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Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

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Notas del capitulo:

Estoy nerviosa, nerviosa, nerviosa y.... AHHHHHHHHHHHHH ES EL FINAL!!!!!


La canción del capítulo y mi más grande fuente de inspiración para el final...


A Thousand Years By Christina Perri ft Steve Kazee


http://www.youtube.com/watch?v=9RbcR_KSRB8

XLI


Eres La Eterna Luz En Mi Oscuridad


 


 


Julio 2010


Sintiéndome incómodo, una vez más, suspiro, mirando con cierto anhelo a través de la ventana del avión, una semana más ha pasado, una que se me ha hecho demasiado larga, incluso un tanto más que las anteriores, y es que, justamente cuando creía que todo iba mejorando, ha tenido que pasar semejante disparate.


En un primer momento creí que solo era un engaño, una suerte de broma de mal gusto, pero al ver la seria mirada que Haylley me dedicaba, la misma mirada que no cambió en ningún momento, me di cuenta de que lo que acababa de decirme era la vil realidad, y es que, ella simplemente, y una vez más pensando en que sería lo mejor, decidió sin siquiera consultarme con anterioridad, decirle a Yeidher que Natsuhi y yo, nos mudaríamos con él.


Una total locura, fue lo segundo que pensé, ya que, sería de tontos pensar que podríamos estarnos quietos y en paz viviendo así, y no solo eso, también, dado lo que había ocurrido con los Lee, aquello iba más allá de irnos a vivir con Yeidher y Alexis, porque al parecer, Haylley no vio mejor opción que mudarnos los cuatro juntos a otra ciudad, una lejos de todo lo que había pasado.


Y hasta sentí cierto alivio al escucharla decir que Yeidher se había negado, claro hasta que descubrí que no fue a lo de vivir los cuatro juntos, sino a la ciudad a la que iríamos, y yo estaba conforme con eso, hasta que Haylley se dio cuenta de la razón por la cual el ciego de Yeidher se negaba a ir a ese lugar: Un escudo, un muy bien elaborado escudo que curiosamente parecía estar protegiendo a mi última presa como Cheshire, la misma que se me venía escapando por ya años, Yuury Avalon, quien corría libre en algún punto de esa ciudad a la cual, un tonto como Yeidher se rehusaba a entrar, todo porque el escudo extrañamente lo repelía, a él, no a mí, ni a mi buen olfato o a mis instintos demasiado desarrollados como para resistirme al reto.


Así que aun cuando me siguiera negando a la loca idea de mudarnos juntos, no así, me negué a la oportunidad de ir y quitar algunos peones del escudo, solo los suficientes como para conseguir entrar como si nada. Aquello me daría la oportunidad de terminar finalmente con mi trabajo, y también, de pasar junto a Natsuhi los meses que le faltaban de embarazo en una más o menos confortable tranquilidad.


Más aun así, pese a eso, no evité pelearme con Haylley, intentar oponerme con todas mis fuerzas solo para terminar metido en un avión con la única finalidad de ir y limpiar el terreno lo suficiente. Pero no quería separarme de Natsuhi ni de Suzu, dejarlos justo cuando todo estaba mejor, y al final, incluso cedí en eso, aceptando a regañadientes llevarlos al único lugar en el cual estarían seguros y a salvo hasta que yo volviera, la casa de Tsuki. Y ahora, por fin, después de una para mí, casi eterna semana, por fin estaba en el vuelo de regreso, esperando no pelearme de nuevo con mi hermana menor ni con nadie más.


-


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Suspiro, tomando mi valija con cierto fastidio para luego caminar directo al estacionamiento, cada vez más impaciente por volver a ver a Natsuhi, y para qué me lo niego, también a Suzu, ya que las diarias llamadas a mi esposo, contándome cuán bien se encontraban ambos, solo alimentaron mi curiosidad por ver aquello; quiero ver a Suzu sonreír de nuevo, como el día que lo sacamos de la clínica.


Por eso una vez que arrojo mi equipaje al interior del auto, trato de conducir lo más rápido que puedo, aun a riesgo de que alguna patrulla me detenga, pero no me importa, solo quiero verlos, estar con ellos por un tiempo antes de empezar una nueva aventura, puede que más peligrosa que las anteriores, después de todo, hablamos de Yeidher ¿No?


Freno y me detengo justo a un costado de la blanca cerca perteneciente a la casa de Tsuki, bajándome a prisa, avanzando a pasos apresurados a través del blanco caminito en medio del jardín delantero que lleva hasta la casa, escuchando los trinos de los pájaros en sus jaulas e incluso viendo a un perico degustar una galleta, y no me cuesta nada pensar que seguramente son las mascotas plumíferas de Suzu, tal y como Natsuhi me contó por teléfono. Toco el timbre, comenzando a mover el pie cada vez más impacientemente antes de que la puerta por fin se abra, dejándome ver a nadie al principio, más me basta con mirar hacia el piso para encontrar a un sonriente Riku arrastrando al oso que le regalé.


-“¡Tío Elli, viniste!”- me grita animado, tomando una de mis manos y jalándome al interior de la casa sin siquiera esperar por alguna respuesta de mi parte –“Le dije al Tío Natsu que vendrías pronto, es que ya se estaba poniendo triste”- continúa, haciéndome suspirar, pensando en mi pobre gatito que seguramente me ha de haber extrañado tanto como yo a él –“E igual, ayer mi papá, el Tío Natsu y yo, le compramos un perrito al Tío Suzu, debiste verlo, se puso muy contento”- esta vez sonrío, porque probablemente con lo del perro, el zoológico personal de Suzu por fin este completo.


Y seguramente no me equivoco, porque mientras Riku me jala, logro ver en una de las habitaciones una gran pecera, con muchos pececitos de colores e incluso junto a esta, un pequeño oasis del cual asoma la cabeza de una tortuguita.


-“Y también tiene un hámster en su cuarto, es muy bonito y peludito, casi tanto como el gato que el Tío Natsu le regaló”- es tal y como creí, Suzu finalmente tiene su zoológico en casa. Estoy feliz por él, aun cuando me sienta triste al mismo tiempo al saber que lo tendremos que dejar aquí, porque llevarlo con nosotros significaría tener verdaderos problemas con Yeidher, o más bien, ser descubiertos por él.


Pero por ahora, espero poder disfrutar de unos días de calma antes de que el momento de la partida llegue. Acelero el paso, esta vez siendo yo quien casi arrastre a Riku, pero él solo se ríe, comenzando a correr y dar de saltitos, aferrándose a mi brazo justo cuando por fin logro escuchar esa voz, la voz de Natsuhi, rumiando graciosamente por algo.


-“Te lo digo, después de esto, va a tener que darme un pastel enorme para compensarme… ¡Es que me dejó botado otra vez!”- se queja, bufando exageradamente y haciendo que casi me den escalofríos al darme cuenta de que está hablando de mí, de mi dejándolo atrás otra vez.


-“Natsuhi Onii-san, estas siendo muy posesivo”- lo reprende Suzu, soltando luego una muy adorable risa, una que no le había escuchado nunca antes, y que seguramente es por ver el berrinche que Natsuhi está montando.


-“Zu, tu no me entiendes, ¡Seguro se largó porque me estoy poniendo gordo!”- después de lo último extrañamente me parece oírlo echarse a llorar, yo me río, es que… es tan raro escucharlo así, que por eso cuando finalmente Riku y yo llegamos a la cocina, intento inútilmente dejar de reírme por verlo así, casi arrojando comida por lo aires, y fulminando con sus ojitos llorosos a Suzu, quien parece estarse aguantando la risa como puede –“¡Inútil, idiota, como te odio!”- me grita, volviéndose hacia mí y mirándome según él con mucho, mucho odio, pero a mí me parece tan hermoso, que por eso sin pensarlo más, corro hacia él, levantándolo en brazos tan solo para mirar más de cerca la graciosa y preciosa expresión en su rostro –“¡Bájame, no te perdonaré por esto!”- me gruñe, pegándome un par de veces, con la risa de Suzu de fondo mientras yo solo sonrío como tonto, hipnotizado y atrapado sin remedio por su increíble belleza.


-“Lo sé, pero es que… eres tan hermoso, como una aparición divina”- murmuro, deleitándome con el sonrojo que se apodera de sus mejillas.


-“No es cierto, cada día parezco más un globo”- susurra, con sus ojitos otra vez mostrándose cristalinos por las lágrimas, pero para mí, él es tan lindo, que por eso ni siquiera me importa tener niños cerca en el momento en que prácticamente lo recuesto sobre la mesa, comenzando a besarlo con ansias, solo para demostrarle lo mucho que lo amo y que me encanta, lo mucho que me vuelve loco con cada pequeño detalle suyo.


-“En serio, no tienes consideración por los menores”- escucho a la voz de Tsuki regañar, haciéndome apartarme lentamente de un muy sonrojado Natsuhi, quien de inmediato se oculta en la curvatura de mi cuello, con tal de no darle la cara a su hermano mayor.


Yo solo me sonrío inocentemente, cual niño pillado en pleno acto de vandalismo, pero es que, no puede culparme por ponerme así, cuando seguramente incluso él es capaz de notar la belleza que irradia su dulce hermanito aun con sus cambios de humor.


-“Bueno, llevaba una semana sin verlo, es demasiado como para resistirme”- me excuso, sonriendo despreocupadamente. Tsuki solo niega con la cabeza, mirándome de mal modo y cruzándose de brazos.


A Suzu parece ni siquiera importarle, porque otra vez tiene en los labios una sonrisita ligera, tan solo mirándonos a su hermano y a mí; en cuanto a Riku, él no creo que haya visto nada, de hecho, está más que ocupado correteando por la cocina con un cachorro que parece más una bola de pelo que un perro.


-“No tienes remedio”- me murmura Tsuki, yo solo me encojo de hombros, sonriendo encantadoramente, como si fuese algo que no supiese de antes, de verdad, me sorprende que haya tardado tanto en darse cuenta de ese minúsculo detallito en mí.


-


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Bostezo, sintiendo la agradable calidez del cuerpo de Natsuhi entre mis brazos, durmiendo plácidamente como hace algún tiempo no lo veía hacer. Y mientras tanto, lo miro con los ojos apenas abiertos, debatiéndome entre volver a dormirme o levantarme de una vez para curiosear con quien parece estar hablando Suzu en la sala de estar. Pero es que siente tan bien estar así, metido entre las sábanas de la cama con Natsuhi, que me estoy replanteando muy seriamente la idea de levantarme. Además, tal vez solo sea Tsuki, o Riku, o puede que este hablando con alguna de sus mascotas, total, es Suzu, de él supongo que puedo esperarme lo que sea ¿No?


Entonces cierro los ojos, bostezando ligeramente, bastante más que dispuesto a volver a dormirme, hasta el momento en que escucho algo romperse, probablemente cristal. Resignado me levanto, mirando hacia Natsuhi, pero él sigue dormido, abrazado a la almohada, con una dulce sonrisita en los labios, se ve tan lindo que por eso solo suspiro, dándome la vuelta con tal de no mirarlo más y volver a meterme a la cama.


Me tallo un ojo apenas, en lo que camino hacia la sala de estar, topándome con Suzu en un rincón y, ¿Haylley? Intercalando la mirada entre lo que antes fuera un vaso, y la figura de Suzu totalmente a la defensiva. Parece que a él solo le basta con mirarme entrar como para correr a ocultarse tras mi espalda. Me es increíble la forma en la que después de todo lo que por mi culpa le pasó, él simplemente reaccione de esa manera, como si tuviese totalmente asimilado, que sea lo que sea, yo voy a protegerlo, y tal vez sea así, bueno, en efecto, lo es.


-“Y esto sucedió ¿Por qué…?”- pregunto en tono cansino, mirando primero a mi hermana menor y luego de reojo hacia mi obviamente diminuto cuñado.


-“Bueno, solo pensé que estaría más cómodo sin ese suéter, pero prácticamente terminó como gato prendido al techo”- contesta Haylley, parpadeando confundida, incluso ladeando un poco la cabeza, muy, muy dubitativa.


De nuevo suspiro, y es que por un momento me he olvidado de que ella no sabe nada sobre lo que a Suzu le pasó, por lo tanto, al verlo así, llevando ropa abrigada en pleno verano, su reacción fue bastante predecible, pero incluso eso es algo que yo comprendí solo porque los doctores me lo explicaron, y es que, vestirse así, y portarse tan a la defensiva, es una reacción instintiva para alguien como Suzu.


-“Mejor ve y hazle compañía a tu hermano, si despierta y no encuentra a nadie, más tarde querrá morderme”- sonrío levemente, revolviéndole un poco el cabello a Suzu para luego darle un empujoncito, él me mira por unos instantes, pasando después su mirada hacia Haylley antes de suspirar y asentir con la cabeza.


-“No sabía que el hermanito de Natsu estuviese aquí también”- murmura Haylley, mirando a Suzu salir. Esta vez soy yo quien asiente antes de ir y desplomarme sobre uno de los sofás.


-“Larga historia y cero ganas para contarla”- es todo lo que contesto, casi tentado a subir los pies a la mesita, pero mejor lo evito, eso con tal de pasar del seguro regaño que Tsuki me daría al pillarme así. Si es que mi adorado cuñado mayor es un asco a la hora de intentar controlarme.


-“Ya… vale, al fin que no vine a eso”- ruedo la mirada, no es como si no lo supiera, de hecho, casi puedo estar seguro de que está aquí para escuchar mi reporte –“En realidad como ya sé que has hecho de nuevo un trabajo perfecto, más bien creo que te voy a fastidiar… otra vez”- esta vez es ella quien suspira, yo mientras, solo enarco una ceja, cruzándome de brazos, casi exigiéndole que hable de una buena vez –“Bueno… es que adelanté su viaje de mudanza…”- pienso seriamente en levantarme y gritarle otra vez, pelearme como solo yo sé hacer, más me detengo, solo al verla poner las manos al frente en son de paz –“Pero es por una muy buena causa, una sorpresa”- entonces sonríe ampliamente y yo me temo por lo que su loca cabeza pueda haber ideado en esta ocasión, más no digo nada, solo suspiro muy hondamente, esperando que sea algo como la sorpresa de hace dos años porque si no, haré gala una vez más del enorme talento que poseo para hacer escándalos –“Yo solo quiero que al menos tu seas feliz”- termina, mostrándome una sonrisa un tanto triste, lo que para mí es un mal presagio, uno que significa que probablemente ella y cierto idiota han vuelto a discutir.


Pero esta vez no le digo nada, porque puede que sea otra de esas ocasiones en las que nada de lo que yo le diga le será de ayuda, y porque también entendí que sobre esos temas realmente carezco de tacto, o al menos del suficiente como para compararme siquiera con el apoyo que puedan darle Alexandra, Daia y Hitori.


Por eso solo le sonrío, levantándome de mi lugar solo para ir junto a ella y abrazarla por los hombros, aun sonriéndole, con tal de que sepa que pese a que antes estaba enojado con ella, ahora no, porque tal vez no todas sus ideas me encanten pero, ella siempre piensa en lo mejor para mí, para todos, aun por sobre su propio bienestar. Además, puede que esto sea lo único que yo pueda hacer para darle animos, por eso no dudo ni un segundo en hacerlo, no si se trata de ella.


-


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Otra vez estoy mirando por la ventana del avión, sintiendo a momentos los cálidos suspiros de Natsuhi contra la piel de mi cuello. Lo miro apenas, sonriendo entre sueños, acomodándose contra mí mientras yo lo aprieto con suavidad por la cintura, perdiéndome una vez más en lo hermoso que es. Haylley sentada frente a nosotros solo sonríe, a veces mirando por encima de los asientos hacia aquellos donde Tsuki, Suzu y Riku están.


Yo igual los miro, sonriendo al ver a Riku entretenido jugando con su oso mientras Suzu le pregunta mil y un cosas sobre aviones a Tsuki, recordándome que es la primera vez que el menor de mis cuñados hace un viaje así. Al verlos, aun me pregunto por la insistencia de Haylley a hacerlos venir, sobre todo cuando se supone que Yeidher no debe ver a Suzu, pero supongo que incluso esto es parte de mi supuesta sorpresa así que por eso ya no pregunto más nada, sino que todo lo que hago es volver a mirar a través de la ventana, notando el paisaje nevado bajo nosotros justo cuando empezamos a descender.


Parpadeo un poco confundido, mirando hacia Haylley de nuevo, pero ella solo me sonríe, negando apenas con la cabeza, haciéndome saber que aun no piensa decirme nada. Yo suspiro otra vez, contando hasta 100 con tal de que la paciencia y mi curiosidad queden medianamente aplacadas mientras me preparo para bajar, casi intentando hacer malabares tanto con mi equipaje como con el de mi dormido esposo, el mismo bello ser al que sostengo entre mis brazos y por el cual finalmente mando al olvido nuestras valijas. Haylley se ríe por lo bajo, corriendo delante de nosotros con tal de bajarse de una buena vez, o más bien, probablemente para pedirle a Seyko que nos ayude con mi pequeño problema. Lo miro unos instantes, sonriéndome como si nada mientras se lleva todas mis cosas, ignorando olímpicamente mi mirada cada vez más desconcertada.


Sobre todo cuando al bajar nos recibe un paraje totalmente nevado, el mismo de hace casi un mes atrás, esta vez si que quiero preguntar, y es justo cuando pretendo hacerlo, que Haylley vuelve a sonreírme, ampliamente, haciéndome una seña de silencio antes de meterse corriendo al auto que ya aguarda por nosotros. Otra vez suspiro, creo que si sigo así, el aliento se me va a acabar pronto, pero no me queda de otra más que seguirla, dejando a mi dormido gatito sobre el asiento, él se queja, sacándome una sonrisa antes de que me siente a su lado, viendo a mis cuñados y a mi sobrino abordar también.


Entonces me pregunto ¿Por qué hay tanto silencio en el auto? Me pone aun más incomodo, sobre todo porque los únicos que sonríen son Seyko y Haylley, obviamente porque ellos si saben de qué va el asunto mientras yo me estoy casi muriendo de los nervios por no saber nada. ¿Cómo es que incluso Tsuki puede estar tan tranquilo? ¡Yo no puedo!


Mucho menos cuando finalmente el auto se detiene y de nuevo estoy frente a ese enorme castillo, recordando la última vez que estuve aquí casi me siento enfermar, sobre todo mirando a los demás seguir sonriendo ¿Qué acaso es por otra reunión? ¡No! ¡No puede ser eso! O tal vez es que Haylley ha decidido delatarme delante de todos para evitarme más actos de secretismo, pero ella no puede hacer eso ¿Verdad? No me haría eso, no a mí, a su querido hermano mayor segundo, ella no me haría algo así, no, no, y no ¿Y ya dije que no?


-“¡Por fin llegan! Estaba comenzando a dormirme ya”- Connan es el primero en recibirnos, yo otra vez parpadeo confundido y ¿Mareado? Por no saber qué es lo que está pasando. Inhalo profundamente, tratando de calmarme aunque sinceramente no sé cómo en estos momentos podría llevar a cabo semejante hazaña.


-¡Tu, perro! ¡Te voy a Matar!”- esta vez es Natsuhi quien grita, bajándose corriendo y mirando de muy mal modo a Connan, quien obviamente no tarde en comprender la magnitud de dicha amenaza, sobre todo al ver a Suzu bajar del auto.


-“¡No! ¡Natsuhi espera, te lo puedo explicar!”- contesta, retrocediendo y poniendo sus manos al frente, riéndose nerviosa y escandalosamente al ver la mirada nada contenta que mi gatito le dedica.


-“Natsuhi, ve con Remi por favor”- más es la voz de Danielle quien detiene todo intento homicida que mi gatito planee, haciéndolo mirarla un tanto confundido también, porque probablemente es que recién se ha dado cuenta de que esto definitivamente no es nuestro nuevo hogar.


Y él, solo se le queda mirando un tanto más antes de suspirar resignado e ir con  Remi, quien ya lo espera justo en la puerta del castillo, la misma por la cual, ambos, después de saludarse, desaparecen. Yo mientras, me estoy poniendo más y más nervioso, porque es extraño ver a parte de mi Familia en este lugar y también porque sigo sin saber de qué va la supuesta sorpresa que incluso me ha costado estar apartado de mi lindo esposo.


-“Elle…”- me llama Danielle, haciendo que de inmediato la mire, aun medio perdido –“Se supone que en un día como hoy, mamá debería estar contigo pero, ¿Puedo yo tomar su lugar?”- no entiendo la pregunta, es lo primero que quiero decirle, más no lo hago, solo asiento lentamente al notar en su mirada cuán importante es esto para ella.


Después no me queda más que seguirla en silencio, admirando por primera vez el interior del castillo, más iluminado y limpio que la última vez, no, más bien, más vivo, incluso decorado sutilmente.


-“Nuestros padres habrían querido estar contigo hoy, lo sé”- no contesto, y eso porque aun no entiendo la importancia de este día, se supone que solo me estoy mudando, así que en realidad no veo que sea la gran cosa –“Me refiero al día de tu boda”- me sonríe, y yo me pongo pálido, creo, porque de repente siento que el aire se me va e incluso que dejo de respirar por instantes que se me hacen eternos.


-“¿Qué?”- es todo lo que logro decir, ella se ríe, probablemente al ver mi expresión pero a mí no me hace gracia alguna.


-“Haylley me dijo que tu querías hacer esto antes de la reunión pero no fue posible, y creo que ahora, antes de mudarte con Yeidher, es un buen momento”- esta vez asiento lentamente, aun sin estar convencido del todo, pero, tal vez tengan razón en algo, en que es mejor hacerlo antes de caer en las garras de mi odioso hermano mayor y también, es porque no creo poder estar más tiempo así con Natsuhi, casi negándole algo que ya le había prometido.


-“Lo es, yo de verdad quiero hacer esto”- sonrío, por primera vez desde que llegamos a este lugar, porque estoy seguro de lo que quiero, porque ni siquiera me importa que me hayan traído a base de engaños y sin consultarme nada, porque, después de todo, y aun si he tardado un poco en asimilarlo, hoy es el día de mi boda, el día en que por fin uniré mi vida en todos los sentidos a la de la persona que amo, a Natsuhi.


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Suspiro, mirando cada vez más confuso a las personas a mí alrededor, no es como si me molestara tener a Remi, François y Nahra caminando de lado a lado por la habitación, sacando infinidad de objetos e intercambiando frases entre ellos que no logro comprender del todo. Por eso todo lo que hago es mirar mi reflejo en el espejo. Observo con detenimiento el moño que han hecho con mi cabello, e incluso las cuentas azules con las que lo ha decorado, con pequeñas mariposas y plumas del mismo color, y no puedo evitar pensarlo, se ve lindo así, solo que no comprendo la razón por la cual han hecho aquello.


-“Natsuhi, ¿Puedes cambiarte solo?”- me pregunta de repente Remi, haciéndome apartar la mirada del espejo para centrarla en él –“Si se te hace difícil podemos ayudarte”- agrega, yo niego lentamente con la cabeza, aun sin comprenderlo del todo, menos cuando lo veo extenderme una caja blanca cerrada.


-“No es eso, es solo que no entiendo de qué va todo esto”- contesto al fin, mirándolos uno a uno solo sonreírme, poniéndome cada vez más nervioso por verlos así.


-“Lo sabrás dentro de poco”- es todo lo que obtengo, la misma respuesta que me han estado dando desde que llegué a este lugar. Suspiro caminando pesadamente hasta quedar tras el biombo de oscuros colores que hay en la habitación.


Trato de buscar un lugar en el cual dejar la caja blanca pero solo hallo una silla, la dejo ahí, después de todo, creo que aun puedo estar de pie un rato más, además, debería aprovechar que Momiji aun no es tan pesado como para dificultarme mucho el caminar o estarme de pie. Y entonces, al pensar en mi pequeño, vuelvo a sonreír, sin que me importe lo que los demás están planeando, porque al menos en estos momentos solo somos él y yo.


Mis manos levantan con cierta lentitud la tapa de la caja, la misma tapa que dejo caer al suelo solo al ver el contenido de aquella caja, creo que después de todo no voy a poder hacer esto solo, no cuando tengo un muy serio presentimiento sobre el porqué de todo esto.


-“Na-Nahra… ¿Me ayudas?”- consigo decir, asomándome apenas y mirándolo sonreír mientras camina hacia donde estoy.


-“Tranquilo, no es nada malo, es todo lo contrario, pero descuida, yo igual estaba nervioso ese día”- me murmura, sonriéndome con tanta calidez que por eso todo lo que hago es suspirar y cerrar los ojos, cada vez más nervioso.


Porque puede que sean solo imaginaciones mías o tal vez es que me he vuelto loco, o peor, puede que solo este soñando, porque no creo que alguien como yo merezca algo como esto. El corazón me late rápido dentro del pecho, casi siento que se me va a salir, pero me esfuerzo en quedarme con los ojos cerrados, aun negándome a ver, o a despertar, si es que de verdad estoy soñando. Trato inútilmente de estar tranquilo mientras siento las manos de Nahra ir colocando cada prenda sobre mi cuerpo, pero con cada minuto que pasa me siento más confundido y nervioso, ¿Esto de verdad está pasando o solo estoy soñando? Si es así, no quiero despertar.


-“Listo, solo te falta el toque final”- su voz me parece que se escucha lejana, pero puede que sea por mis nervios que están cada vez más fuera de control.


Por eso centro mi mirada en la suya, no queriendo ver nada más que esos ojos color violeta oscuro que parecen brillar al mirarme, haciéndome sonrojar involuntariamente. Suspiro, tirando con cierto nerviosismo del cinto azul y lavanda en mi cintura antes de mirar mis blancos zapatos, decorados con bellos detalles de los mismos colores que el cinto.


Y trato de distraerme con eso, más al sentir a Nahra jalarme por uno de mis brazos, llevándome de nuevo ante el espejo, pero no quiero ver, prefiero mirar mis zapatos que cualquier otra cosa, y hago solo eso, incluso cuando me hacen sentarme en la misma silla donde estaba minutos atrás.


-“Esta era de mi Madrina, pero ahora es tuya, es un obsequio, para ti, por este día, ella me dijo que quería que tu la tuvieras”- levanto apenas la mirada, sintiendo a François colocar algo sobre mi cabello.


Mis ojos se abren sorprendidos al ver la blanca y brillante tiara, con formas que simulan hermosas plumas decorada bellamente con blancas perlas, más de lo que yo me merezco, pero aun así, solo asiento con la cabeza, porque sin importar mi pasado, sin importar las cosas que por mi culpa han pasado, con esto, finalmente lo sé, ellos, los Padres de Elliot, me aceptan, no, no solo eso, con esto, ellos parecen estarme dando la bienvenida a su familia a… a mi nueva familia.


Me sonrío, atreviéndome por primera vez a mirarme al completo, a contemplar la blanca y larga túnica decorada con formas que simulan llamas azules y lavandas, por encima de un traje del mismo impoluto color, apenas puedo mirar mis manos entre tanta tela, pero, al mirarme, solo puedo pensar en lo afortunado que soy, y en lo feliz que seré de ahora en adelante.


-“¿Están listos?”- vuelvo la mirada al reconocer la voz de Tsuki, asomando apenas por la puerta, y lo veo sonreír, tan ampliamente, solo mirándome –“Natsu, te ves realmente hermoso”- sonrío apenas, disfrutando del abrazo que me da luego de entrar y correr hacia mí. Cierro los ojos, aspirando su aroma y reconfortándome con su calor.


Entonces pienso en lo mucho que lo extrañé, en todo aquello que me pudo haber pasado si esa noche él no me hubiese ayudado a escapar de casa, también es gracias a él que he llegado hasta aquí, y me alegra tanto que este conmigo en estos momentos.


-“Ojala papá y el abuelo pudieran verte”- me susurra al oído, abrazándome más fuerte, yo apenas asiento con la cabeza, sin querer soltarlo, tan solo refugiándome en el calor de sus brazos, aquellos brazos que cuando niño tantas veces me protegieron y reconfortaron.


-“Papi, la tía Haylley me envió por el anillo del tío Natsu”- nos interrumpe Riku, entrando corriendo y deteniéndose justo junto a nosotros –“Tío Natsu, te ves muy bonito, pareces un hada”- sonrío, riéndome un poco mientras aparto las involuntarias lágrimas que se me escapan.


Miro por última vez mi alianza antes de dársela a Riku, sin preocuparme por más nada, ya no, porque es tal y como creí, hoy es, después de tanto tiempo de haberlo esperado, e incluso después de creer que jamás llegaría hasta aquí, hoy es… el día de mi boda, mi boda con la persona que amo, con Elliot.


Y ese solo pensamiento es suficiente como para hacerme olvidar, al menos por hoy, todo aquello por lo que he pasado, tan solo por hoy, voy a sonreír hasta el último instante. Porque hoy es el día en que mi sueño se convierte en realidad.


-“Vamos, no hay que hacerlos esperar mucho”- me susurra Tsuki, yo solo asiento, aferrándome a su brazo, mirando una última vez mi reflejo en el espejo, riéndome un poco al ver a Riku corriendo por los pasillos como si conociera este lugar de toda la vida.


Pero incluso eso no me importa, no cuando vuelvo a sentir los nervios jugarme una mala pasada, por mis ganas de ver a Elliot, y también, porque ¿Qué tal si no le gusta cómo me veo? Trato de caminar lo más lento que puedo, aferrándome cada vez más al brazo de Tsuki, nervioso e impaciente, y aun así, pese a eso, sin dejar de sonreír.


-“¿Sabes? Al principio no estaba muy seguro de esto”- me habla de repente Tsuki, haciendo que vuelva la mirada hacia él –“Pero durante este tiempo, aun si no me gusta la idea de admitirlo, me he dado cuenta de que nadie te mira con él lo hace, puede que sea un tonto, medio patoso e incluso algo salvaje, pero te ama, tanto, tanto, que es imposible no verlo, basta con solo ver la forma en que sus ojos brillan cuando te mira, como para darse cuenta de que, en realidad, él te ama”- y entonces me sonríe, logrando que la mirada se me torne acuosa y otra vez quiera llorar, no solo por haberlo oído decir que finalmente acepta a Elliot, sino porque él también lo ha notado, lo mucho que Elliot me ama, tanto, tanto, que a veces siento que no lo merezco.


-“Yo también lo amo, creo que lo hago desde la primera vez que lo vi”- susurro, sin poder dejar de sonreír ni por un momento aun cuando sienta las lágrimas recorrer mis mejillas, las mismas que con ternura mi hermano aparta de mi rostro.


-“No llores Natsu, si te ve así, va a creer que es mi culpa y seguro querrá golpearme”- me río apenas, negando suavemente y volviéndome a aferrar a su brazo, porque ya no puedo esperar más, deseo tanto verlo, ver su sonrisa y su mirada, solo dedicada a mí, que por eso siento que lo amo más, solo por eso.


Trato de no ponerme nervioso otra vez, pero me es totalmente inevitable cuando nos detenemos frente a un par de enormes y finas puertas de madera, tras las cuales seguramente él espera por mí. Suspiro hondo, tratando de darme el valor que necesito. Cierro los ojos por unos momentos, escuchando las puertas ser abiertas.


Y entonces los abro, maravillándome con la visión de la que parece ser una enorme y antigua capilla estilo gótica, tan… tan Darko, que sin querer, una risita se me escapa, la misma que callo en cuanto siento su mirada, la mirada de él, de Elliot, justo en mí.


Mi mirada busca por la suya, notando la forma en que ese par de orbes escarlatas parecen brillar al mirarme, haciendo que el calor suba a mis mejillas y que involuntariamente aparte la mirada, solo para verlo vestido con un conjunto blanco, azul y lavanda que lo hace lucir tan apuesto, aun más que la primera vez que nos vimos. Y es que las botas blancas con detalles de llamas azules y lavandas, los blancos pantalones, del mismo blanco impoluto que la camisa de mangas largas con detalles azules y lavandas que lleva bajo la larga túnica blanca con el mismo decorado, cuyas largas mangas llegan casi a cubrir sus manos, no hacen más que resaltar su rojo cabello aun más con la blanca corona que lleva en él, y sus ojos, incluso la tez nívea de su piel, que me parece estar ante una visión, una que me sonríe con tanto amor, que otra vez siento la mirada tornárseme cristalina, solo por verlo a él, la persona que más amo, quien le dio color a mi vida, quien me salvo de la oscuridad en la que creí que estaría por siempre atrapado, mi Elliot, solo mío…


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Me basta con mirarlo entrar para que todo lo demás se me olvide, mi mente queda en blanco, olvido la incomodidad que sentía al estar vestido así, olvido que todos me miran e incluso mi molestia por la “trampa” que según yo, mi Familia me puso. Lo olvido todo, hasta mi nombre, solo al verlo a él, a Natsuhi, mi Natsuhi, luciendo más bello y más radiante que nunca.


Porque para mí, la blanca y larga túnica con flamas azules y lavandas que lleva, lo hacen ver tan bello, hacen que esos orbes hermosos, de tan exótico y maravilloso color, brillen aun más, hacen que pierda el aliento y que todo pensamiento coherente huya de mi mente solo por verlo, solo por ver la forma en que mientras camina por el pasillo, las ondas que se forman por las largas mangas de su túnica junto con la cola de esta, lo hagan parecer un ángel, el ángel que cambió mi vida, que me salvó de todos mis fantasmas e hizo latir mi corazón aprisa, como nunca creí que llegaría a pasar.


Se ve tan hermoso, y es mío, mi casi esposo, es todo lo que puedo pensar, tanto que por eso me obligo a respirar, sin poder siquiera dejar de sonreír por tan mesmerizante visión, no mientras lo veo acercarse cada vez más y más hasta donde estoy, justo en el día que aun cuando por tantos años me negué, estuve esperando toda mi vida, el día de mi boda, el día en que mi soledad verá su fin.


Siento que la mano me tiembla cuando la suya, pequeña y cálida, roza mi piel, siendo dejada ahí por Tsuki, quien me mira, en silencio aceptándome, no solo eso, entregándome a tan valioso ser para él y para mí, para ambos. Y yo sonrío, queriendo con eso hacerle saber que no permitiré que nada ni nadie vuelva a herirlo nunca, que la confianza que hoy deposita en mí, será correspondida.


Ni siquiera escucho del todo el sermón del oficiante, no puedo, me siento totalmente atrapado y hechizado por Natsuhi, tal y como siempre me quiero sentir, solo con él, el único capaz de hacerme perder el aliento con una sola mirada, el único capaz de dejar mi mente en blanco con un solo beso suyo o con una sonrisa, mi único y perfecto amor.


-“Yo Elliot, prometo serte fiel, honrarte, respetarte y amarte cada día de mi vida, por toda la eternidad”- pronunció, deslizando una vez más el pequeño anillo en su dedo, solo para dejarlo en el lugar al que pertenece y siempre ha pertenecido, el lugar que ocupará hasta el final de los tiempos, incluso después de eso; con mi mirada una vez más, fija únicamente en la suya, en esos orbes en los que quiero perderme hasta el momento en que exhale el último de mis suspiros.


-“Yo Natsuhi, prometo serte fiel, honrarte, respetarte y amarte cada día de mi vida, por toda la eternidad”- sonrío, sintiéndolo colocar por primera vez, mi anillo en su respectivo sitio, aun perdido en su mirada y en la cálida sensación de sus manos entrelazadas a las mías mientras esperamos el tan deseado momento.


El mismo que ninguno de los dos se ve capaz de esperar del todo, no cuando el oficiante ni siquiera logra terminar de hablar antes de que ambos nos volvamos, tomando el bolígrafo aprisa y firmando finalmente los papeles. Después solo nos queda mirarnos de nuevo, sonriéndonos, justo antes de cerrar nuestra tan anhelada promesa con un beso.


Mis manos solo sueltan las suyas con tal de abrazarlo por la cintura, acercándolo más a mí mientras siento sus dedos pequeños y suaves perderse entre mi cabello, atrayéndome más hacia sus labios dulces, los mismos que corresponden cada movimiento de los míos en un beso como nunca antes nos habíamos dado, tan lento y tan cargado de sentimientos, del amor que nos tenemos uno por el otro, el que siempre nos tendremos, sin importar lo que pase, juntos por la eternidad.


Porque después de tantos años perdido, sin esperanzas y lleno de sueños vacios, de rencores y de odios malsanos, ya no tengo más dudas ni miedos. Porque desde el día que lo conocí, lo supe, supe que por él sería capaz de todo, de ser valiente, de esperar incluso mil años por él, supe lo que era perder totalmente el aliento y la cabeza desde esa primera vez, supe lo que era sentir a mi corazón latir como un total loco, solo con mirarlo, solo con tocarlo, y solo con eso, y nada más que eso, es que entonces me doy cuenta de todo, de que mi vida empieza y termina con él, de que Natsuhi es y siempre será, la eterna luz en mi oscuridad…


¿Fin…?


 


 


Carajo, parezco regadera llorando así, pero es que, al menos para mí, fue el final perfecto, tanto que por eso no puedo dejar de sonreír, ¿Pero qué le voy a hacer? Esta historia significa tanto para mí, que casi no puedo creer el haberla terminado por fin, creí que no lo lograría, y tenía tantas ideas para agregar en el capítulo final, que después de todo, decidí solo dejarlo fluir, y ha quedado así, en este punto en el cual trato de mantenerme calladita y seguir lloriqueando en silencio mientras escribo esto, pero es que… ¡SE TERMINÓ! ¡GRACIAS POR TODO!


18/03/13

Notas finales:

La verdad es que me gustaría decir tantas cosas pero, bueno, creo que igual y prefieron esperar a leer sus comentarios, lo que si diré, es que escribir esta novela, sin importar los mil y un altibajos que tuve, ha sido lo mejor que me pudo haber pasado, y si con ella pude entretenerlos, emocionarlos, hacerlos reír, llorar o enojarse, entonces quiero pensar que hice bien mi trabajo.


Por otro lado quiero agradecer enormemente a todas y cada una de las personas que siguieron esta historia capítulo tras capítulo, a aquellos que comentaron y ayudaron grandemente a mantener viva la llama de mi inspiración, y también, a aquellos que solo leyeron, porque entrar cada día y ver los números subir y subir me causaba tantas sensaciones y me motivaba junto con los comentarios a seguir y seguir, así que, al menos esta vez no me pondré a nombrarlos uno a uno, sino que quiero darles desde el fondo de mi ser, mis más infinitas gracias y, dejarles una de las últimas galerías de la novela n,n


La corona de Natsuhi


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La corona de Elliot


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El lugar donde se casaron


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http://i753.photobucket.com/albums/xx179/Hanna_Darko/Luz%20En%20Mi%20Oscuridad/Wim-Delvoye-GOthic3_zps7d721c8a.jpg


Y, finalmente como me los imagino vestidos el día de su boda n,n


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También, dentro de dos semanas publicaré el epilogo y, si me da tiempo, escribiré un extra especial para publicar junto con el epilogo, así que, espero sus comentarios, ahora si que, muchos, muchos, quiero saber las opiniones de todos, chic@s, aunque sea por esta vez, solo por ser el final, en serio, quiero oír sus voces, así que, los espero >w<


Hasta pronto y gracias por todo >w<


Au Revoir~


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