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Al traspasar la linea de la amistad, al amor. por hatsumiyo momichi

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Notas del fanfic:

Bueno este es un fanfic de hunter x hunter (cazador x) no es mio, (obvio! ¬¬) por alguna razón, igual que en mi último fanfic de loveless, lo situé en el último cápitulo de los ovas del genei ryodan, o por ahí... la cosa es que puede tener spoilers, aunque no creo :D nada muy choqueante pasa desde el primer cap de la serie de todas formas XD es un KurapikaxLeorio (los que lo escriban curapict, por favor evitar los comentarios, como ven, si SE que no se escribe así, pero dejenme ser XD wájajaja) cambié un poco lo que pasaba ese capitulo ( no iba a sentarme a escribir textualmente lo que decían) y la verdad es que no se que pasa despues de ese capitulo de la serie... sooo... yeah, eso ^^ es mi fantasía okay! XP

Notas del capitulo:

hasta este capitulo no hay lemon. En el proximo si ^^ por ahora me pondré EMO, por que la Hatsu no puede escribir un fanfic, si no lo hace toda dramática por la vida ¬¬ me encanta el romance, pero lo odio ^^ disfrutad por ahora, y como soy mala, talvez lo encuentren cruel, pero cada capitulo me empeñaré en hacer sufrir más a Senritsu!! XD wájajaja! con una amiga nos reíamos de su mala cuea XP

Disfrutad!! os lo ordeno!!! wájajaja (do it, the chilean way ;D)

...obvio... dejen reviews!!! como sabré entonces que no tengo talento y debería de dejar de dar la hora???? (shit, ya me fui en la volá y escribí caleta ¬¬)

 

“en que momento…Kurapika…comenzé a sentir esto?” Leorio, adolorido, ni siquiera separaba sus labios para efectuar aquella pregunta mientras manejaba a toda velocidad, con un hombre pequeño y de apariencia extraña, el joven sobreviviente de la tribu Kuruta, y la cabeza de la araña como sus pasajeros. Miraba furioso la carretera, y de vez en cuando se permitía vigilar a Kurapika a través del espejo retrovisor que colgaba del techo del auto. Se concentró en la carretera, rehusándose a oír sus inoportunos pensamientos. No podía pensar en ello ahora. Era un momento demasiado crucial en la vida de Kurapika.

            -Maldito bastardo! Responde a mis preguntas, di la maldita verdad! O quieres morir ahora?!- Kurapika gritaba descontroladamente al pálido rostro de Kuroro, sin poder contener aquella sed de venganza que aquellos ojos negros le provocaban por mucho tiempo.

            -Yo no miento. De todas formas no tengo ninguna intención de responder preguntas. Sabes, yo no valgo nada como rehén.- La cabeza de la araña, seguro de si mismo, miró hacía afuera sintiendo cierto desdén  hacia el insignificante muchacho rubio que se escondía previamente debajo de una peluca castaña y lápiz labial rosado pálido. –Como te dije, no debo preocuparme por nada. Según la predicción… ya que esto no estaba presente en ella, es un suceso sin ninguna importancia.-

-Deja de decir tonterías!- Kurapika golpeó a Kuroro con toda su fuerza concentrada en su puño, intentando destrozar aquella burlesca cara. Pero, solo a él se le apetecía burlesco su rostro, ya que, en realidad, el muchacho pelinegro tan poderoso no mostraba ningún sentimiento en él, aparte de la sutil, triste y misteriosa sonrisa.

 

Kurapika, con la mirada nublada por el rojo de la ira, comenzó a golpear una y otra vez el melancólico rostro del psicópata, sintiendo como un fuego parecido al aceite hirviendo quemaba su estómago desde el interior y torturaba su pecho. ¿Qué era aquello? Su subconsciente se lo preguntaba. ¿Era placer? no lo creía. --Los golpes salpicaban sangre.— Le dolía profundamente tener que golpear a ese hombre, pero por razones tan diferentes a si le doliera golpear a Gon… o a Leorio. Odiaba a Kuroro. Lo quería ver muerto. Quería que su maldito cuerpo se pudriera en algún lugar y que los gusanos se alimentaran de él. Lo odiaba a más no poder. Y ese dolor de su pecho simplemente era lo que debería estar sintiendo al tomar venganza. --Los golpes salpicaban sangre—Intentaba sentirse superior, sentir que tenía poder sobre ese despreciable hombre. Sentir que matarlo haría una diferencia, aunque su difunta  tribu de ojos rojos no volviera con aquel sacrificio. ¿Hacía esto por honor? ¿Por recuperar aquel orgullo que necesitaba? Él era un hombre orgulloso, sin duda. ¡¿Dañaba acaso su orgullo no ser capaz de cargar con el peso de la muerte de todos, y tener que aguantarse las ganas de destriparlo?! –La tibia sangre salpicó sus labios.— Kurapika se sorprendió, luego de despertar de su trance. Relamió sus labios, y saboreó la cálida y metálica ambrosía y no pudo evitar excitarse de sobremanera. Simplemente deseó matarlo cruelmente. Ver su expresión de dolor. Miró su rostro, y notó que Kuroro, indiferente a sus golpes, sangraba y estaba machacado, pero no podría importarle menos.

            -¡Ya basta Kurapika! Si le sucede algo, ¡Gon y Killua estarán en peligro!- Leorio no soportaba verlo así. La tristeza transformada en locura. El pequeño Kurapika sucumbiendo ante un deseo homicida. Kurapika, en vez de reanudar los golpes luego de probar aquella sangre y ser provocado, se quedó quieto. Mordió fuertemente sus labios, uniendo el sabor de su sangre al de la de Kuroro, y el sabor de su corrido lapiz labial. Se habia calmado. Pero, ¿por qué? ¿acaso era tan solo el miedo a que Killua y Gon podrían morir a causa de su deseo de matar? Ellos eran sus amigos. Y de verdad que quería mucho a Gon. Pero, ¿acaso fue más bien la familiar voz de Leorio lo que disolvió todo rastro de incoherencia? Él no podía hacer uso de razón en un momento así, como para pensar en las consecuencias de cumplir su más anhelado deseo.

            -Mátame si quieres- propuso el pelinegro, - yo no soy un rehén valioso. Para nada. A las patas de la araña no les importará mi ausencia.- Observó al rubio mirándolo a los ojos, para luego mirar por la ventana que tenía a su derecha. Pensó que sería agradable poder bajar la ventana y sentir la brisa abofeteando su rostro…

            -¡No lo escuches! ¡Trata de provocarte Kurapika!- grito Leorio. Detestaba la idea de que el Kuruta cayera una vez más las garras de la tentación de continuar tan rítmico castigo.

            -No miento, ya les dije.- La voz distante de Kuroro aún le llegaba amorfa a los oídos de Kurapika. Aquella voz calmada (demasiado calmada) invitaba a desconfiar.

            - Dice la verdad, Kurapika. Sus latidos me dicen… que dice la verdad al decir que no vale nada. Lo cree cada fibra de su ser. Lo SABE cada fibra de su ser… Pero… ¡¡esa tonada!! ¡¡Ya no quiero escucharla más!! ¡Basta! Ya no quiero oírlos, ¡ni los tuyos, ni los de él!- él enano se tapó los oídos como pudo, sabiendo que eso no serviría de nada. Senritsu, el deforme amigo de Kurapika se caracterizaba por tener oídos extremadamente agudos.

 

            Rendirse ante la inevitable muerte…creer saber que la vida no vale nada… llegar al punto de saberlo, y emitir los latidos de aceptación. Era tan triste y deprimente, que no soportaba oírlos.

 

           Odiaba ver a Kurapika de esa forma. Oír sus sádicos latidos que delataban todo lo que deseaba hacerle al pelinegro. Le dolía verlo sufrir la suerte del vengador de esa forma. De hecho, él no podía evitar querer a Kurapika, más allá de lo normal. Sabiendo en el fondo que no era correspondido. Y sin querer saber, sin embargo, por quien latía su corazón realmente. Desde que lo conoció, casi nunca escuchó su corazón latir rápido ante recuerdos privados y preciados, precisamente de amor. Si, Senritsu podía en efecto diferenciarlos bien. Así que cuando logró oír el corazón de su amigo latir de esa manera, tranquilo, feliz, observando su reflejo en un río, le preguntó:

            -Que agradable sonido… Es tranquilo y apacible como las aguas que acaricias con tus manos.  ¿En quien piensas?- La voz de Senritsu entonces habías sacado a la fuerza a Kurapika de su ensimismamiento frente al espejo borroso y fresco de agua. Kurapika lo había mirado de vuelta, desafiante, advirtiéndole que no se metiera en lo que no le incumbía, espiando secretos en los latidos como él hacía. En aquel momento, recordó, que los latidos de su rubio amigo habían cambiado, y se habían vuelto fríos y duros una vez más. Le había dolido que le respondiera así, pero ¿Qué podía hacer? Sabía que Kurapika jamás le correspondería. ¿Quién amaría a un hombre deforme como él mismo? Siendo que Kurapika asemejaba a una guerrera hirientemente hermosa, peligrosa, y elegante. Sus pensamientos perdieron su cadena natural al oír a Kurapika respirar fuertemente, golpeando a Kuroro otra vez sin control, y sus salvajes latidos gritando que deseaban las tripas del asesino. Se dio la vuelta en su asiento de copiloto para observar la escena, y pudo comprobar con sus propios ojos el rostro enloquecido de su amado. Por un momento pensó que ya no lograrían que se detuviera.

            -¡¡Kurapika!! ¡maldita sea!- Leorio desvió la mirada de la carretera bajo la luz roja al darse la vuelta para clavar en Kurapika una mirada intensa y dolorosa.- ¡Detente ahora! ¡¡ Si lo matas, YO te mataré a TI!!- Leorio amenazó al joven de cabellos dorados, esperando con esperanzas falsas a que entrara en razón.  Talvez ahora no funcionaría como hace 10 minutos…

            Kurapika se detuvo… observando sus manos, incrédulo, y luego dirigió su mirada a Leorio. Buscó con su perdida mirada los ojos del conductor, y al encontrarlos, simplemente sostuvo su mirada. Kuroro los observaba desinteresado, sin darle mucha importancia al asunto. Senritsu los observo… y tuvo que hacer un esfuerzo inhumano para componerse. Leorio se dio la vuelta hacia la carretera, al oír las bocinas que anunciaban que la luz era verde nuevamente, y siguió conduciendo. Kurapika utilizó el telefono mobil de Kuroro para llamar a alguna de las bastardas patas. La conversación prosiguió de acuerdo al plan, asegurándose de que Pakunoda  fuese la que devolviera a los rehenes y recuperara a su jefe. Kuroro jamás sabría (¿siquiera le importaba saber?) la razón por la cual Paku no mató a Killua y a Gon, para luego simplemente buscar otro jefe inútil en vez de ir a buscarlo a él. En su mente hermética y psicopática, no existía razón coherente, o que valga la pena.

 

            Senritsu lo había oído. Pudo oir a ambos, durante ese momento, en el cual incluso ahora seguía pensando. “Te mataré” “entonces yo te mataré a ti”. No le había prestado mucha atención a Leorio, pero al oír tal amenaza, simplemente tuvo que oír los latidos del pelinegro para saber si, efectivamente la vida de su Kurapika corría peligro. Y pudo oír esos latidos de contradicción. Los latidos que decían a gritos que jamás le haría daño. Y escuchó los latidos de Kurapika, notando que las palabras habían herido sus sentimientos. Notando que en los interminables segundos en los cuales sus miradas se encontraron, sus latidos eran uno. Ambas tonadas anunciaban con pasión un secreto a voces mudas. Notó que había algo en ambos corazones que los unía y lograba que Aquila interminable mirada fuera cómplice. No dudó en inventar un dialogo de corazón a corazón:

            -¡Si no paras te mataré!-

            -Me gustaría verte intentarlo-

            -sabes que no podría hacerte daño-

            -y tu sabes que yo te a…-

Pero no quiso continuar. Sabía lo que venía en su desagradable fantasía. Sabía lo elemental, algo oculto incluso para ellos. Algo que al oírlo supo de inmediato que ya conocía. Los latidos pacíficos y felices de Kurapika aquel día en el rio, en el cúal intentó incubar falsas esperanzas de que ese alguien fuera él. Los latidos de amor… hacia Leorio.

            Ya no quiso estar ahí. Ya no quizo estar sentado junto al alto y apuesto joven hombre que le había quitado su preciado amor. Aunque ya no escuchaba esos terribles latidos, estos ya se habían grabado en su mente, y ahora era presa de un terrible rencor que no podía evitar alimentar.

(...)

Notas finales:

weno... ojala les haya gustado... algo. como que me fui en la volá otra vez, no creen? XD en el proximo capitulo de "the hills"  no! oh sorry, de mi fanfic, habrá lemoncito. (o LEMONZOTE?? XD) me da tanta lata traspasar del papel al computador ¬¬ que paaaaajaaaaaaa!! gah! weno, como sea.

leed el próximo! os lo ordeno!!!!

XD una vez más, DEJENMENEMS REVIEUS!!!!!! (waaaa no se entiende ná! XD ya, Hatsu, no te vallas en la volá... quieres hablar? hazlo con Bob, tu amigo imaginario. No que se llamaba Shiroi-kun?... ese no es el punto. ¬¬)

...

sufro de personalidad multiple ¬¬U sorry.

l@s amo!!!!

-Hatsu


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