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Aquello que flota en el cielo por Eruka Frog

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto no es mío sino de Kishimoto y del resto de personas detrás de la serie y el manga, escribo la siguiente historia ficticia sin fin lucrativo alguno.

Regalo para Noxie Poxie, mi amiga morada y el amor de mi vida OwO

Notas del capitulo:

Esto es, creo, lo más romántico que he escrito en mi vida. No tengo idea de porqué escribí algo de romance si al final Nox es todavía menos romántica que yo (aunque nuestras noches frente a la chimenea digan lo contrario, xD), pero bueno, ojalá le guste.

 

Noxie, va para ti con todo mi cariño.

No existe nada más interesante que la conversación de dos amantes que permanecen callados. Achile Tournier (1847-1906)

 

Aquello que flota en el cielo

Por: Eruka

 

 

Movió a su caballo a 3-C y esperó el movimiento de su oponente. El muchacho frente a él observó con toda la calma que su rechoncho cuerpo podía reunir el tablero bicolor y luego lo observó a él.  Pasaron un par de minutos para que se decidiera a arriesgar a su reina algunas casillas en territorio enemigo. Shikamaru sonrió, entre complacido y  orgulloso de haber enseñado tan bien al muchacho frente a él. Adelantó una casilla su torre y esperó.

 

Un par de movimientos después, el  rey blanco se dejó caer en medio de la modorra de la tarde y la partida se dio por terminada. Como siempre, Shikamaru había ganado.

 

-Gracias por la partida-se dijeron mutuamente. El chico de cabello castaño y prominente barriga se dispuso a guardar las piezas mientras su compañero cerraba las ventanas que habían abierto hacia hora y media. El salón de inmediato se sintió más sofocante; el calor del verano ya comenzaba a incordiar a su instituto, que de por sí siempre había tenido un ambiente casi aislado del resto del planeta.

 

-¿Ya has hecho los deberes?-la pregunta, más hecha por formalidad que por curiosidad, arrancó a Shikamaru un suspiro aburrido.

 

-¿Tenemos deberes?-Chouji rió por lo bajo ante la respuesta que ya se esperaba. Realmente, entre ellos dos no se tomaban demasiado en serio la escuela y ese tipo de preguntas eran acogidas con cierto desgano-subiré al techo-la invitación estaba implícita.

 

Las normas escolares establecían de forma muy clara que los alumnos no debían quedarse después de las cuatro en el plantel,  así como decía que bajo ningún concepto los alumnos tenían permitido subir a la azotea. Cómo si importara.

 

Cinco menos cuarto, buen momento para recostarse en el sucio suelo y observar las nubes un rato. A Shikamaru le gustaba ver nubes hasta que la noche cubría el cielo por completo; a Chouji le gustaba acompañarlo.

 

-Toma-ofreció de su bolsa de papitas al acostarse de cara al cielo. Shikamaru tomó una adivinando la posición de la bolsa, sólo para ahorrarse la molestia de girar la cara. “Gracias” murmuró mientras mascaba.

 

Un hondo suspiró le siguió al rumiante masticar de las frituras.

 

Encima de ellos, una graciosa nube que, con mucha imaginación, parecía un adorable patito pasó volando un rato antes de perderse de vista casi media hora después. Chouji buscó algo ansioso alguna nube que asemejara algún platillo delicioso; siempre que aparecía una,  Shikamaru le invitaba a cenar lo que fuera.  La mano que todavía sostenía la bolsa de papitas fue de pronto cogida por una mano delgada y de dedos hábiles.

 

Su mano rechoncha devolvió el agarre sin inmutarse.

 

La tranquilidad que reinaba siempre en las largas horas que pasaban juntos era tan perfecta que sus respiraciones lentas y calmadas se escuchaban a varios pasos de distancia. Con dificultad, giró su corpulenta figura hacia el moreno, que todavía veía el cielo con actitud pacífica.  Resoplando, logró levantar el dorso sin ayuda, para acercarse al otro y quedar con la mitad del cuerpo suspendida encima de él.

 

Se besaron.

 

Volvió a su lugar con algunos quejidos de cansancio y miró de nuevo el cielo. Por fin,  una nube en forma de hamburguesa se posó sobre ellos.

 

-Tengo hambre-comentó, esperando que el otro entendiera el mensaje.

 

-Espera un rato, Chouji-pidió. Bostezó hondamente y pensó en echarse un sueñito, al fin que Chouji estaba al lado y lo despertaría antes de que fuera demasiado tarde para tomar el autobús.

 

Su relación había iniciado  hacia ya muchos años, y ésta evolucionó de forma tan gradual que  no se dieron cuenta de en qué momento exacto habían decidido  quererse más allá de la simple amistad. Pero no había necesidad de saberlo porque eso no cambiaba nada. Su relación de pareja estaba siempre ajena al tiempo, a las formalidades y todas esas cosas complicadas en las  que por lo general están inmersas las parejas, olvidando que lo único que se necesita para formar una relación amorosa  es, evidentemente, el amor.

 

-Despierta, Shikamaru-pidió moviendo un poco el hombro de su compañero. El moreno no estaba dormido, pero le pareció demasiado cansado responder  ante el llamado.

 

El castaño entonces unió de nuevo sus labios a los de su amigo, en esa íntima caricia que era lo más lejos que los dos estaban dispuestos a llegar. No necesitaban nada más, porque nadie habla de sexo y lujuria cuando el entendimiento es tan grande que todo lo demás se vuelve irrisorio y aburrido.

 

-Vamos a cenar-pidió Chouji.

 

Quizás su amigo no era el más guapo ni el más deseable; con su  inmensa figura difícilmente llamaba la atención de forma amorosa,  pero Shikamaru, al observar con atención a su pareja, podía dar fe de que para amar a otro, lo que menos importa es lo  atractivo que sea.  Si el resto del mundo buscaba a un compañero de vida basándose en una cara adorable y un cuerpo grácil, era su problema: lo único que él necesitaba era la discreta y agradable compañía de una persona que lo entendiera, que respetara sus silencios y comprendiera su ritmo de vida lento y tranquilo.

 

Lo único que necesitaba era a Chouji.

-Vamos-aceptó, tomando la mano rojiza y grande que le ofrecía una ayuda innecesaria para pararse.

 

Después, no la soltó.

 

En el cielo, una nube que con mucha imaginación y a los ojos de dos enamorados melosos parecía un corazón, flotó encima de sus cabezas. Las otras parejitas que se reunían a contemplar románticamente las nubes, tomados de la mano y haciéndose arrumacos, suspiraron al verla cuando pasó frente a sus ojos, pensando que incluso el cielo admiraba su amor.

 

 Ellos simplemente vieron una nube, porque no necesitaban otra aprobación diferente a la propia.

 

 

 

Notas finales:

¿A qué sí fue una sorpresa? Mah, es el primer fic  con pareja crack que hago, espero no haber hecho el ridículo -.-

 

Y por supuesto, espero que te haya gustado, Nox.

 

Yo sí soy un miembro orgulloso de Friction Awards


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