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Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

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Notas del capitulo:

Hola a todos, primero que nada, y aunque suene cansado, pido una disculpa por mi irresponsabilidad y mi tardanza pero, quiero darles buenas noticias, por fin salido de vacaciones de la universidad y, por si fuera poco, también he adelantado una asignatura de mi penúltimo semestre además de que estoy a una semana de terminar mi servicio profesional, dícese, que por fin tendré vacaciones!!!!


Para no entretenerlos más, los dejo con el capítulo, mi recomendación de siempre, la fantástica discografía de Three Days Grace, nos leemos abajo y, que lo disfruten, muchas gracias por su paciencia nwn

XXIII

Una Y Otra Vez Caigo Por Ti

 

 

El aburrimiento corroe mi alma, ese es mi instantáneo pensamiento mientras siento a un adormilado Natsuhi acomodarse suavemente sobre mí; con cuidado mis dedos se pierden apenas entre sus sedosos cabellos, escuchándolo suspirar tenuemente al tiempo en que lo atraigo más hacia mí. No me importa que los demás nos estén mirando, me importa tan poco que incluso me tomo la molestia de dejar un dulce beso sobre su cabello.

-“Creí que esto era una reunión familiar”- Yeidher se sopla un mechón de cabello de lo más desganado, aparentemente esta igual de aburrido que yo, y eso podría ser gracioso sino estuviese tan enojado con él.

-“Lo es, así que ya te puedes ir yendo”- murmura Natsuhi como si nada, acomodándose mejor y mirándolo no solo a forma de reto sino también con burla. Me sonrío ahora si que divertido, es tan lindo tener un esposo así de perfecto que por eso se me da la de pensar que de nuevo estoy soñando.

-“Estúpido”- masculla Yeidher con molestia, volviendo el rostro en otra dirección a lo que Natsuhi solo se ríe y yo no puedo estar más feliz con ello.

-“No creí que admitieras tus limitaciones tan pronto~”- cielos, la sonrisa que esboza es tan encantadora que si no fuera porque Yeidher de nuevo lo está viendo con ansias homicidas, ya me habría puesto a decirle lo hermoso que es.

-“Ja, deberías saber que mi querido hermanito no va a estar siempre para protegerte, seguro pronto se aburre de ti”- esta vez ambos lo miramos con odio, yo porque no sé cómo puede ponerse a decir cosas que ni siquiera él sabe. Natsuhi seguro enojado por su insistencia de meterse con él.

-“¡Cállate Yeidher!”- pero antes de que alguno de los dos logre decirle algo, es una almohada y el gritillo un tanto malhumorado del conejito lo que nos hace el favor de callarlo.

Ahora si me río, viendo la supuesta carita de molestia de Alexis, aunque en realidad pareciera que anda en pleno berrinche por la forma en que infla sus rosadas mejillitas y mira hacia nosotros totalmente enfurruñado, seguramente porque lo hemos interrumpido justo cuando dormía.

-“Ya, tranquilo, ya me callo Usagi bonito”- contesta Yeidher, yendo hasta el sofá que el rubiecito ocupa, volviendo a ponerle la almohada bajo la cabeza con tal de tenerlo bien cómodo mientras que yo me sigo riendo de lo lindo.

-“Ni siquiera pueden estarse quietos durante una fiesta”- se queja, dándole la espalda a mi idiota hermano que no puede sino verlo casi traumatizado. Al final, parece que esto de los cambios de humor por el embarazo está resultando la venganza perfecta para molestar a Yeidher.

Entonces me quiero reír todavía más, es que ver a Yeidher tratar de contentar a su irritable prometido es casi como un regalo del cielo, jamás en la vida había disfrutado tanto de verlo sufrir tal y como lo hago ahora. ¡Oh sobrino, aun no naces pero ya te quiero!

-“Deja de reírte Elliot, me fastidias”- me chista el rubiecito, lo cual es sumamente gracioso, pero aun así, siendo que quiero concederle su pedido, hago el gran esfuerzo de no reírme más, sobre todo porque no quiero molestar a mi adorado sobrinito que sin saberlo me está haciendo el día.

-“Comienzo a preocuparme de que Ninny no llegue”- nos interrumpe Soren, y en serio que luce preocupada, casi tanto como Wyatt, e incluso me sorprende que a estas alturas aun no nos hayan puesto a buscar al enanito por todos lados.

-“Seguro esta por ahí con Tristan”- contesta Natsuhi, bostezando un poco sin siquiera notar la forma en que los dos hermanos lo miran, de hecho, no sabría explicar qué es exactamente lo que ese par de miradas expresan.

-“Yo espero que no”- murmura Soren, realmente parece a nada de salir a matar al idiota Pure Blood ese, si, es que Tristan es idiota, ya que solo a él se le ocurre andar corriendo no solo tras un miembro de la Guardia Imperial sino uno tan joven y aparentemente sobre protegido como lo es Franny.

-“Como sea, de haberlo sabido no tendríamos que estar aquí haciendo la nada”- trato de desviar el tema de la mejor manera que puedo, después de todo, es preferible que me miren mal por llamar a todo el asunto de la fiesta un desperdicio de tiempo, a que Soren y Wyatt sigan maquinando formas de matar a Tristan.

No es como que en realidad Tristan me importe, es más bien que parece que a Franny si, y por lo tanto no me gustaría que alguien hiciera algo que lastimara al renacuajito justo el día de su cumpleaños.

-“Desde luego, puede que se parezca en muchas cosas a su padre, pero no así en lo agradecido”- la mirada se me pierde esta vez tanto en mi adoradísimo tío Night como en el padre de Franny, Lord Arien Hawkmore, quien obviamente me mira por demás molesto por cosas que yo no entiendo.

-“¿Por qué debería estar agradecido?”- no puedo evitar preguntar, mi tío suspira hondo y yo por mi parte lo miro extrañado, otra vez sintiéndome raro al no saber ciertas cosas del pasado de mi familia, más específicamente, de mis padres y mis tíos, y que ahora entiendo parece estar estrechamente relacionado con el pasado de la familia Hawkmore.

-“No lo sé, tal vez porque mi esposo, el padre de François, dio su vida para salvar de la de la Emperatriz Farielle y la Princesa Yukari”- suelta con ironía y molestia matizando su voz. ¿Qué? Por unos momentos me quedo totalmente paralizado, luego todo lo que puedo hacer es mirar hacia mi tío, viéndolo asentir levemente con la cabeza mientras sus ojos muestran una mirada triste y nostálgica.

-“Lo que Arien dice es verdad, Lord Soleil Alain D’Autriche-Hawkmore murió hace más de 14 años mientras protegía a Farielle y a Yukari”- no necesitaba que me lo explicara más, ya lo había comprendido perfectamente pero, aun así, el tenerlo tan claro no me hace sino sentir culpa.

Si, culpa, porque por mi madre y por mi tía, es que Franny no tiene a uno de sus padres no, más bien, porque probablemente esa es la razón por la cual prácticamente no tiene a ninguno, no por la forma en que Lord Arien parece comportarse cuando esta cerca de él; y tal vez y solo tal vez, es por esa razón por la cual mi tío se muestra tan paternal con él, y es que, todo parece indicar que lo hace no por sustituir a Assassin sino porque le debe a François más de lo que alguna vez podría llegar a pagarle.

-“Si ya terminaste padre, te sugiero que guardes silencio de ahora en más”- corta Wyatt, mirándolo de mal modo mientras los demás nos quedamos en silencio. Incluso mi pequeña prima Kohaku y el criajo Assassin han dejado de jugar a no sé qué.

Entonces otra vez todo lo que tenemos es el silencio, eso y el hecho de que ahora constantemente estemos intercambiando miradas los unos con los otros, lo cual resulta un tanto incómodo. Suspiro, en una noche como esta podría estar por ahí haciendo cualquier cosa, o más bien, lo que ya tenía planeado desde un principio para hoy, pero en lugar de eso estoy sentado frente a la mesa sintiendo culpa, lo cual no me es nada agradable.

-“Oigan, creo que ya viene”- avisa Haylley de pronto y probablemente más de uno habremos pensando algo como “por fin” pero nadie dice nada, ni siquiera cuando es mi primo Risu quien se levanta para apagar las luces porque se supone que queremos sorprender a Franny.

Abajo la puerta se abre y nosotros seguimos quietos aguardando a que el enanito suba al segundo piso hasta el comedor, donde en silencio esperamos. Pero parece que no tiene prisa porque lo escuchamos reírse de lo más feliz y no solo eso, parece que no está solo.

-“Te lo dije, no hay nadie en casa”- otra vez se ríe, en serio parece feliz y espero que eso no cambie al vernos.

-“De todas formas ya es algo tarde, deberías irte directo a la cama”- ¡Oh Tristan, no sabes en la que te metiste! Es lo único que puedo pensar cuando las sospechas de Natsuhi se ven confirmadas. Porque, aparentemente Franny si estaba desaparecido con el Pure Blood ese.

-“Vale, lo haré, lo haré”- promete Franny mientras ambos parecen estar subiendo las escaleras. El momento por fin llega, es Risu quien otra vez enciende las luces y las miradas de todos quedan justo sobre el par recién llegado.

-“Y… ¿La tiene grande?”- la pregunta de Hitori consigue que el típico gritillo de “Sorpresa” se vaya a oler viento mientras que yo estoy a nada de caerme de la silla y la cara de Franny se vuelve todo un poema.

Un poema de fresas, manzanas, cerezas y demás frutas rojas, el mismo color que muestran las mejillas de un Franny que inútilmente trata de decir algo. Y hasta se vuelve toda una sorpresa cuando miro hacia el rostro de Tristan y veo algo que hasta hoy creía imposible en un vampiro: se ha puesto rojo, muy rojo, tanto que solo retrocede un par de pasos antes de darse la vuelta bruscamente chocando contra una pared y cayendo patéticamente al suelo. Entonces se empieza a reír muy ruidosa y nerviosamente antes de pararse y echar a correr escaleras en un vago intento de escaparse.

-“¡Lo siento! ¡Lo siento!”- se disculpa sin dejar de correr, obviamente buscando llegar a la puerta. No es como si en realidad quisiera huir, creo que más bien se ha dado cuenta de que seguramente más de uno de los presentes quieren matarlo y probablemente él no tenga ganas de morir, no aun.

-“¡Nada de eso, maldito pervertido, te haré pedazos!”- el grito de Soren consigue captar mi atención y el verla saltar por el barandal con tal de darle alcance a Tristan se me antoja de lo más divertido, otra vez me quiero reír y mucho.

-“¡Hermana!”- Franny la llama, tratando probablemente de que no cumpla su amenaza de matar al tonto ese. Wyatt corre tras ella, no sé si para detenerla o para ayudarla, aunque sería muy interesante averiguarlo.

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--

Los minutos se me hacen eternos mientras que Soren aun no regresa y yo me siento cada vez más cerca de perder la razón. Suspiro, los demás lucen tan animados en tanto yo estoy a nada del colapso. Desganado oculto el rostro contra la mesa, queriendo fundirme en ella o simplemente desaparecer, y es que me siento tan altamente apenado por lo que recién ha ocurrido.

Quisiera poder reclamarle a Hitori lo que me ha hecho pero incluso eso me da pena; entonces solo me queda mirarla de reojo, ahí, riéndose, divirtiéndose con la Princesa Haylley y la Señorita Alexandra. Yo ni siquiera puedo hacer eso porque no tengo amigos, lo más cercano podrían ser la Princesa Kohaku y el Príncipe Assassin, pero no me atrevo a considerarlos así puesto que ellos pertenecen a la Realeza mientras que yo solo soy un simple Guardia.

Entonces escucho la voz de Soren acercándose, mascullando cosas que no consigo entender y haciéndome mirar en dirección a la puerta por la cual, apenas segundos más tarde ella entra, casi dando de zancadas e incluso apretando las manos en puños, y con solo verla así es que por fin recuerdo a Tristan, temo por lo que le haya hecho y también por lo enojada que ella pueda estar conmigo por desaparecer así y más para estar con Tristan.

Mis preocupaciones parecen incrementar cuando luego de unos momentos más Wyatt entra a la casa, arreglándose la camisa y suspirando ¿Qué han hecho? Me levanto, corriendo hacia las escaleras con tal de enfrentarlos con mil y un preguntas pero me detengo unos instantes al ver entrar a Tristan, pareciera que mis hermanos me dejan de importar porque corro escaleras abajo solo para llegar hasta él y lanzarme a sus brazos. Él corresponde a mi gesto, acariciando además mi cabello, suspirando.

-“Tengo que admitirlo, tu hermana golpea bastante fuerte”- le escucho murmurar con una risita. Levanto la mirada, tan solo para verlo apartar con los dedos un fino hilo de sangre de sus labios, entonces me siento basura, por mi culpa Soren le ha hecho daño –“Aunque tu hermano tampoco se queda atrás”- y por si no me bastara con saber que mi hermana lo ha atacado, tiene que decirme que incluso Wyatt ha participado.

-“Lo siento”- me disculpo totalmente avergonzado y arrepentido, es mi culpa, solo mía, sino fuese tan tonto…

-“No te disculpes, me lo merecía por intentar robarles a su pequeño y dulce hermanito”- me contradice, haciéndome sonrojar otra vez y sonriendo tranquilamente aunque por unos momentos aparte de mi la mirada, seguramente para centrarla en mis hermanos.

-“Maldito pervertido”- escucho a Soren murmurar con cierta furia. Suspiro, es mentira, él no me forzó ni me obligo a nada, lo hice porque lo deseaba; quisiera poder decírselo pero me da tanta pena que solo termino enterrando el rostro contra el pecho de Tristan, aspirando su aroma, queriendo ahogarme en él.

-“Tranquilo, mejor no hagamos esperar más a tus invitados ¿Si?”- susurra contra mi cabello, yo asiento apenas, aun aferrado a él, dejándome guiar hasta el comedor aun cuando cada vez me sienta más y más apenado por la situación.

Pero la pena no hace sino crecer en cuanto llegamos y siento las miradas de todos sobre nosotros, una de mis manos se cierra entorno a la camisa de Tristan, expresando lo mucho que me niego a apartarme de su lado y enfrentar a los demás.

-“Buenas Noches a todos, soy Tristan Thierry Kiryuu, es un placer acompañarlos esta noche Altezas”- se presenta él, tan educada y tan cortésmente que me siento suspirar bajo el encanto de su voz, profunda, serena, tan hipnótica; pero en cambio, tan solo asomo apenas la mirada, buscando las reacciones en los demás.

-“Hola, mucho gusto, soy Kohaku Tsukiko Li Darko”- la primera en reaccionar es la Princesa Kohaku, sus ojos azules muestran un brillo especial mientras que su negro cabello cae sobre sus hombros, contrastando perfectamente con su piel nívea mientras que le sonríe a Tristan, consiguiendo con un gesto tan simple como ese, resaltar su antinatural belleza –“Y este es mi hermano mayor Risu Ryen Li Darko”- agrega, de nuevo con una agradable sonrisa al tiempo que señala a quien, en efecto, es su hermano.

El Príncipe Risu por su parte solo saluda con un tenue movimiento de cabeza, agitando apenas sus alborotados cabellos pelirrojos mientras que sus ojos grises parecen inspeccionar a fondo a Tristan, pero él pareciera que no lo nota o que simplemente no le importa. Otra vez suspiro, y es que se me da la de pensar que esta será una noche muy larga.

-“Connan Shiroi Canella Darko y Assassin Akeru Canella Darko”- se presenta a su vez el Príncipe Connan, mientras que el Príncipe Assassin agita su mano enérgicamente y sonríe emocionado. Los demás no se presentan, de todos modos no hace falta, tanto así que por eso solo sonríen y hacen un muy leve saludo, como si todo estuviera de lo más normal.

Pero ni siquiera eso consigue calmarme, no, es al contrario, el que ellos parezcan tomárselo tan a la ligera me produce ligeros temblores que no desaparecen ni siquiera cuando Tristan me guía hacia un asiento justo junto a mi hermano mayor. No me atrevo a mirar a Wyatt, todo lo que hago es aferrarme a la mano de Tristan aun cuando este sentado a mi lado.

-

-

-“¡Quiero comer!”- el extraño silencio en el que nos quedamos es roto de repente por el que parece un quejido de molestia perteneciente al Príncipe Alexis; los demás parpadean curiosamente, hasta que es el Príncipe Elliot quien comienza a reírse sin reparo alguno, y no entiendo porque.

-“Oh el embarazo te vuelve tan divertido”- comenta entre risas, prácticamente ignorando la mirada de molestia que el Príncipe Alexis le dedica probablemente porque se está mofando de él justo frente a todos y de una manera por demás cínica.

-“¡Cállate y no te burles de mi!”- le grita el Príncipe Alexis, inflando las mejillas y mirándolo como si quisiera golpearlo, cosa que parece causarle aun más gracia al tonto Príncipe Elliot porque solo lo mira y sigue riéndose.

El Príncipe Natsuhi mientras tanto, suspira hondamente, mirando alternativamente entre su esposo y su cuñado, ambos ahí enfrascados en una muy extraña y sin sentido riña. Sin siquiera decir nada, se levanta, llevando consigo un pequeño y sencillo bolso, los demás parecen no notarlo o al menos no prestarle la debida atención, pero yo no puedo apartar la mirada, él aunque parece estar consciente de ello, no se muestra incomodo, sino que se sienta justo a un lado del Príncipe Alexis, quien ahora nos da la espalda y gruñe contra una almohada probablemente porque en efecto, su embarazo le afecta más de lo que él quisiera.

-“Toma, no es mucho pero seguro bastará hasta que la cena este servida”- le dice, ofreciéndole un recipiente con lo que parece algún postre. Entonces el Príncipe Alexis lo mira curioso, seguro por andar con algo así, a lo que él solo se sonroja levemente y aparta la mirada, mordiéndose los labios unos instantes –“No me mires así, es culpa de Elliot, siempre quiere algún dulce y si no tiene nada al alcance se pone mañoso”- murmura apenado, y en su mirada pese a su queja solo puede verse el amor y cariño que le tiene a su esposo.

El Príncipe Alexis le sonríe, como encantado no solo por su respuesta sino por la expresión apenada en su rostro, parece tan emocionado por ello que incluso se sienta, haciéndole más espacio para que este a su lado, luego, luego simplemente se quedan callados, el Príncipe Alexis porque se entretiene con su recién adquirida golosina y el Príncipe Natsuhi, él bueno, él se nota todavía más apenado en el momento en que su esposo deja de reírse solo para sonreírle ampliamente, mirándolo de una forma en que no había visto a nadie mirar jamás, realmente, se ve que lo ama demasiado y tal vez, y solo tal vez, lo mejor de todo sea que es completamente correspondido.

-“La cena esta lista”- esta vez es la voz del Príncipe Yeidher la que llama mi atención, hasta este momento no había notado su ausencia, pero ahora que lo miro, parece bastante animado y no me cuesta nada adivinar que seguro es porque estaba entretenido en otro de sus más grandes pasatiempos: La cocina.

-“Te ayudo a servir”- la Princesa Haylley ofrece, poniéndose de pie mientras le sonríe, siendo seguida por Lady Alexandra y mi hermana Hitori.

Los demás de nuevo parecen tan abstraídos en su mundo: Mis hermanos mirando mal a Tristan, los Príncipes menores charlando y jugando entre ellos mientras sus hermanos mayores charlan tranquilamente, después están mi padre y Lord Night, extrañamente en silencio; Tristan por su parte, parece ignorar las miradas de mis hermanos al tiempo en que sus dedos acarician mi mano por debajo de la mesa.

 Después, cuando una cena que parece realmente digna de la realeza es servida, la reunión parece tornarse más amena, entre ellos se pasan los platos y se sonríen como nunca antes los había visto, como si en realidad estuvieran felices así, y por un momento, por un solo instante me permito respirar en paz, pero solo es ese breve, fugaz y efímero lapso de tiempo que transcurre justo antes de que el Príncipe Yeidher se dé cuenta de quien está con su prometido.

Entonces su tranquila y suave sonrisa parece tornarse en una un tanto ladina, o más bien cínica, ni siquiera pienso en imaginarme lo que ha de estar pasando por su cabeza. Con la mirada busco por su hermano, quien también lo mira, probablemente presintiendo que algo hará de nuevo.

-“Buen provecho cuñadito, le puse algo de veneno, ya sabes, para sazonar, así que espero que te guste”- se muestra tan divertido al decirle aquello mientras que le entrega su plato, más el Príncipe Natsuhi se limita a mirarlo fijamente y apretar los labios, seguro luchando por no reaccionar ante semejante provocación.

Eso parece deleitar un tanto más al Príncipe Yeidher, quien se muestra bastante complacido con su “ataque” luego simplemente lo ignora para sonreírle sinceramente a su prometido, el Príncipe Alexis suspira hondo, hasta parece que quiere replicar por lo que acaba de hacer pero al cabo de unos instantes sonríe, negando suavemente con la cabeza, rechazando su cena tan solo para volverse y cambiar platos con el Príncipe Natsuhi quien lo observa por demás extrañado ante dicho acto.

-“Malo, le das dado más y yo necesito comer por dos”- parece excusarse, sonriendo ampliamente, como si nada. Los demás suspiran y es hasta ese momento en que me doy cuenta de que todo este tiempo estuvieron pendientes de lo que sucedía.

-“Pero…”- replica de inmediato el Príncipe Yeidher, frunciendo levemente el ceño.

-“Nada, si me haces enojar te quitaré tu postre”- le amenaza con un muy gracioso mohín, el Príncipe Yeidher suspira, como aceptando que no podrá ganarle o más bien, negándose siquiera a intentar resistirse ante un pedido de su prometido.

Finalmente, mostrándose un tanto decepcionado porque su jugarreta no le ha salido tal y como quería, es que regresa a su lugar frente a la mesa, justo junto al Príncipe Risu mientras que su hermano lo mira casi con odio, pero él solo lo ignora una vez más.

-“Deberías dejar de provocar a Elle, si sigues así, sus peleas usuales van a quedar como lo que en realidad son, juegos de niños”- le advierte calmadamente el Príncipe Risu, a lo que él sonríe inocentemente. Vaya, y yo que pensaba que mi familia era complicada.

Luego todo parece extrañamente inmerso en una tensa calma, es tensa porque pese a que se sonríen con agrado, también hay recelo en sus miradas, probablemente no solo por lo que recién ha sucedido sino también porque de vez en cuando sus miradas vagan hasta Tristan, como si en silencio se preguntaran sobre cómo actuar frente a él.

Yo mientras solo suspiro, es lo único que puedo hacer al fin  y al cabo, eso y disfrutar de la cena que no solo se ve deliciosa sino que también es todo un manjar y ojala y eso fuera suficiente como para tenerlos calmados pero parece ser que es imposible, tanto como el dejar de escuchar la forma en que el Príncipe Elliot usa el cuchillo, me atrevo a pensar que incluso podría estarse imaginando que es al Príncipe Yeidher a quien corta y no a su cena, tan así que al final acabo por apartar la mirada de él, no queriendo ver más aquello.

Pero todo parece relajarse cuando de alguna extraña manera que no comprendo, los más adultos tienen licor a su alcance, aunque tal vez no tanto, ya que de nuevo las miradas se pierden constantemente en el Príncipe Elliot quien como ahora ya no tiene nada para cortar, probablemente intente desahogar su ira en el alcohol, tengo que admitir que es hasta cierto punto fascinante verlo apurar su copa una y otra vez y seguir igual de íntegro que antes de la primera, bueno, también es algo perturbador, fascinante pero perturbador…

-“Elle, tal vez deberías aguardar hasta la tarta para servirte otra copa”- trata de persuadirle el Príncipe Risu, de un modo bastante calmo, supongo que porque sabe con la clase de criatura con la que trata.

-“Cierto… la tarta ¿Cómo podría olvidarme de las venenosas delicias de mi querido hermano mayor?”- comenta destilando ironía por cada poro de su ser y curvando los labios en una sonrisa cínica, vaya que está enojado.

Los demás fingen ignorarlo, y digo que lo fingen porque al igual que yo, seguro se acaban de dar cuenta de que en realidad él no esta tan sobrio como se ve. Su hermano lo mira fijamente, por unos momentos parece mostrarse culpable, luego solo huye a la cocina, supongo que para ir por la afamada tarta a la cual nadie parece recordar con cariño.

-“Ah… Las fiestas familiares, una fiesta no es fiesta si un primo no llora”- comenta la Princesa Haylley, riéndose nerviosamente, robando la atención para ella, tal vez porque quiere que los demás la miren en lugar de estar concentrados en su ebrio y rabioso hermano.

Y luego, cuando la tarta de la discordia por fin esta sobre la mesa del comedor, justo en medio de todos, el tenso ambiente parece irse al olvido, ya que todos la miran, y es que parece chocolate, con más chocolate, ahogado en chocolate, que probablemente todos estén pensando en lo mismo que yo: perderse en semejante pecado.

Se muestran tan deseosos que incluso el acto de ponerle las velitas y apagar las luces es hecho casi en un parpadeo, seguido de un muy animado “Cumpleaños Feliz” que hace que las mejillas se me vuelvan a tornar rojas por los comentarios algo extravagantes inventados entre los versos de la canción. Creo que en más de una ocasión logro chillar “¡Hitori!” Buscando que mi hermana no me avergüence más, pero es inútil, así que solo me resigno hasta el momento en que por fin soplo las velas. Y entonces, de nuevo como en un parpadeo, la tarta pasa a mejor vida casi en su totalidad, ¡Pero es que estaba tan rica!

-“¡Es hora de abrir los regalos!”- chilla de pronto el Príncipe Assassin, totalmente emocionado, y yo, que recién estaba terminando de saborear mi trozo de tarta, no puedo evitar el pegar un pequeño brinquito en mi lugar, no solo por su grito sino por lo que ha dicho ¿Regalos? ¿En serio?

-“Pero ustedes no tenían que…”- trato de negarme, aunque es obvio que el menor de los hermanos Canella Darko me ignora por completo porque ni siquiera me deja terminar, solo se levanta corriendo para ir a no sé donde antes de volver del mismo modo, extendiendo una caja pequeña hacia mí. Dudo, levantando la mirada hacia los demás que ya me miran expectantes, esperando.

-“Vamos, me he esmerado en ser el primero”- insiste el Príncipe Assassin. Suspiro, realmente no quiero ni ver, porque bueno, se trata de Assassin y por eso mismo no tengo ni idea de qué esperar –“Es de parte de Connan y mío”- agrega, lo que lo hace parecer menos riesgoso, después de todo, su hermano mayor de seguro es más serio, o al menos lo que he podido ver de él.

-“Esta bien…”- vuelvo a suspirar, tomando la caja con cierta reticencia y quitando con cuidado la tapa, tan solo para encontrarme de frente con otra joya, aunque no entiendo muy bien la clase de joya que es –“Etto… gracias”- logro decir, aun cuando no sepa ni qué es.

-“Es un piercing, para el ombligo”- explica como si nada el Príncipe Connan, moviendo parsimoniosamente su copa en círculos. Otra vez el rojo se apodera de mis mejillas y hasta las manos me tiemblan un poco.

-“¡Tonto! Eso ha sido cosa tuya, quieres que perviertan a mi hermano”- lo regaña Wyatt, arrojándole una servilleta de papel hecha bola. El Príncipe Connan mientras tanto solo se ríe, ignorando el ataque de mi hermano mayor mientras le da un sorbo a su bebida.

-“No me imagino quien podría verlo estando en ese lugar”- se excusa como si nada, entonces todas las miradas parecen quedar sobre Tristan. Él por su parte solo sonríe, como si nada, jugando con su copa y, hasta podría decir, que ignorando sus miradas acusadoras.

-“Bien, seguimos nosotros”- interrumpe la Princesa Kohaku, y esta vez es ella quien extiende hacia mí un presente. A ella solo puedo mirarla agradecido porque siempre me ha dado algo de pena hablarle, es que ella es tan… no sé.

Y después de deshacer el hermoso listón verde claro que mantiene cerrada la caja y de retirar la tapa, me miro levemente reflejado en un hermoso reloj de bolsillo, lleno de pequeños brillantes y con un hermoso grabado en la cubierta. Sonrió ampliamente, tal vez hoy al despertar pensé que sería otro cumpleaños más en soledad pero… pero esto es tan diferente.

-“Esto es de parte de los tres, porque para nosotros también eres nuestro hermanito”- la Princesa Haylley no solo se pone de pie sino que llega hasta donde estoy para abrazarme antes de dejar un pequeño estuche entre mis manos, sus hermanos asienten con la cabeza a lo que ella ha dicho, y hasta pareciera que la sobriedad le vuelve de a poco al Príncipe Elliot por la forma en que me sonríe.

Pero aun así, no puedo sino sentirme sorprendido al descubrir lo que se hallaba oculto en aquel pequeño estuche: una sortija con estrellas y pequeños brillantes, increíblemente parecida a las que utilizan todos y cada uno de los miembros de la Familia Imperial. Ellos lo han dicho en serio, ellos de verdad me consideran uno más entre ellos.

-“Gracias…”- logro decir, con la mirada haciéndoseme agua y apretando la sortija muy cerca de mi corazón. Ellos solo me sonríen y sorprendentemente es el Príncipe Elliot quien se acerca y tomando mi mano con una delicadeza que solo le he visto usar con su esposo, desliza el anillo en uno de mis dedos.

-“Hermanito renacuajito, más te vale irte con cuidado, o harás que me ponga sobreprotector”- no sé si eso ha sido una amenaza o yo que sé, pero es que, ¿Cómo saberlo si incluso me ha sacado la lengua antes de reírse? Definitivamente la palabra “raro” le queda corta.

-“KittyCat, no lo asustes o sino no podrá hacer travesuras usando mi regalito”- se queja la señorita Alexandra, arrojándole una servilleta a la cara, a lo que el Príncipe Elliot solo se ríe más.

-“Bruja, no veo qué puedas darle tu como para arriesgarlo”- la reta, sonriendo con cierta arrogancia, pero la señorita Alexandra no parece afectada en lo absoluto, de hecho, le sonríe de igual modo antes de acercarse a mí y dejar entre mis manos una cajita plateada que con solo abrir, me dan ganas de cerrarla.

-“Mira, hasta hará juego con el que Conni le dio”- se burla ella, sonriendo torcido mientras los demás, al igual que yo, nos quedamos mirando un piercing con una pequeña piedra verdosa incrustada en él. Comienzo a pensar que ellos me ven como algo para decorar cual arbolito de navidad.

-“Y definitivamente quedará aun más perfecto con mi obsequio”- interrumpe mi hermana Hitori, ¡Cielos! ¡Ella también! Bueno, de ella no me extraña, parece deleitarse con hacerme sentir apenado, por eso hasta miedo me da abrir su obsequio aun cuando ella me está mirando ansiosa porque lo haga, y resignado es que lo hago. La verdad no parece tan fuera de lo común, de hecho, es un hermoso brazalete con pequeños colgantes con formas de estrellas y lunas –“Una tobillera, seguro se verá altamente arrebatador”- agrega sonriendo de lado. Otra vez me sonrojo, ni sé cómo pude ser tan ingenuo de pensar que no era un regalo extraño.

-“Par de brujas”- les sisea el Príncipe Elliot, arrojándoles chucherías que recoge de la mesa mientras que ellas solo se ríen. En serio ¿Por qué son tan raros? Pienso con algo de pánico.

-“Ya no se peleen, sigo yo”- los regaña el Príncipe Alexis, dejando en paz su tercera porción de tarta y levantándose con cuidado, cuidado que pierde cuando corre hacia mí y me extiende una caja envuelta con un hermoso papel azul y un listón que retiro intentando no romper.

De nuevo se me da la de pensar en que ellos me miran como a un arbolito de navidad o algo así, porque otra vez estoy ante una joya que en realidad no sé qué es, puesto que parece un muy hermoso copo de nieve cubierto con pequeñas piedras que ojala y no sean diamantes ni zafiros porque de lo contrario, creo que terminaré hiperventilando.

-“Esto es algo que todo miembro de la Familia Imperial de Celes recibe al llegar a cierta edad y que significa que has crecido y que de ahora en más tu futuro será lo que tu decidas que sea”- y a pesar de que sonríe, puedo ver que al mismo tiempo esta triste, tal vez porque él ya no podrá ser igual a los otros Celesianos, pero aun así, el que tenga tal detalle para conmigo, no me hace sino pensar en que al igual que los Príncipes Nocturnos, él me ve como uno más de los suyos.

-“Gracias…”- es todo lo que puedo decir mientras mis dedos acarician con cuidado la hermosa joya, notando por fin que se trata de un broche para el cabello, entonces me pregunto si el Príncipe Alexis aun tendrá el suyo, o si tal vez, y solo tal vez, su gente lo haya obligado a desprenderse de él.

-“François…”- escucho la voz del Príncipe Natsuhi llamarme, después de silenciosos segundos que casi se me hicieron eternos. Ahora es él quien me da un regalo, y no soy el único sorprendido con su gesto ya que su esposo igual lo mira un tanto extrañado –“Tal vez no sea mucho pero… te ayudará cuando más lo necesites”- murmura un tanto serio, bajando cada vez más la voz, es por eso que con cuidado abro su obsequio, topándome con una muy hermosa daga, que al menos para mí, si significa mucho, más de lo que cualquiera podría llegar a creer.

-“Se lo agradezco mucho”- murmuro lo más calmado que puedo pese a que ahora puedo sentir la mirada de recelo que el Príncipe Yeidher nos dedica a ambos, parece que al menos a él, no le ha gustado que me regalen un arma, no, más bien, que su “enemigo” me regale un arma.

Y su molestia parece tanta que incluso luce a nada de comenzar una pelea, intención que se ve frenada en cuanto Soren se pone de pie para acercarse a mí y tirar de mi mano, llevándome con ella hasta la puerta del estudio. Los demás nos siguen, pero eso parece no importarle, de hecho, tan solo se limita a abrir la puerta y hacerme entrar, dejándome justo frente a un muy hermoso e impresionante piano. Lo observo maravillado mientras deslizo los dedos por sobre las teclas, deleitándome por unos instantes con los sonidos que ellas producen.

-“Sé lo mucho que te gusta la música, además, estoy seguro de que a su Majestad le dará mucho gusto seguir enseñándote”- me murmura al oído, causando que la mire algo sorprendido por lo último, y es que ya no recuerdo la última vez que me senté junto al Emperador Romeo a practicar alguna melodía.

-“Gracias…”- es todo lo que puedo decir, abrazándome a ella, y escuchándola murmurarme dulcemente al oído un “Feliz Cumpleaños François”, haciéndome sentir demasiado feliz como para poder expresarlo con palabras, por eso solo la abrazo, intentando también no ponerme a lloriquear ante tan bonito gesto.

Después es Wyatt quien se acerca hasta nosotros, extendiendo hacia mí un obsequio, sonriéndome un tanto nervioso por algo que no comprendo, con cuidado retiro el envoltorio, admirando un hermoso portarretratos que parece estar hecho de plata y decorado con hermosos detalles, pero no es eso lo que más llama mi atención sino la fotografía en su interior, desde la cual un joven de rasgos delicados parece observarme fijamente con unos orbes de largas y rizadas pestañas que se muestran melancólicos, su cabello es albino y lacio, enmarca hermosamente un rostro fino, de nariz pequeña y respingada acompañada por unos labios pequeños y carnosos que no sonríen, y no sé porque, pero siento que lo conozco.

-“Se que no debería darte algo así justo hoy pero, tu mereces tener cuando menos un recuerdo de él”- Wyatt también mira la fotografía, más no con curiosidad y extrañeza como yo, sino con tristeza, haciéndome temer por la identidad de la persona en la fotografía –“El era Lord Soleil Alain D’Autriche-Hawkmore, nuestro Papá”- las manos me tiemblan cuando mi peor miedo se vuelve realidad. Wyatt tiene razón, no debía darme algo así, no hoy, porque aunque siempre he querido tener por lo menos una fotografía suya, hoy siento que es lo último que deseaba.

Sin saber que hacer, coloco el retrato lo más calmado que puedo, sobre el piano, de un momento a otro, de nuevo siento ganas de correr, de huir o simplemente de ocultarme, porque siempre he sabido que la culpa de que él este muerto es mía, si yo no hubiera nacido, entonces él no se habría debilitado y ahora estaría vivo, si yo no hubiera nacido…

-“Entonces Romeo y yo no tendríamos a quien mal consentir”- levanto la mirada sorprendido, observando a Lord Night justo frente a mí, dándome cuenta de que él probablemente ha leído mi mente, o tal vez no necesito de ello ya que existe la posibilidad de que mi rostro exprese justo lo pienso. Me muerdo los labios, esta vez creo que si voy a llorar, pero me niego a ello, no quiero que los demás me vean así, no quiero que… -“Además, si tu no estuvieras, a quién le daríamos obsequios juntos tu madrina Yuka y yo”- agrega en un murmullo, sonriendo con cariño mientras toma una de mis manos y en ella coloca un hermoso brazalete con la forma de una estrella fugaz cubierta de pequeños diamantes.

-“Padrino…”- lo llamo, suspirando bajo el contacto de sus dedos helados que acarician con ternura una de mis mejillas; aunque en realidad lo que quiero decir es “gracias” por no haberme dejado solo nunca, por ser lo más cercano al padre que siempre he querido tener.

-“Y por cierto… antes de que se me olvide, Romeo y Fari también te enviaron un obsequio”- comenta, sin dejar de sonreír levemente mientras me entrega una caja decorada con un hermoso listón plateado del cual tiro con cierta lentitud para luego retirar la tapa de la caja.

En su interior yace lo que parece un huevo de color rojo decorado con detalles de oro y pequeños zafiros y rubíes, es simplemente hermoso, y cuando lo saco y lo dejo sobre el piano, me lo parece aun más, pero todo aquello parece nada comparado con lo que pasa cuando sin querer lo rozo con la mano en la que llevo el brazalete que mi Padrino Lord Night me ha regalado: el huevo se abre y deja ver un pequeño y bello carrusel al mismo tiempo que una melodía sale de su interior, una melodía que no tardo en reconocer como aquella que yace en las cajas de música que todos los Príncipes Nocturnos poseen. Es entonces que comprendo que no solo los Príncipes me miran como uno de los suyos, sino también mis Padrinos.

Sonrío, ante ese solo pensamiento sonrío, porque tal vez perdí a mis Padres siendo muy pequeño, pero en su lugar me encuentro rodeado de personas maravillosas que muy a su peculiar manera han sabido llenar de emociones indescriptibles todos y cada uno de mis días.

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Los últimos rayos de sol van desapareciendo del atardecer, dando paso únicamente a la noche mientras yo me entretengo en mirarlos, dejando suaves y dulces besos en el cuello y la nuca de mi Natsuhi. Él al igual que yo, admira el paisaje, aferrándose a la cerca del jardín de la Familia Hawkmore y escuchando de fondo a los demás despidiéndose. La fiesta ha terminado y eso significa que por fin podremos estar juntos y en paz de nuevo, sin Yeidher para molestarnos.

-“Siento que mi hermano sea un imbécil”- murmuro por lo bajo, mordiendo con suavidad el cuello de Natsuhi, escuchándole suspirar.

-“Lo sé, pero es a ti a quien amo, así que resistiré”- contesta con calma, pegándose más contra mi pecho mientras mis brazos rodean su estrecha y delicada cintura.

-“Natsu… no se qué haría si te perdiera, en serio, creo que… creo que terminaría de perder la razón”- lo abrazo más fuerte, enterrando el rostro en la curvatura de su hombro, suspirando hondamente ante la verdad, si lo perdiera… moriría aun sino él no fuese mi compañero, moriría por no tenerlo.

-“Pero no tienes que hacerlo… sin importar que, voy a luchar, hasta el final”- y tal vez en algún otro momento me habría atrevido a dudar, pero esta vez no, no cuando incluso sin escapar de mi abrazo, se ha dado la vuelta, levantándome el rostro con sus pequeñas y blancas manos, mirándome fijamente, sonriendo, determinado a cumplir como si no solo fuesen simples palabras sino más bien una promesa.

Entonces no puedo resistirme, no ante tal perfección, y por eso es que lo beso, con dulzura, con pasión y con todo el amor que le tengo, atrayéndolo más hacía mí, mordiendo con suavidad sus labios, saboreándolos mientras mis dedos se pierden entre su sedoso cabello y los suyos acarician mis mejillas con ternura, haciéndome perderme una vez más entre las exquisitas sensaciones de tenerlo entre mis brazos y saberlo únicamente mío.

-“Yo… siento interrumpirlos pero… pero es que…”- me aparto con lentitud y sin ganas, escuchando la vocecita tímida y avergonzada de Alexis llamarnos –“Me… me preguntaba si… si a Natsuhi le gustaría… salir conmigo alguna vez”- parpadeo algo confundido ante semejante pedido, mirando de reojo hacia Natsuhi que parece tan o aun más desconcertado que yo, al grado de que incluso frunce el ceño apenas, esta vez observando detenidamente a Alexis quien permanece de lo más nervioso frente a nosotros.

-“¿Salir? ¿Tú y yo? ¿Solos?”- pregunta incrédulo. Alexis por su parte solo baja la mirada y asiente con la cabeza un par de veces, mordiéndose los labios apenas y mirando por unos momentos hacia donde esta Yeidher, hablando no sé que cosas con Risu y Connan.

-“Bueno… no exactamente solos… dudo mucho que Yeidher me deje ir a algún sitio sin la supervisión de la Guardia Imperial y… también… no creo que Elliot le deje ir sin vigilancia tampoco”- se apresura a corregir tartamudeando mientras juega con sus dedos nerviosamente.

-“Y no te equivocas Ale… pero… ¿Por qué quieres salir con Natsuhi?”- intervengo al fin, viéndolo suspirar hondo.

-“Seremos cuñados ¿No? Además creo que sería bueno para ambos, ya que estamos en la misma situación”- contesta no muy seguro, aunque tiene razón, en todo…

-“Eh… está bien… pero… pero solo si dejas de tratarme de “usted” y mantienes alejado a tu prometido”- esta vez me vuelvo hacia Natsuhi, que no luce muy seguro pero se nota que quiere intentarlo, y yo no se lo voy a negar, no cuando le he prometido darle una familia y puede que este sea un primer paso hacia ello.

-“Lo haré”- Alexis sonríe ampliamente, mostrando esa sonrisita angelical capaz de doblegar hasta al más duro y no sé porque, pero eso me da tranquilidad, la suficiente como para pensar que pese a todo, ellos dos estarán bien y no tengo de que preocuparme, no por ahora –“Nos vemos luego”- se despide, agitando una mano y aun sonriendo antes de darse la vuelta y correr hacia Yeidher quien ya lo espera, mirando de vez en cuando hacia nosotros, pero luego solo concentrándose en él. Al menos por hoy, se me da la de pensar que la hemos librado.

-“Creo que es mejor que también nos vayamos”- murmuro, llamando la atención de un Natsuhi que no hace sino asentir con la cabeza y sonreír suavemente, tentándome a robarle otro beso, o más bien, no solo uno sino muchos más –“Además, yo también tengo una sorpresa, una especialmente para ti, no quiero que creas que olvidé tu cumpleaños porque no lo hice”- agrego, deleitándome con la expresión sorprendida de Natsuhi.

Y no me queda más que sonreír, adorando una vez más cada gesto suyo y pensando únicamente en que quiero ser el causante de todas y cada una de sus alegrías, que quiero ser aquel que consuele y elimine todas sus tristezas pero, sobre todo, quiero ser quien este a su lado en cada instante de su vida, para siempre.

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Después de la partida de los Príncipes y Princesas, la casa parece tan silenciosa, mis hermanos se han ido ya a sus habitaciones mientras que yo me siento incomodo bajo la atenta mirada de mi padre. Suspiro, avanzando lo más calmado que puedo hasta mi cuarto con tal de encerrarme ahí y escaparme de él una vez más, es lo mejor después de todo.

Pero incluso luego de arreglarme y meterme bajo las sábanas de mi cama, sigo sintiendo su presencia en la casa. Ojala yo no fuera tan inútil, así cuando menos lograría hacerlo tan siquiera un poco feliz. Por unos momentos la mirada se me pierde en el retrato que ahora yace en la mesita de noche, si tan solo fuese aunque sea un poco como papá, tal vez padre si me querría… más no lo soy, nunca seré como él y ya solo me queda aceptarlo.

-“François…”- su voz me saca de mis turbios pensamientos y apenas me vuelvo hacia él, mirándolo entrar a mi habitación. Me siento sobre la cama, observándolo en silencio, viéndolo sostener entre sus manos un enorme oso de felpa blanco con un moño azul, luego simplemente se queda en silencio, también mirándome –“Lo había comprado para ti, pero justo hoy es que vengo a entender que ya no eres un niño, así que supongo que no tiene mucho caso…”- murmura en un tono que no parece calmo, sino triste, él… él esta triste por algo que tardo en comprender: se refiere al oso. Parpadeo un par de veces, aun sin saber qué contestar.

-“No… yo… yo lo quiero”- logro decir al fin, extendiendo mis algo temblorosas manos hacia él, pero solo se acerca lo suficiente para entregarme el oso al cual, sin poder evitarlo, me abrazo. Supongo que eso es todo, que se irá otra vez y que de un modo u otro tendré que volver a acoplarme a mi usual ritmo de vida.

-“Te pareces tanto a él”- esta vez su mirada se dirige hacia el mismo punto que yo observaba justo antes de que él entrara. Niego un par de veces, es mentira, una gran mentira.

-“No es cierto, no me parezco en nada”- replico, mordiéndome los labios después y apartando la mirada.

-“Te pareces tanto que duele”- le miro de nuevo, sus ojos parecen observarme tan intensamente que incluso me da algo de miedo, cosa que no hace sino ir en crescendo en el momento en que sin que yo lo espere, no solo se sienta sobre mi cama sino que me rodea con sus brazos, abrazándome con tanta fuerza que por unos instantes me siento perder el aliento –“Perdóname, si no hubiese sido tan estúpido no lo habría perdido del mismo modo en que te estoy perdiendo”- siento que los ojos se me llenan de lágrimas al oírle decir eso y me aferro a su camisa, luchando inútilmente contra mis patéticos deseos por llorar.

-“Ni siquiera lo recuerdo”- murmuro, mientras que la primera de mis lágrimas rueda por mi mejilla y me aferro con más fuerza.

-“Lo sé, todo es mi culpa”- no lo entiendo, no entiendo porque insiste en decir aquello cuando yo sé perfectamente que papá estaba en servicio cuando murió, no con padre, más no me atrevo a preguntarle.

-“Yo solo quería que estuvieras conmigo, que estuvieras muy orgulloso de mí, pero no soy más que un inútil”- logro decir, con la voz quebrada por el llanto. Sus brazos me aferran con más fuerza mientras que sus manos acarician con cuidado mi cabello, consiguiendo que más y más lágrimas se deslicen por mi rostro.

-“Pero ya estoy orgulloso de ti, muy orgulloso”- murmura contra mi cabello, consiguiendo que más y más lágrimas recorran mis mejillas –“Te has convertido en un jovencito fuerte y valiente aun a pesar de cuan idiota ha sido tu padre”- trató de pegarme lo más que puedo a él, sin poder parar mi llanto, más él no me rechaza, me aferra con más fuerza, como si no fuese la primera vez –“Perdóname, es solo que te pareces tanto a él que… que el dolor se sentía tan intenso como el día en que lo perdí”- quiero decirle otra vez que eso no es cierto, que no nos parecemos, pero no me atrevo por miedo a que me aparte, aun si él no parece dispuesto a soltarme ni por un instante.

-“No te vayas… no me dejes otra vez”- logro decir, sonando como una súplica desesperada entre todo mi llanto.

-“No lo haré, estaré aquí hasta que ya no me necesites más… ya no me portaré como un cobarde”- me susurra, aun cuando ni siquiera con eso consiga hacerme parar de llorar, pero no me importa.

Si, no me importa mientras él este a mi lado, y por primera vez, siento que todo estará bien, que mientras tenga a mi padre, a Tristan y a mis hermanos, nada puede salir mal… absolutamente nada…

Notas finales:

Y eso fue todo, como pueden ver, para recompensarlos por mi demora, he hecho el capítulo más largo, y pido disculpas por los que esperaban más de los gatos, pero, tenía que zanjar el tema de Franny de una vez por todas, además, él que se viene va dedicado a los gatos, así que ya no se me pongan gruñones, y, como premio aparte, esperen la próxima semana un capítulo especial con la entrevista a Yeidher


Estoy súper contenta, y es que Lágrimas de Jade ha superado las 17,000 entradas!!! mi es extremadamente feliz, así que mis queridos lectores, no me queda más que agradecerles de todo corazón por su apoyo incondicional, y más por sus reviews y palabras de ánimo de gente bonita como lo son


Princess Natsu, Tsubaki-chan, Alvasa-chan, Dark Vampire, Artemis-chan y Soren Hime nwn


Nos veremos pronto, pero antes, quiero dejarles unas cuantas imágenes, primero que nada, para presentarles a los nuevos integrantes del grupo


El Príncipe Risu Ryen Li Darko


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La Princesa Kohaku Tsukiko Li Darko


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El padre de Franny, Lord Soleil Alain D'Autriche-Hawkmore


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Y también quiero que le echen una miradita al pastel de cumpleaños de Franny


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Y a todos sus regalos


http://s753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/Obsequios/


Hasta pronto, eso es todo y muchas gracias nwn cuídense mucho, tengan mucho éxito en todo lo que hagan y ya nos leeremos en un futuro nwn


Au Revoir!!!!!


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