Konoha era una prestigiosa escuela secundaria de renombre en Japón desde hacía más de 60 años. En ese establecimiento las calificaciones eran estrictas y, quien no pudiese seguir el ritmo de estudio, era reemplazado por otro alumno que tuviese más “talento”. La edificación soberbia contaba hasta con un jardín interno. Las escaleras que nacían a ambos lados y las cortinas con el escudo de la institución le daban estilo al hall principal.
Dentro de la institución, se hallaba un castaño de cabello recogido leyendo el informe de algunos alumnos rebeldes, que eran candidatos a ser expulsados, y que realizaba su análisis como encargado del gabinete de psicología que era. La mayoría tenían conflictos con sus padres o estaban presionados, era normal que de repente su conducta no fuese la mejor. Tomó una carpeta de color gris y observó la pequeña fotografía de 4x4… no entendía del todo a ese jovencito.
Iruka Umino se había ganado el corazón de los alumnos desde el primer momento, sabía como calmar los ánimos y lograr que los chicos volviesen a los salones a continuar con sus deberes. La solicitud que tenía en sus manos era muy importante para su carrera, pero se mezclaba con su vida personal. A sus 27 años llevaba una relación de tres años con un hombre y había sido muy duro ocultarlo. Perdería su puesto de saberse eso.
-disculpe, Iruka sensei- dijo el sensei de filosofía entrando al gabinete.
-otra vez?- dijo alarmado, el ojiblanco asintió con la cabeza- hay que buscarlo… es la cuarta vez en cinco días- y salió a prisa rumbo al salón.
Pasó por los múltiples pasillos hasta llegar a un enorme salón dispuesto para 50 alumnos, ingresó encontrando al grupo calmado como siempre y también descubriendo un lugar vacio. Se ubicó frente al escritorio y llamó la atención de los alumnos de 16 años.
-vieron que ocurrió, chicos?- preguntó preocupado.
-cuando la sensei se fue, tomó sus cosas y se fue. Nosotros no le hicimos nada, de veras!- se defendió un rubio.
-nadie nos está acusando, usuratonkachi- se quejó su compañero.
-repíteme eso, teme- se enfadó.
-por favor, tranquilos. Lo están buscando, pero… debo saber si alguien vio algo extraño: un gesto, una palabra, lo que sea-
-murmuró algo- dijo una pelirrosa- luego se fue-
-de acuerdo- se retiró.
Buscaron al chico perdido y no pudieron dar con su ubicación. El sensei estaba por demás preocupado, el chico tenía calificaciones perfectas en trabajos y exámenes, pero desaparecía de las clases y a veces no regresaba en un par de días. Además, no tenía amistades o algo parecido, por lo que era difícil entenderlo.
INICIO DEL FLASHBACK
En la oficina del director del instituto, Iruka hablaba con ambos, director y vicedirector. El primero era un hombre mayor de nombre Sarutobi y su vicedirector era una mujer rubia llamada Tsunade. Ambos habían tomado una decisión con respecto al alumno que estaba desconcertando a profesores y directivos del instituto.
-Iruka, eres el encargado del gabinete de psicología de este establecimiento desde hace dos años y las mejoras en los alumnos han sido sorprendentes- dijo el hombre.
-le agradezco su reconocimiento. Solo espero estar a la medida de la institución- dijo con mucha humildad.
-no hace falta eso, Iruka- dijo la rubia sonriendo- de hecho, tenemos un trabajo para sumar a tu curriculum. Conoces la situación del alumno de 2º año?-
-he oído algo sobre ello-
-bien, necesitamos que veas en profundidad lo que ocurre con ese chico, es un genio. Pero algo no marcha bien del todo, aunque no hay antecedentes de problemas familiares, no sufre problemas monetarios o enfermedades- siguió diciendo la mujer.
-sin embargo. En ocasiones se denunciaron conductas agresivas de parte de ese jovencito, no violentas, pero si agresivas- aclaró el hombre- como especialista en adolescentes, te escogimos para que convivas con él durante al menos unos días… no te preocupes, el padre del chico te proporcionará lo que necesites. Es tu elección, Iruka…-
FINAL DEL FLASHBACK
Lo había pensado, pero antes, había hablado con su pareja, puesto que era un chico que debía quedarse con ellos. La situación se tornaba delicada. No sabían como reaccionaria el jovencito ante la pareja, pero el castaño había hecho un seguimiento del chico y no parecía tener ningún factor para reaccionar de forma negativa a la propuesta.
La hora de salir de su turno estaba aproximándose. Tomó su portafolio y guardó los expedientes en los ficheros. Su teléfono vibró en el bolsillo de su saco, debía ser un mensaje y sabía de quien.
Amor, te espero en casa y no se te ocurra llegar tarde porque estoy ansioso ›_‹
Cuando traes a nuestro hijito adoptivo? Si se porta mal podemos encerrarlo en un armario XD
Te amo
El castaño sonrió y escribió un “también yo, baka” y lo envió inmediatamente.
Aun las clases no habían concluido cuando él se retiró de la institución, habían acordado avisarle si había noticias del fugitivo. Al subir al autobús, le dedicó una última mirada al establecimiento mientras pensaba qué podía hacer para acercarse a un chico que parecía no tener razones para escapar de allí.
El transporte público le daba un viaje de 15 minutos y luego debía hacer otros 10 a pie. La casa en la cual vivía estaba ubicada en una zona residencial muy tranquila. Además de estar perfectamente cómoda para su trabajo, estaba cerca de la estación y era el lugar en el que había pasado su adolescencia. La casa era todo lo que le quedaba de su antigua vida, sus padres habían fallecido hacía algunos años y no tenía hermanos, por lo que no le quedaba mucho más.
-estoy en casa- dijo al abrir la puerta. Se descalzó e ingresó- Kakashi san?-
-hola, amor!!!!- gritó su pareja mientras se le colgaba del cuello- no vas a darme un beso?-dijo haciendo morritos.
-lo siento- lo besó con mucha dulzura, acariciando suavemente sus labios.
-que tierno eres- dijo el otro dejando salir un corazón por la parte superior de su cabeza- pero ahora- lo miró de forma pervertida y lo sujetó del trasero mientras lo besaba fieramente.
-ka…Kakashi san- intentaba apartarlo- era por esto que tenías prisa?- dijo molesto.
-nop, tengo una gran noticia- y lo llevó contra una pared para besarlo con mucha mas fuerza.
El castaño estaba cediendo ante las caricias de su pareja, que se habían suavizado, así que comenzó a corresponderle con timidez. Kakashi comenzó a lamerle el cuello y, al ladear su cabeza, Iruka descubrió algo.
-buenos días- saludó el jovencito que estaba parado junto a la puerta con su mochila y un bolso en la mano.
-“creo… que voy a necesitar ir al baño”- pensó el más alto sonriendo nerviosamente mientras una gotita cómica resbalaba por su sien.