Se dice que dios tiene distintas muertes para cada ocasión, estas bajan a la tierra para llevarse las almas de los niños, adultos, bebes, ancianos y mascotas, cada una tiene una forma diferente.
Esta la muerte por accidente suicidio un chico de cabellos negros con una perforación en el labio, tez nívea, ojos negros y profundos.
Esta la muerte de los perros pequeños un chico de cabellos rubios bajo con labios apetecibles y una voz que hipnotiza a estos.
Pero de la que hoy les voy a hablar es de la muerte más solicitada, la muerte al estar dormido, esta tiene una sonrisa hermosa, sus ojos son negros como la noche y su cabello corto, es la más envidiable de todas al igual que la más fría no suele hablar con nadie y no es que planee hacerlo, posee unos labios hermosos a los que todos temen ya que con un solo beso te arrebata la vida.
Un día mientras llegaba de una jornada de trabajo la recepcionista del lugar le hablo, este se acerco se podría ver que el lugar era por demás pulcro y las demás muertes y asistentes caminaban por el lugar iban y venían de un lado a otro viendo de reojo a Kai, estaban celosas de que el pudiese ir mas veces a la tierra que ellas.
Kai solo les miraba con fastidio no es que le interesara ir a la tierra o algo parecido todo le parecía monótono y aburrido.
- A donde iré ahora?...-
Susurro y se cruzo de brazos a lo que el recepcionista solo sonrió buscando en la computadora la siguiente alma, el chico era bajo y de ojos avellana, labios rosas, nariz chata, cabello castaño, su vos era dulce y melodiosa además de que era muy organizado en lo que hacía.
- Aquí esta!
Sonrio como si fuera un gran logro y prosiguió a leer el informe.
- Al parecer es un chico que se niega a morir, tiene 20 años y tiene heridas por todo el cuerpo, sus órganos están dañados pero por alguna extraña razón no cede-
Le pasaba el informe a Kai y este suspiro.
- No tienes límite de tiempo solo te lo encargo este chico necesita morir ya –
El castaño pudo observar como este se retiraba para ir rumbo a la tierra desvaneciéndose en plumas negras con olor a rosas.
Al parecer aquel chico se encontraba internado en el hospital, eran aproximadamente las tres de la mañana en el mundo humano, entro al hospital como si nada observando como iban y venían los enfermos o accidentados unos acompañados por sus respectivas muertes y otros con las muertes en espera, entro a la habitación del joven la cual se ubicaba en terapia intensiva, tenia varios cables conectados a su cuerpo, un respirador proporcionándole oxigeno, su cuerpo tenía un millón de vendas al parecer había tenido un accidente dentro de un avión, se notaba su rostro apacible y a la espera de su acción.
Lo observaba fijamente sin ninguna expresión en su rostro y cuando se acerco a quitarle la máscara de oxigeno el joven rubio abrió los ojos, sus ojos parecieron deslumbrarle por unos segundos eran negros pero no cualquier negro, un negro que resplandecía, se quedo sin acción por unos momentos cuando la voz del otro lo despertó.
- Así que eres mi nueva muerte
El chico parecía hablar como si nada, se retiro por completo la máscara y se sentó sobre la cama observando a el otro.
Kai por su parte estaba anonadado ¿El podía verlo?, ¿Estaba hablando con el como si nada?, aun más sorprendente ¿No le temía?, se despabilo y le observo de manera fija.
-¿Puedes verme?-
El joven solo afirmo sonriéndole posando fijamente sus ojos en el
- Bien ya sabes a que vengo, pero dado que estas despierto tendre que regresar mañana a hacer mi trabajo-
El solo soltó una risa burlona y negó con la cabeza antes de emitir palabra alguna.
- Debes de entender que no moriré, amenos…-
No entendía como aquel chico deseaba seguir sufriendo antes de simplemente dejarse llevar, era algo que le desconcertaba y cuando hizo una pausa su curiosidad hablo por el.
- Amenos que?-
- Salgas conmigo- Contesto por ultimo y kai se le quedo observando con la mirada perdida.
- ¿Salir?- dijo ya este sin preocuparse de que sonara de manera sorprendida