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EL FIN DEL MUNDO por Mirelle

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen.

Notas del capitulo:

Hola!!

Bueno, hacía tiempo que no me pasaba así que he decidido guardarme una tarde libre para poder escribir una idea que se me ha ocurrido mientras tomaba el sol al mediodía. ^w^

Espero que les guste. En este caso, he escrito de nuevo algo fantástico y romántico. Narusasu. Oneshot. Espero que les guste a todos los que lo lean, especialmente a las personas que me quieren que aunque no las vea mucho, yo las quiero un montón.

Mil gracias, queridas lectoras (y lectores)!!

Sasuke corría entre los árboles. Sus pulmones estaban llegando al límite; casi no podía ni respirar, pero seguía corriendo. Sus orejas estaban dañadas por los innumerables gritos que no dejaba de oír. Se tropezó con una rama y desde el suelo observó a su alrededor. El cielo estaba teñido de rojo, los gritos de dolor y terror no dejaban de oírse, mezclados con el ruido de las alas de un pájaro al despegar. El aire olía a humo y se observaba un leve rastro de fuego en la distancia.

 

 

 

Mientras estaba sentado en el suelo, acariciándose la parte dañada de su tobillo, el moreno no dejaba de observar a su alrededor. Estaba preparado para volver a su carrera al menor ruido que oyese. Nunca creyó que eso podría ser posible.

 

 

 

Parecía muy lejos, pero era ayer mismo cuando se encontraba cenando tranquilamente con su familia. Su padre estaba comentando lo disgustado que estaba por el ocho que había sacado en el último examen, su madre estaba preparando algo más en la cocina y su hermano estaba haciéndole cosquillas por debajo de la mesa para que se riese delante de su estricto padre. Por televisión estaban anunciando algo.

 

 

 

-“Hace más de seiscientos años el filósofo Madara Uchiha anunció el fin del mundo para mañana. Este griego aseguró que ángeles oscuros subirían de los infiernos para llevarnos con ellos y que la única solución era encontrar la puerta para llegar al paraíso antes de la destrucción total. Esta predicción ha levantado mucho debate entre los especialistas, pero la mayoría están de acuerdo en que no existe el mundo divino o infernal como para que vengan unos seres mitológicos a destruirnos y…”

 

 

 

Recordaba las palabras exactas que había dicho el presentador. Después de terminar de cenar y de ver una película sobre zombis, se fueron a dormir. Los padres y el hermano de Sasuke, no se volvieron a despertar jamás. Cuando el menor levantó la vista por la mañana, se sobresaltó. La casa estaba en ruinas, sus padres estaban muertos bajo los restos y medio cuerpo de su hermano sobresalía entre los destrozos. Sasuke gritó, lloró, chilló… No sabía qué hacer. Fue entonces cuando aparecieron unos hombres y mujeres alados que estaban raptando a la gente, sumiendo al mundo en un profundo caos y terror.

 

 

 

Él había salido corriendo, y allí se encontraba.

 

 

 

Los latidos del corazón le martillaban la cabeza, sus brazos estaban adoloridos, sus piernas dormidas y su cabeza daba vueltas sin cesar. Un ruido le interrumpió. Entre los matorrales, pudo ver claramente una ala negra; otro de esos monstruos.

 

 

 

-¡No!

 

 

 

Sasuke se levantó rápidamente y reprendió su huída entre tropezones. Iba repitiendo ese monosílabo entre zancada y zancada y parecía como si se fuese a desmayar en cualquier momento. Fue entonces cuando tropezó con alguien. Sin pararse a ver quién era, empezó a correr en la dirección contraria con un grito y mientras las lágrimas descendían por sus mejillas. El desconocido le agarró con decisión por la muñeca.

 

 

 

-¡Suéltame! ¡No quiero! ¡No quiero ir al infierno! ¡Déjame!

 

 

 

El desconocido consiguió agarrar al indomable chico por los hombros y sus miradas se cruzaron. Se trataba de un hombre rubio, alto, con los ojos azules decididos. Sasuke se sintió extrañado por la calma que descubría en ellos y ésta se transmitió a su cuerpo. Lentamente, fue dejándose caer hasta llegar a arrodillarse al suelo.

 

 

 

-Tranquilo, no quiero hacerte daño… - Sasuke respiraba dificultosamente. Poco a poco, tragó saliva y dejó que el desconocido le abrazara para calmarle. Sorprendentemente, funcionó. – Venga, ya está… Vamos a salir de ésta, no te preocupes…

 

 

 

-Pero…

 

 

 

-¿Cómo te llamas? – interrumpió el rubio. Sasuke se quedó en blanco por un segundo, pensativo. Por lo mal que lo había pasado, casi había olvidado su nombre. Lentamente, pareció ir recordando todo lo que había pasado.

 

 

 

-Sa…Sasuke, creo que Sasuke. Sí, me llamo Sasuke. – sonrió. El rubio le devolvió la sonrisa.

 

 

 

-Muy bien, Sasuke. Yo soy Naruto, ¿podrás recordarlo? – el moreno asintió.

 

 

 

-Creo que sí.

 

 

 

-Muy bien. Entonces… ¿Vas a dejar que te lleve a un lugar seguro?

 

 

 

-No existe ninguno.

 

 

 

-¡Por supuesto que sí! – alegó Naruto con una carcajada. – Pero qué chico más desconfiado… No te preocupes, te voy a salvar, ¿de acuerdo? – Sasuke asintió de nuevo.

 

 

 

-¿Me vas a llevar a la puerta del camino de los cielos? Lo dijeron ayer por la tele… - la cara del rubio se ensombreció y dejó de sonreír. Giró el rostro hacia los árboles y luego observó de reojo al moreno. Finalmente se levantó.

 

 

 

-Marchémonos.

 

 

 

Naruto agarró a Sasuke de la muñeca y empezó a arrastrarlo de mala manera sin mirar atrás. Sasuke solo se preguntaba qué era lo que había dicho para que Naruto se pusiese de ese mal humor con él. No había dicho nada malo, ¿no? Tal vez Naruto se habría enfadado porqué el creía en estupideces como la puerta al cielo… ¿Habría sonado demasiado infantil con los dieciséis años que tenía?

 

 

 

En camino fue todo el rato en silencio. Lo bueno era que los gritos parecían haber callado – o se encontraban bastante lejos de la civilización – y que el cielo tenía ahora un tono azul oscuro, como si se estuviese haciendo de noche. Sasuke se preguntó si se habrían acabado ya los ataques o si Naruto y él serían los únicos que habrían sobrevivido. Con un sonrojo, se imaginó al rubio y a él mismo haciendo de Adán y Eva en la mitología bíblica.

 

 

 

Todos esos sueños desaparecieron en el mismo momento en que el menor volvió a escuchar gritos y a oler fuego.

 

 

 

-¿Qué hacemos aquí? ¿Dónde me has traído? – gritó. Naruto salió por fin del bosque y Sasuke comprobó que se encontraban en una ciudad destrozada. La gente corría arriba y abajo gritando por ayuda, los ángeles de alas negras cogían a las personas y se las llevaban volando, el fuego lo estaba quemando todo y el cielo era nuevamente rojo.

 

 

 

-Tengo algo que hacer aquí, espérame escondido. – el rubio habló por primera vez desde que se habían marchado. – No te muevas por nada del mundo, ¿entendido? Si no esos ángeles pueden cogerte y mandarte al infierno. – Sasuke asintió. – Bien, ahora vengo.

 

 

 

Poco a poco Naruto se iba alejando. El moreno se quedó exactamente donde le habían dicho – detrás de un árbol. Mientras veía con miedo y lágrimas como los ángeles se iban llevando a la gente, algo le hizo sorprenderse. Delante de él se encontraba Sakura, llena de sangre y heridas. Era la primera vez que su compañera de clase le enviaba esa mirada; una mirada indiferente.

 

 

 

Sasuke se adelantó un paso.

 

 

 

-¿Sakura? ¿Qué estás haciendo? ¿Qué te ocurre?

 

 

 

-Sasuke, debemos irnos. – anunció sin gota de emoción en la voz.

 

 

 

-¿Pero qué dices? No importa. Sakura, ven aquí detrás del árbol conmigo. Te van a matar, corre… He conocido a un chico que nos llevará a un lugar seguro. Le estoy esperando. ¡Podemos ir los tres!

 

 

 

-Sasuke, quiero llevarte a un lugar seguro. – anunció de pronto la chica, dando un paso hacia él. – Vayamos juntos, tengo que llevarte…

 

 

 

-¿Eh?

 

 

 

De pronto Sakura gritó al cielo. Un par de alas negras le crecieron de la espalda y se desplegaron, enormes y poderosas. Las plumas negras que había soltado en ese movimiento caían lentamente al suelo. Sakura observaba ahora a Sasuke con unos ojos rojos y brillantes pero una expresión muerta.

 

 

 

-Debo llevarte a los infiernos, Sasuke. Debemos estar juntos…

 

 

 

-¿Eres una de ellos…? – momentos de silencio. Sasuke observó la calle por la que se había alejado Naruto. ¿Debía abandonarle? Cuando Sakura avanzó hacia él, se le fueron las dudas. Naruto ya podría encontrarle en el futuro, lo primero era salvar su propia vida. - ¡No! – con un grito empezó a correr entrando en el bosque. Sakura empezó a perseguirle, corriendo también.

 

 

 

-Sasuke, debes ser de los nuestros.

 

 

 

-¡Y un cuerno!

 

 

 

Sakura emitió un grito parecido al de un rugido de león y se lanzó sobre el moreno con todo su peso. En el suelo, se sentó sobre su cadera y le inmovilizó las manos con una de las suyas mientras con la otra alcanzaba una espada que tenía atada en el cinturón.

 

 

 

-¡No! ¡Naruto! ¡Ayúdame!

 

 

 

De pronto sintió una ráfaga de viento en la cara y el ruido de unas alas de pájaro cuando despegan. Cerró los ojos instintivamente y notó como una pluma se le había caído en la nariz. Lentamente, abrió los ojos para ver lo que ocurría. Había un ángel negro luchando contra Sakura. Tenía el pelo largo, dorado. Quiso verle bien la cara y al acercarse a ellos, gritó.

 

 

 

Sakura estaba siendo vencida por… ¿Naruto?

 

 

 

Gritó asustado y volvió a correr. Naruto le gritó algo y emitió un gruñido. Se sacó una daga del bolsillo y se la clavó en el corazón a Sakura. La dejó desangrándose entre dolores y corrió tras Sasuke.

 

 

 

-¡Espera! ¡Es peligroso! ¡No sabes lo que te puedes encontrar, Sasuke! – había dejado de verle, pero igualmente recorría el bosque con la esperanza de encontrarle y de que le oyera. De pronto, sintió que alguien le caía encima. Sasuke le empujó al suelo y luego salió corriendo, pero el rubio fue más rápido y le agarró por la muñeca.

 

 

 

-¡Suéltame, maldito! ¡Me has mentido! ¿”Voy a llevarte a un lugar seguro”? ¡Y un cuerno! ¡Querías conducirme directamente hacia los infiernos, como los demás monstruos! Eres de lo pero, Naruto… - una bofetada rápida le selló los labios. Observó con odio a Naruto, pero le encontró con una expresión de dolor en el rostro.

 

 

 

-Perdóname Sasuke, no quería pegarte…

 

 

 

-Pero…

 

 

 

-Te lo contaré todo, pero por favor, vayamos a un lugar seguro de momento. Confía en mí. – el moreno no pudo resistirse a la mirada del mayor. Asintió con vergüenza y fue conducido hasta una pequeña cabaña cercana. Durante el camino, las alas y el pelo del rubio volvieron sorprendentemente a su posición inicial.

 

 

 

Ambos llegaron. Naruto se sentó en una de las butacas. Sasuke en el suelo. El moreno observaba a su alrededor con miedo.

 

 

 

-No te preocupes, no tiene dueños. Murieron hace dos horas.

 

 

 

Sasuke tragó saliva y sintió ganas de vomitar.

 

 

 

-¿Cómo puedes decir eso tan fresco? Los han matado… van a matarnos a todos… ¡Nos vais a matar a todos!

 

 

 

-¡Eh, no te pongas así, princesita…! Nosotros solo seguimos órdenes. Nos han mandado atacar, y lo hacemos.

 

 

 

-Así que reconoces que eres uno de ellos. – murmuró Sasuke con un gruñido.

 

 

 

-¿No te has preguntado qué somos?

 

 

 

-No me hace falta. Ya lo sé. Monstruos.

 

 

 

-No seas así, Sasuke… - bufó Naruto como molesto y cansado a la vez. Se levantó del sillón y se arrodilló junto a Sasuke, tocándole el hombro. – No somos monstruos. ¿Sabes porqué tenemos alas? Porqué somos ángeles caídos. Y los ángeles os gustan, ¿no? – intentó hablarle infantilmente.

 

 

 

-Los ángeles sí, pero los monstruos no. – Naruto sonrió. Se lanzó sobre Sasuke y juntó sus labios con los suyos propios. Solo fue un pequeño roce, pero sirvió para que Sasuke se sonrojara y Naruto se ganara un golpe en la entrepierna.

 

 

 

-He pensado que cada vez que nos llames “monstruos”, te besaré. Así no lo volverás a decir. – alegó con una sonrisa. Sasuke se la devolvió.

 

 

 

-¿Ah, sí? Pues a ver si puedes… ¡Monstruo! ¡Monstruo! ¡Monstruo! ¡Monstruo!

 

 

 

Naruto se carcajeó y le lanzó sobre el moreno, besándole repetidas veces con una sonrisa. Sasuke lo repetía tan rápido como podía, para que a Naruto no le diese tiempo de besarle entre insulto e insulto. Finalmente, los dos terminaron riendo como locos.

 

 

 

Al cabo de unos minutos de silencio mientras los dos se observaban tendidos en el suelo, el que habló fue Sasuke.

 

 

 

-¿Por qué te caíste tú del cielo, Naruto?

 

 

 

El rubio sonrió.

 

 

 

-Porqué me enamoré.

 

 

 

-¿Es que los ángeles tenéis que ser vírgenes, almas de la caridad o algo así? – se rió el moreno mientras le observaba con una sonrisa. Naruto tenía los ojos brillantes y observaba los ojos resplandecientes de Sasuke.

 

 

 

-Entre ángeles podemos, pero yo me enamoré de un humano.

 

 

 

Sasuke se sintió repentinamente incómodo. Y tonto. Sobretodo tonto.

 

 

 

Se incorporó y observó el cuadro que había en la pared, delante de él.

 

 

 

-¿Cómo es ella?

 

 

 

-No es “ella”. – dijo el rubio mientras observaba la espalda de su compañero.

 

 

 

-Entonces… ¿Es un “él”?

 

 

 

-Sí.

 

 

 

-¿Qué ha pasado con él después de la destrucción del mundo? – se atrevió a preguntar un poco sonrojado Sasuke, sin sacarse de encima los celos que tenía. Naruto sonrió.

 

 

 

-Cuando me enteré de que pensaban matarlo, quise llevarlo conmigo al infierno, así que lo fui a buscar. – anunció con una sonrisa mientras sus ojos parecían más vivos que nunca.

 

 

 

-¿Y qué pasó? ¿Ya lo habían matado? – antes de que Naruto pudiese responder, Sasuke se asustó y le observó con miedo. - ¡No pudiste ir a verle porqué te encontraste conmigo y te entretuve! ¡No me lo digas! Yo… lo siento, no lo sabía, yo… ¿Me odias? – Naruto puso cara seria y se incorporó como Sasuke. Puso sus manos en sus hombros y le besó, esta vez de forma pasional.

 

 

 

-Lo tengo delante de mí…

 

 

 

Sasuke se sonrojó al máximo y dejó que el rubio le empujara hacia el suelo.

 

 

 

-Desde… ¿Cuándo…?

 

 

 

-Desde que naciste, Sasuke. He esperado tanto tiempo para llevarte conmigo… te amo tanto… - Naruto se puso a cuatro patas sobre el chico. – Podríamos… esta noche… - el moreno se sonrojó y apartó la mirada, apenado.

 

 

 

El rubio levantó la camiseta del moreno lentamente y empezó a besar y a lamer cada porción de piel que encontraba. Sasuke pareció despertar por fin y atrajo hacia sí a Naruto con los brazos para besarle. Sus lenguas jugaban. Mientras duraba el beso, Sasuke se desabrochaba lentamente el pantalón y se lo bajaba. Naruto se encargaba solo de acariciar la cadera del menor, suave, blanca…

 

 

 

Con el pantalón fuera, Sasuke se sacó el miembro de la ropa interior y empezó a acariciarlo. Naruto se sintió atraído por el “pequeño Sasuke” y empezó a lamerlo con interés y pasión. Su propio miembro no tardó en abultar en su pantalón. Sasuke se encargó de sacarlo y empezar a acariciarlo.

 

 

 

-Creía que los ángeles no tenían sexo… - susurró Sasuke mientras observaba el miembro palpitante que tenía en la mano.

 

 

 

-Eso son chorradas que os explican vuestros religiosos. ¿Cómo no vamos a tener sexo? ¡Por favor!

 

 

 

Naruto se encargó entonces de abrirle las piernas a Sasuke, separarle las nalgas y empezar a lamer su interior mientras el moreno se retorcía. El mejor momento de la velada fue, sin duda, cuando el rubio se empezó a introducir en su interior lentamente, llenándole. Sasuke gritó de placer cuando la tuvo toda dentro y no podía evitar llorar de gusto en cada embestida.

 

 

 

-Te amo… - susurró lentamente Naruto mientras se metía más dentro de Sasuke, notando como su miembro salía bien cálido y chorreante de Sasuke. El moreno solo asentía mientras gritaba. – No lo olvides nunca Sasuke, te amo, te amo y siempre te amaré.

 

 

 

El sexo esa noche no le dolió en absoluto y además Naruto estuvo muy cariñoso.

 

 

 

-¿Estás durmiendo? – preguntó Sasuke mientras se entretenía observando como el semen mezclado con un poco de sangre salía de su entrada cuando se ponía los dedos. Naruto emitió un gruñido. - ¿Puedo preguntarte algo? ¿Dónde piensas llevarme ahora? ¿Al infierno contigo? – Naruto no respondió y Sasuke lo entendió como un “sí”.

 

 

 

A la mañana siguiente, se pusieron en marcha de nuevo. Naruto le enseñó a Sasuke lo que había ido a buscar a la ciudad: comida para el viaje y una mochila. Sasuke asintió con una sonrisa y ambos empezaron a caminar por el bosque.

 

 

 

-¿Cómo es el infierno, Naruto? ¿Está lleno de fuego y hace calor?

 

 

 

-No, en realidad… Es como un desierto. Siempre es de noche, por lo que hace bastante frío, pero la arena es fina y suave y el aire acogedor. Aunque… no te lo recomendaría, tampoco. El cielo es más bonito: tiene muchos árboles, siempre es de día y hace un clima mucho mejor que en el infierno…

 

 

 

-Ya, pero nosotros viviremos en el infierno… - susurró Sasuke mientras acariciaba con la cabeza el hombro del rubio.

 

 

 

Naruto no le respondió.

 

 

 

Tras tres días de viaje en los que no desaprovecharon una oportunidad para volver a tenerse el uno al otro, Naruto aseguró que habían llegado. Estaban en un acantilado bastante alto por lo que Naruto tuvo que sacar sus alas para bajar él y ayudar a bajar a Sasuke.

 

 

 

Una vez ahí, entraron en una cueva. Las gotas de agua caían lentamente haciendo ruiditos. Sasuke se sentía nervioso e iba muy abrazado al brazo de Naruto. El rubio estaba, por primera vez, indiferente.

 

 

 

-Ya hemos llegado, Sasuke. – anunció. Sólo hace falta que cruces este cristal y estarás a salvo completamente. – anunció Naruto con una sonrisa triste. El moreno se fijó en la fina lámina que tenía delante y le agarró la mano a Naruto.

 

 

 

-Entremos juntos.

 

 

 

-¿No ves que es muy estrecha? – preguntó incómodo el rubio. – Entra tú y luego nos vemos, no te preocupes. Dentro no correrás ningún peligro.

 

 

 

-Pero es un momento muy especial. ¡Tenemos que hacerlo juntos!

 

 

 

-No seas pesado, mi amor. – susurró el rubio mientras besaba a Sasuke. – Ahora yo… - de pronto, un rugido les interrumpió. En la entrada de la cueva, se vio la sombra de un ángel caído.

 

 

 

-Quedaba un humano vivo… - susurró mientras sonreía de forma casi caníbal. Paso a paso fue entrando. Naruto gritó y empujó a Sasuke dentro. Las últimas imágenes que tuvo Sasuke de su ángel caído, estaban manchadas de sangre. Le había protegido y…

 

 

 

 

 

Blanco.

 

 

 

Abrió los ojos, pero solo veía blanco.

 

 

 

Hizo la prueba de observarse las manos. Ahí estaban, bien, en su sitio, pero todo lo demás era blanco.

 

 

 

-Hola, ¿puedes oírme? – Sasuke reaccionó. Dejó de observar el cielo y miró la figura que tenía delante. Era una chica morena, bajita y con cara de buena. Cuando sus miradas se encontraron, ella se sonrojó. – B-Bueno, veo que estás bien… Mi nombre es Hinata.

 

 

 

-Hinata… ¿Por qué está todo blanco? – preguntó Sasuke sin siquiera preguntarse quién sería en realidad aquella chica.

 

 

 

-Oh, eso es debido a que el cielo es blanco, supongo… Ahora mismo estamos en la entrada, pero dentro encontrarás árboles y…

 

 

 

-¿¡El cielo!? Espera, espera… Aquí ha habido un error de papeleo o algo parecido… Yo debería estar en el infierno. ¡Infierno! – gruñó. Hinata se sonrojó y sacó una lista. Ella era la encargada de controlar los que entraban o salían del cielo. Aprovechando los momentos de pausa, Sasuke observó con fascinación un par de alas blancas que tenía en su espalda, que se movían a voluntad.

 

 

 

-Esto… ¿No eres Sasuke Uchiha? Sí… la foto coincide… - la modernización del cielo, pensó irónicamente Sasuke. – Bueno, si has cruzado la puerta celestial en la tierra, es normal que estés en el cielo, ¿no? No hay ningún error…

 

 

 

-La puerta… ¿celestial? Pero… - entonces recordó a Naruto y no pudo evitar enfadarse. - ¡Me mintió! El muy… me mintió… él… porqué… - se le ocurrió algo. – Perdona esto… - miró un cartelito que tenía en el pecho la chica y leyó el nombre. – Hinata… esto… ¿podrías decirme dónde está el chico rubio que me acompañaba?

 

 

 

-¿Naruto?

 

 

 

-¡Ése!

 

 

 

-Verás Sasuke… Naruto nunca tuvo la intención de acompañarte al cielo… es más, no puede ya que es un demonio… me temo que te ha estado mintiendo… - murmuró con tristeza. Sasuke se mordió los labios con dolor.

 

 

 

-Nunca…  ¿nunca quiso llevarme con él…?

 

 

 

-Sasuke, el lugar en el que te encontraste con Sakura… - susurró ella observando unos archivos. – Era la puerta al infierno, esa ciudad… Creímos que Naruto te había llevado allí para enviarte al infierno pero… entonces… cuando te salvó de Sakura… algo le sucedió. No quiso darte a los infiernos, quiso salvarte entregándote al cielo. ¿Lo comprendes?

 

 

 

-Y qué… ¿Qué ha pasado con él? – preguntó el moreno triste.

 

 

 

-Que te salvó de un demonio por lo que… - de la nada, apareció Naruto, más bello que ninguno, con una cabellera dorada y con unas alas blancas y puras. Sasuke se ruborizó. – Al salvarte de un demonio… él ha podido volver al cielo. – dijo con una sonrisa la chica.

 

 

 

Sasuke ya no la escuchaba, había corrido a abrazar a Naruto.

 

 

 

-No me esperé así las cosas, de veras… Quería que fueses solo al cielo pero…. Creo que esto es mucho mejor.

 

 

 

Sasuke asintió y besó a su amado.

 

 

 

Y así es como el mundo dejó de existir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FIN

 

 

Notas finales:

*Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. XD


 


¿Reviews para alegrar a una pobre y humilde escritora? >wO


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