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Corredores por Skip Beat Sugoi

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-Pe-pero que… pasa? – pregunto atónito ante el comportamiento de este, todos los presentes miraban la escena, sin atreverse a mover músculo alguno ante la presencia del presidente.

 

-No puedo creer que saliste segundo lugar!! – le grito, viendo al pelirrosa cerrar los ojos con terror – ningún hijo mío es segundo en nada!! – lo agarro del cuello y le pego nuevamente en la misma mejilla, dejando ahora un tajo en su mejilla derecha, el cual sangraba sin parar, dejando al pelirrosa algo mareado.

 

-Pa-pa..pa – decía confuso, mirando hacia todos lados, pero el golpe que había recibido, fue un poco mas arriba y ahora su ojos izquierdo no podía visualizar muy bien.

 

-Eres un inútil!! – tomo la copa que había quedado en el piso, al lado de su hijo, y la arrojo con fuerza al piso, rompiéndola por la mitad – no quiero que vuelvas a salir segundo nunca mas, me escuchaste? – le dijo amenazador, viendo como el chico le miraba con esfuerzo.

 

-S-si – contesto sin mas, viendo como su padre le daba la espalda y le decía un “inútil” cargado de odio y desprecio, haciendo trizas su único sueño hasta el momento, el cual tan solo era hacer feliz al hombre que lo cuidaba – en… tiendo – cayo al piso aun sin perder la conciencia, viendo como todos miraban con terror a su padre.

 

-No quiero que nadie le ayude, váyanse a casa ahora, la jornada termino hace rato – hablo, esperando a que todos salieran, pero nadie movía un músculo al verlo tan serio y furioso – LARGO AHORA!! – grito aun mas enojado, viendo como todos salían corriendo, hasta el rubio, quien manejaba por el esa compañía, salía corriendo con un pelinegro en brazos, el cual forcejeaba por que le dejara para ayudar a su amigo.

 

 Cuando todos hubieron salido, el hombre miro el cuerpo de su, hasta ahora, único hijo, y salio, dejándolo solo, hasta que empezara un nuevo día de trabajo.

 

-------------------------------------------- 2años después--------------------------------------------

 

-Shuichi, puedes cuidar a tu hermano? – preguntaba una mujer de pelo rubio y ojos azul cielo, mirando al inexpresivo pelirrosa – pero cuídalo bien, entendiste? – le dijo en forma de reproche falso.

 

-Si – respondió sin ganas de hacer nada.

 

-Gracias, voy a ver unas cosas al centro y regreso en la tarde, las sirvientas no pudieron así que nuevamente gracias – y salio de la habitación infantil en la que ahora se encontraba.

 

-Shuchi – decía la voz de un niño de dos años, pelo castaño y ojos azules – Shuchi – repetía, acercándose al pelirrosa, el cual tan solo lo miraba serio.

 

-Cállate – le ordeno, viendo como el niño se acercaba mas a el y le tocaba la mano – no me toques – dijo con desprecio, quitando su mano del alcance del pequeño niño.

 

-Shuchi – decía, tratando de alcanzarlo.

 

-Vete a jugar por allá – apunto a un montón de juguetes que había ahí.

 

-Quiedo jugad contigo, Shuchi – le dijo con carita de cachorro.

 

-Pues yo no quiero ni verte en pintura… Kyosuke – le respondió, mirándolo fijo, asustando así al pequeño.

 

-Buu…. – empezó – buaaaaaa!!! – lloro, llamando la atención del pelirrosa, el cual se acerco asustado y le hizo caras, sin poder parar su llanto, escucho como pasos se acercaban a la habitación, se paro mirando la puerta, escucho y vio como la abrían, dejando entrar a su padre, el cual miro al pelirrosa con odio y le pego un solo puñetazo, dejándolo tirado en el piso, entumecido por la fuerza del golpe, el niño paro de llorar, viendo a su hermano mayor tirado en el piso y con pequeñas lagrimas cayendo de sus mejillas.

 

-Shuchi? – pregunto acercándose, siendo atrapado por su padre.

 

-No Kyo-chan – le dijo con una sonrisa – el es malo, te hizo llorar.

 

-Shuchi malo? – le pregunto inocente.

 

-Si, es muy malo, no sirve para nada como hermano y menos como hijo – le dijo, sabiendo que el pelirrosa le escuchaba – por que no mejor ves tele en mi pieza y yo te acompaño?

 

-Siiii!! – grito abrazándolo del cuello.

 

-Y tu – dijo enojado hacia el chico, el cual aun entumecido por el golpe le respondió.

 

-Que desea?

 

-Vete a tu cuarto y no te aparezcas mas por aquí, no soporto verte – y salio del cuarto.

 

-… - el pelirrosa se levanto, viendo como la mano la cual uso para sobar la mejilla, estaba manchada con sangre, al parecer se había roto el labio, el cual se le hincharía por dentro.

 

     Se paro y camino por el largo pasillo, hasta llegar a la pieza mas alejada, abriéndola para luego entrar y cerrarla. Apenas entro, vio la pared llena de trofeos de primer lugar, de competencias menores, grandes y mundiales, todas doradas, habían mas de 25, pero la que mas resaltaba, no era la mas bonita, ni la mas brillante, si no, que la que estaba en medio de todas esas, era la de segundo lugar, su tercera carrera, la cual perdió por tan solo unos centímetros, se acerco a ella, la cual tuvo que ser reparada para poder ver su fracaso cada vez que entrara, y hacerle recordar lo inútil que lo hacia sentir su padre.

 

-… - miro la copa sin ninguna emoción, se acerco a la cama y se sentó en esta, de un mini refrigerador del lado, saco una de las tantas compresas frías que tenia, la puso en su mejilla, y miro las paredes vacías de su pieza, las cuales no tenían ni siquiera un cuadro o póster de autos – son inservibles – susurro, restándole importancia a esas cosas, se estiro en la cama, y se dejo llevar por el cansancio acumulado de tanto que entrenaba en las pistas para no salir nunca segundo o tercero.

 

      Unos golpes se dejaron escuchar en la puerta, la cual fue abierta con sutileza por la sirvienta que tímidamente paso y se acerco al chico, el cual tenia la mejilla izquierda con una gran cicatriz, la cual iba desde el costado de su ojo, hasta el medio de la mejilla, y la otra mejilla estaba morada, por el fuerte golpe que había recibido.

 

-Joven Shindo – le llamo tímida al tener que despertarlo – joven Shindo – le llamo de nuevo, sin que este le respondiera o se moviera – va a llegar tarde a su entrenamiento – le movió un poco, viendo como el chico poco a poco abría sus orbes violetas, las cuales dejaban locas a muchas mujeres – le queda media hora para llegar a su trabajo – el chico le miro un tanto dormido y se levanto, camino hacia su closet y saco su equipo de carrera, y con el en la espalda, salio de la habitación, sin olvidar ponerse un parche del color de su piel en la mejilla, donde se veía una gran cicatriz. Caminando por todos los pasillos de esa gran casa, para luego salir de ahí en un auto deportivo negro, el cual lo manejaba con gran facilidad por las calles, hasta llegar a las pistas de entrenamiento de la empresa.

 

 

 

-Mira, ya llego Shuichi – decían al ver al chico pasar con el bolso – como estas Shuichi? – le preguntaban amablemente.

 

-Bien – respondió escueto, dejando a los otros callados.

 

-Parece que no esta de buen humor – se susurraban entre ellos.

 

-… - pasaba de largo todos los comentarios, sin importarle en verdad lo que pensasen de el.

 

-Me gustaba más como era antes – decían a su espalda.

 

-Si, era más gracioso y cariñoso – le contestaba otro.

 

-Pero no fue culpa de el, fue su padre, no? – comento otro.

 

-Ya dejen de hablar y a trabajar!! – grito un rubio de coleta, el cual con un solo disparo los hizo correr a sus puestos de trabajo, camino hasta el pelirrosa y le siguió – hola Pink boy – le saludo carismático, viendo como el otro le respondió con la cabeza gacha – como te encuentras?

 

-Bien – no quería que le viera la cara, ya que antes de salir vio como le había quedado la mejilla por su padre.

 

-Que te pasa hoy? – pregunto colocándose en su camino.

 

-Nada – respondió nervioso, viendo los pies del otro frente a el.

 

-Mmm..... – gruño, tomando con su mano la cara del chico y levantándola con rapidez, dejando a la vista, la mejilla morada, casi negra, del muchacho – que te paso? – pregunto serio.

 

-Nada, no me paso nada – quito el rostro de las manos del otro y paso por su lado.

 

-Fue tu padre de nuevo? – le detuvo del brazo, sin tener una respuesta – Shuichi – repitió insistente.

 

-Fue mi culpa – susurro, soltándose del agarre y caminando hasta el camarín, abriéndolo para luego ver en el, a un nuevo personaje, el cual le quedo mirando con una mirada seria – quien eres tu? – le pregunto, mirándolo directamente a los ojos.

 

-Eso mismo te podría preguntar – le respondió, poniendo especial atención a la coloración de la mejilla del otro.

 

-Veo que ya lo viste – interrumpió el rubio de coleta – el es Eiri Uesugi, mejor conocido como Yuki, y este – apunto al pelirrosa – es Shuichi Shindo, hijo del presidente, ambos son corredores.

 

-…!! – el pelirrosa se tenso al pensar que su padre lo quería desechar, cambiarlo por alguien mejor – un gusto – bajo la mirada y camino hasta su casillero, abriéndolo y sacándose la ropa que le molestaría, colocándose luego el traje, el cual parecía nuevo por lo cuidadoso que era el chico.

 

 

-Con razón estas en la empresa, al parecer tu padre te favorece – le susurro el rubio corredor, luego de que el manager de ambos se fuera.

 

-Si, soy hijo de papa – le respondió irónico – pero no por eso me regalan el puesto, Eiri – le miro serio – y no dejare que me reemplace – salio del camarín y se fue directo al auto, el cual estaba ya listo para correrse.

 

-Shuichi, tu auto esta listo, pero no lo corras a mas de 200, aun esta en prueba el motor – le aviso un miembro del equipo.

 

-Si, gracias – se subió y vio como traían otro auto mas, al parecer, mas sofisticado que el suyo, y viendo las iniciales de su padre, supo que fue cortesía de el, hacia su nuevo corredor.

 

-Te gusta? – le pregunto el rubio de ojos ámbar al pelirrosa – es el ultimo que ha salido, no puedo creer que tu papi no te haya regalado uno aun – se burlo.

 

-… - le miro serio, pero luego echo a andar el motor y se alejo con la vista gacha.

 

-Pero que mierda le pasa? – se pregunto el rubio, subiendo y alcanzando al pelirrosa.

 

-Hoy darán 15 vueltas para probar tu motor, acuérdate de no forzarlo mucho aun – le decía un pelinegro de anteojos – me entendiste Shuichi?

 

-Si, si, solo déjame correr y hacerle saber a mi padre que no me puede cambiar tan fácilmente – susurro.

 

-... - lo miro extrañado por lo que dijo - esta bien, piensa en esto como una carrera contra el nuevo – apunto hacia el auto que estaba a su lado – de acuerdo?

 

-Si – se puso mejor el casco y abrocho su cinturón – vamos! – apuro.

 


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