Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

[Reviews - 342]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola Chicos, hoy vine tempranito porque me dio chance jijijijijijiji, los dejo con el capítulo y... ¡No me odien xOx! -Ya verán porqué lo digo-

XXXII

La Noche En Que Mi Sueño Se Convirtió En Pesadilla

 

 

Diciembre 20, 2009

Estoy nervioso, bastante nervioso, porque a pesar de que los preparativos están completos, no puedo evitar el pensar que soy yo quien de algún modo lo va a arruinar, ¿Y si se me traba la lengua y no logro decirlo? Deshecho esos pensamientos en cuanto de reojo miro a Natsuhi, sentado en silencio a mi lado, mirando de vez en cuando el paisaje a través de la ventana de mi auto.

Suspiro en cuanto detengo el auto en el estacionamiento del lujoso hotel en el cual se encuentra el sofisticado restaurante que elegí para la ocasión. Tengo la sensación de que las manos me sudan y de que la pequeña caja en el bolsillo de mi pantalón pesa una tonelada o más. Pero me repito una vez más que tengo que hacerlo, que es ahora o nunca, o más bien, que ha llegado el momento.

Por eso, tomando una muy honda bocanada de aire, bajo del vehículo y me apresuro a darle la vuelta con tal de ofrecer mi mano a Natsuhi y ayudarlo a bajar. Él me sonríe algo nervioso en cuanto su brazo rodea el mío y caminamos hacia las puertas de cristal que ya han sido abiertas para dejarnos pasar.

Lo demás parezco hacerlo en automático, señalar la reservación, seguir al mesero hasta nuestra mesa iluminada por la luz de tenues velas con un aroma dulce, rodeadas de rosas rojas en un perfecto arreglo. Suspiro un tanto incomodo, mirando de vez en vez hacia Natsuhi, pero él parece distraído con nuestro entorno y luego con la cena exquisitamente servida mientras que yo me pongo cada vez más nervioso. No pensé que esto fuera tan difícil, no a este nivel, y en momentos así es que me siento idiota por no haber tenido un padre que me ayudara y hablara conmigo sobre estas cosas.

-“¿Por qué vinimos aquí?”- me pregunta Natsuhi, parpadeando con cierta curiosidad mientras deja su copa ya casi vacía en su lugar. Yo suspiro hondo otra vez antes de atreverme a hablar.

-“Te lo diré en la pista”- logro decir al fin, poniéndome de pie y ofreciéndole mi mano. Poniéndome más nervioso mientras los segundos pasan y él no se mueve.

-“No creo que sea buena idea, somos chicos y nos van a mirar raro”- replica apenas, apartando de mí su mirada. Me muerdo los labios, debí suponerlo, habría sido mejor que reservara el restaurante para nosotros dos pero con los nervios simplemente se me olvidó.

-“No me importa”- contesto de inmediato, porque sí, al menos a mí no me importa que me vean con él, nunca lo ha hecho ni lo hará, y es que desde hace mucho que decidí no prestar atención a lo que cualquier persona ignorante piense o diga.

-“Lo sé, solo quería picarte un poquito”- me sonríe, colocando su pequeña y blanca manita sobre la mía. Yo la aprieto un poco antes de halarlo hacia la pista, sonriendo también, porque me ha bastado con ver sus labios curvados en una sonrisa como para calmarme lo suficiente para hacer lo que me he propuesto.

Lo haré, sin importar que los humanos a nuestro alrededor nos miren extraño en cuanto nos detenemos a la mitad de la pista y yo rodeo con mis brazos la estrecha cintura de Natsuhi, apegándolo a mí mientras que él entrelaza sus manos tras mi cuello y comenzamos a movernos con lentitud.

-“¿Ahora si me vas a decir?”- me pregunta, fijando su mirada en la mía y sonriendo un tanto apenado al saberse observado no solo por mí sino también por todos esos desconocidos.

-“Te amo, lo sabes ¿Verdad?”- pregunto casi en un susurro, apenas audible por sobre la música. Natsuhi asiente lentamente, mirándome con cierta curiosidad –“Y aunque he hecho las cosas un tanto al revés, quiero enmendarlo en lo posible”- agrego mordiéndome un poco el labio inferior por los nervios que otra vez parecen estar tomando control sobre mí ¡Esto es muy difícil!

Pero no hay vuelta atrás, esta fue la decisión que tomé así que lo haré, sea como sea lo haré, por eso, antes de que las ganas de salir corriendo me ganen, con lentitud me aparto de mi gatito, sin dejar de centrar mi mirada en la suya mientras me arrodillo frente a él y saco la cajita de pesadilla de mi bolsillo, abriéndola con algo de torpeza para dejarla ante sus ojos y hacerme con una de sus pequeñas y blancas manitas.

-“Natsuhi Nori Kazuma ¿Serías capaz de aceptar ante la ley a este idiota que tienes enfrente, como tu esposo? Quiero decir… ¿Te casarías con-conmigo?”- la sonrisa que he tratado de poner me tiembla en cuanto lo veo llevarse una mano a su rostro, cubriéndose los labios al mismo tiempo que su mirada parece cristalizarse.

-“¡Si… si, si, mil veces si!”- contesta al fin, asintiendo una y otra vez mientras un par de lágrimas ruedan por sus mejillas y yo siento que el alma me vuelve al cuerpo en cuanto logro poner la sortija con una gema casi del mismo color que sus ojos, en el lugar del que por el momento he quitado su anillo de matrimonio, pero solo será por el momento.

Después de eso no hago más que levantarme y abrazarlo con fuerza, tanto que incluso sus piecitos dejan de tocar el piso mientras sus delgados bracitos rodean mi cuello y nos miramos fijamente, como tratando de grabarnos la expresión que en estos momentos traemos.

Me sonrío antes de atreverme a besarlo ahí delante de un centenar de extraños que probablemente nos miran estupefactos, pero no me importa, no cuando soy capaz de probar la dulce miel de sus labios carnosos y suaves, esos a los que no puedo evitar morder y chupar mientras lo escucho gemir quedamente al tiempo que sus piernas se hacen lugar en torno a mis caderas con tal de que no lo suelte.

No recuerdo haber disfrutado tanto de un beso con él como lo hago en estos momentos, en los que lo demás deja de existir porque todo lo que me importa es besarlo, con pasión, con amor, con todo el anhelo y deseo que siento por él. Es como un fuego intenso que me quema por dentro, y quiero arder con él, con Natsuhi, quiero que la electricidad que siento recorrer mi cuerpo, me consuma por entero si estoy a su lado, lo amo tanto que he comprendido que ya no podré vivir sin él.

Y aun besándolo, me sonrío escuchando la melodía que suena a nuestro alrededor, la que yo escogí justo para este momento, porque por fin lo he encontrado, he hallado mi razón de ser, el porqué de mi existencia después de tantos tropiezos y caídas.

El dolor de todo

El ascenso y la caída

Lo veo todo en ti

Ahora cada día

Me encuentro a mí mismo diciendo:

“Quiero perderme en ti”

“Sin ti no soy nada”

 

Y me sonrío aun más, sintiendo el momento en que aun pese a no poder dejar de besarnos, Natsuhi también sonríe, probablemente al darse cuenta de lo que he hecho esta vez. Tan así, que cuando por fin nos apartamos, rozando apenas nuestros labios, la mirada tierna que me dedica, acompañada por una bella sonrisa, consigue que mi corazón se salte un latido.

-“Gatito talentoso, parece que voy a tener que andarme con cuidado para que ninguna loca vuelva a intentar tocarte”- murmura con una risita mientras aparta un poco el rojizo flequillo de mi rostro y sus bonitos ojos parecen brillar más que nunca.

-“No me voy a dejar”- atino a decir, riéndome igual mientras camino de vuelta a nuestra mesa, sin importarme en lo más mínimo que la gente siga mirándonos.

-“Más te vale”- me murmura al oído cuando lo bajo de vuelta a su asiento con lentitud, aun sin querer soltarlo.

Pero es que siento las piernas temblarme porque después de tantos nervios, por fin logré aquello que me había propuesto y no puedo estar más feliz por ello. Apoyo las manos en la mesa, sin poder dejar de sonreír, de mirarlo.

-“Creo que me voy a desmayar, esto es lo más difícil que he hecho en toda mi vida”- me río sin saber a ciencia cierta porqué, eso, o puede que esté en shock porque aun no asimilo que todo me haya salido bien.

Natsuhi por su parte se ríe igual, aunque probablemente él lo haga porque seguro me debo ver muy gracioso así pálido y casi temblando, también debo verme muy idiota en el momento en que se me acerca y me deja un muy suave beso, porque vuelve a reírse mientras acaricia una de mis mejillas con una de sus pequeñas manitas, más específicamente, aquella en la cual luce su nueva sortija.

-“Mejor ve a mojarte la cara, no me quiero quedar viudo tan pronto”- comenta con una risita. Cierro los ojos un momento y suspiro hondo, asintiendo con la cabeza antes de darme la vuelta y con pasos casi robóticos dirigirme al servicio, es que incluso en eso tiene razón, probablemente me haga falta una buena mojada como para volver a poner los pies en su lugar.

Mientras camino me río solito, la gente aun me mira pero qué más da, lo logré, hice eso que tanto quería y ahora me siento realmente feliz, mucho más feliz que nunca, porque tal vez ya haya hecho a Natsuhi mi compañero, mi esposo, pero dentro de poco, cuando firmemos esos papeles, será una realidad, no solo para nosotros, sino para el universo entero, y ya nada ni nadie nos va a separar.

--

--

--

-“Así que el monstruito quiere casarse”- cierro los ojos al instante, reconociendo esa voz, la que plaga la mayor parte de mis pesadillas, entonces me pregunto ¿Por qué? ¿Por qué tenía que aparecer frente a mí otra vez, justamente esta noche?

-“Claro, pero no creo que hayas venido a hablar sobre mi boda”- contesto, tratando de fingir compostura, o más bien, queriendo pretender que no me importa que este frente a mí sonriendo con todo el cinismo del que es capaz.

-“¿Cuál boda? Me parece que no te verás nada lindo casándote con un muerto, ¿No crees?”- levanto la mirada de inmediato, viendo como la suya parece estar dirigida a otra dirección, justo hacia la cual Elliot ha partido.

-“¡No te atrevas, él no tiene nada que ver con esto!”- soy incapaz de controlar mi voz, aun cuando he querido mostrarme impasible, cuando se trata de él, de Elliot, simplemente pierdo los papeles, más ahora que Ren tácitamente lo amenaza.

-“Debiste pensar en ello antes de meterte a su cama”- y aun cuando sus palabras me duelan, todo lo que puedo hacer es esperar por ver a Elliot otra vez, quiero que vuelva a mi lado pero, al mismo tiempo, temo por su seguridad. Ren tiene razón, nunca debí aceptar estar a su lado, no cuando yo sabía perfectamente que no tenía futuro alguno.

Pero quise creer, quise engañarme y crear un mundo en el que pudiera ser feliz a su lado, al lado de Elliot, viéndolo sonreír, contemplando el paso de los años a través de sus ojos. Más eso no me está permitido, fue mi error haberlo olvidado, uno que pagaré muy caro.

-“Lo sé… por eso… si me voy contigo ahora, ¿Lo dejarán ir?”- sé que no debería ni estar pensando en la posibilidad de caminar derechito hacia mi muerte, no cuando sé que eso también podría dañar a Elliot pero, ¿Y si me ha mentido para que yo no huya? Quiero pensar que es así, que todo aquello de ser compañeros eternos no es más que una mentira, porque de ese modo me duele menos el dejarlo, pero aun así, creo que incluso en el último instante pensaré en lo mucho que lo amo.

Supongo que si es así está bien, que si es por Elliot, entregarme será lo mejor, porque puede que él no sea ningún humano débil e inútil, ni mucho menos un no humano pero, no quiero que él vuelva a matar, no por mi culpa. Y tal vez haciendo esto lo hiera pero, estará mucho mejor sin mí, seguro que sí, o al menos me aferraré a ese pensamiento con tal de poder seguir con esto.

Ren ni siquiera me contesta, solo sonríe cínicamente y asiente con la cabeza. Suspiro, levantándome con cierta reticencia y dirigiendo mis pasos vacilantes hacia la salida, sintiéndolo ir tras de mí, y mientras camino, cierro los ojos, dibujando el rostro de Elliot en mi mente, si muero aferrado a eso, tal vez no sea tan malo, si consigo tener su sonrisa como último pensamiento, entonces habrá valido la pena.

--

--

--

Definitivamente el haber ido a refrescarme un poco fue una gran idea, porque ahora estoy realmente relajado y ¿Por qué  no? Sonriente, tanto, que tengo la sensación de que si sigo sonriendo así, mañana me va a doler la cara. Pero incluso hayo tan gracioso ese pensamiento que sin poder evitarlo, me río un poco mientras camino fuera del servicio, aprovechando el agua en mis manos para pasarla entre mi cabello, sintiendo el frescor que eso me causa.

Después, casi sin querer termino de secármelas contra mis pantalones, mirando distraído al piso, razón por la cual termino chocándome con alguien, a nada de maldecir por lo bajo, como si me gustara tener altercados con la gente. Por eso me sorprende enormemente el hecho de que en lugar de apartarse, ese alguien se aferre a mi brazo. Levanto la mirada, frunciendo el ceño apenas al ver a la mujer frente a mí, y mi primer pensamiento es “No me agrada” pero ella solo me sonríe con algo que probablemente quiera hacer pasar por encanto.

-“Disculpe”- me obligo a decir, a nada de agitar mi brazo con tal de que me suelte, pero ella solo me sonríe, recorriéndome de los pies a la cabeza una y otra vez con unos ojos color lavanda rojizo, un muy suave lavanda rojizo, casi parecido más bien a un tono magenta pastel.

-“Oh no, descuida, ha sido cosa mía”- se excusa con una risita bastante falsa ¿Está bien querer pegarle a una mujer con tal de que me suelte y deje de intentar verme la cara de estúpido?

-“En realidad, yo iba distraído”- agrego fingiendo cortesía, intentando muy levemente soltarme de su agarre, cosa que no logro porque ella parece percatarse de eso y no hace sino aferrarse más. Me está molestando, y mucho.

-“Bien, digamos que fue culpa de ambos y tomemos una copa ¿Te parece?”- ¿Me está coqueteando? ¡Esto no puede estarme pasando! ¡En serio! Me muerdo el labio por un momento, no quiero ser brusco pero si tengo que, ni modo, se lo busca y yo contesto.

-“Me temo que no, mi esposo me está esperando”- contesto, terminando por apartar su mano de mi brazo con toda la delicadeza de la que soy capaz, mientras sonrío lo más agradable que puedo aun cuando no pueda pensar más que en apartarla de mi camino de un solo empujón.

-“Yo creo que no cariño, a mi me parece que está muy bien acompañado”- ¿Qué? Ni siquiera me importa el tono de burla que ha usado porque todo lo que puedo hacer es mirar hacia donde Natsuhi debería de estar.

Él sigue ahí pero, no está solo, hay un hombre de cabello albino con él, casi encima, hablándole prácticamente al oído sin que Natsuhi haga por apartarlo. La sangre me hierve y mis manos se cierran en puños, quiero despedazarlo, matar lenta y tortuosamente al maldito que se atreve a acercarse tanto a mi esposo, pero no puedo, no con esta mujer aun en mi camino.

-“Eso se puede arreglar”- contesto en tono mordaz, ahora si que estoy a nada de quitarla de un zarpazo, cual horrible calcomanía siendo a punto de ser pegada en mi guitarra favorita.

-“Vamos, ¿Por qué gastar tu tiempo en él cuando podrías estar conmigo?”- me quiero reír, y lo hago, con toda la sorna que puedo, viendo la molestia en su rostro de mujer de la alta sociedad, si supiera cuanto odio a las de su tipo no estaría haciéndome perder el tiempo.

-“Creo que soy lo suficientemente mayor como para decidir por mi mismo lo que quiero”- respondo, fulminándola con la mirada y casi a nada de golpearla con tal de que se quite de en frente.

-“Ya, pero seguro que una mujer es mucho mejor para ciertas cosas, además, aun si no me gusta, mi hermanito y yo nos parecemos en ciertos detalles, cielo”- la mano que había cerrado en un puño, dispuesto para golpearla, de repente se detiene con lo último ¿Hermanito? ¿Ella dijo hermanito?

-“¿Qué?”- logro decir, la cabeza comienza a dolerme y para estos momentos estoy pensando seriamente en la terrible posibilidad de estar justo frente a una de mis presas.

-“Lee Chiyo, un placer conocerte, Darko Elliot”- sin embargo incluso ese pensamiento se va al caño al escuchar mi nombre salir de sus labios. Lo sabe, sabe quién soy, pero, ¿Qué tanto? ¿Hasta que nivel sabe quién soy, o más bien, lo que soy?

-“Fuera de mi camino”- es todo lo que atino a contestar, tratando de reprimir las ansias homicidas en mí, y en cambio, rebajando aun más mi presencia, casi simulando el ser un humano desvalido, indefenso y además, asustado.

-“No, quédate conmigo un poco más, ya todo está por terminar”- sonríe de modo perverso, jugando casi distraídamente con su largo cabello rubio platinado, y aun cuando en otra circunstancia habría pensado que es bella, ahora lo único que tengo en la mente es matarla tan solo para quitarla de mi camino, aunque en realidad sea para salvar a Natsuhi de ella, por fin.

Más tardo un poco en darme cuenta de lo que ha dicho. Ahora mi cabeza no solo duele sino que igual me siento algo mareado y las alarmas comienzan a sonar en mi interior, no, no solo eso, también siento… siento tristeza, dolor y, resignación, sentimientos que no son míos sino de… de Natsuhi. Esta vez no puedo contenerme, y empujándola, miro hacia donde mi esposo debería estar, pero no está, Natsuhi no está y la sola visión me enferma.

-“No, no, no, no hagas esto mi amor”- murmuro enfermo de rabia y de ira, luchando por contenerme aun, por no hacer ver quién soy, tal y como la voz en mi interior me manda.

Ella, Chiyo, vuelve a sujetarme por el brazo, pero esta vez no dudo ni un segundo en apartarme bruscamente y echar a correr, rastreando por la presencia de Natsuhi, siguiéndola hasta el estacionamiento. Y mi corazón me duele, grita y parece a nada de romperse al ver los bonitos orbes de Natsuhi dejando correr lágrimas por sus rosadas mejillas mientras observa al hombre frente a él, sin hacer nada, sin defenderse, lo que me basta para saber la razón, él es Lee Ren, mi otra presa.

Contengo lo más que puedo todo lo que hay en mí, mi presencia, mi esencia, pero más que nada, el nato deseo homicida que en estos momentos siento. Solo entonces vuelvo a correr, llegando hasta donde ellos están solo para empujar a ese maldito y tirar de Natsuhi, colocándolo a mi lado, abrazándolo por la cintura, tratando de reprimir mis más primitivos instintos.

--

--

--

Me parece que todo sucede demasiado rápido, el momento en que alguien aparta a Ren de mi vista antes de jalarme y dejarme acorralado entre unos brazos que yo conozco bastante bien. Apoyo las manos contra el calor de su pecho, alzando apenas la mirada, con miedo a lo que podría encontrarme. Elliot no me mira, sino que sus ojos permanecen fijos en mis dos hermanos mayores.

-“Salgan de mi vista ahora mismo y no vuelvan a acercarse jamás a Natsuhi”- le escucho murmurar, en un tono demasiado frío y amenazante pese al hecho de que se está reprimiendo, lo sé, porque sus ojos siguen siendo de ese color escarlata líquido que yo conozco tan bien.

-“¿O sino qué? Basura humana”- replica Ren con burla y prepotencia. Yo solo puedo pensar “Basta, no lo provoquen más, no aquí, basta” rogando porque Elliot consiga permanecer así de contenido por más tiempo.

-“Este lugar está rodeado por los Guardias de mi hermana, no creo que quieran vérselas con ella”- contesta con una sonrisa cínica,haciéndome comprender que él esta aferrándose a su papel de insignificante humano con tal de medir que tanto saben de él mis hermanos.

-“Demasiado tarde, creí que había sido muy clara con La Sociedad, mis hermanos son intocables”- la voz de Haylley hace eco en el estacionamiento mientras siento a Elliot retroceder un paso, llevándome consigo, no, más bien, apartándome del camino de ella.

Casi con miedo recorro el lugar con la mirada, deteniéndome justo en su pequeña figura acercándose, y tal vez para cualquier otro, el verla vestida con su enorme suéter de la universidad, jeans azules, botas altas y un gorrito sobre su largo cabello suelto, podría no significar nada, pero basta con verla empuñar su báculo y con notar la sonrisa en sus labios, como para hacer retroceder a cualquiera.

-“Desde luego Alteza, pero aquella criatura, es un problema que los Lee tenemos que solucionar”- contesta Ren, en el tono más calmo del que probablemente se ve capaz, señalándome. Haylley sonríe aun más, negando suavemente con la cabeza, como si sintiese pesar ante un acto que ella encuentra estúpido.

-“Espero que no se refieran a mi cuñado, ya que si es así, supongo que estará de más decir lo que podría pasarles”- replica en un tono un tanto dulce, igual que si hablase con un niño idiota o algo así. Puedo ver el leve temblor que de repente parece hacer acto de presencia en mis hermanos mientras ellos retroceden un par de pasos.

-“No será necesario, Alteza, solo íbamos de paso”- se apresura contestar Chiyo, jalando por un brazo a Ren antes de que ambos salgan casi corriendo, y tal vez, en algún otro momento me habría reído de verles así, pero ahora, ahora solo temo por lo que vaya a pasar.

-“Será mejor que ustedes también se vayan, me aseguraré de sacarlos de la barrera”- ella se vuelve hacia nosotros, observándonos fijamente mientras hace girar el báculo en su mano, convirtiéndolo en un pequeño broche de estrella que prende en uno de los bordes de su gorro mientras se acerca a donde estamos.

-“Gracias, pero creo que puedo hacer eso yo solo”- susurra Elliot en un tono siseante, apretando su agarre sobre mí. Le he hecho enojar, tal vez ahora me odie por lo que hice, por entregarme así, pero, lo hice por él, porque no quería que lo lastimaran.

-“No, ellos no deben saber qué eres, no por ahora, lo guardaremos para cuando vuelvan, entonces serán todos tuyos, podrás matarles si ese es tu deseo, y nadie te detendrá”- lo contradice, mostrando una sonrisa siniestra, una que solo me causa terror, más del que alguna vez creí poder sentir bajo los maltratos de Ren.

-“Perfecto, solo asegúrate de sacarlos bien”- contesta finalmente Elliot, esta vez ni siquiera se despide de su hermana, solo se da la vuelta llevándome casi arrastrado, cual muñeco de trapo, directo hacia su auto.

Quiero soltarme de su agarre pero me da miedo, tengo miedo de cuan molesto pueda él estar, siento como si hubiésemos retrocedido a un año atrás, al día en que nos conocimos, cuando él me trató como una insignificante presa más, cuando él… instintivamente una de mis manos presiona por sobre la ropa la cicatriz en mi vientre… tengo miedo de que Elliot me lastime otra vez, y tan solo por ello siento los ojos llenárseme de lágrimas que ni hago por retener, en silencio las dejo correr, aguardando por su reacción.

-“Sube al auto”- susurra en un siseo mordaz cuando finalmente me suelta, empujándome hacia el asiento del copiloto, ni siquiera he notado el momento en que hemos llegado hasta acá.

-“Elliot…”- le llamo, tratando inútilmente de contener los sollozos que se me escapan de entre los labios, no me atrevo a mirarlo, no quiero ver esos ojos del color de la plata líquida, atravesándome con una sola mirada.

-“Dije que subas al auto”- repite él, con un tono bastante contenido, midiendo su furia, debí suponerlo, él no me lastimará, no aquí, probablemente me lleve a otro sitio, tal vez si tengo suerte, a donde nos conocimos, es un buen lugar para terminar, supongo…

-“Elliot…”- aun así vuelvo a llamarlo, mi voz suena débil y me siento temblar. No quería que esto pasara, no quería que terminara así –“Te amo, perdóname”- murmuro dolido, con la mirada clavada en el piso, viendo mis lágrimas caer y formar pequeñas marcas oscuras en el concreto.

Por eso jamás espero el momento en que él vuelve a tirar de mí, encarcelándome entre sus brazos, con fuerza, aferrando mi cabeza contra su pecho con una de sus manos. Lo siento respirar agitadamente, incluso temblar, haciendo crecer mi miedo.

-“Cuando vi que no estabas, me aterré, creí que no volvería a verte”- le escucho susurrar, se oye tan débil y desesperado que por eso me aparto apenas, tan solo buscando su mirada con anhelo, sin jamás esperar ver sus ojos así de cristalinos, tratando de reprimir las lágrimas.

-“Lo siento… creí que estarías mejor sin mí, no quería que te hicieran daño”- yo en cambio, no puedo parar mi llanto, las lágrimas me nublan la vista pero eso deja de importarme en el momento en que siento sus labios atrapar los míos con desesperación, mordiéndolos y chupándolos con ansias para luego apartarse y dejar besos por todo mi rostro.

-“Tonto, sabes que si algo te pasara yo también me moriría, no puedo vivir sin ti, ¿Es que no lo has entendido?”- asiento apenas, ahora si lo he entendido, viéndolo así de herido, por fin entiendo cuanto me ama, y aun si lo de ser compañeros eternos fuera una mentira, ahora sé que él es sincero al decir que sin mí no puede seguir, porque yo me siento igual que él, porque cuando muera, quiero que sea a su lado, entre sus brazos.

-“Lo siento”- es todo lo que consigo decir, enterrando el rostro en su pecho, sintiendo sus brazos rodearme con más fuerza, tratando de calmar mi llanto, aun cuando en estos momentos me parezca imposible dejar de llorar.

Tan solo por unos momentos, creí que él me abandonaría por traicionarlo así, y me equivoqué, Elliot solo se ha enojado porque me arriesgué, porque me aparté de su lado y permití que una vez más ellos volvieran a hacerse dueños de mis miedos, porque permití que ellos redujeran mis sueños a la nada.

--

--

--

Nuestra noche perfecta nos fue arrebatada, precisamente por ellos, por los Lee, y viendo a Natsuhi dormir intranquilo entre mis brazos, por fin soy capaz de comprender la razón por la cual él ha estado tan tenso e infeliz desde hace ya tanto tiempo.

Natsuhi lo sabía, sabía que ellos nos habían encontrado y lo ocultó de mí, todo este tiempo ha cargado con el miedo de que los Lee fueran por él, y yo, por no presionarlo más, permití que eso sucediera. Lo que es peor, él se entregó pensando que con eso podría mantenerme a salvo. Pero yo no puedo estar bien sabiendo que él sufre.

Por eso, aun cuando al llegar a casa le juré que no lo soltaría ni por un instante, que me quedaría a su lado hasta que por fin consiguiera calmarse, lentamente, cuidando de no despertarlo, lo dejo sobre la almohada, besando una de sus mejillas antes de levantarme.

Camino en silencio hasta el armario, abriéndolo y sacando de él una capa y un antifaz que nunca he usado, tomando unas cuantas prendas más y unas botas, todo del mismo color, negro. Después mis pasos se dirigen al servicio, donde me encierro con tal de cambiarme, mirando apenas minutos después, mi reflejo en el espejo. Esta noche no es Cheshire quien me devuelve la mirada, no, soy yo mismo, Elliot Ewon Darko, 2do Príncipe de la Familia Imperial Nocturna. Cierro los ojos unos instantes, dudando, Haylley me dijo que se haría cargo pero, tengo que estar seguro, de otro modo no conseguiré dormir ni mucho menos la compostura necesaria para ayudar a Natsuhi a salir adelante, y necesito esto, necesito saber que ellos están lejos, que Natsuhi está a salvo.

Y así, con el mismo silencio de antes, vuelvo a la habitación, mirándolo dormir aferrado a la almohada, todavía intranquilo, tanto que me duele el solo verlo así. Mis manos se cierran en puños y camino directo al ventanal, abriendo y cerrándolo tras de mí, sintiendo la heladez de la noche y contemplando los blancos copos caer.

Ya no dudo, tengo que hacerlo, tengo que ver con mis propios ojos que ellos han sido alejados. Por eso luego de subir al barandal del balcón, comienzo mi marcha saltando al edificio de al lado, fundiéndome una vez más con las sombras, siguiendo el sonido de los aullidos de los licántropos, que solo otros demonios somos capaces de oír.

Me toma apenas unos minutos llegar hasta el punto de origen y ver a un grupo obligando a esos dos a retroceder a base de gruñidos, zarpazos y amenazas de mordidas; agazapado en un tejado, lo observo todo, incluso disfruto sus miradas furiosas, deliberando si defenderse, pero parando al ver a Haylley tras los licántropos, extendiendo su báculo a forma de mando, ordenándoles atacar si es necesario.

Aunque hay algo que me perturba, la barrera luce intacta, se alza majestuosa por sobre nuestro territorio, entonces ¿Cómo han entrado? Y también ¿Cómo pudieron pasar por sobre el perímetro de François e incluso  superar su hechizo reflejo? ¿Cómo?

-“La Princesa cree que ellos usaron hechizos prohibidos del Guardián de la Luna, ella sabe que Lee Eun Fa jamás se los habría entregado, así que piensa que los robaron y también, que usaron a alguno de los licántropos que tienen como esclavos para guiarlos hacia el Príncipe Natsuhi”- la voz de Seyko contesta mis cuestionamientos, probablemente porque son bastante visibles en mi rostro.

-“¿Al menos encontraron al licántropo que los guió?”- pregunto, aunque no sé si quiero saber la respuesta.

-“Si, ellos lo asesinaron, su cuerpo estaba abandonado en un callejón, era un niño aun, solo tenía 12 años”- mis manos vuelven a cerrarse en puños una vez más esta noche. Quiero bajar, bajar y hacerlos pedazos tal y como se merecen.

-“¿Dónde está Connan?”- me atrevo a preguntar entonces, sintiendo la bilis subirme, imaginando la clase de cosas que debe estar pensando mi primo y, más que nada, sintiendo, en estos momentos.

-“Ahí abajo, encabezando el grupo”- vuelvo la mirada casi sin creerlo, pero me basta con ver al enorme lobo negro delante de los demás, gruñendo con furia y mal reprimiendo sus ataques, como para saber qué es cierto.

-“¿Por qué?”- replico apenas, dudando ahora de mi propia hermana, por permitir a mi primo estar ahí mientras que a mí me ha dejado atrás.

-“Ellos torturaron al niño, e incluso tiene huellas de haber sido violado repetidas veces, y también… hay algo más…”- Seyko se detiene un momento, suspirando hondo, como dudando si decirme o no, pero se lo exijo con la mirada, no permitiré que se calle nada, no cuando parece ser tan grave –“Era… era el hermano pequeño del Príncipe Remi”- las palabras me caen como un balde de agua congelada, hiriéndome tan hondo que me obligo a apoyarme contra la pared tras de mí, llevándome una mano al rostro.

¡No puede ser! ¿Cómo pudieron cometer un crimen así? Una ofensa como esta no puede ser perdonada y aun así, me sorprende que Connan siga sin atacar del todo, probablemente porque Haylley se lo ha ordenado, pero, si yo me siento herido y ultrajado, ¿Cómo ha de sentirse él? Perdiendo así a un miembro de su familia, uno que le fue arrebatado con tanta crueldad.

Sin poder contenerme más, aun cuando siento a Seyko tratar de detenerme, bajo de un solo salto, caminando pesadamente hasta llegar al lado de Haylley, ella me mira de reojo, negando apenas, reprobando que la haya desobedecido, pero no me importa, no cuando tengo que asegurarme de que esos dos sean expulsados de nuestro territorio, no cuando tengo que estar ahí para apoyar a mi primo cuando más lo necesita.

Y con un último certero zarpazo, Lee Ren y Lee Chiyo, desaparecen por fin, quedando fuera de la barrera, la misma que al cabo de unos instantes es retirada y reconstruida por François, esta vez es más fuerte que antes, incluso más sólida, tanto que es casi palpable, a su lado, Seyko comienza a poner sellos contra hechizos prohibidos, esta vez ellos no cruzaran, mucho menos cuando Tristan coloca una barrera cruzada por sobre la de François, reforzándola aun más, eso para que cuando la siguiente vez noten que sus hechizos prohibidos son rechazados, no puedan ni siquiera rasguñar la barrera y, finalmente, es Haylley quien coloca su escudo por sobre ambas barreras, imprimiendo su marca en él, mostrando que cualquiera que se atreva a intentar pasar, se las verá con ella.

-“Se acabó, es hora de irnos”- anuncia, aunque no hace falta que lo haga, pero probablemente es porque necesitamos oírlo.

Pronto los licántropos se dispersan en varias direcciones y tanto François como Seyko y Tristan se marchan, comenzando a marcar el perímetro. Luego solo quedamos Haylley y yo, no, también Connan, me basta con sentir su aplastante presencia para saberlo. Por unos instantes su mirada se clava en mí, casi culpándome, pero al siguiente, su furia parece dirigirse a los verdaderos culpables.

-“¿Estás bien?”- me pregunta apenas, sacándome una sonrisita, debería ser yo quien pregunte. Asiento con la cabeza, acercándome a él y abrazándolo sin dejarlo replicar ni nada, más no lo hace, sino que corresponde a mi gesto porque, aun si ninguno de los dos quiere aceptarlo, necesitamos esto.

-“Conni, Elle…”- nos llama en un susurro Haylley, acercándose a dónde estamos y abrazándose a nosotros, suspirando muy hondo, casi tanto como Connan y yo.

-“Vamos, tengo que volver con Remi, no quiero que estando solo haga alguna tontería”- murmura en tono cansado, apartándose y emprendiendo la marcha. Ni Haylley ni yo contestamos, solo caminamos a su lado, en silencio, ambos probablemente temiendo decir algo erróneo –“No busqué a Rory lo suficiente, es mi culpa que haya muerto”- susurra de pronto, apretando ambas manos en puños, casi al punto de estar a nada de hacerlas sangrar.

-“Ellos obtendrán su castigo, voy a convocar a todos los Nocturnos a una reunión, lo anunciaré ahí, pero mientras tanto, tu y los otros licántropos deben tratar de detenerlos lo más posible, enviaré a una parte de la Guardia Imperial contigo, no voy a permitir que dañen a nadie más, ni a ti ni a Elliot, mucho menos a Remi o a Natsuhi”- Haylley lo aferra por un brazo, pegándose a él y tratando de calmarlo, aunque con lo último parece bastar y al mismo tiempo ponernos en tensión.

Reunir a los Nocturnos significa que por primera vez ella tomará decisiones y exigirá se cumplan sus ordenes como heredera al trono, y también, significa que probablemente mi matrimonio sea expuesto, pero no será pronto, porque para reunirnos a todos se necesitará de meses, para hallar a los otros o más bien, para convencerlos de venir a tratar “asuntos oficiales”, así que tendré ese tiempo para ir y firmar los papeles, para hacer de mi unión con Natsuhi algo legal, algo que ellos no puedan rechazar.

Sin notarlo, llegamos al departamento de Connan, donde nos recibe el sonido del llanto de Remi. Me duele el solo oírlo, y creo que no quiero verlo, pero me obligo, porque por lo menos merece que le muestre algo de respeto y más que nada apoyo, ya que, después de todo, su pequeño hermano fue asesinado por mi culpa, solo para encontrar a mi esposo.

Pero aun si pienso en ello, al entrar a la habitación donde Remi esta, me siento miserable y enfermo, también, me siento como un asesino, igual que si hubiese muerto por mi propia mano. Y la sensación se torna avasalladora en cuanto me acerco. Remi se aferra a su blanca y pequeña mano, sollozando contra su pecho por sobre las sábanas de la cama, llamándolo por su nombre una y otra vez, pero Rory no le contesta, parece dormido, como un pequeño cachorro perdido en un mundo de sueños eternos, con el cabello tan negro como el de Remi, enmarcando su rostro tranquilo, acompañando a sus mejillas ya pálidas, tanto como sus pequeños labios tiernos.

Ninguno de nosotros se atreve a decir nada, Connan solo abraza a Remi, tratando de acallar su llanto mientras que Haylley permanece quieta, aparentando una calma y serenidad que probablemente no siente, porque al igual yo, todo lo que hay en su interior es ira y tristeza, y aun así, dudando, se acerca y se abraza a la espalda de Connan, haciéndole saber que está ahí para apoyarlo.

Yo igual me acerco, pasando una mano apenas por sobre el cabello de Remi, sintiéndolo temblar a causa de su llanto. Mi mirada queda fija en Rory, quien por fin duerme en paz, lejos  del daño que los Lee le hicieron y del que podrían haberle hecho, confirmándome con su silencio algo que ya sé.

Todo se terminó, mis sueños, mis fantasías por formar una familia, por ser feliz al lado de Natsuhi y de mi familia, todo eso nos fue arrebatado por los Lee, y no podremos recuperarlo hasta que ellos dejen de existir, pero por ahora, todo se terminó, igual que mi noche perfecta, igual que mis esperanzas de un futuro mejor, igual que el poco resquicio de control que aun guardaba.

Los mataré, después de la reunión, sin importar el qué, los mataré…

-

-

Notas finales:

Bueno gente bonita, esta semana me ha pasado de todo, me gustaría contarles pero tengo un hambre feroz jajajajajaja es que se me ha olvidado y no he ido a desayunar XDDDD

Espero que el capítulo haya sido de su agrado -por más que yo sea una maldita arruina momentos y homicida de cachorritos ^^UU- 

Muchas gracias a todos por leer, gracias a ustedes esta historia ha superado ya las 15 000 y, para aumentar mi felicidad, ayer "Lágrimas de Jade" superó las 20 000, estoy muy feliz y más que nada me puse medio lloricas al verlo, no puedo creer que mi trabajo haya llegado tan lejos TT^TT ¡GRACIAS!

Pero más que nada, gracias a las personas que me dejan sus hermosos reviews y me sacan una tanda de sonrisas, risas e incluso consiguen que mi querido hermano termine en el piso muriendo de risa XDDDD

Esta semana quiero agradecer a: Princess Natsu,  Soren Onee-san, Rima-chan, Alvasa-chan, Tenma-chan, Dark Vampire-chan y, a Kumii-chan (Bienvenida)

Para los que tengan la curiosidad, pues, acá están las imágenes del capítulo

El anillo de Natsuhi

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/purple_magic_sterling_silver_and_natural_amethyst_promise_ring_7490_1.jpg

Chiyo Lee

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/ChiyoLee.jpg

Los Licántropos (El negro es Connan *O*)

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/Konachancom-114534sample2.jpg

El pequeño Rory Marion Von Rosenberg

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/RoryMarionVonRosenberg.jpg

Y, para quienes lo pidieron, el segundo hijo de los gatitos, Eilian Ender Darko Kazuma

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/EilianEnderDarkoKazuma.jpg

Además, les dejo la canción de Elliot para Natsuhi y mi más grande fuente de inspiración cuando escribo esta historia...

Lost In You by Three Days Grace

http://www.youtube.com/watch?v=f5o9ntrotYk

Nos vemos en dos semanas, y, gracias por todo, cuídense, tengan excelentes días, pero sobre todo, sean felices ^^

Au Revoir~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).