Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cómo conocí a mi esposo por Katrinna Le Fay

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

TITULO: Cómo conocí a mi esposo


 


Capítulo: 1/3


 


Libro: Harry Potter


 


Pairing: B/R


 


Category: Clasificándose como Sweet, Angs, Romántico y quizá algo más.


 


Raiting/Warning: PG-13…menciones de M-Preg, quizá Cítrico, corazones rotos, mención de relaciones heterosexuales. Spoilers del último libro y también de El Trato (vamos, que si ya lo leíste sabes lo que habrá)


 


Disclaimer: Yo no poseo a los personajes de Harry Potter, pertenecen a su Creadora J. K. Rowling y a sus respectivos socios comerciales. Ésta solo es una historia escrita de fan para fans, sin fines lucrativos.


Lo único mío son la historia, las ideas y OCC (Personajes originales).


De todas maneras si te gusta la historia y quieres publicarla, te pediría que antes lo consultes conmigo.


CAMPAÑA LE FAY : No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. ALZA LA VOZ, NO TE QUEDES CALLADO ANTE EL PLAGIO.


Tiempo: Posterior a la “saga” de libros.


               En calidad de Universo Alterno.


                  


FEEDBACK: katrinna_le_fay@yahoo.com.mx ó katrinna_le_fay@hotmail.com  


 


MSN:          shania_xs@hotmail.com


 


FACEBOOK: katrinna_le_fay@hotmail.com


 


Nota: Esta historia, por ser lo que es contiene OCC en los personajes (creo que eso está claro desde el momento en que se llama: FanFiction) y M-Preg. Hago hincapié en esto.



¿Qué es M-Preg? Es la contracción para referirse a un: Masculine Pregnant (embarazo Masculino) Si no te agrada esta temática, entonces no lo leas.


De esa manera te ahorrarías algún sentimiento de contrariedad. Pero si te da curiosidad, entonces adelante. Recuerda que yo no me hago responsable de nada ya que es tu decisión. Gracias



 


No iba a hacer esto, en verdad que no, pero se lo debía a Heva porque fundó el “Fans Club de “este” Blaise Zabini” y además porque en serio, en verdad, si no hubiera sido por ella El Trato nunca habría salido a la luz. Así que mi querida Heva, esto es para ti y…también para los que amamos a esta pareja y la disfrutaron en El Trato ^^….


¿Ya mencione que esto se desprende directamente de El Trato? ^^


 



Katrinna Le Fay


 



 


 


-No quería decirlo de esta manera pero…creo que debemos terminar.


 


Aun podía escucharla como si hubiera pasado un momento atrás.


Su decidida voz retumbando en su cabeza no se alejaba, todo lo contrario, le permitía revivir una y otra vez aquellas palabras.


 


Y todo comenzó por un simple recordatorio.


 


-Hermione, mamá me preguntó si ya habíamos decidido la lista de invitados. Dice que si no nos apresuramos no tendremos tiempo de enviar las invitaciones y de recibir las respuestas para saber quién irá o no a la boda.


 


Ella bajó los documentos que leía y bufó.


 


-¿Qué? Si quieres reclamar algo díselo a mamá. Yo solo te estaba recordando…


-¡No sé porqué todo el mundo se exalta y se apresura para algo que aun está a muchos meses de distancia!-Señaló, regresando la vista a los pergaminos que arrugaba.


-Hermione.-Llamó el pelirrojo casi en un susurro, algo que no pudo pasar desapercibido para la chica que continuaba arrugando los documentos.-La fecha para la boda está a prácticamente dos meses.


-¡¿QUÉ?!- El grito que la mujer lanzó pudo haberse escuchado hasta en Oceanía.- ¡Eso no puede ser! Yo…yo…debes estar equivocado, Ron. Siempre te confundes con las fechas. ¿Recuerdas la época de exámenes? Siempre holgazaneabas más de la cuenta porque según tú restaba mucho tiempo y cuando te dabas cuenta de que no era así, terminabas mirando mis apuntes o los de Harry.-Dijo, mientras sonreía con visible ansiedad.


-Lo recuerdo, pero Hermione…esta vez no me equivoco.


 


La firme convicción del pelirrojo la hizo abrir los ojos y levantarse del sofá para buscar un calendario.


Ron solo la vio remover cajones y maldecir, hasta que con un chasquido de lengua murmuró algún conjuro y de inmediato el calendario de su habitación apareció en sus manos.


Ron no pudo evitar sonreír a la imagen de su ataviada novia. Llevaba poco tiempo laborando en el ministerio de magia y la cantidad de trabajo que tenía y llevaba a casa era incomparable a los deberes del colegio, pero adoraba lo que hacía y solo por verla feliz él no decía ni una palabra sobre el poco tiempo que pasaban a pesar de vivir juntos.


 


Poco después de que la muchacha terminara el colegio (se había empeñado en regresar a pesar de lo que todo el mundo le decía) y confesados sus sentimientos, decidieron vivir juntos pese a las oposiciones de sus padres.


Con Harry desaparecido, aunque ambos supieran sin hablar del tema la razón de su repentina huida, y la guerra finalizada, no habían visto demasiado impedimento para estar juntos. Además, debía tomarse en cuenta que aunque no de manera oficial, habían vivido juntos todo un año y las formalidades sociales eran las que menos importaban.


Así que después de conseguir un empleo, junto con George en su tienda de bromas y ella enfilándose en el nuevo ministerio de magia, buscaron un departamento de su agrado.


Vivir solos fue mucho más simple de lo que hubiesen pensado, pues los años de convivencia ayudaron en ese importante proceso.


Así que ahí estaban, a unos pocos meses de vivir juntos y a un par de años de empezado un noviazgo que inevitable y predeciblemente había terminado en un compromiso.


Ser paciente con Hermione se había vuelto imperativo, sobre todo ahora que su trabajo era tan importante. Él confiaba en que ella sabría hacer una gran diferencia y que ayudaría a Kingsley Shacklebolt a crear un mejor ministerio que alejase poco a poco los estragos de la Guerra.


Con los recientes interrogatorios que pretendían capturar a todos los Death Eaters y sospechosos de seguir al que no deseaba volver a nombrar, la comunidad mágica estaba progresando día con día.


Por eso se sentía orgulloso de su prometida y de todas las labores que esperaban para que ella las llevara a cabo. No le cabía la menor duda de que lograría llegar muy alto.


Así que verla así, afligida y mientras revisaba el calendario una y otra vez, era para él solo el estrago de una mente ocupada que puede llegar a olvidarse de algo. Pero Hermione no tenía de qué preocuparse, para esas cosas estaba él.


 


-No te preocupes si lo has olvidado, aun estamos a tiempo para finalizar algunas cosas.-Indicó, sonriendo a la muchacha que lo miró con cierto pánico en los ojos.


-Pero es que…aun no puedo creer que… ¡¿A dónde demonios se fue todo el maldito tiempo?!


 


Ron se guardó la risita, ver a Hermione así de ansiosa le recordaba a la chiquilla  afligida por los exámenes y trabajos mensuales.


Por eso se acercó a ella, le retiró el calendario de las manos y la abrazó.


 


-Ya, ya, tranquila. Es natural que con tus ocupaciones puedas olvidar las cosas, pero no tienes nada de qué preocuparte porque aquí está tú super y eficiente novio que te sacará de esto a tiempo para la ceremonia.


 


Hermione se removió inquieta en el abrazo juguetón hasta que logró zafarse y enfrentar al pelirrojo que la miraba sonriente.


 


-Ron, no es la boda lo que me preocupa, es…


-¿El trabajo? No creo que Shacklebolt se niegue a darte unos días para casarte. Incluso vamos a invitarlo ya que es el nuevo jefe de mi padre y de mi próxima esposa.


 


Ron continuó sonriendo con despreocupación pero entonces miró terror en los ojos castaños de su prometida.


 


-Hermione, ¿te encuentras bien? De repente te has puesto del color de los fantasmas.


-Se dice perdido el color, Ron.


-Ya lo sé, solo estaba imitando a mamá. Está leyendo unos libros extraños de hace como doscientos años y está insoportable con las nuevas frases que…


-Ron…creo que tenemos que hablar.


-¿Sobre las invitaciones? Lo sé, creo que mamá está exagerando. En la mañana me enumeró a todos los parientes que piensa invitar y si vamos a hacer todo en la Madriguera entonces dudo mucho que quepamos en…


-No Ron, de eso…


-¿Entonces de tú vestido? ¿No me digas que no fuiste al sastre como te lo dijo mamá? Ahí si no creo que yo pueda ayudar….


-¡RON!


 


El pelirrojo miró a la agitada muchacha que rogaba por su atención. La realidad era que se encontraba demasiado nervioso para permanecer callado sobre el tema del matrimonio. Estaban por dar un paso importante que fortalecería su unión para siempre. Y sería de esa manera porque él creía en el matrimonio para toda la vida, lo había aprendido de sus padres que con más de quinientos años, según él, de sagrado matrimonio continuaban juntos y amándose. Por tal motivo era importante para él dar un paso así de gigantesco con la persona que amaba y que estaba intentando mantener la cordura.


Así que simplemente le prestó atención y dejo que hablara. Quizá sí había olvidado el vestido.


 


Hermione trató de regular su respiración y cuando obtuvo la total atención del pelirrojo comenzó a hablar.


 


-Ron, creo que no es prudente que en este momento nos cacemos.


-¡¿QUÉ?!


 


Ella suspiró, el momento al fin había llegado.


 


-He estado pensando y… ¿por qué tenemos que casarnos justamente ahora? Es decir, tenemos viviendo juntos un tiempo y todo ha marchado bien.


-Hermione, ya hemos hablado sobre esto. Es importante para mí.


-Ya lo sé.-Gruñó ella, buscando las mejores palabras para no herir la sensibilidad del pelirrojo, pero sabía que aunque lo endulzara todo con tres botellas de miel de maple, al final el sabor seguiría siendo agridulce.-Sé que el matrimonio es importante para ti…para mí también lo es pero simplemente no creo que este sea el momento adecuado.


-¿Por qué no? Lo hablamos lo suficiente y fuiste tú quien fijó la fecha.


 


Ella lo sabía pero simplemente le pareció que dar un número al azar en una fecha que parecía muy lejana era la solución a la insistencia de su pareja. Sin embargo jamás contó con que el tiempo la alcanzaría.


 


-El trabajo en el ministerio ha comenzado a movilizarse gracias a las acciones legales que el ministro está tomando, además las reformas de Azkaban son imperativas. Si deseamos que el nivel penal mejore para que la sociedad se encuentre segura y libre de personas que puedan perjudicarla, es importante que todo se realice lo antes posible.


-Eso ya lo sé.-Gruñó Ron con exasperación. Todo lo que Hermione decía lo sabía de memoria, ella no hacía más que hablar y hablar de reformas que no entendía pero que eran importantes para ella.-Sé que tú trabajo es muy importante en estos momentos pero no encuentro la razón para que quieras cancelar la boda.


-No la estoy cancelando.-Alegó ella con cansancio.-Solo la estoy posponiendo.


-¡¿Más?!


-Solo…solo hasta que por lo menos algunas reformas estén listas. No puedo darme el lujo de distraerme en este momento Ron, el trabajo que estoy haciendo es…


-Sí, ya lo sé.- Ron suspiró bajando la mirada y reteniendo el impulso de gritar.


 


Durante ese tiempo y después de lo que había experimentado en la guerra, había aprendido a ser un poco más tolerante. Ya no era un niño y no podía ir por la vida gritándole a medio mundo solo por no entender las cosas o sentirse frustrado.


Hermione siempre lo hacía sentirse de esa forma, él sabía que ella era simplemente excepcional y que le agradecía que comenzara a madurar, pero en ese momento la ansiedad se estaba apoderando de él y deseaba más que las burdas explicaciones que su novia le daba.


 


-Entonces si lo sabes por qué…


-Porque simplemente no puedo entender la razón de que no quieras perder solo un día, UN día para casarte y al siguiente regresar a tus obligaciones. No vamos a irnos a ninguna parte de Luna de Miel porque así lo pediste. La boda será la cosa más sencilla del mundo en la casa de mis padres, como así lo pediste. Los invitados serán minuciosamente seleccionados exactamente como tú lo pediste, se invitará a quien tú desees y lo más importante, se hará el día en que tú lo quisiste. Toda esta boda está girando a lo que tú deseas. Siendo de ese modo aun no puedo entender la excusa que me das.


 


Hermione giró los ojos pero se enfrentó con la mirada de un Ron que exigía respuestas.


Ella lo había meditado durante mucho tiempo y de tantas maneras que sabía sería imposible postergar eso mucho más, así que si debía suceder alguna vez, entonces que fuera ese día.


-Me habría gustado que todo fuera en otras circunstancias pero dada tú impaciencia y la poca cooperación empática que tienes…


-¿Qué intentas decir?


-No quería decirlo de esta manera pero…creo que debemos terminar.


 


El shock fue tremendo por lo que él ni siquiera se movió.


Ella supo que todo quedaba entonces en sus manos. Así que se mordió el labio inferior y con decisión en la mirada comenzó a hablar.


 


-He intentado ser paciente, sobre todo comprensiva con todo este asunto del matrimonio. Antes estaba de acuerdo pero ahora hay cosas más importantes que merecen mi atención. Sé que muy pronto voy a obtener la jefatura de un departamento y es imperativo que haga las cosas perfectamente bien. Es tiempo de cambios y las personas no van a tolerar un solo error, así que con las ideas que tengo, el apoyo del ministro y de los demás funcionarios pretendo establecer mejoras que no pueden retrasarse solo por una boda.


 


Ron abrió la boca pero no fue capaz de pronunciar palabra alguna. Lo que estaba escuchando… ¿en dónde había quedado Hermione?


 


-Espero que aceptes mi proposición. No espero que la entiendas pero sí que la respetes.-Prosiguió ella sin inmutarse.


-¿Estas diciéndome que te importa más tú trabajo que casarte conmigo?


 


Ella solo tuvo que mirarlo para que él supiera la respuesta.


Ron entonces buscó un lugar para sentarse, lo que estaba escuchando no podía ser verdad. Hermione estaba rompiendo con él por trabajo.


 


-Lamento que las cosas se den de esta forma, Ron. Pero creo que es mucho mejor hacerlo ahora que complicarnos después con un divorcio que solo acarrearía dolor.


-¡¿Dolor?!  ¡¿Entonces ahora no te duele todo lo que me estás diciendo?!


 


Ella quiso responder pero se dio cuenta de que las cosas empeorarían más y la rabia contenida del pelirrojo sería imposible de controlar, así que suspiró y una vez más expresó simplemente lo que ella consideró su salida más rápida.


 


-Será mejor que empiece a empacar mis cosas…no tiene caso seguir haciendo el tonto con esto.


 


Hermione se giró para dirigirse hacia su dormitorio pero la voz herida e irónica de Ron la detuvo.


 


-¿Y te vas así?... ¿así solamente?


-¿Qué más quieres que haga? ¿Qué me quede para que siga aparentado que nada sucede y nos sigamos atormentando más?


 


Ron no dijo nada y ella lo interpretó como el momento en que debía retirarse, sin embargo él volvió a detenerla.


 


-¿Desde cuándo habías pensado en esto?


-Ron…


-¿Desde hace cuanto querías dejarme?


 


La mirada azul no vaciló y la de ella tampoco. Lo menos que le debía era una explicación sincera y directa.


 


-Hace tiempo.


-¡¿Y permitiste que siguiera con toda esta parafernalia de la boda?!, ¡¿Qué continuara diciéndole a todos lo felices que éramos y que pronto nos casaríamos?! ¡¿Tienes…tienes una maldita idea de lo difícil que fue para mí proponerte algo?! ¡¿Ya no hablar del matrimonio?!


 


Claro que ella lo sabía, perfectamente, pero no solo por eso se quedaría.


 


­-Lo lamento mucho Ron, en verdad lo lamento.


 


Hermione no dijo más, dio media vuelta y se retiró a su habitación de donde salió media hora después solo con un pequeño bolso donde Ron intuyó llevaba todo lo suyo.


Ni siquiera se dirigieron una última palabra, Hermione ya estaba decidida y nada la haría jamás cambiar de idea.


Ron escuchó el “plop” de la chimenea y entendió que se había marchado.


Por un momento quiso creer que todo eso era solo algún tipo de ansiedad laboral o alguna extraña enfermedad que atacaba a mujeres brillantes como Hermione, pero después de dos horas comenzó a entender que ella realmente se había ido, había roto el compromiso y lo había dejado. Todo en un momento y sin que él lo hubiera previsto.


 


Esa mañana al despertar pensó que era un buen día para decirle a su prometida que acababa de encontrar la casa ideal para mudarse después de la boda. Una casa enteramente con su gusto, casi muggle, donde ella pudiera vivir tranquila y recordando su época cuando vivía con sus padres, antes de la guerra y de borrarles la memoria. Una casa que había luchado por conseguir, la cual pagaría él y poco a poco aunque la vida se le fuera en ello. Una casa donde criar a sus hijos y donde vivir hasta el último día de sus vidas. Una casa que tendría el olor de hogar con el que ambos habían crecido y que había pensado, estúpidamente, que ella también deseaba.


Ahora, frente a la realidad y con las palabras de ella aun perforándole los oídos, pensó que esa casa jamás vería el futuro de Ronald Weasley y Hermione Granger juntos.


 


Acababan de romperle más que el corazón.


 


 


OoOoOoO


 


Nunca imagine la vida sin ti


En todo lo que me plantee, siempre estabas tú


Solo tú sabes bien quien soy


De donde vengo y a donde voy


Nunca te he mentido nunca te he escondido nada


Siempre me tuviste cuando me necesitabas


Nadie mejor que tu sabrá


Que di todo lo que pude dar


 


*Y ahora tú te vas


Así como si nada (y tú te vas)


Acortándome la vida, agachando la mirada


Y tú te vas


Y yo... que me pierdo entre la nada (y tú te vas)


Donde quedan las palabras


Y el amor q me jurabas... y tú te vas


 


Si es que te he fallado dime cómo y cuando ha sido


Si es que te has cansado y ahora me hechas al olvido


No habrá nadie que te amara


Así como yo te puedo amar


 


Por más que busco no encuentro razón


Por más que intento no puedo olvidar


Eres como una llama que arde en el fondo de mi corazón


 


(Y tú te vas)


 


 


OoOoOoO


 


 


Excluyendo a Bellatrix Lestrange, Molly Weasley nunca había deseado maldecir a nadie con tanta vehemencia como en ese momento. Su rostro encendido y las manos inyectadas de impotencia solo le permitían mirar a su antepenúltimo hijo siendo consolado por su marido y Ginny.


 


-¡No puedo soportar esto!


-Cálmate mamá.-Sugirió Charlie, esperando no tener que usar otro hechizo aturdidor sobre su progenitora. Tratarla como a un dragón furioso no era su idea de una visita a casa.


-¡¿Pero cómo quieres que me calme si mi Ronnie está…?!


-Charlie tiene razón, mamá.-Asintió Bill, dejando junto a su madre una taza de té.-Si no te controlas, ¿quién va a tranquilizar a Ron?


-Además siempre has dicho que debemos pensar con serenidad y en frío.-Corroboró George.


-Sí, pero nunca me imaginé que esa… ¡malagradecida!, pudiera hacerle algo así a Ron.


 


Los tres hermanos se miraron y aunque deseaban transmitir palabras que ayudaran a que el encendido carácter de su madre menguara un poco, no podían ayudar en mucho.


Todo el mundo sabía que la familia Weasley era demasiado unida y que cualquier daño a alguno de sus integrantes era una afrenta personal que se cobraba con sangre. Ni siquiera debían mencionar a Fred ni a la persona que había vengado su memoria, que era la misma que se debatía entre ir a asesinar o dialogar con la mujer impertinente que rompió el corazón de su hijo.


 


Ron llegó a la madriguera media hora atrás y todo porque en dos días no habían sabido nada de él. Molly, preocupada por su hijo, había exigido alguna clase de ayuda a su esposo quien antes de movilizar a cualquier equipo de aurores de manera innecesaria, logró contactar a su hijo quien renuente se negaba a hablar con alguien.


Pero las amenazas de una madre preocupada no son solo palabras, por lo que Ron tuvo que hacer acto de presencia en la casa familiar que, dicho sea de paso, tenía cupo lleno.


 


Su estado físico no era muy bueno y ante la alarmante presencia de barba y ojeras, mamá Weasley volvió a entrar en acción.


 


-¡Te exijo, Ronald Weasley, que expliques lo que te sucede!


 


Y ante esa amable petición Ron no pudo ocultarlo más, explicando lo que había sucedido con Hermione.


Momentos después de terminar, Molly se había alzado en ira igual que una madre dragón al perder a sus crías, una comparación que Charlie hizo y que George celebró; sin  embargo los hermanos mayores habían tenido que detenerla para que no fuera en busca de venganza, o en su defecto para evitar un asesinato innecesario.


Ron había quedado preso entre los brazos de su hermana y las palabras consoladoras de un Arthur mortificado pero incapacitado para hacer nada.


 


-Debes ser fuerte.-Susurró el patriarca Weasley, tratando de encontrar la manera de elevar el ánimo de su hijo.


-Vamos, Ron, quizá ella no lo dijo en serio.


 


El aludido frunció el entrecejo en dirección a su hermana.


 


-Bueno, Ginny tiene un punto.-Afirmó Bill desde su posición.


-Sí, quizá ella está de verdad bajo mucho estrés y lo último que desea es aumentarlo. Es como en la profesión decimos: Si no puedes cazar un Dragón, mejor retírate e inténtalo más tarde.


-Si Ronnie, anímate.-Sonrió George.-Después de todo es de Hermione de quien hablamos.


-Es verdad, Ron.-Afirmó Ginny.-Ya sabes cómo es ella. Seguramente se le pasará cuando se sienta mejor y verás que estaremos celebrando su boda muy pronto.


 


Ron quiso creerle a sus hermanos, sabía que todos estaban alentándolo lo mejor que podían pero tenía conociendo a Hermione más tiempo que cualquiera de ellos y podía saber cuándo hablaba en serio o a causa del mal humor.


La Hermione que había roto con él dos días atrás era la Hermione real y que conocía perfectamente bien. La Hermione que una vez decidía algo, jamás rectificaba ni daba justificaciones. La mujer que nunca se retractaría al menos que fuera necesario y por cómo él comenzaba a ver las cosas, nada ameritaba una retractación.


 


Se hundió en el sofá y lanzó un lamentero suspiro que llegó a todos y cada uno de los corazones de su familia.


 


-Quizá deba darle tiempo para que piense mejor las cosas.


-Tal vez eso sea lo mejor, hijo.-Apoyo su padre, revolviéndole un poco los cabellos.


 


Ron sonrió a medias. Había escuchado una vez decir a Harry que la esperanza era lo último que se perdía, nunca había logrado entender esa frase muggle por más que él se la explicó, pero en ese momento comenzaba a entenderla mejor de lo que imaginó.


 


Molly bufó y se levantó de la silla para dirigirse a su habitación.


Charlie y George cuidaron que no se dirigiera a la chimenea y Bill verificó las protecciones de la casa. Por lo pronto la mujer estaba segura.


 


Arthur miró a su esposa y unos minutos después se levantó de su lugar junto a Ron para dirigirse a su habitación, donde la pelirroja se encontraba doblando la ropa.


 


-¿Qué haces?


-¿Qué podría estar haciendo?-Remilgó, doblando y desdoblando una prenda más veces de lo humanamente posible.


-Molly.


-¡¿Qué?!


 


Arthur, con todo el incondicional amor que aun le profesaba a su esposa, se acercó a ella para abrazarla. Procurando besar su frente en el proceso.


Molly gruñó, dispuesta a gritar su descontento pero después de un momento simplemente se hundió entre los brazos amorosos de su esposo.


 


-Mi pobre bebé.


-Ya no es más un bebé, Molly. Nuestro Ron es ya todo un hombre, y como tal debe pasar por las pruebas que le de la vida.


 


Molly odiaba cuando su esposo le recordaba que sus hijos ya no eran los niños que necesitaban ser vigilados todo el día, ni los que le pedían galletas cuando se suponía que no debían hacerlo.


Suspiró, permitiéndose llorar por el dolor de su hijo.


 


-Para una madre no hay nada más horrible que uno de tus hijos sufra. Daría todo, Arthur, por ahorrarle esta pena a nuestro hijo.


-Lo sé, lo sé Molly. Para mí también es difícil verlo en esta situación pero no podemos hacer nada. Si Hermione ha decidido…


-¡Seguramente lo está engañando!-Gritó de repente.


-No creo que sea capaz de hacer eso. La conocemos desde niña.


-Pues al parecer no muy bien.


 


Arthur supo que si decía algo más acerca de la ex prometida de su hijo solo continuaría provocando los deseos homicidas de su esposa, así que decidió tranquilizarla de otra manera.


 


-Ron nos necesita íntegros para que lo apoyemos en su rehabilitación.


 


Molly lo miró un tanto asustada.


 


-Ambos conocemos los resultados de todo esto, así que a pesar de que Hermione haya hecho…lo que hizo, es nuestro deber como padres apoyar a nuestros hijos. Sean cuales sean sus decisiones.


-Pero Arthur, Ron va…


-A hacer muchas tonterías hasta que se dé cuenta de lo inevitable.


 


Ella lo sabía, lo sabía tan bien como la hora exacta en que cada uno de sus hijos había nacido. Aun así, eso no evitó que su corazón se acongojara y se preocupara por las futuras acciones de su niño más atolondrado.


Recargó la frente en el hombro de su esposo y suspiró. Iba a apoyar a su hijo, siempre, eso no se discutía, pero en ningún lugar decía algo sobre perdonar a la muchacha que había acogido en su propia casa como una hija más. La traición, eso quizá nunca se lo perdonaría.


 


 


OoOoOoO


 


Como me apena verte llorar


Toma mi mano, siéntela


Yo te protejo de cualquier cosa,


No llores mas aquí estoy


Frágil, dulce y sensual.


 


Quiero abrazarte, te protegeré


Esta fusión es irrompible


No llores mas, aquí estoy


 


En mi corazón  tú vivirás


Desde hoy será y para siempre amor


En mi corazón no importa qué dirán


Dentro de mí estarás siempre....


 


(Fragmento de: En mi corazón


Phil Collins)


 


OoOoOoO


 


 


Arthur Weasley tuvo razón al decir que su hijo lucharía para conseguir de nuevo el afecto de Hermione.


Para toda la familia fue difícil mirarlo regresar una y otra vez sin ningún tipo de progreso, tratando de alentarse a sí mismo cuando lo que realmente deseaba era tirarse a llorar.


Ron se las ingeniaba para tratar de razonar con ella, para tratar de hacerla entrar en razón, pero las palabras de la casi nueva e importante funcionaria eran tajantes y no daría su brazo a torcer tan fácilmente.


Molly solo podía animar a su hijo y de un momento a otro, casi sin que se percatara de ello, Ron dejó de luchar.


 


-Creo que ya todo está hecho. Ya no puedo hacer nada más.


 


Fue ahí cuando la realidad golpeó a la familia porque a pesar de lo que sucedía, aun había esperanza de que todo se solucionara.


 


Ron se deshizo de todo lo que le recordaba a ella y decidió continuar con su vida, haciéndose la firme promesa de nunca jamás volverse a enamorar.


Sus padres lo recibieron en casa nuevamente para que en aquel ambiente amoroso pudiera recuperarse poco a poco de sus heridas.


Él sabía que iba a tomarle mucho tiempo hacerlo pues toda una vida no era tan simple de olvidar, mucho menos porque todo se la recordaba, y con justa razón.


 


De esa manera, sosteniéndose de su empleo con George y aportando un poco al hogar, transcurrió año y medio.


Cada uno de los Weasley podía afirmar, con mucha pena, que Ron había cambiado y que jamás volvería a ser el mismo chico atolondrado y de sonrisa sincera que tanto amaban.


Fleur solía decir que para un corazón roto no existía nada mejor que uno nuevo; era eso o enviarlo a clases de repostería francesa, actividad que los Delacour practicaban cada vez que alguien los hería de alguna forma.


Bill y George habían alentado la repostería, sobre todo George, pero ante la profunda negativa de Molly mejor lo olvidaron.


Arthur comenzaba a cansarse de mirar el estado anímico de su hijo quien, fingiendo sonrisas y aceptando que se había recuperado, se mantenía al margen de cualquier contacto humano.


Fue así que decidiéndose a actuar, habló con uno de sus hijos.


 


-Creo que es momento de hacer algo por él.


-Quisiera hacerlo Papá, ¿pero cómo lo hago? No creo que sea el más indicado para hacerlo, mucho menos porque vivo a millas de distancia de ustedes.


-A eso no me refiero, Percy.


-¿Entonces?


 


El mayor miró a su hijo quien desde la chimenea trataba de descifrar el plan de su padre.


A pesar de que trabajaba en Hogwarts, había seguido muy de cerca lo acontecido con su hermano menor y aquella ruptura le parecía una lástima, sin embargo como el hombre analítico que era no podía dejar de pensar en que Ron estaba haciendo un océano de todo eso.


No era que desmeritara las cosas, una relación como la que su hermano y Hermione habían sostenido sí que era admirable, pero lo que no podía comprender era la razón de Ron por seguirse encerrando en sí mismo. A pesar de los esfuerzos de toda la familia por apoyarlo, todo señalaba a que su hermano no deseaba aliento sino permanecer igual.


Por eso, que su padre lo buscara en medio de la noche le parecía sumamente extraño.


 


-Los antiguos amigos de Ron están ahí contigo, ¿cierto?


-Algunos son docentes, ¿por qué?


-Se me ha ocurrido que quizá ellos puedan ayudar a tú hermano en su rehabilitación.


 


Percy entrecerró los ojos.


 


-No logro entender muy bien lo que dices, papá.


-Sabes que lo hemos intentado todo pero al parecer Ron se ha dejado caer.


-Aja, pero sigo sin….


-Como Harry se ha ido y nosotros no podemos hacer nada por él, se me ha ocurrido que quizá lo que necesita es a sus amigos.


 


Una solución demasiado simple que a nadie se le había pasado por la cabeza.


 


-Creo que veo tú punto, Papá. Pero la pregunta es, ¿funcionará?


-No perdemos nada con intentarlo.-Sonrió Arthur.-Además ya hemos agotado todo lo que está a nuestro alcance para ayudarlo. Tal vez ellos puedan hacer lo que nosotros no podemos.


 


Percy sabía que Ron no deseaba ver a nadie, vivía una vida tan monótona que a veces extrañaba sus ocurrencias, así que enarcó una ceja y miró a su padre con firmeza.


-Hablaré con Seamus Finnigan, quizá él pueda hacer algo al respecto.


 


Arthur asintió. Después de haberlo meditado con cautela había llegado a esa conclusión. Como padres y familia habían hecho todo lo humanamente posible por Ron, no podían ayudarlo pero tampoco podían permitir que siguiera hundiéndose, así que la última alternativa eran sus amistades.


Extrañaba a Harry, quizá si el muchacho estuviera con ellos Ron no habría caído en esa terrible desolación que era visible hasta para el que no lo conocía.


Harry habría podido alentar a su hijo, pero como él no estaba…


 


-La familia siempre está para ayudar.


 


Con el plan entre manos solo les restaba aguardar y cruzar los dedos para que todo funcionara.


 


OoOoOoO


 


Ron frunció el entrecejo y después bufó.


 


-Me dijeron que iríamos a una reunión.


-¡Y a eso vinimos!


 


El pelirrojo miró con ojos entrecerrados al novio de su hermana y después a los otros dos, quienes le sonreían de manera cordial.


 


-Vamos, vamos, antes te habrías lanzado de inmediato a la barra para pedir bebidas para todos.


-Tú lo has dicho, Finnigan. Antes.


-No te enfades, Ron.-Sonrió Neville, palmeándole el brazo.-Nosotros solo deseamos que te animes un poco.


-Además hace mucho que no nos reuníamos todos.-Aportó Dean, abriendo la puerta del pub frente a ellos.


 


Ron frunció el entrecejo. Un par de horas atrás los tres se habían presentado en la madriguera para invitarlo a una pequeña reunión.


Él se había negado, como lo había estado haciendo con cualquier invitación que inmiscuyera a más de dos personas.


No se sentía con el ánimo suficiente como para salir de casa, mucho menos para convivir con alguien y no mencionaría nada sobre conocer a otras personas.


Estaba consciente de que su familia permanecía consternada por su situación, pero él simplemente no deseaba cambiar ni volverse a mezclar con nadie.


Sin embargo tampoco podía negarse a convivir un poco con aquellos tres hombres que eran sus buenos amigos. Así que con algo de exasperación se aparecieron en aquel lugar no planificado.


 


-¿Entonces entramos?


 


La voz de Seamus lo distrajo. Terminó suspirando y avanzando al interior del lugar.


Los otros tres se miraron sonrientes, al menos ya habían logrado sacarlo de su casa.


 


Ellos comprendían perfectamente la situación por la que su amigo estaba pasando, pero también concordaban en que era momento de que saliera del auto ensimismamiento al que se había sometido.


Percy había hablado con Seamus y este de inmediato contactó con Neville y Dean, quienes al ser ex compañeros de habitación del pelirrojo, sabían perfectamente lo que le hacía falta.


 


El ambiente, como lo imaginó Ron, era bullicioso.


La música se alzaba por encima del griterío y pensó que para ser jueves, el lugar estaba abarrotado.


 


-Hoy en día la vida nocturna empieza en jueves.


-¡No soy tan viejo como piensas!-Gruñó Ron en dirección a su cuñado.


 


Dean sonrió y lo empujó hasta una mesa de la esquina.


Ron no recordaba haberse sentido más incómodo en su vida que en ese momento. Tres miradas sobre él lo aturdían.


 


-Y…a parte de trabajar con George, ¿qué más haces?-Indagó Neville, quien trataba de ser amable y de encontrar algún tema que no inmiscuyera ni al Ministerio, ni a las relaciones ni a cierta mujer.


-No mucho. Ayudo a mis hermanos, a mi madre, al sostén de la casa.-Respondió el pelirrojo sin mirar a nadie.


-Ham…


-¿Y no has salido últimamente?


 


Neville le propinó un golpe bastante fuerte a Seamus, quien con rostro sorprendido lo miró mientras se quejaba inaudiblemente.


 


-No.-Respondió Ron después de un momento.-No he salido últimamente y no me interesa mucho.


-Pero te estás perdiendo de grandes cosas, amigo.


 


Ron suspiró, aun en ese momento se preguntaba la razón por la que Ginny había regresado con Dean Thomas.


No era un mal hombre, todo lo contrario y al parecer había aprendido a mantener controlado lo que al hostigamiento con su hermana se refería, pero…quizá se convertiría en el esposo de su hermana y él debía de admitir que Harry nunca regresaría con ella.


A pesar de todo, le costaba mucho adaptarse a los cambios. Mirar al pasado y sonreír con los recuerdos, para después ver la realidad y dolerse por su crueldad.


Él habría esperado que su mejor amigo se casara con su hermana, quien evidentemente ya lo había superado. Pero para él, quien siempre pensó en que su vida sería de una manera…era complicado aceptar las cosas.


 


-Quizá deba ir por las bebidas, están tardando.


 


Ron se disculpó y se dirigió hacia la barra.


Por su parte Neville dejó caer la cabeza hacia atrás.


 


-Esto no está saliendo cómo lo planeamos.-Suspiró, mirando a Seamus y Dean quienes asintieron.


-Yo les advertí que estaba muy mal.-Confió Thomas tras regresarle la mirada al muchacho que estudiaba medimagia. Una rama complicada para una persona tan singular como Neville.


-Si, Percy también me lo dijo pero no me imaginé que fuera así.-Concordó Finnigan, mirando a su pelirrojo amigo quien aguardaba por el pedido.


-A pesar del tiempo que ha pasado, aun no puedo creer que Hermione le haya hecho esto. Siempre pensé que se quedarían juntos.-Opinó Neville, cruzándose de brazos.


-Tú y todo el mundo. La realidad nos sobrepasó por mucho.


-Es por eso que no debemos dar nada por sentado. Por ejemplo yo, pensé que Ginny se quedaría con Harry pero…henos ahora…quizá nos casemos.


 


Neville y Seamus miraron al sonriente Dean con el entrecejo fruncido. Se alegraban por él pero en ese momento quien importaba era Ron.


 


-Tal vez no fue buena idea traerlo aquí.-Suspiró Neville.


-¿Y adónde habría sido? ¿A la casa del té que está en Diagon Alley?


 


Dean y Neville miraron a Seamus y no pudieron evitar reír.


Como hombres, sabían que la mejor medicina era el ruido que un pub pudiera hacer. Olvidar las penas con amigos, tragos y quizá algún coqueteo estaba en el manual de todo hombre que se respetara. Eso habrían hecho ellos, pero una vez más se olvidaron de con quién estaban tratando.


Ron siempre había sido complicado, de carácter muy encendido y enérgico. El mejor amigo de Harry Potter no podía ser de otra forma, mucho menos cuando había pasado por la guerra en primera fila.


Supusieron que aquel lugar sería el perfecto para él, pero obviamente se habían equivocado.


 


-¿Estará aun abierta esa casa del té?-Indagó Neville y volvieron a reír.


 


Tal vez solo necesitaban que las cosas se dieran de manera normal. Pero evitando, eso sí, cualquier tema relacionado con la nueva directora del departamento de Aplicación de la Ley Mágica.


 


+-+-+-+-+-+


+-+-+-+-+-+


Ron esperó a que sus bebidas estuvieran listas. El lugar estaba lleno y le parecía estúpido que siendo magos, tardaran una eternidad con un solo pedido.


 


-¡Disculpa, rojo! ¡Lo que sucede es que Louis es nueva!


 


Frunció el entrecejo, nunca le había gustado que le dijeran así, eso le recordaba su cabello, sus pecas y la familia de la que provenía.


Miró a la chica que estaba peleándose con algunos instrumentos que no reconoció y después a un chico corpulento quien le gritaba.


 


-¡¿Podrías esperar un poco?!


 


Ron asintió de mala manera. ¿Qué le quedaba?


No podía irse, pero tampoco podía regresar a donde sus amigos con las manos vacías porque entre soportar la incomodidad con ellos y mirar a la chica novata que estaba a punto de llorar, no quedaban muchas opciones.


Así que suspiró y se recargó en la barra.


Miró a la distancia, a la mesa donde sus amigos se encontraban. Le daba gusto verlos, mucho tiempo había pasado desde la última vez que se habían visto. Sus vidas habían progresado, sobre todo la de Neville quien era feliz estudiando medimagia.


No necesitaba ser un genio para saber la razón de esa radical decisión. Desde el quinto curso, cuando acudió a San Mungo en busca de su padre herido, se topó de frente con la verdad que rodeaba la misteriosa vida de Longbottom.


Siempre lo conoció como un chico retraído, con problemas en los calderos y un poco atolondrado, pero era un excelente amigo con el valor que muchos desearían.


A veces sentía pena por él y por lo que le había tocado vivir; pero viéndolo ahí, sonriente y sin pizca del niño regordete que deseaba impedir a como diera lugar que metieran a Gryffindor en más problemas, se alegró sinceramente por él.


 


-Tal vez no es tan malo que la vida cambie.-Se dijo, sonriendo por primera vez desde año y medio, con verdadera sinceridad.


 


+-+-+-+-+-+


+-+-+-+-+-+


 


Enredó su lengua con la que se movía pícaramente, después se separó, le sonrió y siguió con el otro chico quien correspondió de la misma forma. Al terminar se delineó los labios con la lengua.


Acababan de dejar su casa, los dos chicos y él habían pasado un día verdaderamente agradable.


Los había encontrado por ahí. Eran atractivos, eran de su gusto y habían sabido divertirlo por un rato, ahora continuarían la diversión y más tarde regresarían a casa para utilizar algún juguete llevado desde Italia


 


Recientemente acababa de llegar de un largo viaje de negocios.


Con la guerra terminada y sin que él tuviera que moverse más para evitarla, se dio el lujo de ir y venir a su antojo a donde lo deseara.


Sus padres le habían dejado una buena suma en Gringotts que tal vez ni en dos vidas terminaría por gastar. Eso a él no le importaba, lo que le importaba era solo divertirse y quizá realizar algún negocio fuera del alcance de los perros falderos del ministro.


De eso no hablaría, tampoco de sus apuestas, derroches, sobornos, compras de artículos prohibidos y el pago más que justo por la compañía que quisiera.


Mientras tuviera galeones y un mundo enorme que no pudiera detenerlo, él sería feliz.


 


No había mucho que decir sobre su persona, solo que su apellido continuaba intachable a pesar de la obvia cooperación de sus progenitores con el que había sido derrotado.


Aun podía visitar el ministerio y pasearse por cada departamento a sus anchas, no en busca de trabajo, sino en busca de algún buen chisme enmascarado en negocios.


 


Se sentía vivo y por primera vez en su vida no tenía que simular absolutamente nada. Así que para alguien como él, con sus sentidos alertas y el mundo a sus pies, ¿qué más podía hacer que divertirse?


 


Tomó de la cintura a los chicos que besaban su cuello y avanzó hasta el pub frente a él. Una buena ronda de tragos era lo que necesitaban para entrar en calor.


 


El ambiente en el interior era lo que esperaba y sonrió con cinismo al contemplar a quien babeaba a su paso.


La estirpe italiana que corría por sus venas, así como su físico lo hacían simplemente irresistible. En Hogwarts muy pocos se le resistieron y no contaba a Draco Malfoy, él era quizá su único amigo y pensar en él con términos sexuales le causaba malestar…y no porque no lo hubieran intentado, todo lo contrario, pero era mejor pasar por alto los desastrosos experimentos y la visible no atracción entre ellos.


Draco era mucho mejor amigo que amante, al menos para él.


 


Continuó caminando, tratando de localizar algún lugar que le satisficiera. Que estuviera ocupado no sería el problema, con un chasquido era capaz de despejar el área en un segundo.


El poder de ser Blaise Zabini era más que suficiente. ¿Qué podía ser mejor que él mismo?


 


++++


 


Ron estaba pensando que esa chica, Louis, había transgredido la línea de la paciencia.


Entendía que fuera nueva pero eso ya era exagerar.


Desde su lugar en la mesa, sus amigos le hacían señas continuas para que regresara con ellos pero él no iría al menos que tuviera las bebidas, eso se había convertido en una afrenta personal.


 


-Oye, disculpa…


-Vaya, vaya, vaya, si es Rob Weasel en persona. ¿Quién lo diría?


 


Aunque la música estuviera bastante alta, cosa que empezaba a molestarle, Ron pudo escuchar perfectamente aquella mofa. Así que se giró y quedó de frente con un chico de cabello castaño largo, ojos socarrones e instintos de serpiente que abrazaba descaradamente a dos chicos que le sonreían burlones.


 


-Es Ron Weasley, Zabini.


-Oh, ¿pero me recuerdas?


-¿Quién no iba a hacerlo?


 


Blaise sonrió con arrogancia.


 


-Es inevitable que alguien como tú se olvide. Y créeme que lo he intentado.


-Vamos, Weasel, hasta tú reconoces lo que es bueno y nunca tendrás.


 


Blaise pensó que su noche solo consistiría en tragos, besos, caricias pasionales y después en aparecerse en casa. Pero olvidó que los Pubs estaban repletos de sana diversión por lo que al ver el cabello rojo de aquel chico, de inmediato se encendió en él la vena Slytherin que junto con Draco se había encargado de moldear muy bien.


No podía desaprovechar la oportunidad, mucho menos ahora que conocía la identidad del más nombrado dentro del ministerio.


 


Ron, por su parte, enarcó una ceja ante lo dicho por Zabini. En otras circunstancias y quizá en otro lugar, se habría atrevido a responderle como se merecía.


Un amigo del hurón, sobre todo ese que pensaba era el último adonis digno de adoración sobre la faz de la tierra, resultaba más que odioso. Pero no se encontraba de humor, mucho menos con deseos de discutir con alguien que no valía la pena y cuya compañía solo le seguía el juego para quedar bien ante sus ojos.


Así que simplemente se giró, esperando que las benditas bebidas aparecieran pronto.


 


Zabini no esperó esa reacción por parte del pelirrojo pero no cedería en su entretenimiento.


 


-¿Saben algo, chicos? Hoy me enteré de algo sumamente gracioso en el ministerio.


-¿Qué?-Corearon los aludidos con voz fingidamente melosa.


-Que la nueva directora del departamento de Aplicación de la Ley Mágica rompió con su prometido de una manera por demás penosa, dejándolo varado en la desgracia y a punto de cortarse las venas.


-¡Awww!-Arrullaron, sin borrar su cínica sonrisa.


-Pero eso no es lo mejor.-Continuó Blaise, soltando las cinturas que sujetaba para pararse lo suficientemente cerca del pelirrojo que le daba la espalda pero que sabía, lo estaba escuchando.-Lo más penoso es que hay quien asegura que ella rompió con él porque lo estaba engañando en su propia cara con cuanto sujeto se le presentara. No es secreto de nadie que ella es una fácil y él, un completo imbécil.


 


Zabini sonrió tanto como sus músculos faciales le permitieron, por eso cuando Ron se giró y lo miró de frente, con cierto brillo asesino en los ojos, supo que la noche se iba a tornar bastante entretenida.


 


Del otro lado del pub, Neville, Dean y Seamus continuaban discutiendo su plan para animar a su pelirrojo amigo, siendo este último quien resentido por la tardanza de Ron volteara a buscarlo.


 


-Hey.-Llamó, poniéndose de pie.- ¿Es ese Blaise Zabini?


 


Los otros dos giraron el cuello tan rápido que hasta crujió, sin embargo imitaron a su amigo al ponerse de pie.


 


-Esto no me gusta.-Auguró Dean y nadie tuvo que agregar nada porque si conocían a Ron tan bien como lo conocían, sabían que esa noche seguramente correría sangre.


 


Así que olvidando cualquier cosa se dirigieron de inmediato a donde la serpiente ponzoñosa estaría destilando seguramente su veneno.


 


Ron había intentado ignorar a Zabini. Era obvio que nunca cambiaría y que su diversión radicaba en molestar a las personas, pero cuando los comentarios mordaces comenzaron a subir en intensidad, una parte de él despertó de repente.


Por eso volvió a girarse, miró a los chicos burlones y después volvió a enfrentarse a los satíricos ojos azules que lo invitaban a batirse en un duelo nada elegante.


 


-¿No piensas lo mismo que yo, Weasel? Los imbéciles siempre serán imbéciles.


 


Blaise continuó presionando, extasiado por haber conseguido un chisme que aunque viejo, no dejaba de pasar de moda en el ministerio y el cual era arreglado según la conveniencia de cada persona. Pero eso no importaba, lo importante era la reacción que esperaba del mejor amigo de Harry Potter.


 


Seamus y los demás atravesaron rápidamente el pub, alcanzando a escuchar la última frase dicha únicamente para herir, más cuando uno de ellos estaba a punto de intervenir, la voz ronca del pelirrojo se dejó escuchar justo cuando el final de la canción de fondo llegaba a su fin.


 


-Me da mucha pena por ti, Zabini.


 


Después de eso, Ron caminó a la salida del lugar, seguido después de unos segundos por sus amigos.


 


Afuera, Dean detuvo al pelirrojo.


 


-¡Ron!


 


El aludido se giró, mirando atentamente a sus amigos.


 


-¿Qué fue todo eso?-Indagó Neville cuya sorpresa era emulada por los otros dos.


-Lo siento chicos, pero no me siento muy bien. ¿Lo dejamos para otro día?


 


Los tres asintieron por puro reflejo, mirando como Ron simplemente desaparecía del lugar.


 


Seamus fue el primero en salir del asombro.


 


-¡Wow!-Dijo, sonriendo bastante.-Eso si que no me lo esperaba.


 


Tanto Dean como Neville asintieron. Por lo que acababan de ver Ron se había comportado de una manera tan no él que les causaba gracia pero también un poco de temor.


 


-Al menos fue bueno no verle el rostro roto a Zabini.-Señaló Neville quien sabía lo que el pelirrojo era capaz de hacer cuando se enfadaba.


 


Los tres convinieron visitar a Ron después, de esa forma le darían tiempo a que calmara cualquier intención que Zabini hubiera despertado en él.


 


Por su parte cuando el aludido llegó a casa se encerró en su habitación. No iba a pensar en lo que la serpiente esa acababa de decirle, no lo iba a hacer porque entonces le daría el gusto de verlo derrotado y ante todo, aun más que lo que le sucedía, estaba su orgullo. Así que simplemente se mudó de ropa y se acostó. Lo que le hacía falta era dormir y olvidarse de ese patético intento de buena noche.


 


En el Pub, con la boca semi abierta, la música nuevamente sonando y varias miradas sobre él, se encontraba Blaise Zabini.


 


-¿Blai?-Llamó uno de sus chicos, curioso por la reacción del italiano.


 


Pero Zabini continuaba sin moverse, mirando el mismo lugar donde segundos antes había estado Ron Weasley.


Aquellas palabras, esa reacción jamás la habría previsto.


 


-¡¿Pero qué diablos?!


-¿Blai?


 


Se soltó bruscamente del agarre de uno de los chicos y simplemente se esfumó.


La cabeza repentinamente comenzó a dolerle pero lo curioso fue que entre más deseaba maldecir a Weasley por su insolencia, más esas palabras lo taladraban.


 


“Me da mucha pena por ti, Zabini”


 


Maldijo, jamás se había sentido así, mucho menos por alguien tan poca cosa que evidentemente lo desarmó con guante blanco.


 


-Maldito Weasel.


 


Continuará…


 


Nota Aclaratoria:


 



Weasel es Comadreja. La manera despectiva en la que Draco llamaba a Ron y a toda su familia pues el apellido Weasley se desprende irónicamente, o quizá no tanto, de la palabra “comadreja” en inglés.


 



 


Son únicamente tres partes, así que restan dos ^^


Como no puedo seguir con El Trato, ya que alguna continuación rompería la magia que existe en él, así que puedo compensarlo con historias aleatorias que hablan de los personajes.


Ojalá les haya gustado, no duden en enviarme sus dudas y opinión sobre esta historia, ya que es de vital importancia para mí.


 


Gracias por acompañarme en este pequeño recorrido y como suelo decir: Si la vida real me lo permite, nos vemos pronto ^^


 


Katrinna Le Fay


 


Diciembre 2010


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).