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Cicatrices por pyu chan

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Notas del fanfic:

¡Espero que lo disfruten, muchos de los personajes que salen son OCC!

Notas del capitulo:

Disfruten el capitulo y perdonen si algo de allí les ha de molestar n-n

Prince of tennis no me pertenece, solo tomo los personajes un rato para torturarlos, pero son de Takeshi Konomi

Toda relación empieza como cualquiera, llena de alegrías, sentimientos efímeros que luego se van perdiendo en un lapso de tiempo determinado, pero, a fin de cuentas, se sigue dicha relación como si nada, como si nada pudiera vencer ese “amor” que se siente entre dos personas; no importa si es entre un hombre y una mujer, o un hombre y un hombre, mujer y mujer o cualquiera sea el caso; dichas personas creen que los sentimientos son solo un juego muy sencillo, pero no se dan cuenta de que con el tiempo, el juego adquiere nuevas reglas, nuevos personajes y mas obstáculos, solo con el fin de evitar que los jugadores no alcancen su meta ¿irónico no?

 

 

 

Pero me voy a dejar de parlotearía e ir al punto de esta narración donde expongo los sucesos que desencadenaran una rara atracción por parte de algunos lectores.

 

Estas dos personas siempre competían de forma arrogante y orgullosa, no les importaba lo que los demás pensaran, lo único que podían tener en mente era hacer ceder a su contrincante y verlo humillado implorando piedad. Sus egos competían en tamaño con el monte Everest, sus frases sarcásticas bailaban en la pista de forma amenazante e intimidatoria para cualquiera que no estuviera al nivel de ellos.

 

 

 

El pequeño joven Ryoma Echizen creía que nada podía salir mal en sus apuestas, retos y demás, contra el joven Atobe Keigo, pero lo que ignoraban, es que estos retos los llevarían a vivir momentos de cierta forma “agradables”, nunca imaginaron que de esa rivalidad, nacería algo muy cercano a la “amistad” y que luego de esta, le seguiría algo muy parecido a lo que algunos llaman, el “enamoramiento” : ese sentimiento bellísimo como lo han definido millares de jovencitos que creen tener absoluto conocimiento de dicho tema.

 

 

 

Dicha relación amorosa, había empezado después de un día singular que ellos no olvidarían nunca; una bella tarde de verano en Japón, donde parecía que todo brillaba, que todo irradiaba una energía excepcional.

 

 

 

El encuentro de estos dos había sido como siempre, una charla amistosa, y eso si, no podía faltar un partido de tenis, porque estos dos chicos eran completamente expertos en este deporte, y su obsesión era tan grande como el deseo de humillarse el uno al otro.

 

Todo había empezado normal en dicho día, los sarcasmos no tardaron en aflorar en la conversación, y de una forma completamente rara –que aun así ignoro- terminaron conversando sobre como las jovencitas empezaban a sentir flechazos de las hormonas, cosa que las obligaba a empezar a correr por los chicos de sus gustos. Después de eso, salió a flote la pregunta menos esperada en esos momentos: ¿de quien estabas enamorado?

 

El sonrojo en la cara del joven Echizen, no tardo en hacer participe de las mil y un sensaciones que su cuerpo sufría al momento de haber escuchado la pregunta de los labios del mayor, quien, disfrutaba ver a su compañero de prácticas de tenis, tan nervioso. Para ser francos, Atobe siempre se había preguntado que se sentiría besar a alguien de su mismo sexo, y aunque resultara extraño, él preferiría besar a alguien de su confianza que a un extraño. Sin mas, e ignorando la reacción del menor, el peli lila (Atobe) se inclino rápidamente para posar sus labios en los del atónito peli negro (Ryoma; aunque sus cabellos poseen reflejos de color verde) quien, sin medir sus acciones le correspondió tímidamente. El beso había empezado como algo tímido, lleno de nerviosismo por cualquier movimiento que pudiera alertar a su compañero y dejarle  miedo, pero después de la dulzura con la que habían iniciado, el beso empezó a volverse algo mas apasionado, mas sensual; el mayor deslizo su mano hasta la cintura del menor para acercarlo y aumentar la cercanía de sus cuerpos, Ryoma, por otra parte, había llevado sus manos a el cuello del mayor para rodearle y así profundizar el beso.

 

Después de unos gloriosos minutos, los chicos se separaron, para mirarse fijamente por mucho tiempo sin quitar sus manos de donde las tenían; ninguno podía hablar, mejor dicho, no sabían que era lo mas apropiado para decir en una situación como esa. El menor tenia su respiración agitada y el sonrojo de antes, había aumentado; en su totalidad, se veía completamente adorable ante el mayor quien seguía absorto en sus pensamientos, repasando lo que había hecho: había besado a la persona a la que le tenia mayor confianza, desde un punto de vista teórico, había besado a su mejor amigo, y éste le había correspondido como si fueran una pareja.

 

-          Bueno… -empezó el joven Echizen sin saber que decir, pero tal silencio en el que se encontraban, empezaba a inquietarle, temía que esto podía afectar en la relación amistosa que hasta ahora habían llevado con mucho éxito. Sus ojos de color dorado, mostraron impresión cuando vio como el mayor volvía a acercarse y le depositaba un beso de forma delicada.

 

-          Entonces… ¿de quien estas enamorado? – preguntó el peli lila como si el anterior beso no hubiera sido nada, volviendo así a retomar la conversación que habían empezado hace unos minutos.

 

-           … - el chico se había quedado mudo, no sabia que decir, antes del beso, no tenia a nadie en mente, pero ahora solo pensaba en una persona… la misma persona que tenia al frente esperando una respuesta, pero ahora en su mente también rondaba una pregunta que le torturaba a cada segundo: ¿estaba enamorado de nadie mas y nadie menos que Atobe Keigo? Cuando volvió a la realidad, se fijo que su amigo seguía esperando una respuesta, pues en la cara de éste, veía una expresión muy clara de impaciencia – Yo… bueno, la verdad es… yo… - seguía sin tener respuesta a una pregunta tan simple, creía saber la respuesta, pero temía que al decirla la reacción de su amigo podría llegar a ser negativa al respecto de sus nuevos sentimientos - ¿Por qué no me dices tu primero? – pregunto intentando evadir los ojos de su compañero, pero le fue inútil, pues este, al verse ignorado por los ojos dorados, opto por la opción de tomarle –con la mano derecha- el mentón de su amigo para que le prestara la suma atención que creía merecer.

 

-          Bueno, digamos que estoy enamorado de una personita a la que estimo mucho… con la que he pasado momentos… agradables –dijo con cierto aire burlesco que no fue de agrado del menor quien frunció levemente el ceño - … es alguien orgulloso, arrogante y juega muy bien tenis – el menor sabia a quien se refería – o eso creía- pero no quería aceptarlo de forma tan fácil, por lo que hizo una pregunta algo estúpida para el mayor.

 

-          ¿En donde se encuentra esta persona? – pregunto en casi un susurro que apenas fue audible, aunque la pregunta fuera algo estúpida, no evito que de la cara del mayor saliera una sonrisa arrogante seguida de una risa llena de orgullo y autosuficiencia.

 

-          Tú deberías saberlo mi querido Echizen – dijo acercando aun mas la cercanía de sus rostros – después de lo que hicimos, me sorprende que ignores lo que esta ante tus ojos –dijo con voz picara.

 

-          Entonces… -sus palabras fueron calladas por otro apasionado beso que inicio el mayor. No le importaba si la gente que pasaba por ahí los veía en ese tipo de situación, se concentraba en lo que le importaba, dejar que su ahora amante devorara cada uno de sus suspiros y recorriera cada parte de su boca.

 

Después de ese día, sus salidas empezaron a frecuentarse, su vieja relación amistosa había desaparecido y ahora, sabían que prácticamente eran pareja, cosa que había causado gran impresión en cada familia correspondiente, pero aun así, aceptaban ese romance como algo que hiciera felices a sus hijos, quienes definitivamente, lo estaban. Después de un tiempo, el afecto que se tenían había incrementado con la grandiosa idea de llegar a contraer matrimonio, cosa que el joven Ryoma no había meditado mucho, hasta que llego una invitación de su novio de ir a una pequeña reunión que organizarían sus viejos compañeros de escuela, donde Atobe; en efecto; planeaba pedirle matrimonio al menor.

Notas finales:

Criticas, amenazas, madrazos todo será bienvenido, sé que ha sido corto el cap, pero subo de a dos capitulos o de a tres...

No se n-n


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