Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

[Reviews - 342]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos, primero que nada, les ofrezco de nuevo una gran disculpa por la demora, pero con esto de mi cada vez más cercana graduación, me he visto realmente ocupada y agotada, al grado de que tengo cero inspiración y aun no he podido terminar de redactar la historia. Estoy altamente frustrada por eso, me desespera y me molesta no poder avanzar, pero también, me deprime, y me deprime aun más no estar recibiendo tantos reviews como antes, los extraño, y extraño mucho sus palabras de ánimos y sus comentarios, así que por favor, ya no me dejen solita TT^TT

Y bueno, nos estamos poniendo intensos así que solo por eso, voy a dejar las imágenes del capítulo desde acá ^^

Elliot

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/ElliotU_zps57ebfec3.jpg

Connan

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/ConnanU_zpsfe70190d.jpg

El Castillo

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/DarkoCastle_zpse1c47f97.jpg

La Prima "G"

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/G-GalleBoehmDarko-_zps8b408fb7.jpg

El Primo Eiden

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/EidenBoehmDarko_zpsbb8f686d.jpg

Haylley y el Uniforme formal de los Chicos

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/Uniformfinal_zps1a60e497.jpg

Espada Darko

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Armas/ElliotsSword.jpg

También, pido otra disculpa, porque mis ánimos han estado tan malos que no pude terminar de contestar los reviews, pero, terminaré en un par de días a lo mucho, así que, no se me desesperen y manden más reviews.

Por último, agradezco enormemente a Princess Natsu, Dark Vampire-chan, Soren Onee-sama, Alvasa-chan, Tsubaki-chan y, a Pii-chan -PidelMar- (Bienvenida) 

Bueno, espero sus reviewcitos y nos vemos pronto, o eso espero >w< 

Cuídense mucho y disfruten el capítulo ^^

Au Revoir~

XXXVI

Esa Noche… I

 

 

Julio 2010

Mirándome al espejo no puedo evitar el querer suspirar, y es que antes de siquiera mirar el contenido de aquella caja, había pensando seriamente en las modificaciones que seguramente la haría a aquello, pero no hizo falta, no, desde luego que no, ya que al fin y al cabo, fue Danielle quien lo envió para mí, demostrando una vez más cuanto me conoce.

Y es que, en lugar de estar viendo a un tieso y estirado Príncipe que seguramente no sería como yo, me tenía a mí mismo, devolviéndome no solo la mirada sino una sonrisa ladina al verme, con el saco negro largo y holgado, con el cuello hacia arriba de un color gris plata perfectamente a juego con los redondos botones de plata que mantienen cerrado el saco y con los bordes del mismo gris que incluso hacen resaltar aun más la desflecada parte baja de la prenda. Los pantalones igualmente negros habían quedado perfectamente acomodados bajo las altas botas del mismo color, haciendo resaltar el cinto que llevaba bajo el saco, apenas visible, el lugar en el cual debería colocar la espada del 2do Príncipe de la Familia Imperial Nocturna, mi espada.

-“¿No tendrás calor así?”- me pregunta Natsuhi, analizándome con la mirada antes de fijarla en mi rostro.

-“No, a donde voy hará suficiente frío como para que incluso vestido así desee volver corriendo a tu lado”- contesto, sonriendo levemente mientras me vuelvo hacia él.

La verdad es que no quiero irme, no hoy, tengo un mal presentimiento que casi me está ahogando, pero me está prohibido faltar, ya que después de todo, nosotros somos la principal razón por la cual semejante reunión será llevada a cabo.

-“Elle, es hora”- nos interrumpe Connan, cuyos pasos parecen escucharse aun más debido a sus negras botas.

Ni siquiera contesto, solo asiento con la cabeza, centrando la mirada en la de él; tampoco quiere ir, no cuando falta cada vez menos para que Remi de a luz, pero esto también es por él, y parece tan consciente de ello, que por eso más bien se ha resignado ya, al nivel de que en lugar de resistirse más, todo lo que hace es guardarse una de sus manos en el bolsillo de sus negros pantalones mientras la otra jala casi sin querer la pañoleta igualmente negra que lleva a atada a la cintura, casi como acomodándosela, aunque en realidad sus dedos parecen entretenerse en jugar con los pequeños detalles color ámbar que lleva encima, a juego con el saco negro con ámbar e incluso con los botones en color dorado que hacen un complemento perfecto con el afelpado cuello.

Se ve justo como él mismo, supongo que porque Danielle ha previsto incluso eso, que al igual que yo, Connan se rehusaría a verse como lo que él es, un Príncipe Nocturno.

-“Elle…”- me insiste, niego apenas y salgo tras él, sintiendo la mano de Natsuhi aferrarse a la mía, negándose a dejarme ir, mirándome casi con suplica.

-“Volveré muy pronto, mañana, cuando despiertes, estaré justo a tu lado”- trato de convencerlo, o más bien, de acallar el miedo a la separación que ambos estamos sintiendo.

-“Ya quiero que sea mañana entonces”- me contesta él en un susurro, levantándose con cuidado, sabiendo que no podrá retenerme más, y en lugar de ello, decidiendo acompañarnos a la salida.

Lo abrazo por la cintura, sintiendo una vez más esa voz en mi cabeza que me recuerda que no quiero irme, no quiero dejarlo; y parece que no soy el único que piensa de ese modo, puesto que al llegar a la sala de estar, puedo ver a Connan sentado sobre la alfombra, con la cabeza pegada al abultado vientre de Remi, escuchando a su bebé mientras Remi acaricia su negro cabello con los dedos, él igual se ve triste y ansioso porque la separación no llegue. Es que es tan difícil, tanto, tanto, que de nuevo siento que me estoy ahogando y que algo malo va a pasar cuando me vaya.

-“¿François?”- la voz de Tristan logra distraer mi atención de tan funestos pensamientos, haciendo que mi mirada recorra la estancia, hasta dejarla sobre el renacuajito.

Esta vez Franny no irá con nosotros, se quedará a cuidar de Natsuhi y Remi; con solo recordarlo me doy cuenta de que incluso Tristan se resiste a la separación, más por el reflejo triste en la mirada de mi pequeño hermanito.

-“Será mejor que se den prisa, Altezas”- más él no le contesta, ni siquiera lo mira; mi ceño se frunce casi en seguida y otra vez tengo esa sensación de que algo va mal, sino me voy ahora, no podré hacerlo, pero mis zapatos parecen estar clavados al piso y no puedo moverme, simplemente no puedo.

-“Pequeño, sea lo que sea, mañana, cuando este de vuelta lo resolveremos, porque después de hoy, no volveré a irme, no más”- aquello parece sorprender a Franny porque esta vez si mira hacia Tristan; se muerde los labios y estruja las manos nerviosamente, como indeciso.

-“¿No lo harás? ¿No vas a irte?”- pregunta con la voz temblándole. Tristan solo niega con la cabeza, inclinándose a su altura y tomando sus manos, acariciándolas con ternura mientras le sonríe apenas.

-“No puedo, te amo tanto que no puedo”- contesta al fin, justo antes de abrazarlo con fuerza, con el mismo sentimiento que tanto Connan como yo, tenemos, el insano deseo por quedarnos, por mandar todo al olvido y no movernos ni por un centímetro de ese lugar en el cual aquello que tanto amamos, se encuentra.

-“También te amo”- murmura Franny apenas, otra vez su voz no es más que un tembloroso susurro mientras que él no hace más que aferrarse al oscuro abrigo que Tristan lleva –“Por eso, vete ya, vete, que mientras más pronto te vayas, más pronto vas a regresar”- agrega, sacándole una sonrisa al vampiro.

Tristan no solo lo mira con amor sino con adoración, acariciando cuidadosamente las hebras grisáceas del cabello de Franny antes de finalmente apartarse, solo lo suficiente como para inclinarse y besar su frente.

-“Volveré, así que aguarda por mí, definitivamente volveré”- murmura, apartándose al fin y saliendo aprisa del departamento, seguramente porque sabe que si se queda un instante más, no podrá irse.

Debo ser valiente, igual que ellos, debo tener la fuerza necesaria como para soltar a Natsuhi y hacer lo que tengo que hacer, pero aun no puedo, solo quiero sentirlo un poco más, para que así, las horas que pase lejos, no me sepan igual a estar en el abismo.

-“Seeley, papá va a volver mañana muy temprano, pero mientras, tu y papi se tienen que portar muy bien”- escucho a Connan murmura contra el vientre de Remi, antes de que finalmente se levante, le robe un muy leve beso y salga corriendo, dejándome solo, aun peleando por seguirlos.

Pero es Natsuhi quien se aparta de mí, enredando una larga bufanda negra y gris entorno a mi cuello mientras me mira fijamente, memorizando mi rostro. Antes de acercarse y besarme, lentamente, haciendo que de inmediato le corresponda, recorriendo sus labios, memorizando su suave tersura y su sabor dulce, incluso la calidez de su embriagante aliento.

Quiero memorizarlo todo, por eso, aun cuando llega el momento en que mis pulmones claman por aire, no me aparto, no hasta sentir que rayo fuera de la línea de mis limites, solo entonces me aparto, sin siquiera importarme lo agitado de mi respiración. Porque todo lo que hago es colocar la mano sobre el apenas abultado vientre de Natsuhi, sintiendo a Momiji justo ahí. Cierro los ojos unos instantes, sintiendo la mano de Natsuhi sobre la mía; No quiero irme, no quiero, no quiero, pero cuando nuestras miradas vuelven a encontrarse, lo recuerdo, tengo que hacerlo.

-“Esto… esto no es un adiós, sino un hasta pronto, te amo gatito”- murmuro, logrando por fin reunir el valor y fuerza suficiente como para apartarme de su lado mientras intento sonreírle.

-“También te amo, así que será mejor que me traigas un bonito recuerdo de tu viaje”- Natsuhi igual sonríe, soltándome por completo, dejándome ir, y es con esa misma preciosa sonrisa grabada en mi mente, que por fin logro moverme y salir, sabiendo que volveré, claro que lo haré.

-

-

Contemplo el helado paisaje a través de la ventana del avión, mientras Connan a mi lado, tamborilea los dedos pausadamente, casi como contando los minutos y segundos que llevamos volando. Son casi cuatro horas ya, no necesito ni mirar mi reloj ni nada más, porque sé que son ya cuatro horas desde que dejé mi hogar.

Cuatro horas que se vuelven cinco cuando finalmente bajamos del jet y en silencio caminamos hacia el auto que ya espera por nosotros. Seyko ni siquiera nos saluda, solo se encarga de tener las puertas abiertas para nosotros y luego de guiarnos a través del nevado y boscoso paisaje, de tal modo, que cuando nos detenemos, han pasado ya siete horas desde que dejé mi hogar; ser tan consciente del paso del tiempo me hace sentir enfermo, pero no puedo evitarlo, quiero regresar ya al lado de mi familia, mientras más me alejo de ellos, más vacío me siento.

Tanto que de no ser así, habría podido admirar mejor el inmenso castillo cubierto de nieve y perdido en lo profundo del bosque, que abre sus puertas para permitirnos entrar. Hace frío, tanto que me acomodo mejor la bufanda que Natsuhi me ha entregado justo antes de partir de su lado, luego guardo mis enguantadas manos en los bolsillos de mis pantalones mientras escucho el sonido de mis pasos alejándome más y más de casa, hasta llegar al salón donde los demás ya aguardan por nosotros, no los miro, sino que mi mirada permanece fija en la puerta cerrada al final del salón, una puerta que solo será abierta cuando Haylley llegue.

-“¿Elliot?”- una voz me llama, haciéndome volver la mirada hacia allá, topándome con un rostro que apenas reconozco, se que ella es mi prima, pero ni siquiera recuerdo su nombre, es la primera vez que la veo desde que dejamos el Imperio.

-“Hola… Gi”- es todo lo que consigo recordar como para saludarla, sé que le decíamos Gi, pero no consigo que mi mente me dé su nombre completo.

-“Has crecido mucho, casi tanto como Eiden”- admite ella, sonriéndome y señalando hacia una esquina del salón, donde está el que según recuerdo, es su hermano mayor, Eiden.

-“Gracias, supongo”- murmuro un tanto dubitativo, la verdad es que no quiero hablar con nadie, no ahora, solo quiero que esto termine rápido, por favor.

Mis ruegos parecen ser escuchados porque pronto se escuchan unos solitarios pasos acercándose por el pasillo mientras Wyatt y Soren abren las puertas hacia el otro salón. Haylley ha llegado, nadie dice nada, no hace falta, más bien, todo lo que hacemos es apresurarnos a entrar, y apenas consigo mirar el símbolo tallado en madera que yace en medio de la estancia: una estrella negra alada, rodeada de espinas y rosas negras, el sello de la Familia Imperial Nocturna, el mismo sobre el cual, uno a uno clavamos nuestras espadas antes de tomar asiento cada quien en su respectivo… trono.

Haylley entra al último, su negro vestido apenas roza sus rodillas terminando en una cola de dos picos en la parte trasera, mientras que en el frente, en la parte superior lleva botones de plata incrustados justo bajo el pecho, bajo la parte que simula llevar una camisa de un oscuro esmeralda con una negra corbata encima, si, un oscuro verde esmeralda, el mismo color del que son las medias que lleva, mientras que las mangas del vestido apenas le llegan poco más después de los codos, y entre sus manos enguantadas lleva algo envuelto por una manta negra, la misma que deja caer antes de clavar una espada que no es la suya sino la de… de…

-“¡¿Qué le hiciste a mi hermana?!”- la voz de Assassin grita, levantándose de su lugar, dispuesto a atacar.

-“Ella nos traicionó”- es todo lo que Haylley contesta, bajando la mirada y la cabeza, con un dolor y una tristeza que consigue dejarme sin aire por unos momentos –“Eligió a los humanos por encima de nosotros y… y me advirtió que si te lo decía, te marcharías con ella”- los demás nos quedamos en silencio, sin poder creerlo, incluso Assassin.

-“Esta es mi Familia, mi hermano es Connan, mis padres son Yukari y Night, y, mi lugar es este”- dice al fin, volviendo a su lugar. Ha tomado su decisión, y por primera vez, se ha comportado como quién es, un Darko, demostrando además aquello que todos seguramente habíamos estado esperando, por fin recuerda la verdad, por fin mi tío podrá tener algo de paz.

-“No la maté, solo dejé que se fuera”- murmura apenas Haylley, soltando después un suspiro, casi al mismo tiempo en que los demás lo hacemos, porque aun cuando ella nos ha traicionado, es un alivio el saber que las manos de Haylley no se han manchado por su culpa.

Finalmente la futura Emperatriz Nocturna clava su espada justo en medio del sello, haciendo que por un momento, las gemas de las otras brillen en un abanico de formas y colores, el mismo que me quedo mirando antes de poder percatarme del momento en que Haylley toma su lugar, suspirando de nuevo mientras sus manos descansan sobre los reposabrazos de su trono al tiempo en que por unos instantes cierra los ojos.

¿Qué será lo primero que hablaremos? No puedo evitar preguntarme mientras de reojo miró a Hyaweh y Tristan Kiryuu entrar al salón, sentándose justo frente a todos nosotros, recordándome que también hablaremos de ellos, de los vampiros.

-“Han pasado casi dos años ¿No es así? Desde que alguien decidió intentar amenazar nuestra seguridad”- las manos de Haylley parecen tensarse por unos momentos mientras habla y los demás solo asentimos, ¿Cómo olvidar aquello cuando fue la razón de que tuviera una luna de miel de lo más extraña? –“Y aun el responsable no aparece, aun estamos siendo constantemente seguidos y vigilados por la Guardia Imperial”- otra vez asentimos, no hace falta indagar más en el asunto, sobre todo cuando del otro lado de las puertas Wyatt y Soren aguardan por nosotros.

-“Pero Alteza, ¿Debo recordarle que ha sido mi gente la que ha sufrido por ello?”- replica Hyaweh, haciendo que de inmediato los demás lo miremos, fijamente, como retándolo a que intente hacer a Haylley responsable por las pérdidas de los vampiros.

-“No es necesario, Señor Kiryuu, después de todo, esa es una de las razones por las cuales nos hemos reunido”- Haylley contesta, en tono calmo y medido, casi diplomático, tal y como se espera de ella.

-“Vaya, una, ¿Cuáles son las otras?”- se atreve a preguntar Hyaweh, clavando de inmediato su mirada en mí, queriendo exponerme. Debí suponer que él también lo sabía, solo que no pensé en que intentaría delatarme, o al menos no imaginé que tuviera alguna razón para ello.

-“Eso es…”- el ceño de Haylley se frunce, haciéndola callar de repente; se muerde apenas los labios y mira hacia todas partes, hasta que finalmente nuestras miradas se encuentran –“Yo no…”- trata de nuevo, cerrando los ojos un momento mientras su respiración parece comenzar a agitarse, luego su mirada vuelve a estar en mí, comenzando a ponerme nervioso –“Natsuhi…”- el nombre parece haber sido arrancado de ella casi en un susurro.

Sus ojos vuelven a cerrarse y al instante siguiente se lleva las manos a los oídos comenzando a… a gritar. Esta vez es mi respiración la que se agita, e incluso intento levantarme, más solo lo logro en el instante en que la veo caer de rodillas al piso, aun gritando, negando fieramente con la cabeza. Corro, tratando de llegar hasta ella y sujetarla, pero los demás me empujan y entonces lucho por abrirme paso entre ellos mientras que los gritos de Haylley hacen un horrible eco en el salón que destroza mis nervios y azuza mis miedos.

-“Corre…”- consigo oírla decir antes de que vuelva a gritar –“Corre Elliot… ¡Vete Elliot, vete!”- el tiempo parece paralizarse entre nosotros cuando finalmente nuestras miradas se encuentran y siento helarme por dentro, como si respirar me fuera imposible, como si… como si me estuviese muriendo por dentro al ver el horror reflejado en su mirada.

Esta vez soy yo quien cierra los ojos, solo unos instantes, tratando de recuperar el aliento, entonces por fin me muevo, mis manos toman la empuñadura de mi espada y la dirigen aprisa hacia su vaina mientras mis pasos parecen hacer eco sobre las baldosas, y por última vez me permito mirar hacia mi hermana, rodeada de nuestra familia, con las lágrimas cayendo una tras otra por sus mejillas y una funesta mirada dirigida solo a mí, anunciando un trágico destino, uno que a toda costa debo impedir se cumpla.

--

--

--

¿Se puede morir de amor? Si alguien me lo hubiese preguntado un par de años atrás, probablemente me habría reído, pero ahora, justo ahora, mientras evito deliberadamente mirar el reloj de pared, me doy cuenta de que es posible. No sé cuantas horas han pasado desde que se fue, pero ya lo extraño, tanto, tanto, que creo que me estoy quedando sin aliento, y en cambio, todo lo que puedo hacer para intentar evitar pensar en ello, es comer, aun cuando me encuentre más que satisfecho, al grado de que incluso comienzo a tener ganas de devolver el estomago.

-“Ya tampoco queda cereal”- murmura la voz de Remi desde el otro sofá, dejando caer la caja vacía a la alfombra; yo solo suspiro, no es como si en realidad pudiese hacer algo cuando ambos optamos por usar el mismo medio de distracción.

-“Deberíamos salir aunque sea un rato”- es todo lo que se me ocurre decir, esta vez es Remi quien suspira, probablemente sintiéndose tan frustrado como yo lo estoy con todo esto.

-“No quiero, ni siquiera puedo creer que no me haya enviado un mensaje aunque sea”- replica soltando después un bostezo, si, tal vez deberíamos dormir, total que seguro no falta mucho para que el sol se oculte por completo, entonces ¿Cuántas horas han pasado ya?

-“Deben estar en su famosa reunión”- yo también bostezo, entrecerrando los ojos e intentando hallar formas en la pintura del techo, casi sin creer hasta que punto ya he llegado solo porque él no está.

-“Es una lástima que la nuestra no lo sea tanto”-

Me levanto de presto, recorriendo aprisa el lugar con la mirada, reconociendo esa voz, la voz de mis pesadillas, la voz que desde niño tanto me ha atormentado, esa que hace a mi cuerpo paralizarse y que mina todos mis esfuerzos por ser fuerte, por pelear.

-“Ren…”- mi respiración comienza a agitarse mientras me aparto del sofá y retrocedo, intentando buscar por un escape, tengo que salir de aquí, no, tenemos que, recuerdo con horror al sentir a Remi aferrarse a mi brazo.

-“Oh, ¿Por qué siempre me miras así? ¿Estás asustado?”- sonríe cínicamente, como si no supiera que es así, que le temo, ahora incluso más porque no se trata solo de mí, sino también de Remi y de Seeley y… Momiji, si, Momiji, mi pequeño, mío y de Elliot, el bebé que ambos tanto habíamos ansiado.

-“Sal de mi casa”- ni siquiera sé cómo logro decir eso, tan seriamente, tan determinado, tan firme, porque es lo que quiero, que se vaya, que se aleje de mí y de todo aquello que me es tan importante. Pero no lo hará, no se irá, me queda bastante claro que mis palabras no le importan en lo más mínimo porque apenas las digo no hace sino reírse, de mí, de mis intentos por ser fuerte.

Y lo odio tanto, tanto que me dan una terribles ganas de… de matarlo, si, matarlo, para que por fin pueda ser libre, para que pueda vivir en paz y de él no quede más que un horrible y amargo recuerdo en mi mente, lo deseo tanto, que por unos momentos, cuando los cristales de las ventanas y estantes explotan en mil pedazos, por un instante me quedo paralizado intentando comprender qué ha pasado, pero al siguiente, mi mano se cierra en torno a la muñeca de Remi mientras echo a correr, a la salida no, es tonto intentarlo, más bien, hacia ese lugar, el que hace diferente este departamento del anterior: el cuarto oculto, si logro llegar ahí estaremos a salvo, hasta que él vuelva.

Pero no voy a lograrlo, es lo primero que pienso en cuanto la figura de Chiyo se atraviesa en mi camino, freno de golpe, sintiendo a Remi chocar contra mi espalda, ¿Ahora que se supone que haga? ¿Qué voy a hacer? Vuelvo a preguntarme, tratando de hallar otra vía de escape, la misma que llega en la forma que menos había esperado, o más bien, que ya había olvidado… François, su nombre llega a mi mente en el mismo instante en que nos empuja hacia un lado, atravesándose entre Chiyo y nosotros con una mirada que nunca antes le había visto, tan determinada y fría, pero al mismo tiempo, tan resignada.

-“Dense prisa Altezas, ahora”- quiero detenerme, quedarme, pero mis pies parecen ignorar por completo lo que deseo ya que solo sigo corriendo, aun tirando de Remi, hasta que la puerta de mi habitación se cierra tras nosotros, dejándome ver por última vez los orbes verde grisáceos de François acompañados por una triste sonrisa en sus labios, como si estuviese despidiéndose… para siempre.

 ¿Por qué tenía que pasar esto? ¿Por qué justo hoy? Las preguntas involuntariamente llegan a mi mente una tras otra hasta el momento en que algo o alguien me empuja el suelo, haciéndome caer intentando no lastimarme, o más bien, tratando de no herir a Momiji. Necesito levantarme y seguir, ya no falta mucho, necesito que por lo menos Remi este a salvo, no podría perdonarme que algo llegara a pasarle, a él o a Seeley, pero cuando intento tirar de su mano, nuestro agarre es separado bruscamente.

Levanto la mirada aprisa y siento que el mundo se me cae al piso al ver a Remi siendo sujetado por Ren, luchando por soltarse de él y fallando terriblemente, más por el miedo que por cualquier otra cosa. Esto no puede estar pasando, no otra vez. Debí irme, debí huir, pero fui tan egoísta que por mi culpa otra vez alguien sufrirá.

-“Por favor Ren, déjalo ir, es a mí a quien quieres”- mi voz suena más a un ruego que a cualquier otra cosa, ¿Qué más puedo hacer? Nada. La realidad me cae cual helada tormenta e inevitablemente la mirada se me nubla, no quiero llorar, no frente a él, me prometí no hacerlo más, y ahora, ahora… Elliot vuelve, te necesito, vuelve…

-“No, este cachorrito tonto ya se había escapado una vez, ¿Cómo podría perder semejante oportunidad? ¿Es que no lo ves? ¡Dos por el precio de uno!”- por unos momentos mi mirada se queda fija en su rostro, en la mueca de sádica satisfacción que reflejan tanto su mirada como la sonrisa que esboza. Luego, luego mis ojos se encuentran con los de Remi, tiene miedo, cada cristalina lágrima que rueda por sus mejillas pálidas me lo muestra –“Aunque más bien, debería decir, tres por uno ¿No crees?”- la sangre se me hela mientras su cruel sonrisa se ensancha y Remi deja escapar un grito ahogado, justo en el momento en que Ren toca su vientre, apegándolo más él, tan bruscamente que el llanto de Remi no hace sino incrementar. Y es que… por mi culpa, no… más bien, solo por mí, también Seeley pagará el precio.

-“Su-Suélteme… mi esposo sabrá de esto”- intenta amenazarlo Remi, una vez más forcejeando porque lo deje libre, pero Ren solo se ríe, igual que si fuese una muy divertida broma, arrastrando a Remi hacia una de las ventanas de la habitación.

-“Si, y no sabes cuánto disfrutaré oírlo aullar de dolor”- ¿Cómo ni siquiera puede importarle eso? Si algo llega a pasarle a Remi, Connan, él… él destruirá a los Lee por venganza, no, no solo Connan, sino también… también Elliot.

-“Déjalo ir, Ren, suéltalo, no sabes en lo que te estás metiendo”- trato de persuadirlo, ¿Por qué lo hago? Sería mejor para mí y para todos si ellos desaparecieran pero, pero él aun es mi hermano.

-“¿Te estás preocupando por mí, hermanito?”- se ríe incluso de eso, de mis patéticos intentos por evitarnos a todos algo mucho peor.

-“Si…”- murmuro aun sin poder creérmelo, haciéndolo reír incluso más ¡Que estúpido soy! Debería simplemente dejar que lo maten y ya, pero… pero es que más bien es por Remi, él es la razón por la cual estoy tratando de persuadirlo.

-“Descuida, ni siquiera la estúpida Guardiana Oscura podría contra los hechizos prohibidos del Guardián de la Luna”- ¿Qué? ¿Qué tiene que ver Eun Fa con esto? Él… él no podría prestarse para algo así, él no lo haría, sé que no.

Y también, ahora lo comprendo, no es solo por mí, ellos quieren vengarse de la humillación que Haylley les hizo pasar la otra noche, por eso han ido tan lejos, y si intentan cobrárselas, entonces ella, Haylley, ella no tendrá piedad alguna.

-“Por favor, basta, no sabes con quien te estás metiendo”- no, no lo sabe, porque nunca ha visto el fuego negro que parece arder en la mirada de Haylley cuando pierde el control, nunca ha visto esa llama oscura que incendia todo a su paso ni mucho menos esa otra mirada, igual de terrible, ese par de orbes como la plata líquida que le pertenecen solo a Elliot. Él no los ha visto, y cuando lo haga, probablemente sea lo último que vea.

¡No quiero! No por él, no por Ren, no quiero que Haylley y Elliot se manchen las manos, no así, pero cada vez parece más y más inevitable, con cada paso que Ren da, arrastrando a Remi hacia la ventana, se acerca aun más a ese terrible momento.

-“Si lo sé, esa estúpida pagará por lo que hizo”- y eso es todo, apenas sin poder creerlo, observo impotente el momento en que Ren le entrega a uno de los matones de los Lee, el cuerpo tembloroso de Remi, nos miramos de nuevo, apenas unos instantes, tal vez por última vez.

Cierro los ojos y niego con la cabeza, retrocediendo hasta quedar una vez más acorralado contra la pared, escuchando a la distancia los gritos de Remi y más allá, a François tratando de someter a Chiyo, pero pese a eso, así contra la pared, con mi respiración tornándose cada vez más agitada y las lágrimas ardiéndome, casi a nada de comenzar a caer, me doy cuenta de que pese a todo, me he quedado solo… si… solo.

Ojala hubiera podido ver a Elliot una última vez, solo una más, pero supongo que no podré hacerlo, y entonces todo lo que me queda es aferrarme al recuerdo de su rostro perfecto, la sonrisa pícara en sus labios rosados y su mirada brillante, reflejando cuanto me ama en ella.

-“Elliot… perdón…”- murmuro con la voz hecha ya un tembloroso suspiro, recordándome una vez más mi cruel realidad, me he quedado solo… solo con él… con Ren…

-

-

-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).