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Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

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Notas del capitulo:

Hola, tercer capítulo ^^ gracias a los que están leyendo esto porque significa que han llegado hasta acá, un gesto muy lindo de su parte, debo decir ^^

 

Como siempre, mi recomendación para la música es la misma, la discografía de Three Days Grace y de The Veronikas 

 

Como regalo, un poquito de lemmon, que lo disfruten ^^

 

III

Gato VS Gato

 

 

Me quiero dormir, ese es el pensamiento que domina cada vez más mi ser, pero me niego a caer porque sigo esperando a que él despierte, mejor así porque no quiero crear un malentendido todavía más grande del que tendré en cuanto esos bonitos ojos vuelvan a abrirse y su dueño me pregunte la razón por la cual no lo he matado y en lugar de eso lo tengo total y completamente cómodo entre sábanas y mantas calientes. Debería de atarlo, para prevenir… pero tampoco hago eso porque no quiero hacer que ni una marca más aparezca en esa piel blanca y suavecita que tiene.

Por la misma tan solo me encojo en mi sitio, sentado a su lado, abrazando mis piernas y apoyando la barbilla contra mis rodillas, cada vez más adormilado mientras más pasan los minutos, ¿Cuánto más tendré que esperar? Y también ¿Cuál será su reacción al despertar?

-“Hmn…”- es tan solo un muy leve sonido pero capta mi atención de inmediato, haciendo que enseguida me concentre en su rostro; aprieta los parpados e incluso frunce el ceño justo antes de lentamente comenzar a abrir los ojos –“¿Dónde…?”- murmura suavecito, y yo parezco hipnotizado por la manera en la que con parsimonia se lleva una mano a la sien.

-“Hola…”- digo en tono bajo, y creo que escucharme lo ha tomado totalmente por sorpresa porque en un movimiento brusco se sienta y casi de inmediato parece arrepentirse por la manera en que su mano se mueve aprisa, sujetando con fuerza por unos instantes la zona en la cual antes clavé mi arma y, luego, con ambas manos sobre su regazo, las cierra formando puños.

-“¿Por qué no me mataste?”- pregunta, en su voz puedo oír teñida claramente su molestia, me mira y sus ojos de nuevo tienen esa chispa brillante de orgullo que no he visto de un modo tan intenso en nadie que no sea parte de mi familia, la misma chispa brillante que desde un principio atrajo tanto mi atención ¿Qué se supone que debo responderle?

-“Porque me gustas”- contesto sinceramente, sonriendo con descaro y disfrutando de su expresión espantada antes de que de nuevo frunza el ceño y me mire casi con odio, incluso eso me gusta.

-“¡Estás loco, termina ya de una maldita vez!”- levanta la voz y su cara solo pinta la creciente confusión y enojo que siente al no comprender lo que sucede, casi me quiero reír pero recuerdo que se supone debo hacer esto lo más serio posible.

-“Es verdad, tal vez tengas razón y lo este, pero solo un poco”- digo, obviamente saltándome mis intenciones de permanecer serio.

-“¡¿Qué?!”- grita casi sonando como un chillido.

-“Nada, que no estoy jugando, me gustas y ya”- insisto, sonriendo ampliamente y ladeando la cabeza, ahora hasta comprendo eso del cómo se sienten los niños en la mañana de navidad, porque yo me siento así con solo verlo frente a mi aunque su expresión parezca de que quiere matarme por decir cosas que seguro cree son una broma de muy mal gusto.

-“¡Eres un maldito!”- grita cada vez mirándome más rabioso, incluso esa expresión de latente furia la encuentro totalmente fascinante.

-“Claro, me lo dicen todos los días, como ayer, una señora me lo gritó en un parque por pasar corriendo y espantar a las palomas”- contesto, recordando con cierta gracia tal incidente.

 -“¡Cállate y mátame de una vez!”- parece cada más no solo molesto sino también desesperado, otra vez no lo entiendo, porque me pide cosas que a simple vista se tornan tan absurdas para mí.

-“No, no lo haré”- niego rotundamente, en efecto, entre mis planes no está dejarlo ir, no ahora que lo he encontrado después de tanto tiempo de creer que estaría solo para siempre. Puede que no sienta lo mismo por mí pero, bueno, usar el método Hyaweh no parece tan malo.

-“¡¿Por qué?!”- aprieta las manos en puños y se muerde los labios, no sé si es porque quiere pegarme o porque está demasiado frustrado, tal vez ambas.

-“Ya te lo dije, me gustas, no hagas que te lo esté repitiendo a cada rato porque eso se torna un fastidio también”- contesto, estirándome y bostezando un poco, al menos ya no estoy tan adormilado.

-“Yo no puedo gustarte”- replica mirándome fijamente ¿A qué viene eso? –“Digo ¿Qué parte de mi podría gustarle a alguien?”- pregunta, y esta vez su voz baja un par de tonos, ¿Es que no se fija de lo bonito que es, aun cuando pone esa mirada de odio intenso?

-“A mí en particular, todo, incluso que te portes como un gato arrabalero, es realmente fascinante”- confieso, incluso sonrío ligeramente, y como si con mis palabras no fuera suficiente, entonces solo bastaría que se fije en la manera en que lo miro y sigo cada movimiento suyo.

-“¿Es por qué no te rogué?”- me mira un tanto confundido y yo solo asiento con la cabeza.

-“En parte, también por la forma en que me miraste y hablaste, nadie nunca me había enfrentado así”- estoy tentando a acercarme y tocarlo pero, de nuevo mis sentidos se ponen en alerta obligándome a ponerme de pie e ir hacia la salida de la cueva.

-“¿A dónde vas?”- sonrío, creo que lo estoy poniendo cada vez más nervioso.

-“Afuera, la naturaleza me llama”- miento, sonriendo con descaro, haciendo más creíble mi mentira si es posible.

-“¡Tonto!”- masculla por lo bajo, sonrío más, definitivamente me encanta.

-“Te oí”- digo, apurando el paso y reprimiendo las ganas de reírme.

Es que si me río eliminaré el factor sorpresa por completo, aunque no lo necesito en realidad, mientras camino, rastreo por quien se atreve a invadir mi territorio, sonriendo realmente divertido porque si el invasor cree que arrastrándose entre los matorrales logrará escapar de mi, entonces debe ser o un novato o muy idiota.

Y entonces otra vez me fundo con las sombras, yendo tras mi nueva presa que, para mi molestia, esta ya demasiado cerca de alcanzar la entrada de la cueva, si, me molesta, porque no quiero que vea ni se acerque a aquel ser que ahora considero como mío; sé que me estoy portando como un completo egoísta pero, así me siento en estos momentos y dudo mucho que eso vaya a cambiar pronto, así que movido por esos deseos mal sanos, de nuevo hago eso que sé hacer tan bien. Lo bueno es que el gatito no se dio cuenta siquiera de que al salir aun llevaba mi arma conmigo, así que puedo usarla tan libre como siempre y basta solo un corte como para que pueda agregar una marca más a mi ya larga lista. Una vez más la sangre salpica en el ambiente y el aroma me recuerda el hecho de que no he bebido ni un sorbo en un buen tiempo, esta vez no me resistiré y aunque probablemente sepa feo, no hay de otra, así que simplemente me acomodo y comienzo a beber algo que en efecto no sabe tan bien como me gustaría pero que sé que es necesario si quiero mantener mis instintos a raya.

-“Vaya, ya veo que la naturaleza de verdad te llamaba”- levanto la mirada al oír ese tonito irónico con el que me hablan y lo miro a la entrada de la cueva, envuelto con una manta, a prudentes pasos de donde el sol si llega.

-“Es que era él o él, tú no entras en el menú”- contesto, terminando mi nada placentera merienda.

-“¿Por qué?”- vuelve a preguntarme, tomando otra vez esa expresión seria que me deja un tanto confuso.

-“Ya te lo he dicho”- me limito a decir, mirándolo fijamente mientras limpio con la manga de mi gabardina toda aquella mancha que me pudiera quedar en el rostro y los labios.

-“No te voy a creer”- frunce el ceño y se da la vuelta, regresando al refugio oscuro donde antes dormía –“Realmente madre quiere que sufra hasta el último momento”- murmura, solo para sí probablemente, pero de todos modos lo he escuchado.

Así que esa mujer era su madre, debí de haberlo imaginado, tienen un muy leve parecido, pero solo muy leve, al menos, entonces me pregunto ¿Qué clase de mujer querría matar a su propio hijo y por qué? Tal vez debí de haberle prestado atención a lo que me estaba diciendo, en fin, solo puedo pensar en que es pésima madre; no es como si la mía fuera ejemplar pero, de lo que recuerdo, se las apañaba bastante bien y bueno, con respecto a mi madre humana… si… pésima madre también.

-“Las madres están locas”- digo, alcanzándolo y parándome frente a él, cerrándole el paso.

-“Tú no sabes nada”- replica, de nuevo cierra las manos en puños.

-“Claro que lo sé, mi madre humana me envió a un psiquiátrico con la esperanza de que muriera ahí y, la biológica, ni siquiera sé porque me regaló”- contesto, serio, porque es cierto, no sé la razón por la que estoy atrapado entre humanos cuando debería de estar en casa al igual que mis hermanos y primos, pero no, aquí estamos todos perdidos y dispersos por el mundo.

Me mira unos instantes más y niega levemente con la cabeza, no sé si es porque no me cree o yo que sé, entonces vuelve a moverse, intentando pasar a mi lado y alejarse, cosa que evito sujetándolo por una de sus delgadas muñecas, vuelve a mirarme y luego mira su mano, como sopesando su siguiente movimiento y sea lo que sea que haya pensado, se queda solo en su mente porque entonces no le doy tiempo y termino acorralándolo contra la pared.

-“No pienses en escaparte, eres mío”- ahí voy de nuevo con este recientemente exaltado egoísmo mío que solo puede ser contestado por otra mirada de odio profundo y repulsa contenida, solo sumadas al creciente enojo.

-“Yo no pertenezco a nadie”- contesta, diciendo lentamente cada palabra en un muy vago intento de dejar muy en claro su punto.

-“Pues no parecías pensar lo mismo anoche”- replico, aunque no quería confesar por mi mismo tampoco es como si la culpa hubiera sido solo mía.

-“¿De que estás hablando?”- ahí va de nuevo, haciendo ese frunce de ceño y arrugando su blanca naricita, estoy a nada de quedarme callado solo mirándolo sin hacer más nada, perdido únicamente en todo su encanto.

-“Me refiero a que anoche nos besamos no una ni dos sino muchas veces y no parecías nada enojado por ello”- no sé como a veces puedo resultar tan descarado, simplemente me sale y ya, aunque con eso solo consigo una expresión asustada y que se pegue más a la pared, apartando de inmediato la mirada.

Y si hay algo que no me gusta es que no me miren cuando hablo, así que por la misma, con mi mano libre tomo su mentón y lo hago volver el rostro hacia mí, entonces noto sus mejillas intensamente rojas y como baja la mirada, vaya, otra sorpresa, después de todo no creía que pudiese apenarse así.

-“Yo… no recuerdo haber hecho eso”- murmura mientras noto como sus mejillas enrojecen otro poco.

-“Incluso me mordiste en más de una ocasión”- agrego, fingiendo un sentimiento de indignación que en realidad no siento porque el recordar aquello realmente me pone de muy buen humor.

-“¡No lo hice!”- replica mirándome esta vez, otra vez la mirada le brilla pero esta vez no sé si es por molestia o por otra cosa ya que en esta ocasión me es difícil identificar con precisión todo lo que por su cabeza pasa.

-“Vaya que sí, hiciste algo así”- lo contradigo, antes de sin poder resistirme más, inclinarme sobre su rostro y apoderarme de nuevo sin permiso alguno de sus rosados y suaves labios.

Veo como abre los ojos enormemente mientras comienza a forcejear, pero hago como si eso no me importase, porque es la verdad, no me importa cuánto pelee, sé que al final terminará cediendo y que para que ello suceda solo tengo que aguardar y aguantar un poco más el hecho de que justo ahora mientras lo beso con algo de desesperación, me este pegando con el puño cerrado de su única mano libre.

Entonces solo finjo que no notó el hecho de que se retuerza e incluso intente patearme porque a mí solo me interesa seguir ocupado en saborear sus labios tiernos, tragándome cada suspiro y jadeo que escapa de entre ellos entre toda su pelea porque lo suelte, estoy tan ocupado y distraído con eso que por ello nunca espero que me muerda y ahora si me aparto, sintiendo esta vez el metálico gusto de mi propia sangre, lo miro con los ojos entrecerrados pero él solo sigue pegado a la pared, respirando agitado como las mejillas todavía más rojas y dedicándome una clara mirada de odio.

Y vuelve a bajar la mirada, centrándola en yo no sé que cosa porque solo puedo pensar en el molesto ardor de mi labio y estoy tan abstraído en eso que cuando siento su mano en una de mis mejillas lo miro levemente desconcertado, es que no me ha pegado, solo la puso ahí y sigue mirando yo no sé que cosa o al menos no lo sé sino hasta que siento algo húmedo y cálido rozando mi labio herido y algo sangrante; no lo entiendo, primero me muerde y ahora me lame, todo lo que logro pensar es “Bipolar” e incluso olvido eso porque prefiero concentrarme en las sensaciones casi eléctricas que me causa el sentir su lengua justo ahí donde está.

Tal vez mi error fue el hacer las cosas de un modo un tanto brusco, tal vez solo necesito cambiar de táctica y por eso esta vez comienzo únicamente acercándome lentamente, casi tentado a sonreír cuando noto que esta vez no retrocede sino que así como estamos levanta la mirada y esos bonitos orbes suyos se quedan fijos en los míos mientras sus labios apenas si rozan con los míos; lo está deseando, puedo verlo en el cómo brillan sus ojos y otra vez no lo comprendo y decido que no quiero hacerlo porque prefiero seguir, esta vez convirtiendo los suaves y apenas perceptibles roces en un beso lento, me mira unos instantes más y luego solo cierra los ojos. Es tan bonito que todo en él me hace desearlo más.

No sé si lo que planea con esto es esperar a distraerme para luego intentar escaparse pero quiero confiar en que no es eso, y por ello suelto su mano muy lentamente, aprovechando ahora bajar las mías para situarlas en su cintura, suspira y apenas si entreabre la boca, entonces cierro los ojos y decido abandonar todas mis precauciones sobre el siguiente mal movimiento que se le ocurra hacer pero no hace nada más que estar correspondiendo a los lentos movimientos de mis labios sobre los suyos hasta el momento en que su mano pequeña abandona mi mejilla y junto con la otra se dirigen justo a perderse entre mi cabello.

Con los brazos rodeo su cintura y lo acerco más, no se queja ni hace por apartarse, solo siento cuando se para sobre las puntas de sus pies tratando de alcanzar mejor y entonces lo sujeto firmemente para facilitarle las cosas mientras que nuestras bocas siguen ocupadas en conocerse la una a la otra, lento, con paciencia y hasta dulzura, me atrevo a admitir. Creo que el hecho de que estemos así solo llama más a mi lado egoísta, ese que me hace pensar que él es solo mío y me impulsa a demostrárselo cuando con la lengua acaricio sus labios y lo invito a dejarme pasar, no se niega, todo lo contrario, cede tan inocentemente que incluso eso me atrae todavía más a él, y entonces cuando su lengua se encuentra por primera vez con la mía, soy yo quien suspira hondamente mientras seguimos atrapados ahora en una danza extraña que solo trae más sensaciones eléctricas y placenteras, después de todo, no recuerdo haber sentido nunca tantas cosas por un beso ya no tan inocente porque al igual que a mí, parece no gustarle estarse quietecito y en paz y prefiere pelear por el control como lo hace. Me enloquece tener de nuevo sus labios peleándose con los míos casi al grado de mordernos mientras nuestras lenguas tratan de invadir la boca ajena hasta que el aire falta demasiado y nos toca separarnos lenta y desganadamente.

-“Y… eso… ¿Por qué fue?”- pregunto tratando de recuperar el aliento.

-“Quería… tener un… un buen primer beso que… que si recordase”- aparta de nuevo la mirada y sus mejillas vuelven a sonrojarse, ahora parezco entender el porqué de su molestia de hace un rato.

-“Anoche también… lo hiciste muy bien…”- digo, sonriendo levemente y rozando con la nariz una de sus mejillas.

-“Vale, pero… no lo recuerdo”- contesta esta vez.

-“Realmente me gustas”- cambio el tema, no sé porque se lo digo de nuevo cuando dije que no iba a estarlo repitiendo.

-“No lo creo… se supone que ibas a matarme”- replica mirándome apenas.

-“Lo sé… pero no estaba entre mis planes volverme la presa, solo pasó”- contesto sonriendo un tanto más, incluso yo no me lo creo del todo.

-“Pero es mejor que no me ilusione, ella no me dejará en paz”- murmura por lo bajo, su expresión se torna sombría y pienso que no quiero verlo así, prefiero que me grite o me mire con odio a ver esa mirada de tristeza en su rostro.

-“Ya he planeado como resolver eso”- trato de animarlo, aunque por ahora prefiero no confesar mi plan porque eso significaría hacerle notar el hecho de que le he cortado un mechón de su bonito cabello y probablemente se enoje e intente matarme ahora sí.

-“No resultará”- replica, su expresión se torna más sombría, realmente no quiero verlo así.

-“No hablemos de eso ahora, mejor deberías de asearte un poco y luego podemos comer”- sugiero, cualquier cosa es mejor que seguir mirando esa expresión triste en su rostro. Asiente con la cabeza y lentamente me suelta, yo hago lo mismo y esta vez nos apartamos del todo, quedando parados a un par de escasos pasos uno del otro.

-“No puedo salir, hace sol”- dice de repente, mirando hacia el exterior y frunciendo levemente el ceño.

-“Pues nos vamos por la sombra”- contesto, no queriendo sonar muy obvio, niega lentamente y suspira, quiero preguntarle el porqué huye del sol pero optó por no hacerlo, lo sabré con el tiempo, no hay porque tener tanta prisa.

-“Perdí mis cosas”- ahora soy yo quien suspira, me alejo y tomo del suelo mi bolsa de viaje comenzando a pensar que más bien quiere evitar algo que desconozco.

-“No es para tanto”- replico pasándole mis cosas y aunque las toma vuelve a fruncir el ceño como pensando en que negativa ofrecer ahora.

-“En serio, que hace sol”- insiste, ruedo la mirada para luego quitarme la gabardina y colocársela encima.

-“Listo y nos vamos por la sombra, no es tan difícil”- me le quedo mirando y sonrió ligeramente, tengo que recordar eso de la paciencia porque comienzo a perderla.

No dice nada, tan solo suspira como resignado y comienza a caminar hacia el exterior, lo sigo y noto cuando magistralmente se escurre hasta la sombra que ofrecen los arboles, en silencio camino a su lado, vigilando cada movimiento suyo hasta que simplemente se detiene.

-“¿Por qué tu no huyes del sol?”- pregunta volviéndose a mirarme.

-“No soy un vampiro y además, muchos vampiros usan talismanes para resolver lo del sol”- contesto, sacando la mano de la sombra, dirigiéndola hacia donde el astro rey si llega, nada me pasa y eso parece desconcertarlo.

-“Entonces… ¿Qué eres?”- pregunta, perdido en mirar mi mano expuesta.

-“Un demonio, hasta donde sé a los de mi familia biológica se les da eso de andarse mesclando con otras especies y por ello tengo una parte vampiro”- explico, me mira con curiosidad y caigo en cuenta de que le he dicho más de lo que nunca antes le había dicho a alguien a quien no conozco.

-“¿Cómo te llamas? Porque no creo que de verdad te llames solo Cheshire”- dice, acomodándose mejor mi gabardina para que ni un solo rayito de sol lo toque.

-“Elliot…”- me limito a decir.

-“Tu seguramente sabes mi nombre completo”- replica, de nuevo frunciendo el ceño y hasta arruga un poco la nariz. Sonrió de lado, experimentando el por fin tener a alguien que pueda enfrentarme sin tener miedo de las consecuencias.

-“Vale, Elliot Ewon Darko”- termino por ceder, suspirando hondo y quedándome prendado de su rostro cuando de repente sonríe muy levemente, satisfecho por haberme ganado en algo.

Luego simplemente sigue caminando y yo voy con él, no queriendo perderlo de vista ni un solo instante, caminando a su lado y tentado a tomar su mano, me siento algo estúpido, es que lo cursi no me va, pero no sé porque él me hace ser así. No quiero pensarlo y por eso solo sigo a su lado hasta que llegamos junto a un pequeño río y él se detiene a la orilla, donde los arboles hacen sombra sobre el agua clara. Se da la vuelta y me mira fijamente mientras suelta mi bolsa y se quita de encima la gabardina.

-“Date la vuelta, no quiero que me mires”- lo miro incrédulo, aguardando unos instantes aun tratando de comprender si lo dice enserio, pero por la cara que pone es más que seguro que sí, me muerdo los labios para aguantarme las ganas de replicar y aunque no quiero, me doy la vuelta y me alejo hasta dejarme caer de espaldas contra el tronco de un árbol donde no puedo mirar.

¡Es malo! ¿Por qué tenía que pedirme eso? Solo está retrasando lo inevitable, porque tarde o temprano incluso seré yo mismo quien retire cada prenda que cubra su cuerpo tan solo para hacerlo mío. Cruzo los brazos algo frustrado y tan solo me obligo a conformarme con escuchar la manera en que la ropa roza y después parece terminar en el verdor del césped. Suspiro más hondamente al oír el leve salpicar del agua, quisiera ser agua y así poder sentir cada parte de él, vuelvo a suspirar.

De repente grita y yo me levanto sorprendido por ello, corriendo de vuelta a donde esta, me mira con odio y sostiene su cabello ya mojado. Vaya, lo ha notado, es tal y como he pensado, esa miradita encendida que tiene, solo quiere decir que realmente quiere matarme, pero yo estoy bastante complacido porque puede que no se dé por enterado pero, me está dando una muy agradable vista de su bonito cuerpo.

-“¿Por qué lo hiciste?”- pregunta lentamente, hasta parece un siseo, yo solo sonrío, dejando que mis pupilas disfruten del espectáculo.

-“Es parte de mi plan”- digo, y sigo mirándolo casi descaradamente hasta que se da cuenta y se hunde en el agua, ruedo la mirada y sonrío todavía más cuando sus mejillas se tornan rojas.

-“¡Pervertido!”- chilla indignado, me río, es tan gracioso y lindo.

-“No, tú no sabes lo que es en realidad un pervertido”- replico, sonriendo más ampliamente casi como el gato cuyo nombre uso, luego simplemente me quito la camisa y noto como me mira cada vez más indignado, espantado y confundido.

-“¿Qué estás haciendo?”- pregunta con la voz temblándole levemente mientras se me queda mirando.

-“Te voy a mostrar que es un pervertido”- digo como si nada, sacándome de una las botas con todo y los tines antes de meterme al agua.

-“¡No te me acerques!”- chilla poniendo sus brazos de por medio, retrocediendo hasta quedar contra las rocas de la orilla, se estremece y me sigue mirando, tratando de no perder ningún movimiento que yo haga –“Si me tocas te golpeo”- amenaza, me río, no solo de su cara de espanto sino también por su amenaza.

-“Cuando te besé, me pegaste y no me quejé ¿no?”- le recuerdo, sonrío satisfecho cuando veo su expresión todavía más alarmada y entonces echa a correr en el agua, tratando de escaparse seguramente.

Corro tras él, ¿De verdad cree que puede escaparse? Tal vez me va a doler más a mí que a él, cuando termine la persecución y le toque resignarse a la idea de que de mi no hay modo en que pueda escaparse. Luego solo sucede, como si fuese mi día de la buena suerte, tropieza y antes de que termine estrellando contra las rocas de la orilla lo sostengo por la cintura.

-“Su-suéltame”- su respiración se nota levemente cortada y tiembla.

-“No, me dijiste pervertido cuando no había hecho nada… necesito darte razones para que lo digas”- replico acercándome peligrosamente a una de sus orejitas, soplándola levemente y sintiéndolo estremecerse,  ¿Cómo quiere que lo suelte cuando reacciona así a mí?

-“No quiero”- insiste, sonrió levemente y me inclino rozando con los labios su cuello.

-“Claro que quieres, solo que aun no lo sabes”- tiembla de nuevo y mis manos abandonan su cintura para comenzar a dejar caricias en su plano vientre mientras una asciende cada vez más arriba.

-“No es cierto”- sigue, me río, no sé cómo he tenido tanta suerte de encontrarlo y al menos por ahora no quiero pensarlo, solo quiero seguir conociendo su piel suave que tiembla y se estremece bajo mi tacto mientras su respiración se acelera en cuanto mis labios comienzan a dejar tiernos besos sobre su cuello.

Entonces de nuevo me pierdo únicamente en disfrutar de las sensaciones agradables que me produce tenerlo así de espaldas a mi dejándose tocar aun cuando diga que no quiere, y es que su cuerpo mojado y cálido me es tan irresistible que por eso no me detengo, con los dedos atrapo uno de esos pequeños botoncitos en su pecho y siento cuando contiene el aire.

-“Para…”- murmura con la voz temblándole.

-“¿Por qué? Se nota que tu cuerpo quiere que siga”- contesto, sonriendo aun perdido en degustar su cuello, mordiéndolo y tirando levemente de su piel.

-“Pero yo no”- replica, pienso que si de verdad quisiera apartarse, estaría peleando por ello y no así quieto apenas peleándose por lo que según él quiere. No le hago caso y esta vez subo la otra mano deslizándola lentamente hasta alcanzar el otro botoncito, comenzando a juguetear ahora con ambos entre mis dedos, tirando de ellos, pellizcándolos suavecito o haciéndolos rodar –“Ahh… Elliot… para…”- niego con la cabeza, con la lengua recorro su cuello muy lentamente, complacido por sus reacciones.

-“Anda, gime y di mi nombre otra vez”- murmuro rozando muy levemente con los colmillos su piel, aun jugando con ese par de cositas suaves –“Tus pezones parecen un par de botones de rosa”- agrego, retorciéndolos otro poco y sintiendo como involuntariamente se arquea para que mis manos puedan tocarlo más.

-“Cállate … ah… basta…”- gimotea, finjo que no escucho sus ruegos absurdos cuando esta así, con el mentón en alto dejándome el camino libre a su cuello, los ojos fuertemente cerrados y, arqueándose contra mis manos que no lo dejan en paz sino hasta sentir que aquello con lo que juegan se ha puesto duro.

-“No… esto te gusta, solo mira tus pezones, están duritos de lo mucho que te gusta”- digo en tono inocente, besando su cuello otro poco y deslizándome con lentitud hasta su hombro, probando cada parte de su piel a mi alcance mientras mis manos bajan rozando sus costillas, acariciando su vientre y tocando un poco su ombligo antes de llegar a un punto realmente sensible –“E incluso aquí ya estamos despiertos y deseosos ¿verdad?”- le murmuro con descaro, acariciando con una mano de arriba abajo toda la extensión de su miembro cálido y ya erguido.

-“Ahh… deja… no ah… no toques ahí…”- y todavía insiste en que lo deje, realmente es tan adorable y bonito que me roba una sonrisa tras otra.

-“Pero no podemos dejarlo así, necesita que lo mime y yo quiero hacerlo”- replico como niño pequeño, niega con la cabeza y se muerde los labios tratando de reprimir cualquier sonido más que quiera salir de su boca.

Sé muy bien que va a seguir quejándose aun cuando al mismo tiempo este gimiendo, más aun cuando como ahora empuje contra mi mano que se entretiene en deslizarse una y otra vez, mientras encuentro un nuevo uso para mi pulgar con el cual ahora estoy rozando la húmeda punta de su miembro que deja salir las tiernas gotas de su placer, ese que se niega tanto a aceptar. Mi otra mano, esa que mantenía en su cintura, se mueve acariciando con delicadeza y parsimonia una de sus suaves nalgas, se tapa la boca con las manos y sonrío satisfecho al ver hasta donde lo he orillado.

-“No guardes tu voz, me gusta oírte”- muerdo suavemente el lóbulo de su oreja y puedo oír el dulce gemido que sus manos contienen mientras miro como aprieta los parpados.

Parece que no va a ceder aunque eso tampoco me importa mucho porque tarde o temprano lo hará, por eso sigo ocupado masturbándolo con un ritmo constante que por el modo en que mueve sus caderas parece disfrutar enormemente, aunque me niegue el placer de oír su voz de deleite mientras mi otra mano va bajando, ocupada en buscar el sitio que pronto haré mío también, sintiendo el pequeño agujerito cerrarse más y tensarse ante el primer roce de mis dedos.

Aprovecho que seguimos dentro del agua y la uso para relajarlo, él se inclina hacia la orilla dejando al descubierto ese trasero de ensueño que tiene, con los dedos hago círculos entorno a su entrada mientras lo siento temblar, se estremece cuando mi índice comienza a entrar lentamente en él y yo disfruto de la deliciosa sensación de estar atrapado en tan estrecho lugar, muevo el dedo lentamente, sacándolo un poco y volviéndolo a meter, haciendo pequeños círculos que se van agrandando de a poco antes de meterle otro y sentirlo estremecerse y tensarse.

-“Tranquilo, relájate o te dolerá más”- murmuro besando y lamiendo su cuello, acelerando un poco el ritmo al que mi mano se mueve en torno a su pene, apretándolo y tirando un poco de él para distraerlo solo lo suficiente como para que se relaje y me deje seguir.

Y no me toma casi nada de tiempo conseguir que se deje ir porque sé perfectamente lo que estoy haciendo, además del hecho de haber notado cuan sensible es, hundo los dedos un poco más buscando el punto que sé que lo hará delirar, se arquea y se ofrece apenas lo toco, es tan cooperativo aunque se niegue a reconocerlo.

-“Natsu Nya~ eres tan bonito, como un gatito en celo”- abre los ojos y los noto cristalinos, brillantes y velados por el placer que siente mientras un par de lágrimas traviesas ruedan por sus mejillas sonrosadas –“No llores, no tiene nada de malo sentirse bien”- murmuro a su oído en tono dulce –“Además no eres el único que esta excitado”- agrego rozándome intencionalmente contra él para que sienta cierta parte de mi apresada por los pantalones que ya está bastante despierta y solo por haber estado tocando su lindo cuerpecito.

Niega con la cabeza, aun ahogando sus gemidos con las manos mientras que yo sigo con lo que hago, sintiendo cómo su interior aprieta deliciosamente mis dedos mientras que yo los muevo tocando una y otra vez ahí donde sé que más le gusta, y por la expresión de su rostro al igual que por la manera en que sus músculos se contraen, se que pronto terminará, acelero el ritmo al que lo masturbo mientras con los dedos insisto.

-“Te vas a venir”- susurro divertido, lamiendo de nuevo su cuello, rozándolo con los colmillos, vuelve a negar con la cabeza, vaya que es terco –“Claro que si, justo ahora Natsu Nya~”- me sonrío malicioso y al mismo tiempo aprieto mi agarre entorno a su miembro, toco con fuerza su punto de placer y le clavo los colmillos.

-“¡¡¡¡Ahhh Elliot!!!!”- sonrío gratamente, complacido de haber podido escuchar su voz en el justo momento en que su esencia moja mi mano mientras su interior se aprieta de forma casi diabólica y echa hacia atrás la cabeza gimiendo fuerte mi nombre, mostrándome cuanto lo ha disfrutado.

-“Eres mío gatito”- degusto las pequeñas gotitas de su dulce sangre, mucho más deliciosa que cualquier otra cosa en el universo y disfruto de los leves temblores de su cuerpo agitado por el clímax.

-“Todavía… no…”- replica, y a pesar de las lágrimas en sus ojos, de cuan rojas están sus mejillas y del hecho de que aun no he retirado las manos de él, se apoya contra mí respirando agitado y atreviéndose a mirarme con un claro reto en sus hermosos, enormes y brillantes orbes de tan exquisito color.

Definitivamente, estoy enamorado…

 

Notas finales:

Hola, por hoy eso ha sido todo, realmente el capítulo salió solito, mi mente en esos momentos estaba a full en el modo Elliot XDDDDDD o sea, como gato arrabalero y mal portado XDDDDD 

 

Pero bueno, ya ven que el chico se ha enamorado, y lo confiesa sin contenerse ni nada, de verdad, el chico es realmente divino hahahahahahaha y bueno, esta de más hablar de genialidad de Natsuhi, que pese a todo, aun no esta dispuesto a ceder ante los encantos de Elliot ^^

 

Muchas gracias a los que han llegado hasta acá, pero sobre todo a quienes dejaron reviews, gente, no se contengan y dejen sus opiniones que me encanta leerlas ^^

 

Gracias Princess Natsu, Princesa Tsunade, Aghy, SoundlessVoice, Darkshuny23

 

Nos leemos en el siguiente cap, que aun no sé si estará para la próxima semana pero ya veré, solo tenganme paciencia ^^


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