Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

[Reviews - 342]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, buenas noches a todos, en ausencia de Darko Princess, yo, Darko Prince seré quien les deje la actualización en esta ocasión, para todas aquellas bellas personas que se pregunten por el paradero de mi dulce hermana, bueno, en las notas finales les contaré sobre lo que pasó con ella, por el momento, les dejo disfrutar del capítulo, así que ya nos leeremos más abajo ^^

XXIX

Bienvenido Pequeño Y Lindo Jonasis

 

 

Corro como loco, tratando de ir a una velocidad no tan brusca como para empeorar las cosas pero no puedo sino pensar que voy fallando ya que siento a Alexis aferrarse cada vez con más fuerzas a la tela de mi gabardina. ¡Debería ser Yeidher y no yo! ¿Por qué tenía que pasarme esto justamente a mí? Ni siquiera puedo pararme a pensar en una respuesta, todo lo que hago es seguir corriendo y agradecer porque de algún modo que ni siquiera noto, Natsuhi haya conseguido hacerse con las llaves de mi auto para abrir las portezuelas. Me detengo tan solo para bajar a Alexis en el asiento trasero, pero él simplemente no me suelta, me sigue viendo con esa cara de que no quiere que lo deje solo ni por micras de segundo y yo creo que definitivamente ya estoy perdiendo la razón, más de lo que de por si ya tenía de perdida.

-“Tienes que soltarme, necesito conducir, sacarte de aquí pronto”- trato de no oírme muy alterado ni nervioso pero la voz me tiembla un tanto y hasta ganas de reír me dan ¿Por qué? No lo sé, tal vez sea por lo irónico de todo esto.

-“Hazlo, yo estaré contigo”- interviene Natsuhi, colocando sus manos sobre las de Alexis y apartándolas lentamente, en cuanto mi rubio cuñado logra asentir con la cabeza, me aparto aprisa, corriendo directo al asiento del conductor, donde nada más sentarme me pongo el cinturón de seguridad y enciendo el auto, escuchando la portezuela trasera cerrarse.

Apenas miro por el retrovisor, viendo a Natsuhi sentado sosteniendo a un Alexis que no deja de aferrarse a su mano mientras trata de hacer no sé que cosa con su teléfono móvil, sin poder reprimir otra mueca de dolor.

-“¿Qué está pasando?”- pregunta la agitada voz de Haylley asomando por una de las ventanas, respirando agitadamente porque seguramente ha corrido apenas se dio cuenta de que no estábamos.

-“Alexis va a tener al bebé”- contesta Natsuhi, acariciando el rubio cabello de mi cuñado, tratando probablemente de calmarlo.

-“Oh cielos, no puedo creerlo, y además, no logramos que Yeidher reaccione”- ella también se asusta con todo esto, yo solo pienso en pisar el acelerador de una buena vez, más al escuchar el quejido de Alexis.

-“Despierta al maldito imbécil, patéalo si es necesario pero haz que reaccione o lo mataré”- amenazo antes de finalmente emprender la huída. Ni siquiera escucho la respuesta de mi hermana menor, no me importa ahora, solo no quiero que ocurra una desgracia, no quiero ver nada así, nunca, nunca.

-“Llévame a… a casa… hay… hay un médico… esperando… Fer-Fernand nos verá… ahí”-  tampoco contesto a eso, salgo lo más aprisa que puedo, metiéndome directo a las calles despejadas para la que iba a ser nuestra ruta de salida una vez que la rueda de prensa terminara.

-“Esta bien… tranquilo, respira hondo, inhala y exhala”- escucho a la vocecita de Natsuhi decir, ni me lo pienso, solo obedezco, escuchándolo bufar exasperado ¿Qué le pasa? –“No tú, tonto, se lo decía a Ale”- me río, no puedo evitarlo, esto es tan inverosímil que hasta me siento extrañamente estúpido por estarlo viviendo.

Pero no hago por decir nada más, trato de concentrarme solo en el camino, tomando las curvas de una manera un tanto temeraria incluso para mí, volándome de paso señales de “stop” y semáforos en rojo, cosa que simplemente no debería de estar haciendo por lo peligroso que es en una situación así, pero no puedo evitarlo, solo quiero que Alexis este a salvo, él y mi pequeño sobrinito que tantos buenos momentos ya me ha dado sin siquiera haber nacido aun.

Creo que hasta me siento tocar las puertas del cielo en cuanto por fin freno de golpe justo frente a la casa que mi idiota hermano compró para su familia y hasta me da la sensación de que todo lo hago mecánica e inconscientemente, apagar el motor, bajar del auto, correr a la parte trasera y levantar en brazos a Alexis, para luego correr hacia la puerta de entrada, misma que pateo sin consideración alguna con tal de abrirla y seguir corriendo, sin detenerme, atravieso el pasillo principal, buscando por la zona de habitaciones, misma que ni me detengo a observar en cuanto mi mirada se topa con un hombre de anteojos y bata médica esperando frente a una puerta.

No me detengo, no hasta finalmente dejar a Alexis sobre la cama, respiro lo mejor que la agitación me permite antes de analizar vagamente mi entorno, muy vagamente porque sin esperarlo alguien me arrastra fuera de la habitación, sacándome y cerrándome la puerta en la cara, creo que me han dicho algo como “Aguarde afuera, Alteza”, pero no estoy del todo seguro, y casi sin querer, termino topándome con mi igualmente agitado esposo.

Lo abrazo con fuerza, aun tratando de recuperar el aliento, sintiéndolo respirar aceleradamente igual. Pero lo hemos logrado, de algún modo u otro, conseguimos llegar a un lugar seguro, y solo porque pienso en ello, es que un poco de serenidad me vuelve, la suficiente como para tomar la mano de Natsuhi y buscar por la sala de estar, misma a la que nada más entrar, uso únicamente para dejarme caer pesadamente en uno de los amplios sofás de negro cuero, llevándome a Natsuhi conmigo, arropándolo fuertemente entre mis brazos. Cierro los ojos y suspiro muy hondamente.

Ahora que ya todo ha pasado, mis pensamientos vuelven a centrarse en las ganas que tengo de meterle una paliza al idiota de Yeidher, debería estar aquí, no, debería estar con Alexis, apoyándolo, estando ahí para ser su sustento, y en lugar de eso, lo ha dejado solo, peor, lo ha dejado conmigo.

-“¿Cómo esta?”- una agitada voz interviene, haciéndome mirar en aquella dirección para ver a Ioreck entrar apuradamente, casi cargando a un, aun inconsciente Yeidher –“Arantza y Danielle me enviaron, los demás se quedaron a cubrirlos, pero no conseguimos que tu hermano reaccione”- explica mientras deja al inútil Srito. Perfección sobre uno de los sofás.

-“Vaya, seguro es porque no han tratado como se debe”- contesto en un siseo, dirigiéndole una mirada furiosa a Ioreck aun cuando no se tenga la culpa de nada.

Sin decir otra cosa, me levanto, tronándome los dedos y preparándome para darle al idiota que tengo por hermano, justo lo que se merece. Me inclino sobre él, mirándolo así, sin sentido alguno, en serio ¿Cómo pudo desmayarse en un momento así? No me paro a pensarlo ni por un instante más, tan solo agito mis manos un par de veces antes de hacer mi propio intento por despertarlo, dándole un buen primer par de bofetadas que no consiguen nada ¿Será que se murió y nosotros ni en cuenta? No, basta con verle respirar como para notar que sigue con vida.

-“Despierta maldito imbécil, tu hijo está naciendo ahora y él y Ale te necesitan, le prometiste no dejarlo solo así que levántate ya”- gruño algo histérico, metiéndole otro par de bofetadas, esta vez más fuertes que las anteriores, consiguiendo por fin un quejido de su parte, uno que me hace suspirar algo aliviado, más le vale hacerse cargo de ahora en más o sino, cuatro bofetadas van a ser lo mínimo que tendrá de mí.

--

--

--

Las mejillas me arden y vagamente consigo escuchar la voz de Elliot, al parecer gritándome algo de lo que solo entiendo las palabras “hijo”, “Ale” y “Levántate”, aprieto los parpados, comenzando a recordar de inmediato todo. Me levanto, tratando de enfocar la vista tan rápido como me es posible. Frente a mi están Elliot y Ioreck, mirándome con alivio y molestia, yo mientras tanto busco por la persona que más me importa en el mundo, sin hallarlo ¿Dónde?

-“Ya era hora, estúpido, date prisa”- me gruñe Elliot, sin ocultar ni un poco su enfado, pero no puede sino importarme menos.

Ahora en todo lo que pienso es en él, en mi Sasha, corro lo más rápido que puedo, buscándolo, rogando porque no sea demasiado tarde, pero cuando llego por fin a la habitación indicada y abro la puerta, esta vuelve a cerrarse justo en mi cara, dejándome totalmente pasmado. Estoy por comenzar a gritar que me dejen entrar cuando simplemente lo escucho, el llanto de un bebé, no, más bien, el llanto de mi hijo.

Cierro las manos en puños y comienzo a mover impacientemente uno de mis pies ¿Por qué no me dejan entrar? ¡Maldito Fernand! Se supone que es mi mejor amigo y me traiciona justo ahora. ¡No pueden dejarme aquí afuera, no ahora!

Estoy por llevar mi mano para intentar abrir la puerta otra vez cuando esta se abre, aparto a Fernand de un empujón y corro hacia la cama, deteniéndome justo frente a ella, con la mirada perdiéndoseme en el rostro cansado de mi hermoso prometido, mi ángel, mi vida, mi todo.

-“Hola”- me murmura suavemente, con su dulce voz denotando lo exhausto que debe estar por todo su esfuerzo –“Pensé que no llegarías”- agrega, sonriéndome un poquito. Me siento el peor idiota de todos, incluso le he fallado en algo tan importante.

-“Perdón, no lo logré a tiempo”- la mirada se me torna nublosa por las lágrimas que trato de contener, pero Sasha solo me sonríe, extendiendo una de sus pequeñas y blancas manitas hacia mí, la misma que no dudo en tomar, sentándome a su lado y abrazándolo con cuidado, enterrando el rostro en la curvatura de su hermoso cuello.

-“Esta bien… debiste asustarte mucho”-  me susurra, dejándome sentir sus pequeños y cálidos deditos acariciando con ternura mi cabello, cierro con fuerza los ojos, soy patético, yo me desmayo y lo dejo solo enfrentando el momento más difícil de nuestras vidas, y es él quien ahora me consuela por haberle fallado cuando más me necesitaba. No lo merezco, de verdad que no lo merezco.

-“Perdón, perdón, perdón…”- es lo único que puedo decir; Elliot tiene razón, soy un estúpido que siempre lo arruina todo, incluso el momento que nunca debí estropear. No importa cuánto me disculpe, la sensación de culpa no se va, tan así que ignoro cuanto más lograré contener las ganas de llorar, me siento como un niño pequeño que entre sus juegos ha roto el jarrón favorito de mamá, no, me siento incluso peor que eso, más bien, como basura.

-“Ya, tranquilo, estamos bien, además te tengo ahora, eso es todo lo que me importa”- ni sé cómo puede seguir hablándome así, tan dulce, tan tierno, tan sincero, tan bello como solo él puede ser. No me atrevo ni a mirarlo, tan solo trato de concentrarme en el suave tacto de sus dedos entre mi cabello –“Vamos Yei, quiero presentarlos”- apenas levanto la mirada, aun renuente a ello, topándome con su hermoso rostro, que pese al cansancio no puede sino verse como el niño más precioso que haya visto.

No puedo ni hablar, la voz no me sale, y apenas si soy consciente del momento en que Fernand se acerca a nosotros con un pequeño bultito envuelto en una manta color celeste, el mismo pequeño bultito que deja entre los brazos de mi hermoso Sasha, quien sonríe tan maravillosamente, como nunca antes lo había visto sonreír.

-“Yeidher”- me llama dulcemente mi lindo prometido, levanto la mirada, dirigiéndola hacia sus hechizantes ojos color esmeralda, más brillantes de lo que puedo recordar –“Conoce a Jonasis, Jonasis Yeiron Darko D’Celes”- esta vez miro hacia aquello que mi Sasha sostiene entre sus brazos.

Entonces solo puedo sonreír ampliamente, totalmente perdido en contemplar unos hermosos, enormes y curiosos ojitos verdes, iguales a las esmeraldas, enmarcados por una suave matita de cabellos rojizos y adornados por una nariz pequeñita y por unas mejillitas sonrosadas.

-“Es la personita más linda que he visto”- logro decir, con la voz temblándome y ya sin poder contener las lágrimas; apenas soy consciente del momento en que con cuidado y lentamente acerco la mano, para con mis dedos rozar tiernamente una de las suaves y sonrosadas mejillitas de mi hijo, si, mi hijo.

-“Se parece a ti, tal y como lo había pensado”- comenta mi Sasha, soltando una risita y mirando embelesado al pequeño Jonasis bostezar.

-“Pero tiene tu mirada, esa misma que me vuelve loco”- susurro antes de moverme para dejar un beso en una de las cálidas mejillas del amor de mi vida, a quien dedico casi todos y cada uno de mis pensamientos.

-“Yeidher… gracias por esto… por amarme y por… por darme a Jonasis”- niego lentamente ¿Qué dice? Soy yo quien debe estar agradecido, por el resto de la eternidad.

-“Te amo, te amo, te amo, te amo…”- pero en vez de replicarle nada, solo puedo repetirle una y otra vez lo mucho que significa para mí, antes de besarlo con suavidad y ternura, tal y como él merece.

-“Y yo a ti, los amo, a ambos”- contesta, sonriendo y volviendo a mirar a nuestro pequeño, nuestro Jonasis, tan chiquito y tan lindo, tan perfecto, no, más bien, tan único.

-“Cierto, también te amo pequeño Jonasis, mucho, mucho”- Sasha se ríe al escucharme, una risa tan hermosa que debería estar prohibida, esa misma que yo quiero atesorar y grabar en mi mente para siempre.

Y es que hoy inicia un nuevo capítulo de nuestras vidas, a partir de ahora, ya no seremos solo dos, sino tres, y al pensarlo, otra vez acaricio con cuidado la rosada mejillita de mi pequeño, no, más bien, de nuestro pequeño, nuestro Jonasis.

--

--

--

Suspiro un par de veces antes de asomar apenas por la puerta, viendo a mi hermano y a mi cuñado lucir tan radiantes como no recuerdo haberlos visto nunca, y todo se debe a la pequeña cosita que Ale sostiene entre sus brazos, la misma a la que Yeidher toca con sumo cuidado, como si temiera hacerle daño.

-“Hola Elliot”- me saluda Alexis, con una enorme sonrisa, nada más darse cuenta de mi presencia.

-“Si, eso… hola”- contesto un tanto dubitativo, escuchándolo reírse por mi reacción.

-“Antes de entrar, ¿Por qué no vas primero por Natsuhi?”- me pregunta, sonriendo ampliamente pese a que ambos notamos el momento en que Yeidher parece tensarse ante la mención de mi esposo.

Pero aun así, lo ignoro, solo por esta vez, y eso porque en seguida me doy la vuelta para ir corriendo de vuelta a la sala de estar, donde nada más entrar, tomando de la mano a mi lindo gatito, regreso aprisa a la habitación, avanzando lo más seguro que puedo, aun cuando Natsuhi parezca renuente a ello.

-“Ne, Elliot, Natsuhi, quiero presentarles a Jonasis Yeiron Darko D’Celes”- ambos nos inclinamos para mirar al pequeño bebé que intenta alcanzar los dedos de Yeidher, probablemente para jugar con ellos, es tan tierno y chiquito, demasiado lindo como para ser hijo de mi tonto hermano, pero seguro que lo lindo lo sacó de Ale, fijo que si –“Jonasis, ellos son tu tío Elliot y tu Padrino Natsuhi”- los tres nos miramos unos instantes antes de dirigir la vista hacia un muy sorprendido Natsuhi, probablemente este mucho más sorprendido que nosotros, y hasta estoy esperando el momento en que Yeidher se niegue a aceptar eso, pero él solo se queda callado.

-“Pero yo… no creo que sea buena idea”- murmura apenas mi gatito, retrocediendo un paso y mirando hacia Yeidher, tal vez esperando lo mismo que yo, que él se niegue, más sigue sin hacerlo.

-“Tu has sido mi mejor amigo desde el día que nos conocimos, eres quien más me comprende, y además, no imagino a nadie mejor para ayudarnos a proteger a Jonasis”- Alexis ni siquiera parece afectado por el intento de negativa, solo le sonríe, sacándole un suspiro y una sonrisa a mi aun sorprendido esposo.

-“¿Pue-puedo sostenerlo un momento”- pregunta bajito, casi con miedo, Ale solo asiente, entregándoselo con mucho cuidado, y yo mientras tanto, quedo totalmente fascinado y prendado de la hermosa imagen que representa mi esposo con un bebé en brazos, tanto que me es imposible el no intentar imaginarlo con un bebé nuestro –“Es tan chiquito y bonito”- susurra, sonriendo tan hermosamente como no le había visto desde hace mucho tiempo, incluso aun más hermoso que eso.

Yo igual sonrío, deseando por primera vez darle un hijo, un bebé que sea de los dos, uno al cual podamos mimar y amar, seguro tanto como Yeidher y Alexis han de amar a Jonasis, y quien sabe, incluso hasta más.

Me le acerco en silencio, colocándome tras él, mirando apenitas a mi lindo sobrinito, antes de besar una de las cálidas mejillas de mi esposo y abrazarlo por la cintura, apoyando el mentón sobre su hombro para poder mirar mejor al cosito, a Jonasis Yeiron Darko D’Celes, Primer Príncipe Infante y Heredero de ambas Familias Imperiales… tan bonito, demasiado para ser real, como si con solo tenerlo entre nosotros nos llevara a pensar que estamos en un sueño.

-“Hola hermano, parece que llego a tiempo”- un sueño que se rompe en cuanto escucho la voz de la persona a quien más detesto en el mundo, incluso más que a Yeidher.

Más Hikaru Rui D’Celes ni siquiera me mira, sino que con su aura de maldito prepotente, entra a la habitación, seguido de los que seguramente son su Guardia Personal. No quiero ni verlo, solo me recuerda las ganas de golpearlo que le he tenido desde el momento en que se atrevió a insultarme por ser un Demonio, no como él que es un “perfecto” Ángel y Príncipe de Celes.

-“Supongo que no tengo que decir a lo que vengo ¿Verdad?”- comenta con cínica diversión en su voz, haciendo que al instante una de mis manos se cierre en un puño mientras lucho contra mis deseos de pegarle.

-“No voy a dártelo, no a ti”- contesta Alexis, por primera vez mostrándose verdaderamente serio. Yo enarco una ceja, mirando de uno al otro sin entender de lo que hablan –“Fernand”- llama mi cuñado, haciendo que el aludido llegue de inmediato hasta él, más antes de agregar cualquier cosa, Ale se quita el hermoso brazalete dorado que lleva en su muñeca derecha, colocándolo en una caja de color celeste que saca de debajo de una de las almohadas de la cama, antes de extender aquello hacia su Guardia –“Entrega esto a la Corte de Celes, diles que he aceptado mi destino, que ya no soy más el Heredero al trono de Celes ni un Príncipe, que renunció a todo lo que eso implica”- por un momento aparto la mirada, no puedo creer que esto realmente este pasando, no puedo creer que Alexis este aceptando dejar no solo su Halo sino también todo aquello por lo que nació, así nada más.

O más bien, es que tardo en comprenderlo, en entender que para Alexis, nada es más importante que Jonasis y mi hermano, que ellos son lo único que él quiere y necesita para seguir adelante; no sé ni cómo se atreve a decir todo el tiempo que es un cobarde y un inútil cuando ha hecho el acto más valiente que jamás le había visto hacer a nadie, dejarlo todo por aquellos a quienes ama, sin dudarlo, ni por un instante.

-“Eres realmente un estúpido”- dice como si nada mi futura pera de boxeo, sin querer gruño, clavando la mirada en los orbes verde-azulados de Hikaru, cargados de desprecio y desdén hacia su hermano, Alexis ni le contesta, solo aparta la vista de él, tratando de reprimir el dolor en su rostro, únicamente causado por su odioso hermanito.

-“Sácate de mi presencia ahora mismo, porque tal vez mi hermano quiera romperte la cara a golpes pero creo que voy a quitarle ese placer”- siseo con furia, mostrando esa mirada a la que todos parecen temer tanto, esa que solo enseño cuando estoy realmente enojado, como ahora.

-“¡Que inesperado! Pero debí suponerlo, los idiotas como ustedes tienden a protegerse los unos a los otros”- comenta sonriendo cínicamente, una de mis manos se aprieta en un puño, un poco más y me va a valer un bledo si incluso tiene a toda la Guardia de Celes para protegerlo, porque voy a despedazarlo si o si.

-“Vuelve a decir una tontería así y creo que te voy a dar mi saludo de bienvenida”- interrumpe Natsuhi, sorprendiendo a los presentes, no es solo que me este defendiendo, sino también a Ale y por supuesto, a Jonasis, e incluso al fastidioso de Yeidher que sigue sin decir nada.

-“Oh, así que tu eres de quien todos hablan, la patética criatura que se atrevió a liarse con el fenómeno de los Darko, definitivamente son tal para cual”- me basta con oír su risita despreciable y verle mover sus cabellos rubio-naranjos mientras niega con la cabeza como para que por fin me aparte de Natsuhi, dispuesto a hacer aquello que desde hace años tengo tantas ganas.

-“Salte de mi casa y aléjate de mi familia ahora mismo o te mato”- finalmente la voz de Yeidher se deja oír, con un perfecto tinte de furia mal disfrazado por su tono siseante y amenazante, pero tal vez lo que más perturba es su mirada, de un color azul eléctrico, el reflejo de su ira, la misma que decide dejar aun más clara en el momento en que entrecierra los ojos y escucho a Hikaru soltar un quejido.

Lo miro al instante, sujetándose la zona del corazón, entendiendo de inmediato lo que Yeidher está haciendo, ha roto su juramento, ese de jamás usar tan temible habilidad, esa que mi madre nos prohibió, la misma que iba a usar con Ozuma el día que Haylley se puso mal, manipular la sangre.

-“¿Cómo te atreves?”- cuestiona con algo de dificultad Hikaru, sujetando cada vez más fuerte su pecho.

-“Largo ya, o ese corazoncito tuyo de perfecto ángel del que tanto te jactas, lo haré explotar con una sola mirada”- vuelve a amenazarlo. Y finalmente, después de retroceder un par de pasos, el molesto Hikaru se da la vuelta, huyendo de una buena vez.

Suspiramos aliviados, casi al mismo tiempo, mientras Yeidher abraza con fuerza a un Alexis que seguramente no puede evitar el que las lágrimas comiencen a mojar sus mejillas, Natsuhi por su parte, se apresura a dejar el bebé entre los brazos de mi cuñado, como recordándole que sea lo que sea que pase, por Jonasis vale la pena afrontarlo.

-“Tranquilo, sin importar nada, yo jamás voy a dejar de amarte ni me arrepentiré nunca de haber traído a  Jonasis a este mundo, voy a hacer todo lo posible para que ambos sean muy felices, tanto que ellos se sentirán miserables por no tenerte”- le murmura Yeidher, acariciando con ternura su rubio cabello, con tal de calmarlo. Alexis apenas asiente con la cabeza, pero no le contesta, solo se apega más a él, abrigando a Jonasis entre ellos, es mejor así, mucho mejor.

-“Bueno Altezas, me retiro, ha sido un placer y un verdadero honor ayudarlos y poder estar entre ustedes aunque sea por unos minutos, son aun más maravillosos de lo que la Sociedad pudiera siquiera imaginarse”- ruedo la mirada, había olvidado que el médico ese seguía rondando por aquí, pero al menos agradezco que no haga por picarnos más con el tema o por atosigarnos, sino que solo se despide con una leve reverencia, dejándonos solos en la habitación.

Me siento en una silla cercana a la cama, jalando a Natsuhi para dejarlo sobre mis piernas, él solo se acomoda, aun contemplando a Jonasis, sonriendo suavemente, probablemente feliz de que Alexis lo haya escogido como el Padrino de su pequeño, como si tácitamente, le estuviese dando la bienvenida oficial a nuestra Familia, y me alegro tanto por ello. Tanto que por eso no le presto mucha atención a los apresurados pasitos que vienen desde el pasillo y que solo se terminan cuando Franny entra a la habitación, haciéndonos una reverencia y sonriendo al ver al bebé en brazos de Alexis.

-“Altezas, los felicito por el Príncipe Infante, y si me lo permiten, iré ahora mismo a informar a sus Majestades el feliz acontecimiento”- sonríe un tanto más al acercarse y ver a Jonasis, seguro al igual que nosotros, esta maravillado de lo bonito que es.

-“Claro François, ve y envía saludos de parte de todos, de paso, di a mis Padres que espero alguna vez se permitan ver a su nieto”- contesta Yeidher, revolviendo con cariño los cabellos grisáceos de Franny, quien asiente emocionado con la cabeza antes de volver a salir corriendo.

--

--

--

-“¡Lord François, no corra así, podría caerse!”-

Alguien me grita, pero yo simplemente lo ignoro, continuando con mi camino, buscando por mis Padrinos para poder darles las buenas noticias, doy vuelta en uno de los corredores, con la firme meta de llegar hacia el salón de té, seguramente donde ellos deben estar descansando tranquilamente, no me gustaría interrumpirlos pero es que es tan importante.

Empujo la puerta sin siquiera detenerme, o no hasta estar justo frente a ellos, mis Padrinos me miran un tanto sorprendidos, más no logro decir nada, sino que trato de jalar aire y recuperar un poco el aliento que perdí con semejante carrera, es que no pude evitarlo, estoy tan feliz de que algo así haya pasado, que sin querer he corrido todo el camino.

-“Ninny ¿Qué pasa?”- pregunta mi Padrino algo alarmado, poniéndose de pie y acercándose aprisa, seguramente para auxiliarme.

-“Fari querida, ¿Lo sabes ya?”- más antes de que logre articular palabra alguna, escucho una voz interrumpir, una un tanto conocida para mí.

-“Sashia, pero ¿Qué…?”- trata de cuestionar mi Madrina, yendo al encuentro de quien la llama.

-“¡Somos abuelas, nuestro nieto ha nacido ya!”- exclama por demás emocionada la Emperatriz de Celes, a quien los presentes miramos al instante, notando la radiante sonrisa que ilumina su rostro y la alegría que parece llegarle hasta sus verdes ojos, enmarcados por una larga cabellera rubia.

-“Así es, ha sido un varón, el primero de la nueva generación”- agrega el Emperador Ariel, entrando tras su esposa, sonriendo ampliamente por tan buenas noticias.

-“Oh, si tan solo pudiésemos ir a verlo”- suspira mi Padrino, aun cuando sonría. Entonces me recuerdo que para ellos la llegada del pequeño Príncipe Jonasis más bien es momento un agridulce, porque por más que ellos quieran estar a su lado, no pueden hacerlo, no sin que todo se torne un problema.

-“Hey Sephi, tranquilo, Lord Fernand ha tomado muchas fotografías para nosotros”- anuncia el Emperador Ariel, enseñando una cámara que se apresura a dejar justo en medio de todos.

El silencio que se forma es uno agradable, porque las sonrisas se tornan más y más amplias mientras miramos las fotos del pequeño Jonasis, en unas extendiendo sus manitas, en otras mirando a sus padres y también están aquellas en donde bosteza o juega con los dedos de sus papis.

-“Es tan adorable, definitivamente se parece a ambos cuando bebés”- la primera en hablar es mi Madrina, se nota cada vez más feliz, mientras la Emperatriz de Celes asiente enérgicamente con la cabeza –“Tanto que no logro distinguir a cuál de los dos, ¿Los recuerdas Sashia?”- pregunta emocionada.

-“¿Cómo no? Yeidher siempre queriendo tocar todo y Alexis… demasiado lindo”- se ríen entre ellas, mientras los Emperadores solo las miran, rodando la mirada y sonriendo levemente, al menos ellos están más tranquilos de lo que ellas podrían estar.

-“Queda esperar que no lo mimen demasiado, aunque sería peor si estuviera cerca de cualquiera de estas dos”- murmura en tono cómplice mi Padrino, hacia el Emperador Ariel, quien suelta una muy disimulada risita.

-“¿Dijiste algo Romeo querido?”- pregunta mi Madrina, sonriendo con perverso encanto, tanto que me hace ocultarme tras mi Padrino.

-“No, nada cariño”- niega de inmediato él, casi con un tic en el ojo o como un cachorrito regañado, y se ve tan gracioso así, que no puedo evitar reírme por lo bajo.

Tal vez no estamos en la mejor etapa de todas, pero, aun así, viendo las sonrisas de mis Padrinos y de los Emperadores de Celes, me hace pensar, que sin importar el qué, saldremos adelante, casi como si con la llegada del pequeño Jonasis se marcase el inicio de algo nuevo, de un mejor futuro, uno donde, tarde o temprano, ambas familias serán enteramente felices, y si pienso así, cosas como perder un Halo, o un trono, parecen volverse nada ante algo así, ante la llegada de tan pequeña y maravillosa personita, porque bien dicen que una nueva vida es un nuevo comienzo ¿No?

Así que… bienvenido pequeño Jonasis, estamos muy felices de tenerte, ¡Gracias por nacer!

-

-

-

Notas finales:

No comentaré sobre el capítulo porque eso no me corresponde, espero les haya gustado y dejen reviews para animar a la princesa, seguro que sirven de mucha ayuda tomando en cuenta su estado actual n,nUU


Antes de que les explique la razón de su ausencia pues, paso a dejarles las imágenes correspondientes al capítulo:


Jonasis Yeiron Darko D’Celes (Mi hijo, ¿Acaso no es una belleza?)


http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/JonasisYeironDarkoDCeles.jpg


Hikaru Rui D’Celes (Mi odioso cuñado, pero algún día me desharé de él, nyahahahahahahahahaha)


http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Lagrimas%20de%20Jade/051.jpg


El Halo de Alexis


http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Lagrimas%20de%20Jade/3_Carrat_Diamond_18k_Gold_Bracelet.jpg


Alexandria D’Celes (Mi muy querida suegra)


http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/Eirifull309772.jpg


Haber, probablemente algunos hayan notado que hace un par de semanas la princesa estaba por demás emocionada por haber entrado a un concurso de escritores, y bueno, incluso se demoró esa vez solo para comunicarles los resultados, mismos que desgraciadamente salieron anoche y bueno, digo desgraciadamente ya que después de la tanda de nervios que cargábamos, cuando vimos los resultados, nos sorprendió tanto como desagradó, ver que Hanna no ganó ninguno de los primeros lugares, ¡Absolutamente increíble! La cuestión es, que aun cuando ella no tenía en un principio altas expectativas sobre el concurso, después se emocionó mucho, o eso hasta ayer que solo sintió en un principio decepción.


Se deprimió, habló una vez más de sus ganas de morirse y es que, no era para menos, alguien volvía a arrojarle en la cara que como escritora no vale nada, o al menos eso es lo que ella siente; anoche perjuró que no quería saber absolutamente más nada sobre escribir, gritó, arrojó cosas pero, sorprendentemente, no lloró, se quedó a nada, con lo cual vino la siguiente etapa de su usual reaccionar, se enojó, gruñó y ahora está en ese estado de “A mí nadie me infravalora” cosa sumada al hecho de que ande prácticamente brincando sobre su cama mientras grita a todo pulmón junto con Adam Gontier, canciones de Three Days Grace, se imaginaran que es una visión algo épica tenerla así cantando con tanta determinación “¡You’ll be sorry, baby, some day!” no digo que no sea lindo de ver, lo es, pero pues está en un ánimo de que ataca a todo lo que se le cruce como clara muestra de su ira y, aunque se lo niegue, depresión.


No sé si vaya a mejorar pronto, haré lo que esté a mi alcance para que vuelva a ser la misma Hanna de siempre, pero por el momento no van a poder contar con ella, así que espero que entiendan su, y mí, frustración ante esta situación, de la cual lo único bueno que hemos conseguido sacar, es que uno de los retoños Nocturnos ya tiene pareja oficial, porque si, Hanna ha dicho que no piensa desperdiciar su esfuerzo y que en un futuro ustedes podrán disfrutar de este lindo niño que ella hizo, por lo pronto… ¡Felicidades Elliot, ya tienes nuero!


Elliot: ¿Qué? ¡No! ¡Aun no nacen y ya me quieren quitar a mis hijos!


En fin, -dándole el avionazo a Elliot- espero le dediquen palabras bonitas a la Princesa, para que se recupere más rápido, también, a nombre de ella, agradezco a todas las personas bellas y hermosas que leen y más, a quienes dejan reviews, esta semana los agradecimientos van para


Princess Natsu, Princesa Tsunade, Dark Vampire, Alvasa, Tsubaki-chan y Rima T.


Espero que en dos semanas la Princesa ya este devuelta, sino, seré yo quien nuevamente les deje el capítulo, agradeciendo que por lo menos, y por obra de la fuerza misteriosa, Hanna haya terminado el capítulo 30 justo un par de horas antes de que se sucediera la tragedia.


Eso es todo por ahora, gracias por leer y…


PD: Espero les haya gustado la escena de Yeidher porque me esmeré.


Éxitos y que tengan un muy buen par de excelentes semanas


Au Revoir~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).