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Videojuego por Fallon Kristerson

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Notas del fanfic:

Mm, qué decir? primero one-shot original 8D inspirado en algo que vi en el supermercado *mente fujoshi al máximo* ajaja bueno, solo vi a dos amigos sentados frente a uno de los videojuegos, uno con una guitarra y el otro jugando como un enviciado :P y salió esto...

Aclaraciones: cien céntimos son un sol, no sé cuanto está el Nuevo Sol, nuestra moneda, encuanto al dólar, la verdad que dudo que a alguien aquí le interese... -.-U

advertencias: nada en especial, lisuritas x ahi, palabras feas o sea ^^

En fin, espero que les guste! (frase más usada XD)

Notas del capitulo:

ajajaja muero por decir esto: LOS PERSONAJES ME PERTENECEN!!! aunque no por eso gano dinero TT___TT

Paso impaciente la mirada por nuestro entorno, sintiéndome un poco aliviado al comprobar que casi no hay gente por esa zona. Bueno, MI entorno mejor dicho. Dado que el genio de Matías está enfrascado en su propio mundo, o sea el videojuego con el que se las está agarrando ahora. Dios, está bien que ambos seamos hombres, pero no por eso puede dejarme así de lado (cosa que en su vida, jamás, le haría a una chica). ¡Joder, somos novios! Y ahora al parecer para él solo estoy pintado y la pequeña figurita que se mueve siguiendo los comandos de los controles es mucho más interesante que yo. No es que Matías sea muy vicioso... ¡Agh! ¿¡A quien trato de engañar!? ¡Está hipnotizado por esa caja estúpida! Una caja muy vieja, por cierto. Realmente es frustrante, y ni si quiera puedo hablarle demasiado, de lo contrario se distraería y perdería, lo que significaba por lo menos tres semanas cero sexo y el triple de videojuegos. Uno diría que como el seme, Matías debería ser el más necesitado de eso, pero eso es solo una estúpida mentira. No es que me guste admitir abiertamente que soy el uke, ni mucho menos que soy el más pervertido de los dos, pero es que hay veces en las que ya no puedo callarme más y lo digo. Lo malo es que después todos me miran un poco raro y con sonrisas contenidas. En especial Matías y eso es lo más irritante. Luego de un rato siempre se me acerca, con una sonrisita burlona, y me jala para un lado, donde me abraza, para después de un rato separarse de mí y burlarse, obviamente de mí y mi bocota. Yup, a eso se le dice un seme ejemplar, sin duda...


Aburrido paso un dedo por una de las cuerdas de mi guitarra. La traje conmigo porque supuse que me aburriría, en lo cual no me equivoqué. Solo que ahora no tengo idea de qué tocar realmente. Me gusta cantar cuando toco, pero ahora no me atrevo, no en este supermercado lleno a más no poder, en la sección de juegos “para los niños que esperan a que sus padres terminen las compras”. (Lo curiosos es que solo estamos nosotros dos ahí, dos estudiantes de universidad de dieciocho años...) Es domingo, día por exelencia para hacer las compras en masa. Si bien en donde estamos nosotros no hay nadie, en el primer piso la gente pasa con sus cochecitos llenos hasta el tope, arrastrando consigo niños pequeños y discutiendo por conseguir la última bolsa de la oferta de arroz. Como pronto empiezan las clases, todo el mundo está en busca de los dichosos útiles. Echo un vistazo por encima de la baranda del segundo piso (el “segundo piso” es algo más como un balcón donde se encontraba la sección de vajillas y electrodomésticos, que no es ni la mitad del primer piso, por lo que se puede ver lo que sucede abajo) y veo el tumulto de gente. Que se queden ahí abajo, pienso, sin saber bien por qué. Vuelvo otra vez mi mirada hacia Matías, quien sigue peleándose con la caja colorinche de la que sale una tonadita muy al estilo japonés. Pongo los ojos en blanco. Realmente detesto esa caja endemoniada. ¿¡Qué mierda tiene ese juego que yo no le puedo ofrecer a mi novio!? Oh, una sexy caricatura de pechos grandes... Rayos, esto obtengo cuando mi novio es un tarado bisexual. No, no creo que venga aquí a jugar por la tipeja ficticia esa, ¿por qué no se descarga de frente pornografía? Le saldría más barato y hasta es más efectivo. Aj, ¿¡que estoy diciendo ahora!? Tengo la leve sospecha de que enloquecí...


-Mmh, ¿Matías? –murmuro, lo más bajito posible como para no distraerlo mucho e inclinándome hacia él-. ¿Cuánto más te vas a tardar?


Matías me mira de reojo, volviéndose al instante otra vez hacia la pantalla titilante, en la cual lo acababan de decapitar. Pone los ojos en blanco y suspira molesto, buscando otra moneda en sus bolsillos, mientras que mi mirada está fija en el “Game Over” rojo que ha aparecido en la pantalla, casi de manera burlona. Luego de un rato, Matías vuelve sus ojos hacia mí y de inmediato sé lo que va a decir.


-¿Me prestas dos soles? –pregunta, sin molestarse en hacerme ojitos. Suelto un bufido.


-Mejor di de frente “regálame dos soles” –le espeto molesto, dándole a entender mi mal humor. Matías solo se encogie de hombros.


-Bueno, ¿me regalas dos soles?


Momento de silencio. No quiero darle los jodidos dos soles, si lo hago me vería obligado a observarlo media hora más como jugaba ensimismado y no es que me muriese de ganas por eso. Pero aún así, al final cedo, dejo mi guitarra con cuidado en el suelo y luego saco de mi bolsillo cuatro monedas de cincuenta céntimos y estiro mi mano abierta hacia él. Pero mi querido novio solo me mira con una sonrisa nerviosa y se rasca la nuca, mordiéndose el labio inferior.


-La máquina solo acepta monedas de a sol –dice y me siento listo para coger un hacha y triturarlo a él junto con su condenada máquina.


Cierro mi puño y lo vuelvo a hundir en mi bolsillo y, luego de rebuscar otro minuto más, saco dos monedas de un sol. Molesto, se las doy y él me sonríe. “Maldito seas con tu sonrisa” pienso, no porque me llegase realmente su sonrisa, sino porque, todo lo contrario, la amo y me derrito como una niña enamorada por ella. Bueno, estoy enamorado, pero sigo siendo hombre y las cursilerías nunca fueron lo mío. Y espero que jamás lo vayan a ser.


-Gracias ,Toki –rie con la cabeza ladeada y extiende una mano para pasarla por mi pelo castaño oscuro.


Parpadeo un poco sorprendido, primero porque ese tipo de gestos no es común para ninguno de los dos cuando estamos en público, y segundo porque no se ha vuelto de frente al juego, sino que se ha detenido para agradecerme. Que lo haya hecho hablándome con mi apodo de la primaria no me molesta mucho, de hecho, me agrada. Hace mucho que alguien no me decía así, ni si quiera recuerdo de dónde había salido ese apodo. Matías se vuelve a reír.


-Creo que debería volver a llamarte así –musita divertido-. Toki.


-Haz lo que quieras –mascullo, mirando hacia otra parte. Dios, ¿por qué me diste a este idiota como novio? Lo adoro...

Notas finales:

dejen reviews :3 harán feliz a Toki y a Matías ^^


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