Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

[Reviews - 342]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos, esta vez me he tardado todo un mes, lo cual no sería malo si hubiese sido únicamente por conseguir la perfección en el capítulo pero… no fue así, verán, como si no fuera poca cosa haber perdido a mi abuelito hace menos de dos meses, hace cosa de dos semanas mi abuelita, su viuda, fue internada en el hospital y pasamos el fin de semana más horrible de todos, pensando que la perderíamos, cosa que al final no sucedió y que le dio a mi ser un poco de paz para poder continuar.


Pero, como el universo goza de hacer de mi vida el mismo infierno, el viernes de la siguiente semana me tocó enfrentarme a la cosa que todo hijo detesta, ver llorar a su padre, porque al menos para mí, mi papá siempre había sido una especie de héroe fuerte, valiente, capaz e invencible y ese día, no sé, me traumé más, todo porque ese día, mi tío, el hermano menor de mi papá, entró en coma, un coma que terminó en su muerte hace menos de una hora. La verdad solo estoy triste por mi papá, verlo llorar para mí es toda una pesadilla, y no poder ir con él a su patria y acompañarlo en su dolor lo hace aun más difícil, pero simplemente no puedo, todo porque aun no soy libre de la universidad y tengo examen este lunes.


En fin, que aparte de eso y luego de escribir el capítulo unas 5 veces, por fin está listo para ustedes, extra largo para que me disculpen la demora y no me odien por si me vuelvo a tardar, cosa que es algo probable ya que aun no inicio el capítulo que sigue y es otro importante así que… favor de tenerme infinita paciencia.


Las canciones de hoy, bellísimas las dos:


Last to Know by Three Days Grace


http://www.youtube.com/watch?v=Zw0pBG2wRbg


Lost In You by Three Days Grace


http://www.youtube.com/watch?v=pld3LdVGlx4&feature=fvst


Nos leemos abajo

XXI

Una Manera Para Perderme En Ti

 

Esta noche no hay estrellas en el cielo, solo la lluvia, esa misma lluvia que cae gota tras gota y que me hace pensar en que nunca se detendrá, casi del mismo modo en que las lágrimas no paran de caer de los verdes y ahora tristes ojos de Alexis, una tras otra, igual que si no tuviesen fin.

Es doloroso de ver, tanto que no puedo tolerarlo, es doloroso, incluso para mí, por eso es que me muerdo los labios, permaneciendo en silencio y sin poder encontrar las palabras adecuadas para intentar calmarlo, pero es muy probable que nada lo consiga y el solo pensamiento me hace cerrar ambas manos en puños, una vez más sintiendo la ira recorrerme de tal modo en que lo único en lo que puedo pensar a momentos es en matar a mi hermano, esta noche él ha iniciado un fuego que por mucho tiempo traté de retener, y ahora, aun cuando pensé en que no haría casi nada para vengarme, lo haré, lo haré sufrir, porque él y sus tonterías han arrojado gran parte de mi control a la basura, esta noche, casi me siento como un vampiro sediento de sangre, de la sangre de mi propio hermano ¡Y no puede ser así! No es correcto, pero no puedo controlarlo más.

Estoy cada vez más frustrado, no solo por mí sino más bien por Alexis, estoy acostumbrado a verlo sonriente, revoloteando por ahí o haciendo algún berrinche, que mi mente aun se resiste a captar como la realidad el tenerlo hecho un lloroso ovillo mojado y temblante en un rincón de uno de los sofás de la sala de estar.

Suspiro, muy honda y pesadamente, pero eso no calma la frustración en lo absoluto, de hecho, no parece ayudarme en nada, por eso es que optó por hacer lo que minutos atrás tenía planeado, le echo una toalla encima para tratar de calentarlo un poco y otra sobre ese rubio cabello que ahora luce desordenado y empapado, descuidado; comienzo a frotarlo, intentando vagamente secarlo, porque es lo único que se me ocurre, porque es lo único que pienso que puedo hacer. Alexis ni se queja ni hace por apartarme, mucho menos me mira, solo permanece en silencio, mordiéndose los labios, probablemente tratando de calmar su llanto, cosa que no consigue en lo absoluto.

-“¿Por qué me ayudas?”- pregunta repentinamente por lo bajo, tanto que por un momento me quedo quieto, solo mirándolo abrazarse a sus rodillas, de nuevo sin mirarme.

-“¿Por qué no habría de hacerlo?”- pregunto en cambio, suspirando apenas, teniendo un serio presentimiento sobre el porqué me ha preguntado algo así.

-“Yo no te agrado”- no solo lo dice seguro de sus palabras sino que además por fin se atreve a mirarme, fijamente, demostrándome cuan seguro esta de ello, tanto que por un momento me deja sin palabras, luego solo niego con la cabeza, porque es mentira, él me agrada, es solo que no sé cómo comportarme cuando esta cerca.

-“No es eso, es solo que… eres demasiado “blanco” para mí”- contesto al fin, tratando de explicarme lo mejor que puedo aunque no sé si él me entienda, y es que para mí, Alexis siempre ha sido del mismo modo, demasiado puro, amable, dulce, ingenuo, inocente, demasiado lumínico.

-“Si con eso quieres decir que soy un tonto, entonces tienes razón”- murmura con la voz pastosa y una sonrisa triste, consiguiendo hacerme suspirar otra vez.

-“No eres tonto”- replico firmemente, buscando su mirada, hallando solo tristeza en ese par de enormes orbes esmeraldas, no, no es solo tristeza, también están el dolor, la decepción y la incertidumbre.

-“Elliot…”- me llama con suavidad, mirándome fijamente, como analizándome, mordiéndose el labio inferior con suavidad, igual que si dudara de algo, y yo me pregunto del qué, más cuando lo veo suspirar tan hondamente –“Yo… estoy embarazado”- cierra los ojos con fuerza mientras otro par de lágrimas resbalan por sus mejillas y termino sintiéndome un ser imbécil, sin saber del todo la razón de ello.

Ni de eso ni del porqué contra todo pronóstico termino sentándome a su lado y abrazándolo, tratando de calmar un llanto que no ha hecho sino incrementar ante lo último que ha salido de sus labios. Esto no está pasando, no, esto no está pasándome justamente a mí, esto no puede estar pasando, yo no estoy abrazando al padre del hijo de mi hermano mayor, no lo hago, así como él tampoco se está aferrando a mí como si yo fuese lo único que tiene.

No estoy bien, no, ni él ni yo lo estamos, pero no hago por apartarlo, parece lo contrario, es que por instantes siento que si lo suelto va a romperse, y en mi mente solo puede estar la misma pregunta que se repite una y otra vez ¿Cómo pudiste hacerle esto Yeidher? ¿Cómo?

Más él no está aquí para responderme, y cuando aparezca no voy a detenerme a escucharlo, lo sé, tanto como sé que no podré contenerme de golpearlo cuando lo tenga a mi alcance. Pero me lo callaré, no diré por nada del mundo que planeo golpearlo, no delante de Alexis, porque aun cuando le haya hecho semejante daño, lo ama, lo ama y no puedo hacer nada contra ello, nada sino quedarme aquí, reteniéndolo entre mis brazos, esperando a que se calme tan siquiera un poco, aunque sé que para que eso suceda aun falta demasiado tiempo, solo que no sé cuanto más aguantaré escucharlo llorar.

-

-

La mañana esta nublada, apagada, tanto como mis ánimos, miro sin ver la taza de humeante café entre mis manos, igual que si fuera lo más interesante del mundo, aunque por supuesto no lo es ni lo será nunca.

Además no consigo adivinar lo que es peor, el no saber qué hacer con Alexis o el no haber hablado con Natsuhi aun, seguro que está enojado conmigo, al menos agradezco que no haya huido todavía, y casi estoy rogando porque no lo haga.

-“¿Cómo estás? Pareciera que quieres ahogarte en el café”- levanto la mirada, topándome con el rostro aparentemente tranquilo de mi esposo, si, aparentemente tranquilo porque no puedo predecir con exactitud lo que pasa por su linda cabecita.

Así que solo suspiro, negando suavemente con la cabeza, no estoy bien ¿Cómo estarlo? Pero tampoco quiero hacerlo preocuparse por mí, por eso solo atino a beberme por fin el café para luego levantarme y poner sobre una bandeja la caja de cereal, un tazón y algo de leche, ya que por ahora quiero evadirlo, evadir su mirada interrogante y las preguntas que no sé si podré contestarle, lo peor es que no hallo mejor forma de evadirlo, que escapando a la habitación donde Alexis se está quedando.

-“Deja eso, lo llevo yo”- me interrumpe, metiéndose en mi camino y haciéndome centrarme en su rostro, tratando de hallar alguna señal de peligro o de algo, no sé –“Tienes una cara que asusta, necesitas dormir un rato”- entonces me sonríe, tan dulcemente que no puedo sino rendirme ante él, percibiendo apenas el momento en que me quita la bandeja de las manos y luego solo mirándolo partir.

Suspiro hondo y de nuevo me siento frente a mi taza de café, mirando casi sin querer la puerta que da al pasillo, tratando además de escuchar algún sonido fuera de lo normal, pero lo que jamás espero es verlo volver con todo y bandeja. Natsuhi suspira y me mira, negando y haciendo una mueca de disgusto, probablemente porque me mandó a dormir y yo sigo sentado haciendo la nada.

-“Creo que tu amigo está mal del estomago, lo he oído en el servicio emm… vomitando”- dice no muy seguro, dejando las cosas sobre el desayunador y suspirando hondamente. Claro, como si no fuera suficiente tener a Alexis en nuestra casa, además esta esa charla que no he tenido con Natsuhi y que seguro me va a costar.

-“Estoy bien… solo necesito galletas saladas”- le corta Alexis, entrando desganadamente y con los ojos rojos probablemente por tanto llorar. Nos quedamos mirando por unos momentos, en silencio.

Yo porque no sé cómo llamar al sentimiento que tengo al verlo no solo así triste sino también llevando una camisa que obviamente no es suya, no por el tamaño ni el color que me hacen saber que le pertenece a mi imbécil hermano. Él, él no sé porqué me mira, o al menos tardo en comprenderlo.

-“Claro… galletas saladas”- repito tontamente, levantándome en busca de las dichosas galletas para luego dejarlas sobre el desayunador.

Luego solo nos queda el silencio, y las miradas que de vez en cuando intercambiamos entre los tres, lo estoy postergando, lo sé, estoy tratando de retrasar la charla del mismo modo en que Natsuhi parece estar evitando el cuestionarme sobre Alexis, y Alexis, él más bien parece estar pensando sobre su siguiente movimiento, ya que después de todo es cuestión de tiempo para que Yeidher lo encuentre.

-“Probablemente sea una molestia pero… ¿Podría quedarme aquí hasta que halle otro sitio?”- pregunta sin ganas; tal vez en otro momento yo habría contestado que si, pero ahora, con Natsuhi, no consigo decidir cuál será la respuesta correcta.

-“Desde luego, además no es molestia, no al menos para mí”- contesta Natsuhi como si nada, haciendo que de pronto todo el aire que parece que estuve reteniendo sin darme cuenta, escape en forma de un muy hondo suspiro. –“Por cierto, soy Natsuhi”- agrega, sonriendo apenas hacia Alexis, quien lo observa sorprendido unos instantes antes de asentir levemente.

-“Alexis”- se presenta a su vez mi rubio, cuñado, ex cuñado o yo que sé –“Eres el novio de Elliot ¿Verdad? Mi… su hermano me habló sobre ti”- estuvo a punto de decir prometido, lo sé, no solo por la forma en que se ha detenido sino por la manera en la que mira su mano, ahora sin el anillo.

-“Ya… seguro, no imagino cuanto ha de haber expresado lo mucho que me detesta”- Natsuhi suspira, apartando la mirada, y es en ese momento en que noto que el rechazo de mi hermano le duele, no solo eso, creo que es probable que incluso piense que el resto de mi familia, salvo Haylley, le tratarán del mismo modo.

-“No es eso… él solo es demasiado sobreprotector”- lo defiende, esta vez si quiero gritarle que es un tonto, porque aun cuando lo haya lastimado, lo está defendiendo, todo porque… porque lo ama.

-“Yo jamás le haría daño a Elliot… yo… lo amo pero… pero ese tonto ni siquiera me dio una oportunidad”- replica dolido, alzando un poco la voz, más parece que eso no sorprende ni asusta a Alexis, parece todo lo contrario, ya que incluso lo veo sonreír con suavidad.

-“Y yo te amo solo a ti, por eso, lo que mi idiota hermano diga o haga, no puede separarnos, ni hoy ni nunca”- me atrevo a decir, yendo hasta él, solo para abrazarlo y besarlo, con dulzura, tal y como él se merece.

Quiero demostrarle que estoy seguro, que no lo dejaré ir y que lo protegeré de todo y todos, y estoy tan centrado en ello que por eso por unos momentos me olvido de que no estamos solos, y cuando por fin me aparto de sus labios tiernos, reteniéndolo entre mis brazos, es que consigo mirar el rostro de Alexis, luce tan triste, tanto que incluso puedo ver las lágrimas formándose en sus ojos. Él también me mira, solo unos instantes, luego simplemente toma las galletas y huye, probablemente porque no puede mirarnos así sin sentir dolor.

-

-

Los días han pasado con una enfermiza lentitud, lluviosos, oscuros, silenciosos, y en todo ese tiempo apenas si he visto a Alexis, y en cada ocasión no puedo evitar notar lo decaído que luce, apenas lo he visto comer, además, puedo saber que ha estado llorando porque sus ojos me lo demuestran.

Y es que aún sigo sin poder creer que ha pasado casi una semana y todavía no tenemos ni rastro de Yeidher, por increíble que parezca, creo que se está tardando y una parte de mi ha comenzado a pensar que en realidad él no lo amaba tanto como decía, que en realidad solo jugó con Alexis, el pensamiento es tan abrumador que las ganas de golpearlo vuelven a mí al instante.

¿Dónde estás? ¿Dónde estás? Me repito mentalmente una y otra vez, apenas siendo consciente del aguacero que cae afuera y cuyo sonido de vez en cuando es interrumpido por el rugir de los truenos.

-“¡Elliot! ¡Elliot!”- el libro que antes sostenía entre las manos se va directo al suelo cuando reconozco su voz, más bien, sus gritos frente a la puerta al igual que el sonido de sus puños golpeándola con fuerza.

Me levanto de la cama, notando la mirada de Natsuhi sobre mí, entonces suspiro, durante los pasados días he planeado mil y un formas de hacer sufrir a mi hermano que justo ahora no recuerdo ninguna, pero no importa, improvisar se me da bien, y es por eso que tras salir de nuestra habitación, encamino mis pasos hacia la puerta. Alexis asoma apenas desde su habitación, mirándome con miedo y preocupación.

-“Cierra y quédate dentro”- murmuro pasando por su lado, sin siquiera detenerme, no hasta llegar a la puerta, escuchando el suave sonido que hace la de Alexis al cerrarse.

-“¡Elliot! ¡Elliot!”- vuelve a gritar, insistiendo además en eso de desquitarse con la puerta de mi departamento.

-“¿Qué es lo que quieres?”- mascullo sin abrir, cruzándome de brazos, y es que sé que si abro no podré detenerlo, no al menos sin intentar matarlo en el proceso.

-“¡Abre, sé que está aquí!”- claro que lo sabes grandísimo imbécil, y por eso no te voy a dejar entrar, pienso ciertamente malhumorado.

-“¿Quién?”- pregunto haciéndome al tonto, escuchándolo golpear con más fuerza la puerta.

-“¡Alexis! ¡Sé que está aquí, así que ábreme ya!”- como si lo fuera a hacer, por más desesperado que se escuche, no cederé.

-“¿Por qué? Él ya no quiere estar contigo, de hecho, ha decidido quedarse conmigo”- le miento descaradamente, casi burlándome, y por unos instantes se detiene, pero solo son unos instantes.

-“¡No es cierto! ¡Él… él… me…! ¡Déjame entrar!”- una parte de mi disfruta tanto el escucharlo así de desesperado, por fin, en cierto modo, me estoy vengando, por fin.

-“Vete al infierno”- suelto con desprecio, si, esa es mi respuesta, “vete al infierno” aunque en realidad pueda traducirse como que en efecto, ni voy a abrir, ni voy a hacer nada más, no para ayudarlo.

-“No… por favor…”- los golpes al fin han cesado, y no es solo eso, también su griterío, pero además siento como si casi lo hubiera visto deslizarse de la puerta hasta el piso del pasillo, igual que si se estuviese rindiendo.

¿Eso es todo? Me pregunto entonces, casi sin creerlo, pero no por ello voy a tenerle piedad, que ni lo sueñe; así que lo único que me queda es volver a mi habitación, esperando que se quede así callado el resto de la noche y además, que Alexis no invierta la suya en llorar como le he oído que está haciendo.

De repente me siento tan hastiado, más de lo que ya de por si me sentía, que todo lo que puedo hacer es tirarme sobre la cama, cerrando los ojos con fuerza, deseando que esto se termine pronto, y es por eso que cuando siento el cuerpo cálido de Natsuhi sobre el mío, suspiro otra vez, el enésimo suspiro de la semana, pero a él parece no importarle, solo se acomoda sobre mí, abrazándome, recorriendo con suaves besos mi mentón y mi cuello, murmurando palabras dulces como “Estoy aquí”, “No te dejaré nunca”, “Te amo”, una y otra vez, hasta que al fin me quedo dormido.

-

-

Más al amanecer, otra vez todo lo que tenemos es un cielo gris que me hace suspirar desganado, estrechando entre mis brazos a un dormido y cálido Natsuhi, lo único que necesito para no perderme otra vez, y aun así, el saber que mi hermano sigue esperando frente a la puerta de nuestro hogar, no me hace sino sentirme un tanto inseguro de mi mismo, de todo.

Pero quiero convencerme de que eso no importa, por eso es que me levanto con cuidado, asegurándome de no despertar a mi hermoso esposo, caminando en silencio con rumbo a la puerta, abriéndola apenas, solo para asomarme y toparme con Yeidher hecho un ovillo justo a un lado.

-“Creí haberte dicho que te largaras”- murmuro en un siseo bastante hostil, haciéndole levantar la mirada.

-“No lo haré, no sin antes verlo”- replica por lo bajo, retándome con unos ojos color azul eléctrico que solo me hacen saber que además de todas sus idioteces, se atreve a andar por ahí con sed.

-“Entonces mejor muérete”- suelto al fin, luego de unos instantes en los cuales no hacemos más que mirarnos fijamente, una vez más midiéndonos.

-“Debería hacerlo, lo hice llorar, le hice daño… no quería hacerlo… si tan solo no fuese tan estúpido… todos tienen razón, un imbécil como yo no lo merece”- murmura mientras sus labios se curvan en una sonrisa triste y yo no puedo más que quedarme callado, tan solo mirándolo, creí que pelearía más, pero en efecto, se ha rendido.

-“No, no lo mereces, porque aparte de imbécil, eres un maldito cobarde”- estoy molesto con él, por no luchar más, por rendirse así de fácil ¿Es este el hermano idiota al que yo envidiaba por ser tan feliz y perfecto? No lo es, de ningún modo –“Que patético eres, deberías sentir vergüenza tan solo por estar aquí sin hacer nada”- me doy la vuelta, con toda la intención de entrar y cerrarle la puerta, porque ya le he dicho más de lo que creí que le diría, porque no deseo ver más su cara de idiota resignado o de lo contrario realmente no sé qué es lo que haré.

Odio que sea un maldito cobarde e inútil, y mientras más pienso en ello, más son las ganas que tengo de golpearlo tal y como merece, por eso es que me dispongo a entrar y cerrar la puerta de una maldita vez, sin esperar siquiera el momento en que Yeidher me obliga a volverme hacia él, tirando de una de mis muñecas; su tacto me quema, tanto que no puedo sino apartar la mano y mirarlo con desprecio, pensando en algo más hiriente que decirle, pero contrario a todo lo que pueda o quiera hacer, los escasos centímetros entre nosotros se vuelven nulos en el instante en que sin que yo sepa porque, Yeidher termina casi sobre mí, aferrándose a uno de mis brazos mientras que yo me quedo quieto, estúpidamente quieto, sintiendo la sensación quemante de tener su cuerpo contra el mío.

-“Suéltame y quítate ya”- mascullo a nada de empujarlo, y es que si no se aparta por la buena, lo hará por la mala.

-“No… no puedo…”- murmura muy por lo bajo, suspirando hondamente –“Que imbécil, cielos… que imbécil soy”- una parte de mi está muriendo por echarse a reír mientras que el resto de mi ser no puede sino estar pensando que mi insoportable hermano por fin perdió la cabeza, creo que le dijo adiós a su cordura del mismo modo en que le dirá adiós a su vida como no se aparte de mi pronto.

-“Ya, eres todo un zopenco, lo sé, ahora quítate”- insisto empujándolo apenas, porque eso debería bastar como para que en efecto me deje en paz, pero no funciona, tan así que ya estoy pensando seriamente en empujarlo como se debe sin importarme que se desnuque en el proceso.

-“Me gustan los colores ¿A ti no?”- ¿Qué demonios dijo? Creo que me está dando un tic o algo así porque siento que mi ojo me tiembla, eso o es que estoy tratando de contener las ganas de golpearlo, tanto que finalmente lo aparto bruscamente aunque sin soltarlo, es que quiero ver su maldita cara de imbécil y burlarme de cuan patético es.

-“¿Yeidher?”- pero termino llamándolo medio idiotizado, tratando de hacer que me mire y pensando que en efecto es el peor imbécil de todos porque la mirada perdida que trae ahora sumada a esas mejillas rojas como un par de manzanas no me dicen sino que su grado de imbecilidad y estupidez ya superó los límites –“Idiota, te atreviste a enfermarte”- mascullo casi, casi regañándolo, En serio, ¿Qué soy? ¿Su maldito niñero personal o qué?

-“¿En serio?”- pregunta mensamente, como niño pequeño, si, mensamente, porque eso es, ¡Un menso!

-“Dah~ por supuesto que no, es solo que me pareció divertido mentirte”- contesto irónicamente, él se ríe, ¿Por qué maldita sea se ríe? –“¡Claro que estás enfermo grandísimo idiota!”- termino gritándole, cada vez más convencido de que me está dando un tic en el ojo.

-“No grites, ahuyentas a los peces”- me pego en la frente, en serio, gritaré, estoy a nada de gritar, no puedo más, lo haré, juro que lo haré; y en efecto, lo hago, vaya que grito, totalmente frustrado y rabioso con él, conmigo y con el universo entero –“¡Que no grites!”- se queja, mirándome enfurruñado y yo no puedo sino sentirme más frustrado, a este paso seguro que pronto tendré una muy bonita ulcera en el estómago.

Pero no quiero tener una, y como no quiero, es que termino por jalarlo por un brazo y aunque vaya contra todo lo que en un principio había decidido, casi lo arrastro por el pasillo de mi departamento hasta la única habitación libre que queda, lugar en el que luego nos encierro.

Por escasos segundos nos quedamos mirándonos, después él mira hacia los alrededores, yendo tambaleante a tirarse sobre la cama, quedando con la mirada fija en el techo; entonces suspiro hondamente, acercándome para tratar de razonar con él aunque sé perfectamente que será imposible porque cuando esta así ni quien lo aguante.

-“Me odia ¿verdad?”- parpadeo algo confundido antes de entender a lo que se refiere, por un momento pienso en decir que sí, pero termino negando con la cabeza –“Debería hacerlo, nunca seré lo suficientemente bueno para él”- murmura, cerrando los ojos y suspirando hondamente con el cabello del mismo rojo que el mío cayéndole descuidadamente sobre el rostro.

Intento decir algo pero no se me ocurre nada, o más bien es que estoy entre hundirlo más o ser sincero, pero cada que pienso en fastidiarlo solo se me viene a la mente su nunca seré lo suficientemente bueno para él y entonces no puedo sino dudar sobre mi siguiente paso.

Lo dudo tanto que por eso cuando por fin pienso en decirle algo y me vuelvo para mirarlo, me lo encuentro ya dormido, y a pesar de las mejillas terriblemente rojas, el resto de su ser esta pálido; me muerdo los labios frustrado hasta nomás, caminando sin ganas hacia otro sitio en el que él no este, pensando seriamente en irme a encerrar y a aferrarme a Natsuhi para no pensar más en tanto lío.

-“Me voy”- pero la voz de Alexis me detiene, haciéndome volverme hacia él para mirar su rostro aun triste. ¡Ah! Me voy a odiar por esto el resto de mi vida.

-“Bien, pero deberías pasar a verlo antes de irte”- ya, lo dije, por la misma Alexis me mira como si de repente me hubiese salido otra cabeza o yo que sé, suspiro hondo de nuevo, si sigo así probablemente me desinfle… bien, lo admito, eso no pasará pero ya qué.

-“¿Por qué?”- Si ¿verdad? ¿Por qué? Ni yo mismo lo sé.

-“Esta afiebrado, así no sabrá que estas ahí”- contesto encogiéndome de hombros, intentando vagamente restarle importancia al asunto.

-“No quiero hacerlo”- replica luego de unos momentos, y no me cuesta nada entender la razón, si lo ve entonces no podrá marcharse y probablemente todo se repita, solo que de peor manera.

-“No lo hagas, pero cuando despierte seguro irá tras de ti otra vez”- no es que quiera persuadirlo de que lo perdone, es solo que sé cuan testarudo es mi idiota hermano y quiero evitarle más líos al conejito, cortarlo de una buena vez será lo mejor después de todo.

Me mira unos instantes más antes de ser él quien suspire esta vez, mirando hacia la puerta tras la cual mi idiota hermano duerme, luego vuelve a suspirar y entonces no me queda más que seguirlo con la mirada hasta que desaparece tras la puerta de madera. Me quedo unos instantes ahí, sopesando entre espiar o simplemente largarme, al final hago lo último total, tengo un sabio presentimiento de cómo va a terminar el asunto.

Por eso es que mejor me voy derechito a la habitación donde un adormilado Natsuhi me recibe, sonriéndome con suavidad, casi invitándome a meterme a la cama con él, y no rechazo la oferta, la acepto sin demora alguna, yendo a perderme entre sus brazos, acercándolo más a mí y mirando fijamente esos ojos tan bonitos que me miran somnolientamente.

-“No vayas a engañarme, porque yo no seré benévolo nunca”- me murmura, acomodándose contra mi pecho y mirándome fijamente, haciéndome saber que pese a todo, ha estado bastante atento a lo que pasa, entonces lo único que puedo hacer es negar apenas, apartándole con suavidad el cabello de su rostro.

-“Jamás haría algo así, simplemente no puedo, te amo tanto que el solo pensamiento se me hace absurdo”- contesto, girando con lentitud y dejándolo justo debajo de mí, allí donde puedo mirarlo y deleitarme con su belleza, esa misma que me recuerda el hecho de que le pertenezco por completo, cada fibra de mi ser, cada músculo y cada chispa que exista en mí.

-“Más te vale, porque si lo haces, te castigaré”- me amenaza cada vez más dormido. Yo mientras tanto, sonrío levemente, contemplando tontamente su rostro dulcemente pacifico ahora que está dormido, tan dormido que me invita a seguirle incluso al mundo de los sueños.

Y no lo dudo, porque le seguiría hasta el mismísimo infierno con tal de poder tenerlo así: cálido, dulce y hermoso entre mis brazos.

-

-

Bostezo, sintiéndome terriblemente en paz, como desde hace unos días no me sentía, aunque claro, es probable que la razón por la cual me siento así es porque a pesar de estar aun adormilado, soy perfectamente capaz de sentir la calidez del cuerpo de Natsuhi pegado al mío, suspirando entre sueños, tranquilo y dulce como solo él puede ser, por eso es que me siento renuente a apartarme de él, pero no tengo de otra, con cuidado de no despertarlo me aparto de él, escuchándolo quejarse, tentándome a volver a estar a su lado, más no lo hago, me obligo a recordar que no puedo quedarme más tiempo quieto sin hacer nada, porque es tarde, la noche ya ha caído y además, parece ser que la lluvia por fin ha parado.

Me desperezo un poco mientras camino con rumbo a la cocina, seguramente cuando Natsuhi despierte tendrá hambre, y algo me dice que no solo él, sino también el par de intrusos que indudablemente y conociéndolos, ya se habrán arreglado; serán idiotas, solo se lían y me lían a mí de paso.

Y además, espero que no hayan hecho ninguna de sus extravagancias en la habitación de invitados, que si lo hicieron, me aseguraré de que Yeidher las limpie con la lengua de ser necesario, y eso porque al final mis intentos de venganza no resultaron nada bien sino al contrario, eso, o es que el maldito tiene demasiada suerte.

Suspiro, sobándome el puente de la nariz y preguntándome una vez más porqué cada que intento jugarle una mala pasada siempre termina a su favor, ¡Que irritante! Como si de por si no lo fuera. Sacudo la cabeza, tratando de no pensar más en ello para poder mejor concentrarme en la cena, que si bien no es complicada en sí, me recuerda el hecho de que si me sale mal, cierto hermano mío me lo echará en cara… tenía que ser perfecto hasta en eso…

-“Eso huele muy bien”- escucho a mis espaldas cerca de media hora más tarde, ni siquiera tengo que voltear para saber quien ha entrado a la cocina, pero lo hago, no para mirarlo sino para poder abrazarlo.

-“Pero no mejor que tu”- murmuro contra su oído, Natsuhi se tensa un poco pero al siguiente momento se ríe, mirándome con esos ojos tan hermosos que solo pueden pertenecerle a él y que me enamoran cada vez más.

-“Caprichoso, no hemos cenado y tu ya quieres postre”- me regaña divertido, sin siquiera hacer amago alguno por escaparse de entre mis brazos.

-“Yo siempre quiero postre, más si se trata de ti”- contesto sonriendo de lado, porque tanto él como yo estamos plenamente conscientes de que esa es la verdad, de que no es solo que lo ame y me sienta atraído por él, sino también de que hay algo en su sangre que me llama y que ya no me permite salir y cazar como los demás; me tiene en sus manos, y ni siquiera pienso en escapar.

-“Comienzo a creer que te tengo demasiado mimado”- ahora soy yo quien se ríe, “mimado” dice, si, claro, tanto que por eso me dejó meses sin pan, pero no importa, o no mucho, no si luego me recompensa como hace unos días.

Y hasta pienso en recordárselo justo antes de que cualquier intento por decir algo quede acallado por sus labios dulces; ni siquiera me quejo por el asalto, más bien, contesto de lo más encantado con su reciente iniciativa, lo atraigo más hacia mí, no queriendo dejarlo marchar ni por un segundo, pensando en disfrutar de la calidez de su piel y de todos y cada uno de los suspiros que consigo robarle de entre sus labios, y es que con el tiempo, el besarlo se me ha vuelto todo un arte, uno que disfruto y en el cual a cada instante quiero mejorar.

A tal grado de que sin importarme más nada, con delicadeza lo levanto del suelo, dejándolo sobre la encimera sin siquiera separarme de sus labios ni por un segundo; pero Natsuhi no se queja, sino que se entrega apasionado al momento, con sus manos tocando todo aquello que alcancen y sus lindos deditos perdiéndose en mi cabello o acariciando una de mis mejillas con tanta ternura que me siento casi incapaz de apartarme…

Pero lo hago, dándole una suave y última mordida a sus dulces labios, es que me aparto, tan solo por escuchar a alguien acercarse corriendo a la cocina, y estoy casi al punto de saludar a un hiperactivo Alexis  cuando mi idiota hermano aparece corriendo tras él tan solo para levantarlo del suelo y cargarlo en brazos.

-“No corras así, no quiero ni pensar en lo que te pasaría si llegas a caerte”- lo regaña, en serio, si que tardaron en arreglarse ¿Eh? Tanto como en recuperar su apariencia de parejita perfecta, con cada mísero cabello en su sitio, totalmente aseados y hasta aparentando que nada ha pasado.

-“Perdón… solo quería darle las gracias a Elliot por cuidarme y eso…”- murmura poniendo su carita de chiquillo regañado, haciendo que Yeidher suspire hondamente, probablemente porque necesita paciencia para lidiar con el hiperactivo conejito que de nuevo tiene por prometido.

-“Lo sé, pero no corras”- enarco una ceja ante su perseverancia, porque en serio, si antes nunca lo escuchó con eso de que no corra, ahora probablemente menos, pero bueno, es su problema, no el mío, al menos.

-“Creo que mejor cenaré en nuestra habitación”- me murmura Natsuhi al oído haciéndome apartar la mirada del par de tórtolos cursis, más la suya esta fija en la de Yeidher quien ni siquiera se ha esperado un segundo para ponerse en su plan de fastidiar mi vida una vez más.

Asiento aun cuando me moleste el hecho de tener que apartarme de su lado solo porque mi hermano es un maldito imbécil desagradecido que no me puede dejar en paz ni porque le haya hecho el enorme favor de cuidar de su amado prometido.

-“Puedes cenar con nosotros cuñadito, no será ninguna molestia”- y justo cuando pienso en darle un muy suave y comprensivo beso a mi lindo esposo, es que el idiota que tengo por hermano nos interrumpe, usando ese su tonito prepotente que solo me regresa las ganas de golpearlo y bailar sobre sus tripas.

-“Preferiría morirme a compartir la mesa contigo”- suelta en un muy amenazador siseo Natsuhi, encarándolo como seguramente nadie más que yo, ha hecho nunca, pero Yeidher ni se inmuta, más bien parece divertido con el hecho de que Natsuhi lo rete.

-“También podría hacerte ese favor”- contesta sonriendo de lo más encantador, ¿Es en serio? Otra vez estoy a nada de golpearlo.

-“Yeidher, no”- pero una vez más, es Alexis quien nos detiene, si, una vez más, porque a lo largo de los años es el único que ha conseguido pararnos cuando estamos a nada de matarnos.

Y entonces si me toca quedarme solo porque Natsuhi no espera ni un segundo más para escapar de Yeidher y su maldita actitud de fastidioso, cretino, vil gusano malagradecido. Suspiro hondo, dándome la vuelta ya que de lo contrario me sentiré más tentado a borrarle la sonrisa prepotente que trae en la cara de un solo golpe. Pero en lugar de eso solo me limito a apagar el horno y a pensar en cualquier cosa que no sea descuartizar a mi hermano.

-“Vaya, es todo un encanto tu noviecito ¿Eh?”- comenta como si nada, mis manos se cierran en puños y me muerdo el labio, por más que lo intente las ganas de golpearlo siguen latentes.

-“Y tu un maldito bastardo, pero nada de lo que haga va a cambiar eso así que mejor cállate y déjame en paz”- juega con mi paciencia, eso es lo que hace, quiere que lo golpee igual que hice hace ya más de dos años, la noche que escapé de casa, si, quiere que lo haga y después poder ir corriendo con Danielle para decirle que otra vez perdí el rumbo, pero no lo haré, aguantaré cuanto sea necesario las ganas de golpearlo hasta que se largue y en efecto, me deje en paz.

-“Por favor, paren los dos, solo por esta noche, paren”- ambos suspiramos hondamente, es increíble la habilidad que el conejito tiene para mantener nuestros instintos a raya, y hasta se lo alabaría de no ser porque prefiero apresurarme en servir tanto mi cena como la de mi esposo para poder ir con él, para estar a su lado, porque solo con él es que me siento tranquilo.

Aun cuando siga sin comprender del todo qué es eso que él hizo exactamente para conseguirme así, para hacerme desear estar siempre a su lado, para hacerme sentir que no soy nada sin él, para conseguir hacer que me pregunte sobre cómo hallar una manera para perderme en él y solo en él. Tanto así que por primera vez puedo pasar de los demás y solo concentrarme en mi casi insano deseo por estar con él.

-“¿No cenarás con nosotros?”- me pregunta la vocecita de Alexis justo cuando ya voy de salida, justo cuando me faltan escasos metros para poder estar con la única persona con quien puedo ser yo mismo, con quien puedo perderme sin temer a nada.

-“No, ¿Por qué?”- pregunto sin ganas, nos quedamos mirando y el solo niega suavemente, sonriéndome luego.

-“Por nada, gracias”- menos mal que él si me comprende, solo por eso es que agito la mano como restándole importancia al asunto mientras sigo con mi camino.

-

-

Pero al entrar a nuestra habitación no me queda más que contemplar la figura taciturna de mi esposo y la forma en que ausentemente mira por la ventana hacia el exterior. Dejo la bandeja con la cena sobre la mesita de noche y me siento al lado de Natsuhi, tomando su mano con cuidado, consiguiendo hacer que me mire, y en sus ojos solo puedo ver la tristeza y el daño que le hace sentir el rechazo de mi estúpido hermano.

-“¿Se irá pronto?”- pregunta por lo bajo, quiero decirle que si, que pronto no tendremos que aguantarlo más, pero no puedo, no puedo porque a la hora de hacerme la vida miserable no tiene límites.

-“No lo sé”- es todo lo que puedo contestar, entonces su mirada vuelve a estar fija en la ventana y yo no puedo más que quedarme jugando con su mano, acariciando sus dedos largos y delgados, perfectos, pensando otra vez en la manera de perderme en él, de que me deje ser el dueño de todos su pensamientos, y de todas sus tristezas, aun si ambos en cierto modo estamos rotos.

-“Te amo… y mucho… eres todo lo que tengo, ojala él pudiera ver eso, pero no es tan fácil, nunca lo es, no para mí, ojala pudiera hacerle ver que sin ti no soy nada”- a pesar de lo mucho que me guste oírlo decir que me ama, esta vez suena como si le doliera hacerlo y no necesito ser un genio como para entender que es así, pero no le duele por mí, sino por todos aquellos que podrían separarnos, porque por ahora puede que sea solo mi hermano, pero ambos sabemos que es cuestión de tiempo como para que  su familia se dé cuenta mi engaño.

Por eso todo lo que puedo hacer es abrazarlo, intentar confortarlo aun cuando se que esta vez será más difícil que en otras ocasiones, aun cuando sé que nada de lo que haga o diga podrá ahuyentar por completo todos sus miedos.

-“También te amo, eres lo que más me importa en este mundo, conocerte fue lo mejor que me pudo haber pasado, estar contigo es… es la única manera que tengo de pegar uno a uno los pedazos de mi yo roto”- Natsuhi es mi amanecer y anochecer, mi ascenso y mi caída, y cada día a su lado me siento a salvo con él, porque pienso del mismo modo, no soy nada sin él.

Es por eso que sentir sus manos aferrarse a mí y su aliento cálido chocando contra mi piel,  es suficiente como para hacerme sentir completo, es suficiente como para hacerme saber que aun si tengo que pelear una vez más, por él lo haré sin siquiera dudarlo un segundo.

Y sin saber exactamente cómo llegamos hasta ese punto, nos besamos, no con deseo o lujuria, son más bien besos que demuestran lo mucho que nos necesitamos el uno al otro, y que sin que nos demos cuenta, nos llevan directo sobre las sábanas de nuestra cama, pero las respuestas en si no hacen falta, no mientras estemos así, mientras estemos así, nada más importa, solo nosotros.

-

-

El resto de la noche la pasamos así, demostrándonos cuanto nos necesitamos, cuanto anhelamos el solo tenernos para que lo demás cobre sentido, tanto así que me olvido por completo de que mi odioso hermano está metido en nuestro hogar, importunando como siempre.

Aunque mientras pueda estar con Natsuhi, fingiré que no me importa, igual que hago ahora, cuando por fin después de aguantar las idioteces de Yeidher por casi todo un día, es que podemos desayunar solos y tranquilos, aun a sabiendas de que mi idiota hermano no ha tenido la decencia de largarse.

 La verdad no me importa si se larga o no, no mientras no me interrumpa cuando estoy tan entretenido en lamer y chupar los dedos embarrados de mermelada de mi lindo esposo que tiene las mejillas deliciosamente sonrojadas mientras trata de aparentar que no le afecta el hecho de que me este dando un festín con sus dedos cuando él claramente solo intenta terminarse su tostada con maple.

-“¿No es algo temprano como para que estés haciendo esas cosas?”- interrumpe Yeidher, ya, si no sé cómo es que esperaba que no nos importunara.

-“Tanto como para que me fastidies, pero aquí estamos ¿No?”- contesto entre las pautas que me doy para degustar la mermelada en los lindos deditos de mi Natsuhi.

Y es justo cuando estoy pensando en otro comentario lindamente ácido para dedicarle, que noto algo de lo que antes no me había percatado… ¡Desgraciado! Ni siquiera me está mirando, más bien está ocupado en recorrer descaradamente con la mirada a mi esposo. Ni siquiera me detengo a pensarlo dos veces, no esta vez, saltarle encima se me vuelve un acto reflejo y no me siento conforme sino hasta que le meto el primer puñetazo en su maldita cara de Srito. Perfección con tal de borrarle la sonrisa de burla que trae en su rostro.

-“¡Elliot!”- el grito de Natsuhi ni siquiera hace por calmar un poco mi ira, al contrario, la enardece, porque el estúpido Yeidher se atrevió a mirarlo, a meterse con lo que es mío y por la misma esta vez no me importa ignorar el llamado de mi esposo, no si es por defender su honor.

Tan poco me importa que hasta en cierta manera disfruto de rodar sobre la alfombra con el idiota que tengo por hermano y que realmente no está haciendo mucho por defenderse porque obviamente se da cuenta de que no lo estoy golpeando realmente en serio, o no lo hago hasta que interpreto eso como uno más de sus insultos, él realmente cree que sigo siendo el mismo niño tonto de antes, pues se equivoca, vaya que lo hace, y al menos no tarda mucho en darse cuenta de su error ya que por fin parece tomarse la paliza en serio.

Tal vez no lo haya golpeado por hacer llorar al conejito, pero si que lo hago cuando se trata de meterse con mi esposo, lo peor de todo es que sé que lo hizo para provocarme pero ni siquiera eso parece disuadirme en lo absoluto de dejar de golpearlo, y él, pues al menos ya no solo se está defendiendo sino que por fin se digna a atacar, no me interesa, por primera vez estoy siendo plenamente consciente de mi verdadera fuerza porque la verdad que no me duele en lo absoluto.

Y de hecho, lo único que me distrae a momentos es el escuchar a Natsuhi y Alexis tratando inútilmente de acercarse, al menos Natsu sabe que debe mantenerse lo suficientemente apartado si quiere seguir a salvo del todo, pero Alexis no, porque insiste en acercarse a su idiota prometido. ¿Por qué tenía que ser tan odioso? Si Yeidher no fuese tan odioso no tendríamos que estar peleando así.

-“Vale… cuando termines me avisas ¿Si?”- musita Natsuhi, chasqueando la lengua y dándose la vuelta, bueno, al menos él entiende que esto no es algo que se resuelva con té y galletitas –“Déjalos, si los dos son un par de brutos y solo así se entienden”- hasta me quiero reír por oírle decir eso, seguro para tranquilizar a Alexis, pero no me río, en cambio prefiero meterle otro golpe a Yeidher mientras que él hace por esquivarme sin conseguirlo del todo.

Apenas soy consciente no solo del hecho de que ellos dos por fin nos dejan solos sino también de que de alguna extraña manera hemos llegado al cuarto de música, lo sé porque he escuchado una de mis guitarras romperse; maldito Yeidher, esa también me la pagará.

Y así es como seguimos por otro buen rato, tan solo concentrados en golpear y esquivar y, ¿Por qué no? Seguir rodando sobre la alfombra, hasta que finalmente, ambos agitados y hasta satisfechos, o eso creo, nos quedamos tendidos uno al lado del otro solo mirándonos en silencio. Tan así que cuando de repente ambos comenzamos a reírnos, se me da la de creer que en efecto, no soy el único loco en la familia.

-“Eres un celoso de porquería”- me acusa Yeidher, todavía riéndose de lo lindo, si, ya, es su culpa, él me provocó.

-“Y tu un pervertido, así que estamos a mano”- contesto lamiendo como si nada la sangre en mis nudillos, o eso hasta que alguien me arroja un trapo mojado a la cara.

-“¿Terminaste?”- me pregunta Natsuhi, enarcando una de sus muy bonitas cejas y mirándome de mal modo, sé lo que eso significa y aunque en algún otro momento me preocuparía, al menos por ahora nada me saca la satisfacción de haberle dado una paliza a Yeidher.

-“Sip…”- contesto como si nada, presionando el trapo contra mi nariz y viéndolo resoplar con molestia, tan así que se me da la reírme solo para verlo poner más esa expresión de fierecilla que dice que me las va a cobrar.

-“No tienes remedio… pero descuida, ya te haré pagar por el desorden”- ¡Ah! Si ya lo sabía, hola de nuevo a los días sin pan, lo sé tan bien que por eso me sigo riendo.

-“Vaya que es todo un encanto”- se burla Yeidher igual riéndose, en otro momento creo que lo habría golpeado pero ahora solo me puedo reír, más cuando veo las mejillas de Natsuhi tornarse rojas de la furia.

Y luego, oh, poder contemplar la forma en que con toda la saña del mundo arroja uno de sus pequeños zapatitos contra la cabeza de Yeidher no tiene precio alguno, entonces no puedo dejar de reírme. Creo que definitivamente los golpes me afectaron porque en serio, por más que lo intente no puedo dejar de reírme.

-“¡Cállate maldito idiota!”- le grita Natsuhi justo antes de darse la vuelta y salir de la habitación aporreando con fuerza la puerta.

Ahora si que nos quedamos bien calladitos, pero solo unos momentos, luego otra vez nos estamos riendo, menudo par de raros que venimos a ser, si ya se nota, que aunque yo no quiera, somos hermanos.

-“Me encanta cuando hace eso”- digo más para mí que para nadie más, aunque sé que Yeidher lo ha oído por la forma tan honda en la que suspira.

-“Ya sé que me paso pero… solo no quiero que te lastime, la idea de perderte como hace unos años casi te perdimos es… no sé… un tanto aterradora”- murmura, pero no me mira, sino que su mirada permanece fija en el techo mientras que juega casi involuntariamente con el zapato de Natsuhi.

-“Eso no pasará… esta vez voy en serio”- le hago saber, si, probablemente lo mejor sería decirle que eso no pasará por el simple hecho de que Natsuhi es mi compañero pero, como sé que me hará un escándalo, mejor me lo callo.

-“Vale… pero ¿Qué pasa si él no?”- pregunta casi sin querer, con un tono bastante desganado.

-“Ese es mi problema”- corto en seguida, una vez más pienso que decir la verdad podría cambiarlo todo pero… en realidad no creo que lo haga –“Además, entre él y yo no hay secretos, ya no”- me atrevo a decir, esta vez soy yo quien mira el techo, con tal de no toparme con su mirada de reproche.

-“Estas poniendo en peligro a la familia”- lo sabía, sabía que me iba a salir con algo así. Me muerdo el labio, aunque eso me duela un poco por los golpes de hace un rato.

-“No lo hago”- replico en seguida –“Tendrías que confiar un poco más en mí y en Natsuhi, él jamás haría algo para dañarnos”- trato de dejarle en claro, trato, porque sé que no me va a escuchar solo porque se lo diga y ya.

-“Sabes que no puedo hacer eso, soy el mayor y mi trabajo es desconfiar de todo y protegerlos, eso no va a cambiar ni siquiera porque yo ya haya iniciado mi propia familia”- claro, lo sabía, sabía que no iba a escucharme pero aun así quería intentarlo y además, por fin está tocando ese punto que quería hablar con él.

-“Así que… ¿Qué fue exactamente lo que hiciste?”- pregunto casi sin querer. Yeidher suspira hondamente, con algo de culpa diría yo.

-“Quería ser mejor para Sasha, no quería que los otros le reprocharan haberse liado justamente conmigo, con un demonio, con… con un Nocturno, por eso… pensé que si dejaba de comportarme como tal, que si trataba de ser lo más humano posible, entonces sería menos difícil…”- hace una pausa para suspirar hondo otra vez y yo otra vez quiero golpearlo porque tengo el leve presentimiento de a qué se refiere –“Así que me juré no beber más sangre ni volver a usar mi don, traté de mantenerme incluso bajo el nivel de un humano normal pero… pero fue una total equivocación; la semana pasada por fin sentí estar cerca de mi límite pero me rehusaba a flaquear… entonces… ese día solo tenía me faltaba entregar un ensayo en la universidad… nada más, estaba tan cansado que por eso jamás noté que me estaban siguiendo sino hasta que me tuvieron contra la pared… ese humano iba a… él iba a… y yo no podía hacer nada… me sentía tan idiota en ese momento, que por eso, cuando Sasha entró al aula, por unos instantes sentí alivio, pero luego él lo malinterpretó y me dejó ahí, traté de ir tras él… creo que me desmayé porque cuando me di cuenta estaba en casa con Roul… y Sasha… él… él se había ido…”- me le quedo mirando en silencio, aun sin poder creer algo así, digo, es Yeidher, mi hermano mayor, el todo poderoso Srito. Perfección y él… él acaba de decirme que un humano estuvo a punto de forzarlo, me cuesta asimilarlo, tanto que las palabras simplemente no me salen; me parece tan surrealista que sigo sin poder aceptarlo –“Quería ser bueno para él y en lugar de eso solo lo herí, así que realmente no me importa mucho el que me haya perdonado, no tenía por qué hacerlo, fue mi culpa, mía y de nadie más, fue por mi propia estupidez y soy yo quien no se va a perdonar nunca”- por primera vez lo entiendo, entiendo esa sensación de no querer perdonarse porque me sentí del mismo modo cuando permití que ese humano me engañara años atrás, y aunque esto es diferente, del mismo modo, sigue siendo igual.

-“Deberías hacerlo, aunque te tomó una semana, él te perdonó ¿No? Y si no puedes pues entonces vas a tener que aguantarte porque ese bebé que viene en camino necesita a sus dos padres”- logro decir; siempre había pensado en que Yeidher estaba orgulloso de ser el Primer Príncipe Nocturno que por eso jamás me imaginé cuán difícil le resultaba serlo tan solo por estar enamorado de Alexis, el Primer Príncipe de Celes.

-“Supongo… por eso… tu no vayas a hacer una idiotez como la que yo hice, no te digo que salgas a cazar humanos, solo que te mantengas estable y tengas cuidado con lo otro”- claro, y ahora que por fin estamos hablando en serio, se las apaña para volcar la conversación sobre mí, aunque sé a qué se refiere, pero… ahora que lo pienso, extrañamente, no he tenido problemas con mi luz desde que Natsuhi llegó a mi vida.

-“Lo sé, lo sé… ya no soy un crío chiquito como para que me tengas que decir lo que debo y no debo hacer”- replico algo fastidiado por su insistencia, pero ni qué hacerle, por más que se lo diga, seguramente me va a seguir tratando igual.

-“Bueno… considerando que sigues siendo más bajo que yo y que hagas lo que hagas vas a seguir siendo mi hermano menor, entonces te toca aguantarte”- contesta como si nada, si ya lo sabía, se cree solo porque parece un maldito poste, pero me las pagará, un día seré más alto que él y lo aplastaré como chinche –“Eso no va a pasar”- comenta riéndose de mi cara de incredulidad, ¿No que había jurado no volver a hacer eso? Mentiroso.

-“No te metas con mi mente”- lo amenazo mirándolo de muy mal modo, pero él todo lo que hace es volver a reírse de mí, tan así que ya hasta quiero que se largue.

-“Tranquilo, no lo haré más”- ya, y se piensa que le voy a creer, pero como no tengo de otra, mejor ni le contesto más nada, lidiar con él es un fastidio total por más que me esmere por tolerarlo.

-

-

Aunque pasadas las horas, y después de nuestra muy extravagante pelea, de alguna manera siento que las cosas entre nosotros por fin están un poco en paz, tan así que incluso me doy el lujo de permitirle usar la cocina de mi departamento para que prepare algo, total, que es lo menos que puede hacer luego de fastidiar mi vida marital y dejarme a su conejo por casi una semana.

Y hasta pienso por unos momentos en perdonarlo y dejarlo estar, pero todo eso se va al traste cuando basta una sola de sus miraditas penetrantes para conseguir que Natsuhi tome un plato y se vaya a la sala. Entonces se me da la de pensar en ir con él pero con solo ver el semblante alegre de Alexis me quedo en mi sitio, menudo conejo, tiene que poner esa expresión con la que compra a todo mundo solo porque Yeidher y yo por fin estamos en la misma habitación sin lanzarnos indirectas ni intentar matarnos. Pero aun así, intento convencerme de que solo será durante la comida, porque apenas termine me iré al lugar que me corresponde, por eso es que trato de comer aprisa sin verme tan obvio, aunque probablemente Yeidher si lo note, pero ya qué más da, mientras el conejito no lo note, supongo que estará bien así.

-“Para ya y dime de una maldita vez qué es lo que tengo que hacer para que me dejes en paz”- aunque eso de la amena comida se va ahora si que al traste en cuanto la vocecita enojada de Natsuhi nos interrumpe y a mí no me cuesta nada adivinar la razón, seguramente Yeidher no ha dejado de taladrarlo con la mirada solo por el mero gusto de fastidiarlo.

-“Nada en realidad, solo quédate ahí”- y además tiene que sonreír haciéndose al muy encantador. Natsuhi entonces lo mira raro, tal y como se merece, y yo ya estoy pensando en alguna grosería que gritarle a mi tonto hermano.

Pero extrañamente ninguno de los dos vuelve a decir algo, de hecho, solo se quedan mirándose, Yeidher apoyado en su mano, como si nada, y Natsuhi con el ceño fruncido, cada vez más fruncido, aun cuando por momentos sus ojos busquen a los míos casi con desesperación. Entonces quien frunce el ceño soy yo, sin entender muy bien lo que sucede.

-“¡Detente!”- el grito de Natsuhi termina por confundirme aun más, no es solo desesperación, sino también ira, y su siguiente movimiento es tan rápido que consigue ahora si que tomarme por sorpresa ya que lo último que espero es que arroje su arma contra el idiota de Yeidher.

Y él, él la esquiva como si nada, sin siquiera mirarla, sonriendo dichoso por algo que no comprendo o que al menos tardo en comprender. Él se atrevió a meterse con su mente, con la mente de Natsuhi, se atrevió a usar su asqueroso don de leer para molestarlo, no, pero que molestarlo, para… para aterrorizarlo.

-“Lárgate… lárgate de una maldita vez”- la frase sale sola de entre mis labios haciéndome pensar que fui un estúpido al creer que por fin podría tener una relación decente con mi hermano mayor; y otra vez en todo lo que puedo pensar es en golpearlo, pero no para mi propio placer, sino para cobrarle el haberse metido con mi dulce gatito.

-“Claro, será un gusto hermanito”- y que bueno que lo sea, ni siquiera me tomo la molestia de mirarlo otra vez, todo lo que puedo hacer es mirar hacia Natsuhi quien parece estar luchando contra todo para… para no romper a llorar.

Cierro los ojos tratando de respirar hondamente para esta vez no intentar medir que tan lejos puedo llegar cuando todo lo que pienso es en que quiero matar a mi hermano y hasta estoy tentando a agradecer el que por fin me haga caso en algo, en largarse, porque casi puedo deleitarme al escuchar no solo sus pasos sino los de mi cuñado alejarse por fin de mi hogar, tan solo dejándome un “Lo siento” que por supuesto, pertenece a Alexis ya que Yeidher jamás se disculparía ni conmigo ni con nadie.

Entonces, cuando por fin estamos solos otra vez, es que simplemente sucede, me levanto casi por acto reflejo tan solo para correr y abrazar a Natsuhi contra mi pecho, acallando el llanto que no puede refrenar más en cuanto mis brazos lo rodean. Otra vez lo siento aferrarse a mí y por ello es que recuerdo lo que hasta apenas hace unas horas me confesó: “Eres todo lo que tengo… sin ti no soy nada” y todo lo que puedo hacer es abrazarlo con fuerza, como si con eso intentara decirle que no lo dejaré ir y que me siento justamente igual que él, que de alguna manera hallaré la forma de hacérselo saber.

-“No… no me dejes volver ahí nunca más… no quiero volver a la oscuridad nunca”- murmura con la voz rota. Yo solo asiento con la cabeza y lo abrazo con más fuerza, entendiendo la clase de crimen que Yeidher cometió, comprendiendo que fue tan ruin como pare meterse a su mente con el fin de hallar su peor miedo y usarlo contra él, probablemente con el único fin de apartarlo.

-“No lo haré, estaré contigo siempre y… jamás, jamás, permitiré que alguien vuelva a lastimarte así otra vez”- no es una promesa vacía, no lo es, esta es la última vez que permito que lo hagan llorar.

Sé que no será fácil y que probablemente tendré que tocar fondo una y otra vez pero… hallaré la forma de perderme en él, de que me deje entrar a su mundo para unir los pedazos rotos aunque me tome toda la vida; para recordarle una y otra vez que lo es todo para mí, que en él veo todo aquello que amo y que no me rendiré, no sin antes pelear, no… más bien, que pase lo que pase, no me rendiré hasta que pueda cumplir con la promesa que le hice, hasta que haya conseguido hacerlo sentir feliz, amado, a salvo, hasta que haya conseguido hacerle entender que sin él, yo también soy nada… que sin él, estoy roto…

-

-

-

Notas finales:

Hi, la verdad es que quería algo mucho más bonito e intenso con lo que respecta a Yeidher y Alexis pero no obtuve el permiso, alguien (le arroja una piedra a Darko Prince) se negó terminantemente a que expusiera sus idioteces más de lo que ya, así que tuve que conformarme con lo que pude poner y con usar a Elliot para molestar todo lo que se pudo a Yeidher, aunque ya vimos que no fue mucho porque sus ataques terminaron saliéndole al revés.


¿No aman a Natsuhi? Es que… ¿Cuántos esposos han visto que le digan a su esposo al verlo pelear así “Cuando termines me avisas ¿Si?”? en efecto, al menos para mí, Natsu es todo un encanto, incluso cuando llora, no sé, pese al hecho de que Elliot es mi obre maestra, no puedo evitar adorar a Natsuhi porque el niño es todo un sueño, el feliz sueño de Elliot, uno que realmente jamás me esperé que llegara y cuando lo hizo pues, no sé, fue mágico, tanto que por eso me empeño tanto en crearles una historia maravillosa, justo como la merecen.


Esto es para mis queridos hermanitos del alma, Elliot y Natsuhi, que el 28 de Abril pasado cumplieron 2 largos años de casados. ¡Felicidades hermanitos! Y también dedicado a Natsu Nya~ que aunque me demoré demasiado, no por eso se me olvidó que el 24 de Marzo pasado cumplió sus muy merecidos 21 años de edad Jajajajajajajaja.


Gracias a todos por leer y por sus maravillosos reviews, gracias más que nada por el tiempo valioso que invierten en leer esto y ahora si, muero por leer sus comentarios.


Muchísimas gracias a mí adorada y querida hija Paris, gracias por regalarle a Elliot a su lindo gatito, a mi Tsuba Nee-chan  que siempre lee maravillada cada cosa loca que se nos ocurre a los Darko, a mi Soren Nee-san quien me apoya todo el tiempo y en todo lo que puede, a la súper fan de los Darko, Artemis-chan (sip, ya me enteré de eso) a Dark Vampire por todas sus lindas palabras y más porque ya se ve que alguien más adora a Franny, a la querida Candi-chan quien al menos no le dice cosas feas a Tristan por sus preferencias jajajajajajaja a Alvasa-chan gracias, no tuve las mejores semanas de todas pero sobreviví y a Dany-chan quien ya es una más de las fans de Elliot y sus encantos. ¡Gracias a todos!


Y para quienes quieran deleitar la pupila un ratito…


Él es su Alteza Imperial Joshua Yeidher Darko Primer Príncipe Nocturno


http://s753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/?action=view&current=Yeidhernew.jpg


Hasta muy pronto gente, la próxima vez que nos leamos pues… seguro les da algo jajajajajajaja.


Au Revoir


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).