Todo ha cambiado… te veo y no alcanzo a ver lo que antes éramos, todo es diferente a la primera vez, a la primera mirada… al primer beso. Ahora más que una vida de romance es una simple monotonía, llegas, unos besos, unas caricias, sexo y todo termina.
No sé cuándo comencé a sentirte frío, distante, tu preocupación es casi nula… tu voz suave, tu mirada de ternura hacia mí… tus letras dedicadas solo a mí… todo, está terminando…
Este amor parece congelado, parece que está roto. No puedo seguir sosteniéndolo.
Sólo me queda pedir ayuda.
Aquellas lágrimas de cristal congelaron la desilusionada tragedia, la despiadaron.
Este amor parece que se desvanece.
Otro día frío, al igual que tu actitud… Quiero pensar que sólo tratas de imitar la estación, que después que llegue la primavera serás igual de cálido, que brilles como el sol suele hacerlo esos días, que tus ojos reflejen la felicidad como al mirar flores, al verme como lo hago yo aún en estos días, que me digas “Te amo” y no me recibas con un simple “Hola” seco y obligado. Quiero sentir el amor que prometías tenerme siempre y para siempre… Ahora, todo eso está desapareciendo…
Con su pobre perfil, sus señas se esfumaron entre la nieve,
Desapareció y se olvidó de la pasada realidad, lloró y se aferró
a mi corazón,
como los pétalos inferiores de una flor.
Toma un respiro, tómalo, nada cambiará si no desapareces.
Ahora reposas a un lado mío, como no lo hacíamos hasta ahora, separados sin mirarnos, ya que cuando trato de hacerlo desvías tu vista, sé que no quieres ver mis lagrimas, sé que no me quieres tener lastima ¿Desde cuándo dejaste de amarme? ¿Desde cuándo fui un simple mortal? ¿Alguien quien no te reanima, inspira, alguien que no deseas? Es más que obvio que esto me duele, me daña más que una herida física, pero aún soy fuerte gracias a mis esperanzas de estar equivocado, y me aferro a ellas, aunque sepa que hoy todo terminara…
Me preguntas con tu voz varonil que si deseo torta de frutillas, sólo asiento no por querer sino por inercia, aunque te diga que no sé que me traerás un trozo. Escucho todos tus movimientos desde la cocina, cada paso que das, cada rose de tus dedos con los cubiertos, tu respiración rara y extrañamente… no, perfectamente siento tus nervios envueltos en confianza… Yo veo el suelo, tratando de ordenarme mentalmente y no caer propenso a tu lastima. Mis lágrimas se atoran en mis ojos, el nudo en la garganta…
Aquella tierna voz, pareciera ser inútil, pronúnciala una vez más.
Tengo miedo.
Los sentimientos que se congelan, enfrían de a poco las lágrimas;
El amor se pierde.
Duermo.
Aquél verdadero reflejo se quebró.
Llegas de nuevo a la sala, yo aún al otro extremo del sofá, dejas mi trozo en la mesilla de centro junto a tus papas fritas, nuestra cena de noche a noche, odias lo dulce; una cerveza y un té junto a los platos, yo, yo sólo veo tus manos. Quieres decírmelo, yo lo sé, sólo hazlo ya, no me hagas sufrir más, aunque igual, eso será inevitable… Otro silencio incomodo, la televisión de fondo, el olor de tu tabaco… ¿Por qué no me abraza y me dices que todo es una broma? Que todo este tiempo te has estado burlando de mí, grítame que me amas, dime que ya no soportas seguir así, que quieres besarme tiernamente y no actuando frio… dime lo que sea menos aquello a lo que más temo escuchar…
Este amor parece congelado, parece que está roto. No puedo seguir sosteniéndolo.
Sólo me queda pedir ayuda.
Aquellas lágrimas de cristal congelaron la desilusionada tragedia, la despiadaron.
Este amor parece que se desvanece.
Recordé la vez que me declare… demasiado orgulloso eres, yo tuve que dar el primer paso en aquella celebración de fin de tour… cuando te dije que me encantabas… desde el primer momento en que te vi, tú no dijiste nada, sólo me abrazaste y besaste, me hiciste el amor y me pediste que fuese más que tu mejor amigo… Ahora me pregunto ¿Lo recordaras? Porque no haces lo mismo que aquella noche… Extraño tanto aquella sensación… ¿O será que ahora soy tan simple? ¿Estás aburrido de mí, de mi cuerpo?
Ahora eso es lo único que queda, recuerdos que en su momento fueron tesoros bien recordados, en este preciso instante sólo siento un vacio y aunque te tenga a lado mío… es prácticamente estar solo.
La bondad y la transitoriedad se turnan entre sí,
al igual que el ansia que desata un reloj de arena.
¿Cambiarás si logro satisfacerte?
El real sentido de esto es una mentira, la realidad está sobrevalorada.
Aquella tierna voz, pareciera ser inútil, pronúnciala una vez más.
Tengo miedo.
Los sentimientos que se congelan, enfrían de a poco las lágrimas,
El amor se pierde.
Duermo.
Aquél verdadero reflejo se quebró.
¿Por qué Aki, qué hice mal? ¿Qué es lo que no te gusta de mí ahora? ¿Por qué dejarlo hasta este momento? Veo mis manos, tiemblan, siento que mi desesperación brota hasta por mis poros, ahora siento tu mirada en mí y ahora soy yo el que no quiere verte, ahora soy yo el que desvía la vista fuera de tu alcance, te escucho hablarme de nuevo con un tono que me dio calosfríos… el final está tan cerca…
Te amo, pareciera que te destruyo, estoy loco,
ya no te puedo decir adiós.
Por favor no me dejes, no te separes de mí, es una promesa.
Este amor parece que se desvanece.
-Mao… -
-… - Te ignoro, ya viene y te ignoro.
-Mao… - No, no lo digas carajo… no.
Coloco mis manos en mi cabeza, la sostengo de mis sienes como si se fuese a caer o explorar, trato de tapar mis oídos con ellas al mismo tiempo; Demonios, las lagrimas comienzan a brotar, es imposible detenerlas, no emito sonido alguno, sólo… sólo quiero vivir esto unos minutos más… aunque sea sólo unión de palabra… un poco mas…
-Mao… yo… - Cállate… no te quiero escuchar…
Sosteniendo a alguien en mis brazos, hiriendo a alguien, haciéndonos
olvidar.
Alejar la soledad, me atormenta aún más, ahora siento
el reconfortante sentimiento de la nada - Matemos la voz.
No lo soporto… ya no más… es demasiado… la presión, el dolor en el pecho, el nudo en la garganta tratando de sostener los sollozos… aún así mis lagrimas resbalan por mi cara empapando mi pantalón, odio esto… te odio, Aki…
-Mao… -
-No lo digas… solo…-
-Mao yo… -
-Cállate… sólo cállate y vete… vete, no te quiero escuchar, no lo necesito… no tienes porque decirlo… sólo, sólo vete… -
Y me desvanezco, mis sollozos escapaban a medida que emitía cada palabra, mis lágrimas brotaban como si fuesen pequeños ríos, escondo más mi cabeza entre mis brazos apoyándome en mis piernas temblorosas… Duele… Duele mucho…
Te pones de pie, no dices más, lentamente escucho como caminas hacia la salida, tomas tus llaves, abres la puerta y te sostienes de ella…
-Lo… lo siento… -
Y sin más sales, cerrando la puerta lentamente y yo aún llorando, aún consciente de que no es un sueño aunque quiera creerlo, espero que regreses, abras la puerta y hagas lo que he esperado todo el día… pero pasan los minutos y no vuelves… me coloco de pie, doy unos cuantos paso y me voy de lleno al suelo, es tan doloroso que mis piernas flaquean, un grito, más lagrimas, más dolor, recuerdos, olores y ahora desamor acumulado en el mismo ser humano al mismo tiempo… es una tortura.
Tu amor congelado, tu actitud fría, tu voz seca, tus caricias blancas, como un día como hoy… cubierto de nieve… Aki…
Este amor parece congelado, parece que está roto. No puedo seguir sosteniéndolo.
Solo me queda pedir ayuda.
Aquellas lágrimas de cristal congelaron la desilusionada tragedia, la despiadaron.
Este amor parece que se desvanece…