Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luz En Mi Oscuridad por Darko Princess

[Reviews - 342]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!!! Gracias y disfruten del epílogo >w<

Nos leemos abajo!!!!

Epílogo

Nuestra Gran Familia ¿Feliz?

 

Año 2026

Los rayos del sol colándose a través de las cortinas, apenas consiguen despertarme, ruedo entre las sábanas, ocultando el rostro contra la almohada, apenas consciente de las voces y risas provenientes del piso inferior, pero no quiero abrir los ojos, porque una parte de mí me dice que puede que aun este soñando y todo eso no sea más que una mera ilusión creada por mi mente con tal de sentirme feliz y realizado.

Suspiro con algo de resignación, apenas abriendo los ojos tan solo para encontrarme con una mirada casi idéntica a la mía, justo frente a mí, y es casi idéntica no solo por su color sino por la profundidad con la que me mira, pero aun así, como si fuese parte de mi sueño, en ella puedo ver ese leve tinte de dulzura que solo había visto antes en los ojos de Natsuhi. Mis dedos rozan una mejilla rosada y suave, sacando de ese rostro levemente aniñado una sonrisa ligera, una que me recuerda tanto a mí, pero puede que solo este soñando, si, tal vez sea solo eso.

-“Papá… es hora del desayuno, papi se enojara sino te das prisa”- me murmura, ahora soy yo quien sonríe, porque oír salir de esos labios carnosos la palabra “papá” dirigida justamente hacia mí, me llena de una dicha que muchas veces creo no merecer.

-“Eilian…”- lo llamo por lo bajo, demorándome y disfrutando el decir ese nombre –“¿Soy buen padre?”- aquellos ojos me miran sorprendidos por unos instantes antes de que sus labios formen otra sonrisa.

-“Si, hasta ahora lo haces muy bien”- es toda la respuesta que necesito. Suspirando, lo abrazo dentro de nuestro escondite bajo las sábanas, escuchando apenas su queja ante el repentino contacto.

Más no lo suelto, no cuando necesito tenerlo así para recordarme que cada decisión tomada en el pasado fue para llegar a este momento, al instante en que sostengo a mi hijo entre mis brazos y siento su aroma adormecer a mis sentidos, tan parecido al mío, pero también, con la embriagadora esencia de Natsuhi en él, porque al fin y al cabo, es nuestro hijo. Si, él es nuestro y yo no estoy soñando, porque por fin después de tantos años, conozco lo que es la verdadera felicidad, y también, el tener una verdadera familia.

Creo que podría quedarme así abrazado a él por mucho, mucho tiempo, más no lo hago, sino que pese a que no quiero, lo suelto lentamente, incorporándome entre las sábanas y estirándome mientras me tallo un ojo, intentando apartar el sueño que aun me hace querer volver al mundo de Morfeo, más no lo hago, sino que le dedico una mirada más a ese niño, que apenas se ve libre me mira una vez más antes de encaminar sus silenciosos pasos de vuelta a donde el resto de nuestra familia aguarda por nosotros.

Pero yo me demoro un poco más, fingiendo estar concentrado en prepararme como cada mañana para ir al trabajo. Me miro unos momentos en el espejo y pienso una vez más que nada ha cambiado, mi rostro sigue siendo el mismo de hace 16 años, pero al mismo tiempo es diferente, porque ya no veo en mi mirada toda esa maraña de sentimientos y pensamientos oscuros que solían dominarla, no, ya no están más ahí, finalmente se han ido, y el solo pensamiento, me hace sonreír.

-“¿Elliot?”- la voz de Natsuhi me llama, haciendo que de inmediato me vuelva hacia él, para encontrarme reflejado en esos ojos que en todo momento consiguen hacerme perder el aliento, ahora incluso más, porque al igual que yo, puede que en el exterior no haya cambiado nada, pero puedo verlo en su mirada.

Natsuhi es feliz, creo que como nunca ninguno de los dos pudo haberlo imaginado, aun cuando en estos momentos tenga que sentarse en la cama para descansar sus agotados piecitos. Yo lo miro, sonriéndole y queriendo decirle una vez más cuan hermoso se ve, cuanto amo el mirar esas mejillas dulcemente sonrojadas y el leve pucherito que sus labios hacen cuando trata de alcanzar uno de sus pies con la idea de masajearlo un poco.

Más no se lo permito, sino que soy yo quien asume esa tarea, aun perdido en su mirada, solo unos momentos más antes de recorrerlo por completo y detenerme en ese vientre hermosamente abultando en el cual nuestros pequeños crecen, porque bueno, otra vez seremos padres, y eso, aun cuando a mi me ponga loco de felicidad, para él se torna un tanto cansado, sobre todo porque esta vez serán dos y no uno, pero sé que por más que me regañe y arroje cosas a la cabeza, Natsuhi también es feliz, lo sé porque en sus momentos de paz, gusta de hablarles mientras acaricia ese lugar en donde ellos están, tiernamente, con una mirada que dice cuanto los quiere y cuanto añora tenerlos entre sus brazos, tanto como yo.

Por eso, una vez que termino mi labor, le sonrío, acercándome para darle un beso justo ahí, donde nuestros pequeños están, aguardando a que el momento de conocernos finalmente llegue, lo cual, según los cálculos de Alexis, deberá suceder dentro de un par de semanas más, y bueno, a nosotros la espera se nos está haciendo tan larga.

-“Te portas lindo ahora, pero que sepas que te castigaré”- me río, levantándome para besarle una de esas rosadas mejillas, mirando de inmediato la forma en que se colorean de un suave carmín.

-“Sabes que adoro tus castigos”- murmuro, apartando delicadamente un travieso mechón de su rostro, colocándolo tras una de sus orejas mientras una vez más me pierdo contemplándolo, porque cada día siento que no puedo apartar la mirada de él, de tan hermoso que es y también, por lo mucho que lo amo, porque Natsuhi es la razón por la cual vivo y respiro, Natsuhi es mi todo, mi perfecto complemento.

-“Papá, se hace tarde”- avisa la voz de Eilian, corriendo por los pasillos de la casa, escucho sus pasos bajar apresurados las escaleras y tan solo suspiro, mirando a Natsuhi como un cachorrito regañado porque tengo tantas ganas de simplemente quedarme en casa con él.

De ir y sentarme con él en mi regazo en la mecedora en el cuarto de los gemelos y quedarnos así los dos, pero creo que hoy simplemente no podrá ser.

-“Ahora bajo”- termino por decir, volviendo a suspirar y mirando una vez más hacia mi hermoso esposo.

-“Mejor ve de una vez, yo estaré bien, Suzu dijo que vendría a pasar el día conmigo”- y aun cuando me diga que me vaya, pese a eso, todavía así tira levemente de mi saco, tan solo lo suficiente como para que nos besemos brevemente, un beso que se corta en cuanto él me aparta con un empujoncito, sonriéndome adorablemente, yo igual le sonrío, dejando un último beso en su frente antes de tomar mi bolso del piso con la intención de ponerme en marcha de una vez –“Por cierto, creo que Momiji tramaba escaparse o al menos intentarlo”- esta vez ambos nos reímos por lo bajo, rodando la mirada ante semejante idea descabellada.

Y si, tal vez suene a una locura pero viniendo de Momiji no lo es tanto, por eso todo lo que hago es caminar casi desganadamente hasta el exterior de la casa, más precisamente hasta quedar justo bajo el balcón de su habitación antes de extender los brazos y aguardar, porque sé muy bien lo que viene y precisamente por eso no tardo en recibir un muy ligero peso entre ellos antes de encontrarme con una mirada tan idéntica a la de Natsuhi que por unos momentos me quedo atontado y perdido en esos ojos. Un instante suficiente como para que Momiji forme una sonrisa de lo más encantadora y me mire con una expresión de lo más inocente. Pero esta vez me he jurado no caer en eso, sin importar cuán lindo sea ni cuanto se parezca a Natsuhi.

-“Ho-Hola Papá”- tartamudea adorablemente, incluso revoloteándome las pestañas probablemente porque se ha dado cuenta de cuan débil me pongo ante ese gesto. Trato de resistirme a él y por eso simplemente lo bajo, quedándome parado con expresión nada contenta y cruzándome de brazos de paso.

Él lo nota, claro que lo nota, por eso me mira con ojitos brillosos mientras se sonríe apenado, comenzando a jugar con su largo, ondulado y rojo cabello, sujeto por un negro listón, de nueva cuenta haciéndome titubear porque con ese gesto el parecido entre Natsuhi y él se hace aun más notorio si es posible.

-“¡Buenos días tío Elliot!”- inhalo un par de veces, apretando incluso las manos en puños ante esa voz, sobre todo por tenerla en mi jardín y, más que nada, cerca de MI hijo.

-“Jonasis, largo… ¿O es que quieres que un palo se atraviese de repente frente a tu motocicleta?”- mascullo por lo bajo tratando de reprimir mis ganas por decirle algo aun más terrible que probablemente, igual que lo anterior, ignorará completamente puesto que esta de lo más entretenido en mirar a Momiji, MI Momiji.

-“¡Papá!”- salta él de inmediato, como si con eso pudiese frenar a mis celos de padre sobre protector aun cuando el idiota que lo mira de manera poco sana sea justamente mi sobrino –“¡Papi, dile que lo deje en paz!”- me acusa de paso, haciéndome mirar bobamente hacia mi hermoso Natsuhi, saliendo de nuestra casa con una bolsa de papel entre los brazos que no tarda en extender hacia mí. Claro, mi desayuno, casi lo había olvidado.

-“¿Un palo? Mi amor, te estás volviendo amable con los años”- ambos nos reímos, escuchando a Momiji bufar y alejarse a zancadas solo para encerrarse en mi auto.

-“Tal vez considere no serlo tanto esta noche”- le murmuro a Natsuhi justo en su oído, mordiendo suavemente una de sus orejitas, escuchándolo gemir y suspirar antes de apartarme y dedicarle una sonrisa pícara.

Y eso es todo, esta vez si que me apresuro hacia mi auto, más al ver a Eilian ya dentro, igualmente esperando. Natsuhi me sonríe, despidiéndose con una de sus manos mientras vuelve a casa, mirándome solo unos instantes más antes de centrar sus bellos y tan hermosamente exóticos orbes en nuestros hijos, despidiéndose de ellos también, aun cuando Momiji este haciendo una rabieta, al menos Eilian si se despide.

Más antes de que pueda ponerme en marcha, un manchón negro y rojo pasa a toda velocidad, prácticamente volando por sobre mi auto, con lo que aguardo solo unos momentos, los suficientes como para oír los gritos de Arwin en plena persecución tras el mayor de sus hijos. Pero igual que siempre, Kayrol lo ignora, perdiéndose de vista luego de dar la vuelta en una esquina. Y yo me compadecería de Arwin, de no ser por la gracia que me causa el verlo así y porque en cierto modo lo comprendo, ya que Momiji me vuelve loco con sus intentos de escape.

-

-

Al llegar al colegio no me queda más que inhalar profundamente, porque sé muy bien lo que sigue, ya que cada primer día de clases es igual, estudiantes y padres amontonados en la entrada, franqueando por ambos lados el pasillo principal, cual si estuviesen en una alfombra roja. Pero a mí se me hace tan fastidioso, que deseo simplemente quedarme en el auto y no salir ni por un instante, pero de todas formas lo hago, caminando hacia la cajuela, sintiendo las miradas sobre mí aun cuando todo lo que hago es sacar las fundas de la guitarra de Eilian y del violonchelo de Momiji.

Suspiro hondo, siguiendo a mis dos hijos hasta donde el gentío aguarda. Instintivamente meto ambas manos en los bolsillos de mis pantalones, casi deseando que la pesadilla se termine pronto porque este año ni siquiera tengo a Natsuhi a mi lado para soportarlo juntos.

Entonces el primero en surcar el mar de chismosos, como es su costumbre, termina siendo Jonasis, quien desde luego no se muestra incomodo en lo absoluto con todas esas miradas sobre él, más bien pareciera que incluso las ignora, pero sé que no es así, lo sé por la forma en que se sonríe, trae la misma mueca de autosuficiencia que Yeidher le mostraba a todas sus acosadoras locas antes de liarse con Alexis. Vaya, hasta en eso se tenían que parecer, de otra forma creo que no podrían llamarse Padre e hijo.

Tras él, y viéndose de lo más fastidiados por el escrutinio, van Momiji, y mis sobrinos Rei y Seth, casi corriendo con tal de escaparse de todo eso, aunque desde luego, al último momento voltean hacia donde estoy, agitando la mano no solo para despedirse de mí sino también de sus padres, Kyo me sonríe, apenas mirándome, mientras Hikaru me saca la lengua y yo solo me río, negando levemente porque sin importar cuantos años pasen, lo nuestro sigue siendo una relación de perros y gatos .

-“¡Adiós Papá!”- el grito de Eilian consigue llamar mi atención, haciéndome de inmediato mirarlo entrar de lo más sonriente junto con su mejor amigo y primo, Ewon, ellos igual se despiden de nosotros, dispuestos a enfrentar un día más en la jungla a la que llaman escuela.

Yo les sonrío una última vez antes de dejar la mirada sobre los gemelos Soran y Thierry, a los que al parecer, milagrosamente, hoy Tristan si consiguió despegar de François, ya que ambos son tan apegados a Franny como lo es él con ellos, después de todo, son su par de milagros personales, después de todo lo que tuvimos que luchar para conseguir que Franny se recuperara, pero cuando veo a los gemelos, noto que todo eso valió la pena, sobre todo cuando como ahora, los miro sonreír tan ampliamente.

Ambos seguidos de cerca por mi par de princesitas adoradas, Paris y Alexia, ambas tan lindas y al mismo tiempo tan opuestas, al menos en su apariencia, puesto que Paris, tal y como era de esperarse, heredó los rojizos y ondulados cabellos de Haylley, al igual que sus ojos, mientras Alexia sacó el cabello rubio y blondo de Alexis al igual que unos ojos verde azulados de lo más encantadores y chantajistas, si, chantajistas, si eso lo sabré yo, aunque al menos en eso ambas parecen coincidir, y es que según ellas es tan fácil conseguir que su querido tío Elliot les de lo que quieran… pero ya verán, algún día conseguiré negarme, o eso espero…

 Bueno, con ellas tengo esperanzas de poder negármeles algún día, pero con el tímido pequeño que las sigue, definitivamente no, no solo porque sea mi sobrino favorito sino también porque me recuerda tanto a mí, y creo que incluso a pesar de todos los que lo miran, es capaz de notar mi mirada sobre él, razón por la cual se vuelve hacia donde estamos, haciéndome quedar frente a esos enormes ojos rojizos que me recuerdan tanto a mí, porque después de todo, su mirada es tan parecida a la mía a esa edad, que no me queda más que sonreírle conciliador, sonrisa que es totalmente correspondida por él, Astaroth Elliot Darko Von Teniel, el mismo Astaroth que al notar la forma en que lo miramos los adultos, corre de regreso a donde estamos únicamente para abrazarse a las piernas de su padre.

Arwin sonríe suavemente, revolviéndole los rojizos, ondulados y tozudos cabellos antes de alzarlo en brazos y apegarlo a él, porque después de todo, es también su pequeño consentido, el niño dulce que en seguida extiende un brazo hacia mí, haciendo que tome entre las mías su mano pequeña y pálida.

-“Tharo, todo va a estar bien, tu mamá, tu tío y yo vendremos por ti pronto”- le murmura Arwin, tratando de reconfortarlo aun cuando no se trate solamente de lo difícil que es para él adaptarse al ambiente del colegio, tanto como lo era para mí.

-“¿De verdad?”- pregunta en un susurro, observándonos a los tres con esos orbes enormes y aniñados.

-“Sip, mamá jamás sería capaz de dejarte abandonado”- le contesta Haylley, sonriéndole ampliamente mientras le acomoda correctamente su gorro escolar, guardando sus celosas intensiones puramente homicidas para con aquellos que se atreven a mirar de más a su pequeño.

-“Además tu y yo aun tenemos mucho camino para que aprendas a manejar esa Luz”- le recuerdo, dándole un toquecito en su pequeña nariz, consiguiendo hacerlo reír, es una risa suave, musical y aniñada, la misma que me recuerda que por más que se parezca a mí a su edad, no es igual, él nos tiene a todos nosotros para apoyarlo, para reconfortarlo y hacerle saber que nada malo le pasará y que no tiene que preocuparse por su obvia fragilidad al ser aun solo un niño y tener que cargar con toda esa cantidad de inestables poderes.

-“Lo sé, pero no me gusta estar aquí”- murmura, mordiéndose los labios con suavidad y apartando la mirada.

-“No te va a pasar nada Tharo, siempre te voy a cuidar, lo sabes ¿Verdad?”- nos interrumpe la voz del joven futuro Emperador Nocturno, quien por fin, después de escaparse a sepa dónde, decide llegar al colegio con su inseparable patineta bajo un brazo y la mochila colgada de un hombro.

-“¿Lo prometes?”- de todas formas pregunta, supongo que porque sabe cuán difícil es el temperamento de su hermano mayor.

-“Lo prometo”- contesta al fin, luego de unos segundos en los que todos esperamos por una respuesta, mirando fija y directamente hacia los ojos de su hermanito, igual que si solo estuviesen ellos dos y nadie más –“Anda, ahora deja de una vez a papá o se nos hará tarde”- le recuerda, Astaroth solo suspira hondamente, abrazándose fuerte a Arwin una vez más antes de indicarle que lo baje.

-“Kayrol…”- lo llama Haylley al verlo tomar de la mano a Astaroth, emprendiendo la marcha por el pasillo directo al edificio en el cual no los veremos por las siguientes 5 horas.

-“Estará bien, mamá, soy el futuro Emperador Nocturno, jamás permitiría que nada le pasara”- y por la mirada que nos dedica sé que está hablando bastante en serio, por eso y porque tanto Haylley como yo logramos ver más allá de esos oscuros ojos escarlata, hasta notar la clase de peligro andante que es ese niño, algo nunca antes visto, tan solo comparado con su propia madre.

Ese es él, nuestro sucesor, Kayrol Romeo Darko Von Teniel, quien con sus apenas 11 años es capaz de tumbar con una aterradora facilidad a Jonasis, el heredero de Celes, y eso sin siquiera esforzarse realmente, cosa que a nosotros nos perturba y bueno, igual enorgullece. Más a Haylley que a mí, porque pese a cuan desequilibrado y huraño es Kayrol, sin lugar a dudas, es su gran orgullo.

El mismo al que vemos entrar al último, aun sosteniendo la mano de su hermanito, sin voltear hacia nosotros ni una vez, haciéndonos suspirar, porque eso significa que por fin podremos irnos y escapar de todas esas miradas sobre nosotros que nos recuerdan que después de todo, no fue tan buena idea eso de crear un colegio donde nuestros hijos no tuvieran que fingir ser algo que no son, sino más bien, aprender a desarrollar sus talentos y al mismo tiempo adaptarse al mundo humano.

-

-

Apenas una hora después, sentado tras el escritorio en mi muy cómoda silla de cuero, contemplo distraídamente el paisaje a través de la ventana, recorro con la mirada la oficina, deteniéndome apenas en el librero y más tarde en los retratos sobre la oscura superficie del escritorio. Uno de ellos es de mis padres, de cuando por fin conseguimos volver a vernos, otro de mis dos hijos, uno de Natsuhi y mío con nuestros hijos, y finalmente, en un portarretratos digital, fotos del día de nuestra boda, nosotros solos, con Danielle, Haylley, Connan y los demás, con Suzu, con Tsuki y con Riku, y finalmente, uno de nosotros con Haylley y con ella, la persona que tanto nos ayudó y mi último desacierto: Liryth Baelfire, reina de las Hadas, la persona que me enseñó a usar mi Luz para lograr sanar a François,  la misma persona que murió por ayudarme.

Suspiro, apartando la mirada, dejándola fija en la puerta cerrada que apenas instantes más tarde, se abre, dando paso a una Haylley cargada de carpetas, las mismas me imagino que serán sobre nuestro siguiente caso.

-“Parece que tenemos trabajo, hay que ir a la sala de juntas con los demás”- me avisa de todas formas, saliendo casi enseguida, yo la sigo, porque de otra no tengo, pensando en el alboroto que me montará Natsuhi cuando le diga que seguramente tendré que viajar otra vez.

Apenas minutos más tarde, en silencio entro tras Haylley, tomando asiento a un lado suyo e intercambiando miradas por unos instantes con Yeidher, a quien al igual que a mí, parece no agradarle la perspectiva de viajar y alejarse de su familia. No me quiero ir, por más trabajo que sea y por más que al final incluso termine divirtiéndome, más justo antes de que logre replicar algo, el sonido de mi móvil quiebra el frágil silencio en el cual nos encontramos todos los presentes. Ignorando las miradas sobre mí, me apresuró a contestar, escuchando todo un alboroto del otro lado de la línea.

-“¡¿Elliot?!”- reconozco en seguida la voz de Suzu, la alterada voz de Suzu que me hace ponerme de pie y alejarme unos cuantos pasos.

-“Soy yo, ¿Qué pasa?”- me obligo a preguntar, porque el ruido de su lado no se oye nada alentador.

-“Es Natsuhi Onii-san, va a tener a los bebés ahora”- los colores se me van de la cara, sobre todo al reconocer por fin que eso a lo que llamaba ruido, en realidad eran los gritos de Natsuhi y Alexis.

-“Voy para allá”- apenas digo eso, siento las miradas sobre mí, pero no me importa, cuelgo y estoy ya saliendo corriendo cuando freno y me vuelvo hacia el resto –“Natsuhi está dando a luz, me va a matar sino llego”- y eso es todo, ahora si que corro, apurándome a llegar a mi auto y salir lo más rápido que puedo aun cuando luego me vayan a gritar por estar conduciendo como un loco, pero no me pueden culpar, porque se trata de mi esposo y de mis hijos.

-

-

Para cuando logro alcanzar la puerta de nuestra casa, esta se abre justo frente a mí antes de que “Suzu el emo” me jale por un brazo, casi arrastrándome al interior hasta que llegamos a estar delante de la puerta cerrada del dormitorio. ¿Por qué nunca me dejan entrar? Me hacen correr pero no me dejan entrar.

-“Natsuhi Onii-san, Elliot ya está aquí”- avisa Suzu, entrando y cerrándome la puerta en las narices ¡Como odio que me hagan eso! ¡Lo odio con todas mis fuerzas!

-“Que bueno… porque si se tardaba más yo…”- la vocecita de Natsuhi se deja oír, cortándose al final antes de que lo escuche gritar. Quiero entrar, tomar su mano y hacerle saber que todo saldrá bien, pero como siempre me han dejado afuera –“¡Te voy a matar, ¿Me oyes?!”- grita, y sé que eso va para mí, por eso suspiro, hizo justamente la misma cosa cuando Eilian iba a nacer.

-“Tienes que estarte quieto Natsuhi”- le recuerda Alexis, con voz cansina, porque al igual que yo, ya se sabe muy bien por dónde van los tiros.

-“¡No puedo! ¡Me duele!”- le grita desesperado y un tanto furioso –“¡Cielos, como te odio!, cuando me levante te haré sufrir”- sigue, y a mí solo me queda apoyarme contra la pared junto a la puerta y escucharlo reñirme –“¡Me las pagarás, cuando termine con esto, te las haré pagar!”- sigue gritándome, y yo de antemano tiemblo pensando en lo que la perversa mentecita de Natsuhi este maquinando para hacérmelas ver muy negras –“¡Es todo tu culpa!”- llora de repente, gritando adolorido y yo solo quiero estar con él, ayudarlo a calmarse, reconfortarlo en este momento tan importante para ambos –“¡No te voy a dejar tocarme nunca más!”- me amenaza antes de callarse y mal reprimir un quejido.

-“Sabes que no lo dice en serio”- la voz de Yeidher me saca de mi momentáneo futuro trauma, imaginándome una vida sin poder abrazar a Natsuhi, sin poder besarlo y acariciarlo –“Solo le gusta asustarte”- agrega, sonriéndome en cuanto levanto la mirada hacia él.

-“¡Cállate Yeidher tonto! Cuando me levante te juro que te voy a romper la cabeza con un zapato”- lo amenaza, Yeidher por su parte solo se ríe, sujetándome por lo hombros con la intención de intentar calmarme, cosa que difícilmente pase si Natsuhi sigue gritando así de adolorido, menos con sus amenazas.

-“Vale, aquí te espero”- le contesta él entre risas, las mismas que trata de aguantarse porque por más que pasen los años, los roces entre ellos siguen casi igual.

-“¡Te mato! ¡No, los mato! ¡Nya~ me duele maldita sea!”- Yeidher está a nada de tener un ataque de risa y yo mientras me siento morir ahí mismo, más todo lo que hago es dejar que me arrastre hasta uno de los sofás en la sala de estar donde Haylley parece de lo más tranquila leyendo como si los gritos adoloridos e histéricos de Natsuhi, plagados de amenazas sobre golpes y matanzas, castigos y torturas no estuviesen haciendo retumbar la casa.

A mi mientras, con tanto griterío, la espera se me hace eterna, sin importar que Yeidher se siga riendo o que incluso intente taparme los oídos con tal de que no escuche más a Natsuhi gritando sobre cómo nos hará sufrir en cuanto se levante. Realmente es peor incluso que estar en el Abismo, porque todo lo que quiero es evitarle a Natsuhi ese dolor y ¿Por qué no? Salvarme de las torturas que seguro ya esta maquinando en mi contra, las mismas que a momentos me hacen temblar, por más que tenga a Yeidher y a Haylley disque brindándome apoyo.

-

-

Para cuando el anochecer llega, probablemente el verme sea todo un chiste porque los demás, que obviamente llegaron para ver y oír el espectáculo no hacen más que reírse por lo bajo, me dan ganas de torcerle el cuello a Connan con solo verlo burlarse así de mí. Pero ni me esmero, al fin y al cabo, que para hacerlo sufrir, ahí está Remi sentado a su lado.

Los chicos por su parte, tratan a su vez de hacer la tarea o yo que sé, apenas soy consciente de algo que no sean los gritos amenazantes de Natsuhi y la sensación cálida de tener a Astaroth durmiendo en mi regazo. Me entretengo acariciando lentamente su cabello, relajándome de paso, porque tener una presencia tan parecida a la mía, extrañamente me es bastante confortante, que por eso tardo en notar el silencio, si, ya hay silencio ¿Qué significa eso?

-“¡Por fin! Haznos un favor y a la próxima no te olvides de los preservativos”- me parece que ver a Suzu bajando por las escaleras es casi una alucinación de mi loca mente, por eso no me muevo de donde estoy, me quedo quietecito, casi aferrándome a Astaroth cual si fuera un muñequito de felpa –“¡Pero sube de una vez, sino es capaz de levantarse a matarte de verdad!”- me apura, y yo solo parpadeo un par de veces, medio ido.

-“Anda, nosotros te alcanzamos en un momento”- esta vez es Arwin quien me alienta, quitándome de paso a Astaroth del regazo para sostenerlo entre sus brazos y dejarlo acomodarse con tal de seguir con su siesta.

Y finalmente, con un andar más como de zombi, me encamino escaleras arriba hasta la habitación que Natsuhi y yo compartimos, la misma de la cual veo salir a un muy cansado Alexis, que me sonríe apenas, como queriendo hacerme saber que todo está bien. Yo suspiro, demorándome un poco más en entrar, tratando de retrasar el momento en que Natsuhi nuevamente me gritara.

Por eso cuando entro, todo lo que hago es mirarlo cual tonto enamorado, porque me parece que se ve tan hermoso, tan radiante, aun cuando note el cansancio en su mirada y su cabello se vea un poco húmedo y desordenado. Pero es que la sonrisa que forman sus labios me parece tan bella, tan mesmerizante que me quedo perdido tan solo mirándolo así, con esas mejillas dulcemente sonrojadas y esa sonrisa que lo eclipsa todo, dedicada únicamente al par de bultitos entre sus brazos, los mismos de los cuales aparta la mirada solo para centrarla en mí.

-“Ya no estoy tan molesto contigo”- me murmura, sonriéndome preciosamente en lo que logro llegar hasta él y acariciar su cabello antes de dejar un suave beso en su frente y sentarme con cuidado a su lado, porque se ve tan frágil y tan agotado, pero así, para mí luce como la criatura más hermosa de todas.

-“Te amo”- se me escapa sin que lo pueda evitar, más no me arrepiento, no cuando Natsuhi me sonríe tan ampliamente, extendiendo uno de los pequeños bultitos hacia mí, el mismo que tomo con cuidado, encontrándome de inmediato con unos ojillos violeta rojizos enmarcados por una suave matita de cabello color lavanda, que me miran tan fijamente.

Entonces sonrío, deleitándome ante tal perfección, mirando por primera vez a mi pequeño y adorable, extremadamente adorable, hijo, pensando que no ha habido bebito más lindo que él, o tal vez si, tal vez solo se compare con Natsuhi cuando estaba así de pequeñito, ya que después de todo, se parece tanto a él.

-“Él es el menor, Nahra Anthony Darko Kazuma”- Natsuhi y yo intercambiamos miradas, sonriéndonos y mirando al pequeño Nahra, apenas despierto, ya que seguramente para él igual ha sido un día muy cansado.

Después ambos miramos al otro, y al verlo, pienso de inmediato que es igual a verme cuando bebé, sobre todo por la forma en que esos ojos intensamente escarlatas nos miran a ambos, enmarcados por ese cabello rojizo y tozudo.

-“Y este es Ellios Rhys Darko Kazuma”- mi sonrisa crece al escuchar el nombre, un nombre bastante más que adecuado para alguien tan parecido a mí, incluso más que Eilian cuando bebé.

Y me basta solo con vernos a los cuatro así juntos, y con mirar a Momiji y a Eilian asomando apenas, para darme cuenta de cuan afortunados somos, de que sin importar lo difícil que el pasado fue, con tal de haber llegado a este momento, sé que valió la pena.

Mirándolos a ellos, a mis cuatro hijos y a mi esposo, me parece incluso poder recordar la primera vez que Natsuhi y yo nos vimos, los sentimientos que ambos nos mostramos el uno al otro en ese primer encuentro, la forma en que nos hablamos y como apenas dos días más tarde ambos nos dimos cuenta de que no podríamos estar el uno sin el otro. Viendo a mi familia recuerdo también todo lo que Natsuhi y yo tuvimos que afrontar para llegar tan lejos, enfrentarnos no solo al rechazo inicial y receloso de mi familia, sino también a los Lee, amenazando con arrebatarnos todo aquello cuanto amamos.

Cuando veo a mis hijos y a Natsuhi, me doy cuenta de que por ellos, sería capaz de hacer todo de nuevo, con tal de llegar hasta este punto, hasta el instante en que todo en mi vida parece únicamente iluminado por la radiante luz que solo Natsuhi es capaz de brindarme.

Mirando la sonrisa en los labios de Natsuhi, soy capaz de darme cuenta de que ya nunca estaré solo, de que finalmente hallé la forma de perderme solo en él, y de que sin importar cuantas veces haya caído, o cuánto dolor haya sentido, a su lado, incluso todo eso se vuelve la nada absoluta, a su lado, todo eso desaparece, dejando en su lugar todo aquello que siento y siempre sentiré por él, porque es tal y como le prometí hace ya tantos años, y porque aun si intento decirle todo aquello que siento por él y no lo logro, sé que él lo sabe, que sin importar el qué, voy a amarlo, ahora y siempre… por la eternidad…

¿Fin?

Notas finales:

Y... y ese fue el epílogo... primero que nada, siento mucho no haber podido hacer el extra pero, al menos en estos momentos, mi vida es un completo caos, porque bueno, estoy ya en mis exámenes finales, o sea, que me quedó cero tiempo para poder escribir el extra y eso que tenía las ideas TT^TT


Pero para compensarlos, quiero dejarles la nueva galería de imágenes de la siguiente novela de la serie, así que... acá esta la galería de...


Mentiras Entre Las Flores


http://s753.photobucket.com/user/Hanna_Darko/library/Mentiras%20Entre%20Las%20Flores?sort=3&page=1


Aun no tengo ni idea de cuando vaya a comenzar a publicar dicha novela porque hace como 2 meses que la musa de la inspiración no me visita, así que no llevo más que 3 páginas que obviamente necesitan ser bien pulidas.


Pasando a otro tema, me gustaría agradecerles enormemente a todos y cada uno de ustedes lectores y reviewers, por acompañarme durante estos casi 2 años o algo así, por perdonar mis retrasos y aceptar mis ataques de crueldad con algunos personajes. Pero más que nada, quiero agradecerles por sus palabras, por su apoyo y por la forma tan maravillosa en que gracias a todos ustedes esta historia lleva ya más de 28 300 entradas, sin todos ustedes no lo habría logrado, así que muchas gracias, ustedes lectores y reviewers, son uno de mis grandes pilares y apoyos para continuar.


Así que, habiendo dicho eso, espero que esta vez, por ser el epilogo, comenten más y más de ustedes, no saben cuan feliz me puse al conocer por fin a más de ustedes con los reviews recibidos en el capítulo final. Los estaré esperando, espero que el número de reviews cuando menos se duplique porque en serio, quiero realmente saber qué les pareció la novela, qué les gustó, qué no les gustó, lo que los hizo reír, llorar, enojarse, quiero saberlo todo, porque seguramente me servirá de mucho para poder seguir con la siguiente novela, y es que gente, me encantaría completar la serie, y con su ayuda, creo que podré hacerlo, loes estaré esperando.


Doy las gracias también, antes de despedirme por el momento, a mi familia, mi amada familia Darko, a mis hermanos y hermanas, a mis primos y primas, a mis hijos, y también, al dulce recuerdo de mis padres. Ojala, yo espero, papi y mami, Romeo y Farielle (Romeo de la noche, Night Boy y también a Fari la Sirena) que donde quiera que ambos estén, algún día lean esto, porque se los dedico con mucho cariño.


En general, gracias por todo, a todos y cada uno de ustedes, fue un placer escribir esta novela y un gusto leer todos y cada uno de sus comentarios, hasta muy pronto yo espero, y les deseo lo mejor en sus vidas ^^


Au Revoir~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).