Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Deus dedit, Deus abstulit por -Mikunami-

[Reviews - 49]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

El claroscuro del caballero

 

Tenía que aprovechar la oportunidad. Entrar como cotidianamente lo hacía y hacerle la charla a la joven secretaria; cosa bastante sencilla en realidad pues la amistad que mantenía con ella la hacía merecedora de muchos privilegios, que nunca a pesar de todo había solicitado.

— Buen día Shizune —saludó informal incorporándose en el despacho de la directora; como cada lunes Sakura era la responsable de llevar las listas respectivas de inasistencias de la semana pasada, para que éstas pudiesen ser archivadas.

— Hola Sakura-chan —respondió la joven castaña desde su puesto en un inmenso escritorio lleno de expedientes y horarios, solicitudes de diferentes clubes, peticiones de salidas escolares, tanto papeleo que estaba a punto de colapsar; y apenas era lunes, pensó desesperanzada.

— Vaya, Tsunade-san sí que te dejó trabajo.

— Sí, al parecer se fue de juerga el viernes y ahora… se supone que sólo debía archivar los "pendientes", pero me delegó todo —dijo controlando la rabieta que clamaba por salir; la trataban como esclava, ella sólo debía fungir como secretaria no como la nana de Tsunade ¿Qué clase de persona seria a cargo de una institución educativa, necesitaba de buena mañana su regaño para ponerse a laborar? Su jefa era todo un caso.

La pobre mujer parecía más estresada que de costumbre; Sakura dudó acerca de si era adecuado disponer de ella en ese momento, pero sus ansias pudieron más, decidió arriesgarse antes de que otros profesores llegasen y pudiesen recordar dicho incidente.

— ¿Nee Shizune, te importaría hacerme un favor? —preguntó melosa y con los ojitos esperanzadores—. De verdad que es importante y no te va a quitar nada de tiempo —rogó antes de mencionar de qué se trataba, así quizás tuviese más oportunidades de cumplírsele.

— ¿Qué necesitas Sakura? —ofreció la joven de castaño mirar; bien sabía que Sakura no era una persona encajosa, ante todo se le conocía por ser una chica responsable y madura. Una muchacha que andaba sin problemas en la vida.

— ¿Podrías prestarme rápidamente tu computadora? —soltó sin más—. He tenido mucha tarea y anoche ya no me dio tiempo de darle formato a un trabajo, sólo necesito editarlo rápidamente, lo haría en los laboratorios de computo pero no abren hasta dentro de una hora y lo necesito para entrando a la siguiente clase —le dijo abatida a la secretaria, mostrándole de paso su unidad USB donde se encontraba el archivo—. No quiero que me bajen calificación por una tontería.

— Claro, de todas formas necesito salir un momento por un café, así que si tampoco es mucha molestia ¿Podrías cuidar un segundo estos papeles? —la Haruno le afirmó rápidamente entendiendo la indirecta de la joven mujer, que le cedía su lugar frente al ordenador para que la de rosada cabellera se pudiera poner a trabajar. Sakura conectó rápidamente su memoria y tan pronto advirtió que la otra se perdía en el pasillo, se concentró en buscar los archivos de los alumnos.

Era estúpido; bien conocía las consecuencias de sus actos y todas las repercusiones futuras si se descubría lo que estaba haciendo, pero aun así; la imagen de su blondo caballero frágil como un niño sin su madre, perdido en una tristeza que ella jamás imaginó que podría sentir, hiso mella en su mente animándola a cometer dicha locura. Abrió los registros escolares buscando su grado y grupo, como supuso, seguramente Shizune era la responsable de vaciar los expedientes de los alumnos a la computadora, ya que estos estaban tan bien ordenados, que no le costó nada descubrir cual pertenecía a su amor dorado.

La trayectoria académica era justo lo que buscaba, en ella venían las anteriores escuelas a las que había pertenecido su rubio desde la primaria, con la dirección de cada una, tenía que agregar; sin más copió los documentos transfiriéndolos a su memoria, rogando porque nadie revisara la máquina verificando cuando fue la última vez que alguien checó los archivos, para suerte de Sakura, estaban a final de bimestre y seguramente las fechas serían modificadas antes de que alguien se diera cuenta de su osadía.

Le echó un vistazo al pasillo constatando que la joven castaña aun no venía, y estaba a punto de cerrar todas las ventanas y fingir que nada pasó pero unas carpetas le llamaron la atención; en ellas se leía "Expedientes Alumnos". Las abrió por la sola idea de que quizás dichos archivos contenían más información de utilidad, al parecer se trataba de una carpeta por cada estudiante, buscó de nuevo la que le interesaba y estaba abriéndola cuando unos tacos resonar en el mármol del piso la hicieron exaltarse, volvió a copiar apresurada y cerró todo tan atropelladamente que ni tiempo se dio de sacar la unidad de forma segura. Tan sólo la arrancó de la computadora. Se levantó de la silla dejándola lista encaminándose a la salida de la dirección.

— Uff me siento mejor —comentó Shizune con una taza de café en la mano y unos panecillos en la otra. Notó como la joven Haruno recogía sus cosas dispuesta a irse.

— Ya terminé, muchas gracias por todo Shizune eres la mejor —dijo agradecida al tiempo que despedía a la otra cuando se encontraron en la puerta. Retirándose rápidamente a su clase.

La joven castaña le sonrió despidiéndola. Sakura era una buena chica, una alumna estrella.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

No podía faltar a clases cuando le apeteciera; su padrino estaba al tanto de la semana pasada, pero si la situación se volvía a repetir ahora sí le pedirían una buena excusa. Le costó mucho obtener su independencia, una que al principio le aterraba por la soledad que el acto acarrearía. Pero se enfrentó a todos los pormenores que la vida le lanzó y al final superó los obstáculos, listo para cerrar un negro capítulo que nunca quería rememorar pero que inevitablemente, a través del tiempo, él sabía que la herida no cerraba.

"Ahh ese tal Sasuke". Una escalofriante coincidencia, se limitaba a eso. Después de todo cuantas personas no debía de haber en el país con el mismo nombre "Que yo no conozca a ninguna otra no significa que no haya", se dijo a sí mismo.

Salió de su casa asegurándose varias veces de que las puertas y ventanas estaban bien cerradas, su mente yacía distante de sus obligaciones cotidianas, y no quería que por un descuido algún listillo se metiera campante en su morada y lo despojara de hasta su ropa interior.

El tiempo cura las heridas y lo que necesitaba ahora era divertirse con sus amigos sin pensar en nada más; no podía encerrarse en su mundo a sentir autocompasión. Mejor entretenerse entre las aburridas clases de historia y los algoritmos de matemáticas.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Naruto era buenísimo en deportes, definitivamente el de los zafiros sabía cómo liberar toda esa energía extra; pese a que no pertenecía a ningún club, era para el rubio un gusto jugar un partido amistoso de básquetbol. Como el que ahora se debía estar llevando.

Sakura estaba que se moría de ganas por regresar a la escuela y ver a su niño hermoso en esos ajustados shorts, llevando seguramente a su equipo a la victoria, pero no. Prefirió ignorar la invitación del rubio para sumergirse en su investigación. Para ella la estabilidad emocional del Uzumaki era primero, y si por ello sacrificaba una tarde de entretenimiento, pues era un precio bien merecido.

Abrió los archivos de los que se hiso en la escuela, esperando ver algo que le diera pistas del extraño comportamiento de su mejor amigo.

Pensó en visitar la anterior escuela del rubio que estaba un tanto retirada, casi en una zona exclusiva; la villa del fuego, uno de esos suburbios de ricos elitistas; en ese momento cayó en cuenta en lo inusual que era que Naruto nunca les comentara que fue a una escuela de niños con dinero. Hasta donde sabía el rubio era huérfano, sus padres habían muerto hacía años y su desarrollo se quedó a manos de su padrino; Naruto les contó a Gaara y a ella, que había tenido que mudarse ya que el viejo hacía muchos viajes al año y él prefería un cambio de aires. Por eso entró a la escuela ya comenzado el año.

Quizás se tendría que ir de pinta un día para llegar hasta la otra institución; ya luego resolvería ese problema.

Luego abrió los archivos de los que no conocía nada. Se dio cuenta que era un resumen algo detallado de las cualidades académicas del rubio, si había pertenecido o no a algún club, comportamiento en general, si había tenido problemas de algún tipo. Esas cosas para estar más al pendiente de los alumnos.

Una mancha negra en el blanco historial.

Dos cosas llamaron su atención; un apartado en donde describían su abrupto cambio de escuela. Konoha su anterior institución, una exclusiva academia que mantenía al Uzumaki desde la primaria, y otra, un expediente psicológico que marcaba que en el último año rendido por Naruto en ese lugar, tuvo una fuerte depresión que le hizo perder los últimos meses.

— Tratamiento medicado —leyó bajo la Haruno.

Definitivamente se saltaría algunas clases.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Dolor de estomago, la escusa más patética que se le ocurrió. Como futura medico -estaba segura que lo lograría- Sakura logró fingir todos los síntomas de una intoxicación quedándose sola en casa a reposar; sus padres trabajaban y no volverían hasta pasadas las cuatro de la tarde, si sus compañeros la iban a visitar no llegarían hasta después de las tres, lo que le daba cinco horas para llegar hasta la otra punta de la urbe y regresar.

Se alistó rápidamente, cogió dinero para el transporte y comer algo en el camino, las llaves y se marchó de casa. Unas fotos instantáneas que cargaba en su cartera, en donde aparecían el rubio, el pelirrojo y ella, apelmazados y felices intentando entrar en la cabina que los retrataba, le recordó el por qué de su obcecación por su príncipe—. Te mereces ser feliz —se dijo antes de partir.

Pronto arribó a la tan mentada ex escuela de su principito.

Esa edificación si que era impresionante. Todos los alumnos con sus costosos uniformes -se notaba a leguas el lujo-, las enormes instalaciones, el estacionamiento de estudiantes ¡Por dios que eran chavales de dieciséis y papi ya les había dado el Mercedes! ¿De verdad Naruto había estudiado ahí?

Más de un pringado ya la había fastidiado, niños ricos idiotas. Por lo menos la escuela ofrecía conferencias ese día, sobre robótica o algo similar; así se había logrado colar, pero ahora simplemente estaba perdida. Añadiendo el hecho de que se veía totalmente distinta al resto del alumnado que se le quedaba mirando como bicho raro. Era incomodo, en su vida quería hacer aquello de nuevo.

— Concéntrate Sakura, busca a ese hombre y ya —dentro del registro de su amigo aparte del historial de la familia y su actual tutor, otro nombre aparecía; un tal Iruka Umino, consejero estudiantil de Konoha, el tipo que lo atendió hacía casi dos años y que le diagnosticó la depresión. Esperaba por su bien que el docente siguiera en esa escuela, seguramente él sabía lo que causaba los trastornos de su áureo caballero.

Su lógica logró situarla cerca de la dirección y las oficinas académicas, le preguntó a unas chicas que se veían bastante decentes y menos ariscas, por la ubicación del docente. Para su suerte le indicaron a la perfección donde se encontraba.

Ahora tenía otro problema que resolver ¿Cómo haría que el sujeto le dijera lo que quería sin que fuese sospechoso o la botara de la escuela? Si le decía que Naruto había recaído, seguramente primero llamaría a su propia academia y de paso le destruiría el teatrito, hasta era posible que Naruto quedara indignado por su actitud. Tampoco era factible presentarse como pariente del rubio, el consejero debía estar más que al corriente que el Uzumaki no tenía más en el mundo que a su padrino.

Estaba ahí frente a la puerta del susodicho sin atreverse a entrar, meditando las palabras correctas que expondría. Revolviéndose con sus pensamientos, cada uno más ilógico que el anterior. Estaba a punto de entrar en crisis o en una pelea interna por no ocurrírsele nada bueno.

— ¿Por qué me causas tantos problemas Naruto? —dijo suspirado pesimismo.

— Naruto ¿Uzumaki Naruto? —la mención de su amigo la hizo voltear rápidamente la cabeza, encontrándose con un joven castaño, de unas extravagantes marcas en las mejillas y la ropa toda desarreglada, que llevaba consigo varias carpetas—. Hola —dijo sonriente el muchacho.

— Hola —respondió insegura Sakura de cómo seguir la conversación.

— Ehh ¿Buscas a Uzumaki Naruto? —cuestionó el otro chico, dejando momentáneamente los papeles sobre una mesita en la estancia afuera de la oficina. Al ver el asentimiento por parte de la linda joven se animó a seguir—. Lamento decirte que llegaste tarde, ese desagradecido hace más de año y medio que se fue de la escuela.

— En realidad estoy buscando información de él —comentó apresurada, arrepintiendo de inmediato por darle detalles a un desconocido "No sería la primera vez", recordó luego algo malhumorada—. Es que él estudia conmigo y pues…

— ¡¿Sabes dónde se encuentra? ! —la interrumpió el otro con la cara llena de exaltación—. Genial, tienes que decirme a donde se fue, ahora si no se va a salvar de mí. Mira que desaparecer nada más porque quiso, ya me las pagara —expresó el joven jubiloso, dándose cuenta luego del ridículo que hacía frente a la chica—. Perdón, tiendo a sobreactuar un poco; mi nombre es Kiba —se presentó haciendo una discreta reverencia.

— Sakura, mucho gusto —respondió la de las verdes gemas, entusiasmada por conocer a alguien que le dijera un poco del pasado de su amigo.

— Oye déjame entregar esto y si quieres nos ponemos a platicar a gusto —ofreció el pardo joven, a lo que la Haruno le asintió más que dichosa, mínimo su viaje no había sido en vano.

Minutos más tarde se encontraban en una linda locación conversando tranquilos, alrededor de una fuente que tenía la gloriosa academia. Vayas que esos ricos no sabían ponerse limitantes. Sakura primero tuvo que ceder la palabra al Inuzuka, que la abordó con miles de preguntas respecto al paradero del Uzumaki y el cómo estaba viviendo actualmente. Al parecer esos dos habían sido grandes amigos. Lo que provocaba que la joven se desconcertara ¿Por qué abandonar viejos lazos?

— Oye Kiba, yo apenas conozco a Naruto de poco más de un año así que no sé bien, pero tengo entendido que sufrió de una fuerte depresión y por lo que veo, huyó de aquí sin más, además de que en ocasiones se comporta muy extraño ¿No sabes a causa de que es?

— Es una historia triste Sakura —confesó de pronto el chico con voz apagada —. Si Naruto tuvo problemas que no pudo resolver fue a causa de una horrible familia. Todo fue culpa de los Uchihas —dijo nostálgico.

Las alarmas entonces se dispararon; estaba segura que iba a escuchar algo que para nada le resultaría agradable, pero ya había llegado muy lejos para echarse para atrás, su instinto no tenía cupo en esa plática.

— ¿Sabías que Naruto tuvo novio?

 

Notas finales:

Al principio tenía contemplado que Sakura se entrevistara con Iruka, pero luego pensé; una cosa es colarse a escuela ajena -cosa que he hecho-, y otra muy diferente es lograrle sacar información a un docente; si en tu propio colegio te ponen una de peros. Mejor que Sakura se deje llevar por donde se encuentra la verdad. Chismes de escuela ¡ja!

Ya tengo la siguiente entrega adelantada, así que espero no tardar mucho. Ya que gran parte del pasado de Naru viene en el próximo capítulo.

Como de costumbre, gracias por leer, y gracias a aquellas personitas que se toman la molestia de dejar un comentario:

Mikochan92; Eruka ally.

Si encuentran algún errorcillo no duden en notificármelo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).