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Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

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Notas del capitulo:

(Se ve a Darko Princess en el suelo) Perdón gente, es que cierto animal me retrasó una semana entera (señala acusadoramente a Darko Prince) con tal de que lo ayudara a terminar su one shot, por cierto, pasen a leerlo, se llama Everything You Want, les va a encantar. 


En fin, que me demoraré por eso y por asuntos de la escuela, solo por eso, como premio les dejo algo de Lemmon para que me quieran otra vez, nos leemos abajito nOn

XI

Queriendo Matar a Franny

 

 

La mano de Natsuhi se aferra con fuerza a la mía mientras que su respiración se torna un tanto intranquila y no me toma nada adivinar que se debe al hecho de que esta es sin duda alguna la primera vez que está en un avión. Estar junto a él una vez más, en uno de sus momentos de vulnerabilidad y ser su soporte, me complace en la misma medida que me permite preocuparme por su bienestar y tranquilidad.

Sonrío apenas, colocando un mechón travieso color lavanda tras una de sus suaves orejas, apretando levemente su mano, recordándole que estoy justo a su lado, deseando decirle que no permitiré que nada malo le suceda. Pero me detengo, me muerdo los labios y miro con el ceño fruncido hacia el par de asientos del frente, François se apoya contra el respaldo, su cabeza asoma apenas por encima mientras sus ojos brillan como obnubilados por una visión fantástica, y que seguramente no es más que el hecho de estar justo frente a Natsuhi, un cambia forma, el último. Trato de reprimir el gruñido de coraje que pugna por escaparse de entre mis labios, hasta me parece que fue hace milenios cuando dijo que sería una sombra y, helo ahí, mirando como un idiota a mi esposo.

-“¿Quién más está en el avión?”- pregunta Natsuhi lentamente, es que François es tan obvio que incluso sin verlo, mi pequeño gatito puede notar a la perfección que él está ahí.

-“Es un Guardia Imperial, se supone que estará con nosotros durante el viaje”- contesto desganado, dedicándole una mirada amenazante al intruso pero ni se da por enterado, sino que sigue ahí mirando una y otra vez, de los pies a la cabeza, a mi Natsuhi.

-“¿Por qué?”- cuestiona Natsuhi, si verdad, ¿Por qué? ¿Por qué maldita sea siempre me pasan estas cosas?

-“Porque el universo goza de joderme la existencia”- contesto un tanto malhumorado, Natsuhi se muerde los labios y al instante siguiente se ríe, lo miro perplejo, es que incluso ahora se tiene que venir a burlar de mi.

-“Eres un exagerado”- logra decir entre risas, resoplo, no lo diría si estuviera en mi lugar y tuviese que ver a un pequeño tarado de porquería mirando a su esposo como si fuese la olla de oro al final del arco iris.

-“Solo por ti, es tu culpa”- mascullo como niño pequeño regañado, Natsuhi otra vez se ríe, es una risa melódica, perfecta, tan perfecta como solo puede pertenecerle a él. François lo mira con los ojos muy abiertos, maravillados, mientras sus labios forman una sonrisa y a mí solo me dan más ganas de pegarle ¿Por qué no simplemente se da la vuelta y ya?

Pero en lugar de ocupar las manos en pegarle a François, mejor las uso para atraer el rostro risueño de Natsuhi hacia mí tan solo para atrapar sus carnosos labios en un beso, al principio sus manos se crispan sorprendidas, al instante siguiente suspira y en lugar de apartarme y gruñirme, termina jalándome por la tela de mi camisa antes de que sus brazos delgados rodeen mi cuello mientras que sus dedos se aferran y pierden entre mi cabello. No me quejo, de hecho, hasta sonrío por demás complacido ante semejante reacción por su parte.

-“Vaya, yo seré un exagerado pero creo que tu eres un pequeño exhibicionista”- murmuro contra sus labios, sintiéndolo sonreír, correspondiendo a su sonrisa justo después de mirar de reojo hacia François y notar su rostro sonrojado.

Quiero privacidad, el pensamiento es inevitable, no es que no me haga gracia el ver a François así sonrojado y con cara de medio espanto, pero igual me encantaría que se diera la vuelta de una buena bendita vez, y estoy justo a punto de decirle precisamente eso cuando simplemente lo hace, aparta la mirada, no por pena, más bien para ocuparla en mirar la caratula de un teléfono móvil que me imagino antes estaba en uno de los bolsillos de sus jeans, lo miro un tanto extrañado, después de todo, es la primera vez que veo que un Guardia Imperial traiga algo como eso, pero él ni se da por enterado, tan solo se ha ocupado de contestar, sonriendo ampliamente y con el rostro aun más maravillado que cuando estaba mirando a Natsuhi.

-“Yei… eh… Etto, quiero decir, Alteza”- enarco una ceja, mirándolo ponerse así, no solo apenado y sonriente sino también medio patoso, eso además del claro hecho de que está hablando con mi odioso hermano mayor –“Ya… lo sé, vale… es que… bien, no lo vuelvo a hacer pero… no… he tenido que hacer un viaje de repente, mi maestro, Lord Kerberos, me mandó a entrenar”- lo miro cada vez más extrañado ¿Le está mintiendo? Porque dudo mucho que ir tras de mí fastidiándome la vida, sea considerado como entrenamiento, además, por la forma en que duda de sus propias palabras, es más que obvio que se está buscando una excusa –“No será mucho, solo por lo que resta de las vacaciones de verano, así que volveré pronto”- sonríe ampliamente, parece por demás encantado y yo solo puedo atinar a pensar en lo estúpido que es, sonrío ladino, creo que acabo de conseguir el modo de mandarlo de patitas de vuelta a casa y como esta tan entretenido en sonreír y despedirse para luego suspirar todo ensoñado y guardarse el móvil, ni se da por enterado.

-“Vaya… así que Franny está enamorado de su protegido, que tonto”- murmuro un tanto cínico, sonriendo con descaro mientras lo veo fruncir el ceño y mirarme un tanto ofendido.

-“¡No es así!”- replica enseguida –“¡¡Yo no estoy enamorado del Príncipe, pero usted jamás entendería algo así, usted solo ve a los Guardias Imperiales como perros estorbosos, es por eso que admiro al Príncipe Yeidher, porque él nos trata como personas!!”- me gruñe por demás enojado, mirándome de muy mal modo, yo solo atino a parpadear algo patidifuso mientras me quedo viéndolo un tanto boquiabierto –“¡Perdón! Yo no… no debí haber gritado”- se disculpa enseguida, dándose cuenta de que ha perdido los papeles aunque sea por unos instantes y ya no es el perfecto Guardia Imperial sino que más bien parece no pasar de un chiquillo con las hormonas alteradas.

-“Tsk, descuida, si ya sé que mi principal talento es hacer justamente eso, que los demás pierdan la paciencia”- contesto como si nada, fingiendo que no me ha impresionado en lo más mínimo el hecho de que me haya gritado.

 -“Pero aun así…”- intenta replicarme, ruedo la mirada, otra vez se ha puesto en ese plan de sumiso que tanto me fastidia y, si en efecto, fuera un perro, seguramente tendría las orejas hacia abajo y el rabo entre las patas, me muerdo los labios un momento, esta debería ser la ocasión perfecta para gritarle que se largue pero el solo verlo así me quita las ganas.

-“Dije que lo dejes ¿No? Entonces solo cállate y siéntate bien, ya vamos a llegar”- mascullo medio siseando, François asiente con la cabeza lentamente y por fin obedece, haciéndome suspirar hondo en el acto, si se hubiese comportado desde el principio no habríamos tenido que llegar a esto.

-“Elliot”- me regaña suavemente Natsuhi, vuelvo a suspirar, tomando su mano una vez más y apretándola suavemente, acariciando su piel suave y tersa, buscando con ello calmarme un poco y consiguiéndolo sin esmerarme tanto, es que tenerlo tan cercano, con su aroma embriagándome y su respiración lenta y tranquila, me parece suficiente como para encontrar la paz.

Una paz que ni siquiera luego de aterrizar se rompe, pienso entonces que ha bastado semejante altercado como para dejar las cosas claras en la situación, porque François tan solo baja en silencio, encargándose del equipaje aun cuando no le haya dicho nada; no sé si es porque quiere probarme su punto, que solo los veo como “perros estorbosos” o si es porque piensa que es parte de su deber comportarse así, lo cierto es que mientras se este callado y cooperativo, yo por mi parte trataré de no fastidiarlo.

-“¿Me dirás ya a dónde vamos?”- me pregunta Natsuhi mientras lo ayudo a bajar, parece cada vez más curioso sobre nuestro futuro destino y casi sin querer consigue hacerme reír un poco.

-“Aun no, falta poco”- contesto en cambio, sonriendo en paz, guiando su camino hacia el auto que ya espera por ambos, lo ayudo a abordar e incluso le pongo el cinturón de seguridad.

Miro de reojo hacia François, sigue con la cabeza gacha, ahí sentado en la parte trasera del auto, quieto; suspiro, ese niño si que sabe como quitarle los animos a uno, pero trato de no pensar en ello, en lugar de eso prefiero que mi mente se pierda en estar concentrada en recordar el camino hacia nuestra última parada del día, hacia el lugar en donde por el resto de las vacaciones nos vamos a quedar.

Y que, luego de unos minutos, al llegar, logra hacerme sentir pequeño una vez más, o más bien, es que me recuerda los malos momentos que mis supuestos padres me hicieron pasar, otra vez me siento molesto por ello, pero evito demostrarlo, ahora que sé que no llevo la misma sangre que ellos, me siento conforme y hasta puedo decir que un poco agradecido, porque de no ser por lo crueles que fueron conmigo, no creo que hubiera podido aprender a defenderme tan bien como lo hago ahora. François en cambio, parece pensativo, mirando con gesto cansado hacia la casa y sus alrededores, en silencio se baja, llevándose no solo su bolso sino nuestras maletas, y estoy a punto de decirle algo, pero de nuevo me quedo callado, esta vez viéndolo sentarse en los escalones del pórtico, pensativo, taciturno ¿Así es la vida para ellos? ¿Solo seguir ordenes y estar sacrificando sus deseos todo el tiempo? Porque es más que obvio que preferiría estar con Yeidher que conmigo, pero en cambio obedeció las ordenes de Haylley y está aquí, haciendo la nada.

-“¿Ahora si?”- me pregunta Natsuhi, devolviéndome a la realidad, camino hasta él y lo ayudo a bajar, estrechando su mano y guiándolo hacia donde la sombra de la casa no llega, directo al sol.

-“Si, ahora si”- le contesto, quitándole lentamente la “venda” de sus ojos y parándome a su lado.

Natsuhi parpadea unos instantes, tratando de acostumbrarse a la claridad, suspira hondo, por unos momentos sus ojos quedan fijos en la casa y luego su mirada recorre el camino hacia donde estamos, entonces parece notarlo, sorprendido retrocede y se vuelve hacia mí, entre asustado y enojado.

-“¡¿Estás loco?! ¡¿Quieres matarme o qué?! ¡Te dije que no…!”- comienza a gritarme, acercándose con la clara intención de pegarme, pero se detiene, mira sus manos y da un par de vueltas, perplejo, luego finalmente me mira, confundido, cauteloso, con recelo –“¿Por qué no…?”- pregunta lentamente, sin poder terminar su cuestionamiento.

-“El anillo que te di, no es una simple alianza de matrimonio, aparte del hecho de que te pertenece por ser mi esposo, y que por la misma razón te hace un Nocturno más, tiene un hechizo de protección, fue puesto por la Guardiana de la Luz para impedir que el sol te haga daño”- contesto tranquilamente, por unos momentos tan solo me sigue mirando, como sopesando lo que acabo de decirle, luego simplemente sonríe, ampliamente, tal y como me gusta que haga.

-“Esto es… es genial”- murmura mirando sus manos bajo la luz del sol, incluso extiende los brazos y entonces comienza a dar vueltas con los ojos cerrados, sonriendo, probablemente disfrutando de su nueva libertad del mismo modo en que yo disfruto de mirar cuan feliz es.

-“Supongo que para ti lo es, yo ya pasé por la fase en la que el sol era la cosa más maravillosa para mí, incluso ya se me olvidó, o es que ahora que lo pienso bien, ni siquiera tuve una época así”- comento encogiéndome de hombros, sonriendo aun, solo que levemente, porque es la verdad, no recuerdo un momento de mi vida en que haya amado la sensación de estar bajo la luz del sol, de hecho, hay muchas cosas que no recuerdo de cuando niño, en su gran mayoría es porque las he bloqueado, porque yo he querido olvidarlas, y estoy tan concentrado en pensar en ello que tardo en notar el hecho de que Natsuhi se me ha quedado mirando, confuso, curioso.

-“Siento que eres tan pesimista sobre algunas cosas”- murmura no muy seguro de ello, me río un poco, tal vez es porque del mismo modo en que él puede deprimirse cuando se toca el tema de su madre, así yo también me pongo medio raro cuando recuerdo el tema de mis padres humanos.

-“Lo mismo digo”- atajo, sonriendo como si nada, mirándolo una última vez antes de iniciar la marcha rumbo a la casa porque la verdad eso de estar bajo el sol simplemente no me va.

Natsuhi me observa unos momentos más, siento su mirada clavada en mi espalda y luego nada, lo miro de reojo, descubriéndolo dando vueltas otra vez bajo el sol, encantado de estar ahí, después simplemente se acerca casi dando brinquitos, sonriendo de lo más feliz y relajado hasta que sus ojos se quedan fijos en François, lo mira detenidamente, analizándolo, entonces se vuelve hacia mí, como preguntando con la mirada.

-“Ya te lo había dicho, un Guardia Imperial estará con nosotros, se llama François”- comento sin darle real importancia, o al menos eso intento, ya que no quiero que Natsuhi sepa del supuesto peligro en el que supuestamente estamos.

-“Ya, pero… ¿No es algo pequeño para ser uno?”- pregunta lentamente Natsuhi, mirando cada vez más curioso hacia Franny. Pero él ni hace por mirarlo, tan solo sigue ahí sentado y quieto, como aguardando.

-“Supongo, pero descuida, está entrenado para dar buena pelea, además, no creo que sea realmente necesario que este aquí, es solo que Haylley es algo paranoica en ocasiones”- y ahí voy de nuevo con eso de querer restarle importancia a la presencia de François, después de todo, es lo mejor para los tres, o al menos eso quiero creer.

Natsuhi no me contesta nada, tan solo me observa unos instantes antes de volver a pasear la mirada sobre el cuerpo pequeño y menudito de Franny que ni siquiera estando bajo análisis, se atreve a levantar la mirada. Entonces me siento levemente fastidiado por su actitud, está más que claro que esta en ese plan de probar su punto, o más bien, de picarme un poco con el tema de hace un rato, por eso simplemente suspiro antes de por fin abrir la puerta de la casa, solo en ese momento François se mueve, levantándose del pórtico para colgarse su bolso al hombro y meterse llevándose tanto mi maleta como la de Natsuhi, que al verlo hacer aquello no puede más que mirarlo.

-“Pero es mi maleta”- replica apenas Natsuhi, viendo a Franny alejarse sin siquiera haberlo mirado una vez o simplemente contestarle algo.

-“Déjalo, parece que es demasiado temperamental, con razón solo mi odioso hermano lo aguanta”- digo, chasqueando la lengua medio fastidiado mientras jalo a Natsuhi por un brazo, llevándolo corriendo escaleras arriba, directo a mi habitación, esa misma que compartiremos mientras estemos en esta casa, o al menos eso espero.

-“Oye, no corras así o vas a tirarme”- se queja, me río un poco, bajando la velocidad y abriendo la puerta con solo un leve empujón, inhalando el aroma a medicamentos que aun tiene el control de la habitación, frunzo levemente el ceño, un tanto mosqueado por recordar que según Haylley, el lugar iba a estar ordenado, aunque puede que sea simplemente que después de tanto tiempo ese aroma es imposible de quitar –“Es… es un lugar increíble, y tiene una vista bastante bonita”- Natsuhi murmura, como abstraído, adelantándoseme y caminando con ese andar felino tan suyo, hasta el ventanal frente al cual descansa un telescopio, mi viejo telescopio, ese junto al cual pase tantos momentos tranquilos.

-“Me alegra que te guste”- musito tranquilamente, yendo a tirarme sobre la cama, bostezando un poco y cerrando los ojos.

Mientras tanto, escucho a Natsuhi abrir el ventanal, dejando pasar la brisa fresca con aroma a mar, me relajo, aun cuando el lugar no me agrade del todo, estar junto a Natsuhi lo hace más ameno, compartirlo con Natsuhi se vuelve la excusa perfecta para reemplazar todos aquellos malos recuerdos que a mi mente puedan llegar, por eso, cuando siento un peso extra sobre mí, lentamente abro los ojos, topándome con el rostro cercano de Natsuhi, tan cercano, que me basta con moverme tan solo un poco como para poder rozar los labios con los suyos, como para poder sentir su aliento cálido y simplemente comenzar a robárselo a base de besos.

Y otra vez él no se resiste, no pelea, es lo contrario, incluso se inclina más sobre mí para facilitarme las cosas, no es que no me guste, me encanta de hecho, pero al mismo tiempo me hace dudar del porqué últimamente me permite estar así de cerca sin quejarse ni amenazar con intentar matarme, así que muy a mi pesar, a regañadientes, me aparto apenas, mirándolo medio confundido aun.

-“¿Por qué haces esto?”- atino a preguntar en un murmullo. Natsuhi solo me sonríe levemente, apartándome el cabello rojo de la cara.

-“Supongo que porque es lo único que puedo darte por ahora”- contesta lentamente, mirándome con fijeza. Lo miro un tanto dolido por el comentario, como queriendo decir que no es esto lo que realmente quiero de él, definitivamente no lo es –“Hey, tonto, no lo malinterpretes, yo no lo estoy haciendo por obligación, lo hago porque quiero y porque… porque me gusta…”- murmura sonrojándose y apartando la mirada, entonces si sonrío, no solo por la expresión tan tierna que trae en su cara sino también por lo que acaba de decir.

-“Ya, captado, nada más deja que duerma un rato”- ahora soy yo quien le aparta el cabello del rostro, casi demorándome en soltar las suaves hebras lavandas de mi pequeño y dulce gatito. Natsuhi rueda la mirada, un tanto fastidiado, yo lo miro sin entender del todo a qué viene semejante reacción.

-“Es que te digo que eres flojo”- masculla haciendo un mohín, niego con la cabeza, casi a nada de reírme.

-“Que no, es que como te prendiste de mi mano todo el camino ni chance tuve de poner la siesta, pobre gatito, parece que le da miedo volar”- deslizo medio en burla, Natsuhi me mira de mal modo, haciendo un mohín y frunciendo el ceño bastante enfurruñado, yo me río, de verdad que es altamente divertido andarlo fastidiando, más cuando pone caritas así.

-“Es que los gatos no volamos”- masculla en un siseo malhumorado, haciéndome reír todavía más.

 -“Por supuesto que no, mejor así, sino atraparte se tornaría más complicado y mira que de por si ya es complicado”- contesto sonriendo como niño bueno, Natsuhi me mira, enarcando una ceja con la clara intención de decirme que mis comentarios no le han hecho nada de gracia y me vuelvo a reír antes de jalarlo por el cuello de la camiseta y plantarle un beso rápido.

Día uno y ya me estoy divirtiendo, en serio, porque lo que yo pensaba que iba a ser un beso rápido realmente se fue al traste ya que justo cuando iba a apartarme, Natsuhi me retuvo ahí, y vaya forma de hacerlo, nada mejor que morderme bien firme como para hacerme saber que si me quito algo muy malo me puede pasar, tan así que hasta me dieron ganas de reírme pero me las trago con tal de seguir besándolo y recordarle quien lleva el mando en nuestro muy pero muy extravagante matrimonio, ese mismo que todavía no logro que acepte.

Pero hasta eso sale sobrando en el justo momento en que rodamos sobre la cama, dejándome esta vez encima del menudo cuerpecito de Natsuhi que contrario a meterme una patada tal y como me había amenazado, parece bastante más que ocupado en friccionarse contra mí y suspirar entre la poca tregua que mis labios le dan. Una vez más no lo entiendo y si soy sincero, en este momento ni lo quiero entender, es más si las cosas terminan bien, hasta aceptaré que me dé una patada en cuanto caiga en la cuenta de lo sucedido.

-“Tengo calor, quítate la camisa”- murmura ahora perdido en morderme una oreja, enarco una ceja, ¿Qué tiene que ver el que este acalorado con que sea yo quien tenga que sacarse la ropa? Sin poder evitarlo me río, mordiendo levemente su cuello y sintiéndolo revolverse debajo de mí.

-“Si hago eso te va a dar fiebre entonces”- murmuro todo quitado de pena, Natsuhi resopla, tironeando de la tela de mi camisa y gruñendo porque no me dejo de reír ni siquiera cuando sigo mordiéndole el cuello.

-“Que te la quites, obedece a tu esposo ¿No?”- me ordena, entonces si me quedo quieto, apartándome y centrando la mirada en su rostro. Total y completamente perplejo por lo que acaba de decir, parpadeo un par de veces, viéndolo casi espantado –“¿Y ahora que dije?”- se queja haciendo morritos y tirando más de mi camisa.

-“La cosa más bonita que me podrías haber dicho”- murmuro un tanto atontado mientras siento como inevitablemente una sonrisa se forma en mis labios, Natsuhi me mira curioso, yo solo niego con la cabeza antes de volver a besarlo, puede que sea por la calentura del momento pero, he amado no solo el instante sino la forma tan hermosa en que lo ha dicho, en que lo ha admitido, “tu esposo” su voz hace eco en mi mente y la disfruto del mismo modo en que disfruto el degustar sus labios dulces y suaves mientras que por primera vez en mucho tiempo, obedezco una orden y que no es otra que la de sacarme lo más aprisa que puedo la camisa.

Luego mis manos se pierden bajo la de Natsuhi, subiéndola mientras acaricio su piel de seda y lo siento temblar bajo mi tacto, encantado de ser yo el único causante y responsable de semejantes estremecimientos y más de los suaves gemidos que suelta entre besos mientras una de sus manos se pierde en tironearme del cabello tan solo para acercarme más y la otra se aferra a mi espalda. Es hasta ahí a donde llega mi resistencia y mi paciencia porque todo lo que puedo pensar es en sacarle cada prenda que lleva encima para recorrer cada centímetro de su piel desnuda y hacerlo mío, igual que la primera vez, no, incluso mejor, porque sé que a su lado no existe un verdadero limite y siendo ese el caso todo lo que hago es quitarle lo más rápido que puedo y que me permite, la camisa, arrojándola por ahí sin que siquiera me importe en lo más mínimo su paradero. Natsuhi suspira, como aliviado de saberse libre de dicha prenda mientras que sus manos se pierden en tocar todo lo que este a su alcance al mismo tiempo que las mías acarician con delicadeza su cintura antes de comenzar a pelearse por bajarle de una buena vez los pantalones, pues si, una parte nada cuerda ni mucho menos considerada de mi cabeza, me está apurando con que me deshaga de todos los estorbos antes de darle tiempo de arrepentirse y hasta se siente satisfecha en el momento en que Natsuhi coopera para poder decirle adiós a sus pantalones y dejarlo ya casi en su totalidad a mi merced, casi, porque ahora solo le quedan unos pequeños y a mi parecer, bastante sugerentes, interiores de gatitos.

-“Eres tan jodidamente bonito”- murmuro como idiotizado, dejando en paz sus labios tan solo para perderme en degustar la piel de su cuello.

-“Hmn… cállate”- gimotea Natsuhi, mordiéndome una oreja y abrazándose con fuerza a mi espalda.

Sonrío, extasiado complacido y… bueno, soy joven, lo otro no debería ser nada raro ¿No? Por supuesto que no, y solo por eso es que ni siquiera hago por meditarlo más, al contrario, me empeño en satisfacer esa parte de mi y entonces mis labios bajan lentamente del cuello de Natsuhi hacia uno de los pequeños y rosados botones en su pecho, dejando un camino de húmedos besos hasta llegar a él y recorrerlo primero con la lengua antes de morderlo suavemente para finalmente apresarlo entre mis labios, Natsuhi tiembla, se estremece y se retuerce, dejándose caer sobre las sábanas, aferrándose a ellas con una mano mientras con la otra me retiene en mi sitio, como tratando de impedir que me aparte, cosa total y completamente innecesaria, pero lo dejo, sentirlo y mirarlo así, dejándose llevar, hace que nada más importe.

En estos momentos únicos, solo estamos él y yo, nadie más, la idea es tan maravillosa como delirante, tan alucinante que por eso mis sentidos parecen estar exclusivamente concentrados en disfrutar de todo aquello que Natsuhi pueda ofrecerme al mismo tiempo que se esmeran en dar todo de si con tal de obtener reacciones tan exquisitas por parte de mi pequeño gatito, como la forma en que se muerde los labios mientras echa la cabeza hacia atrás con esa expresión tan apasionada y sus dedos se crispan sobre las sábanas, o la mirada encendida que me muestra al verme atrapar entre los labios su otro pequeño y rosado botoncito, tan solo para dejarlo igual de despierto que su compañero.

Y aun así, a pesar de tan sensuales expresiones, puede seguir viéndose tan inocente como es, porque apenas si se atreve a tocarme, tan solo son suaves y vagas caricias sobre mi cabello, mi hombro y parte de mi espalda. Basta solo eso para volverme loco y hacer que mi poco control se tome no unas vacaciones sino un buen par de años sabáticos porque todo lo que pienso es en estar tan cerca de él que sea imposible distinguir donde comienza uno y termina el otro. Natsuhi no parece oponerse, su mirada brillante, acuosa y al mismo tiempo llameante, tan solo parece estar perdida en seguir cada uno de mis movimientos sin resistirse en lo absoluto, y yo solo puedo centrar la mirada en su rostro, para no perderme ni la más pequeña reacción suya mientras desciendo con lentitud hasta su ombligo, deteniéndome ahí tan solo para introducir la lengua en la pequeña abertura y deleitarme con su expresión arrebolada y con los suspiros y suaves gemidos que escapan de entre sus labios mientras que con las manos por fin me deshago de la última prenda que cubre su cuerpo.

Solo entonces, al sentirse completamente expuesto, la conciencia hace un muy breve intento por volver a él, pero me encargo de mandarla lejos de nuevo, acariciando con suavidad la piel tersa de sus largas y torneadas piernas, su mirada otra vez esta fija en mí y en cada movimiento que hago, del mismo modo en que la mía esta fija en su rostro mientras con la lengua recorro la cara interna de una de sus piernas hasta llegar al muslo. Natsuhi suspira y su respiración parece cada vez más agitada mientras más me acerco a su parte más sensible y que ahora se encuentra completamente despierta.

Sabe lo que me propongo pero esta vez no me detiene, tan solo aguarda hasta el momento en que mis labios dejan un suave beso sobre la punta de su miembro excitado, lamiendo después la primera pequeña gotita de ambrosía que me regala, y sin esperar más, lo engullo por completo.

-“¡Elliot!”- gimotea Natsuhi, cerrando los ojos y retorciéndose sobre las sábanas, arqueando la espalda cuando sin darle tregua alguna comienzo a succionar tan delicada parte de su anatomía, entonces todo lo que sé es que no puedo hacer más que degustarlo igual que a un caramelo mientras disfruto del concierto de suspiros y gemidos que me regala al tiempo en que acaricio sus piernas solo antes de colocar una sobre mi hombro para darme mejor alcance –“¡Elliot!”- vuelve a gemir en el momento en que con la lengua recorro por completo su miembro cálido y despierto antes de engullirlo de nuevo al completo para chuparlo y succionarlo a gusto y conciencia –“Más… más rápido…”- lloriquea excitado, empujando levemente las caderas como queriendo marcar el ritmo.

No puedo hacer más que complacerlo, vivo para ello, para satisfacer todas y cada una de sus necesidades, para disfrutar de cada pequeño instante a su lado, para verlo desfallecer entre las oleadas de placer que como ahora lo absorben cuando me entretengo en chupar y succionar su miembro, en recorrerlo con la lengua, en besarlo e incluso en morderlo suavemente con el único propósito de oírlo gemir tal y como ahora lo hace.

-“¡Elliot!”- gime más fuerte en el momento en que lo muerdo apenas, haciéndome amar cada vez más la forma en la que pronuncia mi nombre justo cuando esta así de entregado al éxtasis –“¡Más… Elliot… más…!”- sigue, haciéndome querer sonreír pese a que estoy ocupado en degustar al completo tan sensible parte suya, con cuidado subo su otra pierna sobre mi hombro y lo jalo más hacia mí, Natsuhi se muerde los labios y arquea la espalda mientras sus caderas se agitan y su respiración se torna cada vez más agitada mientras en sus bonitos orbes violáceos se refleja la clara muestra de que está a punto de alcanzar la cima.

Y yo estoy tan perdido y concentrado en hacerlo llegar y en poderlo mirar en ese justo momento que por eso jamás me doy cuenta de lo que va a suceder, tan solo sigo con mi tarea, saboreando mi pequeño manjar, esperando ansioso porque la recompensa por fin llegué.

-“¡Elliot!”- Natsuhi grita, en su rostro tan solo el placer y la satisfacción quedan impresos mientras que de entre sus carnosos, rojizos e hinchados labios un último gemido escapa y todo su cuerpo se tensa cuando el clímax por fin lo sacude y se refleja en su totalidad en sus orbes que se abren del todo y me hacen sentir el cretino más feliz del mundo, no solo por poder mirarlo así sino por ser el causante y el único que puede degustar su esencia hasta la última gota.

-“¡Se me quemarán los ojos!”- el chillido de François rompe por completo la burbuja y no puedo sino volverme para mirarlo parado en la puerta con la cara completamente roja.

Hasta pareciera un acto reflejo el momento en que una de mis manos jala la primera prenda a mi alcance tan solo para cubrir a Natsuhi mientras que la otra la uso para arrojar mi espada contra el maldito mocoso intruso, entonces todo lo que pienso es… ¡Que voy a matarlo!

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Notas finales:

(Sigue en el suelo) muchas gracias por leer, aunque puedo decir que extravié a tres de mis reviewers y con la misma me disculpo por no haber contestado los de mi gente fiel, lo haré en cuanto tenga la oportunidad, eso ni lo duden n.n


Igual, el próximo cap probablemente este narrado desde la perspectiva de Franny, cuando menos una parte, así que esperen por él, trataré esta vez de no retrasarme n,n


Gracias a Deili-chan, a Princess Natsu, Princesa Tsunade y a Tsubaki-chan.


Nos leemos pronto, dejen reviews, tanto por acá como por el one shot de Darko Prince, ambos os lo agradeceremos nOn


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