Y corté
No sé que me ocurre, últimamente no puedo parar de pensar en ti.
Seguía componiendo, tranquilo, en mi casa… Ruki la melodía fluye pensando en ti mientras espero que llegues.
¿Recuerdas?
La vez que lo intentamos, estar juntos. ¿Me amaste?, ¿Te amé?… cada vez que aquello retoma vida en mi mente, entiendo que por esas simples preguntas decidimos dejar todo como estaba, separarnos y olvidarnos que alguna vez, de nuestros labios, salieron palabras de amor dirigidas hacia el otro. Siempre creímos que eso era lo correcto, ¿Verdad?
Necesito verte, estoy confundido.
El timbre suena, dejo la guitarra a un lado y me dirijo a abrirte. Como siempre, tocaste tres veces para que supiera de antemano que eres tú… hace dos años que no vienes aquí. Me sorprendí al verte extremadamente bien arreglado, maquillado y sonriente, no puedo evitar el mirarte con detenimiento, pareces tan feliz como yo.
- Vaya… veo que has remodelado la casa.
- Sí, le di el toque del “nuevo Aoi” – reímos.
Como si nuestras mentes entraran en contacto, ambos nos dirigimos a mi habitación. Lo noté, noté como en tu mirada cabía algo de tristeza, la cama que compartimos tantas noches ya no estaba ahí. Te sentaste y como perdido en tus pensamientos, acariciaste con lentitud las sábanas que había en ella. “Y dime, ¿para qué me llamaste?” susurraste con la cabeza gacha. Analicé el tono de tu voz, algo melancólico.
“Escucha” te respondí.
Al finalizar la melodía me miraste firme, directo a los ojos y me pediste que la tocara en guitarra, sin dudarlo, accedí a tu petición. Caminé hacia la sala en busca de mi fiel compañera, mi favorita de tantas y volví a la habitación, Ruki, cuando te encontré acostado con los ojos algo húmedos mi corazón se detuvo por unos segundos. No necesité preguntar nada, solo me senté y comencé a tocar para ti. Sorprendiéndome, escuché tu grave y afinada voz reproduciendo frases sueltas, pero por ningún motivo iba a dejar de tocar. El ambiente que habíamos creado era mágico, por medio de la música estábamos expresando lo que sentimos, hablando indirectamente. Tu voz se quebró, pero con algo de esfuerzo terminaste la frase.
“Let's see in the cold bed ... “
¿En verdad te dolió tanto como a mí? Extraño tus caricias, aquella forma tan suave que tenías de pasar tus manos sobre mi piel.
“Please give me a gentle kiss ...”
Por favor, terminemos con esto de una buena vez.
Unas últimas notas dieron por finalizada la canción, unas últimas notas y tus ojos se abrieron sin apuro alguno. Desviaste tu mirada hacia mí y me sonreíste satisfecho, aquello había sonado maravilloso. Abandoné el instrumento apoyándolo en el piso y me dirigí hacia ti. Te encontrabas algo sorprendido pero no reaccionaste al verte “acorralado” por mi cuerpo, yo encima de ti, como en los viejos tiempos. Mis cabellos caían casi tocando tu rostro, acariciaste mi mejilla y los corriste atrás de mi oreja, un acto tierno, no pudimos evitar sonreír al mismo tiempo. Tus ojos se cerraron, sabías lo que ahora venía.
Te besé, como nunca en la vida te había besado.
- Yuu, te he estado extrañando.
- Yo también, amor.
Esa tarde, luego de mucho tiempo, volvimos a ser uno solo. Debo decirte, que disfruté cada beso, cada suspiro, cada caricia que decidiste brindarme, sólo a mi. Sentir la calidez de tu cuerpo al fusionarse con el mío, los gemidos que no lograbas evitar salir de ti, lo frágil y delicado que puedes llegar a ser…todo se me hizo tan perfecto. Takanori, realmente añoraba todo eso.
Una vez que terminamos, nos bañamos juntos y nos recostamos en el alfombrado piso, como solíamos hacer cada vez que había algo importante que decir. Tu cabeza en mi pecho y tu pierna entrelazada con las mías. Estoy seguro que Akira se enfadaría si supiera todo lo que ha ocurrido estas últimas horas.
- Gentle lie
- ¿Cómo?
- Así se llamará nuestra canción.
Nunca pronunciaste lo que estaba esperando escuchar, pero lo pude sentir.
- No podemos volver el tiempo atrás – dijiste escondiendo tu rostro en mi pecho.
- No, ya no.