Gente gritando y un ruido ensordecedor era lo único que podía percibir. Estaba aturdido, podía sentir un fuerte dolor de cabeza y algo corriendo desde mi frente; no podía moverme, dolía cada extremidad de mi cuerpo tendido en el pavimento. Traté de moverme o articular alguna palabra, pero el dolor y el shock emocional no me dejaban, él, él… Aquel chico, se encontraba parado junto a mí, con una sonrisa triste en sus labios, mirando algo que no lograba enfocar aunque quisiese, ¿Qué había sucedido? Me preguntaba una y otra vez, pero la respuesta estaba lejos de tomar forma.
-Quién… eres
Susurré, lo último que pude distinguir fueron un par de ojos cristalizados por las lágrimas, para quedar en completa oscuridad.
Capítulo 1: ¿Quién eres?
¡No perderé!
- Taka, tranquilo ¡Acabas de tener un accidente
- ¡¿Y eso qué?! ¡No me quedaré en esta cama por tres días Kai! — Respondí tratando de bajar de la cama, me dolía el cuerpo, pero aún así no podía estar tranquilo, quería ese papel y no permitiría que él lo consiguiera, eso nunca. Había despertado hace algunos minutos y Kai, mi representante, me había informado lo sucedido. Me había visto involucrado en medio de un accidente de tránsito, para mi buena pero a la vez mala suerte, no me había sucedido nada grave, sólo tenía un feo golpe en mi cabeza y más de un solo moretón, ¡Debo verme horrible! ¿Cómo saldría así a la calle? ¿Cómo iría al instituto? Pero lo más importante ¿Cómo trabajaría? Mis ojos se empañaron… ¡Me dolía todo!
Aún en mi habitación, noté que Kai hablaba con alguien por el teléfono y por lo que escuchaba era... ¡Oh mierda! ¡¿Qué diablos hace Kai hablando con Tora?! Que no le diga nada sobre mi estado o lo más probable es que Tora corra a decirle a ese maldito que puede tomar mi protagónico en esa película. Los dos como managers se llevan excelente, pero Kai sabe muy bien mi relación con ese idiota y no permitiré que me robe lo que es ¡mío por derecho!
Kai estaba de espalda, así que traté de levantarme haciendo el menor ruido posible para que no se diera cuenta, mi plan era brillante:
1. Caminar de puntitas hasta él.
2. Tomar cuidadosamente su celular.
3. Antes de reclamarme algo, cortar la llamada tirando el celular al suelo y rompiéndose en mil pedazos.
Ok, no. De lo último no estaba seguro, Kai me da miedo cuando se enoja. Así que sólo me pare, tratando de no tropezarme, aún andaba débil por la anestesia y un poco mareado; me puse tras él y lo tomé de los hombros como pude para que se diera vuelta y me viera a los ojos. Y como en un susurro le dije sin prisa ni apuro: "Corta esa llamada de inmediato y saldrás vivo de este hospital". Aquella sonrisa que mantenía en su rostro se desvaneció y finalizó la llamada. ¡Lo hice otra vez!
- Gracias Ruki, pero sabes que no dejaría que Uruha tomara tu lugar en ese film. Sólo quería asegurarme que la salud de la madre de Tora estuviera en buen estado, nada más.
- De todas maneras es su manager y no puedo confiar en él así como así - volví a mi cama y me recosté. El mareo iba en aumento pero sentía mi mano un poco entumecida, como si alguien me la estuviera apretando fuertemente, mas no hice caso. Lo más probable es que fuera a causa del calmante que me dieron, así que sólo seguí con la vista a Kai quién se dirigía a la pequeña silla junto a la puerta de la habitación.
Se sentó ahí y sacó unos papeles, comenzando a revisarlos, yo por mi parte tomé mi móvil y comencé a jugar un juego de autos que tenía, no era la gran cosa, pero Kai no quería traerme mi portátil. Suspiré, el juego se me hacía demasiado fácil, así que tomé los audífonos y me puse a escuchar música, era tan relajante, comencé a mover mis dedos al ritmo de la música, pero había uno que no podía mover libremente, lo intentaba, pero sentía como si me halaran de el, estaba… ¿Atado? Miré mi dedo y por un segundo creí ver un hilo, pestañé y ya no había nada; que tonto, no tenía nada en mi dedito.
- ¿Sucede algo Ruki?
- No, nada Kai, sólo que al parecer estoy imaginando cosas.
- ¡Oh! Mejor descansa, no quiero que mi estrella quede con problemas a la cabeza — rió.
- Muy gracioso Kai, pero juraba que…
- ¿Qué?
- No, no importa ¿Tienes el libreto por ahí? — pregunté haciendo ojitos de niño bueno, estaba seguro que el repasar líneas me serviría para poder distraerme, aunque sentí un leve dolor de cabeza ¡agh! Vi como Kai lo sacaba de su bolso y lo acercaba hacia mí. ¡Bien!
- Ni creas que te lo pasaré, debes descansar — dijo sonriendo mientras volvía a guardarlo justo antes de que lograra alcanzarlo. ¡Rayos! — Debo arreglar unas cosas ¡Nos vemos mañana Ruki!
- No, Kai. ¡No te atrevas a dejarme solo aquí!
- ¡Te quiero Taka-chan! — Se fue, ya no había nada que hacer, sé que estuvo dos minutos apoyado en la puerta porque sentía sus carcajadas, ya no puedo escuchar nada. En fin, no tenía más que hacer, así que de mal humor, decidí cerrar los ojos y esperar a que los días pasaran lo más rápido posible.
"Un lindo paisaje se mostraba ante mis ojos, mas pronto borroso se encontraba... Mi vida había sido arrebatada..."
Tenía la ligera idea de dormir, tal vez así el tiempo transcurriera de forma más rápida y eficaz, pero se me hacía imposible conciliar el sueño. Así que tan sólo cerré mis bellos ojitos y traté de recordar mi "accidente". Sabía que Kai no me había contado toda la historia, después de todo, él habla hasta por los codos y no deja cortas explicaciones a nadie. Algo me escondía y si él no me lo decía nadie más, que yo conociera, lo haría.
Retrocedí el tiempo mentalmente hasta el día en que llegué a este hospital. Las calles atestadas de gente, luces de todo colores adornando las mismas. Estamos en época de fiestas, pronto será Navidad y todo es un caos comercial. Recuerdo también las luces del semáforo en rojo, del cuál poco me percataba ya que iba hablando por teléfono con Kai. Pasando por el cruce oigo como alguien me grita pero su rostro... Jamás lo alcanzo a ver, sólo siento que me empuja lejos lo que causa que reciba un golpe en la cabeza. Me siento aturdido y poco a poco cierro mis ojos como hasta hace poco lo hice.
"¡Cuidado!"
Vuelvo a abrirlos. Mis ojitos pesan, creo que de tanto esmero me quedé dormido. Las cortinas de la habitación están abiertas de par en par y dejan que la luz de la luna llena se filtre en el vidrio. Me trajeron la cena, está a mi lado. Intento apoyarme en mi cama pero mi mano derecha sigue entumecida. La observo detenidamente y veo un fino hilo rojo atado a mi dedo meñique. Esto debe ser una broma de Kai, debió haber venido cuando estaba durmiendo y me ató ese hilo. Tiro un poco de él para sacarlo pero me hace doler, como si algo lo tuviera del otro extremo y es cuando me doy cuenta... ¡¿Quién es ese chico?! Estaba aterrado, no sólo por el hecho de que es un chico al que realmente no he visto ni una sola vez en mi vida sino también porque está sentado en el suelo apoyando su cabeza en mis piernas.
- Oye... - moví mi pierna para que despertará, ya que se encontraba durmiendo plácidamente sobre MI piernecita - ¡Despierta! - Le di un golpe en su cabeza pero... mi mano... su ca-cabeza... su cabeza, mi, mi… mi mano…
- ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh!
¿Con ese grito quién no se despertaría? Pero es que, es que, yo lo, con mi mano, lo… ¿Atravesé?
- ¿Mph? — Se movió y poco a poco comenzó a abrir sus ojos, yo estaba algo, un poquito, ¡Ya! muy asustado. Traté de reunir valor y comencé a acercarme de a poco, llevé mi mano hacia su rostro, traté de tocar su mejilla pero en cuanto entré en contacto con él, este se reincorporó, clavando su mirada en mí. Me puse más nervioso de lo que ya estaba.
- ¿Quién…
- ... soy? — Completó la pregunta que estaba tratando de hacer, pero los nervios no me dejaban hablar bien, por lo cual asentí levemente con la cabeza. Él sonrió.
- Créeme que también me gustaría saberlo — dijo mirando con melancolía en dirección a la ventana — lo único que sé es que yo… — hizo una pausa, tal vez no muy seguro de lo que me iba a decir.
- ¿Tú…?
- Morí.
- Estás tratando de decir qué, ¿Estás muerto? — él asintió y comencé a reír como si la vida se me fuera en ello, es que, ¿Qué broma era esa? ¡Ya sabía! Tal vez, él también era actor y Kai lo contrató para hacerme esta broma de mal gusto ¡Eso! Era la única explicación que llegaba a mi mente, lo que sucedió antes, ¿Podría ser algún efecto especial o de iluminación? También podría ser a causa de los calmantes y la anestesia, era lo más seguro, además del golpe que al parecer, me dejo algo tonto. Mi extraño acompañante me miraba con una ceja alzada.
- Ya, hablando en serio, ¿Quién o qué eres? — pregunté, dejando de reír mientras una pequeña sonrisa se formaba en mi rostro.
- Ya te lo dije, estoy muerto o eso creo, así que vendría siendo… ¿Un fantasma?
- ¿Fantasma? – la sonrisa se esfumó de mi rostro.
¡¿Qué?!
La luz de la luna era lo único que lo iluminaba, y aunque me lo dijera con esa seriedad, no podía creerlo…