El viento soplaba helado contra los vitrales, la madera crujía y el pavimento lloraba, el cielo lucía con todo su esplendor entre nubes de tormenta a su mítica diosa…La Luna Llena.
Para muchos…solo el astro que ilumina las sombras de la noche, para Él no significaba más que su pasado y su presente que lo hería como una estaca en su corazón recordándole a cada momento ese martirio eterno que cargaba doloroso sobre su espalda… esa maldición que carcomía sus anhelos y los transformaba en odio puro…
La misma luna que muere con los primeros rayos del sol y renace entre las tinieblas de la noche, la misma luna que lo vio nacer y morir al mismo tiempo…aquella luna llena que lo engendró de sus entrañas… un ser que camina en vida personificando a la muerte…el hijo de la luna… Él… un vampiro legendario.
Una silueta obscura reposaba tersa sobre las tétricas gárgolas de piedra que adornaban los altos paneles de la milenaria catedral; camuflado en las tinieblas… su rostro perfilado yacía inmóvil mirando hacia un punto inexistente en el cielo nocturno, cubierto delicadamente por la seda negra de su rasgada capucha…
Llovían espantos, el frío congelaba el alma y la rayería hacia notar su presencia con su destructivo poder… mas a Él no parecía importarle, tan solo permanecía allí, estático y pensativo… a metros del suelo, observando… analizando cada centímetro de aquel astro brillante, casi parecían entablar una conversación… su rostro pálido era iluminado suavemente por la luz, su complexión delgada y alta reposaba entre los brazos de aquella estatua monstruosa, sus labios gruesos se movían al compás de una oración muda, mientras en sus manos sostenía delicadamente un rosario de cuentas negras y vinos, con un crucifijo finamente tallado al termino de este…
Sus ojos permanecían fijos en ella… mostrándole a su madre en el cielo aquel color demoníaco en ellos…su cabello negro azabache empapado por la lluvia adherido a su rostro como su ropaje a su cuerpo…Rezaba…en su mente se formulaba una plegaria, una oración creada entre sollozos, vocalizando con desespero y dolor la plegaria a un dios que no conocía…
Esta sería una noche mas… una noche de muerte y espantos… su cuerpo reclamaba sangre, aquella sed incontrolable se apoderaba de su mente y sus sentidos, nublando su juicio…
Temblaba… era su maldito instinto asesino, sus colmillos blancos se asomaron filosos entre sus labios carmín, sus ojos se perdían en el abismo reflejando el deseo de muerte, sus uñas se transformaban en garras finas, filosas… ya no podía mas, tenía que matar… mordió su labio inferior con fuerza, degustando el sabor su propia sangre…
La luna llena lo miraba de frente iluminándolo por completo, mostrándole a la noche su perfecto rostro sobrenatural… la miro una vez mas… con odio y furia… y de sus ojos brotaron dos lagrimas negras que de deslizaron mezcladas por la lluvia atravéz de sus mejillas…
“Madre…por que me has maldecido…?”
Miró desde las alturas su entorno… buscando la primera victima de la velada…Sus ojos se postraron fijos en las inmensas puertas de la catedral… allí, entre cajas y papeles, entre retazos de tela vieja, yacía durmiente un niño… de unos 7 años, con la tez clara y liza… sucio, mojado por la tormenta… su cabello castaño cubría su frente, sus hombros descubiertos, delgado.. ¿hace cuanto no habría probado alimento?... abrazaba sus pequeñas piernitas… en busca de calor y a su lado, reposando a sus pies, un gran animal… un perro, tal vez un lobo… de largos cabellos chocolate y pronunciados colmillos…
Sin duda aquella imagen había captado su atención… desde la gárgola salto, cayendo en un golpe seco al suelo…su capucha se arrastraba contra la tierra a cada paso… cubrió su rostro con la capucha y avanzó silencioso hasta el pequeño y la bestia, una vez al frente del niño, se puso de cuclillas quedando a la altura del pequeño… lo miro, esta vez mas detalladamente…
“hermoso…”
Con la punta de la uña levanto la barbilla del menor, llamando su atención y rompiendo su sueño. El niño lentamente volvió en si, tratando de enfocar la silueta que posaba en frente suyo, el pequeño castaño miro dentro aquellos ojos grandes color sangre… su rostro de porcelana y sus colmillos blancos…su expresión asechadora y su fragancia fina… retrocedió… arrinconándose contra la pared… su corazón latía a mil… ¿acaso moriría esta noche?...
El mayor lo miraba fijo… sin cambiar su expresión calculadora, perdiéndolo en sus ojos, obligándolo a entrar en su transe...
Ladridos… a su derecha la bestia gruñía agresivamente, mirándolo de manera amenazante, como si tratara de proteger al niño…el pelinegro miró prepotente al animal… y una media sonrisa se formulo en su rostro
“Nos volvemos a encontrar... lobo”
No le dio mas importancia… y una vez mas poso su atención en el niño…se acerco al niño, con su mano derecha acerco a aquel cuerpecito delgado al suyo con delicadeza… y con la izquierda acaricio su rostro, acercándose, quedando a milímetros uno del otro…el castaño temblaba, esos ojos perturbaban su ser y escalofríos recorrían su espalda cada vez que sentía la respiración del mayor en sus labios…
Alto!! No te atrevas a tocarlo asquerosa criatura!! – el pelinegro miro a su derecha…
Asquerosa criatura?... – le hablaba a la bestia sin quitar la vista del pequeño- me habla un sucio hibrido…de sangre putrefacta, incapaz de controlarse por si mismo… sigues siendo patético…Uke Yutaka…
La bestia lo miraba con furia, respirando agitadamente… su pelaje comenzó a destrozarse, y gemía de dolor arrancando cada pedazo de su piel, cada rastro de su aspecto animal desapareció… de las cenizas de la bestia ahora se observaba un cuerpo humano, delgado y suave, con cabellos lacios y ojos pardos…acompañados de un rostro inocente…
tsk… al fin muestras tu verdadera cara, perro faldero… que tan bajo as caído, cuidar a un humano no es precisamente un trabajo para un hombre lobo… - decía el vampiro con aires de superioridad abrazando al niño contra su pecho
k..kai..? – artículo el niño… ahogado en la confusión… su perro, su acompañante..un hombre lobo?
Kai?? Jaja..patético… hasta te han cambiado el nombre..y también le llamas amo? – continuabas con su juego de palabras en tono burlista
El lobo solo podía mirarlo, deseando arrancarle de los brazos al niño… pero, no podía hacer nada… no estaba a la altura de un vampiro y lo sabia perfectamente…
Debes..ser alguien especial… - susurraba calidamente el pelinegro acariciando los cabellos del niño- que has hecho para que una abominación así te proteja?
El pequeño lo miraba con los ojos vidriosos, sin poder contestar, el miedo y la confusión habían echo un nudo en su garganta; el vampiro tomo control sobre el niño una vez mas… rozando su nariz contra el cuello del menor…
Huelo tu sangre… escucho tu palpitar… tienes miedo a morir? – susurro en su oido
Acto seguido, con unas de sus uñas hizo un pequeño corte en una de las mejillas del castaño, observando aquel liquido vital brotar de la herida…rozando suavemente la herida degustando la dulce miel de su sangre… a la expectante mirada de “kai”…
“delicioso…”
Rodeo el cuerpecito frío y tembloroso con sus fuertes brazos…
Déjalo en paz Shiroyama!!! Que tus sucios colmillos no manche su piel!! Le haces algún daño… y habrás firmado tu sentencia de muerte yuu…- amenazaba el hombre lobo a distancia prudente.
oe..niño…tu nombre..cual es?- pregunto ignorando a la bestia
kou..kouyou..ta..takashima..señor..- hablo nervioso el pequeño sollozando a cada silaba, con el corazón en la boca…
kouyou eh..?, vienes con migo niño…- dijo abrazando al niño, cubriéndolo con su larga capucha, desapareciendo entre las sombras… dejando a la bestia destrozado e impotente en el piso…
“ Kouyou Takashima… ”