La noche apenas había comenzado después del pequeño interrogatorio expuesto por el menor hacia el castaño este se quedo profundamente dormido. Las preguntas que había hecho eran variadas todas para formar un perfil de esa persona y saber si se podía confiar en él o no, y tan pronto como fuera posible salir corriendo de ese lugar. Había un lado detectivesco en Ryoma, que no sabía ni como desarrolló.
Dos horas después de estar dando vueltas sobre las suaves sabanas de la cama, trató una y otra vez el cerrar los ojos e ir al país de los sueños, pero este se alejaba de el.
Tal vez esa preocupación e ignorancia hacia su pasado lo tenían más que preocupado
Se levantó, no pudo ignorar la presencia de Fuji en el sillón acomodad tal serpiente enroscada; pero aun así sin perder esa ternura que lo hacía ver más que lindo.
- No puedo creer que este tipo tenga dos años más que yo, y aun no los aparente.- el estaba entrando a los 28 años de su absurda existencia y ya se sentía viejo. -¡Extraño!.- dijo con una voz casi imperceptible era más como un pensamiento, Fuji de verdad que estaba bien conservado parecía solo ser un adolescente de 17, mientras acomodaba la sabana para evitarle un futuro resfriado, no quería ser malagradecido.
Salió de la casa después de tomar el estuche de violín, en estos momentos de insomnio era mejor mantener ocupada su mente en otras cosas ¿Dónde estaba?, ¿Qué había pasado?, ¿Cómo diablos saldría de esto?, ¿Por qué ese violín cada vez que lo veía sentía algo parecido a la frustración?
Peguntas estúpidas pero muy significativas.
Caminó por un sendero hasta lo alto de una colina, sabía muy bien que no era tan despistado como para perderse. Desde lo alto de un roble al que había trepado; observó hacia los alrededores esperando poder ubicar su localización pero vaga fue su sorpresa cuando ese lugar estaba más desolado que un desierto; solo se podía apreciar lo que aparentaban ser las luces de un pequeño pueblo a no sabía a ciencia cierta a cuantos kilómetros estaba al sur de ahí, tendría que caminar demasiado si quería salir de ahí. En realidad lo pensaría no había ninguna prisa.
Bajó del árbol y regresó por donde había venido. Ya frente a la puerta de la cabaña se podía oler la sal en la suave brisa de esa noche.
- Tal vez si regreso al lugar donde me encontró Fuji-senpai; tal vez, tan solo tal vez pueda recordar o encontrar alguna pista o indicio acerca de mí. – posó su mano sobre la barbilla mientras reflexionaba con los ojos cerrados. –iré- pensando en ¿Qué puedo perder?
Se encamino por el pasaje, una cálida ventisca golpeaba su cara ahora con más fuerza; el mar se encontraba algo agitado y las olas golpeaban levemente la arena en la playa. Aquella escena hizo que le invadiera ese sentimiento Deja Vu, cual flash de cámara el rostro de aquella persona recordaba y una fastidiosa melodía sonaba fuertemente en su cabeza.
Abrió el estuche casi por instinto y sacó el violín. Comenzó a afinar las cuerdas y con ello los delicados y a veces fuertes sonidos salían del roce y deslizamiento de estas con el arco. Una vez listo su instrumento, era hora de comenzar a tocar la melodía.
Tan solo el primer movimiento y su nombre
“Only you”
Dijo entre dientes mientras su mano se deslizaba por el cuerpo del violín como dictaba la ejecución.
- Que sonido más delicado.- escuchó detrás de el. – pero a la vez lleno de nostalgia y dudas.-
Giro su cabeza bruscamente para ver de quien era la voz.
- Fuji-senpai!, ¿Qué haces aquí?- dejo de tocar por la impresión; para volver a dejar reposar en su estuche a ese instrumento.
Camino hacia el – Nada en verdad.- silencio. –No podías dormir cierto?.- aquella sonrisa perpetua, mostrada en la cara del castaño
- Bueno, ¡creo que es hora de regresar!- paso de largo a su acompañante sin mirarlo a la cara.
- ¿Oye si no te molesta puedo preguntarte algo?- curioso lo seguía. – ¿Dónde escuchaste esa melodía?
- No tengo ni la mas mínima idea, solo sé que no puedo olvidarla.- lo miro con seriedad.
Se miraron fijamente a los ojos.
- Ven vamos.- al comenzar a correr lo tomo de la mano, guiándolo hasta la cabaña.
- ¿Que por qué tanta prisa?.- pregunto ryoma mas no obtuvo respuesta.
Entraron a una habitación aparentemente vacía. Cubierto bajo una espesa cortina, el brillo de un piano.
Acomodo su cuerpo ya estando frente al instrumento, sus manos sobre las bien cuidadas teclas del piano. Ahora esa distinguida melodía pasaba por los dedos del castaño siendo ejecutada, a cada nuevo sonido una punzada en la cabeza del menor y un mar de recuerdos le llegaban de golpe.
- Tezuka….- pronuncio bajo.
Al instante las notas cesaron.
- ¿Qué dijiste algo Ryoma-kun?.- Syusuke volteo para ver lo que sucedía con su acompañante ya que había caído de rodillas al suelo.
- No nada importante, tan solo.- espero unos segundos para recuperarse y tomar su violín. – Que el sonido del piano acompañado por el violín suena aun mejor.-
- ¿Pues entonces si gustas acompañarme?.- Fuji abrió los ojos, un brillo singular se propagaba en ellos.
Y así unieron sus interpretaciones, la melodía ahora sonaba completa. Era como si un cumulo de sentimientos aprisionados se desatara.
Fuji se detuvo y de inmediato tenia aprisionado al pequeño contra la pared, mientras un ryoma confuso se presentaba ante el causándole poner una gran sonrisa sádica.
- ¿Qué sucede senpai?- preguntaba Ryoma.
Syusuke no contesto, solo sello sus labios con los del pequeño en un beso al principio tímido pero que con el paso de los instantes desenfreno aquella pasión almacenada.
Volvemos a los recuerdos que carcomen la mente del menor. Ahora un nombre y una canción.
“Si las acciones de Fuji me muestran aquellos memorias que perdí entonces lo dejare seguir”
- ¿Qué pasa, es acaso que te gusto Syusuke?.- la voz desafiante del menor hacía eco en la habitación. – entonces hazme tuyo.-
Syusuke tomo el cuello de Ryoma invadiéndolo de pequeños y rudos besos que dejaban marca a su paso. Las palabras del otro habían sido el interruptor que lo acciono.
- No necesito pedirte permiso para hacerlo.- ya había despojado las ropas del menor mientras lo arrastraba hacia el piso. – además no seas malagradecido, tienes que pagar tus deudas Ryo-kun!-
El menor solo sonrió, mientras era devorado entre besos y carisias.