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Terremoto en el piso 23 por Ruu Ochibisan

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Notas del capitulo:

¡YEAH! ¡tengo aquí el capítulo número 2! es bastante más interesante y con mucho mas yaoi (Ya que el 1 tenía bastante poco para mi gusto u////u) Pero bueno, espero que os guste y que lo disfruten ¡Muchos besos!~~

 

Suzuno observaba el mar tranquilamente desde su toalla, esperando a que su novio volviera de comprar algunas cosas. La playa estaba abarrotada de gente, pero aun así el ambiente desprendía una suave sensación de calidez y paz. Gazelle respiró hondo y se dio el lujo de sonreír para sí mismo, estaba feliz  de poder disfrutar de las vacaciones con Haruya en un lugar alejado de todo lo que conocía. El Sol iluminaba su morena piel sin llegar a tocarla, haciendo que adquiriera un hermoso color acanelado. Su bañador blanco con algún que otro dibujo, hacía contraste con su bronceado, delineando sus largas piernas.

Estaba embelesado mirando al infinito cuando sintió algo frío y húmedo en su mejilla.

Se sobresaltó por el repentino contacto y antes de poder reaccionar, Haruya lo abrazaba por la espalda con ambos brazos, mientras que en una mano sostenía una lata, la causante del frío en su mejilla.

-Te he traído un regalito – Canturreó el pelirrojo suavemente volviendo a juntar la lata con la piel del peliblanco.

Suzuno apartó rápidamente la lata de su rostro, y volteó a ver al chico de ojos ambarinos.

Nagumo llevaba un bañador rojo, con un tiburón dibujado en el costal izquierdo, y llevaba el torso al descubierto.

-¿Por qué has hecho eso? –Dijo disgustado Gazelle, mientras se frotaba la mejilla para que la sensación de frío desapareciera.

-Es que estabas con la mirada perdida y… -Apretó el abrazo con suavidad –Me dieron ganas de darte una sorpresa- Susurró en el oído de su amante de forma ronca, aprovechando su cercanía. La espalda de Suzuno se encorvó sutilmente a causa de un escalofrío.

-Eres como un niño pequeño Burn- Dijo el joven de cabellos blancos mientras le arrancaba la lata al pelirrojo algo abochornado por la cercanía de este.

- Puede ser… -El pelirrojo empujó al moreno contra la toalla donde estaba recostado y se sentó encima de su espalda, haciendo presión sobre sus hombros para que no pudiera levantarse.

-¿Q-que haces?- El chico de ojos azules al notar un peso extra encima de él se tensó.

-Tranqui, solo voy a echarte crema –El ambarino sacó un bote azulado de la bolsa que traía consigo y cuando iba a abrirlo para aplicar la loción en la espalda de su novio, cambió de idea y lo dejó a un lado donde no molestase y se recostó totalmente encima del moreno, pegando sus labios a la oreja de Suzuno en apenas un pequeño roce.

- Aunque si quieres… podemos echar algo más… -Burn acariciaba sensualmente las caderas de Gazelle, y ascendía poco a poco por los laterales del torso que estaban al descubierto mientras le susurraba al oído, haciendo que su cálido aliento chocara contra la acalorada y sonrojada piel del moreno.

-¿T-tú estás tonto? ¡Suéltame! –Gazelle se incorporó al lado de su novio con algo de esfuerzo y le dedicó una mirada que reflejaba enojo, pero a juzgar por sus coloradas mejillas, se veía claramente que era vergüenza.

-Date la vuelta, que te echo crema –Dijo finalmente el moreno, desviando la mirada.

El pelirrojo obedeció sin rechistar, con una gran sonrisa.

En seguida notó una sustancia refrescante y húmeda en su espalda y las manos de Gazelle extenderla con suavidad proporcionándole un agradable masaje.

-Gazelle ¿Qué te apetece hacer luego?

-No sé, lo que tú quieras –Dijo tranquilamente el peliblanco.

 - Es que he pensado que después de comer, cuando esté anocheciendo podríamos venir a ver la puesta de Sol.- Comentó Nagumo mientras jugaba tímidamente con sus dedos. Algo que no era muy normal viniendo de él. Suzuno dejó de extender la crema por la espalda de su chico y esperó a que continuara hablando, esperando a que dijera algo como ``es una broma´´.

-Ya sabes, dicen que es precioso… -El pelirrojo seguía dando argumentos esperando a que el chico peliblanco le contestara.

-Va… ¿Va enserio? –Preguntó finalmente Suzuno. Le costaba creerse que su novio le propusiera algo tan romántico como eso.

- Sí, bueno… a mí me parece una buena idea ¿Qué pasa? ¿No quieres? –La voz de Nagumo estaba cargada de tristeza mal disimulada.

-N-no, si que quiero –Suzuno empezó nuevamente con el masaje, intentando que pareciera que su proposición no lo había extrañado.

-Genial –El pelirrojo sonrió para sí mismo ya más relajado y se limitó a contemplar la playa sin mucho interés, fijándose en la multitud de personas que había.

Centenares de personas caminaban por la arena a lo largo de toda la costa, otras se bañaban en las calmadas aguas apartados de las zonas de oleaje, donde los surfistas y demás practicantes de deportes acuáticos como kit surf o windsurf  disfrutaban de las olas más grandes bajo la mirada de aficionados y turistas.

Algunos chavales de más o menos la misma edad que ellos jugaban al voleibol en una cancha y algunos niños pequeños construían castillos de arena.

Todo era de lo más normal. De vez en cuando las chicas que paseaban por la arena cerca de ellos los miraban con cierta curiosidad, y sonreían tímidamente con algo de vergüenza.

Nagumo llamaba bastante la atención por su piel pálida, ya que el 99% de las personas que veraneaban allí ya lucían un brillante bronceado, y qué decir de su chillón tono de pelo, pero sin duda era Gazelle el que causaba mayor sensación, aparte de tener un bronceado natural, sus cabellos blancos eran totalmente exclusivos en esa zona, y sus ojos de ese azul frío y distante eran de lo más inusuales, para desgracia de su novio que era la personificación de los celos.

Las jóvenes y algún que otro muchacho que miraban lo más discretamente posible a SU chico lo ponían de los nervios. Bien cierto era que Suzuno tenía un físico envidiable y un ``algo´´ especial, pero eso no les daba el más mínimo derecho.

-Haruya, ye he terminado –Dijo Gazelle sacándolo de sus pensamientos.

-Err… vale gracias, ahora te echo crema -Burn intercambió posiciones y se colocó a la espalda de Gazelle, para poder cubrirla de crema protectora. Mientras lo hacía seguía con la mirada a las insistentes chicas que seguían mirando a su novio, ¿Es que tenía que poner un cartel con letras fosforescentes para que se dieran cuenta de que Gazelle era suyo?

De golpe una maravillosa idea cruzó su mente.

-Suzu-chan… ¿Quieres que te eche crema por aquí también? –Canturreó juntando su mejilla con la de Gazelle por encima de su hombro, haciendo dibujos con la yema de sus dedos sobre la clavícula, bajando lentamente por el pecho del moreno, dejando un rastro aceitoso por la crema que cubría sus dedos.

-¿Eh? –El ojiazul que estaba relajadamente mirando el mar sin prestar atención a nada, se sorprendió por la repentina pregunta del pelirrojo.

-Es que me excita mucho verte así mi amor… -resopló contra su oído mientras le hablaba, sin dejar de acariciarle.

Gazelle Sujetó las manos de Burn, para que no siguieran recorriendo su cuerpo libremente.

-¿Qué insinúas? –Dijo el joven de ojos azules notablemente confuso.

-¿Acaso no es obvio? –Como sus manos estaban inmovilizadas empezó a repartir besos por la curvatura del cuerpo del moreno, succionando levemente la piel.

A Suzuno le encantaba esa sensación. Por un momento se perdió entre los cálidos besos de su amante. Haruya era el único que conseguía hacerlo desconectar del mundo, una de las razones por la que estaba perdidamente enamorado de él. Antes de poder darse cuenta ya tenía los ojos cerrados y había soltado las manos de Burn, entregándose a esa agradable sensación.

Con las manos ya libres, le rodeó la cintura y lo acomodó entre sus piernas, para poder seguir con el juego de besos.

Poco a poco los besos del pelirrojo fueron recorriendo la quijada del moreno, acercándose peligrosamente a sus labios. Inconscientemente el cuerpo de Suzuno respondía a las estimulantes caricias del chico de fuego, acercando sus rostros.

Sus labios finalmente se unieron de forma suave pero demandante, contorneándose, encajando a la perfección en forma de castos besos. Las manos de Gazelle apresaban la toalla sobre la que estaba, mientras que las de Burn jugueteaban por el pelo del albino, dando pequeños tirones de vez en cuando, que no ocasionaban ningún dolor a su pareja.

Nagumo abrió los ojos que anteriormente había cerrado al empezar el beso. Lo primero que vio fueron los parpados de Suzuno, escondiendo sus hermosos orbes azules y a continuación enfocó su vista en dirección a la orilla, donde antes estaban las molestas chicas que lo incomodaban mirando en exceso a su novio. Al comprobar que ya no estaban sonrió para sus adentros, seguramente habría huido escandalizadas por la escenita que les habían brindado o simplemente se habrían dado cuenta que no tenían nada que hacer. Cerró los ojos nuevamente, satisfecho por su logro y se entregó por completo al beso que estaba a punto de finalizar por falta de aire.

Cuando se separaron Suzuno aun tenía los ojos cerrados y una expresión totalmente adorable adornaba sus facciones, pero no duró mucho, no pasaron ni un par de segundos cuando el moreno abrió los ojos, encontrándose con la mirada ambarina del pelirrojo.

-¿Vienes a bañarte? –Dijo Nagumo ignorando por completo lo que acababa de pasar.

Suzuno no contestó. Estaba demasiado ocupado regañándose a sí mismo por dejarse llevar en una situación tan comprometida y encima en un lugar a rebosar de personas.

Echó un rápido vistazo a su alrededor y al parecer su beso había pasado desapercibido entre la multitud para su suerte.

-No, yo me quedo aquí –Gazelle, en vista de que su novio no iba a comentar su pérdida de autocontrol, decidió seguir su ejemplo y dejar el tema al margen. – Luego, cuando no pegue tanto el Sol a lo mejor me baño un rato –El moreno acercó su mochila mientras hablaba, sacó unas gafas de Sol que se colocó en forma de diadema, echando su pelo hacia atrás, y una especie de revista.

- No sé cómo puedes ser tan aburrido – El pelirrojo salió de debajo de la sombrilla, se estiró los brazos y le mandó un beso con la mano de forma vacilona al peliblanco antes de salir corriendo hacia el mar, teniendo cuidado de no arroyar a nadie por el camino.

Suzuno lo veía alejarse a gran velocidad con una pequeña sonrisa. Vio como su novio llegaba al agua y sin pensárselo dos veces se zambullía, sin importarle lo fría que pudiera estar el agua.

Estaba claro que Haruya era un cabezota y un  irresponsable, y por eso seguramente le gustaba tanto. Cogió su guía turística y la abrió por una página al azahar para escoger algún sitio interesante que visitar mañana, cuando él tuviera el mando.

 

Haruya avanzaba entre las aguas lo más rápido que podía, para que su cuerpo se adaptara a la temperatura de las aguas. Se le ocurrió hacer unos largos a contra corriente para acelerar el proceso. Avanzó tranquilamente, sin perder de vista su sombrilla para no perderse entre ese mar de gente, hasta llegar a una zona donde el oleaje era más fuerte y había considerablemente menos gente en el agua. Era donde los surfistas y demás deportistas se lucían mostrando sus habilidades sobre la tabla. Le entró curiosidad y se quedó mirando a ver si hacían alguna pirueta interesante.

Uno de los surfistas que le parecía extrañamente familiar se tumbó sobre su tabla y comenzó a adentrarse en el mar, cuando estuvo en el punto idóneo se incorporó mientras se daba impulso y comenzó a montar una gran ola con maestría, haciendo movimientos precisos y en cierta forma elegantes, acariciando la ola con el brazo que estaba más cerca del agua.

Desde la arena algunas personas grababan al chaval y otras simplemente le alababan, seguramente conocidos del surfista.

-¡Muy bien Tsunami!

-¡Demuéstrales que eres el mejor!

-¡Cuidado que te caes!

-¡Kogure, no le digas eso! ¡Qué le desconcentras!

 Al pelirrojo esos nombres le sonaban de algo, y las voces también le eran familiares, así que con un mal presentimiento rodó su vista hacia los aludidos y casi le da un infarto al comprobar de quienes se trataba.

-No me jodas… -Susurró para sí el chico de ojos ámbar –Tiene que ser una jodida broma… -Se dijo a sí mismo sin creerse sus palabras, ya que sus ojos y sus oídos no le mentían.

El pequeño portero del Raimon, una de las chicas que siempre acompañaba al equipo, el defensa que siempre estaba gastando bromas pesadas, el delantero-defensa del pelo plateado y el conocido delantero de fuego estaban a menos de cuatro menos de su posición, viendo como surfeaba el chico de cabellos rosados, ahora ya sabía por qué le resultaba familiar.

-Dios… esto solo me pasa a mí… -Decía el pelirrojo mientras se masajeaba las sienes, intentando calmarse e intentar hacerse creer a sí mismo que era una maldita alucinación.

-Fubuki ¿Porqué no pruebas tu? –La voz del delantero de fuego interrumpió su monologo.

-¿Y-yo? –Contestó tímidamente el pálido chico.

-Claro, después de todo tu haces Snow ¿No? No debe ser muy diferente al surf.

-Agradezco tu interés Goenji, pero creo que estoy mejor en tierra.

-Goenji tiene razón ¿Por qué no lo intentas? –Le animó la chica mientras se colocaba las gafas.

-N-no creo que sea una buena idea…

-¡Anímate! Seguro que para ti es muy fácil –El portero amigo del surfista también lo apoyaba.

-Tiene razón, seguro que lo hace de pena –Comentó un chico de pequeña estatura y ojos amarillos.

-¡Kogure!, No le hagas caso Fubuki, seguro que lo haces genial –Le animó nuevamente la chica mientras tiraba de la oreja a Kogure.

El chico peliplata empezaba a sentirse atosigado por los ánimos de sus compañeros –Os lo gradezco mucho chicos, pero… prefiero quedarme en la orilla –Dijo mirando al suelo con las mejillas sonrojadas. Le daba vergüenza que sus compañeros le prestaran tanta atención, en especial su compañero Goenji.

-Bueno, si no quiere no hay nada que hacer –Dijo el delantero de fuego comprendiendo que a Fubuki no le gustaba esa situación, intentando cambiar de tema. –Y por cierto… ¿Dónde está Tsunami? No le veo –Comentó el chico de cabellos color crema fijándose de nuevo en las olas.

-A lo mejor se ha ahogado… -Comentó tranquilamente Kogure, como si fuera lo más normal del mundo.

-¿¿Qué?? –Al pequeño portero casi le da un infarto solo de pensarlo.

-Cálmate Tachimukai, es de Tsunami de quien estamos hablando, seguro que aprendió a surfear antes que a andar –Dijo la chica intentando calmar al portero.

-Eso no tiene sentido…-Comentó el pequeño bromista cruzándose de brazos.

-¡Es una forma de hablar! –Se defendió la chica.

-¡Pues es una forma de hablar estúpida!

-¡¿Queréis centraros en buscar a Tsunami?! –Gritó el portero, que temía por la vida de Su amigo.

 

Mientras los chicos del Raimon empezaban una absurda discusión, Haruya que seguía en el mismo sitio que antes, veía como el surfista supuestamente desaparecido intentaba desquitarse con unas chicas que intentaban ligar con él.

Una gota de sudor resbaló por su nuca ante una situación tan estúpida.

-Yo me voy antes de que me vean estos idiotas…- Habló para sí mismo nuevamente y se encaminó nadando a su sombrilla, con Gazelle.

 

 

                                                                         XxXxXxXxXxXxXxXxX                    

 

El chico de piel morena se recolocó las gafas nuevamente sobre su cabello, y siguió ojeando la guía que tenía en sus manos.

-Mmm… Creo que Terra Mítica es una buena opción… -Se dijo a sí mismo Suzuno mientras observaba atentamente algunas fotos que incluía la guía sobre el Parque temático. –Con un poco de suerte Haruya no pondrá quejas… (N/A: Terra mítica es un gran parque temático que está situado en Benidorm. Es muy conocido y muy visitado por los turistas de esta zona)

Cerró pesadamente el libro y lo dejó a un lado. Se tumbó boca arriba sobre su toalla y cerró los ojos esperando a que Haruya se dignara a aparecer ya que empezaba a aburrirse.

Se incorporó y fijó su vista en el mar, a ver si daba con su novio. Lo buscó por unos minutos con la mirada y finalmente lo divisó nadando a toda velocidad, acercándose hacia su posición.

Suzuno se puso en pie, salió de la sombra que le proporcionaba la sombrilla de playa y empezó a avanzar  en dirección al mar para reencontrarse con Burn.

El pelirrojo llegó finalmente a la arena y al levantar la mirada se encontró con Gazelle a unos metros, acercándose a él.

-¿Te animas a bañarte?- Preguntó Nagumo algo extrañado.

- Me aburro debajo de la sombrilla ¿Sabes? –Contestó el moreno con cierto tono de agresividad, pero a Burn no le importaba, es más, le resultaba sexy cuando el moreno hablaba así.

-¿Y vienes a buscarme para divertirte?

-Yo… -El moreno hizo una pausa para pensar bien lo que iba a decir –Yo no he dicho eso.

-No hace falta que lo digas –Contestó rápidamente el pelirrojo –Es más que obvio.

-Eso es lo que a ti te gustaría –El moreno sonrió sarcásticamente y pasó al lado de Burn, adentrándose en el agua hasta las rodillas.

Al pelirrojo le gustaba cuando su chico actuaba así, y decidió seguirle el juego, se acercó a Gazelle y le abrazó por la espalda.

-¡Suéltame! –Gazelle intentó zafarse de los brazos del pelirrojo, no porque le molestara, ya que podría decirse que se había acostumbrado a ser más abierto con sus sentimientos en público, si no porque Nagumo estaba empapado y frío por haber estado nadando antes.

-Pero si te encanta –Canturreo picaronamente Burn.

-¡Me estas mojando, y estás frío! –Intentó zafarse nuevamente, pero sin éxito.

-Eso te gusta aún más-

Gazelle suspiró, estaba cansado de esa tonta discusión, así que dejó de forcejear y se dio la vuelta en los brazos de Nagumo y lo encaró.

-A veces eres insoportable –Dijo el moreno mientras le rodeaba la cintura a su novio.

El pelirrojo se acercó a sus labios, pero en vez de besarlos como esperaba el ojiazul, le mordió la mejilla cariñosamente. –Tú a veces haces que me den ganas de hacerte de todo –Susurró de forma lenta y lasciva en su oído, y después le mordió la oreja de la misma forma.

-¿P-Porque tienes que sacar siempre ese tema? –Dijo algo avergonzado el moreno.

-Por qué siempre estoy pensando en ello –Contestó orgulloso mientras sus manos acariciaban la espalda del albino, hasta llegar a sus nalgas, que no dudo en apretar sutilmente.

-O-oye Haruya… ¿P-porque no dejamos esto para cuando estemos en el hotel? –Le susurró con las mejillas pintadas de un adorable color rosado.

-Bueno… -Hizo una pausa y observó con detenimiento el rostro de su novio – Pero cuando lleguemos, haremos lo que yo diga –Soltó sin gana alguna el trasero de su querido chico y se alejó unos centímetro, hasta estar a una distancia normal.

Gazelle no contestó, pero a Haruya no le hacía falta. Sabía que Suzuno había aceptado su propuesta, y esperaba con ansias llegar al hotel.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

-¡Hiroto! –Gritó alegremente el peliverde.

-¿Qué pasa Mido?- El pelirrojo volteó para ver al chico que lo llamaba. Ambos caminaban por la playa tranquilamente, gozando del maravilloso día que hacía.

-Estaba pensando que como el helado del otro día no acabó muy bien… Podríamos comprar otro –Sonrió el pequeño moreno mientras se acercaba a su pálido amigo.

 

XxXxXxXxX Flash Back XxXxXxXxX

 

Midorikawa se sentó en la cama de su habitación nada más entrar.

-Mi helado… -Lloriqueó el moreno mirando lo que quedaba del susodicho, un cucurucho hueco.

-Vamos… no es para tanto Mido –

-¡Claro que sí! –Lo encaró con los ojitos llorosos y una expresión muy adorable le adornaba las facciones. –¡Era nuestro helado!

-¿N-nuestro? –Preguntó emocionado el pelirrojo.

-S-si… bueno… -titubeó el peliverde –Me hubiera gustado compartirlo contigo…

El pelirrojo enrojeció sin entender muy bien porque. Mido estaba tan kawaii en ese momento que era difícil resistirse.

Estaba a punto de responder al moreno cuando oyó la voz de las chicas anunciar que se  iban a la playa.

-Err… será mejor que nos cambiemos para irnos… -Dijo Hiroto mirando al suelo algo abochornado por sus anteriores pensamientos.

Midorikawa simplemente asintió y se fue al baño a cambiarse.

 

xXxXxXxXx Flash Back End xXxXxXxXx

 

-No se para que lo preguntas si lo compraremos de todos modos… -Dijo con tono burlesco el pelirrojo.

-¿Eso es un sí?

-Si… -El pelirrojo se rascó la nuca y siguió caminando al lado de su amigo el peliverde.

A los ojos de Hiroto, Midorikawa estaba realmente hermoso vestido como lo estaba ese día, Con un bañador holgado pero cortito, de color morado y con rayas verdes en los laterales, con una camiseta de tirantes muy fina de color blanco y el pelo recogido como lo solía llevar, en una coleta. Pero claro, Hiroto no se atrevía a reconocerlo.

-O-oye… Hiro… ¿E-esos de ahí no son… Suzuno y Haruya? –El peliverde señalo con el dedo a sus ex-compañeros de la Academia Alius, que en ese momento estaban en una situación algo comprometida.

- ¿…O-otra vez? –El pelirrojo cada vez entendía menos la situación. No sabía la razón por la que se encontraban tan a menudo con ellos, y porque siempre estaban haciendo cosas extrañas.

-¿Crees que deberíamos saludarlos?- Comentó el peliverde.

-No lo sé…

-Yo creo que… ya que estamos en mismo hotel que ellos, y que tarde o temprano nos veremos las caras… lo mejor sería, aunque fuera, decirles ``Hola´´.-

El pelirrojo lo miró con una ceja en alto, y finalmente asintió. Ambos se encaminaron con serias dudas a la ``Parejita´´ .

 

Notas finales:

¿Que les pareció? Bueno, acepto tooooooooodo tipo de quejas y todo eso, y espero seguir leyéndonos, muchos besos~~


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