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Junjou Christmas por Byakuran

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Notas del capitulo:

Cuarto capitulo, up! xDDDD

Capítulo 4: ¿Navidad? ¿Qué tramas, Misaki? – Usami

¡Al fin libre!

Esa era la exclamación mental que resonaba una y otra vez en la cabeza de Usami, casi haciéndole soltar un suspiro por ello. Controlándose a tiempo y guardando las apariencias.

Aún así, parecía que todavía quedaba más y para su desgracia, Isaka no lo dejaría huir así como así.

El no había pedido que le hiciesen una entrevista asique, ¿porqué tenía que asistir?

Debía buscar excusas más creíbles para faltar a estos eventos…

-¡Es un placer haber podido conocerlo en persona e intercambiar algunas palabras con usted, Usami-sensei!-dice alegremente uno de los periodistas, recolocándose sus gafas.

-Oh, el placer ha sido mío.-repone, con una fingida sonrisa amable. Cuando en verdad lo que pensaba era más concretamente: “Como si fuese por gusto…por mi pueden irse todos a tomar viento fresco”.

Continúa hablando con las personas que se acercan a él, siempre mostrando esa falsa sonrisa amable para tapar su total aburrimiento y pesadez que le causaba todo ello. Aunque, bueno, más bien respondía mientras desviaba de vez en cuando su mirada hacia el castaño que, recargado en una columna, escuchaba música mientras jugueteaba con el móvil, a la espera de que acabase todo.

Es entonces que, como intuyendo la mirada del mayor, alza el rostro. Morado contra verde, manteniéndose la mirada el uno al otro durante unos instantes, hasta que el más pequeño sonríe ampliamente, haciéndole la V de victoria.

Esta se la cobraría. De no haber sido por Misaki, estaría tranquilamente en casa, viendo algún programa, informándose para alguna nueva novela mientras tomaba un té caliente o, simplemente, estando con él, con Misaki.

Odiaba estos eventos y era un hecho por demás sabido por su manager pero el muy…continuaba programándole más y más de esos eventos, sin importar lo que él pensase.

Esta vez había cedido pero a la siguiente se iban a enterar. Aunque tuviese que encerrarse en la habitación, ponerse tapones en los oídos y atar a Misaki y llevarlo con el por las malas, no acudiría.

La llegada de una de las personas culpables, aunque en menor grado, de todo se acerca al castaño iniciando una conversación con este y entregándole una cajita, seguramente de pastelitos o cualquier otro tipo de dulce.

La sonrisa y agradecimiento no tardan en hacerse presentes, haciéndoles sonreír levemente de lado, y volviendo la vista a las personas frente a él.

Y pensar que hace nada tenía que lidiar con un muchacho escurridizo y, ahora,…

Ese cambio que se había producido en el menor le alegraba enormemente pero, por otro lado, también le preocupaba.

¿Cuál era el motivo de esa preocupación? La actitud de este en los últimos días.

En verdad, era preocupación mezclada con cierto sentimiento de inquietud, como cuando ocurrió lo del sempai de este, o lo de su hermano y padre. Al principio pensó que eran imaginaciones suyas, total, lo del sempai había quedado claro que iba tras él y no se iba a dejar engañar de nuevo, mientras que lo de su hermano y padre ya había quedado solucionado. Sólo tenía que soportar que ambos le mandasen cosas a Misaki de vez en cuando. Y cómo le molestaba.

Pero los días pasaban y Misaki seguía comportándose de la misma manera, y por ello no podía dejar de preguntarse una y otra vez que era lo que pasaba.

Las charlas y toda la demás parafernalia continuó hasta algo entrada la noche. Y fue entonces cuando, alegando encontrarse cansado, se retira del lugar, soltando un suspiro resignado cuando ya está suficientemente lejos. Cinco minutos más con tanto charlatán y acababa por salir corriendo.

-¡Oh, buen trabajo, Usami-sensei~!-alaba con algo de sorna Isaka, abordándole en mitad de la sala. Con lo poco que le quedaba ya para llegar a la puerta.

-Déjese de bromas, no estoy de humor.-dice, chasqueando la lengua y cruzándose de brazos.

-¡No seas infantil! ¡Es trabajo! Todo no se resume en escribir novelas, ¿sabes? También son indispensables los eventos sociales de este tipo.

-…-se queda en silencio, frotándose las sienes durante unos instantes, para seguidamente buscar con la mirada al castaño, dispuesto a agarrarle y echar a correr para no tener que aguantar a Isaka por más tiempo.

-¿Misaki?-murmura, al no ver la figura de su amante por ningún lado.

-¿Buscas a chibi-tan?-pregunta, con una ceja alzada.-Dijo algo sobre la cena y que iría a la tienda de 24 horas que hay aquí al lado, justo en la otra acera.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Supuse que se haría tarde con la reunión, asique reserve habitaciones en el hotel para no tener que hacer el camino de vuelta.-dice, sonriendo con orgullo.- Y cuando se lo comenté, dijo eso y se fue.

-¿Y lo has dejado ir solo? ¡Es muy tarde! ¿Y si le pasa algo?-preocupado, aflojándose la corbata mientras se acerca a paso rápido hacia la salida, seguido de cerca por un divertido Isaka.

-Vamos, Usami, no le va a pasar nada. Además, ya es lo suficientemente mayorcito como para necesitar una niñera.

-Eso no tiene nada que ver.-replica, fulminándolo con la mirada, pero este no se inmuta.

-De verdad, Akihiko, no te entiendo. Y menos al chibi. No es un crío de guardería como para que tengas que estar de él todo el tiempo.-dice, saliendo también por la puerta, y parándose con los brazos en jarras. Esto hace que el otro también lo haga, girándose un poco para lanzarle una mirada asesina.

-Disculpen.-dice una voz, agarrando de la parte de atrás de la chaqueta a Isaka.-Siento si le ha vuelto a causar problemas, Akihiko-san.

-¡Tch! Sólo llévatelo.-haciendo un gesto despectivo para que lo alejase de él.

-¡A-Asahina! ¡Suéltame!-revolviéndose, pero sin conseguir librarse.

-¿Por qué siempre que le dejo solo acaba molestando a alguien? No tiene remedio…-arrastrándolo lejos de Usami.

-¡Oye, más respeto Asahina!-replica Isaka, con enojo, pero sin resultado, ya que el otro le ignora.

Y continuando con esa tonta discusión, según él, se alejan de donde está parado. Por su parte, vuelve a echar de nuevo un vistazo alrededor, con insistencia, esperando ver aparecer al ojiverde. Si había ido a comprar algo, no tardaría mucho en volver.

Con expresión algo cansada, se dirige hacia afuera del hotel para tomar un poco el aire y, de paso, fumarse un cigarrillo mientras lo esperaba. Perdiéndose en la oscura noche, exhala el humo del cigarro, perdiéndose de nuevo entre sus pensamientos, dejándolo posado descuidadamente en sus labios. Sin prestar atención a nada más a su alrededor.

Definitivamente la actitud de Misaki comenzaba a hacer estragos en él, era un hecho ya constatado. Tenía que encontrar una solución rápida y eficaz para ello o, muy a su pesar, acabaría por perder los estribos y obligándole de manera algo brusca a decírselo.

-¡Usagi-san!-exclama una voz conocida, sacándole de sus pensamientos. Mira a la persona frente a él con confusión, la cual le devuelve la mirada con enojo, sosteniendo un cigarro encendido entre sus manos, el cual lanza rápidamente al suelo y lo pisa.

-Misaki…

-¡Baka-Usagi!-dice, poniendo los brazos en jarras. -¡Si vas a fumar, hazlo bien! ¡Casi te quemas la ropa!-le regaña, como una madre lo hace con un niño de cinco años.

-Estaba distraído-responde escuetamente, sin apartar la mirada del otro.

-Ya me di cuenta.-repone, para seguidamente soltar un suspiro resignado.-Isaka-san me dijo que había reservado una habitación para nosotros. He comprado algunas cosas-dice, mostrándole la bolsa, con una sonrisita.-Asique, cenemos y a descansar.-termina de decir, encaminándose hacia la entrada del hotel, pero apenas tiene tiempo de dar un par de pasos cuando los fuertes brazos de escritor le rodean por la cintura, pegándose a él.

-Yo quiero a Misaki.-susurra sensualmente en su oído.

-¡Usagi-san!-exclama abochornado, pero sin intenciones de apartarse.

-Ya te lo dije antes, cuando me chantajeaste par venir a esta estúpida y aburrida reunión. No pensarías que me había olvidado, ¿no?-continua susurrando, mientras sus manos comienzan a acariciar por encima de la ropa el cuerpo de menor, haciéndole soltar leves suspiros.

-P-Para Usagi-san…Estamos en medio de la calle.-dice, colocando su mano libre en una de las del escritor, intentando detenerle sin mucho éxito.

-Misaki…-susurra nuevamente, comenzando a repartir besos por el descubierto cuello de este.

-Ah…Usagi-san…por favor…-suplica quedamente, notando como su cuerpo comienza a responder a las sensaciones que provoca en él.

Lentamente deja de repartir esas caricias y besos, volteando al castaño y robándole un beso mezcla de ternura y pasión, el cual corresponde sin mucha duda.

-Vamos a la habitación.-le dice al oído, con la voz ligeramente enronquecida. Ante ese tono tan sugerente, Misaki no puede evitar sonrojarse, para satisfacción del mayor. Adora el poder causar ese efecto en el castaño, su rostro sonrojado, como su cuerpo temblaba…

Pero las siguientes palabras le sorprenden aún más, sobre todo por la proposición implícita que llevaba.

-¿Antes…podríamos cenar? Es que tengo hambre…-dice, avergonzado de sus propias palabras, haciendo aparecer una amplia sonrisa en el rostro de Usami, que acaricia suavemente sus mejillas.

-Por supuesto. Vamos.-y prácticamente arrastrándolo de la mano se dirigen hacia la habitación, ignorando a las pocas personas que se cruzaban con ellos y querían entablar conversación o, simplemente, aprovechar la oportunidad de tener cerca al gran escritor para pedirle un autógrafo.

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-¡Uwaaa! ¡Estoy lleno!-dice el castaño, dejándose caer hacia atrás en el sofá, quedando tumbado cuan largo era.

-Misaki.-le nombra el mayor, captando su atención al instante, mirándose ambos con una leve sonrisa, pero cuando está a punto de hablar de nuevo, el sonido del móvil retumba por el lugar, haciéndole fruncir el ceño.

Justamente cuando las cosas iban a empezar a ponerse verdaderamente interesantes, tenía que llamar cualquier idiota a fastidiar, ¿no? Eso sí que no iba a tolerarlo.

-Usagi-san, contesta. Puede ser importante.-dice el ojiverde, con expresión conciliadora, a sabiendas de lo mucho que le molestaba a Usami que le interrumpiesen en momentos como aquellos.

-Puede esperar.-repone, testarudamente. No iba a ceder. Si era algo importante, esperaría hasta que el quisiese atender el llamado. Porque, si era otro estúpido pelota que le llamaba para felicitarle y disculparse por no asistir a la fiesta…juraba por todos los Suzuki-san del mundo, que correría la sangre esa noche.

-O contestas tú, o contesto yo.-dice, cruzándose de brazos, mostrando a hora un claro reto en sus ojos: “Ni se te ocurra dejar que siga sonando y no contestar”.

-Te has vuelto un mocoso chantajista, Misaki.-y, sin nada más que decir, se levanta de su lugar para coger el móvil y contestar a la llamada, alejándose un poco de donde está Misaki.

-¿Si?-responde con desgana.

“Usami” dice afablemente la voz desde el otro lado.

-¿Takahiro?-pregunta, sorprendido el peligris, lanzando una mirada de reojo a Misaki, que continúa tumbado, y seguidamente otra a su reloj de muñeca. ¿Cómo se le ocurría llamarle a esas horas?

“¡Cuánto tiempo!”

-La verdad es que sí, pero, ¿sabes las horas que son?-pregunta, cambiando su tono de voz a uno más suave.

“Ah, lo siento. Pero… ¡es que no podía esperar a decíroslo!” repone, emocionado.

Casi podría jurar que escuchaba el ruido de los saltitos que daba, lo cual solamente quería decir que era algo verdaderamente importante. ¿Y si había conseguido que lo trasladaran de nuevo a Tokyo? ¿Y si era para decirle que había encontrado una universidad para Misaki en Osaka y que se lo llevaba con él? ¿Y si…?

Mejor preguntar y salir de dudas cuanto antes…

-¿Decirnos? ¿El qué?

“¡¡Voy a ser padre!!” exclama de felicidad, mientras unas cuantas carcajadas de júbilo se cuelan.

Por su parte, el peligris abre los ojos, sorprendido por la noticia. Pero, sobre todo, aliviado. Tenía que ponerle un límite a su imaginación…Por el bien de todos y por su propia salud mental.

“Esta tarde fuimos al hospital porque hacía unos días que Manami no se encontraba bien y allí nos lo han dicho. ¡Un hijo, Usami!”

Poco a poco la sorpresa inicial se transforma en una sonrisa.

-¿En serio? ¡Felicidades!

“¡Gracias! ¿Está Misaki por ahí? ¡Quiero decírselo!”

-¡Misaki!-le llama, dirigiendo de nuevo la mirada hacia el menor, dándose cuenta de que no se había movido de su posición, maldiciéndose mentalmente si era lo que pensaba. A paso ligero se acerca, comprobando que para su mala suerte,…se había quedado dormido.-Lo siento, Takahiro. Misaki se acaba de quedar dormido.

“¿En serio? ¡Qué mala suerte!”

-¿Quieres que lo despierte?- “Que diga que sí, que diga que sí…”suplica mentalmente.

“No hace falta. Mañana lo llamo de nuevo. Asique… ¡no se lo digas!”

“¡Mierda!” Y de no ser porque aun conservaba algo de cordura, se habría dado un buen cabezazo contra la pared.

-Está bien, no le diré nada.-responde con tono tranquilo, controlándose.

“Bueno, siento haber llamado tan tarde, pero, ¡es que estoy tan feliz!”

-No te preocupes. Mañana en cuanto despierte Misaki, le digo que te llame.

“Arigatto, Usami. ¡Hasta mañana!”

-Adiós.-y dicho esto, cuelga, para seguidamente chasquear la lengua con molestia. Definitivamente, la noche no le estaba saliendo como él quería. Apreciaba a Takahiro. Incluso después de su amor no correspondido hacia él, lo consideraba su amigo, un gran y valioso amigo. Además de que, en cierto modo, agradecía el hecho de que hubiese sido un amor unilateral, porque así…había podido conocer a Misaki y encontrar verdaderamente el amor.

Y por muy cursi que llegase a sonar, cada vez que ese pensamiento cruzaba su mente, no podía más que estar agradecido.

Pero… ¡Cómo le había fastidiado el momento con Misaki!

Dejándose caer, queda sentado en el borde del sofá, junto al rostro de este y alargando una mano hasta unos mechones rebeldes, los aparta de su rostro.

Ante este contacto, el joven frunce ligeramente el ceño durante una fracción de segundo, moviendo el rostro a un lado y, contrario a todo, se pega más a la mano, sonriendo levemente.

-Usagi…san…-murmura entre sueños, lo que provoca que ahora sea él quien sonría de lado.

Adoraba a Misaki, y no le importaba tener que enfrentarse al mundo entero si podía estar con él.

Ahora entendía que el sentimiento que alguna vez considero amor, no se podría comparar con lo que ahora sentía por aquel muchacho que dormía plácidamente frente a él.

Se levanta y con delicadeza, toma el cuerpo de este entre sus brazos, llevándolos a ambos hacia la cama de la habitación, retirando las sabanas para depositarlo y arroparlo. Antes de hacer él lo mismo, se queda unos segundos más observando el apacible rostro del castaño al dormir.

-Por esta vez te has escapado, pero la próxima…no correrás la misma suerte.

Necesitaba de Misaki, porque sin él, su vida era una existencia vacía y desteñida.

 

CONTINUARÁ~~~~

Notas finales:

Siguiente Capítulo:

Capítulo 5: ¿Navidad? ¡¿Atrapado?! – Hiroki


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