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Fallen Heart. por Reiko-chan

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Notas del fanfic:

Hola a todos~! De nuevo, otro fic perteneciente a la serie de "Forgotten...". Y, como siempre, me toca daros unas cuantas explicaciones sobre él. Pero antes que nada, lo típico: "los personajes de FF y KH no me pertenecen, sólo los tomo prestados." Ahora sí, onegai, presten atención:

  • Este fic comienza en primera persona, narrado desde el punto de vista de un joven Cloud de 19 años, que empieza contando toda su infancia desde niño para explicar el por qué de su depresión. Más a adelante, por mucho que él lo niegue, se le verá salir de ella, pero no sin dificultades. Y bueno, sigo que comienza, porque a lo mejor me paso a tercera persona a partir de capítulo 3, ya veremos... ¬¬
  • las advertencias y las categorías: se refieren a tooooodo el fic. no por capitulos, de eso os iré advirtiendo en las notas de cada uno. por ejemplo, está el género humor. pero el primer capitulo no es de humor. hay partes en que te ríes, pero en general, es drama. igualmente, las advertencias las pondré según aparezcan. ^^
  • el fic está dentro del universo de RAW, como yo lo llamo. vamos, la serie de "Forgotten...". Como tal, esta vez Cloud es el narrador, y se encarga de contarnos sucesos anteriores a RAW. recuerdos comunes a toda la familia, y otros suyos propios. ^^ es como un RAW pero de Cloud en vez de Rox. Y sí, podéis consederarlo precuela de RAW. igualmente, cosas que no se vean, o quiera contar más detalladamente, irán a Bonds.
  • el fic puede leerse por si solo. me explico, como pertenece a una serie, todos los fics de ésta se complementan. para meterse del todo en el universo este, se recomienda leerlos todos, pero si no queréis, el fic se entiende por sí solo.
  • al igual que en todos los fics de la serie, hay relaciones heterosexuales, homo yaoi (of course) y homo yuri. espero que no os moleste, pero lo estoy haciendo de forma que parezca una historia real. obviamente, las relaciones detalladas seran las yaoi y yuri. ^^


Nada más, para alguna duda del fic o de la serie, consulten a la autora, osea a mí. *reverencia* gracias por su atención y... disfruten. ;)

 

 

Notas del capitulo:

bueno, comienza el capi. advertiros sólo de que este es un capitulo algo lioso respecto a las edades de los personajes. Cloud recuerda toooooooodo lo ocurrido antes de su estado depresivo. >.< yo misma tuve que hacerme un documento de Excel para organizarme... ^^U si quereis, para el proximo capitulo os adjunto la imagen de esa tabla! xD

bueno, recomendaros para este fic que escucheis en modo repeticion la siguiente musica: el tema de Cloud de FF7 http://www.youtube.com/watch?v=D_oS8zsO2nU&feature=related cargadla antes de leer, y cuando este cargada, le dais y a leer se ha dicho. es la musica que me ha ayudado a mí a completar el capitulo, me gusta mucho, y creo que pega bastante.

Bueno, nada más, ninguna advertencia aqui, solo se nombra algo de chan y lemon... y hay una muerte de personaje, pero se nombra solo. Oops... y lenguaje malsonante. gomen.

Espero que os guste, oki?? nos vemos al final, cuando caiga el telón. ^^

 

En el momento en que todo en lo que creías se derrumba… en el momento en que todo lo que has hecho por aquellos a los que amas se ve arrasado como un bosque pasto del fuego… es el momento en que todo por lo que alguna vez estuviste orgulloso es destrozado. Tu orgullo… esa fuerza que te impulsaba a actuar, tanto por ti mismo como por los demás… se rompe como si de un jarrón de porcelana china se tratase. Es cuando te das cuenta… que todo lo que hiciste no vale para nada. Que tú mismo no vales nada. Nada en absoluto, eres un cero a la izquierda, una sombra en la que nadie rapara salvo para sus propios beneficios. No eres… nada. Y como tal… dejarás de ser quien eras… para convertirte en un mero cuerpo movido por su nombre. Ya que tú… nadie… no podrás manejarlo.

Me llamo Cloud Strife. Soy un chico de 19 años… y esta es mi historia. Acompañadme en ella, si queréis saber… cómo terminé en este estado… y si lograré salir de él.

1# MEMORÁNDUM.

Todo empezó hace muchos años, cuando yo era pequeño, y empezaba a tener conciencia de mí mismo y de los demás. Mi blanca memoria se dedicaba a “escanear y archivar” todo aquello que se posaba delante de sus narices, y mis felices 3 años de edad solamente eran eso… un número. No tenía preocupaciones de nada… hasta entonces.

Mi hermanita Lightning sólo contaba con un añito, cuando nuestro padre y mi tío, se esforzaban en sacar adelante una empresa juntos. ¿Qué hacían? Yo no lo sabía. Lo único que distinguía era que estaban felices, siempre juntos, trabajando, por lo visto, en algo que adoraban. Mi madre… nuestra madre también estaba con ellos.

-          ¿Sabes, Cloud? Algún día conocerás a alguien muy especial para ti.-me decía ella-. Yo conocí a tu padre en la empresa. ¡Quien me lo iba a decir, que mi mejor amigo tuviera un hermano tan guapo! Así que, recuerda, pequeño. Ahora no le darás importancia… pero de mayor lo harás. El verdadero amor… aparece cuando y donde menos te lo esperas.

Éramos muy felices. Mi padre y mi tío tenían casas prácticamente pegadas, así que estaba muy bien para mi hermana y para mí, ya que paseábamos de un lado a otro sin vigilancia alguna, lo que nos hacía sentir… poderosos.

Por mi parte, en una de mis salidas a un parque del barrio, conocí a un muchacho de pelo azabache y ojos azules llamado Zack, de la forma más curiosa del mundo. Iba yo, tan tranquilo, jugando al escondite con otros chicos, cuando me escondí entre unos arbustos y me alejé demasiado. Al rato de esperar, me cansé y salí y eché a caminar. Y de repente, me cayó Zack encima. Sí, literalmente. Había un terraplén a mi izquierda y cayó rodando por él hasta aterrizar sobre mí. Estaba lleno de heridas, pero se preocupaba más por mí que por él. Al fin y al cabo, era mayor que yo por cuatro años… y desde ese día, nos veíamos prácticamente a diario.

Todos éramos felices esos días. Lo que yo no sabía… era que esa estampa podía romperse en cualquier momento, deshacerse cuan seda al tirar de un hilo. Era tan frágil… que apenas duró unos cuatro años.

En ese tiempo, yo tenía 7 años. Había empezado el colegio “de mayores” y ya no era tan divertido pulular solo por la casa cuando necesitaba ayuda de un adulto para hacer ejercicios de sumas y restas, y practicar la lectura. Mi hermanita me miraba, con cara divertida. A sus 5 añitos, con lo bola que era antes, se había convertido en una muchachita de pelo rosa pálido en el que… curiosamente destacaban unas antenas muy similares a las que llevaba yo. La diferencia es que yo era rubio, mucho, y llevaba el pelo recogido en una coletilla atrás. Ella quería seguir mi ejemplo, pero aun no le daba, y se lo colocaba para un lado.

El caso… es que ese año, ocurrieron dos grandes eventos de enorme importancia para nuestro futuro: el primero, fue que nuestros tíos tuvieron dos hijos, mellizos, a los que llamaron Sora y Roxas. El segundo… y no tan bueno… fue que la empresa de la familia cayó en crisis.

-          Hay que hacer algo, estamos en números rojos, hermano, esto pinta mal.

-          ¿y qué quieres que le haga yo? No puedo plantar dinero y esperar a que crezca.

-          Hey, que yo no te he regañado, contrólate un poco.

-          ¿Qué me controle? Soy yo el que maneja todo esto del dinero, ¿acaso haces tú algo para evitar esto?

-          Bueno… chicos… ya vale… estáis asustando al niño.

Mi tía, que estaba metida en todo aquello, fue la única en darse cuenta de que mi padre y su hermano discutían delante de mí, cuando yo había bajado un momento al salón para preguntar una duda de mis deberes. Jamás olvidaré las miradas que se echaban… nadie hubiera dicho… que eran familia, entonces.

El tiempo pasó. La familia se distanciaba cada vez más, aunque ellos, los “mayores” ni se daban cuenta de ello. Mi tía no era capaz de hacerse cargo ella sola con los mellizos y además estar trabajando, así que como mi madre había decidido traerse el trabajo a casa, le dijo que le dejara a ella a los enanos durante el día. Y muchas veces… hasta por la noche. La verdad… madre se ganó el cielo ese año. Estuvo cuidando de todos nosotros, además que teníamos una hermanita más, Serah, que nació en medio de todo aquel barullo.

Sin embargo, nosotros, pequeños e inocentes, apenas recaíamos en el verdadero problema de todo aquello. La situación a nosotros nos favorecía, ya que estábamos siempre juntos, los cinco, nos cuidábamos entre nosotros y nos enseñábamos lo que cada uno sabía. Los mellizos pronto empezaron a mostrar diferencias entre sí. Tenían apenas dos años, cuando Roxas claramente se decantaba por mí, me perseguía, no me dejaba tranquilo… y Sora hacía lo propio con Light, que tenía menos paciencia y más de un grito al pobre le pegó. Asimismo, tenían una cosa en común: pasión por la bebita, que se fue desarrollando conforme pasaba el tiempo.

Yo, que había perdido algo el contacto con mi amigo del parque, me reencontré con Zack en colegio. Él estaba a punto de pasar al instituto. Se quejaba mucho por no sé qué pruebas de acceso que más tarde arruinarían mi vida, y yo me metía mucho con él. El caso es, que sin darme cuenta, acabé confiando en él como en nadie, y le contaba mis problemas con este caos. Él nunca me decía nada, sólo escuchaba con atención… supongo que por miedo a meter la pata. Luego me daba un abrazo que me aplastaba y se quedaba a gusto.

La situación parecía haberse estabilizado del todo cuando pasé yo al instituto con once años. Era agobiante. La prueba de acceso resultó ser… como un permiso al instituto para la explotación de tus habilidades. Y en qué momento descubrieron… que cuando me sometían a estrés y me “cargaba” de energía negativa trabajaba el triple o más. Y lo que es peor: Trabajaba para una calificación de matrícula.

Ese añito fue uno de los más turbulentos. Y el año en que más trabajé… hasta ahora. Supongo que con lo que me ha pasado no voy a parar quieto…. En fin. Ese año las desgracias se sucedieron una por una. Si no hubiera sido por Zack… no sé qué hubiera sido de mí. Es más, no sé qué será de mí ahora… bueno. Al caso.

Los sucesos empezaron, curiosamente, con uno feliz. Yo volvía a casa acompañado de mi amigo. Yo me sentía mal… muy mal… con un agobio que no me cabía en el pecho, y Zack acabó cargándome a su espalda para llevarme allí. Él estaba alegre. Mucho. Ese año, el que más feliz le vi hasta el momento, ya que como estábamos los dos en el instituto podía verme todos los días sin prisa. Sin embargo, ese día estaba muy raro… aunque yo, en el estado en que me encontraba ni me di cuenta.

Al volver a casa, mis primos jugaban en el jardín con Serah, y Light no estaba. Apareció al minuto, para darme un susto por la espalda. Estuvimos hablando, y al rato llamaron al timbre. Era Zack. Entró, diciendo que me tenía que contar algo importante que se le había olvidado, y subimos a mi habitación. Y allí… se me declaró. Me dejó a cuadros. Me dijo que era lo más importante para él, que no podía vivir sin mí… y me besó. Yo me quedé… sin saber qué hacer o decir. A ver, tenía justificación, que él tuviera quince años no significaba que los tuviera yo. Yo era un crío aún… once años… pero había una cosa que sí entendí en todo aquello. Y era que yo le correspondía.

Desde ese día, Zack y yo empezamos a salir en secreto, ya que a saber qué dirían los demás si se enteraran. O qué le harían a Zack por “pervertir” a un niño. Obviamente, mi hermana se enteró a la primera. Nada más verme. Respecto a los mellizos… aunque tuvieran cuatro años, eran avispados. Sobre todo Roxas, que un día me sorprendió con una maraña de preguntas en plan: “¡Clooooooooooud…! ¿por qué cuando estás con Zack en la habitación cierras la puertaaaa…? ¿cómo es que pasáis tanto tiempo juntoooos…? ¡Clooooooooud…! ¿los amigos muy cercanos…?” etc, etc. Y estoy seguro de que según creció se enteró por sí mismo de todo esto, y Sora con él.

Y ahora… vienen las desgracias.

Una tarde que los mellizos se habían ido a jugar al futbol al parque con Light y un chico que conocieron allí llamado Snow que le traía siempre chucherías a Serah, yo volvía de la biblioteca, agotado… y me encontré con el siguiente panorama: mi padre y mi madre discutían a voces. Mi madre creo que hasta le tiró un jarrón a la cabeza. Yo me escondí en la cocina, pero escuchaba todo. No le di importancia, ya que se peleaban mucho últimamente, pero cuando mis tíos irrumpieron en la casa también llevados por la histeria, empecé a asustarme. Me asomé. Mi tía intentaba calmar a mi madre, pero ésta la apartó de un manotazo y siguió gritándole a mi padre, al que sujetaba mi tío por la espalda. Mi padre… estaba rojo de furia. Nunca lo había visto así. Al final, una cosa llevó a la otra y acabaron discutiendo todos con  todos. Y justo en ese momento… llegó mi hermana con los mellizos. El peor momento, justo cuando mi madre le gritaba a mi padre:

-          ¡¡¡AHÍ TE QUEDAS, SE ACABÓ!!! ¡¡NO PIENSO PASAR NI UN MINUTO MÁS EN ESTA CASA CONTIGO!!

Y al ver a Light con Serah en brazos en la puerta de la entrada, con cara de confusión y miedo, con los mellizos uno a cada lado de ella, agarrados a sus piernas, temblando… mi madre terminó diciendo:

-          Y a mis hijas… ¡¡NO VOLVERÁS A VERLAS!!

En ese momento, todo pasó muy deprisa. Mis tíos intentaron calmar a mi madre, que se revolvía entre ellos. Mi hermana recayó en mi presencia y me miró, asustada. Todos los pequeños vinieron conmigo, cogí a Roxas en brazos, que parecía entenderlo todo a la perfección, y me acuclillé en el suelo para cubrir a Sora con el brazo libre, mirando a Lightning sin saber qué hacer. En mi cabeza mil soluciones empezaron a brotar, trazando un plan para mantener a mis hermanas a mi lado, pero padre terminó por rematar la situación:

-          ¡¿AH, SÍ?! ¡¡CÓMO QUE VAS A PODER APAÑÁRTELAS SIN MÍ!! ¡¡LÁRGATE SI QUIERES!! ¡¡¡Y NO VUELVAS!!! ¡¡NO NECESITO PARA NADA A ESAS CHIQUILLAS, DOS BOCAS MENOS A LAS QUE ALIMENTAR!!

Al escuchar aquello, todos nos quedamos estáticos, petrificados. Serah empezó a llorar por los gritos y los ojos de Light se endurecieron de repente, llenándose de lágrimas que no caían. Mi madre le miró con odio contenido… se giró, echó a andar hacia nosotros, agarró a Lightning del brazo y tiró de ella hacia la puerta, sin decir una palabra. Mi hermana me miraba, medio llorando, asustada al ver que la alejaban de mí. Y antes de que cruzaran el dintel de la puerta, mi madre me miró de reojo, como con cara de pena. Juré leer en sus labios un “lo siento…” y se fue.

La casa quedó en silencio unos segundos, en los que mis primitos y yo mirábamos a la puerta, no creyendo que se hubieran marchado. Entonces… Sora echó a llorar y gritó:

-          ¡¡Liiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiight!! ¡vuelveeeeee! ¡¡buaaaaaaaaaaaaah…!!- y ese grito… fue el que desató el resto.

-          Esto… si no fuera por ti, nada de esto hubiera pasado.-soltó mi padre de repente a mi tío.

-          ¡¿qué?! ¡¿ahora la culpa es mía?! ¡¡yo no tengo la culpa de que seas un borracho inútil que no hace más que gastarse el poco dinero que nos queda en apuestas!!

-          ¡¡quizás si no me hubieras presentado a semejante zorra no me hubiera dado a la bebida!!

Y entonces… todo volvió a empezar. Sólo que esta vez, visto lo visto, yo no pensaba quedarme allí. Y menos con los mellizos, que no se merecían presenciar todo aquello y ver cómo su familia se rompía en pedazos. Agarré a los dos, uno con cada brazo, los levanté, y con ellos agarrados a mi cuello  y hombros subí las escaleras, serio, y me fui con ellos a mi habitación. Los dejé en la cama y cerré con llave. Estuve un rato hablando con ellos, intentando calmarlos… sobre todo a Sora que lloraba desconsolado. Roxas… estaba como en shock, muy serio, pero con los ojos muy abiertos y las pupilas contraídas. Tenía miedo. Pero intentaba dominarlo. Sabía que era para no darme más trabajo a mí… pero gracias a este “don” mío, manejé la situación lo mejor que pude.

Cuando los logré tranquilizar, bajé las escaleras, cerrándoles por fuera con llave para asegurarme que no hacían la tontería de seguirme, y llegué al salón para escuchar lo que yo ya sabía que iba a suceder.

-          ¿Muy bien, eso piensas? Pues se terminó la empresa. Se acabó todo. Hermano… te has quedado solo. Nos vamos de aquí… y mis hijos con nosotros.

Mi tía lloraba desconsolada, sentada en un sofá. Mi padre seguía igual, en pleno ataque de histeria. Y mi tío… estaba igual que yo en ese momento: serio, calmado… y supongo que con el corazón yéndole a mil por hora, pasándole cientos de ideas a la vez por la cabeza. Se giró y me vio, plantado de pie, apoyando la espalda contra el marco de la puerta con los brazos cruzados y mirándoles con enfado, y se acercó a mí.

-          Cloud, trae a los enanos. Nos vamos de aquí.

-          …-Fue en ese momento… cuando por vez primera le negué algo.- lo siento, tío. Pero no.

-          Vale. ¿Dónde están? Me los llevaré yo mismo.

-          Están en mi habitación… cerrados con llave.

-          ¿Crees que manteniéndolos encerrados lograrás evitar que me los lleve?

-          No. Pero al menos evitaré que los termines de joder la vida. ¿No crees que ya han sufrido bastante por hoy? Nada más llegar os han visto peleando, han presenciado cómo madre se iba, llevándose a mis hermanas de mi lado a la fuerza. Han escuchado ya parte de vuestra discusión. Cuando los he subido… Sora no paraba de llorar y Roxas estaba temblando. ¿Crees que llevártelos de aquí ahora, meterlos en el coche, darlos la paliza por la noche para terminar durmiendo en un hotel de carretera les hará algún bien?

-          …

-          Esta noche dormirán conmigo. Descuida, si no quieres que estés con padre no lo harán. Tampoco creo que estén por la labor ahora que le han visto furioso. Si tan seguros estáis de marcharos de aquí, mañana yo mismo los llevaré a vuestro coche cuando me digáis. Pero dejad que al menos… esta noche la pasen tranquilos.

-          … está bien. Llamaré al casero para decirle que mañana mismo nos mudamos. Cloud… gracias por preocuparte por ellos.

-          Son como mis hermanos. ¿Qué menos puedo hacer que preocuparme por ellos?

Mi tío respiró hondo, abrazó a mi tía y ambos se marcharon sin decir una sola palabra. Yo tampoco dije nada, sólo me metí en la cocina para buscar alguna cosilla que darles a los mellizos para que se entretuvieran. Fue cuando escuché el portazo que dio mi padre al irse de casa.

Esa noche, los pequeños durmieron conmigo, abrazados a mí, uno a cada lado. Sora cayó rendido al instante, y Roxas… Roxas fingía dormir. Yo no pegué ojo. Sólo luché por mantener las lágrimas en su sitio… sobretodo cuando Roxy se quedó dormido y las suyas empezaron a resbalar por su rostro en sueño.

A la mañana siguiente, mi padre no estaba en casa. Así que, al mediodía, abracé a los dos enanos tan fuerte como pude y los agarré de la mano… dispuesto a llevármelos al coche de mis tíos, pero ellos se negaban a salir de allí. Me agaché hasta que quedé a su altura y los miré a ambos a los ojos, uno por uno. Tenían los mismos ojos azules, los dos. Pero más oscuros que los míos. Y estaban rojos de tanto lloriquear.

-          Mirad… esto no durará para siempre, ¿vale? Seguro que se arregla, confiad en mí. Sólo estaremos un tiempo separados, aprovechad para hacer amigos en vuestro nuevo hogar… y así me contáis vuestras aventuras cuando volvamos a vernos… Todos. Yo mismo me encargaré… de que eso ocurra.

Los pequeñines asintieron, se sorbieron los mocos, me agarraron fuerte de las manos y echaron a andar, cabizbajos. Ya suponía yo… que eso les costaría mucho.

Cuando llegamos a su coche, les metí dentro, les anclé a sus sillitas y me despedí de ellos y de mis tíos, que me ofrecieron irme a vivir con ellos, petición que rechacé. Tenía que… ayudar a mi padre. Era mi padre al fin y al cabo. Y entonces… se fueron. Noté cómo las lágrimas caían al fin de mis ojos… pero esa vez no pensaba evitarlo. Ya que… mi familia se había partido… y me habían separado sin consultarme de mis hermanas y mis primos.

Doloroso, ¿verdad? Bien, pues me temo que aún no se terminaron las desgracias. Mi padre y yo pasamos unos meses malos. Pero decidimos que “cada uno por su lado”. Yo me encargaba de las tareas de la casa y él a cambio me pagaba el instituto. Y no nos meteríamos en los asuntos de cada uno.

Gracias a Zack, pude sobrellevar la ausencia de mi familia más o menos, y acostumbrarme a mi soledad. Pasando ya de mi padre, se quedaba a dormir casi todas las noches conmigo, me acompañaba al instituto y me traía, me ayudaba con los deberes (aunque yo me cepillaba los míos y los de él en menos tiempo que él terminaba tres ejercicios de mis extras…) y estaba conmigo cuanto tiempo le era posible. Se lo explicó todo a su madre, diciéndole que un amigo suyo necesitaba su ayuda, y la mujer no pudo negarse.

Mis tíos se mudaron a una casita en otra ciudad que un amigo suyo les prestó hasta que consiguieran pagarla, y mi madre volvió a su apartamento de soltera. La casa de mis tíos se vendió al poco, y se tiró para hacer una casa nueva.

Yo visitaba a mis hermanas todas las tardes que me era posible, muchas veces me acompañaba el amigo ese de Serah para que le pequeña no notara tanto el cambio. Y cada vez que las veía… parecían personas distintas. Mi hermana se endureció de tal manera que parecía mucho más adulta de lo que era.

Por mis primos… no podía ir a verlos, así que me tenía que conformar con llamarles por teléfono.

Y ahora me diréis… ¿dónde está aquí la desgracia? Pues viene ahora. Unos meses más tarde… mi madre sufrió un accidente y murió. ¿Cómo que de qué? No pienso daros los detalles de su muerte. El caso es que mis hermanas se quedaban solas. Con el divorcio padre renunció por completo a su custodia, además de que ellas… más bien Light, se negaban a volver. Íbamos de mal en peor.

Llegaron las de servicios sociales para llevárselas de allí, pero Light se negó en rotundo a irse con ellos y que las separaran. Al final, un día se presentó en casa cuando mi padre estaba por ahí. Hizo un trato con él.

-          Mira, yo no quiero nada contigo. Tú no nos soportas y nosotras a ti tampoco. Pero si nos llevan los servicios sociales no te dejaré en paz ni uno solo día… No me hace gracia venir a pedirte favores. Pero  más que un favor… es un trato de conveniencia: firma como que eres nuestro tutor. Los de servicios sociales se irán y nos dejarán en paz. Serah y yo volveremos al apartamento de madre y no volverás a saber de nosotras. Sólo son dos firmas: una para la tutoría y otra para autorizarme a cobrar la herencia sin ser mayor de edad. Así tendremos plena autonomía y tú vivirás tranquilo.

Curiosamente, padre accedió, y en apenas un mes de papeleos Lightning… mi hermana pequeña Lightning, abandonó su infancia para hacerse cargo de una niña de dos años, de ella, de la casa y sus estudios.

Pero todo esto aún está lejos de la razón de mi estado de ánimo actual. Sólo mirad las edades: tengo 19 años y en el recuerdo que os conté tenía… 11. Ya falta poco, no os preocupéis…

En fin. Pasó y pasó el tiempo. Años. Yo prácticamente vivía con Zack, que ya se negaba a  dejarme solo, y me movía de la casa de mis hermanas a la mía y de ahí al instituto y media vuelta. Hasta que un día Zack me dijo que así no podíamos seguir. Apenas tenía noticias de mis tíos, y la preocupación por los mellizos era tal… que no me dejaba vivir, así que no paraba de trabajar, trabajar y trabajar. Prácticamente no me separaba del escritorio, y tenía los ojos tan enrojecidos por el ordenador y por no dormir bien que empecé a parecer vampiro. Acabé… por caer enfermo… aunque nunca me volveréis a oír admitir esto.

-          Cloud… como no levantes el cabezón del folio en tres segundos te arranco el papel de las manos, y me da igual si haces un rayajo con el boli y te cargas el plano.

-          … Zack… déjame, anda…-dije, pasando de él, sin mirarle si quiera.

-          Muy bien, tú lo quisiste.-me respondió. Y, tal y como dijo, tiró del papel agarrándolo de una esquina, quedándose con él y haciendo yo una pedazo de línea negra… que me atravesó más de la mitad de la din A-3.

Abrí los ojos como platos y le miré, girando la silla y agarrándome tanto al respaldo como al escritorio. No sabía si matarle, gritarle, llorar o qué. Llevaba una semana entera haciendo ese plano… y ahora tendría que empezar de nuevo. Sin embargo… la mirada de pena de Zack impidió que hiciera nada. Me le quedé mirando…sin poder reaccionar.

 Entonces él… me tendió los brazos, sonriéndome… y me sentí tan triste de repente… me entraron unas ganas de llorar horribles… traté de aguantarme pero no lo logré… y al final terminé por tirarme desde la silla a sus brazos, llorando a moco tendido, escondiendo el rostro en su hombro y casi tirándolo al suelo. Al final, me fallaron las piernas y terminamos de rodillas en la alfombra, yo llorando sin parar, y Zack abrazándome, acariciándome la cabeza en un intento vano de calmarme.

Cuando al fin empecé a jadear en busca de aire del berrinche que me había pillado, se inclinó hacia detrás, tumbándose y arrastrándome a mí detrás con delicadeza, depositándome sobre su pecho. Yo apoyé los codos en el suelo a ambos lados de su cuerpo y levanté la vista. Luego él, me secó las lágrimas con una mano y después cruzó los brazos por su nuca para poder mirarme, suspirando hondo.

-          Cloud… habla con tu padre. Es tan cabezón como tú y lo sabes bien. ¡Que te cuente qué cojones pasó esa noche! E intenta… darle la vuelta a lo que piensa. Trata de hacerle entrar en razón. Que se disculpe. Si yo pudiera ya le hubiera pegado cuatro voces con colleja incluida, pero como no puedo… te toca a ti luchar por tus primos…

-          …-no dije nada. Sólo me sorbí los mocos y me tumbé del todo sobre él, asintiendo.

Y así estuvimos… hasta que me quedé dormido. Ambos nos quedamos dormidos así, sin movernos, hasta que el reloj de abajo marcó las nueve de la noche y sonó la campana.

Esa noche esperé a que llegara mi padre, medio dormido en el sofá, harto de los programas de televenta… y ya de madrugada, se dignó a aparecer. Borracho, cómo no. Con toda la calma del mundo le reorienté hacia el salón y le senté en el sofá. Después, fui a la cocina, llené un vaso de agua… y se lo vacié sobre la cabeza dejándole patitieso. Ya tenía su atención.

-          Padre… ya está bien. Ya sé que acordamos que no nos meteríamos en la vida del otro, pero te estás comportando como un crío. Anda, que tenga que venir yo a decirte esto… sabes perfectamente que lo que dijo tío fue verdad. Te gastabas el dinero de la empresa en apuestas para que madre no se enterara de ello al ver desaparecer nuestras ganancias. Pero… vamos, que es tu hermano. Si te disculpas y tratas de solucionar ese problema, fijo que te perdona. Recuerda lo bien que estábamos antes todos juntos aquí. Podríamos volver a tenerlo, padre. Sólo con que vayas y te disculpes.

-          Eres… un…

-          … cabrón, ya lo sé, me lo dices a menudo cuando vienes borracho. Pero bueno, también sé que tú nunca olvidas nadas, aun en ese estado, así que… buenas noches, papá. Piensa en ello mañana, ¿vale?

Me di la vuelta y desaparecí. Lo que no esperaba era que me lanzara el mando a distancia de la tele a la cabeza… golpe que encajé demasiado bien, cómo dolía… pero pasé de ello, ignorando el calorcillo que recorría mi nuca desde el golpe, y me fui a la habitación. Esa noche no estaba Zack conmigo. Le había obligado a que se fuera, tenía que enfrentarme a mi padre solo. Y menos mal, porque si llegaba a ver la brecha que me había hecho, le mataba.

Me aseguré de que al día siguiente eso no se notara, curándolo bien, y me sorprendí cuando bajé las escaleras y vi a mi padre, al cual hacía siglos que no veía durante el día, hablando por teléfono, serio. Sonreí para mí mismo, pasando de largo para entrar en la cocina dispuesto a ir al instituto, cuando escuché a mi padre decir: “me equivoqué… ¿qué tal si quedamos y arreglamos esto… aunque sea por los niños…?” bien sabía yo que fingía, pero no pude evitar alegrarme.

Así que, en cuanto Zack apareció por la puerta y me vio… me dio un abrazo del oso de esos que te levantan del suelo y te cascan todas las vértebras que casi me rompe en dos. Luego me dio un beso que me dejó a cuadros… y me soltó, riendo para sí.

A la tarde, llamé a mi hermana para decirle que ese día no podría ir a verla, que tenía trabajo pendiente que hacer. Eso sí, lo que hice fue avisarla de todo lo que había pasado con mi padre ese día y la noche anterior, para que estuviera enterada de que era muy posible de que pudiéramos volver a ver a nuestros primos. Estuvimos hablando dos horas, contrastando opiniones, hasta que Zack llamó a la puerta y tuve que colgar. En toda esa conversación había mentido a mi hermana en una cosa: en que tenía trabajo pendiente. Ella lo sabría, pero no dijo nada. Esa tarde… la pasaría con Zack.

Sí, con Zack. Ya hacía tiempo que llevábamos hablando sobre ello, que cuando las cosas se arreglaran, lo celebraríamos también nosotros avanzando un paso más. Y así, esa tarde… fue la más feliz de mi vida. Yo tenía algo de miedo por lo que pudiera pasarme, pero Zack fue buenísimo conmigo, paciente y dulce como nunca, y no dejó de susurrarme cosas al oído ni de besarme. Nos hicimos uno por unos momentos y yo… yo fui feliz. Luego, caí rendido y dormí la noche del tirón, sin cenar siquiera, y Zack no se movió de mi lado en ningún momento.

Al día siguiente tuve que contestar a las preguntas incesantes de Light, por supuesto… y a una que me hizo mucha gracia, cuando las fui a visitar, por parte de Serah que me preguntó:

-          ‘manito, ¿por qué hoy no te mueves del sillón?

-          …-yo me puse rojo como un tomate al venirme determinadas escenas de la tarde anterior a la cabeza y respondí como pude.- na… nada… que tuve educación física, y el profe no me da tregua… sólo estoy cansado, Serah…

-          Claaaaaaaaaaaaaaro… educación física… jijijiji… ¿con los chicos de bachiller, no...?-saltó Lightning, tapándose la boca con la mano para no reírse tanto.

A esto yo simplemente la respondí con un collejón aprovechando que la tenía sentada al lado, y me quedé más ancho que largo. El caso es que todos nos echamos a reír cuando entró Zack por la puerta, ve el panorama y no se le ocurre otra cosa que preguntar: “¿Qué me he perdido…?”.

Los próximos meses fueron muy estresantes. Con la cosa de la reconciliación de padre y tío, no hacían más que llamarse por teléfono, y Serah, que se había enterado escuchando a hurtadillas tras una puerta, no hacía más que decir que quería ver a los primos, a los primos y a los primos. TODOS queríamos ver a los primos. Y entre tanto, Zack, me perseguía de un lado a otro como buen loco en la edad del pavo atrasada… en mi vida he tenido que tener tanto cuidado en el instituto al ir a entrar a alguna clase o salir de ella.

Al final, un fin de semana que teníamos todos tranquilos, convencí a padre de que nos llevara a todos los hermanos a casa de tío para ver a los enanos, y así lo hizo. A regañadientes, pero lo hizo. Nunca olvidaré la cara de alegría de Sora cuando abrió la puerta y nos vio. Respecto a Rox… vino más despacio porque esa mañana se había caído jugando y se le iba la cabeza aún. Ese día lo pasamos genial. Vinieron unos amigos de los gemelos llamados Tidus, Wakka y Selphie, y estuvimos todos juntos hablando, jugando… recuperando el tiempo perdido. Y Rox, cotilleando sobre mi vida privada, claro… prácticamente lo primero que preguntó fue que qué tal estaba Zack… no sé qué le voy a decir ahora cuando vuelva a verle.

Después de ese día agotador nos fuimos antes de cenar porque Light tenía que estudiar duro para su prueba de acceso, que le quedaba nada para hacerla. Y ya gruñía lo correspondiente según pasaban los días…

Cuando terminó ese curso, los gemelos volvieron a pasar el verano con nosotros. Realmente se los echaba en falta, fue una alegría tenerlos en casa de nuevo. Y, cómo no, en cuanto llegaron comenzó la temporada de piscina. Pero ese año sus padres no les dejaron quedarse mucho, cosa que nos amargó algo el último mes. A mí se me hizo malísimo, sobre todo porque Zack empezaba la universidad y le vería mucho menos… me había malacostumbrado a estar mucho tiempo con él, pasar las noches juntos, salir y entrar al insti juntos… se me haría raro. Pero bueno… qué remedio me quedaba. Maldita universidad… ojalá pudiera irme de ella.

Sin embargo…el año pasó rápido tanto para unos como para otros, y al año siguiente… los gemelos volvieron para mudarse. Se quedarían con nosotros hasta que terminaran Primaria, como era el plan original cuando vivían aquí. Sus viejos amigos de clase, Hainer, Pence y Olette, vinieron en cuento se enteraron a verles, y todos iríamos de nuevo al mismo centro. Serah comenzaba su curso escolar con nosotros, y Snow, que repetía sexto de primaria, estaba tan contento de poder estar metido dentro de nuestro grupo un poco más.

Y digo un poco más, porque al año siguiente se marchó. Hubo determinado suceso muy gracioso en que el pequeño Roxas, con todo y sus 9 años, estuvo de recadero entre Serah y el chico, recorriéndose las calles de la ciudad de noche en medio de una tormenta de verano para que mi hermanita y él pudieran verse una última vez antes de que él se fuera. No quería someterse a las pruebas de acceso al instituto y se trasladó. Además de unos problemillas familiares que tenía que no vienen al caso. Lo que sí viene, es que Sora pasó de ayudarle y, cuando le vio llegar a casa corriendo, le abrió la puerta aprovechando que yo estaba con Zack en su casa esa noche para llamarle a voces desde dentro diciendo:

-          ¡Vamos, Roxas, ven rápido!

Como si le hubieran descubierto. A lo que ya se adoptó la frase para llamarle en plan coña cada vez que se quedaba atrás. Obviamente… esa noche Sora cobró de lo lindo por parte de su hermano, y durmió solo.

A Zack, por su parte, ese año le cayeron los siete males porque cumplía 20 años. Se sintió algo mal pensando que YO me sentiría mal al salir con alguien cuatro años mayor que yo y… ejem… digamos que le tuve que quitar la idea de la cabeza. No pienso daros detalles, preguntádselo a él, si es que os responde, claro… seguramente esté muy ocupado ahora.

Al año siguiente tampoco nos faltó entretenimiento.  Zack estaba que arrasaba en su carrera. Estaba haciendo derecho y administración de empresas, ya que lo suyo era ser alto funcionario con su capacidad de caerle bien a la gente y sacar de ellos lo que quisiera. Y como decía… no se equivocó.

Un día llegó todo preocupado diciendo que le habían ofrecido irse a trabajar a una empresa americana llamada SHINRA S.A. como relaciones públicas, además de tener que realizar otras tareas. Que empezaría ya con un buen cargo, pero que si se le daba bien aquello, subiría rápido a las altas esferas. Que le habían estado observando y todo eso… y que el director de su instituto se lo recomendaba. El extorsionador de las pruebas de acceso… ya estaba metiendo las narices en su vida. Pero esta vez… para bien, según él.

-          Cloud… les he dicho que no. Que por ahora no pienso moverme de aquí, tengo que terminar mi carrera y todo eso… por no hablar… de que TÚ estás aquí, no allí…

-          … Zack… no sé qué decirte… haz lo que veas que es mejor para ti, por mí no te preocupes… piensa que esa oportunidad es única para ti, no deberías desperdiciarla…-empecé a decirle, pero no me dejó terminar de hablar. Me besó y me calló.

-          También es una oportunidad única para mí pasar mi vida contigo, idiota enano… Además, mi universidad sigue estando aquí. Y me han asegurado que me guardarán el puesto hasta que termine la carrera así que… tengo aún unos añitos para organizar mi… NUESTRA vida.

Y dejamos el tema hasta llegar a mi casa, donde tuve que dar esquinazo a Zack que se me había abrazado como una lapa y quería quedarse… cuando yo tenía Roxas enfermo en el sofá y no podía cuidar de él. Al final tuve que darle un tortazo para que me dejase tranquilo… aunque por la noche, aunque se lo negara, se coló por mi ventana.

Cuando pude entrar en casa, me encontré a Roxas en el sofá tirado. Se había levantado con fiebre aunque… juzgando por la manera de partirse de risa en mi cara, se le había pasado. Así que tuve que callarle… a base de cosquillas.

Roxas me ayudó mucho en lo que respecta al problema de Zack. Me dijo que si yo iba a ser arquitecto, que me fuera con él. Que él se fuera antes, y que me esperara. Curioso… pero tenía razón. Esa tarde yo seguía preocupado y él se me tiró encima de nuevo, a lo que yo respondí haciéndole cosquillas otra vez, mordiéndole etc… y le subió la fiebre. Pero bueno, al llegar Sora mejoró.

Zack se coló de nuevo por la noche y se lo conté, le gustó la idea y ya se quedó. En cuanto escuchó lo que pasó con Roxas esa tarde le dio el venazo de que quería competir él conmigo también a cosquillas… a ver quién ganaba. De verdad… era como un crío. Pero se salió con la suya… terminó acostándose conmigo.

Al final del verano, los gemelos volvieron a su casa al haber terminado el curso y todo volvió a un estado de calma… nada normal.

Y digo nada normal porque en cuanto empecé yo la universidad… no hacía más que ver a Zack de refilón por los pasillos acompañado de una muchacha muy bonita que más tarde me enteré se llamaba Aeris. Era nueva en su clase, y ella hacía otra carrera, pero tenían una asignatura en común y él la ayudaba en todo lo posible. Sí, estaba celoso, lo admito. Pero en fin… eso no hace más que demostrar todo lo que le quería, ¿no?

Y bien que hice desconfiando de ella. Pasó un año. Varias cosas que no me apetece contar entre tanto… y llegó mi… mi… caída. No puedo llamarlo de otro modo. Al fin os voy a contar por qué me encuentro tan mal, aunque seguramente lo sospechéis… os puedo asegurar que todo lo malo que podáis imaginaros no tiene ni punto de comparación con la verdad.

Pero… siento mucho deciros… que no me siento capaz de contároslo ahora… recordarlo… me parte el alma. Todo lo que os he contado… me ha partido en dos. Y ahora… siento tener que echaros… pero necesito estar solo un rato, encogido aquí en el suelo apoyado contra la pared… os prometo… que la próxima vez que vengáis… os lo contaré. Y si no… otra persona lo hará, tenedlo por seguro que yo… por el contrario que otros… no rompo mis promesas…

 

((Cae el telón y aparece un cartel que dice: “debido a problemas personales del protagonista… continuará.”))

 

 

 

Notas finales:

*escondiendose bajo una mesa* no me mateeeeeeeeeeeeeeeeis!!! por favooooooooooooor!! tuve que dejarlo ahi, en serio!!! la parte que viene ahora es muy larga, y me gustaría escribirla detalladamente, y como que si lo metía en el capi, quedaría super largo. por favor, perdonadme por dejarlo ahí... os prometo escribir la conti cuanto antes. ^^ sé que siempre digo eso, pero realmente me gustaría escribir este fic en condiciones. >.<

y bueno, que pensais, os gusto? triste? no? musica buena? decidme, please!! :3 sabeis que me encanta leer vuestras opiniones. y si quereis la tabla de edades, os la pongo, en serio!! xS

nee, gracias por vuestra atención, y por leer. ^^ nos vemooooooooooos~ ;)


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