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Doloroso amor por Buuh

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Notas del fanfic:

Fic basado en una experiencia personal, específicamente yo y mi ex-mejor amigo.

Si algun curioso desea saber, yo soy Sasuke xD

La cosa se modificó y ya no se cuantos capítulos saldrán xD

 

Disclaimer: Naruto es de Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

A conocer la agobiante historia de Sasuke :D

A leer .w.

 

 

Las personas creen que es totalmente encantador ver dos jóvenes disputándose el amor de la misma señorita, o el surgimiento de desconocidos sentimientos en una amistad de años. Sin embargo no todo es tan maravilloso como lo cuentan.

 

La gente piensa que los celos expresados por algún individuo hace más fascinante la historia, también opinan que mientras  mayor sea la cantidad de enamorados más emocionante es la vida de ese ser  que recibe tanto cariño.

 

Pero no, a tales personas que jamás han sido  protagonistas de tan problemáticas narraciones se les debería denegar el derecho a comentar, ya que piensan que aquellos que son participes se llevan la mejor parte.

 

Ingenuos. Si, es lindo ver la devoción total y el apoyo incondicional que dicen profesar a sus amados, pero… ¿saben el sufrimiento que los ataca cuando la soledad se hace presente? ¿Tienen idea de que las esperanzas no duran toda una vida?

 

Es realmente complicado que las atrayentes vivencias, donde quedas deleitado, se desarrollen sin dificultades según los deseos de los ignorantes.

 

Porque en cada historia de amor, alguien llora de desdicha.

 

Y es que estoy harto de escuchar tales estupideces. Puedo asegurar que lo son.

 

Y es que yo se lo que es.

 

Mi nombre es Sasuke. Y viví algo que marcó mi adolescencia.

 

Me gané todo el amor y odio de una persona.

 

Ya no recuerdo todo a la perfección, quizás mi mente suprimió algunas las situaciones que me provocaban un profundo malestar.

 

Pero jamás olvidaré esta historia.

 

Mi historia.

 

Tenía un amigo, su nombre es Naruto.

 

Lo conozco desde hace cuatro años, y hace tres que se convirtió en mi amigo gracias a los cambios de asiento que la profesora todavía realizaba.

 

Nunca le había prestado mayor atención. Era un compañero de clase como cualquier otro. Al principio lo molestaba, era divertido ya que sabía contraatacarme. Hacíamos las actividades juntas y charlábamos bastante.

 

El año terminó y yo no lo vi durante las vacaciones. Se podría decir que nuestra relación hasta ese momento era de simples “amigos”

 

El siguiente año escolar, increíblemente, nos sentaron juntos nuevamente. En este periodo paso de ser un conocido a ser mi mejor amigo.

 

Todo el mundo era consciente de la necesidad que sentíamos por el otro. Yo con Naruto y Naruto conmigo.

 

¿Trabajos en equipo? Juntos, ni siquiera debíamos preguntarlo, terminaban de dar la explicación y ya organizábamos quien traía cada útil pedido. ¿Parejas en educación física? Juntos, los profesores hablaban y ya nos encontrábamos elongando nuestros cuerpos para superar al otro con facilidad y no serle una carga. ¿Recesos? Juntos, uno se atrasaba guardando o sacando algo de los bolsos y el otro lo esperaba fielmente ignorando los llamados de otros amigos. ¿Idas? Juntos. A la hora de marcharnos a nuestros hogares nos turnábamos, yo vivía al costado izquierdo de la escuela y Naruto al derecho. En ocasiones yo lo acompañaba unas cuantas calles para luego caminar más de lo necesario a mi hogar y el hacía lo mismo.

 

Era demasiada nuestra dependencia. Nuestros saldos eran gastados solo en mensajes de texto con anécdotas o llamadas donde se debía colgar antes de que el otro contestara, o si no gastarías tu dinero en vano y le darías la satisfacción de hacerte perder.

 

Yo odiaba utilizar mi preciado tiempo hablando con otros por Messenger, sin embargo aguantaba las fastidiosas conversaciones que no me interesaban, sólo… para hablar con mi amigo.

 

Y es que era genial charlar con él. El aburrimiento no existía cuando estábamos juntos, los temas surgían y surgían pareciéndonos inagotables. Y si en casos casi nulos el silencio nos invadía lo disfrutábamos.

 

El es la única persona con  la que he tenido una confianza total, solo con él puedo ser yo mismo al 100 por ciento. Con otros individuos debo reprimir defectos, pero con Naruto me importaba un rábano demostrar la desagradable persona que soy.

 

Con el viví cosas que jamás viviré con alguien más, jamás.

 

En algún momento el me contó las aventuras de su infancia, muy graciosas. Me sorprendí cuando habló detalladamente sobre la vez que su madre lo había asustado, y el totalmente atemorizado corrió lejos de ella llorando desconsolado. ¡Y a su madre le había causado gracia! ¿Qué madre hace eso?

 

Ahora que rememoro… creo que extrañaré a esa mujer. Siempre amable y simpática, muy buena para charlar al igual que su hijo, siempre al tanto de lo que sucedía con nosotros, atenta y solidaria. Una fémina ejemplar.

 

¡Me consideraba su hijo!

 

Y mi madre adoraba a Naruto.

 

A veces bromeaba con su madre sobre hacer un intercambio de hijos.

 

La vida hasta ese entonces era perfecta.

 

Naruto siempre me expresaba lo mucho que me quería, cuanto apreciaba nuestra amistad, el sabía a la perfección mi rechazo por el contacto físico, pero el se aprovechaba alegando que como poseía el titulo de “mejor amigo” tenía el derecho de cometer tales actos. A diferencia suya, yo consideraba innecesario repetir cada día lo que uno ya conocía. El ser amigos implicaba cariño de por medio, por lo tanto las declaraciones sobraban.

 

Pero Naruto odiaba que me comportara de esa forma.

 

Pero yo no hacía nada para cambiarlo.

 

El aceptaba todo de mí.

 

Hubo una ocasión en la que pensando sobre nosotros me di cuenta de que el primer amigo de Naruto… había sido yo.

 

Tal conclusión me desconcertó, luego sonreía tontamente.

 

En su infancia mi amigo no había forjado lazos con los individuos que lo rodeaban, vivió sin un compañero de travesuras.

 

Que ganas de haber estado ahí.

 

Ahora me resulta divertido, en esa época tenía pocos amigos pero muchos seguidores. El único capaz de captar mi atención fue el que no recibió ni un poco de esta.

 

Ese idiota revolucionó mi mundo, me demostró que si uno realmente anhela mantener el contacto con alguien especial, se puede lograr. Dábamos por hecho que envejeceríamos juntos como amigos y vecinos. Yo sería el gruñón que ocultaba las pelotas caídas sobre mi jardín y Naruto me las arrebataría y se burlaría de mí con los niños.

 

También imaginamos ir juntos de compras al supermercado, viajar al extranjero, lanzarnos en bungee, emborracharnos hasta perder la noción del tiempo y el espacio.

 

Ahora ese sueño parece tan lejano.

 

La pesadilla de mi adolescencia comenzó a fines de nuestro segundo año como amigos.

 

Lo impresionante fue que ninguno de los dos estaba consciente de la situación que arruinaría nuestra amistad.

 

Como mencioné, Naruto siempre ha sido muy cariñoso, especialmente conmigo. Muchas veces escribió extensas cartas para mi cumpleaños, año nuevo, fechas importantes.

 

No me extrañaba el cambio de sus sentimientos. Los “te quiero” fueron remplazados por “te amo”

 

Para mi era totalmente normal, podría decirse que también lo amaba. Como no hacerlo si era la persona más importante para mi en ese momento.

 

Mi mundo giraba en torno a Naruto.

 

Pero no sobrepasaba el límite entre amor y amistad.

 

Pocas veces le expresé que también lo amaba. En realidad nadie se alarmaba por tal declaración ya que en ese año las palabras de afecto se regalaban como quien da un dulce. Sin embargo mis frases estaban cargadas de sentimiento, al igual que las suyas.

 

Hasta ese momento ni Naruto ni yo sabíamos el transfondo de lo que comunicábamos. Mejor dicho, comunicaba.

 

Un nuevo año dió inicio.

 

Todo indicaba que sería excelente como el anterior.

 

Gracias a Naruto me volví más sociable, me integré más a mi curso y conocí personas de otros grados.

 

Pero al suceder esto desconocidas reacciones por parte de mi amigo aparecieron.

 

Celos.

 

Me observaba con fastidio cuando comentaba algo sobre mis nuevos amigos. Intentaba retenerme y compartir mi tiempo solo con él. Me exigía explicaciones por mis ausencias.

 

Yo no soporté tal descaro.

 

Le dejé en claro que lo que hacía con mi vida era problema mío. Que lo último que le permitiría sería controlarme y que su insolencia me molestaba en demasía.

 

El se disculpaba por su conducta, justificando que era preocupación lo que conquistaba su mente. Después me decía que si no quería escuchar tales oraciones no debía abandonarlo.

 

A pesar de eso, sus celos siguieron apoderándose de sus acciones.

 

Y ese tipo de dependencia no me iba.

 

Nunca he aceptado que manejen mi vida, y no por ser Naruto accedería.

 

Ese año no fuimos asignado juntos, mi asiento se ubicaba el lado de la ventana mientras que el suyo estaba al otro extremo del salón.

 

En ese sitio conocí realmente a una muchacha con la cual he estado desde primer grado en esa clase. Ella pertenecía a la categoría de “populares”, todos ansiaban estar con ella, y quien no si es simpática, graciosa, alegre y lo mejor… madura.

 

Descubrí que tras esa carátula llena de risas se ocultaba un intelecto gigantesco. Su forma de ser me impactó. Volteaba sobre su asiento y me hablaba de cualquier tema, siempre ella comenzaba las conversaciones. Cuando creía conocerla lo suficiente me sorprendía con algún comentario.

 

Su personalidad era atrayente, única. Me agradaba sentarme allí ya que podía conocerla más, admirándola en silencio.

 

No me enamore de ella ni nada por el estilo. Simplemente me cautivó.

 

Y Naruto no parecía feliz con la idea.

 

Cuando hablábamos me recalcaba lo contento que me veía al estar en contacto con esa chica. Sabía que nuevamente estaba celoso, pero creí ingenuamente que eran celos de amistad. Que temía perder su mejor amigo.

 

Tiempo después un amigo que poseíamos en común me confesó que Naruto sentía envidia de ella. Envidia de que otra persona ocupase un espacio en mis pensamientos.

 

Que ridículo.

 

Como si lo fuese a desechar por cualquiera.

 

Con el paso del tiempo nuestros amigos insinuaban sobre un inexistente amor que nos unía.

 

¿Qué?

 

¿Amor?

 

Yo lo amo.

 

Pero no como un amante.

 

Con risa negué todos los rumores. Era cierto que nuestra relación daba para sacar todo tipo de conclusiones pero nunca tan alocadas como esas.

 

Yo lo veía como mi hermano.

 

Las personas insistían, el tema ya me era insoportable. Sin embargo nada de lo que dijese parecía convencerlos ¿Qué es peor a que te hostiguen por algo que ni en sueños ocurriría?

 

Ja, que inocente.

 

Naruto, otra vez, me hacía saber de su arranque de celos. Se había vuelto un ser posesivo e inseguro, atemorizado del cariño que me pudiesen entregar. Comenzó a reprochar mi comportamiento, al que yo no le veía nada fuera de lo habitual. Deseaba saber que era lo que realmente pensaba Naruto, el por qué de su drástico cambio.

 

Una noche me conecté por Messenger, en seguida me habló.

 

La conversación empezó relativamente bien, comentamos lo que hicimos después de clases, la tarea, la jornada escolar, mi amiga. No tenía idea de cómo lo hacia Naruto, pero siempre lograba que discutiésemos sobre eso.

 

Nuevamente me interrogaba sobre la cercanía que adquiría con ella, lo rabioso que se ponía cuando nos regañaba el profesor  dando a entender lo mucho que hablábamos. Harto de la constante situación tecleé violentamente y le envíe mi sarcástica pregunta.

 

¿No estarás enamorado de mi idiota?”

 

Podría asegurar que su respuesta detuvo mi respiración.

 

“¿Y que pasaría si lo estoy?”

 

Quedé conmocionado, eso debía ser una mentira. Una falsa declaración indirecta.

 

“Jamás bromearía con esto”

 

Mi mejor amigo, al que veía como mi hermano…

 

…esta enamorado de mí.

 

 

Notas finales:

Mm... bueno...

Como el título, el "antes" de la tragedia.

En el próximo capítulo se demostrará que el amor no es tan lindo y lo que sufre Sasuke, a pesar de que todos crean que es el culpable.

Buena manera de desahogo :D

Cuídense, chaito :3


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