Eran las 11 de la mañana cuando despertó, abrió los ojos y sonrió al ver a un par de pájaros jugando en su ventana, dio un salto de la cama, fue al baño a cepillar sus dientes, se puso lo primero que encontró y bajo directo a la cocina. Una vez allí se preparo un café con unas medias lunas y desayunó.
Cuando se abrió la puerta de la oficina de Saori para saludarla, se encontró con que ella no estaba ahí, en su lugar, arriba del escritorio había una nota, se acerco y tomó la nota para leerla:
¨ Lamento irme sin avisar, es que surgió un problema en el santuario y tuve que ir de urgencia. Luego los llamare y les comunicare lo que sucedió y cuando regresare.
atte. Saori. ¨
Cuando termino de leer la nota, la dejo donde la había encontrado y salio de la mansión para tomar un poco de aire fresco y hacer algo de ejercicio.
En otra parte un chico rubio de ojos azules recién se levantaba, no con muchas ganas, ya que siempre dormía hasta más tarde, pero hoy la luz del sol lo despertó al atravesar su ventana. Cepillo sus dientes, se cambio y bajo a desayunar. A diferencia de su amigo, el se preparo una chocolatada con galletitas. Prendió la tele y comenzó a hacer zapping a ver si encontraba algo interesante para ver mientras desayunaba. Paso un largo tiempo así hasta que encontró un programa entretenido, en cual se le hacían bromas a la gente. Cuando hyoga termino de desayunar lavo sus cosas y estaba a punto de irse a su habitación cuando shun volvió de su caminata diaria.
-Bueno días hyoga- saludo el peliverde.
- ¿Cómo estas shun?- pregunto el rubio
-bien, Salí a hacer algo de ejercicio como siempre- dijo shun sonriendo
Su amigo correspondió a la sonrisa.
-¿Ya leíste la nota que dejo saori?- pregunto shun a su amigo
-no, aun no ¿Qué sucedió?-
-hubo problemas en el santuario, pero en la nota solo explica eso, dice que luego llamara y nos contara mejor- respondió el conejo a la pregunta de su amigo- mejor me voy a dar una ducha- dicho esto salio de la cocina directo a su habitación dejando a hyoga solo en la cocina.
*esto es perfecto* pensaba el pato *al fin podré estar solo con shun, pero será mejor no apresurarme*
Se quedo en la cocina mirando la tele esperando a que su amigo bajara. Cuando shun apareció en la cocina de nuevo, hyoga le preguntó:
-¿Qué te parece si vamos a almorzar?
-Eso me encantaría- respondió shun con una sonrisa en su rostro
Ambos subieron a sus respectivas habitaciones a buscar sus billeteras y terminar de arreglarse.
Salieron de la mansión caminando y se dirigieron directo al Shopping. Cuando llegaron subieron las escaleras, al último piso y fueron al patio de comidas. Una vez allí se dirigieron al local de Mc Donald´s, mientras esperaban en la fila para hacer su pedido shun comento:
-Creo que me pediré un cuarto de libra con queso-
-¿seguro?- pregunto su amigo
- si, ¿por?- pregunto el peliverde
-no se, tal vez querías una cajita feliz- dijo hyoga para molestar a su amigo
-jaja, muy gracioso hyoga- dijo shun en tono sarcástico- yo creo que tu eres el que quiere una cajita feliz, mira justo es tan dando juguetes de kitty tu favorito- shun rió mientras decía esto.
-parece que el chico se levanto gracioso- el pato comenzó a hacerle cosquillas a su amigo
Cuando por fin llego su turno, cada uno hizo su pedido y luego fueron a sentarse a una mesa desocupada que estaba cerca de ese lugar. Mientras almorzaban los 2 amigos charlaban y se reían de las cosas divertidas que hacían.
Al terminar de almorzar, decidieron ir a pasear por el centro comercial. Shun paraba en casi todas las tiendas de ropa y obligaba a su amigo a probarse distintos tipos de prendas.
-mira este hyoga, te va a quedar hermoso- dijo el conejo mostrándole al pato una camisa blanca con botones dorados que había encontrado.
-¿Cuántas cosas mas quieres comprar?- pregunto el pato, a su amigo y le mostró la cantidad de bolsas que tenia en las manos
-vamos esta será la última- comentó su amigo haciendo puchero
-esta bien- hyoga no podía negarle nada a shun y menos cuando ponía esas caras.
Entro en unos de los probadores para ponerse la camisa y luego salió a mostrarle a su amigo como le quedaba
-te ves precioso- dijo shun guiñándole un ojo a hyoga, haciendo que este último se sonrojara.
El pato se quitó la camisa y se dirigió a la caja para pagarla, pero el conejo lo freno
-yo lo pago- dijo shun sacándole la camisa de las manos
Hyoga no opuso resistencia, pues sabia que era inútil discutir con su amigo
Cuando volvieron a la mansión, cada uno se dirigió a su cuarto a ordenar las cosas que compraron y luego bajaron para preparar la cena. Como ninguno de los 2 sabía cocinar, decidieron hacer fideos, una comida simple y sencilla.
Cenaron tranquilamente viendo la tele y luego cada uno fue a su cuarto a descansar, ya que habían tenido un día bastante movido.
En su cuarto hyoga pensaba en la linda tarde que había pasado junto a shun, el amor de su vida, siempre le había gustado, pero se enamoro de el durante la batalla de las 12 casas. Estar junto a él lo hacia feliz y se olvida de todos sus problemas. Lo que más le gusta de shun es su cara, esa cara de ángel dulce y tierna.
Shun también estaba pensando en lo que sucedió esa tarde. Había sido una de las mejores tardes de su vida, había estado solo con hyoga y esperaba que así fuera por unos días mas.
A la mañana siguiente mientras ambos desayunaban sonó el teléfono, shun se levanto y fue a atender
-hola- dijo shun
-¿shun eres tu?- pregunto saori
-si soy yo, ¿saori?- contesto el muchacho
-si si, soy yo- dijo la muchacha- llamaba para avisarles a ti y a hyoga que me voy a tardar unas semanas en volver, espero que no sea problema
-no, no será ningún problema- contesto shun tratando de mantener un tono de voz normal, ya que estaba súper contento con la noticia
-bueno te dejo- dijo saori y colgó el teléfono.
Iban a seguir estando solos por unas semanas más, ya que en la mansión no se hallaba nadie más. Seiya se mudo cerca del orfanato para poder ir a visitar y ayudar a miho todos los días. Shiryu se fue a las 5 antiguos picos junto con su maestro y shunrey. Y su hermano, pues, nadie sabia donde se encontraba.
Al regresar a la cocina le comento a su amigo las noticias de saori. Ambos estaban muy contentos con esa noticia, aunque ninguno de los 2 lo demostraba.
Esa noche, luego de cenar, decidieron ver una película de terror, ambos se sentaron en el sillón, uno al lado del otro y pusieron play para que la película comenzara. Casi a mitad de la peli, ninguno de los 2 se había dado cuenta, pero se encontraban agarrados de la mano. Cuando la peli termino, cada uno fue a su habitación, aunque no por mucho.
Había pasado casi una hora desde que estaba en su cama, pero no lograba conciliar el sueño, así que decidió ir a ver si su amigo si había podido dormirse. Al tocar la puerta de la habitación del pato, fue atendido de inmediato.
-¿shun te pasa algo?- pregunto hyoga preocupado
Shun se puso nervioso, le parecía tonto el motivo de su visita a la habitación de su amigo, pero no podía mentirle – es que… - shun se estaba sonrojando- es que no puedo dormir- dijo el conejo apenado
Hyoga rió ante ese comentario, pero luego agrego
-pasa, yo tampoco puedo dormir-
A shun se le dibujo una sonrisa de felicidad en el rostro. Ambos se acostaron en la cama del pato y charlaron hasta que el sueño les gano. A la mañana siguiente, shun despertó y se dio cuenta de que no estaba en su habitación, quiso levantarse, pero se dio cuenta de que estaba siendo abrasado de la cintura por hyoga, así que decidió quedarse ahí, mirando como su amado dormía tranquilamente, o por lo menos eso parecía, ya que hyoga estaba despierto desde hace rato.
Cuando hyoga abrió los ojos se encontró con la mirada de shun, ambos quedaron mirándose fijamente un largo rato, hasta que hyoga no pudo más y decidió decirle la verdad al conejo
-shun ¿puedo decirte algo?- pregunto a su amigo
-puedes decirme lo que quieras- respondió este
-yo… yo…- no podía decirlo, se había puesto nervioso y su rostro se ruborizo.
-¿te pasa algo hyoga?- shun se asusto x la reacción de su amigo
-no nada, es solo que- lentamente, hyoga se acerco al oído de su amigo y le dijo susurrando- te amo
Shun quedo sorprendido, siempre soñó con que eso sucediera, pero jamás creyó que podía llegar a ser realidad.
-yo también te amo hyoga- dijo shun
Cuando shun termino de decir esas tiernas palabras que hyoga tanto anhelaba escuchar, hyoga tomo a shun de la barbilla a shun y deposito un tierno beso sobre sus labios.
El conejo correspondió a ese beso y abrazo a su amado del cuello. Ambos se quedaron mirando un largo rato, cuando shun beso de nuevo a hyoga.
Eso era el principio de un amor que duraría eternamente…