- ¿Por qué?
La pregunta del Uchiha iba sin rodeos, era directa y requería una respuesta igualmente rápida y precisa. El rubio echó una carcajada, como pudo, desde el suelo, casi ahogándose en su propia sangre.
- Si te dijera por qué... ¡Si tan sólo yo supiera el por qué...! ¿Por qué crees tú que lo hago, Sasuke? -se sentó a duras penas, entrecerrando los ojos de dolor, pero sin apartar su brillante mirada- ¿Crees que vendría a buscarte sin estar preparado? ¿Crees que no soy capaz de matarte, de vencerte...? En realidad... -sonrió, y desvió ésta vez sí sus ojos al suelo- tienes razón... No sería capaz. -de hecho, ésa era su única duda.- ¿Por qué? ¿Por qué debería venir cada largo tiempo a luchar a muerte con alguien al que sigo considerando mi amigo? Eh, Sasuke, ¿tú lo sabes? Yo, que sigo siendo el mismo tonto al que dejaste hace tantos años, no lo sé.
Los ojos negros atravesaban a su contrincante sin remordimientos. Quería entender, Uchiha Sasuke quería saber, no quería ignorar el motivo de ese rival masoquista que tenía en frente suyo. ¿Qué razón le inducía a perseguirle con tanto esmero? ¿Por qué, una y otra vez, en el último segundo, la voluntad del rubio se quebraba por miedo a herirle? Como mercenario que era, Sasuke no dudaba en herirle. Pero en teoría, su contrincante debería hacer lo mismo... y ahí estaba, de nuevo, machacado en el suelo, pero esta vez, consciente.
- Si lo supiera, no te habría preguntado -le dice el azabache.
- ¿Tampoco sabes por qué estás hablando aquí conmigo?
- Supongo que es la curiosidad. Tampoco tengo nada mejor que hacer. Y tú morirás desangrado si no tapas esa herida -dice fijándose súbitamente en la sangre del suelo.
- Vaya, vaya. El insensible Sasuke preocupándose por la vida de la persona a la que ha intentado matar. -se burla Naruto.
- Por mí como si te mueres. -Sasuke dio media vuelta y se marchó no muy lejos. Abandonando así, a su suerte, a alguien vivo y moribundo, que aunque fuera su enemigo sufría salvajemente debido al corte fatal de su propia espada... Durmió con la conciencia intranquila.
Al día siguiente, se dirigió al mismo punto. Un borrón de sangre en el suelo que se arrastraba a una cueva cercana daba claras señales de dónde podría encontrarse el rubio. Andó hacia la cueva. ¿Por qué? Volvía a preguntarse. No lo sabía. Curiosidad era la única palabra posible que entraba en las páginas revueltas que formaban sus sentimientos en lo que era el libro de su cabeza.
Verlo dormido le hizo preguntarse de nuevo. ¿Y cómo?
¿Cómo llegaron a ésto?
A dejarlo medio muerto y a su suerte por la noche, olvidando por completo que, amigo, enemigo, rival, o lo que fuera, seguía siendo persona. Y, afortunadamente, Sasuke no era cruel en el sentido estricto de la palabra.
Las palabras de Naruto resonaban en su cabeza, con eco, retumbando en sus oídos... hasta que inconscientemente se quedó dormido muy cerca de él. Y, a pesar de estar tumbado en suelo frío de piedra, no recordaba la última vez que había sentido el calor de otro cuerpo junto al suyo.
Al despertar, sus ojos se encontraron con otros tremendamente azules.
- ¿Por qué?
- ¿Otra vez me lo preguntas? -dice Sasuke.
- ¿Por qué primero me haces daño y luego vuelves a cuidar de mí?
- No te confundas, he venido por curiosidad, para ver si estabas vivo. Y después me eché a dormir porque estaba seguro de que no puedes hacerme daño, eso es todo.
- ¿Y... por qué querías saber que sigo vivo?
- ...
- Curiosidad, supongo, ¿verdad? -respondió Naruto por él.
- Supongo...
La herida del rubio completamente curada gracias al Kyuubi había dejado una cicatriz y una mancha de sangre seca sobre su piel y su ropa. Sasuke sabía que Naruto probablemente en unas horas ya se habría recuperado por completo y estaría bien, lo que significaba que podría haberle hecho daño o incluso matado mientras dormía.
- ¿Por qué? -dice esta vez Sasuke, de nuevo.
- ¿Por qué el qué?
- Por qué no me has matado todas las veces en las que has tenido ocasión de hacerlo.
- Seguramente por la misma razón que tú tampoco lo has hecho -dice muy seriamente.
Entonces se da cuenta. ¿Cuántas oportunidades perfectas, como ese preciso momento, había desperdiciado para quitar al molesto Naruto de su camino y de su vida?
- Yo -continúa el ojiazul- no lo hice porque eres mi amigo.
- Amigos. Mi hermano mató a sus amigos.
- Pero yo, Sasuke, realmente te quiero, como un amigo. -se lleva la mano al pecho, le mira dolido- Pero ya veo que no me correspondes.
- Quizás... -le mira pensativo. Es cierto. Le tiene aprecio al rubio. Demasiado. Le... le... quiere, aunque le suene empalagosamente cursi.- Quizás no tenga sentido que sigamos luchando así...
- No lo tiene... pero, ¿acaso me harás caso y volverás a casa?
- No. -la respuesta es rápida, contundente.- ¿Y si vinieras conmi...
- Lo que significa -le interrumpe- que sí me quieres. Como amigo. -Sasuke se da cuenta de que acaba de le ha afirmado que, en efecto, no le odia. Ni mucho menos.
Sasuke mira avergonzado -quién lo diría- hacia otro lado. Casi pega un salto cuando siente unos brazos alrededor de él medio asfixiándole. Pero el abrazo es intenso. La rubia cabellera se apoya en uno de sus hombros. El azabache, inconscientemente, le devuelve el gesto. De pronto, se separa repentinamente de él y dice:
- Sasuke... Por favor... No me odies por esto...
Se acerca peligrosamente a sus labios y su visión se nubla. Sí, le ha clavado una inyección somnífera. Sasuke violentamente se separa y grita "¡Qué coño...!" antes de caer al suelo, como un fardo, a los pies de Naruto.
Seguramente, despertará en su villa natal. Supongo que se repetirá la Historia de Siempre: Sasuke volverá a escaparse, Naruto le perseguirá hasta el fin del mundo.
Y nunca, ni en toda la maldita serie ni en todo el maldito manga, acabaremos oyendo la frase más obvia de toda ésta historia:
TE AMO.