Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Buscadores de libertad por Chris Yagami

[Reviews - 30]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, de nuevo por aqui, lo bueno de ya haberlo escrito es que me sale las ideas muy rapido, espero llegar pronto a donde me quede

En más de una ocasión lo mantuve en la mira de mi arma, estuve a punto muchas veces de apretar el gatillo, de matarlo finalmente con un disparo en la cabeza. Cada vez que escapo imagine esta situación, este momento que vivíamos, yo expectante, el distraído e ignorando su propia muerte. Muchas veces me vi frustrad por su huida, quería que la cacería terminara y regresar a la ciudad donde mi dios me esperaba. Para que pagara por su cabeza, y valiera la pena todos estos años de cacería frustrada.

Sabía que me pagarían un buen precio por él, era un zodiaco muy buscado por los dioses, es sumamente astuto y puede esquivar fácilmente las trampas que ellos ponen, a diferencia de los animales que mueren a penas se acercan, él cuenta con la inteligencia de su clan y es muy sencillo para el entrar a las granjas y tomar los animales o frutas de las huertas necesarios para su supervivencia. Por eso los dioses comenzaron a contratar cazadores, pero la mayoría comenzó a regresar con el fracaso a cuestas después de pasar meses con el lodo hasta las rodillas, con el frio de la noche, el calor sofocante del día y como presas de la astucia de Shaka. Los venció a todos, para él las armas no representaban peligro alguno pues sabia como volverlas inútiles en las manos de los hombres que buscaban su muerte, los hiso caer en sus propias trampas. Solo yo seguí en  la selva Partenón después de tantos años.

Nunca me puse a pensar porque seguía tras su pista, tal vez era porque en realidad yo no tenía a donde volver, no tenía un lugar que llamara hogar, que fuera mío, donde me esperara alguien. Tal vez no regrese porque extrañaba tener un hogar y quería considerar al Partenón como mi hogar. No lo sabía a ciencia cierta pero no importaba si estaba allí para cumplir con un solo propósito. Después de todo lo que ya había hecho, después de haberme alejado tanto de lo que antes consideraba importante ahora nada lo era.

Cuando veía a Shaka a través de la mira de mi arma, mientras lo observaba beber agua, observar la selva solitaria,  sentado bajo un árbol o de pie junto al lago, mientras lo veía extraña r el pasado me decía que no solo era el dinero lo que me mantenía aquí,  me decía que el dinero no era tan importante como para llevarme a arriesgar mi vida por unas cuantas monedas, no eran tan importante como para vivir rodeado tantos años de criaturas que me veían como su enemigo.

Quería convencerme de ello, mantener la ilusión de que muy en el fondo aún era un verdadero zodiaco, que seguía siendo un hombre que buscaba las cosas solo por sus propias creencias y convicciones, que aún no me había apartado del todo de mi pasado, que seguía llamándome Hyoga de Acuario, que seguía fiel a mis espíritus y a la gente que deje atrás en cuanto deje el norte para vivir en  las ciudades de los dioses.

Para ellos, para esas personas ataviadas de vestimentas pesadas y joyas costosas yo solo era Swan, era un zodiaco traidor, su asesino a sueldo. Para mi era solo un hombre ya sin hogar que quería encontrar un lugar en el mundo, que luchaba contra sus fantasmas del pasado y quería alguien con quien vivir feliz en este presente y en el futuro. Pero el futuro es incierto para todos.

Debía alejar esas dudas de mi cabeza y armare de valor, de nuevo miraba a Shaka, miraba su soledad, su melancolía y miraba también la mía. Tal vez si lo mataba le estuviera haciendo e realidad un favor, tal vez estuviera siendo piadoso con él al acabar con esa existencia tan pobre… debía matarlo en aquel momento… pero no pude, de nuevo me volví cobarde, envidioso de él. Envidiaba su libertad y me quede mirándolo hasta que se apartó de mí.

Todos estos días siguiendo sus huellas desde que escapo, vigilando los rastros que rara vez dejaba y los cuales eran muy difícil de identificar, espiándolo, su figura esbelta pero en forma, el peso sobre sus hombros, sus ojos tristes. Su andar gracioso y elegante a través de los arboles taurinos me hacían cada vez más difíciles las cosas. Lentamente todo se volvió más complicado, ya no era solo llegar, apuntar a su cabeza y apretar el gatillo. Darle muerte.

Conforme los seguía comenzaba a conocerlo, a saber de sus sufrimientos y a experimentarlo en carne propia, a sentir sus reacciones en las noches tranquilas y a veces estruendosas, la aflicción de sus ojos azules al mirar a géminis y a cáncer en una expresión de súplica. Conocí la selva con él, lo acompañé en su interminable rutina siguiendo los mismos caminos una y otra vez en la búsqueda de ese compañero que tal vez nunca llegaría, durante muchos años.

Ya no tenía que preguntarme a mí mismo que se sentía sufrir al verte despojado de todo pues ahora lo sabía y me lo repetía cuando lo miraba detenerse, cansado en medio del camino, sin nada más que hacer, cansado y aburrido de tomar el mismo camino por enésima vez, sabiendo que en ese lugar jamás lo encontraría. En esos momentos se estiraba perezoso y se recostaba bajo las sombras de los árboles, miraba de un lado a otro vigilando alrededor, se miraba a sí mismo y veía lo que yo veían: soledad. Se encontraba realmente abrumado y con ese sentimiento se quedaba dormido. Pero no permanecía así mucho tiempo, a pesar de que le era indiferente lo que pasaba a en la selva, de que podía ser atacado por otro animal, a ellos los podía vencer fácilmente, pero solo la certeza de que yo aún estaba allí lo hacía despertar, saber que tarde o temprano lo encontraría y dispararía lo hacia despertar y cambiar de lugar. Muchas veces cambiaba de lugar cuando ya las balas rebotaban contra los árboles o las piedras cuando fallaba mis disparos. Otras veces era yo quien tardaba demasiado al torturarme con mis pensamientos y al armarme de valor el ya no se encontraba. Lo perdía de vista nuevamente y eso me obligaba a reanudar el rastreo, vagar en la selva días y noches, durante semanas casi sin descanso solo para matarlo.

Yo debía matarlo, por más que pensara que lo que sufríamos era parecido de alguna manera, que el vivir en esta interminable rutina de huida y rastreo, aunque el convivir con el hiciera las cosas más difíciles, sin importar que el hecho de que se sintiera solo y  que esa melancolía lo llevara a un destino diferente al de un disparo de mi arma, yo era Cisne, un cazador, yo vivía en la cuidad de los dioses, un mundo donde el dinero reinaba, donde me pagarían por la muerte de cualquier zodiaco que intentara robar a los dioses, donde esas muertes pagarían algunos días más de supervivencia. Mi conciencia valía solo eso: supervivencia

Debía convencerme una vez más, hacerme a esa idea. Las cosas son como deberían ser y nada podía cambiarlas. Nuestros destinos estaban marcados: él debía morir bajo mi arma y yo debía matarlo para sobrevivir. Intente convencerme de eso, me lo repetí muchas veces.

Al verlo esconderse entre la vegetación de la selva,  Partenón, sentí que la vida se convertía cada vez menos en un mundo destinado a los zodiacos que aun sobrevivían a la conquista de los dioses sobre nosotros, alguien que desease quedarse en algún rincón del mundo para vivir y soñar en paz. Lo único que deseábamos era paz. Pero esos eran pensamiento inútiles, decidí nuevamente matarlo, me acerque con el firme propósito de matarlo, de darle fin a sus interminables huidas. Él lo supo, supo que finalmente me decidí a  matarlo, supo que esta vez nada, ningún pensamiento me detendría. Se detuvo, se giró y me miro

Al verme descubierto alce el arma y apunté a su cabeza, pensé que reanudaría la eterna huida, pero no fue así, permaneció parado frente a mi completamente tranquilo. Se irguió por completo, orgulloso, sin temor a ser asesinado. Me decidí y apreté el gatillo y en ese mismo instante sonrió con ojos brillosos, pensé que era por que agradecía la muerte que le llegaba, pero no fue así. Cuando la bala salió del cañón saltó sorprendentemente rápido hacia un lado esquivando la bala. Corrió a los arbustos y yo lo seguí para evitar que se escondiera de nuevo, pero en cuanto llegue a la espesura él ya me esperaba con la daga en sus manos. Salto sobre mi haciéndome caer, hirió mi mejilla. De espaldas en el suelo lo vi todavía correr rumbo a la oscuridad de la selva. Ya no pude alcanzarlo… de nuevo reanudaría mi búsqueda.

Shaka buscaba paz en un lugar en donde ya no lo había, en donde jamás la encontraría por más que suplicara por ella… era un águila. Y yo acabaría con ese vuelo libre de la que tanta tenia envidia. Era astuto, sabía que el Partenón no sería suficiente para salvarse todo el tiempo. Un día de estos lo encontraría y lo mataría. Seguí el rastro de Shaka por unos días más, cansado de esto, decidido a que si lo viera de nuevo dispararía a la primera oportunidad, ya no dudaría, eso solo prolongaba la llegada nuestros destinos unidos.

Lo busque pero no lo encontré, sediento camine al lago Santuario, donde el agua más pura de la selva se encontraba. Al llegar vi a una criatura de reojo, apunte el arma pensando en que era el, pero me equivoque, solo era un criatura que jugueteaba con las aves que bebían agua en el lago, con los flamencos que pescaban. Pensé por un momento que me encontraba ante uno de los espíritus, tal vez el del agua o el del viento, era sumamente hermoso. En uno de sus muchos giros y saltos vi la marca de virgo en su frente, solo en ese momento me di cuenta: era un pequeño uke del clan Virgo.

Seguí observándolo, jugueteando de manera infantil con los animales que también jugaban con él, detrás de ese pequeño, escondido entre los arbustos a la orilla del lago alcance a ver a Shaka, que embelesado no perdía de vista el pequeño cuerpo juguetón. Pero  esperaba en la orilla, confuso y receloso, quería observarlo antes de acercarse, los años le decían que no debía dejarse guiar por las apariencias, que tal vez esa aparición era solo una más de las trampas de los cazadores y no quería correr riesgos

Se mantuvo escondido aunque en sus ojos brillaba la ansiedad no avanzó ningún paso, mirando los saltos graciosos de esa delgada y etérea figura. Sus carreras rápidas detrás de las garzas mientras sus cabellos esmeraldas bailaban con la caricia de su espíritu creador. Con el chapoteo su cuerpo blanco se perlaba maravillosamente con las pequeñas gotas de agua clara, acariciaban sus brazos, sus piernas, su cuello. Su rostro era de facciones delicadas con unos grandes ojos esmeraldas brillando con la inocencia de la juventud. Su risa al perseguir a las aves era como el canto de un ruiseñor, mucho más bella, era tranquila, dulce, serena. Se alegraba infantilmente con el graznido de las aves, con el salpicar que le daba en la cara, era una risa graciosa. Cayo muchas veces al agua, tropezó con las ramas del fondo, pero no se detuvo por el contrario eso solo lo hacía más feliz y aumentaban su felicidad.

Shaka estaba fascinado con el cuerpo esbelto y delicado del pequeño, por esa sensación de paz y tranquilidad que irradiaba, por la felicidad que invadía su cuerpo al verlo correr de un lado para otro tras las aves. Encontrarlo solo significaba el final de su soledad, pero temeroso dudo un poco más en acercarse, tenía miedo asustarlo y que se escondiera de él, para jamás volverlo a ver, ya había vivió solo durante muchos años y no quería correr ningún riesgo. Con precaución dio pequeños pasos en el agua encharcada de las orillas, de los manglares, aun sin salir a la luz del sol, escondiéndose de él esforzándose por no ser descubierto y asustarlo.

Finalmente se acercó a ella, pausadamente, extasiado por el cuerpo ágil y divertido de la criatura, maravillado con la finura de su risa, con la inocencia de sus juegos. Se dio cuenta de que su juventud había quedado atrás hacia años, cuando dejo de ver lo bello de la vida y solo se preocupaba por sobrevivir día a día. De pronto se detuvo al ver como las aves huían a esa nueva presencia. El pequeño uke, sorprendido se detuvo y las miro partir al cielo azul. El pequeño se dio la vuelta y miro por fin a Shaka, sus ojos pestañearon perplejos, bajo esas largas y rizadas pestañas brillo la timidez, Shaka no se detuvo más y dio otro paso, más se detuvo de nueva cuenta al notar que el niño retrocedía tres, totalmente precavido.

Pero no corrió, no se alejó más de esos pasos, en sus ojos verdes era visible el miedo que tenía al verlo, pero a pesar de eso no huyo, no se apartó de la mira de esos ojos tristes. Shaka lo supo en ese momento, supo que se encontraba frente a un ser tan solo como el, de otra criatura que necesitaba compañía, era mucho más joven que él, tal vez unos doce o trece años, tenía menos edad y menos tiempo para haber convivido con el mismo, no había logrado comprender lo que era la soledad tanto como el, pero sin duda la conoció un poco.

La mirada sorprendida que dirigió a Shaka era la prueba clara de que hacía mucho tiempo que  no veía a alguien de su mismo clan, o a cualquier otro zodiaco, el Partenón también era su hogar y su refugio, vivió solo algún tiempo y sin duda resintió esos años.

Lo observo con mas detenimiento, su rostro delicado de facciones finas, sus ojos esmeraldinos realmente hermosos, sus cabellos que se agitaban con el viento y que se pegaban a su frente, pecho y hombros por la humedad en ellos, su respiración agitada por la carrera y el juego, sus músculos perfectamente torneados aunque no muy marcados. Tenía un cicatriz en su brazo derecho, tal vez resultado de alguna cacería, aunque sin duda no se comparaba con las muchas que Shaka tenía por todo el cuerpo. Ahora la precaución se había convertido en curiosidad y lentamente permitieron que el otro se acercara.

Ambos levantaron sus manos cuando se encontraron uno frente al otro, aun seguían temerosos, pues el haber crecido lejos de su cuna ancestral, de ese camino hacia el norte, les había obligado a hacer de la desconfianza algo muy importante en sus vidas, eso garantizaba su supervivencia. Eran semejantes, sabían que no debía huir el uno del otro, pero aun así se mostraban aprensivos. Lentamente cada uno coloco su mano en la frente del otro, haciendo a un lado el flequillo sobre sus ojos, observaron la marca de nacimiento que cada virgo llevaba en la frente, ese pequeño lunar que los distinguía de los demás clanes.

-Hola- dijo bajito el pequeño con su melodiosa voz

-Hola- respondió Shaka con una sonrisa- Shaka de virgo- se presentó

-Shun de virgo- imito el niño.

 Permanecieron un momento más descubriéndose mutuamente, hasta que sin previo aviso Shun empujo a Shaka haciéndolo caer al agua. Él se levantó rápidamente tomando a continuación una actitud de pelea, desconociendo el motivo de su comportamiento, desconociendo la inocencia de una broma al haberse amargado su corazón tras los años de trampas y sobresaltos.

-Perdona- dijo completamente confundido quien solo quería divertirse- solo quería jugar- retrocedió cauteloso temiendo su ataque, no entendía esa actitud, el solo quería un compañero con el cual seguir jugando, no quería pelear, no tenía por qué atacarlo. Aturdido intento alejarse pero la mano de Shaka se lo impidió

-No te vayas- se disculpó soltándolo al ver que con eso solo consiguió asustarlo más- Lo siento- Shun sonrió y con pequeño grito de sorpresa comenzó a correr a su alrededor, brincando chapoteando y mojándolo con su juego. Sin comprender completamente que pasaba Shaka permaneció quieto mirándolo solamente, escuchando su risa alegre por el encuentro. No hiso nada solo lo miro. De pronto Shun se detuvo frente a él completamente serio y no supo que hacer, pero de pronto el sonrió de nueva cuenta y lo empujo para de nuevo salir corriendo por la orilla del lago. Él se levantó de inmediato y comenzó a seguirlo al principio confundido pero después se dejó llevar, por la inocencia del juego, por la gracias de la carrera, se dejó llevar por la juventud brillante de Shun

Ambos eran felices con ese encuentro, por el descubrimiento de que no estaban solos, eran ambos tan bellos, su felicidad agraciaba aún más sus movimientos mientras la luz de leo los bañaba con sus rayos, mientras su risa luminosa resonaba en mi solitario corazón. Jugaron, lucharon y cayeron juntos sobre las aguas, rodaron por el suelo… y por mucho tiempo fue así.

Siempre se encontraban, aunque al principio seguían con esas dudas, Shun siempre se iba al llegar el atardecer, se escondía de Shaka, no permitía que lo siguiera y él no lo seguía, incluso después de que confiaron el uno al otro totalmente, Shaka siempre optaba por esperarlo, aunque eso significaba más tortura para él, al saber que el final de su soledad estaba tan cerca, con solo seguirlo, pedirle que se quedara, aun así espero.

Pero Shun tenía miedo, se había creído solo durante mucho tiempo y la repentina aparición de alguien como él, el cambio en su vida, en su rutina, no sabía que hacer pues temía equivocarse, muchas veces lo encontraba cerca de donde Shaka merodeaba, cerca de donde el descansaba pero ni esa torturadora infelicidad al caminar solitario en el Partenón lo hiso caminar hacia él, lo evadía en ocasiones se mantenía aprensivo a pesar de todo. Aunque sabía que debían estar juntos seguía temeroso. Lo escuche una vez hablando con los espíritus, a la luz de la luna, y de las estrellas que le sonreían felices, con la vegetación rodeándolo y mojando sus pies en el agua que jugaban con él, mientras el viento le cantaba y le consolaba, les pedía consejos, rogaba por su ayuda y les hacía preguntas sobre qué hacer.

Una noche al parecer Shun se decidió del todo, apareció en el refugio de Shaka que miraba expectante  y sin decir más camino hacia él, se quedó quieto un momento ante la mirada inquieta de Shaka, nada más se escuchó en la selva que su gracioso andar hasta sentarse al lado de su igual, le sonrió, fue suficiente para hacerle entender que se quedaba. Desde entonces siempre estaban juntos, recolectaban frutos, cazaban, caminaban por las sendas oscuras y peligrosas. Eran completamente fieles, esa fidelidad y lealtad de las criaturas que se encontraron solas mucho tiempo y que no querían volver a estarlo. Ya ellos no estarían solos jamás. La angustiosa y dolorosa búsqueda de Shaka, de mi rival, había llegado finalmente a su fin.

Notas finales:

Espero les guste y gracias por leer, y sobre todo por la paciencia

Saludos ;)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).