A Xavier no le había gustado mentirle tan descaradamente a sus padres, claro que no, pero sabía que las idas a nadar estaban totalmente satanizadas en su familia después de un desafortunado incidente en que uno de sus primos casi se ahoga en una piscina pública. Xavier también sabía que aquel accidente era la razón por la que sus padres, temerosos de que volviera a pasar, no se acercaron a una alberca en mucho tiempo, y por lo tanto la razón de que el rubio no supiera nadar.
Considerando ese argumento, el rubio hubiera podido negarse sin ningún problema, sin embargo Aceth había insistido mucho - tal vez demasiado - en que los acompañara. Había prometido que le cuidaría y que no lo dejaría ahogarse, incluso había usado los ojitos de cachorrito triste, esos que sabe perfectamente nadie es capaz de resistir... y aunque Xavier intentó mantenerse firme pues creía que era completamente imposible que sus padres le dieran el permiso, de pronto sucedió lo mas inesperado.
Jamás supo que fue lo que se dijeron aquella tarde su madre y la madre de Aceth por el teléfono, pero después de esa conversación ella cedió al fin.
Si, así como si nada, la convenció y ella se encargó de convencer a su padre y de un momento a otro Xavier estaba en el auto rodeado de toallas, pelotas y sombrillas de playa y con un Aceth feliz y sonriente a un lado suyo.
Dirigió su mirada a la ventanilla observando la carretera, acababan de salir de la ciudad y aun faltaba al menos hora y media de camino para llegar a su destino: un lujoso balneario de aguas termales donde se podía acampar y nadar toda la noche.
Xavier sonrió, la idea de estar toda la madrugada con Aceth bañandose en una fosa de agua calientita no sonaba nada mal.
Miró a su novio... estaba por quedarse dormido. No era de extrañarse siempre decía que los viajes en auto se le hacían tediosos, además era seguro que esa noche no pegarían el ojo.
Xavier bostezó recargandose sobre el hombro del castaño, observando los dedos de ambos a penas entrelazados. Ahora que los padres de su novio lo sabían era más fácil dedicarse algunos detalles como tomarse de la mano y otras cosas... aunque aun no se acostumbraba a ser tan evidente. En primera porque no sabía cual sería la reacción de su familia y en segunda porque en aquel viaje no estaría solo con los padres y la hermana de su chico, delante de ellos venía una camioneta donde iban el resto de los familiares de Aceth, que al parecer eran la mayoría primos y primas pequeños que amaban ir a los parques acuáticos. Xavier volvió a bostezar algo fastidiado de pensar, aun les faltaba un buen tramo de viaje, tal vez lo mejor sería dormirse también. Sujetó bien la mano del castaño acurrucandose contra él y pronto el sueño lo arrastró.
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- Xavier... Xavier... despierta, ya casi llegamos... - escuchó la voz de Aceth distante y abrió sus ojos verdes con pesadez. Le dolía el cuello, seguramente por la extraña posición que había adoptado para dormir. Notó que la temperatura había bajado cuando empezó a temblar, recién levantado era más sensible a los cambios de ambiente.
- ¿Tienes frío? - preguntó el más alto, pasándole un brazo por los hombros
- Si, un poco - admitió restregandose contra el otro cuerpo. Había sido un error dejar su chamarra en la cajuela, pensó al momento que vio los toboganes perfilandose en el horizonte.
El automóvil entró al estacionamiento y al bajar los chicos se toparon los primitos del castaño que exigían ya entrar al agua. Aceth se quedó con ellos intentando controlarlos mientras los demás preparaban todo para ingresar al lugar. Xavier bajó su mochila y la de Aceth y le preguntó a la madre de este si podía ayudar con algo más, ella le dio un gran costal con cobijas y almohadas que el rubio a penas y pudo sostener.
Aceth se le acercó tras mirar divertido como arrastraba la bolsa por el pavimento.
- si lo haces así la romperás - advirtió con una sonrisa llegando a su lado. Estaba cargando a una de sus primas que no tenía mas de 6 años.
- Vaya – le dijo al verle - así hasta juraría que serías un buen padre – mencionó con un deje de burla
- ¿ahora me vas a decir que quieres tener un hijo? - preguntó el castaño con tono seductor junto a su oido para luego arrebatarle el bolso - yo lo cargo - concluyó sin permitir objeción. Xavier aun sonrojado por lo que le había dicho solo lo siguió hasta la puerta. Pagaron sus entradas, dejaron que los guardias revisaran su equipaje y una vez dentro comenzaron a colocar las tiendas de campaña.
En total eran 11 personas: los padres de Aceth, su hermana, un tío, una tía y 4 de sus primos mas el castaño y él.
- Si quieren vayan a nadar ustedes también - sugirió el padre de Aceth mirando al rubio - terminaremos pronto con esto.
Xavier asintió observandoles pelear con las tiendas de campaña que no podían quedar listas. Observó a su pareja que ya había terminado de montar su tienda individual que se había esforzado en traer para poder estar con él sin problemas.
- ¿quieres cambiarte primero? - le preguntó al mayor, sonriendo feliz de al fin haber logrado su cometido. Xavier aceptó, tomó su mochila pero Aceth le detuvo antes de llegar a cerrar la tienda, robandole un beso corto pero apasiaonado - Date y prisa y nadamos juntos... - le susurró dedicandole una mirada que rayaba en lo lasciva. Xavier solo sonrió y se introdujo en el reducido compartimento para ponerse su traje de baño, se desvistió lentamente colocandose un short verde agua un poco ajustado y dejó su ropa doblada en una orilla, pero cuando salió se topó con la aterradora imagen de Aceth siendo arrastrado por sus primos hacia los juegos acuáticos.
- ¡Esperen, esperen! - gritaba el joven mientras los pequeños le vaciaban una cubeta de agua encima.
Pasados unos 40 minutos y con las tiendas de campaña listas todos se dirigieron a las albercas. Se notaba que todos lo disfrutaban, incluso Alissa, la hermana de Aceth que siempre andaba de amargada se estaba divirtiendo. Era una linda imagen ver a esa familia tan unida disfrutando de los juegos, pensaba Xavier mientras los saludaba desde la orilla. Él no había querido participar en el juego porque no sabía nadar, y aunque Aceth le había prometido que se quedaría con él, ahora estaba muy entretenido persiguiendo a los niños pues era el tiburón...
Se veía contento, eso no lo negaba, pero a esas alturas Xavier empezaba a sentirse un poco abandonado. ¡Y es que los mas chicos habían acaparado toda la atención del castaño!
- ¿Pero en qué estoy pensando? estoy celoso de unos niños!! - se regaño por lo bajo mientras dejaba que sus pies chapotearan en el agua. La temperatura era agradable pero un letrero al lado suyo le advirtió la profundidad de 1.80 m ¡Y él no media 1.65 m siquiera! observó admirado a las personas que nadaban hasta que un grito lo regresó a la realidad.
- ¡Tío Leo te toca ser el tiburón!
Tras unos momentos Xavier vio la figura de Aceth acercarsele
- ¿Por que tan solo? - Aceth se apoyó en la orilla saliendo del agua
- ¿Ya no vas a jugar? - dijo el rubio sin responder la pregunta anterior.
- no, ya estoy algo cansado - aseguró secandose con una toalla el pelo - preferiría hacer... otras cosas... - la sonrisa cómplice de Aceth le hizo sonrojar. Tomó la mano que el otro le ofrecía para levantarse y comenzaron a caminar escuchando los gritos de los primos cada vez más lejanos.
- ¿A donde vamos? - se animó a preguntar el de ojos verdes después de caminar unos minutos
- Pues... la verdad no lo sé - confesó Aceth rascándose la nuca - solo quería estar un rato contigo. ¿Quieres subir?-
La pregunta descolocó un poco a Xavier, pero el menor le señaló el puente colgante que servía de mirador. Algo muy romántico desde el punto de vista de Xavier, pero al llegar arriba dieron con la sorpresa de que lo que menos había en ese lugar era romance...
- ¡Vaya, parece que llegamos a la zona de la pasión! - exclamó el rubio irónicamente viendo a la gran cantidad de parejitas fajando a la luz de la luna.
- ¿Pasión? - se burló Aceth con nervios - estos aficionados no saben lo que es la pasión... - susurró para acto seguido darse la vuelta y sujetar a Xavier de la cintura plantandole un profundo beso que lo tomó totalmente desprevenido. El sonrojo no tardó en presentarse, intentó resistirse aun sabiendo que no le iba a servir de nada, y es que cuando Aceth lo besaba así...
Además ¿quien les conocía en aquel lugar? Nadie, asi que no importaba, no realmente. Xavier abrió los labios recibiendo la lengua contraria, Aceth al verlo corresponder lo pegó más a su cuerpo pasando una pierna entre las suyas, el rubio puso ambos brazos detrás del cuello de Aceth volviendo el beso más profundo, mas lento... provocando de tanto en tanto unos gemiditos dificiles de contener.
A pesar de que les faltaba el aire no querían parar, Xavier había perdido noción de todo y cuando el otro al fin se detuvo, recargó su cabeza en el pecho de Aceth aun con los ojos cerrados, hacía mucho que no se daban un beso como aquel...
- Creo... que será mejor irnos... - susurró Aceth en su oído con tono divertido. Abrió los ojos percatandose de la razón: al parecer habían llamado un poquito la atención y ahora todos, absolutamente todos les miraban, algunos con asco, otros con fascinación (especialmente las chicas) y algunos mas con miradas de burla de esas que incomodan bastante, aunque lo cierto era que no les importaba mucho.
Sintió una mano del castaño en su cintura conduciendolo de vuelta a las escaleras, en el camino de regreso encontrandose a la familia de Aceth en el restaurante del balneario.
- ¿Chicos, no van a cenar nada? - preguntó la madre de Aceth
- ¿quieres cenar? - preguntó a la vez el joven a su pareja. Xavier asintió teniendo en cuenta que no habia tomado nada desde el desayuno. Se sentaron del lado contrario a los chiquillos que gritaban y jugaban con la comida aunque el rubio no sabía que era peor, estar con ellos o con los tíos de Aceth a los que al parecer no les caía nada bien.
un rato después llegó un mesero con el pedido: un cocktail de frutas para Xavier y un batido de chocolate para Aceth.
- ¿quieres? - preguntó el castaño ofreciendole a Xavier el vaso. el de ojos verdes acercó sus labios al popote succionando un poco mientras el otro le observaba con deleite. Se sonrojó.
- deja de hacer eso - adviritó convidando también a Aceth de su plato con fruta - ¿tú quieres? - Aceth por toda respuesta abrió la boca incitandole a que Xavier le diera de comer, este un poco avergonzado picó con su tenedor una cereza llevandola hasta los labios del menor
- gracias cariño - volvió a susurrar Aceth con su voz sensual
- suficiente... - gruñó Xavier golpeandolo por debajo de la mesa tratando de volver al color natural de su rostro.
La cena pese a todo fue bastante amena, se quedaron un rato más reposando la comida para evitar que los niños cayeran en la tentación de entrar al agua de inmediato, pero en cuanto bajaron del restaurante no se hicieron esperar...
- ¡Aceth vamos a los toboganes! - gritaron los primos a coro tironeando de su brazo. El castaño miró a su novio con resignación, casi pidiendole permiso.
- está bien, ve... - soltó Xavier en un suspiro y en segundos el menor se vio arrastrado hasta los juegos. Bufó, iba a proonerle a Aceth justo en ese instante que se fueran a las fosas de aguas termales para desaparecer cuanto antes de la vista de esos diablillos, pero al parecer habían sido más veloces que él.
Un poco decepcionado volvió a la tienda de campaña, no había demasiada gente por ahi. Abrió el cierre y se metió cerrando nuevamente, sacó su telefono, eran las 23:30 hrs. Buscó entre sus cosas los audifonos y activo el reproductor de su celular. una a una las canciones parecían mas melancólicas y tristes y Xavier de pronto se preguntó que estaba haciendo allí, sólo y mojado, si Aceth ni siquiera le hacía caso por estar con su familia...aquello definitivamente no encajaba con su plan.
Xavier cerró sus ojos verdes que empezaban a cristalizarse, dejó que la música lo envolviera, hasta que se recostó adormilado aun con los audífonos en los oídos...