MI SENTIR
"Te amo", solo dos palabras, tan simples y cortas pero con un gran significado. Con la denotación amorosa pueden causar diversos sentimientos y reacciones, pero entonces, ¿por qué si era la primera vez que las escuchaba, sentía una fuerte opresión en su pecho? Y no esa clase de opresión que se instala en nuestro ser cuando estas emocionado y no sabes cómo sacarlo, sino la clase que te dice que algo no está bien, como un mal presentimiento o una inmensa tristeza, como un fuerte dolor...
Quizás y se trataba por el hecho de haber sido la primera vez que alguien se le declaraba tan abierta y directamente sin importar que esa persona fuese un hombre. Quizá era porque nunca en su corta vida se había enamorado y no comprendía muy bien lo que se siente estarlo. Podría ser que el momento, lugar y ocasión en que escuchó la confesión influyera. ¿O fue esa expresión seria en su rostro lo que lo impactó? Sí, a lo mejor y eso era, en parte. Pero, aun así, no comprendía muy bien del todo porqué esa opresión seguía en su pecho.
Kuno Tatewaki, ese era el nombre de aquel que le dijera esas palabras tan "sin sentido", ese muchacho un año mayor que él que se declaraba el eterno enamorado de su "prometida" Akane Tendo. Si ya la tenía a ella ¿por qué le dijo esa frase a su yo femenino...? Y ahora que lo pensaba bien, esa era la razón de su dolor. Tomó aire y lo exhaló lentamente. Ordenó sus pensamientos y se recargó en el árbol, cruzando los brazos a la altura de su pecho. Abrió sus ojos y lo primero que vio, allá a lo lejos, fue a Kuno, con su uniforme escolar y no el de kendo. Tatewaki sonreía, parecía muy a gusto con la presencia de Nabiki y al parecer, a pesar del carácter de la hermana de Akane, se llevaban bastante bien.
Un sonrisa triste se instaló en sus labios y sus ojos perdieron un poco de brillo. Se sentía triste por no poder ser él quien compartiera esos momentos con su senpai... e inmediatamente sus mejillas adquirieron un tono rojizo. Movió su cabeza de un lado a otro, no creyendo lo que pensaba. Ahora era más que obvio que aquella confesión lo había aturdido, pero no le molestaba, en ningún momento sintió disgusto o desagrado. Lo único malo, aceptando de una vez por todas lo que pasaba, era que Kuno se le había confesado siendo él una chica, la chica cabellos de fuego.
Era un tonto por no haberse dado cuenta antes, ¿pero cómo saber lo que le sucedía si nunca antes se había sentido de esa manera? Se levantó de su lugar y decidido a irse, tomó el camino contrario al que recorría a diario. No quería toparse con su "prometida", en ese momento quería estar solo y pensar. Debía encontrar una manera para superar ese amor que era claramente unilateral, porque él no quería estar con Kuno como mujer, aunque bien podría aprovecharse de esa situación, pero no quería eso. Ranma quería que Kuno lo viera así como es, como un hombre. Un deseo imposible y egoísta. Y hasta que eso no sucediera, si es que llegase a pasar, actuaría como lo ha hecho, como su rival. Masoquista ¿no? Pero era la única forma que conocía para acercarse a él, quizá con el tiempo se hagan amigos y aunque él no lo vea de esa forma, el poder tenerlo cerca le bastará...