Joseph estaba harto de esperar a Nora, tardaba más de una hora en arreglarse para ir a la cena de fin de año que celebraban sus padres, aún se preguntaba cómo habían acabado invitándolo si tan sólo llevaban juntos un mes.
-¿Vas a tardar mucho?-preguntó cansado desde la puerta del baño.
-Un poco.
-Eso dijiste hace media hora, si fueras un tío te arreglarías en cinco minutos...
-Claro que sí, y el tiempo que me sobrara podría invertirlo en atarte a la pata de la cama para que me comas el rabo, después te daría por el culo hasta que no pudiera más-replicó Nora sonriente.
-Muy graciosa... sólo procura acabar antes de que muera de aburrimiento.
-Puedes ir al cuarto de la tele, no tienes que esperarme aquí, nadie te comerá.
-Estupendo-dijo yéndose hacia el cómodo sofá.
Mientras Joseph veía un maratón benéfico, la madre de Nora reprendía a su hermano mayor por llegar tarde.
-Jael, por una vez en tu vida podrías ser puntual.
-No exageres, además en cinco minutos estaré listo.
Al escuchar esa frase Joseph no pudo evitar sonreír. Diez minutos más tarde un atractivo rubio de ojos tan azules como los de Nora cruzaba la puerta de la sala para sentarse junto a él.
-Buenas noches, soy Jael, el hermano mayor de Nora-se presentó.
-Hola, soy Joseph, el que lleva más de una hora esperándola.
-Sí, eso me ha dicho, entre otras cosas-sonrió.
-¿Qué otras cosas?
- Te gusta la gente que tarda poco en arreglarse.
-Cierto.
-Ahora sólo hace falta que estés dispuesto a...
-¿Comerte el rabo y abrirme de piernas?
-Eso sería genial, pero mejor lo dejamos para después de la cena. Mientras tanto podemos bajar, Nora tardará un poco.
-Un poco, claro...
Después de ver a tantos invitados Joseph se arrepintió de bajar, hubiera preferido seguir arriba, no le gustaban demasiado las aglomeraciones, sobre todo las pomposas donde infinidad de perfumes fuertes se mezclaban cargando el ambiente.
-¿Agobiado?
-Bastante.
-Vamos al jardín a tomar el aire-sugirió Jael.
-Vale, además Nora parece que va a estar muy ocupada saludando.
-No se ha arreglado así sólo para ti...
-Pues tú en cinco minutos lograste un excelente resultado.
-Menos es más-respondió guiñándole ojo mientras lo tomaba de la mano para salir.
-Bonito alumbrado-observó Joseph, respirando aliviado el aire frío de la noche.
-Eso no es lo mejor de la decoración-sonrió enigmático Jael.
-¿Qué es?
-Mira hacia arriba.
Joseph obedeció topándose con un hermoso muérdago justo encima de sus cabezas. Lo siguiente que vio fueron los labios de Jael acercándose, hasta aferrar los suyos en un beso lento y demoledor.
-Lástima que haga tanto frío, sino podríamos rematar la faena-ironizó Joseph intentando ocultar su turbación.
-Eso reservémoslo para empezar el año nuevo con buen pie.
-¿Piensas dejar la cena y fugarte conmigo?
-Por supuesto, pero tengo que cambiarme, no me gusta ir de pingüino, sólo me visto así para las celebraciones familiares que exigen etiqueta.
-Te espero con el coche en marcha en cinco minutos...