Mi nombre, Sasuke Uchiha, 19 años. Huérfano de madre, aunque se podría decir que de padre también. Vivo en una gran mansión con mi hermano, Itachi, y mi no muy querido tío, Madara. ¿Mi padre? Ah, sí, él, Fugaku Uchiha, reconocido empresario, ¿reconocido? Por todo el mundo. Jamás está en casa, desde que mi madre, Mikoto Uchiha, murió en una masacre. Tengo vagos recuerdos de ella… A pesar de que la última vez que la vi yo tenía 4 años, ella me amaba y yo a ella. Desde que se fue, me volví quien soy, frío y desconsiderado, me amo sólo a mí mismo, nadie me importa. Mi orgullo está primero, nadie más. ¿Dónde estoy? Un una fiesta, organizada por un empresario amigo de mi padre, Orochimaru, hombre muy poderoso, a decir verdad también es bastante intimidante. Este hombre siempre me ha dado muy mala espina, en la masacre donde murió mi madre, murieron sus exjefes, un tal Namikaze algo… y su esposa, no sé si sus hijos murieron, creo que yo conocía al menor… un chico bastante molesto, seguro por eso no le recuerdo. Desde que murieron los Namikaze, Orochimaru se quedo al frente de las empresas, además de que se dice que trafica gente… La fiesta en la que me encuentro se ha dado en honor a la alianza que han hecho los Uchiha con los Namikaze, o bien, con Orochimaru.
- Sasuke-kun, mi joven amigo… ¿Estás contento? – Un hombre de tez blanca se acercó al menor Uchiha, rodeando su cuello con su brazo. El hombre olía a alcohol.
- Claro. Estoy, incluso, emocionado. – Mintió con falsa alegría el menor. Haciendo un movimiento con el hombro logró zafarse del tacto del mayor. – Permiso, Orochimaru - Y con eso el menor se retiró.
- Pequeño Sasuke, ahora estoy más cerca de ti… - Orochimaru se relamió los labios, mientras sus ojos destellaban lujuria.
El menor de los Uchiha como era de esperarse, odiaba las fiestas o cualquier evento social. Ver tanta gente le molestaba, tantas chicas… Iba únicamente por compromiso, ya que su tío no le dejaría en paz si faltaba. Para quitarse el dolor de cabeza que traía, decidió tomar algo, así que al pasar uno de los meseros le pidió una copa, el mesero vestía una playera negra con corbata roja, con mangas subidas a tres cuartos, y un pantalón de mezclilla oscura, usaba un antifaz, negro con rojo, bastante llamativo, lo único que resaltaba de ese antifaz eran los grandes ojos azules. El cabello rubio alborotado le daba un aspecto rebelde, por un momento Sasuke se preguntó si de verdad era un mesero.
- -Señor, ¿gusta vino, vodka, tequila, brandy, whisky o alguna bebida preparada? - Preguntó el rubio con una sonrisa casi sensual hacia el azabache.
- -Un Tom Collins – Dijo el azabache sin dejar de mirar los ojos del rubio.
- -Enseguida, señor – contestó el rubio con otra sonrisa involuntariamente provocativa.
El rubio se aproximo a la barra, su pecho subía y bajaba con prisa, su corazón latía a mil y sentía que estaba sudando. Al llegar a la barra se topó con más de sus compañeros, que vestían igual que él, lo único que cambiaba era el antifaz. Las chicas llevaban otro tipo de atuendo, un vestido de corset estilo gothico, negro, con blanco y unos detalles en rojo, muy corto y tacones. Cada mesero se veía asquerosamente bien, sexy y deseable.
- -Shikamaru, un Tom Collins por favor – exclamó el rubio.
- -A la orden Naruto, espérame un par de segundos, tengo un Tirabuzón que hacer y también 4 sangrías.
El rubio sonrió hacia el Bar Tender, siempre se esforzaba, y también su otro compañero, Neji, cuando había poca gente ellos se encargaban de hacer un show de bebidas. No por algo eran el mejor servicio de camaradería de todo Japón.
- -No descanses, Naruto – una oji verde había llegado a su lado, dándole una palmadita en la espalda.
- -No descanso, Shikamaru tiene trabajo – contestó Naruto – Aunque deberías pensar en usar algo más bajo que esos tacones, Sakura.
- -Aish, ya sé, pero Kabuto siempre insiste e insiste en que las chicas y yo usemos este tipo de tacones. ¡Como no es él el que se la pasa caminando! – La ojiverde infló sus mofletes - ¡Shikamaru! 2 Min Julep y un Vodka doble. – el aludido alzó la mano, en señal de que había escuchado la orden.
- -Sakura, ahorita un invitado se me quedo viendo y… - El rubio fue interrumpido.
- -¿Estaba bueno? –preguntó pícaramente.
- -Buenísimo – Sonrió el rubio de manera divertida.
- -Tíratelo –
- -¡Sakura! – El rubio se sonrojó
- -¡Sale el Tom Collins, los Min Julep y el vodka! – avisó Shikamaru entregándoselos.
Tanto la ojiverde como Naruto tomaron sus órdenes y al parecer iban en la misma dirección. Sakura le dijo que señalara al invitado, y la chica al verlo casi se derrite, se separaron cuando Sakura debía de entregar la orden y seguir atendiendo. El rubio se acercó a paso lento hacia Sasuke, quien se encontraba solo, sentado en el balcón. Al rubio le extrañó, el ambiente en la fiesta estaba bastante bueno, sino tuviera que trabajar hubiera asistido.
- -Su bebida, señor –Naruto puso el Tom Collins en una mesa de estar que estaba frente al asiento de Sasuke. - ¿No se le ofrece algo más, Señor?
- - Para - dijo Sasuke en tono enfadado.
- -¿Disculpe, señ…? –el rubio fue interrumpido.
- -No me digas señor, me hace sentir… - Sasuke no encontraba la palabra.
- Viejo – Naruto soltó una pequeña, y casi muda, risita. Sasuke volteó a verlo de nueva cuenta a los ojos. Tenía que admitirlo, le gustaban esos ojos. El rubio se sonrojó, de nuevo ese invitado lo estaba mirando. Dio gracias a Kami-sama de que llevara antifaz y no se notara.
- -De hecho – A pesar de que la mirada del azabache estabafija en los ojos del mesero, su tonó era mordaz. Eso le hizo poner mala cara al rubio.
- -Podría llamarle amo – contestó Naruto, pues en varias ocasiones así les debía de llamar a los invitados. Sasuke soltó un bufido.
- -¿Amo? – Sasuke puso mala cara. Tomó un sorbo de su bebida, miró a lo lejos, el paisaje de la ciudad – Me pregunto, qué has hecho para merecer tal humillación …
- Ser huérfano y tener un horrible tutor – Dijo Naruto, lo cual hizo que el azabache volteara el rostro, casi abriendo los ojos de impresión, él sólo buscaba molestar al rubio. – Lo siento, pero si no se le ofrece nada más, me retiro, Señor – El rubio puso especial énfasis en la última palabra y se retiró de la vista del azabache. Este último sólo veía como se alejaba ese curioso mesero de ojos hipnotizantes…