo?—Lo vio de frente.

 

--¡Eh! A-ah… No… Yo sólo veía… Veía…--Se puso muy nervioso que hasta se sonrojó por la penetrante mirada del otro—Los golpes de tu rostro… ¡Si, eso! Yo me preguntaba si dolían…

 

--Son más escandalosos de lo que parecen… En realidad, he recibido peores en la construcción y en muchas peleas, pero eso no interesa.

 

Al pobre taxista le resultaba algo cómica la situación: Dos chicos, uno pulcramente arreglado, lindo rostro, casi una chica y sentado de manera elegante como buen niño rico y el otro con ropa de obrero, de rasgos muy varoniles, con facha de pandillero y desgarbado en el asiento. Toda una pareja muy dispareja.

 

--No te preocupes… Yo haré que el médico te revise y te cure eso… Si no, te quedarán cicatrices.

 

--No es necesario, son pequeños rasguños… Deberías saber que las cicatrices son el orgullo de un hombre, pero claro, alguien como tú no tendrá nunca algo como esto.

 

--¿Qué quieres decir?—La plática se estaba poniendo algo intensa.

 

--Nada, pero eres un chico rico… Eso debe decirlo todo.

 

--¿Qué tiene que ver el que sea rico? No cambia el hecho de ser un hombre. Además el que no disfrute la violencia como tú, no significa que sea raro.

 

--¡Ja! ¿Disfrutar la violencia?—Eso sí que le causó gracia al peliazul.

 

--Si… Parecías feliz golpeando a esos tipos.

 

--¡Pero no los golpeé por gusto! ¡Estaba salvándote el culo a ti!—Le medio gritó. No era que disfrutara golpear a los pobres hombres pero logró descargar algo de tensión y no desaprovechó para liberar furia.

 

El otro no dijo nada. Se quedó viendo por la ventanilla en silencio. Manigoldo intuyó que se había molestado.

 

--Yo… Lo siento mucho… Es sólo que estoy un poco… Lo siento, Shion.

 

--…Está bien, no hay necesidad de disculparse. Estaba pensando en lo que dijiste y… Creo que tienes razón.

 

--¿Razón? ¿En qué?

 

--Que debería saber defenderme. Si fuera como tú de fuerte, no habría necesitado ayuda.

 

--¿Estás loco? Aunque supieras pelear, ellos eran más.

 

--Pero tú pudiste.

 

--Ni siquiera sé cómo rayos lo hice… Mira, sé que soné muy rudo pero no todo requiere golpes y demostrar hombría…

 

--¡Pero es verdad que parezco una chica! Si me volviera más masculino, no me atacarían tanto…

 

--Llegamos señores—Dijo el taxista.

 

--Ah, gracias—Ambos bajaron del carro y un hombre en traje y lentes se acercó hasta el peliverde.

 

--¡Joven amo! ¿Se puede saber qué significa esto?

 

--Tranquilo Shura… Yo les explicaré. ¿Puedes pagar el taxi? No traemos efectivo.

 

--Si señor.

 

El hombre pagó el taxi. Manigoldo lo observó: atractivo, traje negro, lentes pequeños y transparentes, parecía un secretario.

 

--No te preocupes por él. Es la mano derecha de la compañía, aunque también es nuestro mayordomo y mi niñera.

 

--Shion-sama, en este momento teníamos a mil agentes de élite buscándole por toda la ciudad… ¿Dónde está su celular? ¿Qué planeaba hacer cuando escapó? ¿Sabe que tan preocupado está su padre? ¿Qué hora cree que es? ¿Ya comió algo? ¿Volvió su asma? ¿Por qué su ropa está sucia? ¿Quién es este rufián?

 

--¡Oye, estirado! ¡¿A quién llamas rufián?!

 

--Tranquilo Shura… Déjame contestar una pregunta antes de hacerme otra—Se interpuso entre ambos—Primero que nada, mi celular se rompió, creo que deberías cancelar esa búsqueda, papá debe estar llorando sobre mi cama mientras abraza a Ringo, mi salud está bien, tengo hambre y él—Señaló al peliazul—No es un rufián, se llama… No me has dicho tu nombre.

 

--Manigoldo Albarrn.

 

--Bueno, ya lo escuchaste, es Manigoldo Albarrn y me ayudó allá afuera. Viene conmigo, así que llama a un médico y trae algo de comer y ropa limpia para ambos, vamos—Comenzó a caminar seguido del peliazul.

 

--Pero señorito…

 

--Es una orden, Shura.

 

Una enorme estructura de corte griego, parecía un templo antiguo muy hermoso. Todo en color blanco con sus pilares e iluminado. El portón se abrió automáticamente y comenzaron a caminar por el largo pasillo de concreto, seguidos por los escoltas del joven amo.

 

Shura iba detrás, hablando por comunicadores para detener el operativo de búsqueda, además de ordenar el pedido de Shion.

 

--¿Iremos caminando 500 metros para entrar?

 

--Son 150 metros. Pediría un carro, pero ese paranoico de Shura me daría un sermón de dos horas… La noche está linda, gocemos el trayecto… Hace mucho que no hago algo así.

 

--En verdad eres como un muñeco de ornato.

 

--Lo sé. Bueno, cuéntame algo de ti. Parece que me conoces así que yo quiero hacerlo.

 

Comenzaron una conversación sencilla y cuando se dieron cuenta, ya estaban frente a la entrada principal.

 

Un hombre mayor estaba ahí de pie, con un peluche en mano y con lágrimas. Al ver a Shion subir las escaleras, se le abalanzó de modo infantil.

 

--¡¡Shi-shi!! ¡¡Papá estaba muy preocupado por ti!! ¡¿Dónde estabas?! ¡¿Por qué te escapaste del chofer?!

 

--Papi… Ya estoy aquí y estoy bien… Así que ya no llores ¿De acuerdo? Mira, traje a alguien conmigo.

 

El señor soltó a su hijo para observar al otro tipo. Lo observó de pies a cabeza y le pareció el tipo perfecto para un matrimonio: Alto, atlético, bronceado, cabello corto, ojos penetrantes, porte muy masculino y con un aura digna de un noble. Su atuendo era bueno, aún con la sencillez: Pantalón de vestir color negro y camisa en el mismo color.

 

--¿Cómo se llama?

 

--Manigoldo Albarrn.

 

--Su nombre no me suena… Pero de todas formas, mucho gusto—Le tendió la mano—Gracias por ayudar a mi niño… Él es mi más preciado tesoro y no sé lo que haría sin él…--Los sollozos del hombre no paraban.

 

--Tranquilo señor Sonozaki, su niño está bien.

 

--En eso tienes razón… Gracias por traerlo a la casa… ¡Vamos adentro! Aquí hace frío y necesitamos que el doctor te revise.

 

Entraron seguidos del señor, Shura, los escoltas y la docena de sirvientas a disposición del pelilargo. Un doctor ya estaba preparado con un botiquín y curó los moretones del pelicorto, mientras el otro pedía algo para cenar. Comieron y les proporcionaron ropa limpia.

 

--¿No te darás una ducha?—Le preguntó el pelilargo a Manigoldo.

 

--Debo llegar pronto al hospital… Mi hermanito debe estar preocupado, ya es muy tarde.

 

--Oh, es verdad… El dinero que te prometí… Hablaremos ahora con mi padre y te llevaré hasta allá.

 

--¿No confías en mí?

 

--No es eso, quisiera conocer a tu hermanito… ¿Me llevarías?

 

--¡Shi-shi! ¡Ringo está secándose ya! ¿Vas a salir?

 

--Si papi, necesito hablar contigo… Manigoldo me ayudó de unos rufianes sucios que me quisieron lastimar y yo le estoy muy agradecido… Pero, uno de esos tontos le robó el dinero que ganó de su trabajo y lo necesita ¿Puedo disponer de efectivo?

 

--Claro, para mi bebé lo que quiera ¿De cuánto hablamos? ¿Diez millones estarán bien?

 

Al pelicorto se le movió el alma ¿DIEZ MILLONES? Iba a pagar la cuenta de cuidado, no a comprar el hospital.

 

--¿Está bien con eso?—Le preguntó el peliverde--¿Qué pasa? ¿No es aún suficiente?

 

--No, no, no… Lo que pasa es que es demasiado dinero… No necesito esa cantidad.

 

--¿Entonces cuánto?

 

--Son 3000 para esta semana.

 

--¿Sólo 3000? Está bien. Papi saldré por un rato, así que dile a Shura que prepare el carro.

 

--Pero Shion, ya es muy tarde…

 

--Por eso irá conmigo Shura. ¿O prefieres acompañarnos?

 

--Por supuesto.

 

El hombre fue a buscar a su secretario y los chicos regresaron a la sala. Shura llegó de inmediato a decirles que un auto estaba listo.

 

El pelicorto les indicó el lugar y el chofer los llevó de manera diligente. Aún así, no se salvaron del sermón de Shura, que el padre de Shion no interrumpió aunque le pareció aburrido.

 

Llegaron al hospital y el pelicorto no reparó en detenerse. Llegó a la caja, mientras Shion corría detrás de él, y Shura junto al señor Sonozaki los vigilaban.

 

--Buenas noches señorita, vengo a pagar la cuenta de la semana… Mi hermanito está en la habitación 406.

 

La recepcionista recibió el dinero de las manos de Shion y se quedó pensando en si serían algo esos dos.

 

Subieron hasta el quinto piso y fueron directo a la puerta 406. Entraron y vieron al hermanito de Manigoldo sentado en la cama, pero estaba acompañado de otro niño, y no sólo eso, se estaban besando.

 

--¡Alessandro!

 

Los niños se separaron asustados.

 

--¡Hermano!

 

--¿Qué estás haciendo?

 

--Creo que está claro—dijo Shion.

 

El pelicorto le dedicó una mirada recriminatoria.

 

--Vendré después Ale, perdón si te causo problemas—Le dijo el niño y salió del cuarto, no sin antes darle un beso.

 

--¿Quién es ese niño?

 

--Un amigo.

 

--¿Qué clase de amigo te besa?

 

--El amigo que se preocupa por visitarme diario y no dejarme solo, no como cierto hermano idiota que sólo viene a regañarme.

 

--Pues ese hermano idiota trabaja como esclavo para que tú estés sano.

 

--Lo que sea.

 

Ambos se comportaban de manera infantil. Shion comenzó a reírse porque jamás había presenciado una escena de ese tipo en su vida.

 

--Me alegro tanto de haberte acompañado…

 

--¿Quién es la chica sin pechos?—Dijo algo irritado el chico menor.

 

--¿Eh?—La ingenuidad de Shion le pareció asombrosa a Manigoldo--¿Es una broma?

 

--Plana y tarada… Por eso odio a las chicas… Ninguna jamás se igualará a mi gatito.

 

--Alessandro, es mejor que mantengas tu boca cerrada porque si no te daré una paliza.

 

--Tú y cuántos más perdedor…

 

--Mocoso…

 

Shion lo jaló de un brazo.

 

--La violencia no resuelve nada… Déjame intentarlo—Se acercó a la cama y se sentó a un lado del chico—Mi nombre es Shion y estoy aquí porque quería conocerte ¿Cómo te llamas tú?

 

--Alessandro, y estoy aquí porque padezco leucemia…

 

--Eso se oye mal… Pero supongo que te curarás, ¿Cierto?

 

--Llevo tres meses aquí, con operación y tratamiento… Aunque no sé cuando saldré…

 

--Bueno, yo sé que es muy difícil estar enfermo… ¿Te cuento un secreto? A mí siempre me tuvieron encerrado porque era muy enfermizo y me hacía daño casi todo, pero traté de aguantar los tratamientos y ahora que ya soy mayor, no me preocupo por cosas como esas… Así que te recomiendo que tú hagas lo mismo y te cures pronto, para que ya no debas estar en este aburrido lugar.

 

--Pero yo no quiero irme de aquí.

 

--¿Por qué?—Ese argumento sorprendió a todos los mayores.

 

--Es que Aioria está comenzando su tratamiento y si me voy, él se quedará solo… ¡No pienso permitir que me alejen de él!

 

--Ya veo—Consideró el pelilargo—Entonces, quieres retrasar lo más posible tu estancia aquí para no dejar a Aioria solito.

 

--Si.

 

--¡Mocoso malagradecido! ¡Yo trabajando como esclavo para pagar este hospital carísimo y que te cures lo antes posible y tú haciéndome gastar como si fuéramos millonarios!

 

Manigoldo estaba exaltado por todo y estaba tratando de descargar su ira contra su hermanito pero Shion no lo permitió y le pidió que saliera. Así que al final, el padre del pelilargo terminó simpatizando con el peliazul.

 

--Comprendo que haces lo que tú crees correcto porque amas algo… Pero tus decisiones están creando consecuencias que afectan a alguien más, así que creo que deberías reconsiderarlo ¿No te parece?

 

--Pero ¿Qué puedo hacer?

 

--Yo tengo una opción, y si tú estás de acuerdo conmigo, sería cuestión de convencer a tu hermano para que puedas seguir viendo a Aioria y él no tenga nada que reprocharte ¿Me ayudas?

 

El menor aceptó y llamaron a Manigoldo para plantearle la idea. El pelicorto se negó rotundamente.

 

--No voy a permitir que me mantengas, hablaré con el doctor para que me diga cuánto más necesita estar aquí mi hermano y reuniré el dinero y te pagaré.

 

--Pero hermano…

 

--Tú te callas Alessandro. Soy tu hermano mayor y soy quien toma las decisiones. Lo siento mucho Shion, aprecio lo que haces pero no aceptaré.

 

--Es que no me has entendido, no es que quiera mantenerte o algo por el estilo… Ya te había dicho que te ofrecía un trabajo como mi compañero y si aceptas, yo pagaré el tratamiento completo del niño, lo mandaré al colegio y tú serás trabajador de mi familia con un sueldo libre más comida, vivienda y todo lo necesario. Es como si te adoptáramos, me gustaría que aceptaras.

 

Lo discutieron un poco y el pelicorto terminó por aceptar, ya que el padre de Shion supo dónde trabajaba y al notar que su bebé deseaba algo pero ese plebeyo se oponía, amenazó con despedirlo de la construcción, hacer que no lo recibieran en ningún trabajo y su hermanito no fuera capaz de obtener acceso a un buen hospital… Con eso lo convencieron.

 

Alessandro se alegró, pero Manigoldo parecía recitente a esa decisión. Sin embargo no se quejó porque ese dinero le iba a ayudar mucho.

 

El pelicorto fue llevado a la mansión, su alquiler fue liquidado y se dio de baja en el proyecto de construcción. Shura sería su maestro, jefe y rival, pues era su deber mostrarle todo referente al joven amo de la casa, pero no le tenía confianza para dejarlos a solas pues ya había notado un extraño comportamiento de ambos.

 

En una ocasión, la prima hermana de Shion, Giselle, llegó para invitarlos a un desfile donde ella sería la modelo principal de una marca mundialmente conocida, y terminó en la habitación del peliverde poniéndole vestidos porque ninguno le gustaba. Manigoldo había ido a recibir órdenes del señor Sonozaki y regresó para llevar al joven amo a sus clases de piano; justo cuando entró, Shion tenía un vestido de estilo japonés en color negro. Su cabello estaba suelto y se veía más hermoso que la misma Giselle.

 

--Joven Shion…--Manigoldo se quedó sin habla--… La-lamento interrumpir, con permiso.

 

Cerró la puerta tras de él y se dejó caer en el suelo. ¡¿Por qué?! Su corazón había palpitado muy fuerte… Al ver vestido así a su patrón, las piernas le flaquearon y parecía quemarse por dentro. ¿Qué significaba eso?

 

Shion era una cereza. No podía con la sorpresa de verse visto así. Giselle estaba demasiado entretenida intentando averiguar quién era ese trabajador tan sexy, y le valió un soberano pepino el que su primito rompió el vestido.

 

--¡Dioses! ¡¿Qué haré?! É-él me vio… ¿Qué pensará? Seguramente le dará asco… ¡Y TODO POR TU ESTÚPIDA CULPA!

 

--¿Yo?

 

--¡SI! ¡TÚ! Porque me hiciste vestirme con este vestido y provocaste que pasara una de las vergüenzas más vergonzosas…--Shion se puso una playera y unos jeans—Giselle… En serio que no sé cómo explicarlo…

 

--Parece que alguien conoció el amor—Dijo burlona la chica—Además ¿Sabes que te oíste fatal al decir “vergüenza vergonzosa”?

 

--¡Ese no es el punto! Cielo santo… Shion, tranquilo… Respiremos… 1, 2, 3… Ya está. Debo ir a clase de piano, después paso por un libro, vengo a cenar y vamos a tu desfile—Se arrolló el cabello y caminó a la puerta—Nos vemos más tarde.

 

Manigoldo se levantó al escuchar unos pasos acercarse y fingió parecer normal. Shion abrió la puerta y ambos se quedaron callados.

 

--Siento haberle interrumpido…

 

--No te preocupes, y deja de tratarme como a un anciano.

 

--Es mi jefe, lo siento.

 

--Bueno, se me hace tarde. Vamos.

 

Cuando regresaron a la casa, al subir las escaleras de la entrada, Shion tuvo un percance. Su pie resbaló en una grada y casi se suicida, pero afortunadamente, los rápidos reflejos de Manigoldo lo impidieron. Quedaron de frente, con sus rostros muy pegados, a escasos centímetros de un beso, el cual no tardó en suceder.

 

Shion se dejó llevar por sus instintos y lo besó delicadamente, sólo rozando sus labios, pero el peliazul profundizó metiendo su lengua y sosteniéndolo firmemente de la cintura. El pelilargo atinó a imitarlo, porque no sabía qué hacer; sus brazos rodearon el cuello del mayor y comenzó a sentir que su temperatura aumentaba.

 

--Amo Shion, lo esperan en la… ¡Ejem!—Shura tosió fuerte para hacerse notar y los pobres casi terminan de caer.

 

--¡Shura!

 

--Se hace tarde… Suba a su cuarto de inmediato. Tú—Se fijó en Manigoldo—Ven conmigo.

 

El pelilargo se retiró todo sonrojado. Bajó a cenar y salió con su padre, pero pidió que los acompañara Shura. Manigoldo fue reprendido por el pelinegro pero aunque le dolió, prefirió no cruzarse con su amo.

 

Sin embargo, no podrían evitar la situación por mucho. Y eso fue lo que descubrieron cuando Shion se quedó a solas en la mansión con Manigoldo.

 

Shion se despertó casi a medio día; el colegio le había otorgado dos días libres y no pensaba desaprovecharlos. Se dio una ducha rápida y se arregló de manera cómoda. Bajó a desayunar y se encontró con la noticia de que su padre había ido de viaje a Suecia, así que estaría sin nadie más en la mansión que los criados.

 

Terminó de comer y salió al jardín a buscar algo qué hacer. Recorrió por media hora los pasillos pero decidió regresar o se broncearía de por vida.

 

Iba entrando a la cocina cuando encontró a la doncella encargada besándose de manera frenética con Manigoldo.

 

Sus ojos se abrieron de manera desmesurada. No podía creer lo que estaba pasando, apenas unos tres días antes lo había besado de una manera tan desconocida y maravillosa y ahora estaba ahí, intercambiando fluidos con esa mocosa estúpida que sólo era buena para hacer chismes y romper platos. Sus ojos se aguaron y salió corriendo hasta llegar a su habitación seguido por el pelicorto que se logró escapar de esa loca sanguijuela que se le había prendido a la boca cuando fue a buscar un pastelillo para llevarle a Shion.

 

 

Llegó a la cocina a escondidas del peliverde heredero, aprovechando que Shura se había ido por unas horas. Hablaría con Shion sobre el beso y todo lo que estaba sucediendo con él. Registró la nevera hasta encontrar lo que buscaba y justo cuando se dio la vuelta, esa estúpida de Hilda ya estaba encima de él.

 

--Me encantaste desde el primer día…--Fue lo único que dijo y comenzó a besarlo.

 

Justo ahí, apareció Shion.

 

 

--¡Shion! ¡Espera un segundo!—Corría lo más rápido por las infinitas escaleras hasta que se topó con la enorme puerta de la habitación del peliverde--¡Por favor, escúchame! ¡Tiraré la puerta si no me abres! ¡Shion!—Golpeaba furioso por entrar pero nadie le abría. Esperó por cinco segundos, para ver si el menor respondía y justo cuando creyó que daría una patada para abrir, se escuchó el ruido del seguro—Gracias al cielo… Por favor, escucha lo que tengo que decirte.

 

--No hay nada para escuchar. Es obvio que tú besas a quien se te pone enfrente, así sea un chico o una chica y está bien si te gusta hacerlo, pero quiero aclararte que a partir de ahora, no quiero verte a menos de 50 metros de mí. Mantendrás tu empleo y tu salario más la ayuda para tu hermanito, pero no te me vuelvas a acercar o haré que te encierren en el mismo infierno… ¿Quedó claro?

 

--Eres un niño mimado…

 

--Y tú el sirviente, así que no cuestionas mis decisiones. Por favor, déjame solo.

 

--¿Te das cuenta que no es lo que tú quieres en realidad? Tu voz está temblando… ¿Acaso estás muy celoso de la mocosa?

 

--¡P-por supuesto que no! ¡Estás inventando cosas!—Se alejó nervioso hacia su balcón--¿Cómo estaría celoso de Hilda? Somos muy distintos…

 

El pelicorto se acercó sigiloso hasta detrás suyo y lo abrazó. Ni siquiera supo la razón para hacer eso pero lo hizo. El aroma a bebé que despedía el cuerpo del menor era hipnótico.

 

--Quizás no te den celos de ella, pero yo tenía la firme esperanza de que sí… Además, desde que te besé, me han carcomido las ansias de repetir la experiencia.

 

--No podemos hacerlo…

 

--¿Por qué?

 

--Ni siquiera sabemos si es algo verdadero lo que estamos sintiendo… Tú puedes asegurarme muchas cosas pero es muy distinto decirlo que hacerlo. Yo ni siquiera sé qué sentir con respecto a ti…

 

--¿Sientes como si te quemara el pecho cuando me acerco? ¿Te dolió el corazón cuando me viste besando a la cocinera? ¿Tu boca se derritió cuando nos besamos?

 

El sonrojo de Shion se multiplicó infinitamente. ¿Qué tanto sabía ese hombre? Las cosas que le preguntó habían sucedido de manera idéntica, pero no sabía por qué se lo decía.

 

--Si has sentido eso… Deberías saber que estás enamorado. Yo también lo sentí y me gustó mucho…

 

Lo tomó de los hombros y le dio la vuelta para quedar de frente. Las mejillas sonrosadas de Shion parecían contrastar perfectas con su piel de porcelana.

 

No resistió más y lo besó. Lentamente, disfrutando el tacto de sus labios tan apetecibles.

 

Una mano se deslizó hasta la cintura del joven amo. Lo acercó hasta estar pegado a su cuerpo y se percató que eran perfectamente compatibles. El beso duró unos cuantos segundos más y luego Manigoldo intentó llegar al siguiente nivel.

 

Con delicadeza, y sin dejar de besarlo, comenzó a desabrochar la delgada camisa que se había puesto el peliverde. La retiró despacio y desabrochó sus pantalones. Shion no podía hacer nada, respondía al beso tan rápido como podía pero cuando su ropa cayó, la razón se esfumó por completo. Sus brazos se movieron de manera inconsciente y terminó rodeando el cuello del pelicorto. El tacto masculino de su compañero era embriagador, así que se dejó dominar y al sentir unas manos deslizarse dentro de su bóxer [De borreguitos] sus piernas flaquearon y fue llevado a la amplia cama.

 

Las caricias suaves sobre su cuerpo continuaron, ya que el peliazul estaba maravillado con esa piel y su estructura ósea; si no fuera por la entrepierna, Shion podría ser fácilmente confundido con una chica… El vestido japonés y su primer encuentro llegaron a su mente… Su cintura era muy fina y sus caderas eran amplias, tenía un abdomen muy femenino y hombros pequeños, además de buenas piernas y rostro angelical.

 

Recorrió el dulce cuello, dejando chupetones por todos lados. Prosiguió con el pecho y tomó ambos pezones para jugar un poco. Bajó al vientre y por último se detuvo en la entrepierna, la cual fue explorada y satisfecha por completo; a pesar de que Shion casi llora por el placer. Sin embargo, el heredero quiso retribuirle el favor y aún con su inexperiencia se esmeró en estimularlo y probar su masculinidad.

 

La escena era demasiada erótica: Shion con ojos llorosos, mejillas sonrojadas, su cuerpo perlado de sudor y labios hinchados, saboreando su pene.

 

El peliazul casi llega al orgasmo con sólo mirar. Por eso, retiró al menor de ahí y lo puso en cuatro para comenzar a jugar con su entrada. Los gemidos y jadeos de Shion no se hicieron esperar.

 

--Nnhh… Nooo…

 

Un dedo travieso se introdujo en su cuerpo, causando un quejido, pero cuando el placer se hizo presente, el segundo entró mucho más fácil y el tercero terminó de estimular. Manigoldo no lo soportó más y lubricó su miembro para introducirlo en el cuerpo del amo.

 

Ambos gimieron con la sensación. Los movimientos fueron lentos y acompasados al principio, pero luego con la confianza se volvieron rápidos y rudos. Manigoldo no podía controlar sus caderas, ese interior lo volvía tan loco que no sintió nada más que placer puro. Shion estaba siendo penetrado de manera furtiva por su compañero y lo estaba disfrutando demasiado…

 

La sensación de que su cuerpo se iba a romper lo inundaba, pero quería más, mucho más y se lo hizo saber al otro moviendo sus caderas de manera desesperada para lograr que fuera más profundo y sintiera mucho más. Su próstata comenzó a ser golpeada de lleno y los gritos escaparon de manera involuntaria de su garganta. Afortunadamente el pelicorto se compadeció de él, en medio de todo y comenzó a masturbarlo de manera acoplada, además se acercó a sus labios y comenzaron un beso largo y profundo que sólo se interrumpió por jadeos y luego por el orgasmo que hizo contorsionar el cuerpo del joven amo.

 

--¡¡Aaaahhhh!!

 

El aire caliente que ambos despedían se mezcló con el olor del sudor y el semen, logrando que ambos cayeran en un profundo sueño sobre las sábanas.

 

 

El señor Sonozaki llegó temprano para poder desayunar con su pequeño primogénito. Un día sin él y se desesperaba.

 

El doncel de Shion lo salió a recibir y eso le pareció raro, pero se dijo que quizás su bebé aún dormía.

 

Subió las escaleras y fue directo al cuarto del joven para despertarlo y darle su beso de buen día como siempre. Sin embargo, cuál fue la sorpresa de su vida al encontrar a su nuevo empleado ahí, abrazando a su niño dorado y este con una sonrisa de felicidad jamás vista…

 

Eso fue lo único que notó.

 

 Pesar de todo lo que regañó, maldijo y sermoneó Shura, el hombre permitió que Shion permaneciera al lado de Manigoldo.

 

Shion reprendió a Shura, porque ambos eran sabedores que su mayordomo le estaba dando “servicios” al doncel.

 

Ambos pasaron juntos el resto de la semana, buscando un empleo digno del futuro esposo de Shion Sonozaki; y no fue difícil encontrarlo ya que sus estudios y habilidades fueron bien apreciados en una compañía tabacalera.

 

Después de unos días fueron a hablar con el pequeño Alessandro. Lo encontraron cuidando a Aioria después de una operación de la médula. Le explicaron la situación y el pequeño se alegró de que ya pudiera no renunciar a su novio y se sorprendió que su cuñado fuera doncel de su otro cuñado (Aioros era doncel de Shion).

 

Todo es mejor en familia.

 

Tiempo después, ambos niños salieron del hospital y regresaron a la escuela. Manigoldo terminó sus estudios y se convirtió en presidente de la compañía; Shion se dedicó a la empresa de su padre y luego preparó a Alessandro para ser el siguiente en la dinastía.

 

El peliverde habló con su padre y consiguieron casarse con Manigoldo en la ciudad del amor: París.

 

Tuvieron una larga luna de miel, junto con Alessandro y Aioria, donde disfrutaron de todo lo maravilloso de su relación.

 

 

Un día, Shion observaba con nostalgia su álbum de bodas. En todas las fotos salía su padre llorando y eso le parecía gracioso ahora, aunque no en un principio; Todas esas fotografías eran especiales… Porque le recordaban lo que había obtenido gracias a que tomó el riesgo de enamorarse.

Notas finales:

 

¡¡Aquí Necoco Sonozaki!!

 

Ehm… No sabía qué hacer porque últimamente las ideas no llegan a mi cabeza. Sé que “Fotografía” ya debería estar terminado, pero mi PC tomó virus y no he podido hacer algo al respecto. No salió en sí como quería en un principio pero se deja ver la idea de un romance lujurioso con un lemon basado en mangas de Kou Fujisaki, Yuu Moegi y la ayuda de la imaginación propia con ideas de “alguien” haciendo cositas H con otro “alguien”.

             

Quise poner a Shion súper violable. Ese atuendo al principio me lo imaginé viendo a un chico lindo en la calle, cuando pasé por una secundaria (Así o más pervertida). Ringo es un peluche en forma de manzana que su padre le regaló cuando era niño. Su padre es el típico empresario con corazón blando que sale en los mangas, además su cabello ya es canoso, pero eso no impide que sea romántico y otaku; así que Shion se parece más a su madre.

 

Manigoldo aparece como el prototipo de chico malo por fuera, pero con un gran corazón. Siempre se ven tan compatibles, que me hicieron cambiar de pareja a Shion, pues era de las que prefiere a Dohko.

 

Perdonen la jalada de “Todo es mejor en familia”. Es parte de un comercial y creo que la mayoría de los mexicanos lo conoce.

 

Los finales me están quedando como una moraleja o algo así ¬¬U. Esto no me gusta, trataré de arreglarlo, ya que me dí cuenta que tienen un formato parecido a los fics de mi autora e inspiración: Zion no Bara. No es que le esté plagiando algo, pero si sigo con esto, conseguiré una reprimenda de magnitudes dimensionales… En serio.

 

Bye-bee~!!!


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