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Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

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XXV

Fantasmas Que Nos Persiguen

 

 

Junio 2009

Es casi ya el medio día y por primera vez desde que tengo memoria, a pesar de ser plenamente consciente de mis responsabilidades, no tengo ni las ganas ni la intención de levantarme de la cama, no cuando siento los labios de Tristan recorrer con pequeños y suaves besos mi ombligo. Suspiro hondo, la sensación no es solo reconfortante y agradable sino que también me produce unas leves cosquillas en esa zona.

Apenas abro los ojos, sonriendo ligeramente, aun más cuando su mirada queda centrada en la mía, pese a ello, no se detiene, sus labios siguen acariciando mi piel, haciéndome estremecer, consiguiendo robar leves y suaves gemidos de entre mis labios. Pero no me importa, ya no; me aferro con suavidad a las sábanas y tan solo sigo mirándole.

-“Tendría que agradecerles a esos Príncipes ¿No? Por agregar tan lindos detalles que solo te hacen ver aun más hermoso”- murmura, deteniéndose justo frente al piercing en mi ombligo, obsequio por parte del Príncipe Connan. Me río, negando apenas mientras mis dedos se pierden entre los cabellos grisáceos de Tristan –“Aunque me encanta tenerte en mi cama… ¿No crees que la fierecilla hará un escándalo si llegas todavía más tarde?”- suspiro, aun cuando me recuerde ciertos detalles del día, sus labios vuelven a distraerme, trazando invisibles caminos por sobre mi piel, ahora descendiendo poco a poco.

-“Lo hará, pero no hay más qué hacerle, sin importar el qué, lo hará, así que una hora más no será gran diferencia”- contesto como si nada, tratando de ahogar inútilmente el gemido que se me escapa cuando sus labios se deslizan entre mis muslos.

-“Eres un pícaro… mi dulce pícaro”- Tristan se ríe, tan hermosamente que termino riendo con él, o eso hasta el instante en que levanta mis piernas, dejándolas sobre sus hombros y sacándome un gritillo algo asustado por la repentina acción.

-“Sip, todo tuyo”- consigo murmurar una vez superada la sorpresa, mientras cierro los ojos con fuerza para luego morderme los labios bajo las eléctricas sensaciones que sus labios recorriendo mis piernas me producen.

-“Exacto, y por eso mismo, es que no me molesta en lo más mínimo acompañarte a ver a la fierecilla”- lo sé, por eso solo me limito a sonreír y suspirar. No se trata solo del hecho de estar enamorado de Tristan ni de las sensaciones casi mágicas que causa en mi cada que me toca o me mira, sino también de su forma tan comprensiva y amable de ser.

Por eso solo puedo asentir con la cabeza, centrando la mirada en él, notando la forma tan ligera y suave en que me sonríe, comenzando a vestirme delicadamente, prenda por prenda, dejando besos sobre cada porción de mi piel antes de cobijarla entre la suave tela de la ropa, entonces me deshago entre suspiros, pensando una vez más en lo mucho que me gustaría mandarlo todo a volar con tal de quedarme así con él aunque sea unos minutos más…

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Bien, una cosa es que considere al renacuajito un hermano pequeño pero otra es permitirle semejantes libertades, lleva tres horas de retraso nada más, lo cual no sería tan malo si no tuviera que estar soportando la miradita nada agradable que Fernand, el Guardia oficial de Alexis, me dirige porque, justamente hoy es el día que mi adorable esposo y mi dulce cuñado eligieron para tener su “tarde de chicos”. En realidad no sé a que se refieren con eso pero puede que no sea nada bueno, no sé, el solo imaginarlos hablando de Yeidher y de mí, me causa escalofríos.

Por eso suspiro hondo una vez más, tratando de ignorar a Fernand tan solo porque no me apetece gritarle que deje de mirarme o de lo contrario me veré obligado a sacarle los ojos y dárselos a mi gata tan solo para que juegue con ellos cual ovillos de estambre.

Otro muy hondo suspiro escapa de mis labios, como Franny no llegue pronto, se las he de cobrar, si, iré por él y lo traeré cargado cual saquillo de patatas, ya que, después de todo, esta tan pequeñito que solo a saquillo llega. Me río del solo pensarlo, callándome luego ante la fastidiosa mirada de Fernand, en serio, fuerza misteriosa, dame más paciencia, solo eso pido, nada más.

-“Será mejor irnos, seguro en la disquera seremos de más utilidad”- el silencio en el que estábamos por fin es roto por Fernand, lo cual consigue irritarme más, en serio, ya sé que es todo un ángel, el modelo perfecto de un Guardia Imperial y eso pero ¿También tiene que parecerse en lo fastidioso a mi tonto hermano mayor?

-“No, esperemos unos minutos más”- replica Alexis, sin siquiera mirarlo, tan solo ocupado en comerse una lollipop de color roja, por lo que intuyo, ha de ser de cereza o algo así.

Ahora es Fernand quien suspira, y si no supiera que es más bien porque quiere largarse, hasta diría que en realidad le enoja la puntualidad de Franny, pero no es eso, claro que no, es otra cosa. Y hasta pienso en usar eso para molestarlo, pero es justo en ese momento en que una de las ventanas traseras se abre, dejando entrar un agitado François que llega hasta donde estamos haciendo una reverencia a modo de disculpa.

-“Ya te dije que no hagas eso”- me quejo, soplando mi flequillo algo hastiado e ignorando una vez más a Fernand que parece a nada de regañar a Franny.

-“Si… lo siento… lo olvidé… y bueno yo…”- comienza, seguro que se quiere excusar pero ni falta que hace, basta con verle la cara así de sonrojada como para saber la razón de su tardanza.

-“Ya, descuida, da igual, mejor apurémonos que aun tengo que pasar por Connan”- corto, tomando a Natsuhi de la mano y yendo hacia la puerta, no sin antes evitar mirar de mal modo a un sonriente Tristan sentado en el marco de la misma ventana por la cual Franny acaba de entrar. Tonto… disfruta de pervertir a mi renacuajito, pero se las voy a cobrar cuando se descuide.

-“Parece que últimamente la calidad de la Guardia Imperial Nocturna no hace sino bajar y bajar”- comenta Fernand, mirando duramente a un Franny que no hace sino apartar la mirada y casi, casi, ocultarse tras de mí.

-“Cierra el pico Srito. Perfección 2.0 y ya muévete”- mascullo cada vez más fastidiado, va en serio, ¿Y ahora por qué se afana en molestar a Franny? Ni idea, aunque tampoco me veo con ganas de ponerme a hacer de psicólogo con tal de averiguarlo.

-“¿Cómo me llamó?”- pregunta escandalizado, a lo que yo solo me sonrío ladino. Pobre, pobre Fernand, se nota que no sabe con quién lo acaba de mandar su querido amigo.

-“Uhhh, además estas sordo, te hace mal juntarte con mi querido hermano”- lo pico un poco más, oyendo la risita de Natsuhi justo junto a mí, consiguiendo que apriete más su mano, de tan lindo que es al comprenderme en mi afán de molestar.

 Alexis en cambio, hace un sonido que pudo haber parecido un bufido de  molestia pero que en él, igual que muchas cosas, termina pareciendo un berrinche, y por supuesto, nos pasa de largo. Creo que su paciencia con nosotros hoy no va nada bien, pero bueno, de nuevo, creo que adoro más y más a mi futuro sobrinito, es que me está permitiendo divertirme de lo lindo.

Luego, una vez en el auto, camino al centro comercial, solo la música de la radio impide que no haya más que silencio, Natsuhi mira por la ventana, sonriendo tranquilamente y admirando el paisaje mientras que atrás, Franny balancea sus piernas descuidadamente, leyendo un pequeño libro, sonriendo, esta vez sin importarle las miradas reprobatorias de un Fernand que parece estar perdiendo más y más la paciencia, sobre todo teniendo junto a él a un Alexis que no para de comer dulces.

-“Deja eso, te pondrás gordito y Yeidher ya no te va a querer”- me burlo un poco, observando por el retrovisor como las mejillas de Alexis se sonrojan y de inmediato aparta la paleta, mirándome ofendido.

-“¡Elliot!”- se queja, a lo que yo solo me río de lo lindo, aun más, cuando lo veo cruzarse de brazos con sus mejillas infladas por su nuevo berrinche.

Me estoy divirtiendo, eso ni como negarlo, por fin estoy más o menos disfrutando de una vida tranquila y… normal… si, normal, como una persona de mi edad: voy a la escuela, por las tardes hago los deberes, por las noches comparto mí tiempo con Natsuhi y además, hago cosas que me gustan, como la música. Por primera vez desde que tengo memoria, soy casi enteramente feliz, como no lo había sido antes y tal y como quiero que siga todo.

Por eso es que al llegar al centro comercial, incluso me dan ciertas ganas de quedarme con Natsuhi, pese a las miradas fastidiosas de Fernand, aunque me obligo a recordarme que igual tengo otras responsabilidades importantes y entonces no me queda más que mirar por completo el panorama: Franny observando su entorno embelesado, Alexis aun con sus dulces bajo la atenta mirada de Fernand  y finalmente, Natsuhi, mi Natsuhi, quien me sonríe hermosamente, tomando mi mano, robando mi entera atención sin que siquiera me importe en lo absoluto.

-“Volveré por ti apenas termine la práctica, o si quieres regresar antes, solo tienes que llamarme”- le murmuro al oído, arropándolo entre mis brazos, sintiéndolo suspirar tranquilamente.

-“Lo sé, ahora mejor ve o se te hará más tarde”- y aun cuando me dice eso, me doy cuenta de que no me quiere dejar ir por la forma en que se acomoda entre mis brazos.

Le sonrío, dejando un suave beso en su cabello y otro más en su frente antes de tomar sus labios delicadamente. Sus manos pequeñas se aferran a mi camiseta mientras que lo atraigo más hacia mí, no me importa que la gente nos mire, en este momento solo puedo pensar en besarlo, en degustar sus dulces labios con parsimonia, en mordérselos solo para escucharlo gemir y suspirar con suavidad mientras mi lengua juega con la suya solo unos momentos más, para luego apartarme, dejando una última mordida en su carnoso y exquisito labio inferior al mismo tiempo que memorizo la hechizante forma en que sus mejillas se tornan rojas y sus bonitos orbes parecen brillar.

Cierro los ojos unos instantes, mandándolo todo al diablo antes de besarlo otra vez, de verdad que no quiero dejarlo, quiero quedarme a su lado, tomando su mano o abrazándolo por su delgada cintura, solo viéndolo sonreír del mismo modo en que me sonríe cuando renuentemente por fin me vuelvo a apartar de sus labios.

-“Vete de una vez o si no te haré quedarte aquí conmigo y cargar millones de bolsas”- murmura contra mis labios, sonriéndome dulcemente, apartando con cuidado un par de rojizos mechones de mi cabello y colocándolos tras mi oreja.

Me río, abrazándolo un poco más antes de soltarlo y darle un empujoncito para que vaya con mi pesadilla de cuñado que en serio, como no deje de comer, se va a poner bastante gordito. Agito la mano, despidiéndome por las que seguramente serán para mí, unas muy largas horas. Natsuhi solo me sonríe, haciéndome suspirar y luego reírme ante la forma en que su rostro se muestra sorprendido justo cuando Alexis lo jala por un brazo echando a correr. Me les quedo mirando unos instantes más, hasta que por fin se pierden entre el gentío, solo en ese momento por fin me doy la vuelta, metiendo las manos en los bolsillos de mis jeans y caminando de regreso al auto. Ojala que Connan salga con alguna de sus tonterías para que me distraiga.

Y me quedo pensando en eso mientras conduzco hasta el momentáneo apartamento de mi primo, incluso hasta cuando toco un par de veces la puerta, sin recibir respuesta alguna. Pruebo un par de veces más antes de girar el picaporte y descubrir que en realidad está abierto.

Los pasillos lucen vacios y ni rastro de Connan, tal vez se ha marchado ya, seguro se ha ido al ver que yo no llegaba, por eso jamás espero que al empujar una de las puertas me tope justamente con mi primo metido en la cama sobre otro chico al que ni conozco. Frunzo el ceño al instante, cruzándome de brazos, yo preocupado y él todavía distraído haciendo cosas.

-“Es tarde”- me quejo, mirándolo de mal modo. Connan solo se ríe nerviosamente, por lo bajo, seguro tratando de no despertar a su acompañante.

-“Lo sé, lo sé, pero es que… vimos que no llegabas y pues…”- contesta como si nada, peor aún, acomodándose sobre el niño ese.

-“Ya, no necesito más explicaciones, solo date prisa de una buena vez”- corto, llevándome las manos sobre mi gorro, casi queriendo tirar de mi cabello.

-“Sabes que lo haría pero… pero estoy atascado”- otra vez se ríe nerviosamente. Enarco una ceja antes de que la comprensión me llegue y sin saber porque realmente, los colores se me suben a la cara.

-“¡Perro!”- mascullo cubriéndome el rostro, perdiendo la paciencia. No sé cómo es que se me vino a olvidar que mi idiota primo el niño licántropo, tiene esa terrible desventaja de quedarse atrapado ahí una vez que termina sus actos de cama.

-“Shhh, vas a despertar a Remi”- me calla enseguida, otra vez mis manos terminan sobre mi gorro, a nada de quitármelo solo para aventárselo a la cara. –“Solo… solo dame unos minutos ¿Si?”- termina por decir, suspirando hondo.

Ni siquiera le contesto, tan solo atino a ir y dejarme caer pesadamente sobre uno de los sofás de la sala de estar, cubriéndome el rostro con mi gorro. Ya lo puedo ver, como nos tardemos más, seguro que el Srito. Perfección no nos va a dejar de molestar, sobre todo a mí. ¡Ah, maldito Connan! Me quejo en mi fuero interno, queriendo gritar.

-“Elle, podemos irnos”- escucho luego de un rato, haciendo que devuelva mi gorro a su lugar y mire hastiado hacia Connan y el chico aquel, que se aferra a su brazo y mantiene baja la mirada sin siquiera poder ocultar sus mejillas sonrojadas con el negro azulado flequillo de su cabello.

-“¡Por fin!”- es todo lo que me limito a decir, levantándome y hasta desperezándome un poco mientras camino de vuelta al auto con ellos detrás.

Al menos agradezco que Connan tenga la decencia de sentarse junto a mí, pero aun así, no puedo dejar de mirar por el retrovisor hacia el chico ese, quien sigue callado y con la mirada baja, de vez en cuando mordiéndose los labios.

-“Para con eso o vas a dejarlo traumado como ya lo dejó Yeidher”- me advierte por lo bajo Connan, mirando hacia la misma dirección que yo. Pero esta vez mi atención se desvía hacia él, vaya, así que el Srito. Perfección ya estuvo fastidiando al cachorrito de Connan. Pobre, con razón no quiere ni mirarme.

-“Por lo menos podrías decirme su nombre ¿No?”- murmuro apenas, mirando de reojo hacia el silencioso chico.

-“Es… es Remi, Alteza, mi… mi nombre es Remi Rowen Rosenberg”- pero es justamente el aludido quien se presenta, aunque me irrita en cierta manera que siga sin mirarme ni nada.

-“Bien… supongo que ya sabes quién soy, pero te todos modos me voy a presentar, soy Elliot Ewon Darko, primo de este loco”- señalo a Connan, quien solo hace una mueca graciosa ante lo de “loco” Remi mientras tanto se ríe bajito, mirando igual hacia mi primo –“Y, una cosa más, no me llames “Alteza” eso me fastidia bastante, tanto como que tampoco me miren a la cara cuando hablo”- agrego, sonriendo como si nada, mirando a Remi asentir con la cabeza suavemente. Supongo que con eso se nota la clara diferencia entre Yeidher y yo.

Se nota tanto que por eso el resto del camino resulta de lo más ameno, incluso hasta el momento en que por fin llegamos a la disquera y corremos directo a la sala de prácticas, donde nada más abrir la puerta, las miradas del resto quedan justo sobre nosotros.

-“Llegan tarde”- ¡Ah, Yeidher, cómo te extrañé! Es todo lo que puedo pensar mientras una vez más me siento seriamente tentado a arrojar mi gorro con fuerza, aunque más bien, todo lo que hago es sujetarlo contra mi cabeza y suspirar hondo, vaya día largo que me espera.

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Después de entrar a la… ya no sé cual número de tienda porque perdí la cuenta, siento que mis piernas me gritan por un descanso, vaya, ni siquiera haciendo mis rondas me había casando tanto, y con esto creo que admiro cada vez más al Príncipe Alexis que con todo y sus 7 meses de embarazo todavía puede correr a una velocidad bastante alarmante con tal de seguir comprando mientras que el Príncipe Natsuhi luce ya algo mareado con tanta carrera.

-“Ni siquiera puedes pararte bien, te ha afectado mucho estar cerca de ese vago”- escucho murmurar a Lord Fernand junto a mí, tardando en comprender que con lo de vago se refiere al Príncipe Elliot.

-“¡El… el Príncipe Elliot no es ningún vago, trabaja mucho y por las noches se desvela estudiando, además sabe cocinar cosas deliciosas y… y también es muy gracioso!”- me callo, dándome cuenta de que sin siquiera fijarme, lo he defendido a pesar de que en un principio le tenía miedo, pero es que, con el paso del tiempo, he aprendido mucho sobre él, y ahora más bien, es que puedo notar lo bueno que es.

-“François, ¿Quieres venir con nosotros?”- pregunta de repente el Príncipe Natsuhi, volviéndose hacia donde Lord Fernand y yo estamos, interrumpiendo cualquier replica de mi compañero.

Asiento fuertemente con la cabeza, corriendo para ponerme a su altura, sin esperar que el Príncipe Natsuhi rodee con uno de sus brazos mis hombros y me pegue más a él, pero no me quejo ni me aparto, porque él también es muy bueno, tanto como el Príncipe Alexis, aunque nadie más que su esposo y yo, lo note.

-“Gracias por eso, estaba a punto de golpearlo pero te me adelantaste”- murmura, sonriendo ligeramente, yo niego con la cabeza, dándole a entender que no tiene porque agradecerme nada, ya que aun si en un principio no me lo había propuesto, lo hice con gusto.

-“¡Ah! Esos dos, portándose así, solo consiguen que se vea como manadas de gatos peleando por el territorio, son tan desesperantes”- se queja el Príncipe Alexis, inflando las mejillas y apurando el paso, a lo que nosotros solo nos reímos.

Así es como su paseo continua, hasta que luego de otro incontable número de tiendas, terminamos sentados frente a una mesa comiendo algo para reponer fuerzas. El Príncipe Alexis suspira satisfecho luego de su tercera porción de tarta, sonriendo complacido y hasta estirándose un poco, bostezando apenas, bajo la atenta mirada de un Lord Fernand que nos vigila desde otra mesa junto a la que estamos.

-“Etto… perdona que lo pregunte pero… ¿Tu de verdad… estas…?”- murmura de repente el Príncipe Natsuhi, mostrándose un tanto cohibido luego de mirar todas las cosas que su cuñado se ha comido.

-“Eh… pues… si… pero… pero como estoy usando mi magia no parece”- contesta el Príncipe Alexis, sonrojándose levemente y apartando la mirada.

-“Ya veo…”- susurra distraídamente el Príncipe Natsuhi, jugando con su tenedor –“¿Han pensando en un nombre?”- pregunta de repente, mirando atentamente a su rubio cuñado mientras que yo no puedo sino pasar la mirada de uno al otro.

-“Umm… sip, como seguramente será un niño, pensamos ponerle Jonasis Yeiron”- entonces sonríe, suavemente, con la mirada brillándole, mostrando cuan feliz esta por la futura llegada de ese bebé, el primer heredero de la siguiente generación para ambas Familias.

-“Es bonito, aunque ojala no salga maniático como su padre, sin ofender”- el Príncipe Alexis parpadea un par de veces antes de soltar a reírse por lo bajo negando con suavidad con la cabeza, supongo que porque sabe que, en efecto, el Príncipe Yeidher es un tanto difícil de tratar, más para el Príncipe Natsuhi.

-“No, ojala que no, sino creo que saldré corriendo”- se ríe todavía más, aunque esta vez su cuñado ríe junto con él, mostrando cuán bien se entienden ellos, no como sus parejas.

-“Vale, pero no a mi casa, porque si no, juro que esta vez voy a patear a ese prometido tuyo como me vuelva a fastidiar”- contesta entre risas el Príncipe Natsuhi, haciendo que su cuñado se sonroje un tanto apenado por recordar el anterior incidente.

-“Es solo que Yeidher exagera en lo de ser sobre protector, ahora incluso más porque esta sensible con el asunto de Haylley”- el Príncipe Alexis suspira un tanto desanimado por eso, pero es la verdad, de hecho, su prometido no es el único sensible con el tema sino que incluso a nosotros los de la Guardia Imperial nos ha tocado intensificar la vigilancia sobre los Príncipes y Princesas.

-“Lo sé, pero, Elliot y yo somos diferentes”- replica con suavidad el Príncipe Natsuhi, apartando la mirada unos instantes y suspirando hondamente.

-“Elliot siempre ha sido un tema delicado para Yeidher, ha sido su mayor preocupación desde siempre, aunque no niego que se puso más intenso desde hace ya casi tres años”- trata de explicarse a su vez el Príncipe Alexis, poniéndose un tanto serio, tal y como no es usual en él –“Yeidher se siente muy responsable por él, porque aquella vez, casi lo pierde, no, más bien, es que aquella vez, si Yeidher no hubiese despertado la verdadera naturaleza de Elliot, él… él no estaría con vida”- puedo ver el horror que de pronto parece apoderarse del Príncipe Natsuhi al saber que su esposo podría estar muerto en lugar de con él, pero no solo es horror, también hay ira en él.

-“Pero yo no soy como ese humano, antes preferiría morir a permitir que alguien dañe a Elliot, él es… Elliot es todo lo que tengo”- puedo escuchar la rabia en su voz, más también están la seguridad y la fuerza con la que quiere dejar en claro sus sentimientos y al contrario de asustar al Príncipe Alexis, eso consigue hacerlo sonreír tenuemente mientras coloca una de sus manos sobre una de las del Príncipe Natsuhi, estrechándola con suavidad.

-“Dale tiempo a Yeidher, él cederá, lo sé”- parece tan seguro de ello, aunque supongo que es así, después de todo, lo conoce bastante bien, lo suficiente como para saber la manera en que trabaja la extraña y compleja mente del Príncipe Yeidher, así que si él lo dice, entonces es porque así será.

Luego de eso, el clima vuelve a ser tranquilo, su conversación parece centrarse de nuevo en el bebé o en las mañas del par de Príncipes pelirrojos, se ríen y bromean entre ellos, definitivamente, muy diferentes a sus parejas, y aunque incluso sean diferentes entre ellos, parecen entenderse tan bien, que disfruto de mirarles así, tan tranquilos, tan felices, tan ellos mismos.

Más al cabo de un rato incluso eso queda en el olvido, porque a pesar de que aun conversan, puedo notar la inquietud en el Príncipe Natsuhi, está nervioso, y de vez en cuando mira a su entorno como buscando algo, tratando de disimular su preocupación por sea lo que sea que este pasando, hasta que nuestras miradas se encuentran y se da cuenta de que lo sé, algo pasa.

-“François, ¿Podrías acompañarme un momento?”- pregunta, levantándose y tratando de mostrar una tranquilidad que no siente. No contesto, sino que le sigo hasta una parte un tanto apartada de donde su cuñado y Lord Fernand se encuentran.

-“¿Qué pasa?”- pregunto en un susurro, mirándolo de nuevo buscar algo con la mirada.

-“Tienes que sacar a Alexis y a ese tipo de aquí, pronto”- me contesta, otra vez recorriendo el lugar con la mirada, mostrándose cada vez más desesperado.

-“¿Qué?”- pregunto, levantando un poco la voz, sin comprender.

-“Es peligroso”- es todo lo que me contesta ¿Qué es peligroso? No entiendo.

-“¡Pero no puedo dejarlo aquí!”- replico en seguida, es que no puedo, si algo llegara a pasarle, jamás me lo perdonaría, nunca, nunca.

-“Tienes que hacerlo, por Alexis y por el bebé”- insiste, otra vez buscando no se qué con la mirada hasta que sus ojos se detienen en algo que no me atrevo a mirar.

-“No, no puedo, mi trabajo es protegerlo a usted del mismo modo que el trabajo de Lord Fernand es proteger al Príncipe Alexis y al bebé, así que no voy a dejarlo aquí”- me niego otra vez, no voy a hacerlo, no voy a dejarlo, sin importar cuantas veces me lo pida.

-“Por favor, François, es necesario, tienes que alejarlos de mí, jamás podría perdonarme que algo les pasara, no por mi culpa”- me ruega, más ni siquiera me está mirando, su mirada sigue fija en ese punto que por fin ha encontrado.

Me atrevo entonces a mirar también, topándome con que desde el balcón de la siguiente planta, un hombre de cabellos albinos y ojos azules como el metal, nos observa fijamente, no, más bien, observa al Príncipe Natsuhi, penetrantemente, sin siquiera parpadear.

-“¿Quién es?”- logro preguntar apenas, escuchando el hondo suspiro del Príncipe Natsuhi, sintiéndolo temblar ligeramente.

-“Mi hermano, mi hermano… Lee Ren”-

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Por fin ha pasado, mi peor pesadilla se ha vuelto realidad, ellos lo saben, saben que estoy vivo y han venido por mí, porque sería estúpido de mi parte pensar que Ren está solo, no, Chiyo también tiene que estar por alguna parte, más no quiero perder tiempo en buscarla, no cuando hay algo más importante que debo hacer.

-“François, date prisa y aléjalos”- insisto, sujetándolo con fuerza  por los hombros, necesito que se vayan pronto, que se alejen, no podría soportar que por mi culpa ellos salieran lastimados, no por mí.

-“Esta bien… pero… pero volveré por usted”- contesta al fin, haciéndome asentir con la cabeza, aun a sabiendas de que no puedo alejarme y ya.

Me fuerzo a fingir que nada pasa mientras volvemos hacia la mesa donde Alexis nos espera, sonriendo tan inocente, tan puro; ahora entiendo a Elliot, Alexis es demasiado blanco como para que alguien como yo lo manche, por eso tengo que alejarme, impedir que algo le pase a él o al bebé.

-“¿Te pasa algo?”- me pregunta enseguida, sonriendo dulcemente mientras que yo solo quiero salir corriendo lo más lejos que pueda, para protegerlo.

-“No, es solo que… estaba pensando sobre mí y sobre Elliot, y bueno, me gustaría mirar algunas cosas yo igual, porque… porque nosotros también tendremos bebés algún día”- ni siquiera sé cómo puedo decir una mentira así, no cuando aun ignoro si podré vivir al menos otro día, y aun si lo logro, tampoco sé si soy capaz de tener uno de esos, aunque me gustaría, un bebé, de Elliot y mío, sería tan lindo, seguro que si.

-“¿Quieres que te acompañe? Sería lo menos que puedo hacer cuando tu me has acompañado todo el día”- niego de inmediato, lo que más me gustaría en estos momentos es gritarle que se vaya lejos, muy lejos, pero en cambio, finjo una sonrisa, negando levemente con la cabeza, haciendo parecer que todo está bien, pero nada lo está, ya no más.

-“Mejor descansa un rato, además, creo que por ahí vi unos helados, seguro le gustan al bebé”- contesto, mirando en seguida como la expresión de Alexis parece iluminarse de nuevo ante la mención de más comida, yo solo sonrío, de nuevo, fingiendo, aunque me gustaría que esta sonrisa fuera de verdad.

-“Vale, pero te esperaremos por ahí, así que no tardes”- asiento con la cabeza esta vez, mirando su sonrisa amplia y tan bella, con tal de memorizarla, eso y también la mirada preocupada de François. Todo estará bien, mientras más lejos de mí estén, todo estará bien.

-“Claro… y… una cosa más, sobre esto… no vamos a decirle nada a los demás ¿Si?”- finjo otra sonrisa, nunca antes me había costado tanto hacerlo, pero no hay marcha atrás, ni siquiera mirando la expresión sorprendida de François, quien seguro acaba de comprender que en realidad no es que no quiera que los otros sepan de mi supuestamente viendo tiendas para bebés, sino más bien, que no quiero que él diga absolutamente nada sobre los Lee.

-“Bien, será nuestro secreto”- me sonríe Alexis, yo igual sonrío, aunque en realidad no quiera, entonces por fin me doy la vuelta, comenzando a alejarme de ellos, mirándolos de reojo ir hacia el puesto de helados.

Cierro los ojos unos momentos, suspirando hondo, repitiéndome que tengo que hacerlo, más a cada paso que doy, pienso una y otra vez que quiero dar la vuelta y correr de regreso, no, más bien, quiero irme a casa, quiero irme con Elliot, verlo una vez más, estar con él, quedarme con él siempre, pero creo que no puedo.

Y mientras más me alejo, más pienso en él, en su sonrisa, en sus mañas al dormir, pero sobre todo, en cada detalle que ha tenido conmigo, desde que nos conocimos. No es justo, yo no pedí nada de esto, yo no pedí estar maldito. Solo quiero irme a casa, con mi esposo… quiero… quiero…

Mis pasos se detienen de presto, ¡Que idiota soy! ¿Qué hice? ¿Qué hice? Ya no se trata solo de mí, también de Elliot ¿Cómo pude olvidarlo? Si algo me pasa… él… ¡No! ¡No! ¡No! Estoy a punto de darme la vuelta y de correr de regreso, cuando alguien me empuja contra el cristal del aparador de una tienda. Ni siquiera necesito mirar quien es, lo sé perfectamente.

-“Así que una vez más te escapaste, monstruito”- ¿Es demasiado tarde? No, no tiene que serlo, sin importar cuánto le tema a Ren, esta vez no lo dejaré dañarme, no por mí, sino por Elliot.

-“Ya ves, yo siempre lo consigo”- contesto, mostrando una seguridad que no siento, queriendo aparentar la tranquilidad que no tengo.

-“Claro, solo dime, ¿Cómo lo has hecho?”-  pregunta en un tono por demás burlón. Mi cuerpo se tensa, ¿Qué se supone que le diga? ¡Nada! ¡No voy a decirle nada! Ni de Elliot ni de nadie –“Espera, no necesito que me lo digas, es obvio, abriste la piernas para Cheshire, como la zorra que eres ¿Verdad?”- ¡Miente! ¡Yo no hice eso! Él no tiene ni idea de nada, ni de Elliot, ni de mí, ni de nada, es… es un estúpido y esta vez no va a lastimarme, no lo permitiré.

-“Cállate y suéltame de una maldita vez”- por fin le he enfrentado, tal y como debí haber hecho desde hace tanto tiempo, no, desde siempre.

-“Sabes que no haré eso, ¿Por qué hacerlo? Seguro extrañas nuestra casa y… tu lugar favorito”- es ahí cuando todo el valor que había juntado, se esfuma, las manos me tiemblan y siento la mirada comenzar a tornárseme cristalina. Ese lugar no, todo menos ese lugar, no quiero volver a la oscuridad, no otra vez. Por favor Elliot, ven por mí pronto, por favor.

-“¡No! ¡No iré contigo! ¡No volveré a ese lugar nunca!”- replico otra vez tratando de mostrarme seguro, más bien, de no dejarme vencer. Pelearé, esta vez si lo haré. Mis dedos juegan con el filo del par de dagas entre mis manos, si tengo que usarlas justo aquí, lo haré, no dudaré, ya no más.

-“Claro que lo harás, mamá ha de estar ansiosa por verte”- si, seguro para terminar ella misma con el trabajo, pero no voy a dejarla, ni a ella ni a nadie, nunca más. Mis manos sostienen con firmeza las empuñaduras de mis dagas mientras tomo impulso dispuesto a clavárselas y pelear.

Entonces solo sucede, alguien choca contra nosotros y aquello que llevaba entre las manos se me cae al piso por la impresión. Estoy perdido, es lo primero que pasa por mi mente hasta el instante en que me topo con una mirada azul violácea, intensa, casi eléctrica, interrumpida por una mata de cabellos rojizos, tan rojos como los de… como los de mi esposo. Espero al momento en que esa mujer se disculpe por chocar contra nosotros, pero no lo hace, sonríe, encantadora y siniestramente, con parte de su expresión cubierta por un enorme sombrero de playa, me siento temblar, da miedo, incluso más que Ren, que Chiyo y que mi madre.

-“Te aconsejo te apartes de mi nuero ya, o te haré pedazos en este preciso instante”- ¿Qué? Tardo en darme cuenta de que no me habla a mí, sino a Ren. Estoy seguro de que él no hará caso, tanto que no puedo sino contener la respiración al verlo retroceder instintivamente, expresando temor con cada parte de su ser, el mismo que yo siento ante la impresionante muestra de control, amenaza y sobre todo, poder, que muestra la mujer frente a nosotros.

-“Nos… nos veremos otra vez, hermanito”- la voz de Ren incluso tiembla antes de que salga corriendo, huyendo. Luego mi mirada va directo al piso, hallando cenizas en él, de lo que parece una daga, una de las de Chiyo.

Parpadeo confundido y asustado, y ahora qué, ¿Qué va a pasar conmigo ahora? Cierro los ojos con fuerza, esperando lo peor, por eso solo tiemblo cuando siento una mano en mi mejilla que me hace levantar la cabeza.

-“No vuelvas a rendirte así, no huyas, pelea y, sobre todo, cuida de mi hijo”- otra vez parpadeo patidifuso, aun sin comprender nada –“Nos volveremos a ver, dulce niño de luna”- murmura, sonriendo con una dulzura y belleza que me deja aun más paralizado.

Por eso todo lo que puedo hacer es mirarla darse la vuelta y echar a correr, sujetando su sombrero sobre su abundante cabello rojizo mientras su vestido floreado de verano se mueve con elegancia, haciendo resaltar una piel de porcelana, tan blanca como la de… como la de Elliot, ¿Acaso ella…? “Cuida de mi hijo” ¡No! ¡No puede ser! ¿O si?

-“¡Oye Yuka espérame!”- su voz resuena a lo lejos, melodiosa, tan dulce y alegre, pero para cuando vuelvo la mirada en aquella dirección, tratando de mirarla otra vez, ella simplemente ha desaparecido.

-“Madrina…”- la voz de François susurra cerca de mí. Me obligo a mirarlo, pero él no me mira a mí, sino hacia donde aquella mujer ha desaparecido. Suelto el aire que había retenido sin siquiera darme cuenta y resbalo hacia el piso con el corazón latiéndome aprisa, sigo… sigo vivo, gracias a ella sigo vivo –“Príncipe Natsuhi ¿Se encuentra bien?”- asiento con fuerza mientras me cubro el rostro con ambas manos, no puedo creerlo, sigo vivo.

De un momento a otro me quiero echar a llorar, como hace mucho tiempo no lo hago, en serio, sigo sin poder creerlo, aun estoy vivo, podré ver a Elliot otra vez, abrazarlo, besarlo, dormir entre sus brazos un día más, yo… yo…

-“Si…”- logro decir, apenas en un murmullo un tanto quebrado.

-“Pensé que no podría encontrarlo a tiempo… el Príncipe Elliot… el Príncipe Elliot viene para acá”- levanto la cabeza automáticamente, poniéndome de pie lo más rápido que puedo y volviendo la mirada hacia el otro lado, hacia la dirección por la que François  debió de haber venido.

Y ahí está él, mi Elliot, tan perfecto, aparentemente peleándose con su hermano una vez más. Sonrío, corriendo directo hacia donde está, no me importa si se pelea, si grita, si gruñe o se enoja, él es… él es mi esposo. Ni siquiera detengo mi carrera, al contrario, apenas tenerlo a mi alcance, me abrazo a él, suspirando hondamente con tal de poder sentir su aroma, su piel cálida, todo de él, todo lo que me hace sentir seguro.

-“Hola Natsu Nya~ no creí que me extrañarías tanto”- me susurra al oído, con esa voz aterciopelada, hipnótica y tan, pero tan hermosa, que no puedo sino sonreír más, pegándolo más a mí mientras asiento con la cabeza.

-“Es que eres idiota y no ves lo mucho que te amo”- murmuro con la voz un tanto temblándome, aferrándome a él con fuerza.

-“Seguro que no, pasa que me distraes de tan bello que eres”- me río, negando suavemente con la cabeza, si supiera cuanto deseaba escuchar uno más de sus comentarios bobos.

Más no le digo nada, todo lo que puedo hacer es abrazarme a él y mirarlo, memorizando cada rasgo suyo, su cabello rojizo que le cae desordenadamente sobre su rostro, esos ojos escarlata con los que es capaz de dejar mi mente en blanco, la nariz perfecta y finalmente, esos labios con los cuales me enloquece tan solo con darme un beso o con sonreír. Es tan perfecto, y es… es mío, mi esposo.

Esta vez soy yo quien no puede resistir la tentación de juntar nuestros labios, Elliot ni siquiera se muestra sorprendido, sino todo lo contrario, sus brazos fuertes rodean mi cintura y me pegan más hacía él mientras que sus labios devoran apasionadamente los míos, robándome el aliento sin que siquiera me importe un poco, no me importa, no mientras sea él, porque así como él es mío, yo… yo soy suyo, para siempre, porque sin él a mi lado, sin Elliot, yo… yo no podré seguir, sin Elliot a mi lado, no respiro, no siento, no existo…

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Notas finales:

Hola, decidí que como mi flojerita es mucha, pues decidí que mientras no se me pase no pondré notas de entrada, además, como que es mejor, así no los distraigo con mi blah, blah, blah, ustedes se van felices al capi y lo disfrutan más.


Hoy, como pueden ver, y pidiendo el debido permiso, me atreví a poner a Natsu narrando, y además, para los que se lo dudaron jajajajajaja, ya ven cuan enamorados están Tristan y Franny, más lindos ellos >w< siguiendo con Elliot que estaba a nada de matar al mejor amigo de su hermano mayor, el joven 


Lord Fernand Khristensen


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Y también conocimos a la adorable pareja del primo Connan quien también va a tener cierta participación en el futuro ya que probablemente será el tercer principito lindo del grupo junto con Natsu y Sasha


Remi Rowen Rosenberg


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Terminando con una desgracia como lo es el hecho de que Natsuhi fuese encontrado y aterrorizado por su hermano


Lee Ren


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Acá les dejo también las dagas de Natsu ^^


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Y finalmente, a su salvadora con el cabello alborotado y su mirada de maldita:


La hermosa Emperatriz Farielle Airi Darko


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Muchas gracias a todos por leerme, no sé si logre terminar el siguiente capítulo a tiempo pero lo voy a intentar, es que con eso de que el lunes vuelvo a la universidad mi cerebro se niega rotundamente a trabajar y no me esta gustando como esta quedando el capítulo, estoy en mi mañosidad como se dice u.uUU


Pero en serio, gracias por leer y más que nada, por dejarme sus hermosos reviews, gracias a Princess Natsu, Dark Vampire, Alvasa, Artemis, a Soren Nee~ a Tsubaki-chan y a Rima T (bienvenida) agradecimiento especial a Ioi que esta haciendo su esfuerzo por alcanzarnos >w< 


Gracias chicos >w< espero más reviews a la siguiente >w< nos leemos pronto yo espero, cuídense mucho y que tengan una excelente semana, hasta pronto y muchas gracias también a quienes me desearon feliz cumpleaños, Darko Prince, dícese Yeidher, también agradece a las personitas lindas que lo felicitaron ^^


Au Revoir~


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