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Sleepwalker por MisaXReitha

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Notas del fanfic:

Dedicado a Rakushu.

Notas del capitulo:

—Creo… tener por fin la respuesta a tu confesión —

 


Últimamente las noches de desvelo se vuelven repetitivas. Esperar sentado durante horas, aún con la ropa de dormir a medio vestir, mirar los cambios en los colores de la noche por la ventana e incluso gastar desesperadamente  la batería del móvil, esperando por que vibre o que aparezca en la pantalla su nombre… como tantas otras noches.


 


 


Quizás nunca lo sabrá, si es que era sonámbulo o solo molestaba; esas noches eternas hablando de trivialidades lo hacían sentir seguro y acompañado, podía olvidar su triste realidad y sentirse correspondido aunque fuera solo por esas horas.


 


 


Pensaba que era Cenicienta… Por las mañanas, y cuando se encontraban en los ensayos, parecía que esas conversaciones se hubieran borrado tras el inevitable desconsuelo, de saberse ignorado… como si lo que ocurría al caer la noche fuera olvidado…


 


 


En cambio él, atesoraba en el fondo del baúl de sus recuerdos más preciados


esos murmullos, susurros, risas y las repetidas veces que escuchaba su nombre desde aquellos labios.


 


 


Siempre fue de un rápido dormir. No despertaba hasta que el insistente sonido de la alarma lo molestaba, pero su vida cambio, cambio cuando confesó sus sentimientos y fue rechazado. Ya no había con quién soñar, era desalentador.


 


 


Nunca olvidaría aquella madrugada. Había sido un ensayo cansador y tenso, solo quería llegar a casa. Cuando por fin lo hizo, fue directo a ducharse. Trató de componer un rato y luego decidió que el cansancio le ganaba, si no se iba pronto a la cama se quedaría dormido arriba de la guitarra. Estaba tan agotado que creía no poder ponerse la ropa de dormir… sus bostezos no le ayudaban mucho.


 


 


No recordaba bien cuánto tiempo fue que pasó en los brazos de Morfeo, cuando el insistente sonido del móvil lo despertó. Tardó unos segundos en despabilar  y buscar el aparato…


 


 


“Yuu”


 


 


¿Qué quería él? A las... Miró desconcertado el reloj. Las tres de la mañana    . Si resultaba que Shiroyama Yuu estaba ebrio y lo llamaba para molestar le iba a reclamar, castigar y someter, por el resto de su vida y sabía muy bien cómo hacerlo, no por nada era él la primera guitarra de The GazettE. Todos esos pensamientos se esfumaron cuando contestó el móvil.


 


 


Fue la noche más mágica que vivió en toda su vida. Su corazón palpitaba entre los susurros de Aoi a través del teléfono, suspiraba tranquilo… Cuando estaba por quedarse dormido, era cuando Yuu reía su nombre pidiéndole que no se durmiera, no aún... De esa forma el cansancio se hacía inevitable y  ambos se dormían escuchando la respiración del otro.


 


 


A veces se paseaba por su habitación y miraba a los autos pasar por la calle, cuando abría un poco la cortina para ver la luna…


 


 


Todo acabó con la llegada del día, la noche se había marchitado. Cuando estuvo frente a Yuu parecía que no hubiese sucedido  nada, como si se hubieran borrado todas esas horas pasadas y aunque ambos tenían bajo sus ojos las marcas de no haber dormido bien, ninguno era capaz de acercarse.


 


 


Ese día durmió en la tarde, después del ensayo… Quería tener energías para esperar…


 


 


A las tres de la mañana en punto volvió a ocurrir, una nueva llamada de esperanza ante sus ojos.


 


 


Los días pasaban, las noches se hacían tardes…


 


 


Y una madrugada todo acabó. No hubieron más llamadas. Y aunque no quería reconocerlo, ya sufría de insomnio. Era incapaz de dar el primer paso, no lo llamaría, aunque su corazón doliera, él no llamaría a quien creía un sonámbulo.


 


 


Quería escapar de sus sentimientos, escapar de esa soledad que lo atormentara, quería explotar y poder decirle su amor, pero posiblemente otra vez le respondería con un tenso silencio y luego nada.


 


 


¿Acaso ser sincero con sus sentimientos no era bueno? ¿Qué debía hacer? ¿Abandonar lo que él pensaba estaba bien y esconder lo que sentía simulando olvidarse? No era ser cruel con aquel al que amaba, quería por lo menos poder ser fiel con sus propios sentimientos, aunque estos no fueran correspondidos.


 


 


Y ahora se miraba resignado. Inconcientemente, esperaba por esa llamada. ¿Era esa su preocupación? Claro, era eso lo que había generado su horroroso  insomnio. Se sentía tan patético en esa situación, casi mendigando un poco de atención y cariño por parte del moreno.


 


 


Como si le divirtiese escuchar el insistente sonido de las manillas del reloj mientras dormitaba, a ratos abría lentamente los ojos y lo miraba, cada vez se acercaban más a las tres de la madrugada… Se levantó calzándose con las pantuflas antes de ir a prepararse un café. No ayudaría mucho si lo que realmente esperaba era dormir...


 


 


Se olvidó del tiempo, esperando porque el hervidor tuviera lista el agua, caminando por el comedor y el living… Ojeó sin interés el itinerario de la próxima gira, lo dejó en la mesa de la sala y volvió a la cocina.


 


 


Suspiró cansado y negó bruscamente con la cabeza cuando sintió el sonido del móvil, quería olvidar ese conocido sonido y dejar de hacerse ilusiones, ya se estaba poniendo paranoico. Respiró profundo cuando el sonido desapareció, pero no alcanzó ni a servirse su preciada taza de humeante café cuando el sonido volvía a llenar sus oídos. Esta vez si creyó que era real y corrió a su habitación en busca del móvil. Lo encontró en uno de los bolsillos de sus gastados jeans. Cuando lo tomó no podía creer lo rápido que latió su corazón, miró la pantalla nervioso y esbozó una sincera sonrisa. Era su Yuu… Su sonámbulo de madrugada volvía a aparecer después de un mes.


 


 


—Hola —saludó, intentando que su voz no sonará tan trasnochada…


 


 


Caminó nervioso hacia la cocina decidido a terminar de preparar ese café que tanto necesitaba.


 


 


—¿No estás dormido? —preguntó como saludo el moreno, su voz se notaba cansada y agitada.


 


 


—No, estaba por prepararme un café…


 


 


—Quiero verte —lo interrumpió.


 


 


Solo necesitó de esas palabras para comprender que algo había cambiado entre ellos dos.


 


—Creo… tener por fin la respuesta a tu confesión —y eso era mucho más de lo que el castaño esperaba—. Estoy afuera de tu departamento…


 


 


Colgó rápidamente cuando escuchó las últimas palabras, sujetó firmemente la taza de café y, aunque le temblaban las piernas, avanzó hasta la entrada. Abrió la puerta y (como si no lo supiera) se sorprendió de ver efectivamente al moreno frente a su departamento.


 


 


 


—¿Habrá café para dos?


 


 


Se quedó contemplando por unos segundos al moreno guitarrista, antes de hacerse a un lado y dejarlo pasar. Quizás esa noche, aunque sea sólo unos minutos, podría dormir.




Fin

Notas finales:

 

 

Gracias Tamy.


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