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Sabiduría del león por chibiichigo

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Mis niveles de radioactividad indican que no soy japonesa, así que no, no soy Masashi Kishimoto.

(Por favor, personas que no toleran la acidez, sólo omitan el disclaimer)

Notas del capitulo:

Aww, hace tanto que no escribía de manera casual que me emocioné. La falta de tiempo y de imaginación no son una combinación primavera-verano. 

Este cuento está inspirado en el micro-relato de Marco Denevi, Adán y Eva. Dicho texto se coloca a continuación, extiendo la propiedad intelectual a su autor: 

 

“Recordando lo que él hizo con el amor de Dios, Adán siempre recelará del amor de Eva.” Marco Denevi.

 Espero que disfruten.

 

 

Sabiduría del león

Por: chibiichigo


Sasuke volteó a ambos lados de la habitación, casi como si desease encontrarse solo. Miró, con una mezcla de tranquilidad y desilusión la cabellera roja que reposaba a su lado, dándole la espalda. Gaara seguía ahí, a su lado, ajeno a los sentimientos encontrados que se gestaban en su interior: A la incertidumbre, a la desconfianza que día a día se iba transformando en la seguridad de una partida inexistente.

Para  bien o para mal, el pelirrojo seguía despertando a su lado cada mañana desde hacía años. No le daba siquiera una pista que pudiera sugerir lo contrario, pese a sus arranques de impulsividad o de misantropía, que detonaban a la menor provocación. Nunca habían existido deslealtades, ni el esbozo de una infidelidad real, ajena al conocimiento o a la aprobación del otro— un placer que habían adoptado de la filosofía swinger en su momento—. Su vida con Gaara era lo que, pese a su anormalidad rutinaria, podía definirse como estable. Y,  sin embargo, cada mañana el de cabellos azabaches volteaba su mirada al otro lado de la cama y al ropero, pensando que el otro habría empacado ya… Que se había ido para siempre a buscar otros amores o a satisfacer la patológica necesidad de reafirmarse como un individuo lejos de los brazos del amante opresor.

Respiró hondo, debatiéndose entre el gusto de ver que su pareja seguía ahí y el disgusto de saber que había fallado en su apreciación. Ya no sabía cuál era el sentimiento dominante. Se sentía fundido entre esas dos maneras de mirar el inexistente vaso en que se había convertido su vida, como cada mañana al despertar y cada noche al volver, durante los breves segundos en donde el sueño daba paso a la vigilia.

No era que el Uchiha desease  que el taheño lo abandonada. Él amaba a Gaara con todo su ser, era la persona que más lo complementaba en un mundo lleno de personas mediocres, la persona con quien deseaba pasar su vida. Lo que ocurría era que no sabía qué tanto el Sabaku podía devolverle su amor. Y, quizás, encontraría infundado su temor si su vida en común no fuese tan tranquila. ¿Necesitaba, acaso, complicaciones? No, por supuesto que no. Sólo quería sentir que lo que vivía era real, como en las parejas que los rodeaban y que parecían odiarse por momentos sólo para reconciliarse después y “reavivar la chispa”. En cambio, él y su novio eran la idílica pareja que pocas veces tenía un desacuerdo, que vivían en la sorda monotonía pasional que los hacía permanecer juntos como si lo necesitasen, más que si lo quisiesen.  Eran tan perfectos que resultaba casi irreal creer que esa burbuja no se rompería nunca y que, cuando menos se lo esperara, Gaara tomaría sus cosas y se iría. Tal y como él había hecho en su momento con Naruto.

Bufó.  Odiaba que su primer pensamiento medianamente coherente por la mañana se refiriese a ese momento de su vida. Un amargo sabor que no llegaba, ni por asomo, a ser culpabilidad pero que se asemejaba bastante al auto-reconocimiento de ser ruin. Vil. Uchiha.

No buscaba excusarse, pero las cosas con Naruto nunca habían tenido solución. Eran tan distintos que lo único que podía sentir a su lado era angustia y ansia por regresar a su zona de confort. No con eso quería decir que todo hubiese sido malo, porque había sentido por ese rubio hiperactivo mucho más aprecio que el que se puede sentir por la gente normal. Se había enamorado de su forma de ser, tan explosiva y rebelde. Lo había querido (a su manera) hasta el hastío, pero cuando éste llegó, se fue.  Sin despedidas ni explicaciones, sin palabras reconfortantes que pudieran generar acuosidad en el Uzumaki,  sólo se fue. Tomó sus cosas y las metió al baúl del pasado, para irse a conocer un nuevo presente.

Se fue porque no le debía nada a nadie, porque Naruto no le pertenecía más de lo que él le pertenecía… Porque ya no quería estar ahí y tampoco deseaba someterse a los sentimentalismos vacuos de nadie más. No había existido infidelidad, sólo hastío y falta de amor.

Lo único que lamentaba de todo eso era que Naruto lo había amado con todo su ser, así como él ahora amaba al pelirrojo que dormía a su lado desde hacía mucho… Ése era el motivo por el que temía ser abandonado. Estaba seguro que lo sería. Finalmente, él león no cree, sabe, que todos son de su condición.

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. La microficción logró que quisiera volver a escribir :D 

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Desde mi ficción (donde coloco impresiones y el "making of" de los escritos. 

De orgasmos y antiorgasmos (aquí viven mis historias originales, reflexiones y vagabundeos mentales varios)


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