Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

[Reviews - 342]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos, como dije, dos semanitas, así que ya estoy de vuelta, cada vez más nerviosa y estresada con las cuestiones de mi titulación, sobre todo con el exámen, y después, la que yo espero, será mi triunfal entrada al mercado laboral remunerado -si, es bien cutre trabajar y que no te paguen- 


Pero bueno, yo espero que hayan estado muy bien, por mientras, los dejo con el capítulo y nos leemos más abajito ^^

XXXVIII

Esa Noche… III

 

 

La lluvia sigue cayendo, empapa la capa que ahora llevo puesta, ya que una vez más me he ocultado tras la máscara de Cheshire, e incluso esa misma lluvia hace resonar cada uno de mis pasos conforme avanzo, otra vez corriendo, con el casi único propósito de saciar mi sed de venganza, de hacerles pagar y de finalmente cumplir todas y cada una de mis amenazas. En este momento ya no me importa más nada, porque lo que me han hecho, aquello que me arrebataron sin siquiera una pisca de consideración, jamás podrá ser reemplazado por nada ni por nadie.

Ese pequeño y dulce niño era mi hermano, y ya jamás volverá a ser el mismo, ya no podré verlo sonreír ni arrebatarle risitas a escondidas, y también, ya no podré ver la felicidad en su rostro al mirar al que iba a ser mi sobrino, el crío al que ya nunca conoceré. Ellos me quitaron eso, y ahora han de pagar las consecuencias. No mostraré más piedad ni asomo alguno de indulgencia, ni con ellos ni con aquellos que los siguen.

Por eso no hago intento alguno de frenar a Yang al verlo detenerse y mirar fijamente el escudo que protege el lugar en donde mis presas aguardan; ni siquiera me sorprendo cuando noto que es el mismo bosque donde conocí a Natsuhi dos años atrás. Aguardo únicamente a que Yang corte la barrera, una que solo un verdadero Lee podría derribar con tanta facilidad, pero eso ni siquiera me importa, en estos momentos, más bien, todo lo que hago es observar a Tristan avanzar, en silencio, viéndolo hacer leves movimientos con las manos, atrapando en invisibles hilos creados con su magia a todo aquel que intenta cruzarse en nuestro camino, tirando de ellos hasta que en nuestro entorno no hay más que roja y fresca sangre, la misma que despierta a mis sentidos y llama a mis más terribles instintos, pero esta vez no voy a pararlos, no, no lo haré.

Tan solo sigo adelante, ahora caminando, con pasos casi desinteresados, y es que, después de todo ¿Por qué habrían de importarme en lo absoluto los idiotas sirvientes de los Lee? A ellos no los detuvo nada al momento de irrumpir en mi territorio y dañar a mi familia, por eso, yo tampoco me detendré, no esta noche, ya no más.

Entonces solo sigo avanzando, escuchando esta vez el sonido de mis pasos haciendo eco a través de los laberinticos pasillos de la antigua mansión que mis enemigos han elegido de refugio. Solo que esta vez no es el agua de la lluvia la que hace resonar mis pasos, sino la sangre, la sangre de los infortunados que se atreven a meterse en nuestro camino, intentando algo que esta noche será simplemente imposible.

Hasta que finalmente nos detenemos, observo sin expresión alguna el par de enormes puertas tras las cuales mis presas aguardan, solo unos instantes, antes de que Yang finalmente las empuje para abrirlas, dejándonos pasar, quedándose justo tras nosotros, tan solo con el propósito de observar, porque aun cuando se lo niegue, esta también debe ser su venganza, aun cuando no diga nada, sé que cuando la noche termine, él también podrá respirar en paz.

-“¿Qué están haciendo aquí?”- la voz de esa mujer se deja escuchar, la misma voz que escuché dos años atrás. Me sonrío de lado, casi cínicamente, y eso porque aun no puedo creer que este teniendo tal arrebato de hipocresía cuando es obvio que sabe la razón por la que he venido.

-“Vine a recordarle mi juramento, a mostrarle porqué jamás debió atreverse a retarme”- contesto como si nada, caminando hacia el ventanal por el cual la luz de la luna se filtra a la habitación, alejando apenas las penumbras.

-“No puedes hacer nada Rastreador, o de lo contrario El Concilio irá por ti”- me río, escandalosamente, con todo el desprecio y desdén del que me veo capaz en estos momentos, volviéndome a encararla, a centrar mi apenas contenida mirada en la suya, leyendo una vez más el miedo.

-“Creí que había sido muy claro, ninguna de esas ratas del Concilio puede hacer algo contra mí, ni ellos ni nadie más”- replico, una vez más enseñando ligeramente mis colmillos, pero esta vez no es porque quiera asustarla más, no, es porque la furia en mi cada vez se manifiesta más y más.

-“Eso no…”-

-“Más bien, dígame, ¿Creyó que con irrumpir así en mi territorio conseguiría dañarme? ¿Creyó que podría atacar a MI Familia y que yo no haría nada al respecto?”- en mi voz la amenaza es cada vez más palpable, porque todo lo que hay en mí en estos momentos es una perturbadora calma al saber que finalmente voy a vengarme, que esta noche ya nadie va a pararme.

-“¡Solo tenía que matar a ese maldito monstruo!”- grita con furia, haciéndome gruñir al instante y apretar las manos en puños, ¿Monstruo? Una vez más se ha atrevido a llamarlo así, una vez más lo ha insultado, y será la última.

-“Es MI esposo, así que no le permitiré que lo llame así nunca más”- siseo intentando reprimir mi odio, porque con esto soy capaz de recordar que ya no se trata solo de Natsuhi, también es por Remi y por… por Françoise.

-“¿Esposo? ¿Esa criatura?”- me mira con cierta burla, con una sonrisa irónica, igual que si considerase mis palabras únicamente como un juego, pero no lo son. Ya no.

-“Si,  Natsuhi es mi esposo, y aquellos dos que estaban con él, eran mi hermano y mi primo”- ni siquiera sé porque me explico, tal vez sea porque quiero que sepan que con lo que ha hecho, ya no tienen salvación, y es que así es, nada de lo que hagan o digan podrá sacar de mi mente lo que ya he decidido –“Por lo consiguiente, si me devuelven por las buenas a mi primo, tal vez considere tener un poco de piedad”- agrego, sonriendo de lado una vez más, haciendo notar que en realidad estoy mintiendo, ni siquiera liberando a Remi me harán tenerles un poco de consideración.

 -“Nos han pagado un muy buen precio por él y por su cachorro, de seguro el comprador no debe tardar en venir”- me contesta sin inmutarse por mi amenaza. Aprieto otra vez las manos en puños, sabiendo y sintiendo a mi primo tensarse justo atrás de mí, preparándose para atacar, para dejar a su furia ser libre.

-“Connan, ¿Por qué no vas por Remi? Puedes matar a todos los que quieras por el camino”- sin embargo me contengo, esbozando una sonrisa fingidamente inocente, una que es correspondida enseguida.

No necesitamos decirnos más nada, no hace falta, porque sin mediar palabra alguna, él solo se da la vuelta, caminando de lo más tranquilo hacia la misma puerta por la cual hemos entrado, mostrando en todo momento que aun tiene el control, o más bien, que sin importar el qué, nosotros llevamos las de ganar. Más aun así, casi al instante, mi odiosa cuñada decide ir tras él. Esta vez Connan la encara, apuntando directo hacia su cuello con el filo de su espada, mostrando en el brillo ámbar de su mirada, la furia que siente y que cada vez le es más difícil contener.

-“¿A dónde crees que vas? Tu y yo aun tenemos asuntos por tratar”- interviene la voz de Tristan, en un tono bastante sombrío y contenido; moviendo apenas los dedos de sus manos, atrapando en su invisible red de telarañas a su presa, a aquella tonta mujer que nos arrebató a Françoise.

-“¿Qué es…?”- pregunta tratando inútilmente de zafarse, pasando la mirada una y otra vez entre todos los presentes, dejándola al último de nuevo sobre Connan.

-“Disfruta tu estadía en el Abismo”- murmura él en cambio, con una sonrisita de lo más divertida antes de reemprender la marcha. Esta vez los ojos de Lee Chiyo quedan sobre su madre, casi rogando porque la salve, pero ya no hay escapatoria, no para ella, no después de lo que nos ha hecho.

-“Suéltenme”- casi exige, aunque falla debido al leve temblor en su voz, uno que nos saca tanto a Tristan como a mí, sonrisas un tanto complacidas.

-“¿Por qué? ¿Acaso tu dudaste en algún momento de hacer lo que hiciste?”- la voz de Tristan vuelve a ser un sombrío susurro, dejando impresa parte de su furia en cada palabra, incluso en su mirada.

-“¿Es por esa sabandija?”- comprende entonces, mostrando esta vez una mueca de arrogancia y prepotencia que por un momento deseo arrancar de un golpe, más no lo hago, el brillo iracundo en la mirada de Tristan me detiene, esta es más su pelea que la mía –“Era una criatura bastante débil y patética, jamás debió meterse entre ese monstruo y yo”- mis manos vuelven a cerrarse en puños, hasta sentir que estoy a punto de hacerme daño, me  muerdo los labios e incluso reprimo las ganas de gritarle por haberse mostrado tan déspota al hablar así tanto de mi esposo como de mi pequeño hermano, que simplemente se me hace cada vez más y más difícil no ponerla en su lugar.

-“Él era mi prometido… íbamos a tener un hijo…”- por un momento, el murmullo de Tristan es todo lo que se escucha, más al instante siguiente, el grito que le arranca a Lee Chiyo, resuena y hace eco en el salón mientras que él apenas si mueve las manos, simulando tirar con lentitud, casi con pereza, de los finos e invisibles hilos que sostienen a su presa. Otra vez huele a sangre, otra vez me sonrío ante el sabor de la venganza.

  -“Que estúpido”- Lee Chiyo sonríe, mirando a Tristan con tanta burla, provocando una vez más mi ira, de tal modo en que no dudo en intentar ir hasta ellos, más la mano de Yang me detiene, reteniéndome por el brazo y haciéndome volverme hacia él. Niega lentamente con la cabeza, recordándome que este momento le pertenece a Tristan.

Suspiro, intentando fútilmente calmar mi rabia, soltándome solo para terminar apoyado contra el marco de la ventana, aun aguardando, esperando ver cuál será la reacción del vampiro. Y esta no tarda, se sonríe ladino, de una forma tan siniestra que nunca antes le había visto.

-“¿Tu crees?”- susurra pausadamente, con un tono tan gélido que parece helar por completo la sala –“Porque no lo es, de hecho, la única estúpida aquí eres tu”- agrega poniendo una mueca de falsa congoja, tirando casi inocentemente de los hilos que retienen a su presa. Pero esta vez Lee Chiyo no hace ningún sonido, se muerde los labios y lo observa con odio –“¿No gritas? Así no es divertido”-  masculla un tanto indignado, supongo que porque no le está saliendo tan bien como desea y por eso mismo termina jalando una vez más de aquello que retiene a Chiyo.

-“Tienes razón, por eso, debiste escuchar a ese mocoso, casi estaba suplicando porque lo dejara”- mi respiración parece detenerse unos momentos mientras la mirada se me pierde en la cínica sonrisa que esboza, eso justo antes de que una vez más intente lanzarme sobre ella, para matarla yo mismo, de una vez, pero de nuevo las manos de Yang me retienen, forcejeo casi con desesperación, escuchando algo caer al piso, pero no me importa, porque si Tristan no la mata ya, lo haré yo, justo de la misma forma que hice con su maldito hermano, seguro que otra vez lo voy a disfrutar –“No puede ser… tu…”- la escucho murmurar, parando apenas mi lucha, siguiendo a su mirada que va de mi cara al piso, hallando por fin la razón por la cual finalmente parece asimilar el lío en el que se ha metido, al ver mi antifaz sobre el fino piso de azulejos.

-“Si, yo…”- acepto esbozando una pequeña sonrisa de satisfacción al ver ahora la confusión y el miedo en su mirada, mientras me zafo esta vez sin esfuerzo del agarre de Yang, él solo me mira unos momentos, suspirando después, como rindiéndose a la idea de tratar de detenerme.

-“¡Pero tu eres humano! ¡No eres Cheshire! ¡Cheshire es un inútil Pure Blood!”- me río, sin poder creer la estupidez que acaba de decir, todo este tiempo, ellos, ella, todos los Lee, han creído que soy un vampiro, no, no solo un vampiro, un Pure Blood.

Lo comprendo entonces, los idiotas que iban tras los vampiros, después de todo, también eran los Lee, pensando probablemente en buscarme y matarme. Es tan absurdo, tan tonto, que me hace pensar cuan patética debe de ser mi odiosa suegra como para haberme confundido así, tan idiotamente.

-“Mátala ya, su estupidez es casi un insulto”- trato de apurar, Tristan también sonríe, supongo que porque igual le hace gracia semejante confusión.

-“No, todavía no, quiero que sufra un poco más”- replica de todas formas, inclinándose solo lo suficiente como para sujetar con fuerza el rostro de Chiyo, hasta hacerla sangrar y morderse los labios –“Que piense que cada suspiro será el último”- su voz toma un tono más que siniestro mientras su mirada se torna roja, brillante, casi sedienta de sangre cuando con su mano libre tira de su red, haciendo el cuello de su presa sangrar, robándole el aire con tanta paciencia como si estuviese jugando a dormir a un niño.

-“¡Basta!”- interviene al fin Lee Laxur. Yo me sonrío, ¿Basta? Ese concepto no existe en mi mente en estos momentos, desde luego que no.

-“¿Por qué? Se lo advertí, y por no escucharme, ahora cada Lee pagará el precio”- le recuerdo casi desinteresadamente, aunque claro que me importa, sobre todo cuando finalmente, y luego de tanto tira y afloja, y de tanto clavarle las garras, los gritos de Lee Chiyo por fin se dejan escuchar.

Esto también lo estoy disfrutando, casi tanto como lo que le hice a Lee Ren, casi, sería mucho mejor si fuese yo quien la torturara, pero es claro que no podrá ser así, o no al menos hasta que este muerta.

Al menos por ahora me conformo con ver la expresión de desesperación en el rostro de mi odiosa suegra, por no poder salvar a su amada hija. Si tan solo le hubiese mostrado aunque sea un poco de cariño o aceptación a Natsuhi, entonces, tal vez, y solo tal vez, yo habría dudado, pero no lo hizo, tanto ella como esos dos idiotas se negaron a tratarlo como se merecía, y por lo consiguiente, yo me niego a sentir piedad.

Los siguientes minutos, para mí se tornan casi un concierto, un recital de gritos de dolor y agonía, incluso de súplicas incoherentes que me hacen sonreír con encanto y suficiencia, incluso me dan ganas de reír, o de aplaudir, es como una muy bonita obra de teatro sazonada con la desesperada mirada de esa mujer a la que tanto odio, por ser la artífice de mis desgracias y orfebre de mi latente ira.

-“Haré lo que sea, solo déjenla”- intenta negociar, ¿Para qué? Nada de lo que haga, diga o me ofrezca, hará que cambie de parecer –“Puedo darles al otro”- esta vez la miro, ¿Otro? ¿Qué otro?

-“No madre, esos monstruos deben desaparecer, ambos”- replica Lee Chiyo, haciendo que finalmente comience a dudar, ¿Por qué el plural? ¿Ambos? ¿Acaso…?

-“Natsumi seguramente sobrevivió, igual que… que Natsuhi”- me está mintiendo, lo hace porque tal vez cree que así me voy a detener, pero no lo haré, porque es mentira, TIENE que serlo –“De otro modo, su maldito padre jamás se habría dejado matar tan fácil”- creo que el mundo comienza a caérseme de nuevo al piso, yo tenía el control, y ahora, ahora este tambalea del mismo modo que mi decisión por mantenerme firme y terminar con esto.

-“Eso no cambia nada, de todos modos voy a matarla”- Tristan toma la decisión por mí, pero después ¿Qué se supone que voy a hacer? ¿Ocultarle a Natsuhi que alguna vez tuvo un hermano? ¿Qué su padre murió por protegerlo? Si, solo mientras descubro la verdad.

-“Hazlo”- acepto luego de unos segundos que me parecen eternos, por unos momentos me permito cerrar los ojos y suspirar hondamente, aguardando por el final.

Entonces otra vez el salón se llena de gritos mientras Lee Laxur intenta ir hacia Chiyo, pero es Yang quien se interpone en su camino, dedicándole una mirada seria y al mismo tiempo satisfecha, por todo, porque es tal y como lo pensé.

-“Esta también es mi venganza, por lo que me hicieron, por lo que le hicieron a Nahra, por destruir todo aquello que amaba”- le murmura casi con dulzura, ganándose una mirada confusa y asustada.

Una que se torna aterrada y aun más desesperada cuando el silencio deja de ser cortado únicamente por gritos, uniéndoseles el sonido de huesos quebrándose en pedazos mientras el aroma de la sangre inunda en abundancia mi olfato y me hace suspirar complacido, justo antes de que de nuevo solo haya silencio. Entonces encamino mis pasos hacia allá, mirando brevemente los orbes rojos de Tristan refulgir en la oscuridad mientras me inclino solo lo suficiente como para hacer aquello que me he propuesto, me basta con un simple movimiento para tener una vez más un corazón en mi mano, solo que este ya no late, no importa, no lo necesito para disfrutar de saber que mi venganza esta casi completa, por eso lo arranco, sin pestañar, sin dudar, arrojándolo al suelo y pisándolo hasta dejarlo convertido en una simple pulpa roja manchando los azulejos.

-“¡Te mataré Cheshire, a ti, a ese perro, a esa sanguijuela y al fantasma que viene contigo!”- me grita con furia Lee Laxur, pero no me importa, por más que grite y me amenace, ya no puede hacer más nada contra mí, ya no.

-“Y entonces, si lo intenta siquiera, yo mataré al resto de su familia y haré al Concilio arder antes de lo planeado”- interviene una dulce voz mientras pasos se dejan escuchar acercándose justo antes de tener a Haylley entrando por las misma puertas por las cuales nosotros entramos.

-“¡No puede hacer eso!”-

-“Claro que puedo, soy la futura Emperatriz Nocturna, y por lo tanto puedo hacer lo que quiera, más si es contra alguien que ilusamente cree que podrá dañar a mi hermano o a cualquier otro miembro de mi Familia”- se excusa ella, sonriendo con cierta diversión mientras se acerca a mí y se aferra a uno de mis brazos, como la niña pequeña que parece ser y que por supuesto, no es –“Pero, Shhh… ese es mi secreto, y si se lo dice a alguien, lo sabré, y entonces, aunque me duela, tendré que matar incluso a Eun Fa”- agrega en tono cómplice, sonriendo igual que si estuviese hablando de un simple juego.

-“¿Su hermano? ¿Emperatriz Nocturna?”- me deleito al escuchar el temblor en la voz de tan odiosa mujer, viendo la forma casi desesperada en que pasa la mirada de mí a Haylley, una y otra vez, casi sin decidirse sobre a quién temerle más.

-“Así es, Cheshire es mi muy querido hermano mayor, Elliot Ewon Darko Cavanhalty, 2do Príncipe de la Familia Imperial Nocturna, un Demonio”- explica ella, sonriendo con dulzura, usando una vez más ese tono como si le estuviese hablando a una persona retrasada, aunque viendo la situación, me queda bastante más que claro que mi nada querida suegrita lleva rocas en la cabeza en lugar de un cerebro –“Y yo, como ya debe saber por mi lugar entre los Guardianes, soy Hanna Haylley Darko Cavanhalty, actual Guardiana de la Oscuridad y también, tal y como hace poco he dicho,  la heredera al trono de los Nocturnos”- agrega esbozando una muy ligera sonrisa, mostrando que pese a todo lo que aquello conlleva, aun así disfruta de ser quien es –“Pero, nuevamente, eso es un secreto, ya que como dije, si abre la boca, destruiré todo aquello que en verdad le importa”- esta vez yo también sonrío, y eso porque es tan divertido ver la expresión de pánico y desolación que se refleja en el rostro de tan odiosa mujer.

-“Ya… ya no me queda nada”- suelta al fin, casi en un murmullo, dejando la mirada sobre el cuerpo de quien alguna vez fue Lee Chiyo, el mismo que aparentemente, Tristan disfruta destrozar aun más.

-“¿Ya no? ¿Segura?”- se deja oír la voz de Connan, sonando con un tonito claramente de burla mientras sus pasos resuenan levemente acompañados de otro par más, probablemente Remi.

Aunque claro, termino reprimiendo la sorpresa y duda que parece hacer mella en mí al verlo regresar no solo con Remi en brazos sino también casi arrastrando a un chiquillo paliducho y frágil, uno que mira hacia todos nosotros con un profundo miedo hasta que sus ojos claros quedan sobre Lee Laxur, ella también lo mira, volviéndose después hacia Haylley y hacia mí.

-“Dejaré en paz al… al mons- a Natsuhi, pero no le hagan nada a mi hijo”- vaya, ahora si estamos casi negociando, y eso porque es toda una sorpresa saber que aparte del otro Valmontt, existe un Lee más.

-“Eso no me sirve”- replica Connan –“Después de todo, con eso no me va a devolver las vidas que arrancó de mi manada, ni mucho menos las de mi cuñado, mi hermano y mi sobrino, tampoco hará que cambie el hecho de que usted estúpidamente intentó vender a mi esposo y a mi hijo”- se excusa, haciéndome pensar que esta más enojado y vengativo de lo pude haber pensado, pero es que, haciendo una lista como la suya, en efecto, el solo dejar en paz a Natsuhi no disminuye prácticamente en nada lo demás.

-“No se lo lleven”- insiste, por unos momentos nos miramos, sabiendo que la decisión ya está tomada, y es que, ciertamente, sin importar lo que diga o haga, la respuesta seguirá siendo la misma.

-“Seguro a mi manada le será una buena cena”- ahora si los demás lo miramos como idiotas, es que, no lo ha de estar diciendo en serio ¿Verdad? Porque eso sería ya bastante exagerado, incluso para los licántropos –“No te preocupes, será rápido, no como las torturas que tu madre y hermanos le dedicaron a mi gente”- le murmura dedicándole una sonrisa cruel, una que seguramente ninguno de nosotros le había visto antes y que, por supuesto, logra el efecto deseado, ya que el temblor en el cuerpo de aquel chiquillo no solo se incrementa sino que lo mira aterrorizado, tratando inútilmente de zafarse de su agarre.

-“Po-Por favor… no…”- replica apenas en un muy temblante y quebrado susurro, mirando después hacia cada uno de nosotros como si alguno fuese a salvarlo de aquello. Desde luego, nadie lo hará, ni nosotros, ni su idiota madre que con solo atreverse a dar un paso se ganará un pase gratis directo al abismo.

-“Dale las gracias a tu mami y dile adiós”- una vez más Connan le dedica tan terrible sonrisa, haciendo que aquellos ojos que el chiquillo posee, de un color gris profundo con un muy leve tinte de azul, se abran sorprendidos, aterrorizados, casi al mismo tiempo en que reemprende su vana lucha por librarse del agarre de mi primo sobre su brazo. Aquello parece divertirle tanto, que incluso esta a nada de reírse, y es que, probablemente para él, en estos momentos, nada sea mejor venganza que el arrebatarle a esa mujer aquello que tanto parece querer.

-“Co-Connan… ayuda… ayúdame…”- murmura cortadamente la voz de Remi, captando de inmediato la atención de todos, pero desde luego, más la de mi primo, quien de inmediato lo mira, comenzando casi a ponerse pálido antes de volverse hacia nosotros. Algo no va bien, basta con ver su semblante cada vez más alarmado como para darnos cuenta.

Eso sumado a la carcajada cínica, maliciosa y burlona que Lee Laxur suelta de repente. Ella, ella le hizo algo a Remi, algo que le está haciendo daño y que consigue hacer a mi recientemente aplacada ira, ir del 0 al 100 en micras de segundo. Ni siquiera lo pienso, no esta vez, antes de volver la mirada hacia ella y hacer aquello que mi madre nos prohibió tanto a mí como a Yeidher, porque basta esa sola mirada mía, mientras entrecierro los ojos y bajo la vista como para hacerla arrodillarse en el suelo justo antes de que levante una de mis manos, casi como señalándola acusadoramente antes de hacerla gritar y ver la sangre fluir de uno de sus brazos. Sonrío de inmediato, esto solo es para mí un juego, una amenaza más.

 -“Si algo le pasa a mi primo o a su bebé, volveré y le haré lo mismo unas mil veces antes de decidirme a matarla”- siseo casi por lo bajo, un susurro velado con la más latente y viva amenaza impresa –“¡Vámonos!”- termino por zanjar, dándome la vuelta a prisa y casi corriendo hacia la salida.

Esta vez soy yo quien sostiene al chiquillo Lee, jalándolo bruscamente por un brazo, obligándolo a avanzar al mismo paso que yo, sintiendo a los demás ir tras nosotros justo antes de que Connan nos rebase, alejándose  y perdiéndose por los pasillos hasta el punto en que lo escuchamos aullar en la lejanía. Se supone que debería tratar de alcanzarlo, de estar a su lado ahora cuando es mi turno de apoyarlo, pero apresurarme se me torna imposible teniendo que cargar con un mocoso que no hace más que tropezar sin dejar de llorar.

Y hasta me parece todo un alivio que al llegar al exterior, justo a la entrada del bosque, un par de lobos grises se atraviesen en mi camino, con la mirada fija en el mocoso al que no dudo siquiera en soltar frente a ellos, después de todo, Connan seguramente debió darles instrucciones con respecto al niñato ese. Además, lo que le pase no puede sino importarme menos, pues en estos momentos, mi prioridad vuelve a ser mi Familia.

-

-

No sé si han pasado horas, minutos o segundos, no puedo saberlo, trato de concentrarme pero mantenerme despierto se me hace cada vez más difícil, sobre todo teniendo a mi primo caminando de ida y vuelta una y otra vez, cuál animal enjaulado, o peor, como un péndulo. A veces se detiene mirando casi con odio la puerta cerrada frente a nosotros, porque si, de nuevo nos han dejado fuera, hay tanto silencio que se me hace imposible no escuchar cada sonido en mi entorno, los suspiros cansados de Haylley e incluso los susurros que Yang y Nahra intercambian, diciéndose lo mucho que se aman y cosas como “Que todo ha terminado” o “Somos libres” aun no lo comprendo del todo, es que, se supone que ellos están muertos, pero no, están justo frente a mí, acurrucados bajo la luz de la luna que entra por la ventana. De Tristan no hemos vuelto a saber nada, no desde que llegamos, tan solo le vimos acercarse hacia Soren y dejar caer justo frente a ella la espada y un abanico que habían pertenecido a Lee Chiyo, tal como si fuese una prueba de que había cumplido con su venganza, y después de eso, él tan solo se limitó a entrar a aquella habitación donde Franny había sido confinado, para no volver a salir ni dar señas de vida.

Suspiro, comenzando a preguntarme involuntariamente si hice bien en dejar al chiquillo Lee con los licántropos. Es casi hasta inevitable el que mi mente me arroje justo en la cara el hecho de que sin importar cuán Lee sea, sigue siendo el hermano menor de Natsuhi, bueno, medio hermano, más al mismo tiempo, sigue siendo el hijo de mi enemiga y hermano de aquellos que tanto daño le han hecho a mi Familia. No, no solo a mi Familia sino también a muchas otras más. Por eso, si pienso de ese modo, supongo entonces que no debo preocuparme más ¿Verdad?

-“Ha sido un varón, un fuerte y sano varón”- nos levantamos de inmediato, volviendo la mirada como acto reflejo hacia la puerta antes cerrada, viendo una vez más a ese hombre, el médico, salir de ahí, esta vez sonriendo. Suspiramos, todos juntos, Connan también sonríe, acercándose aprisa hacia allá, preguntando algo más con la mirada –“Y su Alteza Imperial se encuentra perfectamente, ahora está dormido, el parto lo ha dejado agotado, al parecer, lo que le dieron fue una droga para acelerar el parto, nada más”- creo que otra vez suspiramos, y una vez que veo a mi primo entrando a la habitación, parece incluso ser una señal para mí ya extremadamente cansado cuerpo, porque todo lo que hago es dar media vuelta con la mirada fija hacia un solo lugar, la puerta tras la cual mi dulce esposo aguarda.

Los demás parecen no darse cuenta de mi ausencia, y para mí está bien así, solo quiero ver a Natsuhi, estar con él y recordar que cada cosa que he hecho esta noche, por él, y por nuestro hijo, no ha sido en vano. Empujo con suavidad la puerta, fijando la mirada en él, aun duerme, viéndose tan angelical y tan divino como solo él puede ser. Me sonrío, acercándome en silencio para tomar una de sus manos y colocarla contra una de mis mejillas, sintiendo su suavidad y calidez. Después la aparto con cuidado, dejando en ella un tierno beso antes de hacerme un pequeño espacio en la cama y acostarme ahí. Yo también quiero dormir, dormir y olvidar todo lo que ha pasado, por eso todo lo que hago es suspirar hondamente y aferrarme a su tibio cuerpecito que me recuerda todo lo que casi pierdo y perdí. Cierro los ojos y aspiro su aroma, huele a dulces, a lavanda y dulces. El aroma que siempre llevaré grabado en mi mente.

Y pensando únicamente en ello, es que dejo que la oscuridad me lleve, tan solo deseando que al despertar, lo primero que vea sea su sonrisa, a sabiendas de que no será así. Es solo que estoy tan cansado ya, que prefiero pensar en él sonriéndome que en cualquier otra cosa, si tan solo pudiese simplemente dormirme y olvidar…

--

--

--

Cansado, me siento tan cansado que por eso me demoro innecesariamente en abrir los ojos, suspiro, mirando totalmente desubicado mi entorno, ¿Dónde estoy? ¿Qué me pasó? ¿Qué lugar es este? ¿Dónde está Ren? De pronto lo recuerdo, está muerto, Elliot lo ha matado… Elliot, ¿Dónde está Elliot?

-“Elliot…”- lo llamo, la voz me sale algo quebrada, otra vez quiero llorar, me siento tan solo aquí, ¿Dónde está él? ¿Por qué no está conmigo?  -“Elliot…”- me esfuerzo en llamarlo de nuevo, pero mi voz no es más que un susurro y de pronto me siento como atrapado, igual que si la pesadilla en la que he vivido desde siempre, no fuese a terminar nunca, tal vez es así, tal vez estoy condenado, igual que Nahra.

-“Hey, tranquilo, el Príncipe está dormido, justo junto a ti, es solo que esta demasiado cansado como para oírte”- vuelvo la mirada primero hacia aquella dirección que me han señalado, hallando en efecto a mi esposo, totalmente dormido, recién ahora me doy cuenta del firme agarre que rodea mi cintura. Y es que, aun así como esta, se aferra a mí, recordándome cuan estúpido fui al intentar huir de él y de nuestros sentimientos.

Con cuidado aparto un par de mechones rojizos de su rostro, sonriendo apenas al verlo así de entregado al sueño, se ve tan lindo, como un dulce e inocente niño. Él es todo lo que necesito para seguir, no, no solo él, sino también mi bebé, aun puedo sentirlo en mí, a salvo. Entonces agradezco el haberme forzado a mantenerme en pie pese a todo, pese al miedo que sentía.

-“¿Cómo te sientes?”- me cuestiona la misma voz de antes. Levanto la mirada apenas, tratando de enfocar pese a la oscuridad que nos rodea, hallando a esa persona sentada justo en el marco de la ventana. Mis ojos se abren sorprendidos al reconocerlo ¿Qué hace él aquí?

-“Eres la persona de la otra vez, en el supermercado”- me obligo a decir, la voz me tiembla un poco, más no es por miedo, sino por la incertidumbre de tenerlo justo a él frente mí.

-“Lo soy”- admite luego de un momento de tan solo mirarme –“Perdona por aparecerme así, no se suponía que lo haría, me había bastado con verte aquella vez, con saber que existes, pero… tuve que intervenir, aquellos dos y esa mujer junto con su gente, iban a matarte, y yo no podía permitir que la historia se repitiera, no otra vez”- parpadeo un par de veces, cada vez más dubitativo, y es que, entiendo de lo que habla pero no lo que él tiene que ver en eso, y además, el tener su mirada violeta fija en mí, no me ayuda en lo más mínimo.

-“Pero…”- ¿Pero qué? ¿Qué es lo que quiero decir? En estos momentos ni yo puedo saberlo, es que, con solo mirarlo, mi mente parece quedarse en blanco.

-“Me llamo Nahra, Nahra Valmontt”- ¿Qué? ¡No! ¡No es cierto! ¡Él está muerto!, eso no puede ser, quiero replicar, más la voz no me sale en lo absoluto, tan solo intento decir algo, pero nada, solo balbuceos incoherentes –“No sé cómo pasó en realidad, me gusta pensar que nos dieron una segunda oportunidad”- sus labios forman una sonrisa y luego parece que la mirada se le pierde del otro lado de la puerta, como si supiese que tras ella esta alguien más, alguien importante para él.

-“No entiendo”- logro decir al fin, aferrándome casi sin querer e involuntariamente, al brazo de Elliot que rodea mi cintura, como para infundirme paz y valor.

-“Yo tampoco”- contesta, sonriendo apenas, paseando su mirada de la puerta a mí y viceversa –“Nací otra vez hace 17 años, en un pequeño pueblo escondido entre los bosques, donde fui creciendo amado y cuidado sin importar cuán extraño y diferente fuera, más con el pasar de los años, comencé a sentir que algo me faltaba, que no estaba completo, quería irme, salir de ahí y buscar aquello que tanto parecía necesitar; ellos lo comprendieron y consiguieron para mí un talismán contra el sol, me dieron mi libertad; viajé de un lugar a otro buscando, sin detenerme, casi sin descansar porque la opresión en mi corazón cada vez era más fuerte, ese vacío no dejaba de doler, hasta que finalmente, hace unos cuatro años, llegué a Seúl y justo en el aeropuerto, ahí estaba él, lo supe con solo mirarlo, corrí sin que me importara más nada, ni siquiera el hecho de que no me mirara y entonces, cuando estaba casi por llegar a él, me vio por fin, sonriendo como nunca había visto a nadie sonreír, bastó con solo vernos esa vez para reconocernos, para recodarnos el uno al otro, y aun si no entiendo cómo fue que regresamos, en realidad no siento que me importe, no cuando puedo estar al lado de Yang, ni mucho menos cuando te veo a ti, el fruto de todo mi esfuerzo y sufrimiento, no, no solo míos, sino también los de Yang, eres la realización de aquello que tanto soñamos, eres simplemente perfecto”- termina por decir, casi como un suspiro. Yo en cambio, niego fieramente con la cabeza, no soy como dice, no lo soy, y no solo eso, realmente que no puedo comprender, al igual que él, cómo es que está de vuelta, no solo él, sino también Lee Yang Lien, ¿Cómo?

-“No soy lo que dices”- replico al fin, apartando la mirada, dejándola sobre las blancas sábanas que me cubren –“Solo puedo hacerle daño a los demás y causarles sufrimiento”- si, solo eso, por mi culpa François podría ya estar muerto y Remi… y Seeley, por mi culpa Connan y Tristan deben estar destrozados, por mi culpa Elliot se ha manchado las manos otra vez, solo por mí. Así que no, no soy como Nahra dice.

 -“Lo eres, solo que ahora no puedes verlo porque estas asustado”- me contradice enseguida, sin dejar de sonreír ni de analizarme con la mirada, una y otra vez –“¿Cuántos meses tienes?”- me pregunta de repente, centrando su mirada en mi aun plano vientre. Parpadeo un poco, inseguro sobre si contestar o simplemente callar ante la confusión que es cada vez más grande en mí.

-“Casi tres”- murmuro al fin, llevando casi involuntariamente mis manos contra mi vientre, sintiendo a mi bebé, mío y de Elliot, creciendo a salvo ahí. Esta vez Nahra no dice nada, solo asiente con la cabeza y sonríe un tanto más.

-“Vaya, ¿Están hablando sobre nuestro siguiente tátara, tátara, tátara, no sé cuantos tátaras deban ser, nieto?”- pregunta alguien, haciendo que ambos miremos en aquella dirección. De nuevo me sorprendo, esta vez al ver al mismo chico que estaba con Nahra en esa ocasión, aunque no debería de sorprenderme tanto porque teniendo a Nahra ahora tan cerca de mí, es lógico pensar en que quien recién ha entrado a la habitación, es Yang.

-“Sip, entre otras cosas”- contesta él, sonriendo tan ampliamente y con una mirada realmente brillante, dedicada solo hacia Yang, entonces me pregunto, ¿Yo me veo así cuando miro a Elliot? Es muy probable que sea así.

-“Pues muy mal, deberían estar descansando, como buenos niños, igual que el Príncipe”- parece regañarnos, paseando su mirada del uno al otro antes de sonreír e ir a abrazarse a Nahra, dejando un beso sobre sus negros cabellos –“Él realmente se esforzó mucho”- casi murmura, pero esta vez no nos mira, sino que sus ojos color ámbar que parecen brillar como el oro en medio de tanta oscuridad, quedan fijos en Elliot.

Más él ni siquiera se mueve, solo suspira entre sueños, instintivamente atrayéndome hacia él, consiguiendo con eso que sienta mis mejillas tibias. Yo igual suspiro, pensando en cuánto debió de exigirse así mismo, en las cosas que debió de haber afrontado con tal de volver a tiempo una vez más para salvarme, para protegerme a costa incluso de las repercusiones que aquello pudiese traerle con su Familia.

-“¿Qué… qué pasó con mi hermana, Lee Chiyo?”- me obligo a preguntar, viendo la forma tan tranquila en la que Elliot ahora duerme y que para mí no es más que una confirmación de algo que realmente no quiero escuchar.

-“Esta muerta”- suspiro hondo, volviendo a mirar a Elliot, preguntándome entonces el cómo puede dormir así después de haber montado toda una carnicería esta noche cuando ciegamente yo había creído que él sentía culpa al matar –“Pero no ha sido el Príncipe quien la mató”- levanto la mirada incrédulo, centrándola esta vez en Yang, más él no me mira, sino que observa la aun noche a través de la ventana –“Fue el Señor de los Pure Blood, él está realmente herido por lo que esa mujer le hizo, no fue solo por ese niño, el Guardia, fue también por el hijo que estaba esperando, el que por culpa de esa mujer, perdió”- por unos instantes siento que dejo de respirar, más al ver la mirada ámbar de Yang otra vez sobre mí, los ojos se me nublan y ni siquiera hago por retener las lágrimas.

Fue, no, es mi culpa, Franny casi muere por mi culpa y también, perdió a su bebé, uno que ninguno de nosotros sabía que iba a tener, solo por mí, por intentar proteger a alguien como yo, alguien que solo sirve para traer desgracias, aun si ahora sé que todo lo que me ocurrió antes fue por ser un demonio, esta es mi verdadera maldición, causar solo pena, dolor y desgracias, yo realmente estoy maldito, y ya nada de lo que haga podrá remediarlo.

Si tan solo yo no existiera, entonces… entonces todos serían felices, sería más fácil si simplemente pudiese desaparecer, como un mal recuerdo, como una vana ilusión, como la nada misma…

-

-

-

Notas finales:

Primero que nada, para aquellos que querían que ciertas personas tuvieran su merecido, creo que ya se pueden dar por bien servidos -yo lo estoy, más o menos ^^UU-

Segundo, no sé que más decir, en estas últimas dos semanas estuve escribiendo como una loca, y dado que ayer me peleé irremediablemente con mi mamá -cosa que suele suceder cuando más inspirada me siento- mi cerebro se fue a la merde y me dejó botada -w-UU así que me quedé justo a medio capítulo final -si, me quiero morir- pero al menos tengo dulces con caritas felices así que supongo que estaré bien.

Y bueno, por el momento, les voy a presentar al más peque de los Lee, por ahora no diré su nombre, tendrán que esperar dos semanas para saberlo, jujujujujuju ^^UU

http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/HotaruSuzuLee_zps8f677fc3.jpg

Puessss ya que no sé que más decir, nomás me queda agradecerles por leer, por seguir esta historia que según yo iban a ser poquitos capítulos y de ser unos 15 pasaron al doble y luego puff casi al triple, pero también, deseo agradecer enormemente a todas aquellas personas hermosas que con sus reviews iluminan mis días, como lo son:

Princess Natsu, Dark Vampire-chan, Leda-chan, Alvasa-chan, princesa tsunade (Soren Onee-san), PIDELMAR2000 (Pii-chan), y a Pia Carrioth (Pia-chan), PD: Te extraño Rima-chan TT^TT, e igual a Baba-chan, Artemis-chan y a Tsuki-chan TT^TT

Hasta dentro de dos semanitas gente, espero de corazón que les haya gustado, cuídense mucho y hasta pronto ^^

Au Revoir~

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).