Shibuya, Tokyo.
Shibuya AX. 27/10/09.
Simplemente con observar aquel escenario me entraban escalofríos y las lágrimas comenzaban a arder en mis ojos. Aún quedaba una media hora para que el show diera comienzo, pero yo ya temblaba como si sólo faltase un minuto.
Todo yo era puro nerviosismo.
Desde mi escondite en el lado izquierdo del escernario veía como la sala se llenaba lentamente de gente, y eso no me tranquilizaba precisamente.
¿Estaba haciendo lo correcto?
Entré aparentando tranqulidad en la sala de ensayos. Todo el mundo estaba descansando o afinando los instrumentos. Me planté delante de ellos y dije esas dos palabras que lo cambiaron todo.
— Me voy.
— ¿Qué te vas...? ¿Dónde? — Preguntó Ryuto alzando la vista de su guitarra.
— Me voy de aquí, dejo la banda.
— ¿Estás...? ¿Estás loco? ¿Por qué? — Exclamó Ryosuke mirándome fijamente.
— Vamos, como si no os hubierais dado cuenta. Desde hace casi un año esta banda no es la misma a la que yo me uní, todo ha cambiado demasiado. Sólo hacemos que pelear. — Me temblaban las manos, y rezaba internamente para que mi voz no delatara lo nervioso que estaba — El que yo me vaya será lo mejor para los cinco.
No hubo respuesta. Todo el mundo estaba demasiado sorprendido como para articular palabra.
Sin decir nada más, dejé a unos muy sorprendidos compañeros de banda y dí media vuelta para salir de la sala.
— Sou... —Escuché una voz a mis espaldas y volví de pronto a la realidad. — Hay que prepararse, ya falta poco. La chica de maquillaje ha dicho que te pases por allí para que te de los últimos retoques — Me giré lentamente, y allí estaba él. De pie, justo enfrente de mí, con la mirada clavada en el suelo. No podía ver sus ojos, pero su expresión lo decía todo. Intentaba mantener la sonrisa y la alegría de siempre, pero después de tantos años viéndole todos los días, a mí no conseguía engañarme.
— Sí, enseguida voy — Contesté. Él se dio media vuelta, dispuesto a marcharse — Ryosuke... — dije antes de que se alejase demasiado — ¿estás bien?
Sabía de sobra la respuesta.
— Sí, claro. No te preocupes, estoy bien —esbozó una sonrisa triste, y sin más, volvió por dónde había venido.
De nuevo fijé la vista en el escenario Aquel maldito escenario. Había sido mi elección dejar Lolita, por supuesto, nada seguía igual que cuando me uní, pero aún así... Dejar de lado a esas personas que tanto me habían apoyado dutante tanto tiempo, en lo bueno y en lo malo, no era de mi agrado...
Cuando el sonido del móvil me despertó, la cabeza me daba vueltas, y la herida dolía como el infierno.
La próxima vez deberíamos ser mucho más cuidadosos...
Tomé el móvil de la mesita, y con mucho cuidado lo abrí. Seis mensajes recibidos. Una pequeña sonrisa asomó en mis labios, y aunque no conseguía enfocar bien la vista, me dispuse a leerlos.
De: Ryosuke
¡Hey Sou! Siento mucho lo que ocurrió ayer, ¡la próxima vez tendré más cuidado! Tenemos que esforzarnos para que el próximo escenario en el que toquemos no sea tan pequeño, y podamos moverrnos sin problemas, ¿vale?
Esta tarde pasaremos a verte, ¡cuidate mucho!
De: BAN
Sou-chan ~ Sou-chan ¿Estás bien? ¿Te duele? Teneis que tener más cuidado...Ryosuke es un bestia
Cuidate mucho la herida... ¡que sino te nos vas a quedar tonto!
De: Ryuto
¡Sou, ¿estás bien?! Estamos todos muy preocupados.
Ryosuke y Yu-ki se están comiendo la cabeza para decidir de quien ha sido la culpa, pero en realidad no ha sido de nadie, ¿no? Los accidentes son eso, accidentes.
Iremos más tarde a verte, ten cuidado con esa herida y descansa ~
De: Yu-ki
Lo siento, lo siento, fue culpa mía, si hubiera tenido más cuidado...
Cuidate mucho, ¿vale? Descansa y come bien. Nos veremos en un rato.
El que hubiera pasado la noche en el hospital no importaba, el que tuviera una herida feisima en la cabeza y una jaqueca horrible tampoco importaba.
Sonreí sin darme cuenta. Ya nada importaba.
Salí de mi puesto de vigía y lentamente caminé hacia nuestro camerino. Necesitaba despejarme, y el quedarme solo no me ayudaría a conseguirlo.
En la puerta había un cartel que rezaba "Lolita23q". No pude hacer otra cosa que sonreír con amargura.
"Lolita23q". Algo tan pequeño y a la vez tan grande.
Abrí la puerta y al instante, todas las miradas se dirigieron a mí. La tensión podría haberse cortado con un cuchillo.
Levanté la vista lentamente y allí estaban ellos. Los cuatro. Cada uno a lo suyo, pero atentos a todo lo que ocurría a su alrededor.
— Esto... —Ryuto rompió el silencio — ¿Estás completamente seguro?
Esa pregunta me pilló desprevenido. Lo habíamos hablado muchas veces, y todo había quedado claro.
Aún sin contestar me senté enfrente del espejo y la maquilladora comenzó con su trabajo.
— Sí, creo que así todo será mejor —contesté, sin estar para nada convencido de mis propias palabras— Se acabarán las peleas, y cada uno hará las cosas como más le gusten.
— Bien —contestó Ryuto recostándose en el sofá y soltando un largo suspiro.
El silenció volvió a la habitación, cada uno estaba sumido en sus propios pensamientos. Por lo menos no estabamos peleando, como solía ocurrir todas las veces que nos juntabamos los cinco en una misma habitación...
— ¿Pero tú eres tonto o eres tonto?
— ¿Qué? —La pregunta me había pillado por sopresa.
— Vamos, Sou, ¿te estás quedando conmigo? —La rabia de su voz me indicaba que hablaba en serio, que ahora no valía el método de evasión que llevaba utilizando casi un año.
— No te entiendo. —Aunque por intentarlo...
— No, para nada. Lo que pasa es que no quieres entender. —Resopló y se dejó caer en un sillón cercano— Te estás comportando como un niño mimado, no haces más que quejarte, nada te parece bien. Nunca.
— Eso no es verdad. Yo... Lo único que quiero es hacerlo lo mejor que pueda.
— Pues no se nota. Como no te lo tomes en serio, esto se acabará, y pronto.
Eso dolió. Ya no pude contenerme más.
— ¡Estoy harto! ¡Harto de no pintar nada en esta banda! ¡De intentar hacer las cosas bien y que todo os parezca mal! ¡Estoy harto de todo, pero sobretodo estoy harto de vosotros!
Un miembro del staff entró en la sala y anunció "En diez minutos comenzamos".
Nos miramos los unos a los otros sin mediar palabra.
— ¡Eh! —Exclamó Ban de repente— Vamos, ¿qué son estos ánimos? Es el último día que vamos a estar todos juntos, deberíamos disfrutarlo. ¡Toda esa gente —Señaló en dirección a la puerta— ha venido a divertirse! No podemos salir al escenario si no es con nuestros mejores ánimos.
— Cierto. —Coincidió Ryosuke, levantándose— Demos lo mejor de nosotros esta noche.
— Tenemos que hacerles disfrutar del concierto. —Esta vez fue Ryuto el que se levantó, con una gran sonrisa en el rostro— Y aviso, que no quiero lágrimas.
— Eso está hecho. —Yu-ki pasó por mi lado, dándome una palmada en el hombro a modo de ánimo, y al llegar a la puerta dijo con aire triunfal— Este va a ser nuestro mejor concierto.
Más animados, fuimos precediendo a Yu-ki, dejando la sala completamente vacía. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, nos dirigimos al escenario.
Nuestro último concierto juntos.
Antes de salir a escena todo el mundo parecía radiante, pero podías notar en su mirada todo lo que estaban callando.
En cuanto a mí... No sabría explicarlo. Sentía un nudo en la garganta, las lágrimas en los ojos y una sensación de angustia.
Pero no por mí. Por ellos. Por vosotros.
Shibuya resonó con los gritos de los fans cuando las luces del escenario se enchufaron y la música comenzó a sonar. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. No había marcha atrás. No podía haber arrepentimientos de última hora.
Iba a dar el gran paso.
En ese preciso instante pensé en los fans. No en los miembros de la banda, no en mí.
Pensé en el daño que les estaba haciendo, en la cantidad de lágrimas que serían derramadas durante el concierto.
Y, a pesar del sentimiento de culpabilidad, no sentí arrepentimiento. Noté que todo, absolutamente todo lo que había hecho mientras permanecí en Lolita23q estaba bien hecho. Había puesto mis mejores esfuerzos y aunque sólo una persona hubiera disfrutado de nuestra música, yo me habría sentido satisfecho. Ese momento no era el indicado para arrepentirme de todo. Tenía que tener pensamientos positivos.
Cuando terminó el concierto la promesa de "Nada de lágrimas" no había servido para nada, y tenía los ojos enrojecidos e hinchados. Escuchar a todo el mundo decir mi nombre a coro con las voces rotas por el llanto había sido superior a mí.
Salimos de la sala de conciertos cuando ya era muy tarde. No quería ir en la furgoneta con mis ex-compañeros de banda, así que decidí ir caminando a casa.
No fue una despedida emotiva, tampoco fue especialmente bonita.
Con una sonrisa triste, todo el mundo dijo un "adiós" bastante elocuente.
Cuando la furgoneta comenzó a alejarse, noté que aquello había realmente acabado. Para siempre. No sabía lo que hacer. Así que, lentamente comencé a caminar, solo, rumbo a mi hogar.
Ya sólo me queda decir... Que esto no es un "adiós", sino un ligero "hasta pronto". Tengo claro que volveré. Sólo por vosotros.
Siempre fuisteis, sois y sereis mis pequeños 23ko.
No os olvidaré nunca.
Promise you.