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Estoy embarazado por Yoru no Hikari

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Notas del fanfic:

Eh... bueno, hacían eternidades desde la última vez que me pasé por aquí. Quería pedir una gran, gran disculpa a las niñas lindas que me seguían con "Sentimientos Revelados", había avanzado el fic, pero no tenía internet y luego ya no tuve compu practicamente por un año, estaba volviendome loca y luego, cuando casi, casi vuelvo a conseguir pc, me borran la historia -.-U. Me ha dolido mucho más perder los comentarios que me habían hecho, sepan que todos los había leído, aún cuando habían algunos sin contestar.

Y bueno, aquí estoy, después de más de una año sin escribir nada (secuela del trauma de haber perdido todos mis documentos), me ha salido esta... pequeñísima historia. No aseguro que esté muy bien, pero espero que entretenga un poco xD

Notas del capitulo:

Primera vez que escribo de esta pareja. Una canon que creo, no tiene muchas pegas xD

Tiene leves menciones de la Diavolic Pair.

-Estoy embarazado-


-¿Perdón?-


-No me crees verdad. Sabía que pasaría esto-el chico de azulados cabellos cubrió su rostro con ambas manos sollozando bajamente.


-Espera, espera, Yukimura no llores-Sanada abrió mucho los ojos sin saber como reaccionar, se acercó al capitán pero terminó retrocediendo un par de pasos, -eso es imposible-aseguró frunciendo el ceño, sin embargo el llanto del otro pareció intensificarse y Sanada corrió a su lado, pasando su brazo por sobre los hombros del otro y acunándolo contra su pecho, -¿estás… estás completamente seguro de… erm…?-


-Lo estoy-aseguró el abatido capitán, aferrado a la camiseta de su amigo.


-Pero… ¿cómo… con quién?-


Yukimura rompió en un llanto desconsolado y Sanada supo que no debió preguntar sobre eso, no aún. Miró a su alrededor, la cancha estaba desierta, hacía más de veinte minutos que las prácticas habían finalizado y él se había quedado por petición del peliazul, ahora no sabía si había sido una buena idea.


-Esta bien, oye… imagino que debe ser difícil pero… eh…-la verdad es que no tenía idea de lo que debía hacer, ¿que Yukimura estaba embarazado?, aquella era una broma de mal gusto, pero su capitán parecía sincero y nunca antes había tenido motivo para dudar de él o su integridad. Su frente se llenó de arrugas. -¿Ne-necesitas algo… quizás… consejo o algo así?-cierto era que no quería escuchar nada al respecto, pero no podía simplemente abandonar a su amigo así como así. Apretó su abrazo alrededor del cuerpo del de cabellos azules sin notarlo.


-Necesito…-empezó a decir Seiichi, hipando al hablar y levantando los acuosos ojos para mirar los castaños del fukubuchou; sus mejillas enrojecidas y sus labios levemente pucherosos hicieron ruborizar levemente a Sanada que desvió la vista, -necesito un pastel de chocolate cubierto de crema batida-


-¿Perdón?-fue la confundida pregunta del vicecapitan que redirigió sus ojos al rostro del otro con una ceja enarqueada. Yukimura formuló un puchero abultando las sonrojadas mejillas y arrugando sus enrojecidos labios con una gesto infantil que desarmó al más alto, -¿para qué?-terminó por preguntar, sintiéndose derrotado.


-Obviamente para comerlo-se quejó con un mohincito y sus ojos volvieron a aguarse, -sé que suena raro-admitió y llevó una mano hasta su vientre bajo con cuidado y delicadeza, acariciando el plano abdomen, -soy un fenómeno-sollozó.


-No, no, no… eh… supongo que es normal en tu estado… tener antojos, digo-Yukimura no respondió, sólo enterró el rostro en el pecho de su amigo que se asustó un poco; la cercanía de su capitán le ponía indiscutiblemente nervioso y el hecho de verlo tan frágil y vulnerable cuando estaba acostumbrado a verlo firme y fuerte era algo que estaba acabando con su autocontrol velozmente. Y eso no debía permitirlo. -L-lo compraré para ti-aseguró empujándolo gentilmente por los hombros para alejarlo ya de su cuerpo.


-¡Gracias, Genichiroh. Sabía que podía contar contigo!-exclamó echándose al cuello del otro, emocionado. Las manos del castaño se posaron sobre las estrechas caderas inconscientemente mientras todo el cuerpo del de ojos violáceos le aplastaba al colapsar sobre él y su calor se fundía con el propio. Vagamente Sanada pensó que valía la pena hacerle algunos favores al capitán si le iba a agradecer así siempre.


-Lo quieres para hoy, imagino-dijo el castaño, extrañamente menos nervioso después de ver la brillante sonrisa que bailoteaba en los labios del otro y, casi sin ser consciente de ello, permitió que su mano se posara con suavidad en la espalda baja del otro que cerró los ojos por un instante, para después abrirlos y mirarle con un brillo curioso en la mirada, casi pícaro. Sanada negó internamente, decididamente empezaba a imaginarse cosas.


-Si te es posible-borboteó levemente, inclinando la cabeza hacia el hombro del más alto, apoyando suavemente su mejilla allí, pero frunciendo el ceño con algo de incomodidad al vislumbrar la inconfundible silueta de Marui a un costado de la cancha. Chasqueó la lengua antes de levantar la cabeza, su sonrisa recompuesta, y mirar los ojos de su amigo que, pasada la sorpresa inicial, sólo intentaba comprenderle y Yukimura estaba seguro de que se estaba tragando sus dudas y recelos simplemente porque se trataba de él. Suspiró bajamente y rodeó los hombros del otro que se tensó perceptiblemente, pero no intentó separarle, -¿podríamos encontrarnos en tu casa; por favor?-pidió, su labio inferior empujándose hacia arriba levemente. Por un escaso momento en el que sintió que Sanada no iba a apartar la mirada de su boca creyó que le besaría y la simple sospecha hizo que una súbita ola de calor se agolpara en sus mejillas.


-De acuerdo-dijo sin embargo el castaño, deslizando sus cálidas manos por la espalda del capitán y finalmente creando espacio entre sus cuerpos, soltándole, a medias reticente, a medias nervioso, -estaré en…-


-En el dojo-completó Yukimura con una suave sonrisa culpable, -gracias, es que ahora mismo…-dudó.


-Está bien, no tienes que decírmelo ahora-Seiichi bajó la cabeza para ocultar su gesto atribulado, Sanada resultaba tan dulce que le asustaba. El castaño malinterpretó el gesto y le levantó la barbilla con tal cuidado que el capitán de la Rikkai tuvo que morder su labio inferior para no suspirar; -no tienes que avergonzarte-le aseguró, con voz firme y calmada, -quizás… quizás cometiste un error, pero eso no quiere decir que encontremos el lado positivo de todo esto-los labios del vicecapitán se curvaron en una sonrisa gentil y Yukimura levantó las manos para apretarlas en firmes puños sobre su pecho, arrugando la camisa del uniforme, -nos veremos en una hora, ¿de acuerdo?-el de cabello azulado asintió, incapaz de pronunciar nada, -perfecto-concordó, separándose al fin del cuerpo contrario.


-Genichiroh-el castaño se detuvo para mirarle con curiosidad, -¿nada cambiará, verdad?-retorció las manos contra su abdomen, -quiero decir, nuestra amistad-recibió una sonrisa dudosa y sus nervios se crisparon un poco.


-Cambió hace algún tiempo-admitió el chico y Yukimura levantó los ojos que no sabía había bajado al suelo antes para mirar a su compañero. El tono de Sanada era calmo y confidente, casi como si se estuviera declarando.


Y después de eso no pudo hacer mucho más, sólo observó la espalda de su amigo mientras este se alejaba hasta desaparecer de su vista, con total seguridad iba a comprarle el pastel que antes le había pedido.


-Está loco por ti-escuchó una divertida voz a su espalda y no se molestó en voltear. Sólo cerró los ojos y masajeó sus sienes.


-Y ese es el motivo por el que no te torturaré lentamente-espetó, pero Marui sólo soltó una risita divertida.


-Aceptaste la apuesta porque sabías que podrías sacarle provecho-canturreó.


-Apuesta que, por cierto, gané-se giró para mirarle desde su altura. Marui formuló un puchero.


-Akaya no es tan maduro-se quejó.


-Haberlo pensado antes de ir a divertirse en los vestidores-amonestó y comenzó a caminar para alejarse con rumbo a la escuela. Aún le quedaban cerca de cuarenta minutos para idear una forma de disculparse con su amigo por haberse burlado de él al decirle que estaba embarazado sin dar parte a la participación activa del hiperactivo del equipo en aquella bizarra idea. Levantó una ceja mientras ascendía por las escaleras, perdido en sus elucubraciones, todavía sorprendido por la confianza ciega que le tenía Genichiroh. Suspiró sonrojándose, más le valía a Marui que todo le saliera a pedir de boca o de verdad idearía un plan de venganza contra él y su sádico novio.


 Fin

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!. Los consejos y críticas constructivas son bien recibidas xD


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