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Así nace el Amor por -Mikunami-

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Entre sueños

 

Aquella esplendorosa mañana de verano arribó en compañía de un despejado cielo, que dejaba al sol inundar cada recoveco con sus rayos de candor, y de una fresca brisa que alentada el trepidante corazón de la juventud. Era un día simplemente hermoso, para quienes igualmente se permitieron una noche agradable. Como no era el caso de Naruto.

El rubio, ajeno a las bondades climáticas, llegó anormalmente temprano -por no decir que de madrugada- al colegio, con la apatía severamente dibujada en su tez canela; pronunciados charcos negros menguaban el encanto de sus fulgentes irises océano, su cabello dorado ahora estaba en proceso de convertirse en un nido de paja y su chispeante sonrisa había sido remplazada por un labio fruncido.

Naruto tenía mala cara. Y si piensan que su aspecto no lo favorecía, es porque no hemos hablado de su humor.

Cuando Kiba fue a fastidiarlo por su deplorable imagen, el áureo de inmediato lo mandó al carajo –cuestión que generalmente le tomaba al chico perro más de cinco silabas-, a Lee no le fue mejor ¡Incluso se había comportado hostil ante el suave tono trémulo de Hinata! Finalmente, la única persona de la que no pudo pasar, si es que no quería complementar su pinta miserable con un ojo morado, fue su más intima y furibunda amiga.

— Es que tuve insomnio, Sakura-chan —¡Ahí estaba! Tanto escandalo por que el zorrito se perdió de su sueño de belleza, que infantil.

Asi fue como todos lo dejaron tranquilo a sabiendas que tan pronto terminaran las clases, el solecito correría a su casa a ocultarse bajo las misericordiosas cobijas, intentando encontrar el descanso que su turbulenta mentecilla le arrebató la ultima velada. Y las cosas hubiesen finalizado ahí, de no ser por su intrínseca capacidad para joderse aún más lo jornada y la coqueta participación de su carismático profesor de anatomía, Umino Iruka.

Última clase, sesenta minutos más y podría largarse a su hogar. La voz del moreno maestro le llegaba distante, mientras el hombre explicaba algo de las diferencias entre un sistema y un aparato, comenzado a repartir uno de esos tétricos modelos anatómicos por cada dos personas, Naruto no podría estar menos interesado en las variopintas y desagradables formas que tiene nuestro cuerpo sin piel o músculos, cuando captó, que las parejas de trabajo no estaba a gusto de sus integrantes.

— Uchiha y Uzumaki—eso significaba… —. Se me agotó el material, creo que ustedes tendrán que ir por uno extra a la bodega —se añadió mientras la cara marcada del adulto componía una mueca acongojada. Oficialmente Iruka había dejado de ser su profesor predilecto.

Lo que para Sasuke fue sólo otra odiosa práctica, en la que el sensei de turno se le ocurría arruinar la clase arreglándolos por apellidos, para Naruto fue el terror absoluto ¡No podía estar cerca del bastado! ¡Ahora menos que nunca! ¡No después de…!

— Vamos, usurantokachi —expresó Sasuke, externándole su desagrado por llevar aquella labor al lado de su chispeante compañía, mediante los lúgubres pozos sombríos que tenía por ojos. Ciertas imágenes escandalosas arrebolaron su cerebro tan pronto el contacto visual se produjo. Claro que sentía miedo, pero no por las razones que al moreno le gustarían.

— Ehh claro —estaba tan jodido.

Ahora ambos recorrían los desolados pasillos escolares en completo mutismo. Sasuke unos pasos adelante, impresionado de que la inmensa boca de ese estruendoso rubio pudiese mantenerse cerrada por cinco minutos continuos, y Naruto… actuaba de una forma que al moreno se le antojaba distantemente conocía; con la mirada baja y sus hiperactivas manos estrujando lo primero que tuviesen a disposición.

Ingresaron al polvoriento salón donde se guardaba el material didáctico, el Uchiha comenzó a mover trastos, para finalmente localizar el mugre modelito en la cima de una montaña de cajas. Bufó irritado, detestaba hacerla de alpinista.

Y pese a que a nuestro zorrito no le gustaba quedar como un holgazán -¡Y menos en presencia del de ojos carbón!- prefería mantenerse al margen de la situación, alejado de aquel ente que le estaba ocasionando un tremendo desgarre mental; apartándose lo más posible de sus rasgos de nena, su melenita sedosa que a comparación de la suya no atentaba contra la gravedad, su piel marmoleada y su buena retaguar… ¡Momento! ¡¿Qué carajos iba a pensar?!

— ¡Hey, dobe! —gracias a kami que los cariñosos motes del azabache lograron regresarlo a la realidad—. ¿Qué la princesa cree que voy hacerlo todo? —reclamó el bruno, esperando recibir un mínimo de ayuda por parte del áureo. Estaba bien que las capacidades mentales y físicas del blondo fueran increíblemente inferiores a las suyas, pero al menos podía sostener un maniquí mientras él lidiaba con la bajada.

— ¡Ehh no! ¡Sí! Es decir… ya te ayudo —era su imaginación ¿O el trigueño estaba tenso? La verdad no es como si aquello le interesase, a menos claro, que el anormal estado del güerillo ocasionase que ante el menor rose de sus dedos blancos con las manos morenas, éste se apartara tan pronunciadamente que aquel monigote destripado terminase cayendo -y desarmándose- en el sucio piso de aquel caótico espacio.

— ¡Serás gafe! —y mientras los gritos por parte del de hebras ébano comenzaban, el alterado rubito sólo atendía su mano derecha, aquella que recibió el contacto que se sintió de fuego. Ese pensamiento le causó escalofríos, luego pavor y finalmente nauseas—. ¡¿Cómo puedes ser tan lerdo?! ¡Cada día rebasas mis expectativas de que tan tarada llega ser una persona! —la cara del Uchiha riñéndole a un palmo de la propia normalmente hubiese propiciado algún alegórico encontronazo, no que el que nuestro solecito se quedara pasmado, reconociendo para todo su bochorno que efectivamente aquel bastardo era guapo; poseedor de una fisionomía encantadora, de una atractiva musculatura que al tensarse se apreciaba mejor, y que definitivamente era un imbécil por sacar tales conclusiones en un momento tan magistralmente inoportuno. Y Sasuke, quien seguía despotricando en su contra, comenzaba a hartarse -y extrañarse- de que Naruto no le hubiese contestado nada y que su tez, conformen pasaban los eternos segundos, cobrara una incandescencia bastante llamativa— Te ves… un poco rojo —aludió al final para sorpresa del blondo ¡Por favor, que su actitud no estuviese ligada a otro incomodo resfriado! El pánico invadió al Uchiha. Si Uzumaki estaba enfermo lo mejor era arrastrarlo donde Shizune y botarlo ahí antes de que su detestable compañero se pusiese… cariñoso.

Iba a tomar el brazo del más bajo dispuesto a zanjar aquella incomoda interacción, las cuencas océano percibieron la acción del morocho, y los reflejos del áureo no pudieron menos que ejecutar otro exagerado salto para librarse del contacto, mientras su timbre, perturbadoramente agudo, finalmente se dejaba escuchar.

— ¡No me toques dattebayo! —¡Oh por Kami! ¿Se le había salido la muletilla? ¡Aquella que ya nunca afloraba! La que no había utilizado desde que era un mocoso de parvulario, cuando aún era amigo de Sas…

— ¿Te encuentras bien? —y nuestro gatito, pasmado puesto que sabía todo lo que conllevaba aquella sobrada palabra, recayó realmente en lo diferente que se mostraba el rubio. Estaba desaliñado -más que de costumbre-, nervioso, inseguro, con la respiración errática y pese a que sus pómulos ardían al resto de su semblante le faltaba color—. Estas pálido —y actuando como una nena histérica.

¡No podía soportar más tiempo a su lado! No cuando aquellos infernales sonidos e imágenes se atrincheraban caóticos en su psiquis, intentando desquiciarlo ¡Todo por culpa de ese infeliz frente a él!

— Dile a Iruka-sensei que se me descompuso el estomago —y Naruto corrió, tan rápido como sus piernas se lo permitían, dejando al mayor estupefacto e inusitadamente preocupado.

En aquel momento lo que nuestro rubito necesitaba era escapar de la presencia del moreno y de todo lo que su nocivo cuerpo representaba. Asqueándose de a donde lo había arrastrado su mente enferma, colmada de ideas que tomaron un rumbo tan siniestro y grotesco, que jamás podría admitirlo abiertamente. Porque eso de haber despertado gritando a las 3 de la mañana, luego de tener un sueño erótico con su declarado némesis, además de ser la prueba irrefutable de que se estaba deschavetando, no sólo afectaba su rendimiento escolar, su apariencia o sus relaciones personales, también lo hacía sentir un nauseabundo revoloteo en el estomago cada que veía a Sasuke.

 

Notas finales:

Créanlo o no, lo que resta del fic ya está -más menos- planeado y por lo tanto la sutil trama ya va tomando forma XD.

Entre otras cosas, una muy linda lectora -¡Gracias Stone!- me sugirió entrar en el Festival Literario SasuNaru 2012, me honra mucho que crea que mi fic está al nivel para algún reconocimiento, y la verdad se me hace una gran idea lo del festival por lo que igualmente invito a todos lo que me leen a que nominen a su autores o historias favoritas ¡Que nuestra pareja manda XD! Lamentablemente yo no puedo hacerlo, porque… no tengo cuenta en face, me siento vieja u obsoleta diciendo eso ¬¬, creo que debería abrir una.

Feliz cumple atrasado para nuestro rubio super sexy, y sin más por el momento, miles de gracias por sus hermosos comentarios:

Izumi Beloved; yingyang; Kyo; goten trunks5; Lilyth369; Msiaki Birthday; Circe Kurosaki; fabiola-san y stone.


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