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Nightmares por Limonchello

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Notas del fanfic:

Autor: Maka  
Pareja: Dino Cavallone x Hibari Kyoya 
Serie/manga/anime: KatekyoHitman Reborn!
Spoilers:  - -
Warnings: ¡Coged pañuelos! Basado en un Dou D18 que leí hace muucho tiempo
Listening: Shattered ---->Trading Yesterday
Dedicatoria: Dedicado a mi Kyoya~ <33

Notas del capitulo:

Tenía ese fic aparcado desde hace muchísimo tiempo y decidí terminarlo xD La verdad es que me puse emo al escribirlo

Normal -------> TYL
Cursiva -------> TYB

 

Era un día normal, una mañana fría de invierno, no había anda de especial para Hibari Kyouya...
Hasta que recibió esa llamada de Italia.

- ¿Hibari-san? –Escuchó una voz al otro lado, la reconoció como algo lejano, una voz que no escuchaba hace mucho y de la cual casi se había olvidado, no como la de él, que le torturaba todas y cada una d las noches a solas.
-Si...- afirmó con tono serio, ese idiota si tenía que decirle algo ni siquiera se molestaba en decírselo el mismo que enviaba a su subordinado... Era un auténtico cobarde y un...
- Dino ha muerto...- todo cesó, todo absolutamente, el aire dejó de correr, los pájaros dejaron de cantar y su respiración se cortó de raíz, bajó el teléfono de su oído hasta dejarlo caer mientras la voz de Romario al otro lado preguntaba por él.
Todo empezó a dar vueltas y por su cabeza se pasó la mejor escenificación del gesto del capo: su cabello rubio despeinado, su mirada soñadora, su torpe y cálida sonrisa y un nudo enorme se hizo en su garganta, temblaba.

Dino Cavallone estaba muerto.

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Ayer morí; mañana sangraré
Cayendo en la luz del sol
El futuro se abre más allá de la creencia
De saber la esperanza de morir
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La azotea Namimori, su territorio, todo suyo, totalmente, ningún loco se atrevería a pisarla, excepto él.

El capo de la familia Cavallone tenía una encarnecida lucha contra el pequeño guardián Vongola de la nube, una pelea muy igualada en fuerza y destreza, el capo mostraba más de un moratón y su respiración empezaba a ser algo pesada tal y como la del menor que estaba en situaciones parecidas, con marcas de quemaduras del latigazo del italiano por todas partes, ataques, esquives, fintas y demases dominaban la situación entre ambos, piques del rubio hacia el menor para enfurecerle y que este mostrara todo su potencial, seguidos de palabras mordaces del menor molesto, todo observado por los ojos del fiel sirviente de Cavallone.
El sonido de un móvil rompió el firme choque de ambas armas que ajenas a ello siguieron su batalla.
-Jefe, tenemos que irnos, es tarde ya~ -avisó el subordinado a su joven boss que estaba totalmente embebido en aquella batalla.
-Ve tu Romario~ Luego te alcanzo... ngh...- una tonfa terminó enterrada en el estómago de este por la distracción pero el capo no se quedó atrás blandiendo su látigo enredó un brazo del menor atrayéndole hacia él de espaldas, Romario suspiro, ambos eran tal para cual en cuanto a pelea se trataba, abandonando el lugar con paso indiferente
-Te pillé~ -dijo divertido en el oído del menor el cual abrió los ojos ante la sorpresa de aquel movimiento, notándole tan cercano, usó su otro brazo el cual también fue interceptado por la mano del capo, que rió como un niño pequeño que ha ganado pero Hibari Kyoya era demasiado orgulloso para ello y dobló la pierna hacia atrás golpeando la del capo que torpemente precipitó hacia delante cayendo el menor con él.
- Itte~ ¡Kyoya~! ¿Estás bien?- dijo algo preocupado y adolorido mirándole, el menor algo confuso gruñó un par de insultos hacia este golpeando su torso para quitarle de encima
- Te morderé hasta la muerte herbívoro- gruñó algo enrojecido por su cercanía, algo que hizo que el capo se le quedara mirando atontado, hacía tiempo que en cu cabeza no rondaba mas que el menor y ese momento fue su perdición, sin pensar su cuerpo actuó por cuenta propia uniendo sus labios a los ajenos, el menor abrió los ojos totalmente enrojecido ante ese gesto revolviéndose entre sus brazos.
El moreno jadeó contra sus labios y Dino sonrió, tomando eso como una buena señal aprovechando el momento para introducir, casi tímida, la lengua en la cavidad ajena, buscando alcanzar la del menor con la suya. La rozó con la punta, y los nervios hipersensibles le enviaron una descarga eléctrica y placentera por todo el organismo. Sus dedos jugaban con el cabello negro, enredándose en él cuando sintió las manos delgadas del más joven contra su pecho y sus intentos por separarlo. Pero, para ese momento, Dino ya se sentía lo bastante ruin y aprovechado como para que ello le importara. Cuando dejara de probar de esos labios, Kyoya no desearía verle jamás, estaba seguro y pensaba por lo menos disfrutar de ese pequeño desliz. Entreabrió los ojos, viendo de cerca la piel sonrosada del nipón y lo que justificaba la sensación de calidez que se extendía por sus rostros. Se separó, por fin, depositando un último beso, pequeño y casto, como para sellar lo que había sucedido. Esperó a que el otro abriera los ojos para sonreírle con un deje de tristeza, quizá como manera de disculparse por lo que acababa de hacer.
- Ahora sí, tienes todo el derecho de matarme, Kyoya~

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Y he perdido todo lo que encontré
El mundo es tan oscuro
Suspendido en el compromiso
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Las horas iban pasando y como si buscara torturarle su cabeza no hacía más que rondar en los recuerdos más marcados junto al capo desde ese primer beso, estaba sentado en el suelo, apoyado contra una pared, no se había permitido llorar, nunca lo haría se lo había prometido a él y a si mismo pero su gesto era ausente totalmente, Hibird entró por la ventana hasta posarse sobre una de las rodillas del moreno, calló sin decir nada mirándole, como si pudiera saber que era lo que le pasaba a su amo por la cabeza en esos momentos, este alzo una mano acariciando la cabecita del animal que feliz se restregó contra aquel dedo sin dejar de mirarle y de nuevo más y más recuerdos acudieron a su mente.

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Podría ser la última gota que me lleve de nuevo a la tierra
Cada vez en los aeropuertos llenos...
Espero el amor que te mereces
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No entendía aquella batalla que libraba Cavallone con Hibird, nunca la llegó a entender pero al parecer el capo y el ave se llevaban bien a su manera, a pesar de que dicha ave fuera más cabezona que su amo.
- Diiinoo~ - dijo el rubio con el ave en sus dedos bajo la mirada atenta de Hibari que intentaba terminar el papeleo esparcido por su mesa
- Hibari~- dijo el ave como contestación orgullosa del nombre de su amo.
- No, no, no. Diiinooo~ - insistió el capo enderezándose un poco más en el sofá, el ave ladeó al cabeza mirando al menor
- ¡Hibari~! –dijo el ave de nuevo bajo la pequeña sonrisa del moreno, pero el capo no desistía en ese pequeño juego, tirándose más de media hora sin conseguir anda para con Hibird, Hibari se levantó estirando y caminando hacia ambos, la pequeña ave se retiró ante el paso de su amo que tomó asiento sobre las piernas del capo mirándole desafiante.
- Luchemos.- dijo en tono grabe bajo la sonrisa del capo, que se acercó a él lentamente para besarle
- Hoy no te lo pondré nada fácil ~ -dijo sonriendo sobre sus labios.
- No me importa... Te morderé hasta la muerte-

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El silencio de esta canción
 Es temprano para seguir
De alguna manera
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Tsunayoshi le llamaba, había acudido al encuentro vestido de traje, como acostumbraba, un traje negro, que simbolizaba muchas mas cosas, simbolizaba que tanto su cuerpo como su alma estaban en luto, entró en el despacho del castaño firmemente, cerrando tras él, el chico tenía los ojos levemente enrojecidos probablemente de llorar la muerte del capo, sin embargo los suyos era firmes, pétreos, sin ápice de aflicción.
- Hibari... Dino-san ha...-
- Lo se.- lo sabía, mejor que nadie, y lo sufría más que cualquiera aunque no lo aparentara.
- Quiero que viajes a Italia, que representes a todos nosotros allí y que.... encuentres a los culpables.- dijo mirándole con gesto entristecido, le compadecía, lo podía ver en su mirada, sabía lo mucho que el moreno estaba sufriendo por aquello y eso le irritaba.
- Haz con ellos lo que encuentres adecuado...dijo entonces Tsuna, le estaba dando a oportunidad de vengarse, de no interferir, de dejarle matar a todos y cada uno de los que habían destrozado su vida en un segundo, su mirada se estrechó, ese no era el modo de actuar del castaño.
- Dino-san también era muy importante para mi.- su gesto se endureció un poco mientras se acercaba al moreno.
- Yo también quiero justicia aunque no la apruebe de este tipo... Se que duele por ello quiero ofrecerte esta oportunidad de ir y despedirte de él por última vez- dijo en un susurro Hibari le miró y por un momento se sintió descubierto ante su enorme mirada castaña, ante esos ojos cargados de comprensión, pero su gesto se endureció en unos segundos.
- Me voy.- dijo firmemente dando la vuelta con el asentimiento del castaño.
- Dile adiós de mi parte... –dijo entristecido haciendo que Kyoya frenara en la puerta unos segundos antes de desaparecer tras ella rumbo a Italia ese día 3 de febrero.

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Y buscando respuestas
He olvidado todas las preguntas a las que llamamos hogar
Pasando las tumbas de lo desconocido
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Fue quizás uno de los recuerdos más preciados que tenía. 

El capo acudió ese día, como todos otros a la escuela tras las clases, pero esta vez venía solo y con una sorpresa para el menor que le aguardaba en su despacho para su entrenamiento diario.
- Kyoya~- dijo al verle sonriendo ampliamente, el menor se mantuvo apoyado en la mesa con los brazos cruzados, el capos e acercó a él mas feliz de lo acostumbrado y entonces Kyoya se fijó que no vestía como acostumbraba, lucía un pantalón blanco y una chaqueta del mismo color sobre una blusa granate, frunció el ceño
- Llegas tarde.dijo recriminándoselo a pesar de que este le rodeó melosamente besando sus labios suavemente, uno de los gestos a los que ya se había acostumbrado en el capo
-Es que hoy es un día especial, y estuve preparando todo porque quería invitar a Kyoya a cenar~ -dijo mirándole expectante el menor arrugó el gesto algo molesto, no quería ir a cenar quería pelear, golpear ese cuerpo que le rodeaba ahora, escuchar sus gemidos y jadeos de dolor cuando le golpeaba, terminar ambos demasiado juntos y alterados con sangre por las numerosas heridas, aquello era lo que deseaba, pero la cara del capo no le dio opción.
- Mañana no te libras...- gruñó caminando hacia la puerta bajo la mirada ilusionada del capo.
- ¡Claro! ¡Vamos entonces!dijo cogiéndole de la mano y tironeando de él hacia el coche que les esperaba fuera
Le llevó a su hotel, no es como si nunca hubiera estado allí pero, estaba en su cuarto y su primera impresión fue que este era enorme y demasiado lujoso para Dino solo, la estancia estaba iluminada con velas y al fondo una mesa aguardaba a ambos, le miro de reojo sin entender a qué venía esa parafernalia.
- ¿Te gusta?-dijo suavemente emocionado mirando al menor expectante, el cual estaba aún algo shockeado, ¿Se habría acordado? Pensó pero el capo no mentó nada en toda la cena lo que le hizo dudar de ello.
La comida estaba hecha también por Cavallone, lo que justificaba el porqué algunos platos estaban algo negruzcos, pero en su mayoría era comestible, el capo sonrió satisfecho descorchando una botella de vino bajo la mirada critica del menor, sirviendo dos copas.
- Soy menor, no puedo beber vino.- dijo firmemente pero la sonrisa del mayor indicaba que poco le importaba.
-Una copa no hace daño a nadie además hoy es un día especial.- dijo tendiéndosela mirándole expectante, el menor la cogió con recelo, viendo al capo hacerlas tintinear a modo de brindis antes de beber de la suya propia, el menor miro el liquido granate antes de llevárselo a los labios probándolo, y tomando una gran trago de este hasta casi vaciarse la copa bajo la mirada sorprendida del rubio.
- ¿Y por qué es un día especial? –preguntó frunciendo el ceño y dejando la copa sobre la mesa.
- Porque... Lo es~ Hace un mes que te besé ¿Recuerdas? Es algo así como nuestro aniversario~- rió dejando su copa también sobre la mesa medio llena, el menor le miraba algo desilusionado ante esa respuesta dejando mostrar un leve rubor en sus mejillas producto del alcohol, el capos e inclinó hacia él tomándolo suavemente de la mejilla
- Feliz aniversario Kyoya~ -susurró sobre sus labios besándole tiernamente, el menor entrecerró los ojos mirándole fijamente mientras se daba aquel beso, miles de veces habían unido ambas comisuras de aquella manera pero aquella era especial, no supo diferenciarlo pero lo era, sin darse cuenta sus brazos se enredaron en el cuello ajeno, inclinándose hacia él tanto que incluso terminó sentado en sus piernas, los brazos del capo le rodearon impidiéndole caer mientras sus manos acariciaban las hebras ajenas colando las falanges entre esos cabellos normalmente ya de por si despeinados mientras ambas lenguas libraban una batalla en la que de forma dominante se alzaba la del moreno.
Se echó hacia atrás mordiendo el labio inferior del capo y sintiéndose algo acalorado por el vino, le miro fijamente con un notable rubor mientras el otro le devolvía la mirada casi admirado por al escena.
- Ti amo ~ -susurró sonriente volviendo a besarle de nuevo mientras el menor hizo lo mismo moviéndose levemente para no caerse pegando sus caderas a las ajenas haciendo una leve fricción que le hizo estremecerse escuchando un jadeo por parte ajena apretó levemente los dedos mas en sus hebras cuando las manos curiosas del capo comenzaron a pasear bajo su camisa, se separó levemente de él mirándole expectante besando su mejilla incluso lamiéndola.

Aquella noche fue la primera vez que hicieron el amor, y durante los días siguientes Kyoya hizo que Dino se arrepintiera de miles de forma de haberle causado ese dolor… pero no de haberlo hecho, no nunca se habría arrepentido de eso, porque nunca iba a olvidar que aquel fue la primera vez que alguien le regaló algo en su cumpleaños, así como tampoco iba a olvidar la forma en la que Cavallone le felicitó antes de que se quedara dormido, exhausto sobre él.

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Como motivo nublas mis ojos, con esplendor fundido
Ilusiones a la luz del sol
Un reflejo de una mentira me mantendrá espera con amor ido tanto tiempo
Y este día final
Es la prueba de que el tiempo está matando a toda la fe
Sabiendo que la fe es todo lo que tengo
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Allí estaba en aquella enorme sala de espera, la puerta frente a él estaba abierta y tras ella estaba el cuerpo inerte del capo, lo sabía y aun así estaba allí quieto sin atreverse a dar un solo paso, si lo hacía era afirmar definitivamente que el capo no volvería a sonreírle, no volvería a besarle y abrazarle, a decirle lo mucho que le había echado de menos, a hacerle el amor...
No, No volvería... Nunca.
Dio un par de pasos temblorosos hacia aquella sala apretando los puños y viendo a Romario en la puerta, le saludó con un leve movimiento de cabeza
- Está ahí...- dijo señalando con la cabeza un ataúd que estaba adornado con miles de flores alrededor, la sala estaba vacía a excepción de ellos dos, Romario le miró con expresión totalmente afligida mientras el menor temía aún acercarse a aquel ataúd, el hombre le puso una mano en el hombro.
- Antes de morir él... pronuncio tu nombre.- dijo en un murmullo antes de darse la vuelta saliendo del cuarto, se quedó allí parado temblando levemente antes de caminar hacia el ataúd, trémulo en todo momento, no quería asomarse, no quería verlo, no, no quería pero sus ojos lo enfocaron.
Estaba allí era él, parecía apacible, dormía tranquilamente, dormía en un sueño del que nunca despertaría, se apoyó en el marco del ataúd mirándole con los ojos acuosos pero no iba a llorar, no iba a hacerlo por la promesa que ambos tenían.
Alzó una mano, acariciando su pelo suavemente sintiendo un escalofrío al posarla en su mejilla, estaba fría, muy fría, sus dedos temblaron más aún.
-Tu... Dime algo hervbívoro...- dijo casi desesperado paseando los dedos por sus labios.
- Dime...- susurró sin dejar de mirarle, así tal y como estaba parecía aún vivo, parecía que en cualquier momento iba a abrir los ojos con una enorme sonrisa en sus labios diciendo su ya tan conocida frase: Ti amo Kyoya~
Nunca había tenido la oportunidad de decírselo, en todos sus años junto al capo no había expresado sus sentimientos abiertamente frente a él, no lo necesitaban, el capo sabía lo que el menor sentía por él, pero en esos momentos aquellas palabras pesaban más que nunca.
- Dino...- pronunció su nombre con la voz quebrada.
- No te vayas, estúpido herbívoro...- dijo estúpidamente posando su mano sobre las ajenas, las cuales estaban totalmente inertes.
-Te... amo...-

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Y he perdido quién soy, y  yo no puedo comprender
Por esta razón mi corazón está roto, rechazar su amor; con palabras sin vida
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El hueso crujió bajo sus tonfas, la mirada del moreno era fría sin temor, sin remordimiento, el odio marcaba esa mirada, el cuerpo estaba inerte bajo él pero sus tonfas seguía golpeándolo una y otra vez, la lluvia caí incesante una y otra vez, un golpe, otro, otro, la sangre tenía su traje, su vista estaba perdida, sus movimientos ya eran mecánicos, perdido en un callejón de Italia había guiado a su presa hasta allí, donde había tenido lugar su trágico final, aquel tipo que ahora yacía muerto era el culpable de su infierno en vida, aquel era quien se había creído con la suficiente potestad como para robarle la vida al capo itálico, una vida que solo Kyoya se creía con derecho para hacer con ella lo que quisiera, y así se descargaba en cada golpe, una imagen de Dino pasaba por su cabeza, esa imborrable sonrisa, esa forma de mirarle, la manera de reír que a veces le hastiaba, la calidez de sus manos… Y como ilusión que era pudo casi notar de nuevo el tacto frío de las manos inertes del capo.

Se dejó caer al suelo abatido, las tonfas repiquetearon al caer a su lado, la lluvia seguí cayendo sobre él, formando pequeños charcos a su alrededor, miró el cuerpo con repulsión con infinito odio y empezó golpearlo con los puños pero sabía que eso no le aliviaba más el dolor que llevaba en su pecho, y aun así seguí dando golpes tras golpe, las lágrimas que se empeñaba tanto en ocultar volvían a surgir ocultas bajo las gotas de lluvia, terminó abatido totalmente, con los brazos colgando y la cabeza gacha.
¿Qué se supone que debía de hacer ahora?
-Kyo...Ya- incluso podía oírle, maldita sea estaba escuchando su voz, dentro de su cabeza, cerró los ojos más fuertemente apretando los puños, dejando que las lágrimas cayeran con fuerza

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Pero me conoces, sabes quién soy desde el principio,
Y mi corazón se siente como en casa
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- Kyoya… ¡Kyoya!- abrió los ojos de golpe de forma brusca, tenía la respiración cortada y las mejillas humedecidas, bañadas totalmente en lágrimas, le costó varios segundos ubicarse en la lujosa habitación del hotel del rubio, y poco segundos más en ver los enorme ojos dorados de su amante a su lado, casi sobre él, preocupado, una de las manos del rubio se alzó hacia su mejilla retirando las lágrimas con suavidad-
- Cavallone… -dijo con voz rasgada sin poder creérselo ¿Había sido… una pesadilla? el capo suspiró aliviado y le abrazó con ternura, el moreno apenas se movió aun sorprendido, la calidez del cuerpo ajeno se le hacía como un vaso de agua en medio de un desierto, este estaba abrazándole de nuevo, se movía, le llamaba, podía sentir los cabellos del rubio haciéndole cosquillas en su mejilla.
- Me habías asustado, te removías bastante y me llamabas... Pensé que me ibas a pegar y luego empezaste a llorar...- dijo alzándose un poco para verle, el menor giró la cabeza desviando la mirada avergonzado, nunca admitiría eso aun y cuando en sus mejillas estaba la prueba de ello. Dino sonrió más ampliamente alzando una mano hacia su mejilla.
- Fue una pesadilla solamente… -susurró al notar como este temblaba en contra de sus intenciones por ese simple roce, se sentía… Bien, admitir eso ya era mucho para el menor, que frunció el ceño apartando la mano del capo de forma casi brusca mirándole fijamente le tomó de la nuca acercándole hacia si
- Cavallone… Ni se te ocurra morirte, solo yo puedo matarte –dijo con voz amenazante, más amenazante que nunca, lo que hizo que el capo abriera los ojos totalmente sorprendido antes de suspirar y estirar el cuello para robarle un casto beso.
- Te lo prometo... Kyoya –sonrió de forma casi infantil haciendo que el menor desviara una vez más la mirada sonrojado.
-Quítate de encima… -gruñó removiéndose molesto hasta darle la espalda al capo, el cual rodeó su cintura pegando ambos cuerpos aun desnudos por la noche anterior, los labios del capo besaron el omóplato de Kyoya el cual entrecerró los ojos enterrando la cara contra la almohada, sus latidos regresaron a la normalidad, a pesar de que la imagen de Dino inerte en aquel ataúd aun revoloteaba por su cabeza, como un castigo por algo, entonces el capo rompió el silencio como siempre con su voz más suave que de costumbre.
- ¡Ah Kyoya!… Yo también te amo… -notó la sonrisa de este y sus ojos se abrieron de forma brusca sonrojándose hasta las orejas casi.
-¡Cállate herbívoro!- bramó totalmente avergonzado de que el otro hubiera escuchado eso, girándose para golpearle, Dino rió intentando esquivar los golpes del menor y robándole caricias y besos de vez en cuando enfureciéndole más

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No voy a ser silencioso, todo este tiempo gastado en vano;
Desperdiciados años desperdiciadas ganancias
Todo está perdido excepto restos de esperanza y de esta guerra
Pero hay una luz, hay un sol aun y teniendo todo esto destrozado
Hay un lugar al que pertenecemos
Y su amor conquista todo
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Era un día normal, una mañana fría de invierno, no había anda de especial para Hibari Kyoya...
Hasta que recibió esa llamada de Italia.

- ¿Hibari-san? –Escuchó una voz al otro lado, la reconoció como algo lejano, una voz que no escuchaba hace mucho y de la cual casi se había olvidado, no como la de él, que le torturaba todas y cada una de las noches a solas.
-Si...- afirmó con tono serio, ese idiota si tenía que decirle algo ni siquiera se molestaba en decírselo el mismo que enviaba a su subordinado... Era un auténtico cobarde y un...
-Lo siento mucho pero no he podido hacer nada para evitarlo y…- el moreno abrió los ojos, esa escena se le hacía desagradablemente familiar, su respiración se cortó y entonces…

Unos brazos rodearon su cintura apegándole a un torso amplio y musculoso, el teléfono se le fue arrebatado y colgado, se giró a pesar de que no necesitaba hacerlo para saber de quien se trataba, solamente una persona era capaz de acercársele con tanta familiaridad
- ¡Regresé a casa… Kyoya~! –dijo una voz despreocupada el moreno pudo girarse entre esos brazos que eran ahora su prisión, apoyando las manos en su pecho, le miró arisco en un principio antes de tomarle de la corbata con brusquedad
- Te morderé hasta la muerte… -aún estaba enfadado por irse sin avisar, pero no podía estarlo en esos momentos en que los labios del otro buscaron los propios que había extrañado demasiado ese contacto entre ambos, tironeando de su corbata hacia si de forma insistente en lo que el beso se profundizaba, terminando por cortarlo caprichosamente ladeando la cabeza
- Wow vaya recibimiento… -dijo el rubio motivado
- Bienvenido a casa… -dijo burlescamente, haciendo que el capo sonriera de la misma forma enternecido.

Notas finales:

Rewiews? =3


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