“Nosotros siempre hemos estado juntos. Nosotros éramos una entidad única. Eso era lo más importante para los dos. No obstante, seguíamos siendo dos entidades separadas. Contradictorio pero así era. El otro que no era yo, era Hikaru. El otro que no era Hikaru, era yo. Sin embargo, aquella empleada una vez nos dijo “Tal vez jamás habrá nadie que pueda diferenciarles”.
Así, conforme al tiempo, levantamos una barrera separando a todo el mundo ajeno a nosotros, comenzamos a encerrarnos en nuestro propio mundo, un mundo de dos, mío y de Hikaru, que ambos compartimos, donde los demás quedaban fuera y nos teníamos solo el uno al otro, nuestro mundo…y como dije al principio, así…era.
Aquel día en que Hikaru decidió entrar a aquella tercer sala de música, yo no dude un segundo en seguirlo, era mi deber, como su hermano, como su gemelo.
Y así, aún quedándonos en nuestro mundo, dejamos la puerta abierta para que la gente del exterior pudiese entrar cuando quisiese, sin problemas. No era tan malo, sino hasta que ella llegó…ella, la única que ganó nuestro juego, ella, la única que pudo diferenciarnos, ella, que se llevó a Hikaru de mi lado.
Con su llegada, cada día él se volvía más y más distante de mi, avanzando un paso siempre en dirección a la puerta que nos separaba del mundo exterior, cada día que pasaba, me daba cuenta de que Hikaru estaba olvidándose de mí, de que ya no me necesitaba tanto como yo lo necesito a él.
Hasta que llegó ese día que tanto temí, ese que fue dueño de mis pesadillas por tanto tiempo, ese día en el que Hikaru alcanzo la puerta, dejo la llave en el suelo, y sin mirar atrás se marchó, cerrándola, dejándome solo, aquí dentro.
Nuestro mundo, ese mundo que compartimos, ese mundo de dos, ahora es un mundo de uno, mi mundo, del cual no me atrevo a salir porque sé que ya estas demasiado lejos como para alcanzarte, pero si supieras, que si tocases la puerta yo correría a abrirte! Que ni si quiera necesitas tocarla! Puedes entrar sin permiso e igualmente te recibiría con los brazos abiertos! Porque este mundo es tuyo! Porque tú eres mi mundo!...pero eso…eso es un simple sueño, una pequeña fantasía que alimento cada hora, cada minuto, cada segundo para poder vivir un poco más, porque sé que tu jamás vas a regresar a mi lado, porque ya no me necesitas.
Duele, cada segundo dándome escalofríos, y sin embargo, mi piel me quema cada día mas, ardiéndome cada vez que paso mi mano por cualquier fragmento de ella...parece un mal chiste, pero es tan cierto como que tú ya no estas a mi lado...
No tengo fuerzas, la cabeza me estalla, por dios, duele tanto, tanto que ya de una vez, desearía morir, morir como las lagrimas que caen por mis mejillas al suelo, como mis tontas esperanzas, como esa estúpida fantasía que alimente por tanto tiempo...
Mirando por la pequeña ventana de este inmenso cuarto, tocando sus impecables cristales, veo la inmensa oscuridad que copa todo lo que está abajo, aquella obscuridad que me daría paz…pero no, mas allá de esta ventana, esta ese mundo exterior que tanto llegue a odiar, el mundo en donde ahora vive mi Hikaru (y aun así, que derecho tengo para llamarlo “mío”?,) y no quiero que nadie me vea, que nadie se compadezca o ría de mi miseria, porque desde su nacimiento todo este dolor me pertenece a mí, es lo único que ahora realmente me pertenece.
Al bajar mi mirada al alfeizar de la ventana, puedo deducir una pequeña daga, su hoja brillaba, se notaba su filo a simple vista. Sonreí, me daba gracia como aquella habitación podía proporcionarme todo lo que necesitase, y aun así no te trajese devuelta a mi lado.
Una pequeña daga, algo rápido, casi indoloro, y podría hacerlo aquí, donde solo estas cuatro paredes serian testigo, donde nadie más viese como mi existencia terminaría de apagarse de una vez por todas, y terminasen de olvidar que alguna vez existió una entidad llamada Kaoru.
La sangre cae por mi cuello, manchando mi camisa hasta entonces blanca, nublándome la vista, haciendo que me arrodille, y sonría. Sabiendo que moriré amándote, como mi hermano, como mi gemelo, quizá como algo mas, pero como mi todo a fin de cuentas, pero no podía borrar la inmensa tristeza de que por más de que yo esté aquí muriendo, quizá tu ya ni siquiera me recuerdes...es curioso como unos gemelos que parecían ser tan unidos, ahora uno ya ni sepa de la existencia del otro y que ese otro muera anhelando que aunque sea una única vez su nombre pase por la mente del otro una vez más.
Al final, ese carruaje que sabía que en algún momento se convertiría en una calabaza, lo hizo, de la forma más horrible que pudiese imaginar, pero, ya es demasiado tarde para seguir pensando, verdad? Pero no, antes de que todo quede inmerso en la oscuridad, solo quiero pensar, quiero gritar: Hikaru….Hikaru! ..HIKARU!!! Por favor, aunque sea una mísera vez, piensa en mí, recuerda que alguna vez fui tu hermano, tu gemelo, di aunque sea una vez más mi nombre! Por favor…sé que es egoísta, pero por favor!…por favor….”
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Una habitación, donde se presentía el vacio de un alma que se desvanecía, ya muerta, y se veía un cuerpo recostado de cara contra una pared rodeado de un aro de néctar color rojizo, la puerta se abre, asomándose un cuerpo igual al que se encuentra enfrente recostado, ingresa, abre los ojos y horrorizado grita:
- KAORUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!!!!!!!!
~Fin~