Capítulo VI
La conciencia pesa.
-Aló-Contestó luego de la segunda llamada que dejó pasar de Aoi.
Su corazón palpitaba de una manera increíblemente rápida y sentía el pulso saltar en las sienes.
No podía negar que no tenía ni la más mínima idea de lo que pudiera pasar, Yuu era la personificación innegable de lo incomprensible.
-Olvidé…-Dijo con voz nerviosa, algo que le extrañó al castaño-Olvidé darte tu regalo.
Uruha no pudo evitarlo. Verdaderamente no pudo.
¿Sólo era eso? ¿No estaba enfadado? ¿No recordaba nada? ¿No lo odiaba? O… ¿Acaso existía la mínima posibilidad…?
Su risa se dejó escuchar del otro lado del teléfono como un resonar de campanas, o eso le pareció a Yuu cuando le escuchó reír de aquella encantadora forma, como si se hubiera liberado de un peso enorme.
Más que una risa de gracia le pareció una risa de alivio, algo que no terminó de entender por completo, por lo que, el moreno decidió ignorar su risa, pero antes de que pudiera decir algo, su mejor amigo se adelantó con palabras ligeras y suaves:
-Gracias, no te preocupes, no era…
-Te compré tu tonto regalo-Dijo algo malhumorado-. No me hagas quedármelo-¡No! Por favor no…Se dijo a sí mismo al recordar el tonto pijama de pato que le había comprado con Chizuru.
Chizuru…
-Bien, si quieres, puedes…-Le interrumpió.
-Está allá, lo dejé en tu casa, tengo que haberlo llevado-Divagó intentando recordar pero entre la borrachera sólo habían imágenes extrañas, las cuales, prefería olvidar…-, pero ni se te ocurra abrirlo sin mí.
Shima enrojeció hasta la médula.
¿Acaso eso había sido algo tierno?
-Espera un segundo-Pidió-, ¿Desde cuándo tan detallista?-Se burló, más confiado-Es decir, ¿Desde cuándo te interesan tanto estas cosas?
La frase de Shima quedó divagando en el aire, como si aún faltara más por decir, o eso le pareció a Yuu cuando rebobinó la voz de su amigo en su cabeza, para luego comprender el significado real de sus palabras.
Él no era Chizuru. No era a él a quien debía de darle tontos regalitos de navidad. No debería estar preocupándose por él cuando su novia estaba en el otro lado del país llorando porque su novio se había olvidado completamente de ella…
Él no era…
Chizuru…
-Has lo que quieras entonces-Se defendió alterado-. Ábrelo. Como quieras. Adiós.
-¡No! Espera…
Colgó.
Lo siento Shima, pensó él mientras dejaba caer el teléfono al sofá de su apartamento, discúlpame por echarte a ti la culpa de lo que yo mismo hago.
Y siempre había sido así, pero siempre Uruha lo había recibido con una sonrisa, con esa maravillosa sonrisa…lo había acompañado y aconsejado desde siempre, desde que se hicieron amigos y casi hermanos inseparables, pero, él no había sido el único. Chizuru, desde el momento en que la vio…
Desde que la vio sintió que ella sería tan amable como su pato, tan pequeña y débil, con esos redondos ojos castaños y sus manos delgadas y suaves…
Yuu pensó que ella sería diferente a todas sus novias anteriores, y lo creyó fervientemente durante mucho tiempo…Pero desde ese beso…todo había cambiado. Y es que, más que ser un acto irremediable, muchas cosas habían ido de forma diferente a lo que él pronosticó irían.
Ese beso le había hecho pensar cosas que jamás antes debería de haber pensado, porque Uruha es hombre y su mejor amigo.
¿Pero qué hubiera pasado si él hubiese sido mujer?
La pregunta asaltó su cabeza de improvisto dejándolo anonadado.
¿Qué hubiese hecho? ¿Qué hubiese hecho yo si él hubiese sido mujer? ¿Lo hubiera correspondido? ¿Hubiera pensado en la posibilidad de dejar a Chizuru y poder…?
-No lo sé-Correteó en voz alta-. Ahora mismo no lo sé.
Pero más que pensar en ello, debía de encontrar la forma de saber si las imágenes de su cabeza eran ciertas, porque si era así, había hecho algo horrible.
Había engañado a Chizuru, y lo peor de todo…
Lo peor de todo es que no lo estaba considerando como algo asqueroso sino más bien como algo irremediable, como algo que había pasado y ya.
Tomó el teléfono y llamó a su novia en un acto reflejo de culpa.
Marcó un par de veces y ella contestó emocionada.
-¡Yuu-chan!
Su voz se oía tan tierna, como si hubiese estado esperando su llamada desde siempre, algo que le hizo sentir tan vacío…
-Feliz Navidad, espero que lo hayas pasado bien allá-Dijo éste intentando sonar amable.
No le has dado regalo, no le has dado regalo…
-Hubiese sido mucho mejor contigo a mi lado-Susurró su novia.
Yuu sonrió. Podía imaginarse su pequeño rostro sonriendo, apretando el teléfono entre sus dedos cubiertos por los guantes que le había regalado para su cumpleaños.
-¿Y tú? ¿Cómo lo has pasado?
Se le hizo un nudo en la lengua y creyó que no podría hablar bien.
-Sé que pasaste con Takashima-san la navidad, espero no se hayan ido mucho en copas.
Ella se rió, inocente y sin saber nada.
Era lo peor.
Lo peor, lo peor, lo peor que existía.
Estaba engañando a su novia, estaba engañando a Shima, se estaba engañando a si mismo con todo esto, porque, llamándola no conseguiría dejarla en el puesto en el que creyó siempre estuvo, porque al escuchar su voz no sintió nada nuevamente, porque al imaginársela no deseó tenerla a su lado…porque…
-¿Sucede algo malo Yuu-chan?
Sintió como la amargura iba subiendo desde su garganta, como las palabras que no quería decir por teléfono.
-No nada-Se las tragó y sintió arcadas.
-Estás algo raro, ¿Te sientes bien?
-Verdaderamente no-Respondió dolido.
-¿Por qué?-Quiso saber ella, preocupada-¿Sucedió algo con Takashima-san?
-¡¡¡NO VUELVAS A PREGUNTAR POR ÉL!!!-Gritó encolerizado.
Un silencio incomodo se formó por el teléfono y escuchó la respiración contenida de su novia desde el otro lado del teléfono.
-Perdóname…-Dijo ella con la voz entrecortada.
Lo estaba haciendo de nuevo.
Estaba culpando a otros siendo que él mismo tenía la culpa.
-Lo siento Chizuru, estoy algo alterado, no es culpa tuya-Dijo tras un suspiro-, no ha pasado nada con Uruha, de verdad, ni contigo, es que…te extraño.
Ella rompió a llorar.
-Yo también-Respondió entre sollozos-. Quiero verte.
-Yo también. Hay algo que debo decirte.
-¿Qué?-Preguntó, con curiosidad, como si se estuviese limpiando las lágrimas.
-Ya lo sabrás. Ahora tengo que colgar.
-Adiós. Te amo.
-Adiós, Chizuru.
Colgó y se dio cuenta que él no respondió con un “Te amo” al colgar.
-No es necesario que llegues a destrozar mi departamento…Reita.
El rubio entró de igual forma mientras ignoraba el desorden del departamento de quien conocía desde que tenía memoria en el colegio.
-¿Y cuál es el motivo de tu visita?-Quiso saber.
-¿Acaso no puedo venir a molestarte un poco?
-Claro que puedes-Respondió-, pero pensé estarías con Ruki.
-El enano anda un poco malhumorado…
-Como Aoi…
-¿Ves?
-No sé si ahora me odie…-Se le escapó.
-¿Por qué? ¿Pelearon?
Maldición…Él y su gran bocota.
-Eh…no…
Reita comenzó a carcajearse y palmeó el hombro de su amigo de infancia.
-Ay Shima…Ya lo sé todo.
-¿Qué? ¿Qué tienes que saber?
-Es obvio…se te nota.
De pronto sus mejillas comenzaron a hervir, ¿ACASO REITA TENÍA FORMA DE SABERLO?
Pues claro, era más difícil deducirlo si él se colgaba un cartel en el toso que digiera con rojo “TE AMO YUU”…
-Ruki y yo lo sabemos…No sé si Kai…es demasiado despistado y últimamente no sé qué ha hecho además de adular a sus sobrinos, pero no lo niegues más, el único que no parece tener idea de esto es Aoi, algo que no me sorprende.
Maldición ellos ya lo sabían todo.
Se sintió tan idiota y tan avergonzado.
-Pero no te apenes, homosexual empedernido-Se rió-. Somos amigos, y aunque no lo sepas, te comprendemos más de lo que crees…
-¿Ah? ¿Por qué? ¿¡Cómo que homosexual empedernido!?
-Sé perfectamente que estás enamorado de Aoi.
Apretó tan fuerte los dientes que escuchó el crujir de sus dientes dentro de su boca.
Pensó en aquel entonces que su pulso alcanzaría las nubes y su respiración se desbordaría.
-Y para ser justos yo te confesaré que yo también estoy enamorado de alguien.
-¡DE YUU NOOO!-Gritó.
-No imbécil-Se rió-. No me fijaría en Aoi aun cuando fuese el último ser humano sobre la faz de la tierra…es muy cascarrabias…
-Entonces…
-A mí a quien me gusta es…
-Es…
Reita se volteó, avergonzado, lo cual le despertó aún más la curiosidad del castaño, era evidente que sabía de quien estaban hablando, por lo que se acercó con los ojos abiertos como platos y a la espera de escuchar el nombre.
-Pero ni se te ocurra…
-¡Dilo ya!
-¡Bueno ya! Lo diré…
Uruha rodó los ojos y se cruzó de brazos en la sala de su departamento.
-A mí me gusta Ruki.
¿Qué?
-¿Ruki?
No supo porque no le pareció nunca sorpresa, es más, siempre andaban juntos.
-Pero él jamás me querrá. Estoy en una posición peor que la tuya.
-No lo creo-Suspiró-. Aoi es heterosexual, además de homofóbico, ¿Qué es peor que eso?
-Es peor-Dijo completamente serio, algo raro viniendo de él-. Yo no puedo estar con Ruki porque él está enamorado de ti.
Fin