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Costumbre por Buuh

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Notas del fanfic:

Primer fic que publico yei~

Disclaimer: Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

 

Espero que les agrade :3

 

                - ¿Uchiha Sasuke? – Repitió por segunda vez Kurenai-sensei, la profesora de lenguaje.

                - ¿Dónde te metiste tonto? – Se preguntaba un rubio al notar que su amigo no se encontraba en el pupitre a su lado izquierdo.

 

Le intrigaba averiguar dónde estaba el azabache, por lo cual fingió un dolor de estómago para dirigirse a la enfermería, apenas su maestra se lo permitió salió del aula casi corriendo.

Esquivó una que otra persona, se resbaló en las curvas, subió escaleras hasta que dio con su paradero, soltó una pequeña risa al verlo sentado apoyando su cuerpo en la baranda de la azotea.

 

                - Si no te diste cuenta las clases comenzaron.  – Le comentó Naruto al estar un poco más cerca.

                - ¿Entonces qué haces aquí? No eres quien para decirlo. – Dijo desinteresado.

                - Dios ¡que frio! ¿Cómo no te congelas acá? – Ignoró lo dicho por Sasuke, el cual lo dejo pasar, estaba más que acostumbrado.

                - Bueno, puedes irt...

                - ¡Pásame tu bufanda! – Le gritó intentando quitarla del blanco cuello.

                - ¡Contrólate idiota! – Luchó contra las manos que tiraban de la bufanda.

                - ¡Vamos, a ti no te importa!

                - ¡Que sueltes la bufanda!

                - Auch, eres cruel. – Susurró acariciándose su cabeza.

 

Luego de aquel “enfrentamiento” se mantuvieron en silencio. Naruto intentaba entrar en calor refregándose sus manos y encogiéndose sobre sí mismo. Sasuke al ver eso soltó un prolongado suspiro.

Se desenrolló parte de la bufanda y sin que el rubio lo notara la enrolló en su cuello juntándolo un poco más a su cuerpo ya que no era tan larga.

 

                - ¿Contento? Ves que es más fácil cuando estas quieto.

 

El de ojos azules rió bajo, con una sonrisa se acomodó mejor, el pelinegro para ayudarlo pasó su brazo por los hombros de su amigo y lo atrajo provocando que la cabeza rubia se apoyase en el pecho del mayor.

Naruto cerró los ojos,  le gustaba cuando Sasuke comenzaba a susurrar canciones que escuchaban sus padres cuando realizaban juntas en su infancia.

Buscó la mano de Sasuke y para su sorpresa esta estaba caliente, usualmente se encontraba igual de fría que un cubo de hielo, ese tonto si que era raro.

Entrelazó sus dedos en busca de calor, la mano de Sasuke lo reconfortaba, era grande y suave, sus dedos acariciaban lenta y delicadamente su piel.

Sasuke miraba el cielo pensando en lo empalagoso que podía ser su amigo, no le molestaba, en lo absoluto, de hecho estaba tan acostumbrado a esa actitud cuando estaban solos, desde pequeños Naruto había sido así, cariñoso, tierno y silencioso.  Sonrio, apenas se notaba esa curvatura en sus labios, pero sonrió, no podía evitarlo, cada vez que recordaba su corta vida Naruto aparecía en la escena.

En los cumpleaños, cuando debía soplar las velas Naruto estaba atrás de él esperando el momento preciso para empujar su cabeza y estamparla contra el pastel.

En los primeros días de clases, los dos habían asistido a las mismas instituciones. Sasuke se caracterizaba por vestir correctamente el uniforme mientras que Naruto mostraba varias imperfecciones, imperfecciones que Sasuke le recalcaba con una que otra burla y Naruto le respondía gritándole tonterías.

En las vacaciones, esas semanas que parecían eternas en las que el rubio se quedaba en la casa del azabache o el azabache en la casa del rubio, vacaciones en la playa, en el campo, en otra ciudad, en la casa de sus abuelos, en el jardín.

En los momentos tristes, como cuando Naruto se escapó de la escuela al recibir un mensaje, y corrió con todas sus fuerzas hasta su segundo hogar, cuando al no encontrarlo supo que se estaba en tal sitio. Sin detenerse llegó a lo más alto del edificio donde trabajaba su padre, todavía recordaba esa mirada que le despedazó el corazón, la torcida sonrisa que mantenía y las palabras que parecían querer quebrarse...

 

“Sasuke...” “Me quiero morir Naruto”

 

Todavía sentía como Sasuke se aferró fuertemente a su cuerpo intentando no desvanecerse y por primera vez se permitió romper en un desgarrador llanto que solo Naruto estaba permitido a oír.

También como cuando Sasuke había terminado su ducha nocturna bastante tarde, escucho como el timbre sonaba insistentemente hace bastante rato, supuso que los demás no lo oyeron por la fuerte lluvia por lo cual molesto bajo las escaleras, encendió la pequeña lámpara cercana a la puerta principal y tomando las llaves la abrió... encontrándose con la horrible imagen que jamás desearía volver a ver, un rubio completamente empapado convulsionándose por un intenso llanto...

 

“Naruto... ¿Qué te paso?” “N-no vol... volverá S-sasuke, ¡ya n-no volverá!”

 

Rápidamente refugió el mojado cuerpo del rubio entre sus brazos, sujetándolo fuertemente intentando transmitirle que él estaba ahí, a su lado, apoyándolo. Llevándolo a su habitación y luego de secar y cambiar a su amigo lo acurrucó a su lado.

Si... momentos tristes, pero también alegrías que siempre recordarían con una sonrisa en sus rostros.

Momentos alegres como cuando Sasuke supo que Itachi estaba con vida, después de estar desaparecido por dos semanas en unas quebradas luego de que el bus en el cual viajaba para volver a su hogar había chocado. También como cuando se enteró que solo se fracturó una pierna y... Naruto estaba ahí escuchando las buenas noticias.

O como cuando Jiraiya solo tenía un tumor benigno, lo cual significaba que su vida no estaba en riesgo, pero de todas formas debía permanecer en el hospital, por lo cual Naruto siempre lo iba a visitar allá y... Sasuke siempre lo acompañaba o esperaba afuera.

 

Suspiro nuevamente, observo como el pecho del rubio subía y bajaba calmadamente, al parecer se había quedado dormido.

Pero realmente no era así, Naruto estaba tan relajado que no pudo evitar mantener cerrados sus ojos. En ese momento se preguntaba qué pasaría cuando uno de los dos encontrase a alguien, ¿Dejarían de pasar tiempo juntos? ¿Harían las mismas activadas con esas personas? ¿Toda su atención sería para esas personas?

¡No, no y no! No cambiaba a Sasuke por nada ni nadie, Sasuke era todo lo que necesitaba y quería, era su compañero de toda la vida, ¡incluso cuando pequeños habían prometido casarse!

Se removió molesto sobre su pecho como si quisiese alejar tales pensamientos.

 

                - ¿Quieres quedarte quieto?

                - Lo siento.

 

El azabache notó como su amigo quería decir algo.

 

                - Dime.

                - ¡¿Quién dijo que quería decir algo?!

                - Solo dilo. – Respondió con tono cansado.

 

Naruto pensó bastante si preguntarle o no, ¡maldito nerviosismo que lo atacaba ahora!

 

                - Sasuke... tú... ¿te has enamorado?

 

Le dirigió una mirada demostrándole lo sorprendido que estaba y lo desprevenido que lo tomo esa pregunta. Naruto apretó su mano diciéndole silenciosamente que le respondiera.

 

                - No sé que es estar enamorado, así que no lo creo.

                - Ya veo...

 

Pero lo que realmente pensaba Sasuke es que quizás si lo estuvo, o mejor dicho, estaba, y el culpable era el idiota acurrucado a su lado.

De cierta forma Naruto se tranquilizó ante tal respuesta, no entendía por qué se relajó tanto luego de escucharla.

 

                - ¿Y tú?

                - ¿Ah?

                - Que si tú te has enamorado tonto.

                - ¡Hey! No me insultes, y para que sepas no, no me he enamorado.

 

De todas formas tenían todo el tiempo del mundo para aclarar sus sentimientos.

¿Quién sabe? Quizás algún día Naruto se enteraría de que le provocaba dudas amorosas al azabache.

Quizás Sasuke  se enteraría de que podía descontrolar la calma del rubio.

Pero por ahora, para ellos nada había cambiado.

Quizás por la costumbre.

Tan acostumbrados que no veían como otros pasos acompañaban los suyos

Tan acostumbrados que no notaban como crecían juntos.

Tan acostumbrados que no se habían percatado de que formaban una vida al lado del otro.

Tal era el punto, que el amor que se forjaba pasaba desapercibido.

Pero estaba ahí, llenándolos de felicidad a cada momento que veían esas sonrisas y miradas.

Si, la costumbre de ser el mundo del otro.

Notas finales:

Si les gusto dejen comentarios :D


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