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Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

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Notas del capitulo:

Una vez más, lamento la demora, pero no me excusaré ahora, sino que procederé a hacerlo en las notas finales, cuando ya hayan leído el capítulo, así que aquí esta, y nos leemos más abajo ^^

XXXVII

Esa Noche… II

 

 

Sigo corriendo, no puedo detenerme, ni siquiera mirar atrás, no es una opción, no cuando sea como sea, tengo que llegar, antes de que sea tarde, tengo que hacerlo, sin importar más nada, ni siquiera la sensación punzante en mi corazón, mucho menos el sonoro aullido que Connan deja escapar, se está quedando atrás pero tampoco me digno a mirarlo ni por un instante, todo lo que hay en mi mente son recuerdos, recuerdos del perfecto rostro de mi esposo.

Su sonrisa radiante, sus preciosos orbes de tan exótico color, los mismos que me hacen perder el aliento, y su nariz, esa linda naricita que se arruga bellamente cuando sonríe, todo eso es motivo más que suficiente como para impulsarme a seguir corriendo. Subo un par de niveles más, aun puedo ir más rápido, pero Connan no me perdonará dejarlo, ¿Qué importa? Otros tres niveles y la sensación punzante casi comienza a ahogarme, bajo uno, de nada servirá llegar sino puedo pelear, tengo que ser fuerte, por Natsuhi, por Momiji, por mí y por mi familia, sino salgo con vida, Haylley sufrirá por la eternidad, y mis padres…

Sacudo la cabeza, no puedo pensar así, me niego a hacerlo, y solo por eso, otra vez lo hago, un par de niveles más y por unos momentos dejo de sentir a Connan tras de mí, ¿Cuánto más rápido puedo ir? no lo sé y no lo averiguaré hoy, tal vez otro día, si, otro día, porque tengo que sobrevivir, le prometí a Natsuhi despertar mañana a su lado, y lo haré, sea como sea lo haré.

Ni siquiera me importa la lluvia que a momentos me nubla la vista, aparto el cabello de mi rostro, maldita lluvia de verano, hace a todo lucir aun más funesto que antes, la ciudad se ve tan sombría, que me siento terriblemente más enfermo que antes. Connan otra vez aúlla, esta vez otros lobos le contestan, la manada se está reuniendo, ni siquiera eso me importa, solo quiero llegar a casa, con mi esposo, con mi hijo, quiero estar con ellos, solo así podré estar en paz, solo así podré seguir con vida.

Cada vez estoy más cerca, después de todo lo que he corrido, ya no falta tanto, y ahora, justo cuando no falta mucho para llegar a mi destino, me doy cuenta de que no será tan fácil, no cuando los matones de los Lee comienzan a cercar mi paso. ¡No tengo tiempo para esto! Quiero gritarles, ni siquiera dejo de correr, trato de esquivarlos mientras una de mis manos se cierra entorno a la empuñadura de mi espada, y justo cuando estoy por sacarla, un haz de luz azul les corta el paso, alejándolos de mí.

Esta vez intento mirar por sobre mi hombro, reconociendo no solo ese rostro de orbes violeta oscuro, sino también la sonrisa que me dedica, mirando confundido las felinas orejas y la negra cola adornada por un cascabel.

-“¡Sigue corriendo!”- alguien me grita, empujándome, obligándome a seguir no sin antes mirar una cabellera lavanda levemente conocida, ¿Ellos? ¿Qué hacen ellos aquí?

-“¡Quítate de ahí Nahra!”-

¿Qué está pasando? ¿Ellos de verdad son…? ¡No! ¡No puede ser! Nahra Valmontt y Lee Yang Lien están muertos, ellos no… tropiezo casi a nada de caer, frenando en seco, estamos rodeados, no he sido lo suficientemente bueno, yo…

No… no se ha terminado, esta vez mi mano sostiene con firmeza la espada antes de liberarla de su vaina. Cierro los ojos y me concentro, la lluvia sigue cayendo, los malditos Lee se acercan cada vez más y más a nosotros, no pienso quitarlos uno a uno, por eso yo… simplemente lo haré, usaré de ser necesario hasta la última pisca de mi magia con tal de sacarlos del camino, seré eso a lo que la Corte Nocturna tanto le teme, seré el Demonio del rayo, él único capaz de dominar la Luz y la Oscuridad para usarlas como armas.

-“¡Abajo todos!”- el grito de Connan se deja oír pese al sonido de los relámpagos formándose uno a uno, chocando entre ellos. Él sabe lo que haré, Connan lo sabe, ya no hay marcha atrás, no dudaré, no cederé, no perderé… nunca…

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La tierra parece temblar por un momento mientras los rayos y relámpagos iluminan y resuenan a la par, haciendo a todo pintarse de un blanco luminoso por leves instantes. Entonces entre toda esa electricidad, me doy cuenta, lo siento, esa presencia, es él, ha vuelto, volvió por mí.

-“Elliot…”- murmuro apenas, mirando la lluvia y el cielo relampagueante a través de la ventana. Me obligo a levantarme, tengo que resistir, ahora que él esta tan cerca, es cuando menos puedo dejarme caer, no de nuevo.

-“Deja ya de llamar a tu estúpido humano, él no te salvará”- Ren se mofa de mí, sonriendo ampliamente con tanta burla y tanto desdén. Pero esta vez yo también sonrío.

-“Te equivocas, una vez más”- contesto, ya no tengo miedo, ya no más, mis manos se cierran y aferran a la empuñadura de mi espada, solo hasta que él llegue, no me permitiré ceder.

-“Claro, no sabes cómo ansío ver la cara del viudito, pero no debes preocuparte por él, seguro Chiyo lo cuidará bien, como a una linda mascota”- otra vez se ríe, más esta vez no sabe lo que acaba de causar, yo no dejaré que esa loca lo toque, nunca, nunca.

-“Él es mío”- ni siquiera lo pienso, los celos y el odio por un momento nublan mi mente, me basta con eso para demostrarle porque ninguno de sus matones pudo conmigo y ahora es Ren quien retrocede, mirándome perplejo por unos momentos.

Ya nada me importa, solo darle la lección que se merece. Arrojo la espada al aire solo para esta vez sacar mis dagas, lanzándolas una a una mientras corro intentando alejarme, recuperando de paso mi arma; ahora si voy a escapar, no, más bien, voy a llevarlo directo a donde él esta, si hago eso, todo por fin terminará, seré libre.

Pero no soy lo suficientemente rápido y de un empujón me hace chocar contra la pared, intento no caer tan bruscamente, otra vez protegiendo a Momiji, y Ren lo nota, de nuevo se sonríe mientras me aprieta contra el suelo. Forcejeo, luchando desesperadamente por apartarlo,  por alcanzar mi espada que esta apenas a unos centímetros de mi mano, quedándome quieto en cuanto algo afilado roza mi vientre.

-“Vaya, vaya, vaya, así que el pequeño monstruito se dejó preñar, que tonto”- susurra a mi oído, riéndose de nuevo, quiero moverme, escaparme de él, pero ni siquiera me atrevo a respirar del todo, no cuando aquello presiona más contra el lugar donde Momiji crece –“Me hubieras dicho que querías eso, te habría hecho el favor”- agrega, haciendo a mi sangre helarse. Quiero gritar, lo anhelo con todas mis fuerzas en cuanto su asquerosa lengua recorre una de mis mejillas, lamiendo mis lágrimas –“Y después los habría matado a ambos”- pierdo la voz, las fuerzas, incluso las esperanzas, mi orgullo es destrozado cuando lo siento tocarme de ese modo… no quiero, por favor, que ya se termine, por favor… no quiero…

Cierro los ojos, escuchando el retumbar de otro trueno, más cerca, más fuerte, aun más peligroso… haciéndome sentir la estática en el aire, y también…

-“Quita tus manos de mi esposo”- mi corazón parece saltarse un latido al escuchar esa voz, un siseo amenazador, frío, medido, helado, perturbador, casi un gruñido, el gruñido de una criatura salvaje.

-“Vaya humano tan persistente que…”- Ren se detiene, apartándose apenas, dejándome verlo por fin.

Elliot está ahí, justo frente a la ventana, completamente empapado, las gotas de lluvia se deslizan por su cabello y su rostro, casi rozando ese par de orbes del color de la plata líquida, pero siguiendo un camino que apunta hasta el suelo al cual no llegan, algo las detiene, la electricidad que el cuerpo de Elliot parece emanar, formando pequeños rayos en su entorno, haciéndolo lucir justo como el demonio despiadado al que vi por primera vez dos años atrás, e incluso más terrible que eso.

-“Te dije que lo soltaras”- su voz de escucha cada vez más amenazante y al instante siguiente me encuentro libre, mirando a Ren estrellarse contra una pared, más justo cuando esta por caer al suelo, Elliot lo retiene por el cuello, alzándolo aun más.

-“Si me haces algo, mi madre hará que Cheshire vaya por ti”- lo reta Ren. La sonrisa que esbozan los labios de Elliot me asusta, en estos momentos no es él, no es mi esposo, sino… sino el Rastreador.

-“Error, equivocado otra vez… YO soy Cheshire”- su voz se tiñe entonces con un tono de dulce burla y satisfacción, como si disfrutara enormemente de lo que está haciendo, de revelar su secreto.

Pero no es eso, más bien, disfruta de la expresión horrorizada en el rostro de Ren, se deleita con el terror que le infunde y… y… también. Ahogo un grito, llevándome las manos al rostro y cubriendo mis labios, contemplándolo tan aterrorizado como nunca antes, él… él…

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¿Qué se siente sostener un corazón entre las manos? ¿Sentir latido tras latido, sonando como el segundero de un reloj? ¿Saber que una vida esta tan fácilmente al alcance? Es una sensación exquisita, más cuando veo esos ojos observarme con tanto pavor. Me deleito con los pequeños gritos que de entre sus labios escapan cada que aprieto aquello que en mi mano sostengo. El color va huyendo de su piel y me gusta, no, no solo me gusta, disfruto enormemente de ser el causante de todo aquello.

-“Te lo advertí, y también a tu estúpida madre, que no se acercaran a mi”- aprieto un poco más, saboreando el nuevo grito con el que mis oídos se deleitan, igual que si fuera música –“Por eso, cuando llegues al abismo, y las Cadenas te rodeen, diles quien te envía… diles que Elliot Ewon Darko, 2do Príncipe de la Familia Imperial Nocturna, te arrancó el corazón, diles cuanto lo disfruté”- murmuro mientras mis labios se curvan en una sonrisa únicamente causada por el sentimiento de gozo que se apodera de mi al ver su mirada aterrorizada y sentir sus manos tratar inútilmente de apartarme.

-“Basta… Elliot… basta por favor”- la voz de Natsuhi me ruega, pero yo apenas niego con la cabeza, no lo dejaré ir, no más.

-“No, esta vez no, te lo dije una y otra vez, que si volvían a lastimarte, no me detendría, y no lo haré, ya no”- es lo último que Lee Ren escuchará de mí.

Mi mano aprieta aun más el corazón que sostiene antes de arrancarlo y arrojarlo lejos, como la basura inservible que es, entonces por fin lo suelto, dejando caer su muerto cuerpo hacia el piso mientras mi otra mano con un ágil movimiento de mi espada corta su cabeza, la escucho rodar sobre la alfombra, cierro los ojos y lentamente degusto la sangre en mis labios, se ha terminado, por fin se terminó.

Ahora solo queda el llanto de Natsuhi y el sonido de la lluvia, de vez en cuando interrumpido por uno que otro trueno, pero en mi mente la misma frase sigue reinando, se terminó, por fin se terminó. Mi mano suelta la espada mientras mi errática respiración comienza a calmarse y a pasos lentos me acerco a Natsuhi, mirándolo retroceder, negando frenéticamente con la cabeza, asustado, asustado de mí.

No lo pienso, lo aferro por una de sus muñecas y lo atraigo hacia mí, abrazándolo, dejándome caer sentado sobre la alfombra, escuchándolo llorar contra mi pecho mientras con una de mis manos acaricio su largo cabello, sintiéndolo temblar sin control. Solo ahora me doy cuenta de lo que hice.

-“Perdóname… yo no… no quería que te hiciera daño, no más, y también… estaba tan asustado de perderte que no… no pude controlarme…”- susurro, apartándolo apenas para ver sus mejillas llenas de lágrimas.

-“Lle-Llegaste… pensé que no volvería a verte”- y por un momento, al mirar sus ojos, pierdo el hilo de mis pensamientos. Hay tantos sentimientos reflejados en ellos a la vez: miedo, dolor, angustia, desesperación, pero también alivio, felicidad y… y amor.

-“Jamás podría dejarte… moriría sin ti”- es todo lo que logro decir antes de juntar nuestros labios, besándolo desesperadamente, apegándolo más a mí, sintiendo a su pequeño cuerpo temblar junto al mío, si, yo también estoy temblando, la sola idea de no ver más su sonrisa, de no escucharlo peleándome por cualquier tontería, ha terminado por quebrar mi control.

-“Yo… yo igual…”- susurra contra mis labios apenas apartándose, solo lo suficiente como para que nuestras miradas vuelvan a encontrarse, para que me vea reflejado en sus enormes y hermosos ojos, para que contemple por vez primera la forma en que los míos lentamente pasan del color plata al escarlata mientras mi respiración comienza a tornarse calma.

Una vez más mi mente arroja los mismos pensamientos, se ha terminado, somos libres, por fin… nosotros… los dos juntos con nuestro hijo, con nuestra familia… con…

-“¿Dónde está François?”- la pregunta escapa de mis labios mientras trato de buscarlo con la mirada, sin hallarlo por ninguna parte, no está, no pudo haber huido, no se atrevería… pero hay tanto silencio a nuestro alrededor…

-“Él… Chiyo…”- intenta decir Natsuhi, pero no necesito oír más nada. Me levanto, sintiendo a mi esposo aferrándose a mi brazo, a aquel con el que vuelvo a sostener la espada mientras con lentitud me acerco a la puerta cerrada de la habitación.

La mano me tiembla cuando giro la perilla, escuchando incluso a la madera chirriar, vuelvo a buscarlo con la mirada, pero aun nada, y entonces, cuando doy el primer paso fuera de la habitación, mis botas hacen repiquetear algo líquido bajo ellas.

No quiero mirar, no quiero, pero lo hago, lo hago y al instante siguiente cierro los ojos con fuerza, esto no está pasando, por favor, no. Otra vez mi respiración se vuelve errática y me suelto de Natsuhi, apresurándome hacia donde él esta… rogando porque no sea demasiado tarde.

Me parece incluso que ahora lo veo todo desde afuera, como ajeno a mi propio cuerpo, yo corriendo hasta él, luchando por no gritar, por no perder el control otra vez, pero de nuevo se me hace difícil respirar y mi mente no quiere aceptar lo que mis ojos miran. Esto no está pasando, no está pasando, es… es solo que esta tan pálido y hay tanta sangre alrededor, en el piso, en las paredes, en todo. Se ve tan quieto, como si estuviese dormido y no fuese a despertar más… por favor, no, que no sea así, jamás podré perdonármelo, jamás, por favor que no este muerto…

-“Vamos, vamos Franny, no hagas esto renacuajito”- murmuro apenas, la voz me tiembla y trato de moverlo lo más cuidadoso que mis nervios y desesperación me permiten. No hay reacción, ni un quejido, nada –“Soren va a matarme, y Tristan… Oh, Tristan… no puedes dejarlo así”- ni siquiera sé porque estoy hablando tonterías, supongo que es porque intento distraer a mi mente de todo lo fatídico que pueda estar pensando.

Intento tomar su mano, pero se me resbala entre tanta sangre, no voy a dejarlo así, no lo haré, por eso insisto, buscando por alguna señal… no hay pulso. Cierro los ojos unos momentos, no voy a rendirme, no lo haré, trato de buscar por su respiración, incluso por el latido de su corazón pero nada, no hay nada, es tarde… lo perdí… ¿Cómo pude ser tan tonto? Es mi culpa, yo traje la desgracia a mi Familia, yo causé esto… yo…

-“No, no te lo voy a permitir, no te vas a ir así nada más, ¿Me oyes renacuajo?, no te vas a escapar de mí”- aprisa me quito los guantes, concentrándome una vez más, sintiendo la Luz y la electricidad por primera vez enlazándose en mi interior y concentrándose en mi mano, la misma que coloco sobre su corazón, mandando de una buena vez una descarga.

No hay respuesta, trato de calmarme, si me desespero voy a perder el control y terminaré de arruinarlo, otra vez… nada, el llanto de Natsuhi comienza a frustrarme más, pero no voy a rendirme, no sin luchar… me concentro de nuevo, otro intento, nada… ¿Por qué? No quiero que esto pase, no quiero, es solo un niño, mi renacuajo, mío y de mi Familia, y de Tristan ¿Dónde está él? ¿Por qué aun no llega? ¡No! Mejor que no lo haga, no ahora.

-“No te desharás de mi Franny, así que mejor vuelve de una maldita vez”- quiero gritarle, pero más bien parece un ruego hecho en un muy miserable susurro.

Quiero ver su sonrisa tontita otra vez, sus mejillas rosadas por la pena e incluso esa miradita de cachorrito indefenso que me pone todo el tiempo, solo porque lo estoy molestando. Quiero reírme de sus patosos intentos por no fastidiarme, verlo dormir tranquilo, abrazado a su enorme oso blanco, yo… quiero…

Finalmente pierdo el control, no puedo soportarlo más, ni siquiera mido la cantidad de magia que estoy usando, mi mano vuelve a presionar sobre su corazón, esta vez sin cuidado alguno. Natsuhi grita, yo cierro los ojos y… y finalmente, lo escucho, se ha quejado, es solo un muy débil quejido pero no ha sido mi imaginación, no, no lo es, lo sé porque esos lindos ojitos grisáceo verdosos me observan apenas entre las rizadas pestañas.

-“Renacuajo tonto, me diste un buen susto”- murmuro apenas, suspirando hondamente y aferrándome a una de sus manitas, determinado a no dejarlo ir, no otra vez.

-“¿Dónde está Remi?”- la voz agitada de Connan suena a mis espaldas pero ni siquiera lo miro, tan solo me concentro en retener con mi magia a Franny, es todo lo que por ahora puedo hacer.

-“Ellos… ellos se lo llevaron”- es Natsuhi quien contesta por mí, volviendo a llorar con fuerza, quiero abrazarlo, tratar de consolarlo, pero ahora no puedo, François me necesita, no debo ni siquiera por un instante de soltarlo, no mientras no consiga estabilizarlo.

-“Elliot, tu esposo está a salvo, ahora iremos por el mío”- el tono de Connan se torna sombrío, seguro hace unos minutos yo estaba así, antes de matar a Ren, pero, aun cuando sé que tiene razón, de nuevo esta la certeza de que si dejo lo que estoy haciendo, perderé a Franny, y no lo haré, no otra vez.

-“No, yo no puedo ir contigo”- ni siquiera sé de dónde saco el coraje suficiente como para contestarle así, con la voz tan seria y al mismo tiempo tan medida.

-“¡Lo harás, eres mi primo y también… todo esto es tu maldita culpa!”- me grita, acercándose seguro con la intención de sino darme una paliza, si jalarme para llevarme a rastras con él, pero lo esquivo.

Retrocedo, sosteniendo a Franny entre mis brazos, aun reteniendo una de sus manos y mirando a Connan lo más determinado y serio que puedo, no me moveré, no hasta que François este a salvo, porque al menos por esta vez, sé que estoy haciendo lo correcto. Por más que tenga razón, por más mi culpa que sea, en estos momentos, para mí, hay algo más importante.

-“No, no lo haré, no voy a dejarlo ahora, me necesita”- contesto, mostrando una temple y serenidad que no creí tener, enfrentándolo tan solo con la mirada, con nada más –“Y tu no me obligarás a hacerlo, no tienes la fuerza para ello, o es que, aquel día, cuando dijiste que era tu hermano también ¿Le mentiste?”- esta es mi mayor carta en el juego, y también, es mi victoria, porque solo con eso, consigo aplacarlo.

Debería de entenderme, o por lo menos confiar en mí, después de todo, lo ha dicho ya, soy su primo, parte de su Familia, y por la misma razón, sé por lo que está pasando, Remi también es mi Familia y yo no dudaría de ir por él si no fuese porque al menos en estos momentos, alguien más me, no, nos necesita.

-“Esta bien, tenemos que movernos rápido, no puedes retenerlo solo con tu magia, necesitamos a un médico, y también, ordenaré a los licántropos que nos cubran y empiecen a rastrear”- eso es todo, otra vez somos un equipo, y aun cuando todavía pueda ver la desesperación en su mirada, también está la determinación, él tampoco va a rendirse y, cuando esta noche termine, nuestros problemas habrán terminado, al fin –“Volveré en un momento, mientras tanto, deben prepararse, usaremos tu auto, hay que ser discretos y cuidadosos”- asiento con la cabeza, tratando de buscar con la mirada a Natsuhi, encontrándolo justo a mi lado, mirando por entre sus ojos nublados por las lágrimas, el rostro de Franny, probablemente vigilando que nada más pase.

-“Diles… di a Nahra y a Yang que ayuden con el rastreo, ellos deberían ser capaces de encontrar a los Lee”- por un momento dudo, notando cuando la mirada de Natsuhi queda fija en mi rostro, observándome confundido y sorprendido por los nombres que acabo de mencionar, pero no puedo explicarle nada, no cuando ni siquiera yo lo comprendo.

Esta vez Connan no me contesta más que con un leve asentimiento, entonces todo lo que me queda es mirarlo partir a pasos apresurados, yo también tengo que darme prisa, aun quedan demasiadas cosas por hacer, y más que nada, debo concentrarme, estar preparado no solo para enfrentar de nuevo a los Lee, sino para aguardar por ella, porque vendrá, lo sé, Haylley vendrá…

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No recuerdo muy bien cómo fue que finalmente llegamos a la clínica, tengo vagos retazos de memoria en los cuales veo a ese hombre, el mismo médico que atendió a Alexis, salir junto a otro más, a recibirnos, y después, también recuerdo que yo me rehusé a soltar a Franny, hasta que finalmente, y sin tener una verdadera idea del cómo, alguien me sacó de la habitación, probablemente Connan, pero no estoy seguro, todo me parece tan difuso en estos momentos.

-“Elle, el médico dijo que puedes pasar, acaba de terminar de revisar a Natsuhi”- asiento lentamente, poniéndome de pie en silencio y caminando hacia la otra habitación, esa en la cual mi esposo aguarda por mí.

Lo noto tan calmo al entrar, y no tardo en darme cuenta de que la razón es porque esta sedado, además, en una de sus pequeñas y delicadas manitas, lleva una vía. Me siento frente a la cama, tomando enseguida su mano y acercándola a mi mejilla. Suspiro, me sintiéndome tan patético e impotente, como nunca antes recuerdo haberme sentido, ni siquiera cuando aquella vez, hace tantos años ya, atrapado en una cama de hospital, aquel hombre, al que yo creía mi padre, me susurró al oído que era mejor que me muriera, eso no se compara con lo que siento ahora al ver a Natsuhi tan indefenso, menos sabiendo que Franny aun está luchando por su vida,  por mi culpa, solo mía, después de todo, yo atraje la desgracia a mi Familia.

-“Príncipe Elliot”- alguien me llama, pero ni siquiera me vuelvo para mirarlo, apenas muevo la cabeza, como para hacerle saber que estoy escuchando –“Su Alteza Imperial se encuentra estable, no tiene más que unos pequeños cortes, pero estaba muy alterado, por eso hemos tenido que sedarlo”- asiento apenas, únicamente dedicado a mirar a mi Natsuhi, mi pequeño gatito, sino lo hubiese dejado solo, nada de esto habría pasado.

-“¿Mi hijo?”- pregunto, la voz me tiembla un poco, no solo por el miedo a lo que pueda oír sino por cansancio, estoy cansado, muy cansado, y solo ahora me doy cuenta, pero ha valido la pena, o al menos eso me estoy obligando a creer.

-“Está en perfectas condiciones, su Alteza Imperial hizo un buen trabajo protegiéndolo”- suspiro, se supone que esto debería darme alivio, pero no es suficiente, Natsuhi y Momiji están bien pero, ¿Y François? ¿Y Remi? Por ellos es que aun no puedo estar tranquilo.

-“¿Dónde está?”- afuera la inconfundible voz de Soren Hawkmore se deja oír, agitada y desesperada. Yo por unos momentos solo me muerdo el labio, besando después la delicada mano de mi gatito, antes de dejarla sobre la cama.

Es hora de que afronte lo que he hecho, no lo voy a postergar, por eso, dedicándole una última mirada a Natsuhi, es que salgo de la habitación, dirigiéndome hacia la pequeña sala de espera donde antes estaba, justo frente a la puerta de aquella habitación donde Franny está siendo atendido.

-“Aun esta con el médico”- Connan contesta por mí, él también está cansado, su tono de voz lo delata, más creo que en estos momentos eso es lo que menos importa.

-“¡Esto es tu culpa, tu maldita culpa!”- Soren grita, y yo espero porque me golpee, pero eso simplemente no sucede. Escucho el brusco choque contra la pared, más no soy yo, es… es Tristan –“Si no te le hubieses acercado nunca, él no…”- está furiosa, sus manos aprietan con fuerza la tela del saco de Tristan mientras lo acorrala más contra la pared, él ni siquiera se defiende, no se mueve, tiene la mirada como perdida, perdida en la puerta tras la cual se encuentra François –“Y… y si le pasa algo, te juro que te mataré, voy a arrancarte la piel pedazo a pedazo hasta matarte, hasta que sufras tanto como él está sufriendo, no habrá fuerza alguna que me impida hacerlo; ni siquiera lo mereces, una sabandija chupa sangre como tu no lo merece, es mejor para todos si solamente te mato…”- por unos momentos pienso en apartar a Soren, pero no me muevo, solo contemplo a Tristan así tan quieto, callado, con una mirada turbia que nunca antes le había visto, ni siquiera lucha por zafarse, solo se queda ahí, con Soren acorralándolo fuertemente contra la pared.

-“Hazlo”- ¿Qué? Por fin levanta la mirada del todo, y parece tan dolido, tan muerto al mismo tiempo –“Hazlo, mátame, porque yo… no puedo… no quiero seguir sin él, ¡No quiero! ¡Así que mátame de una maldita vez! Solo mátame…”- nos quedamos callados, tan solo mirándolo, ahí con la mirada apagada y tan sombría, que, cuando una roja lágrima se desliza por su mejilla, por fin reacciono, Tristan está llorando, por primera vez en mi vida, estoy viendo a Pure Blood llorar.

Y tal vez la escena es tan sobrecogedora, que por eso Soren simplemente lo suelta, retrocediendo un par de pasos mientras los demás solo lo contemplamos deslizarse por la pared, abrazándose a sus piernas y ocultando la cabeza, luciendo tan destrozado, porque lo está, con esto él finalmente ha demostrado con total claridad lo que siente por François, lo ama, tanto que moriría con, y por él.

-“Tío Elli ¿Te hiciste daño?”- vuelvo la mirada enseguida, levantándome de presto, viendo a Riku entre los brazos de su padre, Tsuki está aquí, pero ¿Cómo? Por unos momentos, viendo la mirada que mi cuñado me dedica, pierdo no solo la capacidad del habla, sino también de respirar; me siento tan idiota que inevitablemente aparto la mirada.

-“Oh, no, él está bien, solo algo cansado”- contesta Connan por mí, siento sus ojos clavados en mi nuca pero no me atrevo a mirarlo, ni a él ni a nadie, ni siquiera a Riku que una vez más se ha prendido a mi pierna.

-“¿Y el tío Natsu?”- me pregunta apenas. Suspiro, levantándolo en brazos y sentándolo en mis piernas, mordiéndome los labios por un momento.

-“Esta durmiendo, el bebé y el tío Natsu se esforzaron mucho y ahora están descansando”- medio murmuro, no me siento con ánimos de nada, ni siquiera de forzar una sonrisa para tratar de tranquilizar a Riku, que aunque no lo demuestre, sé que debe estar muy preocupado y asustado, si, seguramente está asustado.

-“Estas mojado Tío Elli, te puedes poner malito”- sonrío apenas, ni siquiera me había dado cuenta de eso, de que en efecto, estoy más que empapado, aunque claro, no es solo lluvia, más no creo que Riku necesite saber eso, no por ahora, cuando aun es pequeño e inocente.

-“No te preocupes, tu tío es muy fuerte”- alguien replica, reconozco vagamente la voz, pero no del todo, tengo la sensación de estarme quedando dormido, o más bien, de estar a nada de llegar al punto de la inconsciencia, aunque no quiero, por eso, tratando de no ceder, es que levanto la mirada.

Tal vez estoy alucinando, porque otra vez ese chico extraño esta frente a mí y yo sigo sin estar seguro de que es real, por más que lo este viendo, ahí sentado en el marco de la ventana, sonriendo levemente mientras con sus dedos peina su largo y negro cabello, como un gatito, como… tal y como Natsuhi suele hacer.

-“¿Los han encontrado?”- la voz de Connan pregunta, mirando hacia el recién llegado. Tal vez si existe, ya que de no ser así, mi primo no le estaría hablando ¿Verdad?

-“Yo… yo no pude ir… lo siento”- se excusa, apartando la mirada, centrando sus orbes color violeta en el piso, viéndose tan débil, tan indefenso y tan… tan asustado. Si, es eso, está asustado, aun después de tanto tiempo, él sigue temiéndole a los Lee.

-“Descuida, lo entiendo”- murmura apenas Connan, suspirando hondamente, viéndose tan tranquilo, que por eso sé que por dentro está muriendo, igual que yo lo estaba hasta hace apenas un rato.

-“Te pareces a mi Tío Natsu”- comenta Riku, viéndose una vez más como el niño inocente que es, si, inocente, tanto que por eso sería complicado decirle algo que seguramente no entenderá, algo que ni siquiera yo comprendo aun.

-“Gracias, pero tu Tío Natsu es más lindo, por eso el Tío Elli lo quiere tanto”- Nahra sonríe, sin atreverse aun a mirar a nadie, porque no solo está asustado, sino también nervioso, pronto las preguntas comenzaran a caer sobre él y tal vez simplemente no quiera contestarlas, tal vez todo esto sea demasiado para él, y aun así, sigue aquí –“Debiste verlo hace un rato, hizo que la lluvia cayera más fuerte y también, todos esos truenos y rayos, fue realmente impresionante”- agrega sonriendo apenas, una sonrisa temblante, casi temerosa de decir algo equivocado.

Pero yo no podría dañarlo, no a él, aunque comprendo su temor porque después de aquello, no recuerdo que alguien además de nosotros, saliera con vida. Perdí el control, aun si en un principio no era eso lo que quería, pero una parte de mí, aquella que con tanto esfuerzo he intentado borrar, ganó sobre todas las demás. Y quise matarlos a todos, por ponerse en mi camino, por impedirme llegar hasta Natsuhi, por provocarme. No solo quise matarlos, lo hice, cada trueno dio en el blanco, resonando, iluminando y haciendo al aire cubrirse de electricidad.

Supongo que por eso ahora me siento tan cansado, pero no puedo simplemente cerrar los ojos y dormir, la noche aun no termina, falta demasiado como para que el amanecer al fin llegue, por eso debo mantenerme despierto, aun hay tanto que debo hacer…

-“¿El Tío Elli hizo la tormenta?”- pregunta Riku, su voz se oye lejana, creo que me estoy desmayando al fin, por eso todo lo que hago es levantar la mirada y pasearla de un lado a otro, hasta dejarla sobre Nahra, pero él sigue evitando mirarme, a mí y a todos los demás.

-“Sip, fue muy guay”- contesta falsamente animado, si, tanta efusividad es falsa porque en estos momentos debe sentirse cada vez más y más nervioso y asustado, que no me lo imagino sintiéndose de otra forma.

Quiero decir algo, intentar calmarlo de algún manera, más finalmente, una puerta es abierta, dejando paso a aquel hombre, el no humano, el médico. Nos mira en silencio, uno a uno, como planteándose, sobre quién detener la mirada, suspirando hondamente y dejándola justo en mí, ¿Por qué en mí?

-“Ne, pequeño ¿Por qué no van tu y tu papi a ver a tu tío Natsu? Seguro que eso le hace bien”- casi murmura Nahra, rompiendo el incomodo silencio en el que los demás nos quedamos.

Tsuki parece comprender no solo que algo va mal, sino también que no es como si a él le concerniera, o más bien, que no es algo que Riku deba escuchar, por eso se apresura a tomarlo de entre mis brazos y casi huir por el pasillo, dejándonos a los demás aun en silencio. Y otra vez tengo miedo, miedo a lo que ese hombre vaya a decir.

-“No pude conseguir estabilizarlo, el daño que recibió su flujo de magia fue demasiado y está afectando su capacidad de curación, así que tardará mucho más de lo que podríamos esperar, y también, me temo que el daño recibido es irreparable, de modo que su flujo jamás va a volver a ser el mismo”- otra vez quiero gritar, pero siento la garganta seca y todo lo que puedo hacer es cerrar las manos en puños y apretarlas con fuerza, es mi culpa, yo le hice esto, si tan solo no hubiese sido tan tonto –“Hay algo más… la pérdida de sangre y las heridas fueron demasiadas, no hubo forma de salvar al bebé, lo ha perdido”- ¿El qué? Cada parte de mi ser parece paralizarse, me siento incluso dejar de respirar ¿Bebé? ¿Dijo bebé? ¡No! ¡No es cierto! ¡No es cierto!

El grito de Tristan resuena en todo el lugar, como si se estuviese desgarrando por dentro. Soren en cambio, retrocede hasta la pared, tapándose el rostro, temblando, igual que yo, es que… esto no… no está pasando, Franny, él no… por favor, no, no más… que alguien me despierte, necesito salir de esta pesadilla, no quiero más esto, ya no…

-“¡Los he encontrado!”- apenas logro mirar hacia Yang, respirar se me hace difícil e incluso doloroso, mi visión parece nublarse por un momento ¿Cuánto más podré resistir?

-“¡Tu! ¡Maldito Lee!”- ruge la voz de Tristan, lanzándose justo sobre Yang quien retrocede perplejo, sin comprender en lo absoluto lo que pasa.

-“¡No! ¡Detente!”- más Nahra se interpone en su camino, apegándose a Yang, defendiéndolo de la mal encaminada furia del vampiro, mientras yo sigo sin poder moverme; creo que incluso voy a vomitar, me siento mal, muy mal.

-“No es él a quien buscas, Kiryuu, pero ya es hora de vayamos por los verdaderos culpables de todo esto”- interviene Connan, haciéndome recordar de presto aquello, tiene razón, tiene tanta razón, ya es hora –“Vámonos Elle, no voy a esperar más”- suspiro hondamente, asintiendo con la cabeza y levantándome, reuniendo fuerzas para lo que falta.

Ya no es solo por mí y por Natsuhi, también es por Remi, por François y por… por mi sobrino, ese que los Lee me arrebataron sin siquiera darme la oportunidad de conocerlo, o darle la oportunidad de ver tan solo una vez el mundo.

-“Quédate con él, volveré pronto”- murmura Tristan hacia Soren, su voz sigue siendo un turbio siseo cargado de tantos sentimientos, con la furia anteponiéndose al dolor.

-“No, yo iré”- lo contradice Soren, recobrando un poco de compostura y serenidad, la misma que necesita y necesitará de ahora en más.

-“Ya no es tu pelea, fue a mí a quien le arrebataron todo, era mi familia, mi prometido y… y mi hijo, ¡Era mi vida!”- replica Tristan, enjugándose con furia la rojiza lágrima que escapa de uno de sus ojos, mostrando en su mirada no solo dolor sino también una fría determinación y resignación, como si estuviese dispuesto a hacer a los Lee pagar y después, simplemente desaparecer, para siempre…

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Notas finales:

Eso ha sido todo, primero que nada, agradezco su paciencia para conmigo, y segundo, bueno, aquí están mis razones, y es que, tal vez no lo había comentado antes, en estos momentos no lo recuerdo, pero desde diciembre me vengo sintiendo deprimida y sin inspiración, por lo cual por más que quería no podía escribir y eso no hacia más que frustrarme, luego a finales de enero fue el cumpleaños del sujeto perro, lo que me deprimió aun más ya que inevitablemente recordé los días en los que pasabamos esa fecha juntos, a eso se le sumaron mis constantes pleitos familiares, la cada vez más agobiante presión de mi graduación y, la cereza en el pastel, hace unas semanas casi muero.

Si, estuve a nada de irme al otro mundo, todo porque incursionando en el mundo de la cocina, precisamente en los postres, decidí cocinar algo que se llaman "Magdalenas de vainilla" mi receta según yo, fue perfecta, solo que al momento de hornearlo, pese a que parecían estar en su punto, en cuanto apagué el horno como que se aplastaron, aun así, el sabor era excelente y yo estaba felizmente comiéndome una mientras mi madre y la madre de Ozuma conversaban sobre el postre, de repente mi madre al verlos en la bandeja, dijo "Es que están muy feos" pero lo dijo en un tono tan gracioso que ellas se rieron y cuando yo lo intenté, el dulce se me fue en las vías respiratorias y comencé a ahogarme, pasé por todos los colores posibles e imposibles y después de mil maniobras y casi terminar en el suelo, por fin conseguí respirar. 

Me sentí tan frustrada, pensé que iba a morir sin poder hacer tantas cosas, entre ellas, sin poder terminar la historia, que simplemente, me hundí más, y ahora, cuando finalmente me recuperaba esta la nueva y aun más agobiante presión de mi examen de titulación, la prueba más difícil de mi vida, hasta ahora.

Pero, pero, no se preocupen, que dentro de dos semanas ya hay capítulo, de hecho, para su felicidad, la historia se va a alargar un poco más, hasta el capítulo 42 y, ya voy en el 40, así que voy bien >w<

Por eso, gracias gentecita linda, por todo su apoyo, por su paciencia y también, gracias a aquellas personas divinas que cada capítulo me dejan sus reviews con palabras que me animan y me impulsan a seguir... excepto cuando me reclaman por mis demoras y es que... bueno, yo no me dedico exclusivamente a esto, para los que no lo sepan, estudio Leyes, para ser más precisos, estoy cursando mis últimos 3 meses en la universidad así que imaginen cuan presionada estoy, por eso, ténganme paciencia y cariño TT^TT

Así pues, gracias a mi Paris-chan, Alvasa-chan, Dark Vampire-chan, Leda-¿Chan?¿Kun? (Bienvenid@), Soren Onee-san, Tsubaki-chan, Pii-chan, y a Pia Carrioth (Bienvenid@)

También, solo para los que no se acuerden de ellos, y para presentarlos formalmente, acá están...

Nahra y Yang

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/NY2.jpg

De nuevo, muchas gracias a todos, y nos vemos en dos semanas, cuídense mucho, tengan bellos días y, dejen muchos reviews >w<!!!!!

Hasta pronto y... gracias por las 22 715 entradas!!!

Au Revoir~


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