Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El encanto de olvidar una fecha. por Mariohn

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Serie de Oneshots:

 

1. -atrapados- http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=62993

2. -Consecuencias de hacer cosas a escondidas - http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=62993

 

No es necesario leer los anteriores para leer este fanfic.

Notas del capitulo:

Declaimers:

Naruto pertenese a Sasuke -cof cof- digo, a kishimoto.

 

Dedicado a mi weli nat, quien siempre me anima a escribir y espero que también escriba algo ~ y al abuelo tiro, quien no creo que me lea xD pero son los únicos que conosco que se dan regalos el día blanco C:!

 

 

Pocas veces considero la idea de querer huir por una situación.

 

Pero este era uno de esos días.

 

Miré a la chica como si no la hubiera visto en mi vida. Como si esa actitud fuera una novedad en ella. Pero luego vi tu rostro desencajado por la cólera y el shock y todo lo que pensé, es en salir corriendo o excusarme como si de un niño se tratase.

 

Y como una cámara lenta, por un momento observé los ojos de la chica, que como depredadora abría los ojos de par en par, como si no creyese lo que estaba haciendo.

 

Miedo, desesperación, vergüenza...

 

Y tomándola de los hombros la alejé a una distancia adecuada.

 

–¿Qué crees que haces Sakura? –Y en mi mente pasaron una y mil reacciones de tu parte.

 

Pero sólo nos quedamos ahí los tres. Parados, y sin saber qué hacer.

 

 

 

El encanto de olvidar una fecha.

 

 

 

 

Maldije por novena vez en el día, al ver el montón de paja junta.

 

–Kakashi, cuando sea hokage juro que me las pagarás –te oi gritar. Al menos no era el único cabreado.

 

–Pero aún no lo eres. ¡Así que sé un buen novato y termina la misión! –probablemente haciendo el tipo de sonrisa que dan ganas de golpear. Y preferí no verla, antes que en un arrebato de furia le lanzara la pala en la cabeza.

 

Y digámoslo. Todos sabíamos que por la culpa de sus atrasos estábamos condenados a tener esa clase de misiones.

 

–¡De eso nada, yo soy chunnin y también tengo que hacer estas misiones! –dijo la pelirosa. Puse mala cara arrojando más paja a la carreta que mi copia barata llevaba. La chica podía hablar sandeces a diestra y siniestra cuando quería.

 

–Se más empática con Naruto-kun y Uchiha-san, que aún no aprueban el examen chuunin –Ok, ahora la idea de lanzarle la pala al jounin había cambiado de objetivo.

Pero no fui yo el que lo hizo.

 

–¡Cállate Sai idiota!! –gritaste enfurecido lanzándole la pala con la mano derecha. Me moví hacia atrás justo a tiempo para esquivar el revote de la pala que había dado justo en la cabeza del pintor.

 

–¡Naruto idiota!¡Mira lo que hiciste! –dijo Sakura dándole un golpe en la mejilla que lo mandó volando hacia fuera del establo donde nos encontrábamos. Nos quedamos helados.

 

Por un momento llegué a preguntarme si la chica estaba en algún grado preocupada por mi copia barata... –Sasuke-kun se manchó tu camisa...–señaló a la mancha de barro que había saltado –¿estás bien? –...desechando la idea al instante.

 

–Emm Sakura, fue Sai el que salió herido –dijo el jounin apuntando hacia el chico quien tenía un chichón enorme.

 

Dejé la pala en el piso y caminé hacia la entrada, sacándome la camisa en el proceso –Sasuke-kun... ¿a dónde vas? –le escuché decir.

 

Afortunadamente para mí, estaba lo bastante lejos para que ella asegurara "hacerme compañía". Oh dios, no aguantaría tanto.

 

–A por el dobe –dije sin voltearme. Escuché a kakashi toser pero me tragué las ganas de decirle algo dirigiéndole solo una mirada furibunda, antes de abandonar el lugar.

 

Rodeé el establo a paso lento rememorando los últimos días. Aunque la amenaza de la gondaime se veía lejana y habíamos tenido una semana más o menos pacífica, aún estaban Kakashi y Sai, y sus comentarios que sólo lograban estresarte más de la cuenta. Y sin mencionar el angustioso comportamiento de Sakura, que parecía ir en aumento junto con el anterior.

 

Bien, teníamos muchos problemas... pero eso no quitaba que nuestra relación avanzase... tal vez un poco.

 

Te encontré medio desmayado sobre un montón de tablas, mirando hacia el cielo.

 

–Hey dobe –dije avanzando hacia tí. Bajaste la cabeza hacia mí, al parecer algo atontado por el golpe de la pelirosa. En un segundo diste un salto levantándote de improviso encima de la torre de madera, abochornado y frunciéndome el entrecejo.

 

–¿¡Qué crees que haces así?! –

 

–¿Así? parece que el golpe de verdad terminó de fundirte el cerebro –dije burlándome haciendo una sonrisa. Ibas a avanzar para responderme cuando te resbalaste de un madero suelto dándote de bruces en el piso, mientras las maderas caían encima tuyo –Hey! ¿Estás bien dobe? –

 

–¡C-Claro que si teme! –gritaste levantando la cabeza. Pero el movimiento hizo que más tablas te cayesen encima –Agg!!! –

 

Suspiré levantando la tabla que te dificultaba respirar. –Sí que estás bien dobe –dije, pero te ayudé a salir. Te sentaste en el piso, quejándote de lo adolorido que estabas. Me senté a tu lado dejándome caer sin ninguna clase.

 

–Maldita misión –refunfuñé recordando mi fastidio inicial –y maldito Kakashi–

 

–Quiero que seamos chuunin –dijiste con fastidio– estoy harto de ser un gennin dattebayo!! –Te observé en silencio. No eras el único hastiado de eso, pero por ahora no había nada que hacer. Al menos hasta los exámenes.

 

–Tranquilo, eres más fuerte que muchos chuunin que conocemos dobe–dije dándote una palmada en la espalda.

 

–Pero...–

 

–Nada dobe, no nos queda nada más que esperar, así que mejor te calmas un poco –suspire. Me frunciste el entrecejo.

 

–¡¿Tú no te cansas!? ¡estoy harto de las misiones D! –se cruzó de brazos.

 

–¡Claro que sí dobe! ¿a quién le agrada la idea de ser sirviente? pero por mucho que me queje como tú, los exámenes chuunin no se adelantarán usuratonkashi –dije con fastidio sin quitarte la mirada. Al final suspiraste pasando tus manos entre tus rodillas.

 

–No quiero ser más débil que los demás...–

 

–No lo somos –miré hacia todos lados. Ya se estaba haciendo una costumbre el observar si había alguien cerca. Toqué tu pelo con mi mano acercándome hasta tocar tus labios de forma suave con los míos–calma–repetí.

 

Te sonrojaste al instante –¡Te dije que en público no! –reí al ver tu expresión.

 

–Volvamos, o el trabajo será peor dobe –dije levantándome ofreciéndote mi mano. Frunciste el entrecejo levantándote sin mi ayuda.

 

Éramos una pareja más o menos normal… o al menos eso pensaba.

Tomé tu mano mirándote a los ojos. Te veías algo incómodo pero no me rechazaste. Ambos miramos hacia otro lado, sin soltarnos del agarre. Suspiraste. Y no necesité preguntarte para conocer la causa de tu repentina preocupación.

 

–Tranquilo, no viene nadie –dije intentando sonar calmado. Hiciste una sonrisa nerviosa.

Me sentí incómodo. No estábamos haciendo nada malo ¿Por qué tenía que esconderme de los demás?

 

De repente el ruido de pasos silenciosos interrumpieron la ya incómoda situación. Nos separamos al instante manteniendo una distancia prudente. Aunque por alguna razón la sentí un poco más espaciosa que otras veces.

 

Te escuché suspirar fastidiado, calmándome un poco. Al menos no era el único que se sentía a sí.

–Por cierto teme… ¿Qué haremos mañana?... es que…–balbuceaste. Volteé el rostro para mirarte justo a tiempo cuando los demás aparecieron. Gruñí un poco.

 

–¿A qué te refie…? –

 

–Sasuke-kun!! Tu camisa! –gritó la chuunin corriendo hacia nosotros y empujándote en el proceso. Se la quité sin decir nada. ¿Qué tan masoquista puede ser esa mujer?

 

Mire hacia Kakashi quien venía junto al ya no tan adolorido Sai. Junto a ellos venían dos personas, al parecer quienes nos habían contratado. Ignoré la mirada adolorida de Sakura mirándote de reojo. Increíblemente para mí no demostrabas molestia, como cada vez que le hacía un desaire a la mujer si no… preocupado?

 

E  iba a comenzar a angustiarme por ti cuando el peliblanco comenzó a hablar.

 

–Chicos, estas personas nos ofrecieron otra misión rango C –Sonreíste como si fuese un plato de ramen gratis. No pude evitar sonreír un poco –Consiste en acompañar como escoltas a los señores oda hacia un pueblo del este, donde buscan su mercadería para venderla en estos lugares– Suspire, sonaba demasiado fácil para ser una misión rango c.

 

–Y… ¿Cuál es la trampa Kakashi? –el jounin sonrió.

 

–Son simples ladrones Sasuke… –Lo fulminé con la mirada –Bien, partiríamos hoy mismo y volveríamos mañana en la noche –Y siguió sonriéndome. Lo miré curioso intentando entender su actitud –La cuestión es… que tendremos que votar –

 

–¿Desde cuándo tan indulgente? –cuestioné.

 

–Bien, porque mañana…–

 

–¡Me niego! –Dijo Sakura, todos dirigimos los ojos hacia ella –Mañana tengo algo que hacer y…–me observó con el rabillo del ojo. Ignoré la vista de la pelirosa mirando a mi copia barata. Sai alternaba miradas con Naruto y conmigo mismo, sacándome más de un gruñido en el proceso. ¿Cuándo dejaría de insinuártele?

 

–Yo voy, no tengo nada que hacer Kakashi-san –Respondió. Sakura echó un gruñido golpeándole el rostro y gritando idioteces. Dirigí mi mirada hacia a ti y vi que me mirabas algo pensativo.

 

–Que el teme vote primero –dijiste serio. Sin querer tragué saliva preguntándome que pasaba por tu cabeza.

 

–Pues… –sentí la presión de todos en mí. Suspiré y eché el aire por la boca sin cambiar mi expresión orgullosa del rostro –me vale Kakashi, tampoco tengo nada que hacer –Hiciste una mueca extraña por un segundo. Me pregunté qué pensabas. Pero al parecer no eras el único que tenía esa expresión.

 

Sai me miraba con una desaprobación que no creía posible, Kakashi estaba sorprendido, y Sakura… pues algo enojada, aunque no le di importancia.

 

–Tampoco tengo nada que hacer dattebayo –respondiste bajo. Tu cara era un poema. De pronto te pusiste pensativo y no dijiste nada mas, centrándonos en un incómodo silencio.

 

–Bien, entonces partiremos –dijo el jounin después de un rato –Preparen sus cosas, partiremos en medio día –

 

Caminamos sin decir nada hacia donde estaban nuestras cosas. Los dos tipos que iban con nosotros hablaban animadamente. No presté atención.

 

Estabas serio y caminabas en silencio, como pocas veces te he visto. Por tercera vez en el día me pregunté qué estaba pasando por tu cabeza.

 

–¡Yo quería volver a konoha! –se quejó la pelirosa, aunque algo resignada –Ni modo, otro día blanco sola –me observó como esperanzada por algo.

 

–¿Día blanco? –pregunté. Sai y Sakura me miraron curiosos.

 

–Sí, mañana es 14 de marzo Uchiha-san –Respondió el anbu con su sonrisa sínica de siempre. Lo fulminé con la mirada.

 

–¿y? –

 

–Y que… mañana es el día blanco Sasuke-kun –respondió la ninja médico con una expresión ilusionada. Hice una mueca del disgusto.

 

–Ya… ¿y que se supone que es el día blanco? –Ambos me miraron con una expresión sorprendida. Incluso tú paraste y me observaste, algo incrédulo.

 

–¿No sabes lo que es el día blanco teme? –preguntaste. Me encogí de hombros.

 

–Pues Sasuke-kun…el día blanco es cuando los hombres devuelven los regalos de san Valentín con otro regalo a la chica que les gusta…–dijo aumentando su expresión ilusionada. Pero Sai colocó una mano en el hombro de Sakura, como dándole palmaditas de apoyo.

 

–En un comienzo se regalaban dulces de malvavisco si les correspondían, o un pañuelo si no… –No sé porqué me imagine a mi mismo con un paquete de dulces frente a tu departamento… aunque pensándolo bien… feliz de la vida gastaría en unos buenos trozos de género mandando a hacer un pañuelo lo bastante grande para que esas dos dejaran de fastidiarme… sonreí con la idea –Aunque últimamente, solo se responde con chocolate, flores o algo de valor sentimental –hice una mueca irradiando en la comprensión. Eso explicaba tu expresión y la de esos dos.

 

Agradecí el poder controlar mi expresión lo suficiente para que la culpa no irradiase en mi cara. Ahora tendría la obligación de regalarte algo, aunque no tenía la menor idea de que te daría.

 

Aproveché el poco tiempo libre que se nos dio para recorrer el pueblo buscando algo que darte, sin encontrar nada. Maldije por lo bajo. Ahora tendría que hacer el bastante mérito para que no me asesinaras en la noche por no recordar la maldita fecha, o peor, no me dejarías acercarme a ti en un buen tiempo.

 

Al volver me encontré con el grupo listo para partir. Increíblemente para mí me sonreíste al verme llegar. Respondí con una sonrisa algo nerviosa, maldiciendo otra vez el no encontrar el maldito regalo. Mañana tendría que hacer algo.

 

Caminamos hablando de trivialidades. A pesar de que mi mente no paraba de pensar en posibilidades de regalos, ver tu expresión sonriente me calmaba un poco, o por lo menos me daba los ánimos para no mandarlo al carajo. La pelirosa no se cansaba de interrumpirnos o golpearte a ti o a Sai por algún comentario. Esa mujer debería calmarse un poco ¿no?

 

–Sasuke-kun, ¿me escuchaste? –dijo por décima vez en el día. Hice una mueca de enfado. ¿Qué parte de “no quiero escucharte” no habrá entendido? ¡Jesús! O soy malo poniendo en evidencia mi molestia, o ella es lo bastante tonta para no darse cuenta.

 

–¿Si? –dije poniendo los ojos en blanco. Sai hizo una risita que provocó otro golpe de parte de la kunoichi.

 

–Sakura, lo matarás si lo sigues golpeando –dijo Kakashi, aunque al parecer le hacía gracia. La chica hizo una mueca de enfado, que al observarme se transformó en una sonrisa. Hice otra mueca.

 

–Te decía que a las chicas nos gusta el chocolate para el día blanco… aunque las flores están bien también…–

 

–Sakura-chan, no me imagino al teme entrando en una florería ttebayo –dijiste haciendo una risotada.

 

–¿Lo dice quien no recibió nada en san Valentín? –respondí burlesco. Frunciste el entrecejo enojándote.

Es tan divertido molestarte dobe.

 

–Si que recibí uno teme… –Sakura lo miró sorprendida. Hasta Sai se sorprendió no quitándole la vista de encima. Fruncí el entrecejo pero no te contesté –Hinata me dio uno…–dijiste.

 

Gruñí en respuesta dispuesto a reclamarte, cuando Sakura me interrumpió gritando.

 

–¡Bien Naruto! Entonces si le das algo podrías salir con ella no? Hinata es linda, y siempre ha estado enamorada de ti –dijo con una sonrisa. Puse mala cara. ¿Cómo se atrevía el…?

 

Tragaste saliva evaluando mi expresión –No, no le daré nada, me gusta otra persona –hiciste una sonrisa nerviosa.

 

Miré hacia otro lado para omitir la sonrisa de alivio que se reflejaba en mi rostro.

 

–¿Y qué le darás a Naruto, Sasuke-kun?! –preguntó Sai.

 

Se me heló la piel de la impresión. Te miré al segundo y estabas de la misma manera. Hasta Kakashi se detuvo de la sorpresa.

 

–Jajaja!, Sai no bromees –dijo Sakura riéndose. Intenté sonreír pero todo lo que salió fue una mueca.

 

–Seh Sai, ¡que gracioso eres! –dijiste rodeándolo con un brazo. Fruncí el seño.

 

–Naruto-kun, ¿Por qué me pellizcas? –

 

–Ah! Fue sin querer…! –dijiste haciendo una sonrisa zorruna y caminando a la altura del jounin. Deseé que otra pala lo pusiera KO pero no tenía tanta suerte.

 

Llegamos al pueblo de nuestra misión cuando el sol comenzaba a ponerse. El pueblo era bastante grande, y mientras caminábamos hacia la posada pude observar muchas tiendas ornamentadas al día blanco. Bien, mañana podría echar un vistazo.

 

Por lo menos sabía que las flores no serían un buen regalo. Y honestamente, tampoco me imaginaba entrando a esa clase de lugar buscando “un ramo para mi novio”… hice una mueca de disgusto de solo pensarlo.

 

Por otro lado tú me habías dado un chocolate… aunque casero. ¿Qué me costaba comprarte uno? Aunque no sería lo mismo tu lo apreciarías… y en el peor de los casos podía invitarte cuanto ramen se te antojara para compensarlo, y no creo que te fueras a quejar…

Tenía mucho que analizar al respecto.

 

Desafortunadamente para nosotros, tendríamos que compartir dormitorio con mi copia barata.

 

–Si no es tan malo teme… –dijiste sin creértelo, al ver que el ex anbu se ganaba en la cama del medio. Fruncí el entrecejo.

 

–Llevémonos bien ¿sí?, ¿Uchiha-san? –dijo Sai. Le dirigí una mirada helada. O al menos lo suficientemente helada para darle a entender mis intenciones –O… pacíficamente? –

 

–Sasuke-kun si quieres puedes quedarte en mi cuarto –Dijo Sakura. Por enésima vez en el día ignoré a la chica, aunque un poco sorprendido por su insinuación.

 

Que aparentemente no paso desapercibida para Kakashi.

 

–¿Sasuke no te basta con tu “novia”? –preguntó poniendo énfasis en la última palabra y riéndose. Lo miré de mala gana.

 

–¿Sasuke… tiene novia? –preguntó la pelirosa sorprendida. Puse los ojos en blanco aunque inmediatamente una idea vino a mi mente.

 

–No te incumbe Kakashi –dije fulminándolo con la mirada –Además si me basta o no con ella no debería ser tema para ti –dije mordaz. Escuché a Sai hacer una risita y Kakashi sonrió sin decir nada. Tu cara…era una mezcla de emociones, aunque bien disimuladas. Por alguna razón rogué que no lo malinterpretaras… podías ser tan inocente a veces…

 

–¡Es imposible! Sasuke-kun no puede tener novia! –gritó saliendo de la habitación. Suspiré un poco.

 

–Bien, iré a ver cómo está Sakura –dijo el jounin con una expresión de a regañadientes, más salió de la habitación.

 

–¿Teme… tienes una novia? –preguntaste cuando Sai fue a darse una ducha. Puse los ojos en blanco. Bingo! ¿No decía que eras demasiado inocente?

 

Hice una risotada impropia de mí. Me miraste furibundo.

 

–¿Qué es tan gracioso teme? ¡es importante dattebayo! –reclamaste. Dejé de reír acercándome a tu cama y sentándome a tu lado.

 

–Claro que no usuratonkashi. Y que yo sepa, ahí abajo no tienes algo de mujer –miré hacia tu entrepierna.

 

–¡T-teme! –te quejaste juntando tus piernas de golpe, mientras la sangre se te subía a las mejillas. Sonreí de lado.

 

–Es tu culpa por preguntar estupideces –sentencié mirando hacia el baño. Al parecer Sai no saldría después de un rato. Tomé una de tus manos –Eres un idiota –

 

–y tu un teme –respondiste mirando hacia otro lado. Es imposible no sonreír contigo teme… realmente imposible.

 

–No ocultes tu sonrojo, de todas maneras pareces un tomate –dije mirando hacia el techo. Te volteaste violentamente con el seño fruncido.

 

Volví a sonreírte. Eso se estaba volviendo una costumbre en mí. Dios ¿Cuánto más podía cambiar por un dobe como tú? Pero no era tan malo después de todo…

No, nada malo.

 

Nos observamos en silencio. Quería decirte muchas cosas… algunas que te harían enojarte, como cada vez que adoraba quedarme contigo… u otras que te harían derretirte por mi… sin embargo nunca fueron necesarias. Tus ojos… azules como el cielo… como el agua cristalina sólo podían mirar a los míos… y comprender lo profundo de mis emociones…

¡Qué cursi me he vuelto dobe! ¡Y es tu culpa usuratonkashi!

 

Me acerqué lentamente a tus labios, pero me detuviste a unos milímetros.

–¿y si viene alguien? –Preguntaste evidentemente incómodo. Puse los ojos en blanco, alejándome de tus tentadores labios mirando hacia la ventana.

 

–Bien –Dije ocultando un poco mi decepción.

Suspiraste agarrándote a mi brazo.

 

–Qué sensible te has puesto teme… –gruñí en respuesta. Hiciste una risita poniendo tu cabeza en mi hombro –te quiero Sasuke…– Suspiré. Hubiera dado cualquier cosa por poder responderte, pero me quedé en el mismo lugar, callado, escuchando el ruido del viento por la ventana temiendo mirar tu rostro decepcionado por no escuchar lo que ansiabas saber.

 

¿Qué tan difícil puede ser decir un “te quiero” y salir emocionalmente intacto por ello?

 

El ruido de la puerta abriéndose nos sacó de cualquier clase de pensamiento que podríamos tener. Me tiré a la cama cerrando los ojos. No tenía ganas de pensar.

 

En medio de la noche sentí un peso extra en la cama, tensándome un poco. A juzgar por cómo se movía y lo ligero de sus movimientos supuse que eras tú y me relajé al instante.

 

Sentí unos labios tocar los míos suavemente, haciéndome sonreír.

 

–Si quieres hacer eso, espera a que esté despierto idiota –mascullé volteándome hacia la pared. Bien, por lo menos tenía la capacidad de razonar “a tu manera”. Culpemos al maldito día blanco, usuratonkashi.

 

Desperté temprano recargado con nuevos ánimos, aunque claro, mi expresión nunca cambió. Eché una última mirada a tu cama y salí hacia la calle.

 

Caminé dando vueltas por todo el pueblo sin encontrar nada que regalarte. Había puestos de flores, chocolaterías, confites y varios, pero nada me convenció.

 

Después de dos horas de casi darme por vencido, y considerar volver me detuve en una tienda que no había visto.

 

–Disculpe joven, ¿busca algo para su novia? –dijo una voz femenina. Me volteé al mirar a una chica rubia, más o menos de nuestra edad.

 

–No le incumbe –respondí con una expresión seria, pero la chica sonrió.

 

–¡Que no le de vergüenza! ¡Pase y mire! –dijo jalándome de un brazo y entrando a la tienda. Tengo que admitir que el lugar se veía más agradable que los anteriores. Por lo menos no estaba decorado con un rosa chillón ni corazones ni osos por doquier.

 

–y dígame, ¿Cómo es la personalidad de su pareja? ¡Ya verá que le encontraremos algo adecuado para ella! –dijo haciendo una sonrisa. Por un momento me recordó a ti, y tu hiperactiva-contagiosa personalidad.

 

–Molesto –solté. Quise corregirme pero no lo hallé necesario. Después de todo, ella no nos conocía.

 

–¿molesto? No nos sirve de mucho –dijo sin dejar de sonreír. Hice un largo suspiro.

 

–Bien, es hiperactivo, optimista, luchador, aunque tiene un temperamento corto, sensible, voluble… no se me ocurre más –dije. Me sorprendí a mí mismo. ¿Desde cuándo hablaba con otras personas sin problemas? Me estaba volviendo aterradoramente sociable. Tragué saliva.

 

–¡Con eso basta señor! –Dijo la chica caminando hacia unas vitrinas –pase, le mostraré que le puede gustar a su novio –tenía que admitir que eso sonaba bastante bien. Secretamente me pregunté qué pasaría si tú lo hubieras escuchado. Probablemente tus mejillas se tornarían rojas y comenzarías a excusarte del nerviosismo.

La chica me llevó por toda la tienda mostrándome un variado de regalos nada chillones y que te sentarían muy bien. Y me sorprendo a mi mismo hablando tranquilamente con una mujer sin sacarme de quicio. Probablemente se debía al hecho que en ningún momento intentó flirtear lo que me tranquilizaba bastante.

 

–¿Y que tal est…?–

 

–¿Qué es eso? –dije apuntando hacia una caja de madera con pequeños adornos con una pulsera dentro. La rubia abrió los ojos curiosa, subiéndose a una silla para bajarlo de la repisa.

 

–Tiene gustos exquisitos señor Uchiha –sonrió complacida –Es una pulsera muy peculiar. El diseñador de esta maravilla sólo hace una de cada una de sus obras, por lo que no hay duplicados. Y esta, nunca fue terminada. ¿Ve que le falta un dije aquí? –Señaló al medio de la pulsera –desde que llegó he probado con diferentes dijes y nunca ha combinado bien. Y dicen que el diseñador no la terminó, pues sólo una persona que realmente comprendiera el valor de la joya podría hacerlo –se encogió de hombros. La pulsera era de plata y bastante simple, aunque los acabados en miniatura me sorprendieron ligeramente por su rareza.

 

–El tipo tenía buena mano –dije. La rubia sonrió asintiendo con la cabeza.

 

–Si gusta se la puedo vender… pero insisto, no está terminada –

Miré fijamente la pulsera en silencio. Por un momento mi mano derecha se dirigió hacia la joya, mientras la izquierda tocaba algo en mi bolsillo.

 

Y cuando te sientas solo y triste, y no veas salida mira este collar hijo, y verás cómo te sentirás mejor

 

Saqué el objeto de mi bolsillo encajándolo en el espacio donde iba el dije. Encajaba perfectamente. Miré a la chica quien sorprendida me quitaba la pulsera de las manos.

 

–¡Se ve muy bien!  –Exclamó– ¡Realmente usted comprende al artista Uchiha-san! –me encogí de hombros. Realmente no era para tanto.

Colocó la pulsera en la caja echándolo en un sencillo bolso de papel.

 

–¿Se lo regalaré, ya que usted fue el que armo la obra vale? –sonreí un poco, recibiendo el paquete y colocándolo en el bolsillo. –¡Espero que pase un feliz día blanco! –se despidió cuando salí del local.

 

Al volver me encontré con todos en la entrada, para variar esperándome.

–¿Dónde andabas teme? Sakura-chan anda de malas buscándote por toda la posada –hice una mueca en respuesta. Pero hiciste una risa dándome con el puño en el brazo.

 

–Quería caminar –respondí mirando hacia Sai y Kakashi, quienes hablaban con los tipos de la misión.

Sakura salió de la posada a los minutos, con los ojos llorosos, y al parecer enojada.

 

–Sasuke-kun ¿Dónde andabas? ¡Te estuve buscando! –dijo chillona. Puse los ojos en blanco esquivando sus ojos mirándote a ti.

 

–Caminaba –repetí fijándome en tu expresión. Te veías algo emocionado, pero expectante. Sonreí para mí mismo. ¿Si que esperabas este día eh?

 

Fuimos a comprar la mercadería que los Oda necesitaban, encontrándonos con unos bandidos en el proceso. Fue cosa de niños.

 

Nos devolvimos en cuanto la compra se hubo hecha con un gran carro tirado por caballos. Parecíamos una especie de caravana. Estuve gran parte de la mañana preguntándome por el momento en que debería entregarte el obsequio. ¿Te lo pasaría rápidamente en cualquier momento? No, no podría ver tu expresión.

Y era lo que menos quería perderme.

Tendría que elegir un lugar especial… algo que te sorprendiera… que te hiciera sonreír…

Y yo tenía el lugar ideal.

 

–Sasuke-kun… –dijo Sakura mientras vigilábamos el lugar. Desafortunadamente Kakashi ordeno que fuéramos ambos. Maldije al jounin una y otra vez.

La miré con curiosidad.

 

–¿ah? –Pregunté sin interés real. La observé apretando el puño.

 

–¿Le darás algo a tu novia para el día blanco? –Puse los ojos en blanco. ¿Y qué le importaba a ella eso?

Pero recordé la maldita promesa que te había hecho, y traté de ser lo más amable que podía.

 

–Ahí veré –respondí mirando hacia todos lados, vigilando como se nos había ordenado. La chica permaneció en su posición.

 

–Yo… espere mucho tiempo para que volvieras ¿sabes, Sasuke-kun? –dijo lentamente. Volteé la mirada hacia ella, sin decir palabra. –He entrenado mucho y ahora soy un ninja capaz. ¿Ahora puedes verme?... –Seguía sin decir nada, vigilando. Avancé hacia ella pasando a su lado sin hacer contacto visual.

 

–Volvamos, nos esperan– Dije lo más cordial que pude. Aunque me era casi imposible serlo.

 

Sentí una presión en mi brazo volteándome. Un leve empujón que me hizo bajar la cabeza…

Y los labios de la chica chocando con los míos.

 

No era nada agradable.

 

El contacto duró sólo unos segundos, pero lo suficiente como para saber que ella nunca conseguiría lo que quería.

 

Y miré a la chica como si nunca la hubiera visto.

 

–¿Sakura-chan? –Escuché tu voz a lo lejos. Y estaba lo bastante desconcertado, como para que tus propias palabras me cayeran como dagas.

Y no habías dicho nada.

 

Vi la cólera y la rabia explotar en tus ojos, y tuve algo de miedo.

 

Y recordándolo volteé la mirada hacia la pelirosa, ahora a una distancia considerable de mi rostro sorprendida de sus propias acciones.

 

Y eché un vistazo a los ojos de la chica, como si de una cámara lenta se tratase.

 

Miedo, desesperación…

 

–¿Qué crees que haces Sakura? –solté al fin, Y por mi mente pasaron mil y una reacciones de tu parte.

 

Pero sólo nos quedamos ahí los tres. Parados, y sin saber qué hacer.

 

–Tú… me dijiste que p-podía hacerlo Sasuke-kun –soltó confundida. Volteé a ver tu expresión y la furia de tus ojos aumentaba.

Oh, oh…

 

–¿Cuándo te dije eso? –Cuestioné alejándome de ella. Por regla general yo no me acercaba a la pelirosa e ignoraba sus comentarios. ¿Cómo demonios podía haberle dicho que me besara?

Pero la chica se abochornó en extremo tapándose el rostro.

 

–Anoche… cuando me subí a tu cama –Jadeé desconcertado, aunque entendiendo a la perfección. El peso en mi cama de la noche anterior, los labios rosándome suavemente.

Podría condenarme al mismo infierno por confundirme de aquella manera.

 

–¡Lo-lo siento, Sasuke-kun! –gritó corriendo hacia donde están los demás. Nos quedamos en silencio durante lo que parecían horas.

 

–Eh… dobe… – Te acercaste hacia mí a paso rápido. Sabía lo que ibas a hacer pero no sé porqué no lo evité y espere cual mártir mi condena.

Encogiste la mano en un puño y golpeaste mi mejilla con fuerza, haciéndome voltear la cabeza del impacto.

 

–¡Idiota! –gritaste con furia.

 

Toqué mi mejilla adolorida sin decir palabra, más una leve queja –eso dolió dobe –dije volteando mi mirada hacia ti nuevamente.

¡Qué buena mano tienes para golpear! No podía sentir más que lástima por tus enemigos.

 

–¡¡Es lo menos que te mereces teme!! –dijiste cruzándote de brazos y frunciéndome el seño.

 

–¡Fue su culpa por meterse a mi cama! –me defendí, aunque pensé que era inútil. Me miraste furibundo.

 

–¡¡Fue TU culpa por no darte cuenta que era Sakura-chan!! ¡Además te dejaste besar por ella!! –respondiste. Mire tus ojos un momento para ver un atisbo de dolor en ellos. Tragué saliva.

 

–¡¡Yo pensé que eras tú dobe!! Además, me tomó de improviso –dije fulminándote con la mirada. Nos miramos de esa manera unos segundos –deberías confiar en mi usuratonkashi –

 

–¿Y cómo puedo hacerlo teme? –susurraste abandonando toda rabia. ¿No se supone que estamos saliendo dobe? Me habría encantado decirte eso.

Pero no podía. Por más que lo intentara.

 

Me echaste una última mirada antes de seguir corriendo por donde se fue la pelirosa. No fue cuando te vi partir que decidí seguirte.

¿Por qué no puedes confiar en mí?

 

Te encontré a unos escasos metros, dándole palmaditas en la espalda a una llorosa Sakura. Me sentí un poco mal por ella y mal por ti. Mal porque parecía que querías llorar, pero te forzabas a sonreír para animarle. Y yo odiaba que fueras así.

 

Sabía que tenía que sentirme herido por tus palabras, pero no podía dejar de pensar que el herido eras tú.

Y comprendí el porqué no confiabas.

 

Pasé por el lado de ambos sin decir palabra hacia donde estaban Kakashi y los otros. Ni siquiera volteé a mirar tu expresión de reproche o la de ella. Caminé como el orgulloso Uchiha que era ignorando cualquier comentario.

 

Y así por el resto del día.

Bien. Era mi responsabilidad. Yo había dejado que tu inseguridad creciera, y planeaba hacer algo con ello ¿y si no resultaba…?

Era preso de mis propias inseguridades. Pero si no hacía algo terminaríamos separados en cualquier momento.

Y ESO no era una opción.

 

Te observé con el rabillo del ojo mientras entrábamos a Konoha. Me observabas a cada momento, igual que ella. Me sentí algo cohibido pero no dije nada.

 

Mire  hacia el cielo. Aún quedaba algo del día.

Supongo que podríamos llamarlo una oportunidad.

 

Kakashi y Sai se despidieron en la entrada, dejándonos a nosotros tres juntos. Sentí un poco de melancolía al recordar los viejos tiempos, cuando aún tu y yo vivíamos de pleitos infantiles.

Y no es como si eso hubiera cambiado.

 

–Sasuke-ku… –

 

–Dobe, tenemos que hablar –dije jalándote de un brazo. Abriste tus ojos sorprendido

–No quie… espera!! –reclamaste al voltearme y comenzar a caminar. Escuché un pequeño reclamo pero terminaste siguiéndome.

Miré hacia el cielo, observando que ya oscurecía. Comencé a correr.

 

–¿Cuál es la prisa teme? –dijiste al entrar en el territorio Uchiha, al ver que seguía derecho hacia el fondo.

–Tu cállate y sígueme –te escuche gruñir, pero no contestaste nada.

Llegamos justo a tiempo para observar el atardecer.

 

–Hey –dije apuntando a una colina. Bajamos el ritmo y subimos caminando.

 

–¡Wow! –dijiste ante el paisaje. Dibuje una sonrisa en mi rostro, pero no dije nada.

No había nada que decir, después de todo.

 

El viento nos daba en plena cara, pero no fue excusa para cerrar los ojos y devolvernos. Estábamos distanciados el uno del otro, pero no importaba.

 

Suspiraste volteándote hacia mí. Secretamente me pregunté si serías capaz de terminar con esto algún día. Y rece porque no lo fueras.

 

–Itachi me trajo aquí cuando era niño. Pensé que te gustaría… –susurré echándome una mano en el bolsillo.

 

–Ya veo… –dijiste en un susurro. Saqué el paquete de mi bolsillo y te lo lancé. Lo atrapaste sorprendido –¿Qué es…?–

 

–Feliz día blanco, dobe –

 

La sangre se te subió a las mejillas, y apretaste el regalo contra tu pecho. El viento sopló moviendo tus cabellos. Parecía que te ibas a desfallecer ahí mismo dobe.

Y no podía dejar de pensar en lo lindo que te veías.

 

–Sasuke…–

Las palabras no te salían, y parecía que ibas a llorar. Iba a caminar hacia ti, pero recordé el asunto de hoy en la tarde.

¿Cómo lograr que confiaras en mí?

Sólo había algo que podía decir.

 

–Te quiero, Naruto –dije haciendo una sonrisa. Me sentía avergonzado pero no me importó en lo más mínimo.

 

Lo siguiente que hiciste fue lanzarte a abrasarme con toda la fuerza que tenías, haciéndonos caer al piso.

–¡Te quiero teme, te quiero teme, te quiero Sasuke dattebayo! –suspiraste en mi cuello. Sonreí abrasándote.

 

–Lo sé dobe. También te quiero –me sentí horriblemente cursi, pero le resté importancia cuando tus labios tocaron los míos. Y de nuevo esa corriente eléctrica que nos consumía.

No había punto de comparación.

 

No había más delicioso que tus labios para mí.

Y no había nadie que pudiese hacerme sentir como tú lo hacías.

Te sentaste a mi lado abriendo tu regalo. Rodeé tu cintura con mis manos colocándome en tu cuello. Suspiraste, pero no dejaste tu faena.

 

–Qué lindo teme, ¡gracias! –dijiste sacando la pulsera de la caja. Sonreí de lado tomándola y colocándola en tu mano izquierda.

 

–El dije es mío. Me lo dio mi madre cuando era pequeño… decía que cuando me sintiera triste, o estresado mirara lo que en ese tiempo era un collar, para sentirme mejor. Lo pensé mucho y no encontré mejor regalo…–tus labios urgentes contra los míos me interrumpieron, olvidándome de lo que iba a decir, y hasta mi nombre.

 

–Mi chocolate de san Valentín no es nada con esto teme… soy muy feliz jeje! –dijiste colocando tus brazos en mi cuello. No sé porqué el peso que sentía hace algunas horas se había convertido en mariposas en mi estómago.

 

–No digas tonterías –susurré retomando lo de antes.

 

Éramos un par de idiotas.

Pero un par de idiotas enamorados.

¡Dios! ¡Qué cursi he llegado a ser!

 

Al otro día estabas de un humor imperturbable que no veía hace días. Me abstuve de sonreír al ver tu rostro.

¡Qué fácil de complacer eras a veces!

 

 

–Naruto…. ¿¡QUÉ ESTABAS HACIENDO CON SASUKE-KUN AYER??! –

Bien… no todo podía ser de color de rosa.

 

Notas finales:

¿largo? ¿con pinta de continuacion? lo siento!!

se que la mayoría me dirá ¿y el lemon? pero estoy en un plan "100% romance", porque al parecer la mayoría ha olvidado que el yaoi no es solo lemon (aunque nos guste joder! xD) si nó los sentimientos que hay detrás, el primer beso, el tomarse de la mano, el tener una cita y todo eso sin irse a las manos. ¿no es romántico así?

 

esta serie de oneshots continuará, por supuesto. y en algún momento me veré obligada a hacer que estos dos personajillos "interactuen" y seré la primera en darles el ánimo xD! pero sólo será cuando se den las cosas. no antes.

 

bueno, un beso a todos mis pocos lectores xD que perdonan mis pequeñas faltas y se animan a leerme.

 

mi perfil ~ tengo más fanfics :D : http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewuser.php?uid=24269

 

gracias de antemano por los reviews ~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).